Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Diablo de pelo Blanco

Parte 5

El atacante tomó una acción evasiva.

Su movimiento hacia adelante se detuvo, con el cuerpo inclinado hacia atrás muy ligeramente cuando una línea roja apareció sobre su pecho.

¿Eh? Lefiya pensó sorprendida, incapaz de expresarlo.

El sonido de una espada cortando carne había venido del espacio donde no debería haber nada.

La línea roja cortó más profundo justo debajo del cuello del hombre, y una corriente de sangre salpicó el aire.

Lefiya, Filvis y Bete observaron conmocionados cómo el hombre vestido de blanco se balanceaba violentamente en el aire con un brazo furioso.

— ¡Muchacha!

Su puño extendido golpeo algo con un afilado ¡WHAM!

Una serie de fuertes grietas resonaron después del impacto, y el cuerpo de una mujer joven se materializó en el aire.

¡¡—Perseus!!

Un brillante cabello azul agua se reflejaba en los ojos de Lefiya, permitiéndole discernir la identidad de la mujer.

Una reconocida fabricante de artículos famosos en Orario, y también la persona que Lulune les había rogado que salvaran. El líder de la Familia Hermes, Asfi Al Andromeda.

A pesar de sus graves heridas y de estar al borde de la muerte, ella probablemente se había hecho invisible —con un objeto mágico que la ocultaba— y emboscó al hombre.

— ¡—Ahora, te veo!

Un casco negro oscuro había sido destruido, desactivando su invisibilidad, y sus fragmentos estaban esparcidos por el suelo. Su voz era débil a pesar de la débil sonrisa en su rostro mientras se derrumbaba. La espada corta apretada en su puño brillaba a su lado, los ojos llenos de ira del hombre se reflejaban en su espada.

Ese era el arma que había infligido la herida en el cuello del hombre, que todavía gorgoteaba aire.

El hombre lobo, ya en busca de sangre, se lamió los labios al ver que el enemigo perdía el equilibrio.

Con los ojos destellando, Bete reanudó su ataque con una venganza.

—¡¡GRAHHHHHHHHHHHHHH!!

— ¡GOAH!

Él dio una patada frontal, recta y afilada como una flecha, acompañada de sus espadas gemelas giratorias.

Las patadas seguían llegando—una tormenta de golpes cortantes y golpes poderosos golpearon al hombre vestido de blanco.

La fuerza de cada impacto lo envió a tambalearse hacia atrás. Las cuchillas cortaron la tela que cubría su cuerpo, dividiendo la piel debajo antes de que las botas de metal martillearan el cuerpo del hombre como bolas de demolición.

Por primera vez, el hombre permitió que una de las patadas de Bete se conectara con su cara. Una red de grietas se extendió instantáneamente sobre su máscara.

—¡¡No—PRESIONES TU SUERTEEEEEEEEE!!

Consumido por una nueva ola de ira, el hombre comenzó a luchar contra el ataque de Bete.

Como si la grotesca cantidad de cortes que le cubrían el cuerpo no estuviera allí, él agarró las espadas gemelas extendidas y clavó su puño en la parte plana de las espadas, partiéndolas por la mitad. Bete aulló mientras arrojaba las armas ahora inútiles y aumentaba la velocidad de sus pies.

Ninguno de los lados estaba retrocediendo.

— ¡—¡Atraviesen, flechas de precisión!

Los combatientes se emparejaron golpe a golpe cuando Lefiya finalmente completó su hechizo desencadenante.

El arco había sido retirado, la flecha estaba apuntando, y todo lo que quedaba era dejarlo volar.

El hombre aún no mostraba ninguna señal de dolor a pesar de los terribles golpes que su cuerpo había absorbido. Incapaz de superar una defensa firme que recordaba a la de un jefe de piso, Bete no pudo dar un golpe decisivo. Si ella iba a usar magia, era ahora o nunca.

— ¿Pero cómo?

Sin embargo, Lefiya estaba dudando.

Ella había visto al hombre dominar físicamente la magia con sus propios ojos. ¿Qué pasaría si  lo que le acababa de pasar a Filvis le sucediera a ella, tal como lo había hecho la mujer pelirroja en Rivira?

La cara feroz de esa mujer superponía al hombre vestido de blanco, enviando miedo por la espina dorsal de Lefiya y congelando su mano en su lugar.

— ¡¿Qué diablos estás esperando?!

—¡!

El grito de Bete hizo saltar los hombros de Lefiya.

A pesar de estar en medio de una pelea intensa, él hizo contacto visual con ella por una fracción de segundo. Su voz hizo eco a través de la caverna alrededor de la congelada Lefiya.

— ¡Hazlo, dispara!

La mirada en sus ojos color ámbar le proporcionó el impulso que necesitaba. La duda se había ido.

Ella tiró del arco cargado y dejó que la flecha volara.

—¡¡Arcs Ray!!

Un destello de luz del círculo mágico acompañó al pilar de energía brillante que se lanzaba hacia su objetivo.

El hombre vestido de blanco vio que el rayo se acercaba directamente a él y se movió para bloquearlo de frente.

— ¿Cuándo aprenderás la lección?

El hombre extendió su brazo derecho para bloquear la magia—cuando el rayo de luz comenzó a girar.

—¡¿?!

En cuanto a hacia dónde se dirigía la flecha de la luz, este ahora estaba a punto de colisionar con las botas metálicas de Bete.

Frosvirt: un arma superior de segundo nivel. Lo que distingue a estas botas de mitril del resto fue su capacidad para absorber la magia.

— ¡Ahora de eso es de lo que estoy hablando!

El hechizo ofensivo de Lefiya, Arcs Ray, tenía la habilidad de centrarse en su objetivo.

La elfa no estaba apuntando al hombre vestido de blanco. Esta flecha mágica giraría y se voltearía hasta que se conectara con Bete.

El hombre abrió sus manos mientras el rayo de luz se curvó a su alrededor. Lefiya había interpretado correctamente lo que su compañero había estado tratando de decir. Las esquinas de los labios del hombre lobo se curvaron hacia arriba.

Su bota derecha latió con energía mágica cuando la flecha desapareció en ella.

—Púdrete en el infierno.

—¡!

Con su objetivo a la vista, Bete se acercó a una velocidad vertiginosa.

El hombre vestido de blanco se dio la vuelta para evadirlo, pero Bete no le dio la oportunidad.

Moviéndose a un rango a quemarropa, él golpeó su brillante bota directamente contra su oponente.

—¡———-!

El hombre vestido de blanco desapareció en la explosión a causa del impacto de la bota mejorada mágicamente.

Su cuerpo humeante brotó un momento después, con los brazos cruzados defensivamente sobre su pecho mientras atravesaba la habitación como un cometa.

El hombre aterrizó de espaldas, pero su impulso lo llevó a lo más profundo de la cámara, haciendo agujeros en el suelo verde carnoso mientras avanzaba. Su camino a través de las pilas de cenizas de monstruo envió unas nubes negras en el aire a su paso, todo el camino hasta que llegó a una parada misericordiosa en la base de la columna de cuarzo.

Justo cuando los agudos ecos del impacto comenzaron a desvanecerse en la cámara, los sonidos de la batalla en el otro lado también llegaron a su fin. Lulune y el resto de la Familia Hermes habían logrado derrotar a los guerreros con túnica restantes de una vez por todas.

— ¡Asfi!; Lulune fue la primera en cruzar la cámara gritando, sus aliados no se quedaron atrás.

Todo el mundo había sacado la tapa de sus pociones de alta curación en la mano en el momento en que llegaron a donde Asfi cayó, y Lulune arrojó una cascada del elixir en el cuerpo de su líder. La luz de los hechizos mágicos de curación envolvió el cuerpo de la

Asfi, completamente empapada en líquido, lenta pero seguramente abrió los ojos. Lulune estuvo a punto de llorar mientras se zambullía en un abrazo lleno de pura alegría y alivio.

— ¿Lo ..?

—Apunté a matar cuando golpeé al bastardo.

Filvis regresó al grupo, tambaleándose mientras se agarraba el hombro herido y Asfi se ponía de pie débilmente. Bete miró más allá de la elfa hacia las nubes de cenizas.

Después de haber descargado cada pedacito de energía mágica en esa patada, Frosvirt había vuelto a su apariencia normal.

No importa cuán bueno fuera el atributo de Defensa de ese hombre, era poco probable que alguien pudiera salvarse de un golpe así.

Ese poder fue posible solo por la fuerza física de Bete y la magia de Lefiya. La elfa esperó nerviosamente a medida que pasaban los momentos.

Una columna de humo se formó a partir de las cenizas de los monstruos. La nube se expandió por toda la cámara, cegándolos. Solo los ruidos de las enormes plantas carnívoras que absorbían el líquido del pilar de cuarzo se escucharon en la oscuridad.

—¿—?

La ceniza comenzó a asentarse, una luz roja penetró a través del humo.

Los que habían estado observando con la respiración contenida de repente temblaron.

Una figura humana estaba parada en medio de ella. Este avanzó unos pasos un momento después.

— ¿Qué clase de monstruo es este tipo…?; Murmuró Lulune mientras le prestaba su hombro a Asfi, quien también fruncía el ceño.

La mayoría de los cadáveres parecían más sanos que el hombre vestido de blanco, pero no obstante se mantuvo sobre sus propios pies.

Sus brazos apenas eran reconocibles después de soportar el ataque de Bete. Sus antebrazos estaban rotos en varios lugares, la piel estaba quemada y la sangre salía por las heridas abiertas. Su equipo de combate estaba hecho añicos, sus superficies, alguna vez blancas, estaban manchadas de sangre en varios lugares, especialmente a través del pecho.

Su casco blanco en forma de calavera no había sobrevivido. El cabello blanco cenizo del hombre fluía libremente.

—… Fue un buen intento.

Los pálidos labios del hombre se abrieron.

Aunque su cara estaba mirando abajo, en su mayoría escondida detrás del cabello, su sonrisa tortuosa era apenas visible.

—Sin embargo, los cuerpos dotados con Su amor no se desmoronan tan fácilmente.

Él levantó la cabeza con la boca ligeramente abierta con una mueca de desprecio. Ahí fue cuando los aventureros lo vieron.

El cuerpo del hombre estaba cambiando.

Esto comenzó con los brazos que Bete casi había destruido y el corte de la espada de Asfi que casi le había quitado la cabeza.

Las heridas se estaban cerrando por sí mismas.

— ¡Imposible—!

Lefiya no podía creer lo que veía.

Lo mismo fue para Filvis, Asfi, Lulune y Bete.

Esto no era magia curativa sino pura auto regeneración. Lefiya y los aventureros observaron con horror cómo todos los rastros de su batalla comenzaron a desaparecer del cuerpo del hombre. Los brillantes fragmentos de restos de luz de la energía mágica se elevaron de su cuerpo como vapor.

Nadie presente podría decir ni una palabra. Con la última nube de cenizas se disipó, el hombre salió a la luz y reveló su identidad.

— ¿Qué …?

Asfi fue la primera en reaccionar.

Su cara, más pálida que la de un moribundo, fue tan impactante que no pudo moverse.

— ¿Se…Señorita Filvis?

—… ¿Por qué?

Filvis tuvo la misma reacción que Asfi.

Lefiya supo que algo estaba mal inmediatamente cuando vio las expresiones en las caras de las dos mujeres y sintió la tensión en el aire.

Sintiendo la mirada de Lefiya a su lado, los labios de Filvis temblaron mientras hablaba.

—Olivas Act…

La atmósfera se puso tensa en el momento en que ese nombre llegó a oídos de los otros aventureros. El hombre vestido de blanco tuvo toda su atención.

El grupo comenzó a moverse cuando la confusión descendió sobre ellos.

— ¿Olivas Act..? El diablo blanco, ¡¿Vendetta?! ¡No puede ser!

Con su voz alterándose, Lulune parpadeó muchas veces mientras estudiaba la cara del hombre.

Era como si su memoria estuviera discutiendo con sus ojos. Le tomó todo lo que tuvo para exprimir las palabras de su garganta seca.

— ¡P-Pero Vendetta está..!

Lefiya miró alrededor confundida como la única que no recordaba ese nombre. Ella trató desesperadamente de mirar a alguien a los ojos para obtener una explicación.

Asfi quedó estupefacta, absolutamente aturdida—hasta que no pudo soportarlo más y grito a todo pulmón:

— ¡Imposible! ¡Un hombre muerto no puede estar parado aquí! Su voz aguda hizo eco en toda la cámara.

Lefiya no podía comprender el verdadero significado de sus palabras. Sin embargo, la intensidad de su expresión, así como las de Filvis y toda la Familia Hermes, hicieron que se le helara la sangre.

— ¿Un…un hombre ..?

Lefiya sintió que le temblaban los labios, pero apenas se dio cuenta de su propia voz mientras este derramaba esas palabras.

Asfi intentó disipar sus propias dudas expresando lo que sabía sobre el hombre bajo el pilar de cuarzo.

—Olivas Act… Estimado como un aventurero de Nivel Tres, fue un hombre buscado quien recibió el título de “Diablo Blanco, Vendetta”. Su dios regresó a Tenkai, y el resto de su familia fue aniquilada.

Alejándose del hombro de Lulune, ella adoptó una postura defensiva con los ojos fijos en él.

—Un conocido discípulo de The Evils… y la mente maestra detrás de la Pesadilla del Piso 27.

—¿—?

Lefiya inmediatamente se volteó hacia Filvis.

La pesadilla del piso 27. Una calamidad de proporciones inmensas provocadas por The Evils que habían reclamado innumerables vidas. También fue el evento que le había robado los aliados de su amiga y tomado su orgullo como un elfo.

Lefiya vio que todo el color desaparecía de la cara de Filvis. La elfa estaba congelada en su lugar.

—Las familias luchando en el nombre del Gremio lo acorralaron durante la batalla, y él fue devorado por los monstruos… Su muerte debería haber sido confirmada cuando se descubrieron los restos triturados de la parte inferior de su cuerpo.

Su mirada nunca dejó al hombre frente a ellos mientras ella describía su espantoso final. En medio de lo que parecía ser una pesadilla, ella habló directamente con Olivas.

— ¿Sobreviviste…?

—No, yo morí. Sin embargo, fui resucitado cuando estaba al borde de la muerte.

Olivas respondió con gran orgullo.

En la oportunidad de mostrarles su cuerpo gravemente herido— es decir, la auto regeneración que lo mantenía vivo— en su rostro apareció una expresión de alegría que saltaba de éxtasis. Luego comenzó a deslizar los dedos por las piernas, sobre el estómago y hasta el pecho, acariciando cada curva.

El cambio repentino en el comportamiento de Olivas envió otro escalofrío a la espalda de Lefiya.

Sus ojos siguieron sus manos, llevándola a notar algo muy inusual en él.

La piel de la parte inferior de su cuerpo, debajo del roto equipo de combate…

Sus dos piernas tenían el mismo tono verde amarillento que las plantas carnívoras.

Lo que es más, brillando desde debajo de la piel curándose justo debajo de su cuello estaba un cristal.

No, una piedra mágica hermosamente coloreada estaba enterrada profundamente en su pecho.

—¡—!

Esta vez, Lefiya gritó.

Los otros a su alrededor lo habían notado también. Cada uno de ellos se había puesto pálido.

La sonrisa maliciosa de Olivas se ensanchó, con sus ojos brillando. Lefiya y los aventureros habían perdido toda la calma, y el hombre quería aprovechar su ventaja. Manteniendo la herida abierta, él se aseguró de que todos pudieran ver la piedra mágica viva en su pecho.

— ¡He sido concedido para tener una segunda vida nada menos que por Ella!

El resplandor rojo de la columna de cuarzo detrás de él hacía que la cara del hombre fuera más amenazadora.

BA-DUM. El feto femenino encerrado en el orbe en la base del pilar pateó sus piernas.