Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 5: A la Batalla

Parte 4

 

 

—¡Muchas gracias, Lefiya! ¡Nos has salvado!

—¿S-Señorita Tiona?

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Tiona ignoró las heridas de Lefiya y la abrazó con un gran abrazo.

El ojo izquierdo de la elfa se cerró mientras ella se estremecía de dolor, con las mejillas sonrojadas de un color rojo brillante. Lefiya no parecía demasiado orgullosa de sí misma.

Parecía tan distante como de costumbre, Aiz sonaba aliviada mientras se acercaba a su amiga.

—Gracias, Lefiya.

—Señorita Aiz…


—Te parecías a Riveria… fue impresionante.

Esas palabras la hicieron abrir sus dos ojos. Superada por la emoción que nunca antes había sentido, la elfa se sonrojó como una manzana antes de mirar el suelo. Todavía siendo abrazada por Tiona, Lefiya sintió que sus labios encontraban su camino para hacer una sonrisa.

—Sí, sí, felicidades y todo, pero aún tienes trabajo que hacer. Loki aplaudió dos veces mientras caminaba entre las chicas.

Los empleados del Gremio seguían corriendo como locos. Era demasiado pronto para bajar la guardia.

—Tiona y Tione, ¿Les importaría ir al subterráneo?; Asegúrense de que no hay nada ahí abajo.

—¡Sí, sí, lo haremos!

—¿Cómo te sientes, Lefiya? ¿Podrías ir con la señorita del Gremio para recomponerte un poco?

—Ah, sí, lo haré.

La mirada bermellosa de la deidad luego cayó sobre Aiz.

—Busca a los monstruos restantes. Estoy contando contigo.

—Entendido.

El grupo se separó para seguir las órdenes de Loki. Sólo Aiz y la diosa quedaron de pie sobre el hielo.

— ¿Entonces, nos vamos?

—Sí.

Las dos comenzaron a regresar al coliseo cuando inmediatamente— El sonido de ánimos y aplausos a lo lejos llegó a sus oídos.

Pero para su sorpresa, no venía del Coliseo.

El sonido provenía del sureste, cerca del segundo “Laberinto” de Orario —La calle Dedalus.

***

 

 

El sol se hundió en el cielo occidental, ya medio escondido detrás de la muralla de la ciudad.

Las cuatro chicas caminaron hacia casa por la Calle Principal Norte, bajo un cielo de brillante color amarrillo y naranja.

— ¡Haa! Fue un día largo.

—Un día muy agitado, A decir verdad.

Lefiya hizo una mueca al responder el comentario de Tiona. Sus heridas habían sido tratadas y su cuerpo carecía de cicatrices, pero su ropa una vez refinada estaba en todo un caos.

El incidente de hoy se había resuelto en su mayor parte. Gracias a La Familia Ganesha y los esfuerzos del Gremio, no hubo víctimas y los daños a la ciudad se mantuvieron a un mínimo. Sin embargo, el perpetrador seguía libre. Nadie sabía la identidad o el motivo, ya fuera una simple broma o el primer paso de un elaborado plan.

—Parece que el Gremio y La Familia Ganesha estarán con una amistad frágil por un tiempo. Era su responsabilidad mantener a todos a salvo.

—¿Tal vez eso es lo que el causante de esta travesura estaba ..?

—Podrías estar en lo cierto.

Aiz escuchó la conversación de Lefiya y Tione mientras miraba su propio cuerpo. Una punzada de tristeza pasó por sus ojos.

—¿Qué pasa, Aiz? ¿Sucede algo?

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—… Tiona.

Aiz alzó su mirada hacia la amazona y sus hombros se encogieron con disculpas. —Lo siento; dijo débilmente.

—Tus ropas, están arruinadas…

—….

Aunque en ninguna parte era tan mala como la de Lefiya, varias costuras en la ropa de Aiz estaban rotas y el dobladillo estaba deshilachado. La parte superior blanca una vez prístina era ahora una mancha gris.

Su ropa no fue hecha de tela flexible, a comparación de la fuerte de la tela de batalla para el calabozo. Por supuesto que no serían capaces de soportar ese tipo de castigo.

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Aiz parecía atrapada por su propia tristeza, sin saber cómo proceder. Tiona hizo contacto visual con ella y sonrió gentilmente.

— ¿Vamos a comprar algo más otro día?

—…Por supuesto.

La sonrisa de Tiona era deslumbrante bajo la luz roja del sol. Aiz no pudo evitar hacer lo mismo.

Sus mejillas se sentían cálidas con lo último de los rayos del sol.

—…

Su espíritu se alzó por la amabilidad de Tiona, la mente de Aiz una vez más se dirigió hacia el chico de pelo blanco.

Justo como pensaba, él había estado en la Monsterphilia.

Después de que las chicas se habían separado, ella y Loki persiguieron al último de los monstruos que escaparon del Coliseo. Pero fue el chico quien lo mató al último.

Aunque ella lo vio sólo de pasada, Aiz agradeció que ella lo conociera hoy.

Bell…

Su nombre aún permanecía en su memoria.

Su mente estaba clara; Ella encontraría una manera de disculparse. Pero había algo más, también.

Parte de ella estaba feliz de que el novato que recordaba había derrotado a un monstruo que debería haber estado bien fuera de su liga.

***

 

 

Esto sucedió en la Calle Principal Este.

Ella había llegado a la entrada de la calle Daedalus, pero ya había cientos de personas. Todos celebraban el regreso de un valiente aventurero.

Había muchas personas felices en un solo lugar.

Un joven aventurero había superado su miedo y matado a un monstruo.

Él había pasado de ser el hazmerreír en el bar a ser alabado como un héroe… y eso la hacía feliz.

Aiz alzó su mirada hacia el oscuro cielo con su habitual expresión lejana.

—Oye, ¿Dónde está Loki?

Las chicas estaban prácticamente en la puerta de su casa cuando Tiona notó que su diosa estaba desaparecida.

—Ella dijo que le surgió algo importante. Además, llegará tarde, así que dijo que no le guardaran su cena.

—¿Bebiendo otra vez? ¿Después de lo que pasó hoy? ¡Ella es otra cosa!

—¿Tal vez debía encontrarse con otro dios…? El sol se hundió aún más.

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Las sombras de las chicas de cada edificio crecieron mucho y fueron absorbidas por la sombra de la muralla de la ciudad.

El crepúsculo alcanzó a Orario.

***

 

 

Las lámparas de piedras mágicas de todos los colores imaginables iluminaban el distrito comercial, en el sur de Orario.

El cielo nocturno se alzaba sobre la ciudad, pero este barrio estaba muy vivo. Los seres humanos y semi-humanos de todas formas y tamaños rozaban sus hombros mientras iban emocionados a los teatros a los bares y viceversa. Los aventureros con armadura se destacaban entre la multitud. Incluso unas pocas deidades se mezclaban con las masas.

Un bar particularmente elegante estaba situado en una esquina del distrito de compras.

Loki y Freya estaban sentadas alrededor de una mesa en una habitación tan amplia y bien decorada que era apta para un rey.

—Vaya, vaya, ¿Qué puede ser tan importante para que me llamaras a esta hora?

—Ya tienes alguna idea, supongo.

Ambas diosas sonrían. Ellas tenían vasos de vino en las manos, pero tampoco tomaron un sorbo.

Freya parecía completamente relajada. Loki, sin embargo, sonreía como un niño que acababa de descubrir un secreto.

—Tú eres la que causó la escena en el festival de hoy.

—Esa es una acusación muy grave. ¿Tienes alguna prueba?

—No hay necesidad que haga búsqueda en vano. Los hechos son hechos. Nadie más que tú podría haber hecho eso.

Loki tragó el vino caro en su vaso como si no fuera nada más que agua antes de continuar.

—Encantados, encantados, encantados, todos estaban encantados. Pasaste por la espalda de todos los chicos de Ganesha y el gremio. Entonces, ¡Ta-daa! No más mirones. ¿No es cierto?

La belleza de Freya podía “encantar” a miles de personas a la vez.

Ningún razonamiento podía mantener a raya a su belleza. Los instintos se apoderaron como un sentimiento de éxtasis sobre los ojos de ella. No era raro que los seres particularmente vulnerables se enamoraran locamente de ella a primera vista. Su atractivo era lo suficientemente fuerte como para envolver algunas deidades alrededor de su dedo. Los hijos de Gekai no tenían oportunidad.

Esto sucedía tanto que incluso los monstruos podrían caer bajo su hechizo.

—Ninguno de los prófugos lastimo a alguien. Por lo que he visto, buscaban algo. Algo que una diosa con más tetas que cerebro quería encontrar.

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Señalando que ningún monstruo vivo rechazaría la oportunidad de obtener carne fresca, Loki hizo su argumento final.

—La única que podría cambiar a esos monstruos asesinos en osos de peluche peligrosos eres tú. Simple y sencillo. No sé qué demonios estás intentando hacer… pero eres la parte culpable.

—Fufu es cierto, es exactamente como dices.

—Ho-ho, lo estás tomando bien.

Loki sonrió de oreja a oreja después de que Freya confirmara su teoría sin negar nada.

— ¿Quizá el Gremio quisiera oír hablar de esto? Me pregunto qué tipo de penalidad habrían preparado para ti…

Freya seguía sonriendo a pesar de las amenazas veladas de Loki.

Ella cerró sus ojos y se sentó un momento. Luego levantó sus párpados lo suficiente como para destellar unos rayos de confianza de color plata en su contraparte. Entonces ella habló.

—El manto de plumas de águila.

—¿Huh?

—La túnica que te presté aún tiene que encontrar su camino de regreso a mí. Si quieres venderme al Gremio, me gustaría que me lo devolvieras de antemano.

Los labios sonrientes de Loki repentinamente se pusieron flojos.

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—¿Qué…? ¿Estás hablando del gran plumoso de Tenkai? ¡Lo tomé prestado! ¿Por qué lo quieres de regreso después de tanto tiempo? En serio, ¡No puedo batirlo con el aire!

—Ese no es mi problema. Pero, por supuesto, no eres del tipo que vuelve a cumplir una promesa hecha a una diosa, ¿verdad?

La mirada de Freya se intensificó, con las esquinas de sus labios apuntando hacia arriba. Loki se esforzó por encontrar una respuesta.

—Bueno, pero ya sabes… Realmente me gusta. Sería triste verlo ir…

—Si estás dispuesta a callar los acontecimientos de hoy, y sobre mis actividades en el futuro… Te ofreceré la túnica por tu silencio. ¿Tenemos un trato?

Loki no se movió. Sabía exactamente lo que Freya estaba diciendo, lo que todo significaba. Su mejilla se contrajo mientras su mente corría, pensando las opciones.

Maldita sea, ella se juraba mientras descansaba su barbilla contra la palma de su mano.

—Eso es sucio, trayendo esto del pasado.

—Lo dice la persona que trata de chantajearme.

Freya rodó sus hombros, disfrutando del momento. La sonrisa de Loki había sido reemplazada por un ceño fruncido mientras se inclinaba hacia la mesa. Ella golpeó su espalda contra la silla del sofá como un niño aburrido. Los suaves cojines absorbieron el golpe mientras el cuerpo de la deidad se hundía en ellos.

—Gahh, no actúes tan poderosa, eso me molesta. Mis queridos hijos tienen el extremo corto del palo debido a este juego. También me han maltratado. Se agradecida.

—¿…?


Freya parecía confundida.

Eso era muy raro para la Diosa de la Belleza. Los estrechos ojos de Loki se estrecharon.

— ¿Qué pasa con esa cara? No hay necesidad de jugar al tonto. Ya sabes, la décima. La floreciente serpiente con los dientes grandes ¿Esa cosa verde?

—… Sólo liberé a nueve monstruos.

—… Mientes, fueron diez.

—Digo la verdad. Todo lo que quería hacer era distraer a tus hijos y a los de Ganesha. No era mi intención destruir nada.

Ella continuó diciendo que era sólo una broma para hacer un poco de ruido. Ambas diosas ponían sus caras más serias.

Se dieron cuenta de que sus historias no se alineaban, como botones que pasaban por el agujero equivocado de una camisa.

—…Muy bien entonces, ¿De dónde ha salido esa bestia?

—No tengo ni idea. No tengo idea de dónde sacaste esa historia. Ellas se quedaron en silencio.

Todavía haciendo el contacto visual, un humor pesado descendió alrededor de Loki y Freya.

***

 

 

La luz de la luna borrosa flotó a través de la fina capa de nubes.

Las estrellas plateadas centelleaban desde cada rincón del cielo nocturno.

Las ruinas de un edificio antiguo permanecían en silencio en esta tranquila noche.

Sólo el marco de piedra permanecía de pie, alrededor de los trozos de madera que alguna vez fueron paredes. La ciudad de Orario brillaba tanto como un faro, incluso a esta hora, y sin embargo ninguna de las innumerables luces cayó sobre la ruina. Este estaba envuelto en la oscuridad.

Una figura estaba debajo de las vigas de piedra, con la cabeza y los hombros delineados por la luz de la luna.

Un ser solitario al acecho en la oscuridad.

— Lord Dionysus.


Una voz gritó a la figura.

La mujer apareció aparentemente de la nada. Ella se acercó a la figura sin hacer un sonido. La luz de la luna iluminaba un cuerpo femenino con sus orejas largas en forma de hojas y la piel tan blanca como la nieve.

La figura se volteo para mirar a este recién llegado, entrando y saliendo de la oscuridad a su antojo.

Las nubes se alzaron. La luz de la luna inundó la ruina a través del enorme agujero que alguna vez fue el techo. Los rasgos del dios que acechaba salieron a la luz.

— ¿Pudiste recogerlo antes que el Gremio?

—Sí, se lo mostrare.

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La sonrisa real de Dionisio no se encontraba en ninguna parte. La elfa, una de sus seguidores, le tendió la mano.

Dionysus sacó el artículo envuelto de su palma.

Sacando las cubiertas, él lo cogió entre su pulgar e índice. Él sostuvo la cosa a la luz de la luna y entrecerró sus ojos.

—Esto podría ser más problemático de lo que vale la pena…

Entre sus largos dedos había una piedra mágica con un centro rojo brillante. Este brillaba a la luz de la luna.

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