Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 4: Entre la Tranquilidad y la Turbulencia

Parte 4

—…

Dionysus observó en silencio mientras Loki desaparecía entre la multitud.

No quitó sus ojos de ella hasta que la diosa había desaparecido detrás de otro grupo de deidades.

—¿Planeando un escándalo de nuevo?

Vino una voz femenina a su lado.

Demeter estaba sonriendo. Dionysus giró sus hombros para mirarla. La inocente sonrisa se había ido, sustituida por algo un poco más forzado.

—Parece que te has equivocado de idea, Demeter. ¿Cuándo he causado problemas? Sus palabras sólo sirvieron para profundizar la risilla de Demeter.

—¿Oh enserio? Algo siempre sucede cuando sonríes así,

—- ¡—GAAA!

Un poderoso golpe dividió un gun liberla por la mitad.

El gran monstruo libélula fue asesinado con una espada. Aun cuando su enemigo se disolvió en ceniza, Aiz ya había sumergido su espada en sus dos siguientes objetivos con una mano.

Ella se estuvo enfrentando a un enjambre de gun liberla. Ella había apuntado a sus piedras mágicas con unos golpes tan precisos que podría haber ensartado en una aguja. Dos nubes más de ceniza cayeron al suelo.

Aiz se adelantó.

Estallando a través de las nubes de ceniza, ella embistió a los monstruos restantes.

— ¡AaAAAAAOOOOOOOOOO!

Un bugbear la esperaba, sus gruesos brazos se abrieron de par en par mientras gritaba. El pelaje grueso de la bestia se rizo mientras trataba de atacar en la cabeza de Aiz.

La chica humana no trató de esquivar sus afiladas garras–su espada era más rápida. El estoque brilló, moviéndose a casi el triple de la velocidad del ataque del bugbear. De repente, todo el brazo giró en el aire sin su cuerpo.

Aiz se movió para entregar el golpe final antes de que la bestia pudiera recuperarse del shock. Su espada parecía bailar en el aire antes de entrar directamente.

— —

El estoque atravesó a la bestia por el pecho, la punta de la espada penetró hasta el otro lado.

El bugbear se puso instantáneamente pálido. Ni siquiera podía soltar un rugido de dolor antes de derrumbarse al suelo en un montón de cenizas.

Aiz azotó la espada alrededor de su cuerpo unas cuantas veces antes de dejar que el filo de la espada descansara en el suelo. El enjambre de monstruos no se veía en ninguna parte; Sólo había montones de ceniza a sus pies.

Ella estaba en el piso diecisiete.

Parecía un bosque increíblemente denso. La textura del techo y las paredes se parecían a la corteza de los árboles, y estaban cubiertas de parches aleatorios de “musgo” verdoso. Aiz estaba sola en este enorme laberinto en forma de árbol.

Casi cuatro días habían transcurrido desde la noche en el bar. Aiz se había dado cuenta de cuánto tiempo había desperdiciado antes de que Tiona y los demás la animaran, y ella estaba desesperada por compensarlo.

No sería exagerado decir que pasar su tiempo libre en el calabozo era su pasatiempo. Ella estaba acostumbrada a vagar por los niveles medios como un aventurero en solitario.

Satisfecha con su paseo por el calabozo, ella estaba de camino a casa.

… Todavía no estoy acostumbrada.

Aiz llevó la espada sustituta al nivel de sus ojos.

No se podía negar su alta calidad. Sin embargo, la espada era más corta y más pesada que su espada favorita, Desperate. Aiz estaba acostumbrada a una espada larga y delgada que requería precisión en la batalla. Esta arma requería más movimientos del brazo para ser usado eficazmente.

—Amplíen sus horizontes; Ella podía oír la voz áspera de Goibniu en el fondo de su mente.

… Debería estar lista.

Devolviendo la espada aún brillante a su funda, Aiz se puso a trabajar recogiendo los objetos caídos dispersos en el suelo.

Después de pasar un día entero en el calabozo, la bolsa atada a su cintura ya estaba estallando sus costuras con las piedras mágicas. Hasta la mochila que traía con ella estaba casi llena.

Había recogido tanto botín que ella comenzó a apuntar a las piedras mágicas en la batalla de modo que ella no tuviera que recogerlas más adelante.

Dejar cosas extra dispersas en el suelo era generalmente mal visto. Los aventureros querían ganar su botín en vez de recoger las sobras de otros. Además, los artículos que habían sido recogidos en el suelo servían como una advertencia —algo malo ocurrió aquí, lo suficientemente malo para que los artículos no pudieran ser recogidos. Aiz recuperó su mochila de detrás de un tronco caído e hizo todo lo posible para encontrar el espacio suficiente para poner en una garra de bugbear.

Fue en tiempos como este cuando Aiz realmente apreciaba a sus apoyos. Ella podría estar acostumbrada a estas aventuras en solitario, pero el peso extra en su hombro siempre le recordaba lo duro que trabajaban los apoyos.

—…

El piso veinte estaba tan tranquilo que sus pasos parecían resonar sin cesar.

Los monstruos eran una cosa, pero encontrar a otros aventureros en los niveles medios era mucho más raro que los niveles superiores. Para la mayor parte, los aventureros necesitaban ser nivel 2 por lo menos para entrar debajo del piso trece. Eso significaba que más de la mitad de los aventureros de Orario, aventureros de clase baja, no podían llegar tan lejos. Como aventurera en solitario, la única compañía que tenía eran los aullidos lejanos de monstruos al acecho. Era muy raro que ella oyera un choque de metal que no era suyo.

Aiz viajó a través del estrecho pasillo, con los musgos luminiscentes iluminando el camino.

—…

Ella vio algo nuevo después de derrotar a varios enjambres de monstruos.

Un grupo de aventureros salió de un sendero diferente un poco hacia delante.

Cada uno de ellos llevaba una armadura de cuerpo entero mientras arrastraban una caja de carga grande sobre ruedas a través del pasillo del calabozo. Aiz podía decir que eran fuertes sólo mirando su equipo.

La Familia Ganesha…

Un emblema de elefante era grabado en su armadura, que también insinuaba en el contenido de la carga.

La Monsterphilia era mañana. Ellos habían venido aquí para capturar monstruos que debían domesticar.

Todo iba a suceder en el Coliseo. Una vez al año, los domadores de la Familia Ganesha se enfrentarían a un monstruo sacado del calabozo. Sin embargo, no lo iban a matar—el destino de la bestia era ahora convertirse en un espectáculo para las masas.

Había muchos que dudaban de la sabiduría del Gremio en la creación de este evento. Ellos estaban trayendo a monstruos vivos y peligrosos desde las profundidades del calabozo directamente a la ciudad. Algunas personas se burlaban de la idea, creyendo que ésta era la estrategia del Gremio para aumentar su popularidad.

Aiz no tenía sentimientos fuertes hacia la Monsterphilia de un modo u otro.

Ella reconoció que existía el peligro de que los ciudadanos corrientes estuvieran expuestos a monstruos. Por otra parte, ella sabía que muchas personas esperaban con interés este evento y lo disfrutaban muchísimo.

Los aventureros no tenían la mejor reputación. De hecho, la mayoría eran considerados como una barra de alborotadores sanguinarios en el mejor de los casos. Por lo tanto, este tipo de entretenimiento— sin derramamiento de sangre —era bueno para su imagen entre la gente. El Gremio se vio obligado a cubrir a los aventureros cuando causaban problemas en la superficie, con el fin de seguir cosechando los beneficios del calabozo. Fue en su mejor interés para hacer que los aventureros lucieran bien siempre que sea posible.

Si Ganesha era sólo un fan del evento o él realmente quería hacer a los “niños” felices, su familia ofrecía su apoyo total a la organización de Monsterphilia. El festival se había hecho bastante famoso para que la gente de todo el mundo viajara a Orario sólo para verlo.

Claro, hubo algunos problemas, pero como aventurera, Aiz pensó que era un poco precipitado decir que todo eso era malo, no sin hacer más investigación.

—…

RATTLE-RATTLE/CRUJIDO. La caja de carga se sacudió violentamente de un lado a otro. Aiz decidió tomar otra ruta de regreso a la superficie, para evitar meterse en el camino.

***

Ya era tarde en la noche cuando Aiz volvió a casa.

Ella dio un rápido asentimiento a los guardias mientras cruzaba la puerta y entraba en la torre delantera.

Todo el mundo había terminado de comer hace mucho tiempo. Prestando una cuidadosa atención a su entorno– de la misma manera que lo haría en el calabozo–Aiz se mantuvo alejada de los otros miembros de la Familia Loki mientras se abría paso a través del edificio.

Teniendo cuidado de no hacer ruido, ella cambió de rumbo en el momento en que percibió la presencia de alguien.

Esquivando a una Lefiya ligeramente confundida, la chica rubia subió la torre hacia su propia habitación.

—Aiz.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

Efectivamente, Riveria estaba allí, como si hubiera esperado que Aiz pasara por aquí. La chica se volteo lentamente y se encontró con la perturbada mirada del elfo.

—Te preguntaría dónde has estado… pero creo que es obvio.

—…

Sus ojos color jade se fijaron en la armadura de batalla de Aiz y el arma atada a su cintura. Aiz pensó en hacer una pausa pero lo pensó mejor. Lo que sucediera después sería horrible. Riveria siguió el tren de pensamiento de Aiz por la expresión de su rostro y suspiró.

—No te diré que no te aventures en el Calabozo. Sin embargo, nuestra expedición acaba de concluir. Todos necesitamos descansar, incluida tú.

—…Bien.

—Me alegra que te sientas mejor, pero esto es demasiado.

—…Lo siento.

Aiz estaba un poco sorprendida por su tono.

Riveria sonaba como una madre regañando a su hija por quedarse fuera de la hora establecida. Aiz tiró sus hombros por reflejo, haciendo que su cuerpo fuera lo más pequeño posible.

Era fácil ver quién estaba a cargo.

—Uuu-hic… ¿Queeee shushede? Aizuu y Riveria, por qué eshtan…… uugh-hic.

Loki pasó deambulando por el pasillo mientras Riveria le daba a Aiz la oportunidad de reflexionar sobre sus acciones.

Sus pasos eran tan desiguales como los de un marinero mareado, y su cara no se veía mucho mejor. Aún peor, una nube de vapor alcohólico flotó alrededor de ella, con su humor llegando hasta el cielo.

Riveria, que tomaba vino sólo en ocasiones especiales, miró a su diosa con una mezcla de decepción y confusión.

—Puedo preguntarte lo mismo… Espera, no te acerques a mí. ¡Quédate allí!

—Solo tome–hic–un poco de agua… ¡Aaaa, mi cabeza! …… Hay muchas voces en mi cabeza

¿Bien? Bonito y tranquilo…

Loki había estado así desde que regresó del Banquete de los Dioses.

Ignorando completamente las protestas de Finn y otros miembros de la familia, ella había estado ahogando sus dolores sin parar durante tres días. Al parecer, había sido superada por la misma diosa que había ido allí a atormentar. Arrastrarse dentro de una botella era la única manera en que sabía ocultar su vergüenza.

Aiz hizo todo lo posible para evitar la nube de vapor mientras Loki miraba a Riveria.

— ¿Entonces, qué sucede?

—… Aiz entró al calabozo hoy, regresando a casa a esta hora.

—Ahhh… hic…… Shaaa veo lo que sucede.

La diosa casi perdió el equilibrio mientras volteaba su atención a la chica rubia.

Los ojos bermellones y dorados se miraron por un momento antes de que Loki mostrara una sonrisa familiar.

—Biiiiiien entonces, Aizuu es una alborotadora. ¡Te sentencio a que te unas a mí mañana como castigo por hacer que todo el mundo se preocupe!

—…

—Monsterphilia. ¡Nos vamos a una cita!

Loki sonrió de nuevo, con su cuerpo balanceándose de un lado a otro mientras hablaba.

Aiz parpadeó una y otra vez, tratando de averiguar cómo evitar ese destino. — ¡Ah-ah-ah, no te niegues!

Loki vio a través de ella y puso fin a ese tren de pensamiento.

—Es una buena oportunidad para relajarse, descansa un poco. Yo iba a ir de todos modos. Hic.

¡Funciona perfectamente! ¿Quieres unirte a nosotras, Riveria?

—… Debo respetuosamente declinar. La energía en el aire en este tipo de eventos me pone mal.

—Eso es muy malo. Estaba esperando tener una hermosa flor en cada brazo… Ow-ow-OW, mi cabeza.

Repentinamente recordando por qué estaba allí, Loki se frotó la sien y comenzó a caminar de nuevo. Aiz miró a Riveria, pero la mirada en los ojos del elfo dijo que hiciera lo que le dijeron por ahora.

Ella había estado planeando recuperar a Desperate de Goibniu por la mañana… pero eso ya no era una opción. Al mismo tiempo, ella estaba empezando a entender todo lo que sus compañeros de la familia hacían por ella. Ella no podía salir por su cuenta tan pronto después de la advertencia de Riveria.

Sintiendo una verdadera lástima por sus acciones, ella aceptó el “castigo” de Loki.

—Nos vemos en la mañana, Aizuu. ¡No intentes evadirme!

—Entendido.

—Me voy también… Aiz, permíteme decir esto por lo menos una vez más: relájate.

—Bien…

Las tres damas dijeron buenas noches y se fueron por caminos separados.

***

—Ehhh, ¿vas a ir con Loki, Aiz? A la mañana siguiente.

Tiona visitó la habitación de Aiz para invitarla a la Monsterphilia, sólo para estar completamente desprevenida cuando la chica rubia declinó.

—Lo siento, Tiona…

—Oh, bueno, no se puede hacer nada. Ella me derroto, no puedo enojarme con nadie más que conmigo misma. Ahh, pensar que perdería ante Loki…

El clima era absolutamente perfecto para un festival. Los pájaros estaban chirriando fuera de su ventana, disfrutando de la cálida luz del sol y la brisa de la mañana.

Tiona se recuperó rápidamente de la agonía de la derrota y lanzó una sonrisa.

—El resto de nosotras estamos a punto de irnos y dirigirnos a la Calle Principal Este. ¡Vengan con nosotras si pueden!

—Mm-hmm.

Las dos compartieron una breve sonrisa antes de bajar juntos a la cafetería.

Loki no se encontraba en ninguna parte una vez que llegaron. Las chicas pensaron que todavía se estaba recuperando de la noche anterior. Aiz vio al grupo mientras Tiona y las otras se fueron.

Aiz, todavía con su pijama, volvió a subir para cambiarse.

—…

Ella escogió una blusa blanca sin mangas y una minifalda, la ropa que Tiona había comprado para ella.

Ella se miró tímidamente al espejo. Aiz no tuvo muchas ocasiones de usar ropa así, así que no quería que esa oportunidad se desperdiciara.

Ella luego ató su estoque a su cinturón, sólo en caso de emergencias.

El arma parecía tan fuera de lugar como ella lo sentía, pero era su deber llevarla. Loki podría haber estado llamando a este castigo una “cita”, pero eso no cambiaba el hecho de que ella sería la única línea de defensa de Loki si algo salía mal.

Aiz deslizó sus pies dentro de un par de botas, bajó al vestíbulo principal y esperó a Loki.

—Buen día, Aiz. Siento que hayas esperado.

—Está bien.

Aiz se levantó de su silla mientras Loki tropezaba hasta el vestíbulo.

A pesar de sus pasos inestables, el rostro de Loki parecía mucho mejor de lo que estaba anoche.

—¿Hnn? Oooh, esas .. ¡¡Muy bonito!! Muy lindo ¡Nunca pensé que te vería usando algo así!

—…Gracias.

—¡¿Todos aquí vistiéndose tan bien justo cuando estoy vieja?! ¡YaWHOOO! ¡Esos se ven tan bien en ti que tengo que echar un vistazo más de cerca!

Loki se lanzó hacia Aiz con sus brazos abiertos y un brillo voraz en su ojo. Sin embargo, la chica rubia se apartó del camino y empujó a Loki a su lado con una velocidad increíble.

THUD/GOLPETAZO. La diosa se estrelló contra la pared detrás de ella. En el vestíbulo de entrada se escuchaba un chirrido silencioso mientras ella se deslizaba al suelo.

Loki apartó su cabeza del suelo con ambas manos, haciendo sonar su cuello unas cuantas veces, y se levantó como si nada hubiera pasado.

—Sí, todo está bien debajo de tu falda, también. Estamos listos para ir.

—… ¿Lo viste?

— ¿Huh? No, no he visto. ¡No vi tus nuevas bragas blancas ni nada! ¡Naaaaaaaaada en absoluto!

Una palmada resonó por el vestíbulo de entrada, seguida por un silencio.

Finalmente, una vertiginosa Loki llevó a Aiz fuera de Twilight Manor, rumbo a la Monsterphilia.

—Aiz, perdón por preguntarte, pero tengo un lugar a donde ir primero. ¿Podrías venir?

—Sí… ¿Es el desayuno?

—Hnn, allí hay eso, también.

Viajando hacia el sur por la principal norte, las dos salieron dentro del Parque Central antes de ir hacia el este.

La calle Principal Este ya estaba llena de gente. Muchos vendedores habían establecido sus puestos a lo largo de la calle para tomar ventaja de los festivales. Por desgracia, había tanta gente que los puestos estaban en el camino.

Humanos, elfos, enanos, animales, hobbtis y amazonas. Ver a tantos hombres y mujeres de todas las edades y razas juntas en un lugar era abrumador e inspirador al mismo tiempo. Un sólido bloque de gente que no se movía en absoluto resultó ser el final de la línea para el Coliseo. El edificio circular todavía era un pequeño punto a lo lejos.

—Ah, la encontré.

Loki y Aiz entraron en la masa de gente. Cada uno de ellos estaba emocionado por el festival, con su energía contagiosa. Las dos damas se abrieron paso a través de la concurrida calle a la puerta de una cafetería.

Una pequeña campana anunció su llegada en el momento en que Loki entró. El personal las saludó justo en señal. Con unas palabras de Loki y pronto ellas fueron conducidas al segundo piso.

Aiz no pudo sacudir la sensación de que el tiempo se detuvo en el momento en que entró en la cafetería.

Todos los huéspedes parecían ser nada más que cascaras vacías. Bocas medio abiertas y cubiertos con sus manos apoyadas, todos miraban en la misma dirección.

Aiz siguió sus líneas de visión a una persona con una capa azul marino, sentada junto a la ventana.

— ¡Hola! ¡Siento haberte hecho esperar!

—No del todo. Justo acababa de llegar.

Loki caminó directamente hasta esta figura encubierta sin dudar y dijo hola. Los labios sonrientes de la misteriosa mujer eran visibles debajo de su capucha.

—No he tenido mi desayuno todavía. ¿Te importa si tomo un bocado?

—Haz lo que te plazca.

La mujer –una diosa, de hecho– había estado esperando a Loki. Las dos deben haber establecido esta reunión por mañana por adelantado.

Loki levantó una silla frente a la misteriosa mujer y las dos empezaron a hablar como viejas amigas. Era evidente que estas dos se habían conocido antes de descender a la Tierra.

Aiz se detuvo detrás de Loki para no interrumpir el camino, mientras también tomaba una posición de guardia. Ella pasó a echar un vistazo al cabello plateado que salía de debajo de la capucha. Eso era todo lo que necesitaba para averiguar la identidad de esta misteriosa mujer.

—Entonces, ¿cuándo vas a presentarme a esa chica detrás de ti?

— ¿Huh? ¿Necesitan presentación?

—Esta es la primera vez que nos encontramos cara a cara.

La diosa encapuchada giró sus ojos plateados hacia la chica humana. Aiz sintió que sus sentidos se veían borrosos por algún tipo de ilusión en el momento en que ella hizo contacto visual.

Esta diosa era la líder de lo que algunas personas en Orario consideraban la más fuerte de todas las familias, una que estaba en pie de igualdad con la Familia Loki.

Una diosa que era a la vez increíblemente bella y aun así lo suficientemente aterradora como para ser referida como “La Bruja”.

La Diosa Freya.

—Bien, entonces, esta es mi Aiz. ¿Eso es suficiente para ti? Aiz, esta es una diosa—Deberías al menos decir hola.

—…Encantada de conocerla.

Aiz nunca había conocido a un ser más bello que la elfa Riveria. Sin embargo, la diosa sentada en la silla junto a la ventana era tan perfecta que su aspecto era superior al de un alto elfo.

Freya era un diamante entre diamantes. Era tan seductora que ningún mortal podía resistirse a sus encantos. Incluso otras deidades no podían evitar ser atraídas por ella. Por eso todos los demás clientes de la cafetería estaban sentados de forma estupefacta. La capa que cubría su cuerpo no hacía casi ninguna diferencia.

Puesto que los dioses no envejecían, sus apariencias intimidadoras durarían por la eternidad si a ella le gustaba o no.

Una “Diosa de la Belleza”.

Freya no era la única, pero ella destacaba del resto.