Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 3

Capítulo 1: La Invitación de la capa Negra

Parte 4

Aiz cambió de rumbo. Ella siguió los ecos a través de un largo túnel hacia su fuente, una habitación cavernosa.

Árboles sin hojas, de aspecto muerto, sobresalían del suelo alrededor de la amplia habitación. Ella podía ver hasta la mitad de la cámara, lo que era suficiente para hacer visibles varias sombras voluminosas en la penumbra. Ella podía decir que eran monstruos de gran categoría —-orcos.

Las bestias estaban en una batalla contra una figura humana solitaria.

— ——¡Firebolt!

Ella escuchó otro grito antes de que un misil llameante atravesara la espesa niebla.

Los ojos de Aiz se agrandaron cuando vio la escena de un cadáver de orco humeante y un aventurero de pelo blanco con su brazo derecho extendido hacia adelante.

— ¡Es el!

El estallido de magia había iluminado momentáneamente la oscuridad. El chico estaba peleando del otro lado.

Él usaba una espada corta para contraatacar mientras esquivaba los ataques del grupo de monstruo. A pesar de que luchó para mantenerse al ritmo de todos los orcos y duendes que lo rodean, su agilidad de conejo le impidió ser abrumado por la cantidad que había.

Entonces es verdad. Él ha crecido. Ella estaba presenciando pruebas de que el chico era más que capaz de mantenerse firme en el décimo piso.

Al verlo usar magia, probablemente un hechizo de disparo muy rápido, Aiz estaba segura de que el chico podría liberarse del anillo de monstruos por su cuenta con suficiente tiempo.

Ella corrió hacia él, genuinamente sorprendida.

De repente, el chico calculó mal y esquivó un ataque demasiado tarde. Un orco empuñando un árbol muerto como un palo aprovechó su ventaja, forzando al chico a defenderse solo con la armadura en su brazo izquierdo. ¡Thwak, thwak, thwak!/sfx:aporrear El protector en su brazo se levantó para encontrarse con la corteza áspera del garrote improvisado varias veces, tomando la peor parte del impacto pero también sacudiendo al chico.

Los diablillos atacaron su espalda expuesta, prácticamente lamiéndose los labios— pero Aiz no los dejó.

—¡Gweee—!

—¡!

Un destello de luz plateado pasó y los tres duendes cayeron hechos pedazos.

El destello de su sable detrás del chico duró solo un instante. Aiz notó la sorpresa del chico ante algo que había sucedido fuera de su campo de visión, pero la batalla contra los monstruos en frente de él tuvo prioridad.

Ocultos en la bruma, una ráfaga de feroces cuchilladas atravesó el aire mientras los monstruos aullaron sus gritos de muerte.

Nadie en este campo de batalla podría seguir el ritmo de ella. Parecía como si sus imágenes residuales dieran los golpes finales. Desperate corto a los diablillos uno tras otro mientras su cabello se movía con sus movimientos. Los torpes orcos no tuvieron tiempo de reaccionar. Para el momento en que la vieron, sus cuerpos ya estaban cuidadosamente segmentados.

Después de un momento, los números enemigos se redujeron severamente.

—¡¡Lo-lo siento!!

— ¿Qué—-?

El chico se retiró apresuradamente a través del anillo roto de monstruos.

Aiz se quedó atrás, con la disculpa aterrorizada sonando en sus oídos. El ni siquiera había mirado por encima del hombro mientras corría hacia la salida. Ella se volteó en la dirección en que se había ido, pero su figura ya había desaparecido en la niebla.

Ella se congeló, completamente desconcertada. Sin embargo, todavía había  amenazas  en torno a eso que tenía que enfrentar.

Era su responsabilidad asegurarse de que nada lo persiguiera. Un latido de corazón más tarde, montones de cenizas y cadáveres de monstruos cubrieron el suelo.

—Él se fue…

Las palabras se deslizaron silenciosamente desde los labios de Aiz. Ella no había tenido la oportunidad de decir nada.

Un silencio cayó sobre el área similar a una sábana, la batalla de hace unos momentos se sentía como un sueño lejano.

Su reunión se había convertido en una batalla sucesiva que duró solo un instante.

Nunca se vieron las caras debido a la poca visibilidad. Lo más probable es que el chico no tenía idea de que había sido Aiz. Ella había venido para salvarlo… pero lo había extraviado una vez más.

—……

Entonces, un nuevo pensamiento entró en su mente. Tal vez ella le había hecho un favor.

El chico estaba apurado. Aunque había sido acorralado, había dejado pasar oportunidades de atacar en su desesperación por escapar. Era como si se estuviera apurando para ayudar a alguien.

Era solo una suposición, pero una parte de ella sentía que era eso.

Supuestamente él era un aventurero solitario, y sin embargo, muchos con los que ella había hablado habían descrito a un apoyo que lo acompañaba.

¿Qué debería hacer ahora…?

Según la información de Eina, había motivos para creer que el joven estaba atrapado en los problemas familiares de su apoyo, pero… probablemente todo estaba bien.

Sería sospechoso si ella comenzara a seguirlo de nuevo. Y… él podría usar magia. Los alborotadores de bajo nivel no tendrían ninguna oportunidad contra él ahora. Pensando en lo que había visto, Aiz estaba segura de que el chico se encontraba entre los aventureros más fuertes de bajo nivel. No había razón para preocuparse.

Pasaron unos momentos mientras pensaba, cuando de repente vio un destello, un ligero destello, por el rabillo del ojo.

— ¿…Qué es esto?

Ella cruzó las altas hierbas hacia la fuente del destello—-y encontró una pieza de armadura. Era un brazalete verde esmeralda. La luz había venido de este protector de antebrazo.

El daño a la superficie que alguna vez fue lisa mostraba la cantidad de batallas que había visto. De hecho, estaba en mal estado.

¿Fue este un raro equipo desechado por un aventurero en el Calabozo? Aiz inclinó su cabeza mientras miraba el brazalete, cuando de repente exclamó:

• ¡Oh!
• ¿Podría ser…

… qué el chico lo llevaba puesto?

Probablemente se había soltado cuando ese orco lo golpeó con el garrote. La visibilidad había sido extremadamente pobre, pero Aiz estaba segura de que había visto un débil destello verde en su brazo en algún momento.

Inclinándose, ella recogió cuidadosamente la armadura y la sostuvo como un tesoro valioso. Luego de una inspección más cercana, notó que las correas de seguridad habían sido arrancadas violentamente. Ella estaba convencida, era del chico.

Ella se quedó quieta por un momento, mirando el brazalete de color verde esmeralda en su poder.

—¿……?

Aiz levantó la vista.

El sonido de la hierba siendo atravesada captó su atención.

Un conejo hostil saltó de la hierba detrás de ella. Es probable que subiera desde un piso más bajo y se perdió en la niebla. El conejo con cuerno hizo contacto visual con Aiz por un momento antes de alejarse atemorizado. Todos los cadáveres de monstruos que cubrían el suelo habían alertado a la criatura sobre su diferencia de fuerza.

¿Fue solo un monstruo…?

Aiz no estaba tan segura. Sintió una presencia espiando sobre ella.

¿Era solo su imaginación?

—……

No.

Ella enfocó su mirada en la niebla en frente de ella.

Agarrando el brazalete firmemente en su mano derecha, ella agarró la empuñadura de su sable y lo deslizó fuera de su funda.

Había algo escondido por ahí.

—… Fui detectado, ¿No? Subestimé tu habilidad.

Unas ondulaciones pasaron a través de la espesa niebla. Momentos después, una sombra negra emergió.

La misteriosa figura estaba envuelta en una tela de color negro, y el espacio debajo de su capucha era tan oscuro que ocultaba cualquier rasgo facial. Guantes negros decorados con diagramas complejos cubrían completamente sus manos. Ni una sola tira de piel estaba expuesta.

La atmósfera indescriptible que rodeaba a la figura hizo que Aiz cuestionara si esta persona misteriosa era humana o no. Sospechando del visitante con la capa, Aiz estaba lista para atacar pero abrió con una pregunta. La voz que respondió tenía un timbre en algún lugar entre hombre y mujer; ella no estaba segura de cuál.

— ¿Tienes… asuntos conmigo?

—Sí. Sin embargo, antes de decir de qué se trata, me gustaría que bajes esa espada. La figura no identificada con la capa negra se detuvo.

De hecho, parecía estar perfectamente tranquilo. Bueno es lo que aparentaba, quienquiera que fuera, su vida estaba en manos de Aiz. Ella podría dividir a alguien por la mitad al instante a esta distancia.

—Solo deseo hablar.

La voz por debajo de la capucha decía no tener ningún motivo oculto. Aiz mantuvo su mirada fija en la persona sombría, pero apuntó con la punta de su espada al suelo.

—… ¿Quién eres tú?

— ¿Yo? Solo soy un viejo mago… ¿Quizás lo entenderías si te dijera que fui yo quien contactó a Lulune Louie?

Esas palabras enviaron escalofríos a Aiz por la espalda.

Lulune Louie era la joven chienthrope que había recibido el “cargamento” de Hashana, asesinado en Rivira. Ella dijo que un cliente misterioso la había contratado para realizar una entrega.

“Tenían una gruesa capa negra. No podría decir si era un hombre o una mujer”. La descripción de Lulune coincidía con la persona que tenía delante de ella al pie de la letra.

—Aiz Wallenstein… me gustaría encargarte una misión.

La silueta de la capa llegó al tema principal antes de que Aiz pudiera recuperarse de su asombro.

—Un número anormalmente grande de monstruos apareció en el piso 24. Un Irregular ha aparecido. Me gustaría que investigue o elimine la causa.

La sombría figura agregó que, por supuesto, habría una hermosa recompensa.

—El origen del Irregular se encuentra en la parte más interna del piso, muy probablemente… en un almacén.

Aiz no dijo nada, pero sus pensamientos corrieron.

Un Irregular del que no sabía nada dentro del piso veinticuatro… ¿por qué se le pedía que lo investigara? A juzgar por cómo había recibido esta invitación, este misterioso personaje había buscado la oportunidad de hablar con ella específicamente.

Todavía no tenía la menor pista sobre la identidad de su “cliente”. Si Aiz creía que esta persona era un mago, eso significaba que era un miembro de una familia y recibía una Bendición de una deidad. ¿Por qué estaría tan involucrado en buscar ayuda de otra familia?

El caballero femenino de cabello rubio estudió a su invitado, en busca de una indicación de su verdadero motivo.

—Otro Irregular apareció en el piso treinta—el mismo lugar donde Hashana fue enviado no hace mucho tiempo. Las similitudes entre los dos eventos son asombrosas.

Los hombros de Aiz temblaron, y su expresión cambió.

La figura cambió su postura, como diciendo: ¿puedo continuar? El borde de la capa vibró cuando la extraña voz continuó hablando.

—La mujer que dirigió el ataque contra Rivira… La posibilidad de que esté conectada con el orbe es bastante alta.

Aiz tragó saliva.

Esto fue claramente un cebo para aprovechar su interés. Ella lo sabía, pero todavía estaba conmocionada.

El  orbe—el  extraño  objeto  de  cristal  cuyo  contenido  la  había  hecho  sentir  físicamente enferma… Y la mujer pelirroja que la había llamado Aria…

Los recuerdos de esos momentos se reprodujeron en su mente.

—La situación es grave, Princesa de la Espada. Por favor présteme su fuerza. Aiz estaba preocupada.

El contenido de la solicitud de la figura negra agitó muchos pensamientos dentro de ella… Después de unos momentos, ella levantó su delgada barbilla.

—Lo hare…

Ella aceptó asumir la misión.

Cualquiera que fuera el plan de esta persona, atraerla a una trampa no era parte de eso. Después de considerar todos los detalles y posibilidades, Aiz confió en su instinto y tomó una decisión.

Por encima de todo, quería saber más sobre la mujer pelirroja y el orbe.

—Tienes mi gratitud.

Dijo la figura con capucha negra.

—Si es posible, me gustaría que salgas inmediatamente. ¿Estás de acuerdo? Aiz no estaba segura de cómo responder.

Eso significaría que ella seguiría sola… No había nada que perder, así que decidió hacer un pedido a esta persona increíblemente sospechoso.

—Um, ¿puedo enviar un mensaje? Es para mi familia…

— ¿Hmm? Oh ya veo. No hay problema. Puedes dejarlo conmigo.

La  figura  encapuchada  debe  haber  entendido  la  preocupación  de  Aiz  por  hacer  que  sus compañeras se preocupen y estén de acuerdo, por improbable que parezca.

Aunque un poco sorprendida, Aiz inmediatamente le agradeció y comenzó a escribir una carta. Metió la mano en la bolsa de su cinturón para sacar un pequeño bolígrafo con plumas—un objeto mágico ligeramente caro que podía convertir una pequeña cantidad de sangre en tinta–

-y un trozo de papel. Dirigiendo su mensaje a Loki, ella anotó algunos detalles y firmó su nombre usando jeroglíficos para probar la autenticidad. La figura encapuchada tendió la mano y guardo la carta directamente en su manga.

Había un cabo suelto que la molestaba, era la preocupación por el conejo blanco. Sin embargo, ella optó por confiar en lo que había presenciado. El aventurero se había vuelto tan fuerte que parecía una persona completamente diferente.

—Primero, ve a Rivira. Los aliados ya están allí.

—Entendido.

Luego él dio instrucciones a Aiz para que fuera una dirección específica así como una contraseña. Ella asintió.

Después de decir todo lo que se necesitaba decir, la figura encapuchada no perdió el tiempo en una pequeña charla y rápidamente desapareció en la niebla.

Aiz lo vio irse. Luego miró hacia la otra dirección y se puso en camino, con sus botas golpeando el suelo.

Su primer destino era el piso 18. Una vez que se encontrara con los “aliados” que el misterioso cliente había mencionado, todos viajarían al piso 24.

Con los pensamientos de la domadora pelirroja y el orbe girando en su mente, Aiz salió corriendo.