Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 5: A la Batalla

Parte 2

 

 

—Ah, ja, ja, parece que no vamos a tener oportunidad.

Tiona gruñó mientras las tres chicas se detuvieron. Ellas habían estado saltando de tejado en tejado a través del distrito residencial buscando a los monstruos, pero siempre Aiz conseguía llegar primera.

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A este paso, ninguno de ellos podría alejarse de ella, y la presencia de las chicas aquí no tendría sentido.

Aiz despegó de nuevo en otra dirección. El cabello y la ropa de la chica estaban bailando en su estela.

—Se siente como que nos ofrecieran dulces, pero alguien se los comió…

— ¿Oh? ¿Tú también?

—… U-umm, ninguna de las dos tiene armas o armaduras. Estoy sorprendida de que puedan decir cosas como esas.

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De hecho, ninguna de ellas tenía nada de su equipo en absoluto. Grandes espadas y un bastón solo bloquearían su punto de vista en las gradas, y Tione no quería sentarse accidentalmente en uno de sus cuchillos. Vestir una armadura a la fiesta habría sido igual de incómodo.

Pero pequeños detalles como este no molestaría a las gemelas Amazónicas. Ellas confiaban en su capacidad para luchar siempre y cuando pudieran apretar sus puños, pero Lefiya ni siquiera podía comprender la idea.

—¿…?

—¿Tiona?

—¿Ocurre algo?

La chica tenía el ceño fruncido, en un estado de alerta. Encorvada y mirando hacia la izquierda y la derecha, ella se parecía a un gato callejero tratando de averiguar si se debía luchar o huir.

Ella miró a su hermana y le dijo:

—¿El suelo se está sacudiendo?

—… Ahora que lo mencionas, sí.

—Tal vez es sólo… ¿Un terremoto?

Pero todos sabían que el temblor era demasiado local para ser un terremoto. Sólo las casas en esta zona temblaban. La torre de Babel estaba firme como una roca en el Parque Central. Las chicas sabían que algo estaba muy mal.

Sus sentidos se habían agudizado por sus años en el calabozo. El escuchar un ruido inesperado fue una señal de lo que vendrá.

Entonces.

Una explosión estalló desde el nivel de la calle en el momento que las chicas se prepararon.

—¡¿?!

Las tres se voltearon en esa dirección y vieron una pira de humo elevándose hacia el cielo a menos de una cuadra de distancia.

—¡¡EE-EEEEEEKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKK!!

El grito de una mujer cortó a través del aire.

El humo y el polvo flanquearon mientras comenzaba a aclararse. Fue entonces cuando un monstruo largo en forma de serpiente apareció a la vista. Su cola todavía estaba saliendo de entre las piedras del pavimento roto.

Las tres chicas sentían un escalofrío corriendo por sus espinas. Todos sus rostros se pusieron en un tono más pálido.

—¡¡Tione, éste va en serio!!

—Es nuestro turno.

Las gemelas corrieron hacia adelante.

Lefiya salió disparada justo detrás de ellas. Las chicas corrieron por los tejados, saltaron y aterrizaron delante de la bestia.

—¿De qué esquina del calabozo sacaron los chicos de Ganesha a este monstruo…?

—¿Es esta una nueva ..?

El bulto de una “cabeza” de serpiente se inclinó hacia adelante cuando el último humo se disipó.

La piel lisa de color verde pálido cubrió su largo y delgado cuerpo. El bulto en la parte delantera de su cuerpo no tenía boca u ojos o cualquier otra cosa para identificarlo como una cabeza. De hecho, estaba formado más como una semilla de girasol. Este “veía” a las chicas, pero ellas no sabían cómo podía verlas.

Una serpiente sin rostro miraba hacia abajo.

—Tiona, librémonos de este.

—Suena divertido.

—Lefiya, inicia un encantamiento por si necesitamos apoyo.

—S-sí.

Tione dio órdenes a los demás mientras tomaban posiciones alrededor del monstruo.

El suelo volvió a temblar mientras el monstruo cambiaba su atención hacia las gemelas embistiendo a toda velocidad.

Un momento más tarde, este utilizó todo su cuerpo como un látigo plantado en la tierra para atacar a las chicas de frente.

—¡!

Las Amazonas saltaron rápidamente fuera del camino.

Piedras volaron en todas direcciones mientras el cuerpo de la bestia golpeaba las calles. Fragmentos volaron a través de las casas y edificios de los alrededores, abriendo innumerables agujeros. Otra nube de humo y escombros llenó la calle con unos diez metros de ancho.

Crick, Crick, Crick/tirón. El cuerpo del monstruo hizo un sonido verdaderamente desconcertante mientras se incorporaba una vez más. Tione y Tiona anduvieron en círculos alrededor de la criatura para atacar desde atrás.

—¡¿?!

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— ¡¿De que esta hecho esta cosa, acero solido?!

Un dolor agudo disparó a través de sus brazos en el momento en que sus golpes conectaron con la criatura.

La piel del monstruo repelió el ataque

A pesar de estar desarmadas, las gemelas amazónicas eran aventureras de primera clase. Cientos de miles de monstruos habían sido literalmente desgarrados por sus manos. Y, sin embargo, ninguna de ellas podía dañarlo. Todo lo que sus poderosos puños habían hecho era hacer que la criatura se encogiera. De hecho, la armadura de la criatura había infligido más daño en ellas.

Tiona sacudió su mano derecha tan rápido que se pareció a una mancha borrosa, con sus ojos abriéndose en estado de shock.

—¡¡—!!

La criatura soltó un feroz rugido furioso. Tal vez sus ataques habían causado un daño después de todo. Este comenzó con violencia a azotar su cuerpo alrededor, como un toro furioso tratando de destrozar un jinete.

Las gemelas se retiraron rápidamente a una distancia segura antes de encontrar unos nuevos puntos de ataque.

—¡No podemos acabar esto con nuestros puños!

—¡Ah, lo que daría por una espada en este momento!

Las chicas gritaron de ida y vuelta mientras aterrizaba golpe tras golpe contra el monstruo pero no parecían poder conseguir un golpe decisivo.

El monstruo era muy rápido para contraatacar, pero las chicas eran demasiado ágiles. La criatura con forma de serpiente había convertido la mayor parte de la calle en escombros, pero aún tenía que hacer contacto con sus oponentes.

Ninguna de las partes podía obtener ventaja. La batalla estaba en un punto muerto, pero ninguna de las partes se echaba para atrás.





Mientras tanto, Lefiya había encontrado cobertura fuera del rango de ataque del monstruo y comenzó a lanzar un encantamiento.

—Rayo de luz que se libera, ramas del árbol sagrado. Tú eres el maestro del arco.

Ella tenía el bastón para ayudar a enfocar su energía mágica. Por lo tanto, ella pegó su brazo hacia adelante y concentro su energía en su palma.

El encantamiento valoraba la velocidad sobre el poder destructivo. Si bien no podría acabar con hordas de enemigos, era más aplicable a una amplia variedad de situaciones de combate.

Aún mejor, la criatura estaba completamente distraída por los ataques de Tiona y Tione. Ni siquiera había mirado en la dirección de Lefiya. Ella tenía un montón de tiempo para concentrarse y esperar a una abertura.

La voz de la elfa fluía como una melodía musical mientras un círculo mágico dorado se extendía debajo de sus pies.

—Suelten sus flechas, hadas arqueras. ¡Perforen el objetivo con la mayor exactitud!

El hechizo se había completado. Todo lo que quedaba era concentrar toda su energía mágica a un solo punto y tirar del “gatillo”. Repentinamente—

La criatura se apartó de las gemelas y miró directamente a ella.

— ¿Huh?

El corazón de Lefiya dio un vuelco. La rápida reacción de la criatura ante la nueva amenaza hizo que su columna vertebral se enfriara.

El monstruo que la había ignorado completamente hasta ahora de repente tenía su cabeza sin rostro apuntando directamente a ella.

Las amazonas ya se estaban alejando del camino— Lefiya supo en ese momento que esa criatura era sensible a la energía mágica.

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La comprensión llegó un segundo demasiado tarde. Un repentino impacto le desgarro el estómago.

——Ah.

Un zarcillo de color verde pálido había salido del suelo a sus pies.

Sin ninguna armadura para absorber el golpe, Lefiya sintió la extremidad verde, tan gruesa como el brazo de Lefiya, golpeando con un paño normal.

— ¡Ka-AHH!; La sangre salió de su boca, salpicando el suelo. Ella podía sentir cada crujido antinatural dentro de su abdomen mientras más sangre salía de su boca.

— “”¡¿LEFIYA?!””

El golpe noqueó a la elfa. Sus ojos rodaron dentro de su cabeza mientras ella volaba hacia atrás.

¡Thud/Golpetazo! Ella aterrizó sobre su espalda, con su cuerpo contraído.

Tiona y Tione gritaron con todo sus pulmones y se apresuraron en ayudarla. La figura femenina de la elfa era mucho más delicada que el suyo propio. Un golpe como ese podría ser fatal.

Lefiya dejó de moverse y permaneció inmóvil.

El zarcillo que estallaba desde el suelo comenzó a moverse. Al mismo tiempo, la criatura comenzó a cambiar.

Este levantó su cabeza protuberante hacia el cielo. ¡Crick! ¡Crick! Aparecieron líneas— y floreció.


—¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

Su rugido resonó por las calles.

Muchos pétalos se extendían hacia la luz del sol.

Cada uno de ellos era de un ominoso color rojo oscuro.

Todos se encontraron en el centro, una gigantesca boca llena de colmillos. El polen se sacudía con cada movimiento.

La carne dentro de su boca era de un color rosa claro. Su piedra mágica era visible en lo profundo de su garganta cuando la bestia regresaba hacia su presa.

—No es una serpiente… ¡¿Sino una flor?! Gritó Tiona con horror.

El largo cuerpo era en realidad un tallo. El bulto de cabeza sin rostro resultó ser un capullo. La feroz flor carnívora volteo su aterrador rostro hacia Lefiya.

Varios zarcillos más estallaron desde el suelo mientras el cuerpo de la criatura se deslizaba hacia la elfa indefensa.

—¡¡Lefiya, levántate!!

— ¡GAHHH, fuera de mi camino!

El camino de Tione y Tiona hacia su aliada fue bloqueado por los zarcillos. No importaba cuántas veces golpearan una de las extremidades de color verde pálido hasta el suelo, estos se levantarían de nuevo. Lefiya yacía inmóvil en medio de un bosque retorcido de raíces.

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Las gemelas amazónicas gritaron mientras la cabeza del monstruo rondaba sobre su aliada.

***

 

 

¡No! Pensó Lefiya.

El largo cuerpo de la criatura bloqueaba el sol. Moldeada en la sombra, su cuerpo no se movería, sin importa cuántas veces ella suplicara para que se pusiese de pie. La nube de polen que la rodeaba se había vuelto tan gruesa que era difícil respirar. Incluso ahora, ella podía oír las gotas de saliva que caían de la cabeza y aterrizaban junto a su cara.

Los gritos parecían lejanos. Algunos residentes no habían evacuado a tiempo y ahora miraban aterrorizados mientras la criatura se preparaba para devorarla. Los empleados del gremio y los aventureros hicieron todo lo posible para guiar a las desafortunadas almas a un sitio seguro lo antes posible.

¡¡No, NO!! Lefiya gritó en su cabeza.

Ella ordenó que sus brazos y piernas se movieran. Cualquier lugar era mejor que aquí. Ella llamó a cada músculo, cada tendón, cada nervio para alejarla de esta criatura.

Pero todo fue por nada. La boca de la criatura se acercaba y no ella podía moverse.

— ¡Aa-AAA!;

Al final, un sonido escapó de su garganta.

Sus ojos nublados reflejaban nada más que los colmillos entrantes del monstruo y los pétalos de sangre.

¡NO, NO, NO DE NUEVO!

Es lo mismo que antes. ¿Por qué siempre es así? Eso va a suceder de nuevo.

Alguien más va a—

— ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Unos rayos de oro y plata brillaban ante sus ojos.

La cabeza de la criatura fue cortada de su cuerpo. Lefiya vio un cabello rubio brillante a través de sus dolorosas lágrimas.

No por el dolor físico, sino porque esa increíble chica la había salvado una vez más.

***

 

 

Los gritos finales del monstruo resonaron por las calles cuando su cabeza se estrelló contra un muro de piedra.

Aiz había llegado en el último momento posible, cortando el cuello de la criatura con todas sus fuerzas. Ella aterrizó con gracia en lo que quedaba de la calle de piedra y se volvió para hacer frente a sus aliados.

El cuerpo entero del monstruo estaba convulsionando. Había estado a pocos segundos de devorar a Lefiya, pero ahora su cuerpo sin cabeza se había derrumbado al suelo junto a ella. Este se retorció y tembló unos instantes antes de detenerse.

— ¡Aiz!

Los zarcillos que habían mantenido alejadas a las amazonas cayeron blandos en la calle. La chica humana miró a su alrededor y supo que había llegado a tiempo.

Su magia le había alertado de la presencia de un monstruo no reportado en el momento en que había matado al sexto fugitivo del festival. Al igual que Tiona, Tione y Lefiya, ella se lanzó a la batalla. Ella vio a la maga tomar un golpe directo. Gracias a la ayuda del viento, Aiz logró entrar en la batalla a tiempo para evitar la muerte prematura de Lefiya.

Aiz vio a las gemelas corriendo hacia ella, pero dirigió su mirada hacia la elfa. Lefiya seguía inmóvil en el suelo. Aiz dio un paso hacia ella cuando de repente— El suelo delante de ella empezó a agrietarse.

—¡…!

Un momento después, el ruido de la calle llegó a sus oídos.

Aiz tomó una postura defensiva mientras las piedras a su alrededor se sacudían con fuerza suficiente para dejar el suelo.

—¿A—Ahora qué?

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—¡¿Hay más?!

Los tallos de color verde pálido se elevaron de la tierra mientras las gemelas gritaban entre ellas.

Tres de ellos, alrededor de Aiz.

Levantándose como barras de una jaula viviente, los brotes se abrieron de par en par y mostraron sus colmillos en la chica atrapada en su interior.

Su húmedo aliento estaba caliente en su rostro. Aiz frunció el ceño y miró a cada uno de sus oponentes a la vez— cuando, sin previo aviso…

¡SNAP/Chasquido! Una telaraña de grietas corrió por el estoque un segundo antes de que se rompiera.

— —-

—Huh—

— ¿Qué…?

Las palabras salieron de Aiz y de las gemelas mientras las tres chicas observaban las astillas de metal caer al suelo.

La espada no podía soportar la combinación de Airiel y el estilo de lucha agresivo de Aiz. Empujado más allá de su límite, el arma cayó literalmente a pedazos.

Ella había olvidado su propia situación en el momento crucial— Aiz mató a todos los monstruos con la espada como si estuviera usando a Desperate. Los últimos fragmentos del arma brillaron a la luz del sol cuando aterrizaron a sus pies.

Alguien iba a estar muy enojado con ella.

La primera cosa que salto a la mente de Aiz no era la situación peligrosa de estar desarmada contra los enemigos poderosos sino el hecho de que ya no podía devolver el Rapier a su legítimo propietario.

—¡¡—!!

Las plantas carnívoras aullaban.

Los colmillos de las tres convergieron en ella a la vez. Aiz saltó rápidamente fuera del camino.

—¡!

Una pequeña brizna del estoque todavía permanecía unida a la empuñadura en su mano derecha. Aiz la trajo sobre el monstruo más cercano.

El dolor le disparó instantáneamente a través de su muñeca mientras la piel de la bestia rechazaba lo que quedaba del filo.

La ayuda del viento no hizo ninguna diferencia. Aiz echó una mirada al cuerpo intacto de la criatura y dejó de intentarlo de nuevo.

—¿Por qué nos están ignorando? ¡Esta vez es Aiz!

—¡¿Pueden sentir la ..?!

No importa cuántas veces Tiona y Tione golpearan a los monstruos, los tres permanecieron persiguiendo a la chica humana.

Aiz evadió y esquivó su camino lejos de Lefiya. Las cabezas se turnaban para romper el aire y estrellar sus dientes en la calle. Mientras tanto, más zarcillos del suelo emergieron para proteger sus cuerpos contra los ataques de las amazonas.

—¡Aiz, deshazte de tu Magia! ¡Te seguirán hasta que lo hagas!


—Pero…

—¡Podemos tomarlos de uno en uno!

El cuerpo de los monstruos parecidos a las serpientes se estrellaron contra una línea de puestos callejeros cercanos, enviándolos a volar en su búsqueda de la chica rubia.

Las gemelas amazónicas llamaron a Aiz cuando saltaban y salían del camino de los tallos verdes móviles. La humana protestó al principio pero vio la lógica en sus sugerencias y estaba a punto de quitar el viento que la protegía.

Fue entonces cuando la vio.

— —

Ella vio una pequeña figura humana por el rabillo del ojo. Un civil que no había escapado a tiempo.


Una niña animal se había escondido detrás de los puestos de la calle. Superada por el miedo, la niña se sentó en la calle de piedra, temblando incontrolablemente. Sus ojos se encontraron.

Si Aiz intentara esquivar el siguiente ataque de los monstruos a la derecha, sus largos cuerpos aplastarían a la muchacha en un instante.

Ella tomó su decisión.

Un fuerte viento se unió a su alrededor.

Aiz saltó sobre los escombros a su izquierda. Las mandíbulas con garras caían.

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