Youjo Senki (NL)

Volumen 4

Capítulo 6: Operación Aldaba

Parte 5

8 DE JULIO, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, CAPITAL DE LA FEDERACIÓN, MOSCÚ, GRAN SALÓN DE REUNIONES SUBTERRÁNEO

Todos los presentes estaban claramente deprimidos.

Todo lo que tenían que hacer era proponer una sola idea constructiva, pero eran fracasos inútiles preocupados sólo por lo que pensaba el camarada secretario general Josef.

Qué patético, se lamentó el Sr. Loria, quien ese día también trabajó diligentemente para la gente, la nación y el partido.

Él tenía un sueño. No escatimaría ningún esfuerzo para hacerlo realidad. Sus esfuerzos eran tan grandes que podía jactarse de ser el tecnócrata más trabajador de toda la Federación.

Y era por esa ambición que se sentía joven. O más bien, era precisamente porque tenía un sueño que valía la pena vivir. ¿Cuál es la diferencia entre un patán perezoso que no sabe lo que desean y alguien en el lageri20?

Con eso en mente, Loria se puso a trabajar por el momento.

“Para resumir el informe, Camarada Secretario General, el Ejército Imperial está concentrando una gran fuerza en la región de la frontera oriental. Parece que, como pensó, lanzarán una contraofensiva pronto.”

El informe era tan largo que no valía la pena escucharlo. En el Comisariado de Asuntos Internos, si un informe de campo no se mantenía en tres líneas, enviaría al autor al lageri por el delito de ineficiencia.

Ahora que lo pensaba, la Federación era demasiado ineficiente. La burocracia ya se estaba extendiendo, y lamentablemente, ningún sistema funcionaba de manera simple. Podía entender muy bien el por qué el Camarada Secretario General estaba irritado.

“Gracias. Ahora bien, camaradas, esa es nuestra situación. ¿Qué piensan?”

20 Un lageri es un sistema de concentración y campos de trabajo. Por cierto, los brillantes soviéticos estaban en contra del trabajo de los esclavos.

La pregunta solicitó implícitamente un plan para una solución.

Realmente, era peligroso responder las preguntas del Camarada Secretario General Josef. Si dabas una opinión y salió bien, podría recibir crédito y autoridad. Pero si tenías demasiado éxito, podría ser purgado como alguien que amenazaba su posición. Incluso si eso no sucediera, aún existía el peligro de involucrarse y luego ser arruinado por las luchas internas del partido.

Si fallabas, por otro lado, te verías obligado a sufrir las consecuencias en ese mismo momento. Con eso en mente, era obvio por qué todos miraban al Camarada Secretario General Josef con absoluta determinación, pero nadie abrió la boca.

Dicho eso…

De esta manera, los ineptos también podrían haber tenido el cuello bajo la guillotina.

Apretó furiosamente su bolígrafo y fue atrapado por la necesidad de apuñalarlo a través del documento. Esto no tenía sentido. No había tiempo que perder, y las cosas estaban lejos de ser ideales. Finalmente los enviaré a todos al lageri, decidió. Pero primero, se decidió qué hacer.

“Camarada Secretario General, hemos logrado atraer al enemigo. Ahora creo que deberíamos hacerlo para que no puedan retirarse.”

“¿Y cómo haría eso?”

“Cebemos un anzuelo y hagamos que lo muerdan. ¿Qué pasaría si cediéramos la región cerca de la frontera?”

El territorio de la Federación era vasto. Pero el desarrollo de su infraestructura se retrasó convenientemente. Para el país, era un problema, pero de la misma manera, también creaba malas condiciones para un ejército en avance.

Si la Federación pudiera atraer al Imperio a una batalla de desgaste, la ventaja sería suya. Era simple; incluso un niño podría entender mirando el mapa. El vasto territorio de la Federación, con el que podía defenderse en profundidad, era un buen aliado.

Imagina a diez personas tan fuertes que se necesitarían diez para vencer a cada una. Si esas diez personas pudieran enfrentarse a cien, podría ser difícil vencerlas incluso con sólo cien personas. Pero con cien contra uno, seguramente podrían ganar.

Si el enemigo se extendía, podrían ganar con números. Era sólo una cuestión de rutina. No había enemigo que no pudiera ser aplastado y asesinado con números, no importa cuán fuertes fuesen.

Todo lo que tenían que hacer era atraer a las fuerzas enemigas y reducirlas. O tal vez crear un lugar donde puedan atraerlos a una batalla de desgaste inútil. Por ejemplo, una ciudad cuya captura tendría efectos políticos significativos, un lugar al que no podrían renunciar una vez que la tomaran.

Una ciudad, además de no tener recursos, sería efectiva para atraerlos a una batalla urbana de desgaste. El lugar más apto cerca de las líneas del frente era Josefgrad. Sería típico para ellos ordenar al Ejército de la Federación que protegiese esa ciudad con sus vidas.

Y  si  el  Ejército  Imperial  capturara  la  ciudad,  probablemente  nunca  la  dejarían  ir.

Especialmente si nuestra propaganda seguía diciendo que la tomaríamos de vuelta.

 E independientemente de lo que sucedería si la Federación desafiara al ejército móvil del Imperio a una batalla de campo, en una batalla de desgaste, la ventaja numérica de la Federación surtiría efecto.

En otras palabras, retirarse, para el Ejército de la Federación, significaría asegurar profundidad estratégica.

El Ejército Imperial podría obtener espacio, pero el Ejército de la Federación tendría tiempo para reorganizarse.

“¡Camarada Loria! ¡Diga lo que quiera, pero eso pone en juego el honor de la Federación!”

“¡¿Estás diciendo en serio que deberíamos darle tierras al Imperio bajo la dirección de nuestro gran comandante, el Camarada Secretario General?!”

Pero las respuestas vinieron de idiotas que hacían que le doliese la cabeza. Si mirabas, podías ver cómo hacían alarde de su lealtad. Le disgustaba ser disputado por aquellos imbéciles que sólo eran capaces de seguir ciegamente.

“Cállense. Camarada Secretario General, ¿puedo continuar?” Pondré a esos tipos primero en la lista de personas para enviar a los lageri, pensó mientras se dirigía al líder formal del proceso. Al menos el camarada Josef confiaba en él.

Incluso si dijera algo que le disgustara, era por lealtad.

“… Adelante, Loria.”

Y los dictadores tendían a ser sensibles a ese tipo de cosas. Por supuesto, Loria lo sabía sólo por experiencia, pero, aun así.

De todos modos, la figura de la más alta autoridad presente agitó una mano para que los manifestantes se asentaran y permitió que Loria continuara.

“Gracias.” Loria entendió. Dio una exagerada expresión de gratitud, se puso de pie y caminó hacia el mapa en la pared.

Era un mapa que describía su situación. Lo que le dolió fue el golpe aplastante que las fuerzas de la Federación habían sufrido en Trouncenberg debido a la gran ofensiva en la que esos imbéciles habían insistido.

Pero aparentemente, el Ejército Imperial también estaba lleno de cabezas huecas.

El deseo de atacar por impulso era un defecto de los soldados en general. Loria se rio para sí mismo en su cabeza.

No entendían la naturaleza de invadir el territorio enemigo.

“Yendo al grano, si nos retiramos, podemos obligar al Ejército Imperial a una batalla de desgaste. Además, sólo al retirarnos podemos obligarlos a combatir en zonas urbanas en varios puntos estratégicamente importantes.”

Había algunas fábricas y la red de transporte en la región para considerar, pero el caos de una batalla urbana era óptimo para la Federación en este momento.

El combate en las ciudades tendría lugar a una escala bastante grande.

Para el Ejército de la Federación, que era cualitativamente inferior al Ejército Imperial, tenía un significado bastante importante.

“Esta es mi opinión personal, pero no veo ninguna razón por la que debamos pelear en el ring en el que nuestros oponentes se sientan como en casa. Queremos lo contrario. Es en los espacios reducidos del combate urbano donde podemos aprovechar la ventaja de nuestros números.”

Loria garantizaría que una batalla urbana fuera el lugar óptimo si quisieras que tropas recién reclutadas pelearan a mitad de camino decentemente. O más bien, se podría decir que no tenía otras ideas sobre cómo librar una guerra real con el Imperio.

Tenía algunos de sus oficiales políticos en primera línea informando pérdidas tanto imperiales como de la Federación.

Las proporciones nunca fueron mejores que uno a cinco.

Pero la escala del Ejército de la Federación era abrumadora. Cuando se trataba de aporrearlo en una ciudad, el combate organizado y las batallas móviles, todas esas acciones disciplinadas en las que se especializaba el Ejército Imperial… serían de uso limitado.

Con la mirada pura de un matemático, Loria calculó su victoria.

“Si podemos mantener nuestras tasas de desgaste más o menos como están ahora, el Imperio será el que se rinda.”

Si pudieran reducir sus pérdidas incluso un poco, las matemáticas difíciles le darían a la Federación una ventaja abrumadora. También podrían aumentar un poco las pérdidas de sus oponentes.

Loria se burló en ese punto.

Ah, los soldados son criaturas tan desagradables. Se obsesionan con el honor y la apariencia, además del orgullo, es demasiado.

“Pero mientras sigan ganando, la importancia de la tierra crecerá por sí sola.”

Pirro era genial porque se dio cuenta de que su victoria iba a ser Pírrica y había logrado retirarse. La mayoría de los generales se habrían cegado por su éxito y ampliado las líneas en busca de resultados adicionales.

Naturalmente, el Ejército Imperial invadiría el territorio de la Federación para aumentar sus ganancias. Pero para hacer eso, se vería obligado a participar en batallas por las ciudades.

“Una vez que eso suceda, no podrán retirarse, aunque lo deseen.”

Luego tendrían que reforzar sus unidades para reforzar sus defensas. Sí, estarían paralizados. Los motorizados que eran tan hábiles en tácticas de cerco estarían atrapados asignando más y más mano de obra para defender una posición fija.

“Entonces todo lo que nos quedaría sería abalanzarnos y recuperar nuestro territorio perdido.”

El Ejército de la Federación simplemente emplearía sus números para rodearlos a ellos.

Y tal vez sería bueno enviar algunos espías a través de un tercer país para agitar la opinión pública en el Imperio.

Entonces realmente no podrían retirarse.

“Por supuesto, para que podamos resistir hasta el final, Asuntos Internos planea enviar unidades de bloqueo detrás de varias unidades que luchan en la ciudad.”

También requirieron un poco de cebo vivo para atraerlos. Él tomaría a cualquiera que hubiera hecho comentarios contra la Federación, así como a nacionalistas étnicos y reaccionarios, y luego los aplastaría a nada contra el Ejército Imperial. Loria hablaba con naturalidad, pero internamente sentía ganas de lamentarse por los silenciosos y temblorosos ejecutivos del partido y su estupidez.

Cuando miró a su alrededor, vio algunas caras horrorizadas entre ellos.

Ustedes, con su moral falsa, sólo pretenden ser virtuosos. No podría haber una buena persona aquí, quería burlarse.

“Estoy seguro de que podremos aplastar a los imperiales usando un muro de civiles que obligaremos a ser voluntarios para el ejército y la chusma de los campos de concentración.”

Preservarían a los soldados que eran leales al sistema mientras eliminaban elementos potencialmente peligrosos al mismo tiempo.

“No, si lo expresamos de otra manera, toda la gente de la Federación resistirá heroicamente a los invasores.”

Y no sería a través de una purga sino un sacrificio por la patria. No era alguien del sistema quien realizaría las purgas sino el Ejército Imperial. No había necesidad de que el partido se ensuciara las manos.

Loria estaba sorprendido por su propia perspicacia.

Cuando sus esperanzas y sueños son los motivadores, las personas exhiben una fuerza increíble y abundante creatividad.

“Bajo el liderazgo del Camarada Secretario General, todos los civiles de la Federación se levantarán como partisanos. ¿No creen que sería maravilloso?”

“… Lo entiendo. Esa podría ser una propuesta efectiva, sí.”

Al menos todos podrían entender eso. Nadie cuestionaba los valores éticos, si tenía razón o no.

Entonces la idea fue aceptada muy fácilmente. “Gracias.”

“Muy bien, lo pondré a cargo de eso, camarada Loria. Pero sabe que el fracaso es inaceptable, ¿no?”

“Por supuesto. Por favor, déjemelo todo a mí.”

El fracaso es inaceptable… la advertencia fue acompañada por una mirada dura. Un escalofrío recorrió la columna de Loria, pero no apartó la vista. Él continuó mirando hacia atrás, determinado.

Para él, esto era parte del cumplimiento de su sueño.

“… Camarada Secretario General, odio pedir esto a cambio, pero hay una cosa.”

“Si necesita suministros, los aprobaré. ¿Qué necesita?”

“Se trata de la criminal que bombardeó Moscú. Me gustaría ser yo quien la juzgue personalmente.”

Esa… esa hada. La quiero.

 No importa lo que haga falta… haré cualquier cosa. Tengo que tenerla para mí.

“Debemos proceder con mucho cuidado… sí, con mucho cuidado con ese asunto. No puedo prometérselo, camarada Loria.”

Loria había planteado esa situación detestable frente al Secretario General, de todas las personas. Solo eso era pisarle la cola al tigre. De hecho, la mano que sostenía su bolígrafo temblaba visiblemente de rabia y humillación.

“Camarada Secretario General. Entonces, al menos, me gustaría tener a la niña.”

Sabía que era imprudente.

Pero, aun así. Hubo momentos en que un hombre simplemente tenía que actuar. “… Camarada Loria, ¿es su tipo?”

“¡Por supuesto! Er… esa no es exactamente la forma correcta de expresarlo, pero…” Había cosas que tenía que hacer, incluso si eso significaba sacrificar todo.

Hay momentos en la vida en los que solo tienes que hablar. “¿Qué?”

“Ella es lo que podrías llamar mi ideal. Me gustaría mucho, muchísimo, hacerla jadear debajo de mí.”

Pura determinación. Loria sólo podía suplicar.

¿Tener esperanza era todo lo que él podía hacer? No, él actuó. ¿Serían concedidas sus esperanzas? Eso era algo que sólo Dios sabía.

Pero Loria se había decidido. Ya lo había decidido. Si quisieran reírse de él como un tonto, los dejaría.

“… Bien. Si disipará su ansiedad, entonces lo permitiré.”

“Usted puede contar conmigo. Erradicaré todas las obstrucciones y enemigos para que esta operación sea un éxito. Garantizado.”

Y entonces Loria había adquirido las alas que necesitaba para hacer realidad su sueño. Tan pronto como terminó la reunión, se subió a su automóvil y regresó rápidamente a la sede, que estaba siendo reconstruida, para volver al trabajo.

“El Secretario General me dio permiso. Ahora… ahora sólo tengo que atraparla.”

La situación evolucionaba constantemente para hacer de su sueño una posibilidad real.

Esa sensación de satisfacción lo hizo olvidar su edad. Se sentía mareado.

Estaba convencido de que había perdido la anticipación sincera de un niño hace mucho tiempo, por lo que estaba realmente sorprendido.

“El Ejército Imperial está caminando directamente hacia mi trampa. Si esto va bien, estoy seguro de que seré capaz de atraer a ese Kampfgruppe Salamander o como se llamen a sí mismos en lo profundo de nuestro territorio.”

Pero al mismo tiempo, tenía la precaución de un adulto maduro. Tenía sus sentimientos no adulterados, pero también había aprendido a tener paciencia, lo que no quiere decir que no estaba esperando la diversión al final…

“Creo que es una razón más para poner la mejor pelea que podamos. Me pregunto cómo está la moral del ejército…”

Loria no estaba dispuesto a escatimar esfuerzos, por lo que llamó a los oficiales a cargo para preguntar. Para él, la gente sólo podía tanto antes de que lo único que quedara fuera esperar el destino. Así que haría todo lo posible para evitar arrepentimientos.

“Probablemente no muy alta. Tenemos informes de que las deserciones están en aumento.”

“Hmm, supongo que deberíamos enviar más unidades de bloqueo de lo planeado originalmente. Elija a los miembros de Asuntos Internos. Envíelos lo antes posible.”

Naturalmente, haría todos los movimientos posibles.

Como persona persiguiendo su sueño, sacrificaría todo lo que tenía por su ideal. Su devoción era lo suficientemente grande como para estar preparado para hacer un enemigo del mundo entero si fuera necesario.

“Entendido.”

“Y mejore las condiciones en los campos de concentración.” Pero también lo entendía.

Sabía la importancia de las esperanzas y los sueños. Sin ellos, la gente no podría vivir como humanos.

“Pero eso…”

“En lugar de arrojarlos allí durante diez años, deberíamos tratarlos bien durante un mes y luego enfrentarlos al Ejército Imperial. Nuestros recursos nacionales deben usarse de manera significativa.”

¿Ni  siquiera  entiendes  eso?  Aun  así,  Loria  era  tolerante  incluso  con  su  inquieto subordinado.

Era un misionero que predicaba esperanzas y sueños. La gente necesitaba felicidad. Lo que significaba que las personas, incluido él mismo, necesitaban ser felices.

“En otras palabras, incluso los prisioneros deberían ser utilizados eficientemente. Si lo entiendes, entonces hazlo.”

“D-Discúlpame. Me ocuparé de eso de inmediato.”

“Si es necesario, castiga a algunos guardias del campo… Si el progreso se da demasiado lento, también te la verás en la misma situación.”

Todos necesitaban trabajar duro. Sabía que las personas valoraban la oportunidad de perseguir sus sueños. Si su sueño se mantuviera vivo, trabajarían por ello.

“Sí, señor.”

“Mira, todo lo que necesitas hacer es lo que hay que hacer. Recuerda eso.”

Entonces, tropas. Por favor, dense prisa y muéstrenme que pueden hacer esto, deseó, apenas reprimiendo su conflicto interno.

“Muy bien. En marcha.”

Dense prisa y tráiganme esa hada.

***

18 DE JULIO, 1926 DEL AÑO UNIFICADO, LAS LÍNEAS ORIENTALES

Buen día a todos.

¿Les gusta el aire limpio y un hermoso cielo nocturno? ¿No les gustaría acostarse en la tierra en medio de una brisa suave y dulce y ver las nubes que se deslizan para siempre?

La ciudad está demasiado mecanizada y rígida en su estandarización… no tiene personalidad. Vayamos a dar un paso hacia el mundo exterior. Tengo la seguridad de que encontraremos una abundancia de la naturaleza a la que debemos regresar.

Nuestra adicción a las máquinas y la excesiva dependencia de los automóviles puede hacer que piense que caminar por la tierra es un poco loco.

Pero recuerden: nuestros antepasados caminaban. Y nosotros también. Entonces, ¿por qué no aprender de nuestros antepasados y dar un paseo al aire libre?

Ah, me disculpo. Mis comentarios introductorios han durado demasiado. Que embarazoso.

Soy el oficial al mando del Kampfgruppe Salamander del Estado Mayor, la Teniente Coronel Tanya von Degurechaff.

Mi trabajo actual es el senderismo armado.

Todo lo que tengo que hacer es seguir y seguir, en motocicleta o vehículo blindado, a través de la tierra fangosa.

Nuestra misión real es apoyar el flanco del Grupo Norte del Grupo Imperial del Ejército Oriental. Se podría decir que es la misión de patrulla de flanco del recién formado Kampfgruppe Salamander.

Bueno, escuché que nuestros amigos en el este vencieron a las reservas del enemigo invasor en Trouncenberg. Ahora el Estado Mayor no imagina que volverán a aparecer, así que relajémonos y tomemos las cosas con calma.

Sí, relájense. No quiero involucrarme demasiado. Para ser específicos, esto debería ser como un juego de Din Don Corre… para que siempre podamos escapar.

-FIN DEL VOLUMEN 6-