Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: Conejo Blanco

Parte 4

 

 

Aiz y los otros miembros del grupo de expedición tenían muchos recados para llevar corriendo después del desayuno.

En la parte más alta de su lista estaba el intercambiar los artículos que habían traído del calabozo por dinero. Sin embargo, ellos necesitaban reemplazar la mayor parte de sus armas y reabastecer sus suministros de artículos. La lista seguía y seguía. Se necesitaría mucho trabajo en equipo para terminar todo de forma rápida.

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Separándose en grupos delante de la puerta principal, todo el mundo estaba listo para salir.

— ¡Los llevare a todos a la cuidad esta noche! ¡Ahora nadie se salva!

Loki los vio salir. No pasó mucho tiempo antes de que el grupo de aventureros llegara al Noroeste de la calle principal.

Había ocho calles principales en Orario. Todos ellos comenzaban en el centro de la ciudad circular y extendiéndose por norte, noreste, este, sureste, sur, suroeste, oeste y noroeste. Una vista aérea de la metrópolis se parecería a un pastel cortado en ocho rebanadas.

El Noroeste principal, la calle donde la Familia Loki estaba caminando, era conocido como El Camino de los Aventureros ya que la sede del gremio estaba ubicada aquí, junto con muchas tiendas de armas y objetos. No fue coincidencia que muchos bares estuvieran ubicados aquí, también. La calle estaba llena de prácticamente de aventureros. Si uno se aventuraba fuera del camino principal, habían varios establecimientos sombríos en los viejos edificios de los callejones.

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Eran poco más de las nueve de la mañana. La calle estaba llena de aventureros haciendo sus preparativos finales para entrar en el calabozo. Una persona animal con una gran espada sobre su hombro desapareció en una tienda de armas; Un grupo de magos hobbit hablaron emocionadamente entre ellos mientras salían de una tienda de artículos; Apoyos equipados con grandes mochilas acompañaron a los aventureros arriba y abajo de la calle.

A pesar de toda esta actividad, no hubo una sola persona que no notara la presencia de La Familia Loki.

Todo el mundo sabía exactamente quiénes eran y sabían su poderosa reputación. Algunos de los espectadores llenos de envidia pero la mayoría estaban simplemente impresionados. Cada uno de ellos se apartó del camino mientras el grupo pasaba.

Un sendero se abrió justo enfrente de Aiz.

—Sabes, esto simplemente no se siente bien. Bete estaría tan feliz justo ahora, también.

—Bete no es tan vulgar, Tiona. El chico tiene su propia forma de mostrarse orgulloso.

—Ehhh. Gareth, ¿Por qué tienes que apoyarlo? Eso no puede ser cierto.

—El muchacho ve la diferencia entre despreciar a la gente y odiarlos.

—No lo entiendo.

El hombre lobo había sido asignado a un grupo que se estaba quedando en casa. Las gemelas amazónicas y los enanos estaban envueltos en una conversación alegre cuando el grupo llegó al frente del Gremio.

Construido en mármol blanco con el frente forrado con una serie de grandes pilares, este edificio fue llamado el Panteón, el templo de los dioses. Varios monumentos estaban parados en el jardín delantero, saludando a los aventureros viajando a través de las puertas delanteras.

El Gremio fue el motor que hizo prosperar la ciudad ya que contaba con el completo control de los beneficios económicos del calabozo. Todos los aventureros estaban registrados en su base de datos como una forma de protegerlos y los ciudadanos promedio al mismo tiempo. A cambio, sus empleados aconsejaban a los aventureros y les proporcionaban información sobre los obstáculos que encontrarían dentro del calabozo. Cuanto más preparados estuvieran los aventureros, más dinero harían, y la ciudad prosperaría aún más.

No sería una exageración decir que el apoyo del gremio era indispensable para cada aventurero.

—Riveria, Gareth y yo llevaremos las piedras mágicas para el intercambio. Todos los demás, apéguense al plan y cuiden sus tareas individuales. ¿Y por favor asegúrense de que todo el dinero sea contabilizado? ¿No es eso así, Raúl?

— ¡Fue una casualidad, señor! ¡¡No pasará de nuevo!!

—Ha-Ha. Bueno, entonces, vamos a ello.

Los objetos recogidos en el calabozo podían ser vendidos al Gremio o a las familias individuales.

Sin embargo, el único grupo legalmente autorizado a comprar las piedras mágicas recuperadas de los monstruos era el Gremio. Por lo tanto, cada aventurero vino aquí para intercambiarlos por dinero.

Las piedras mágicas se usaron para hacer una variedad de artículos, incluyendo las lámparas de piedras mágicas que Iluminaban la ciudad por la noche. Estos también se podrían utilizar para crear calentadores, refrigerantes y otras cosas necesarias para la vida cotidiana. Las piedras mágicas siempre fueron demandadas en todo el mundo.

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El calabozo engendró un número ilimitado de monstruos y los aventureros de Orario podían suministrar un número infinito de piedras. Por eso sólo se le permitió al Gremio comprarlos. Las piedras mágicas se habían convertido en el alma de la economía mundial. El Gremio utilizó ese dinero para crear la gran ciudad que está de pie hoy en día.

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Como el único productor de productos de piedras mágicas en existencia, el calabozo había bendecido a Orario con una oportunidad de negocio increíble y lo convirtió en el verdadero centro del mundo.

—Bueno, también debemos movernos. No dejen que nadie trate de robar nuestros objetos caídos en el camino.

—Seguramente nadie es lo suficientemente estúpido como tener una pelea con la Familia Loki…

—Cuidado. Cuidado, Lefiya.

Finn y los otros líderes entraron directamente en el Gremio y en el puesto de intercambio, mientras todos los demás se separaron de sus grupos. Tione llevó a Aiz, Tiona y Lefiya fueron a su destino.

Los artículos caídos fueron utilizados para crear armas y armadura. Aunque el Gremio estaría más que feliz de comprarlos, nunca sería al mejor precio. Mientras que el Gremio podía ser de confianza de que pagaran, muchos aventureros vendieron su botín directamente a las familias para conseguir tanto dinero como sea posible.

Siempre existía el riesgo de ser estafados, pero si los aventureros confiaban en sus habilidades de negociación, venderlos a las familias podría resultar en un gran día de pago. Para aquellos aventureros menos experimentados, venderlos al gremio era la única manera de garantizar de que se les pagara por su arduo trabajo.

—Raúl es tan asombroso, rodando y negociando así. Estoy seguro de que terminaría cayendo en algún truco.

—Ha perdido una o dos veces, por eso sabe qué hacer y qué decir. El general lo está forzando a estas situaciones. Pero tú, por otro lado, ni siquiera intentas aprender.

A decir verdad, ser parte de la Familia Loki y hacer negociaciones famosas es mucho más fácil. Ellos fueron capaces de traer artículos extremadamente raros y valiosos de los niveles profundos. Era de mejor interés para otras familias y comerciantes permanecer bien a su lado.

Cada miembro de Familia Loki tenía sus tiendas favoritas y sabían qué tipo de artículos caídos estaban buscando los propietarios. El grupo de Tione portaba cajas y bolsas de diferentes formas y tamaños en el centro del Noroeste principal, en ruta a la primera parada de su lista. No pasó mucho tiempo antes de que las cuatro chicas llegaran al frente de un gran edificio.

Este fue construido en piedra blanca brillante, con una bandera grande que llevaba el símbolo de la Familia Dian Cecht — unas gemas chispeantes encima de las hojas medicinales — colgando encima de la entrada.

—Bienvenidos, Familia Loki.

— ¡Amid! ¡Tanto tiempo, sin verte!

Tiona saludó alegremente a la chica que salía a saludarlos.

La chica era humana pero era tan pequeña que parecía una muñeca cobrando vida. De pie a sólo 150 centímetros, no era difícil imaginarla como parte de una gran colección.

Increíblemente recta, su cabello plateado colgaba alrededor de su fina cara. Sus largos ojos llenos de largas pestañas le daban una expresión delicada. Ella vestía una túnica blanca y semejante a la de una enfermera, el uniforme de su familia. Amid Teasanare.

Un miembro de la Familia Dian Cecht y una conocida de las chicas.

— ¿Estoy en lo correcto al suponer que tu visita de hoy está relacionada con la misión?

—Eso es. ¿Ahora es un buen momento?

—Sí. Vengan por aquí.

La primera orden de los negocios era reportar su éxito y recibir la compensación de su cliente. Amid los llevó más lejos dentro del edificio.

La Familia Dian Cecht ganó dinero produciendo varios tipos de medicamentos y artículos. Sus miembros elaboraron y vendieron muchos tipos de pociones, así como pedidos personalizados llenos por fórmulas más fuertes o artículos únicos.

La mercancía de esta particular familia era de muy alta calidad. Por ejemplo, ellos vendían un suero tan poderoso que podía restaurar la vista a un ciego. Otras familias vendieron artículos de curación, pero este grupo se enorgullecía de la calidad tanto que limitaba a sus clientes a aquellos que podían pagar por ello.

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El interior del edificio estaba partido en muchas habitaciones pequeñas usadas para vender artículos, tratar pacientes y hacer reuniones. Aiz miró habitación tras habitación, caminando a través del laberinto ocupado. Amid los guió a un mostrador.

—Me disculpo. No hay habitaciones privadas disponibles en este momento. ¿Les parece aceptable esta locación?

—Sí. Vayamos directamente al punto, aquí está el agua de manantial que pidieron. Debe ser suficiente para cumplir con su pedido. Eche un vistazo.

Tione colocó una gran botella de vidrio en el mostrador. Amid lo tomó con ambas manos y lo examinó de cerca.

—Es genuino… Gracias por llenar nuestra solicitud. En nombre de la Familia Dian Cecht, permítame expresar nuestra gratitud. Aquí está su paga. Por favor, confirme que cumple con sus expectativas.

La joven sacó una caja por debajo del mostrador y abrió la tapa. Este contenía veinte elixires. La poción curativa más cara en el inventario de la Familia Dian Cecht, cada botella se vendía por no menos de 500.000 valis. Tione se inclinó, con la mandíbula caída mientras Lefiya la miraba desde detrás.

Las luces de las lámparas de piedras mágicas encima reflejaban por encima de las botellas de cristal, cubriendo la cara de la Amazona con muchos destellos de colores. Incluso Aiz estaba impresionada con la belleza y la atención al detalle puesto en el envase.

—Amid, nos encontramos con un raro objeto en los Niveles Profundos. ¿Podrías hacerme una oferta? Puedo venderlo aquí sí podemos llegar a un acuerdo.

—Entendido. Vamos a hacer un trato.

—Aiz, por favor.

Solicitado por Tione, Aiz se acercó al mostrador.

Ella entonces colocó una caja larga sobre el mostrador y abrió la parte superior para revelar un artículo caído cuidadosamente envuelto en un paño de protección. Lentamente deshaciendo el envoltorio, Aiz lo tendió a Amid.

—…Esto es…

—La piel de Cadmus. Se recogió mientras trabajaba en su búsqueda. Amid se quedó parada en silencio.

La chica rápidamente sacó dos guantes de sus bolsillos antes de inspeccionar de cerca un artículo que casi nunca se vendía en cualquier lugar de venta.

La piel de Cadmus se podría utilizar para crear una armadura casi inquebrantable, pero también se sabía que era un ingrediente clave para artículos de curación potentes. Teniendo en cuenta su rareza y muchos usos, este era un elemento que las familias mercantiles estarían dispuestos a dar hasta sus brazos izquierdos para adquirir tanto como sea posible.

—… Parece auténtico y en condiciones prístinas.

—Así es. Bueno, entonces, ¿cuál es su oferta?

—Estaría dispuesta a comprar esto por siete millones de valis.

—Quince.

—El tiempo de Tione para que brillara había llegado.

Los ojos de Lefiya y Tiona se abrieron con sorpresa. Incluso la distante Aiz Wallenstein se sorprendió un poco. Los labios de Tione se curvaron en una sonrisa, revelando las puntas de sus dientes en un lado.

La cara de muñeca de Amid se mantuvo estoica, pero un escalofrío en sus hombros reveló sus verdaderos sentimientos.

—Debes estar bromeando. Pagaré hasta ocho millones.

—Amid. Tú misma lo dijiste, esta piel está en condiciones prístinas. Basta con mirarlo— tiene que ser uno de los mejores que has visto. Catorce.

Una clase diferente de batalla feroz había comenzado.

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Las dos “combatientes” parecían estar tranquilas, pero el calor y la intensidad que irradiaban las dos causaron que las otras tres chicas dieran un paso atrás.

  • ¿Qu–qué estás haciendo, Tione?

—Estamos bajo órdenes estrictas de nuestro comandante para “conseguir tanto dinero como sea posible”. No voy a conformarme con nada menos que decente.

  • ¡Él no dijo nada como eso!

Tione estaba en una misión—para ser felicitada por sus habilidades de negociación— y no estaba a punto de retroceder.

Sus instintos como una Amazona encendieron su espíritu desde dentro. Ni siquiera las voces de su hermana o de un elfo podían alcanzarla ahora. Aiz permaneció en silencio, observando con calma los acontecimientos.

Amid no rompía el contacto visual con su oponente, incluso cuando Tione se inclinó hacia adelante y puso sus codos en el mostrador.

—Ocho y medio, nada más.

—Nosotros casi morimos intentando matar a ese dragón. Realmente apreciaríamos que demostrara un poco de aprecio por nuestro baile con la muerte. Trece y medio.

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Esto se estaba poniendo embarazoso…

Tiona y los demás sabían la verdadera historia detrás de la piel de Cadmus y miraban a la chica con diferentes grados de angustia.

—… Esto es más allá de mí. Por favor sea paciente por un momento. Consultaré con el Lord Dian Cecht.

-¿Oh, entonces tal vez deberíamos dejarlo aquí? No tengo mucho tiempo y no puedo Así que creo que probaré en el mercado, veré lo que otras familias tienen que decir.

Amid se quedó congelada en su lugar. Esa reacción era exactamente lo que la sonriente Tione quería ver.

Aiz y las otras chicas parecían estar listas para abandonar a su aliada en su destino. Pero fue la chica en forma de muñeca quien suspiró primero. Ella se había rendido.

-¿Estarías dispuesta a .. doce millones?

—Muchas gracias, Amid. ¿Dónde estaríamos sin amigos?

Tione sonrió de nuevo, sonando tan feliz como un niño en una tienda de dulces. Amid suspiró otra vez.

La pequeña chica llamó a dos miembros de su familia al mostrador para ayudarla a preparar la cantidad adeudada.

Lefiya parecía absolutamente aterrorizada mientras Amid le entregaba un gran saco lleno de tintineantes monedas de oro.

—Lo siento, Amid…

—No pienses en ello. Fue nuestra búsqueda la que condujo a esa situación en primer lugar.

Aiz sin darse cuenta se disculpó con la pequeña chica después de que la transacción se había llevado a cabo. Amid hizo un gesto pero agito sus manos. —Ambas partes deben compartir el dolor, ella continuó.

Amid era sabia y amable. Como miembro de esta familia, ella tenía el trabajo de sanar aventureros. Ella era capaz de mirar más allá de sus diferencias y perdonar a Tione por el daño que había hecho a los ahorros de la Familia Dian Cecht. Ella confiaba en la Familia Loki.

Aiz no sabía cómo proceder; Sería difícil para ella comprar sus propias grandes pociones y  otros artículos después de lo que acababa de ocurrir. Eventualmente ella se esforzó por preguntar. Tiona y Lefiya estaban justo detrás de ella, queriendo comprar sus propias pociones después.

La chica con contextura de muñeca vio salir al grupo. Ella se inclinó profundamente mientras las jóvenes salían del edificio.

—Ahhh, va a ser muy difícil hablar con Amid la próxima vez… Fuiste demasiado lejos, Tione.

—Cualquier cosa menos y no habríamos conseguido lo que valía esa piel. Amid sabía eso.

—Otra búsqueda molesta podría ser dada detrás de la espalda de la señorita Amid pronto…

— ¡Sí, apuesto que sí!

Llevando una gran cantidad de dinero y su gran recompensa, el grupo de Tione hizo su camino más abajo en el noroeste principal.

Todavía era mucho antes del mediodía, pero el número de aventureros en la calle principal había disminuido drásticamente. La carrera de la mañana hacia el calabozo había terminado. Sólo los habitantes de la ciudad y los aventureros que tomaban el día libre se quedaron.

Incluso sin su armadura, era fácil decir quiénes eran aventureros aparte de comerciantes o artesanos por cómo se llevaron. En realidad, la mayoría de ellos parecía estar disfrutando de un día de compras.

Muchos tipos de tiendas se alineaban a ambos lados de la amplia calle. Aiz escuchó la animada conversación de las amazonas –Lefiya apenas podía pronunciar una palabra al respecto– y echó una ojeada a cada una de las ventanas de las tiendas mientras pasaban. Entonces el grupo se detuvo en la carretera principal.

—Deberíamos llevarlo a casa rápidamente. Da miedo caminar con tanto dinero.

—… Tione, lo siento, pero ¿Puedo ir a mi tienda de armas?

— ¡Ah! ¿Al lugar de la Familia Goibniu? ¡Yo voy también! ¡No puedo usar a Urga tal y como está!

Tiona saltó en el momento en que Aiz silenciosamente pidió permiso para irse por su cuenta.

Las piezas de repuesto para las expediciones eran unas cuchillas de un solo tamaño que se compraban para la familia.

Sin embargo, cada aventurero tenía sus propias preferencias cuando se trataba de qué armas llevaban y pagaban ellos mismos. Después de todo, nadie quería estar usando la espada de alguien más cuando su vida estaba entre la vida y la muerte.

Tione se encogió de hombros, sabiendo que era imposible detenerlos.

Lefiya y yo los llevaremos a casa. Tenemos suficiente atención así como estamos. Vamos, Lefiya.

—Ah, sí. Señorita Aiz, señorita Tiona, hasta que nos encontremos de nuevo.

Tione llevó la caja de los elixires sobre su hombro y Lefiya tuvo que llevar la bolsa de monedas de oro en ambos brazos mientras las dos chicas se separaron del grupo.

— ¿Vamos?; Tiona sonrió a Aiz, quien le hizo un gesto con la cabeza.

***

 

 

Muchos tipos de familias residían en el mundo.

Desde que Orario fue conocida como la Ciudad Laberinto, más de la mitad de las familias que lo llamaban casa hicieron su vida en el Calabozo. Sin embargo, grupos como la Familia Dian Cecht no eran poco comunes. Incluso había familias fuera de Orario que habían creado reinos e imperios propios.

La única cosa que cada familia tenía en común era un deseo constante de ser más fuertes y más influyentes. Vivir en Gekai era un juego para los dioses, así que eran sin decirlo muy competitivos. Sus argumentos podrían resultar en guerras a gran escala. Sus seguidores debían ser lo suficientemente fuertes para defender su territorio o para disuadir los brotes por completo.

Las actividades de cada familia reflejaban los intereses y personalidades de sus dioses.


—Siempre está tan oscuro por aquí. Eso no sería tan malo si no fuera tan caliente y húmedo.

—Ah, um…

—Ah-ha-ha, lo siento, lo siento. Después de ti.

Las dos chicas habían llegado a un largo y estrecho edificio de piedra. Tiona abrió la puerta para Aiz.

Ellas habían caminado todo el camino hasta un distrito entre las calles del Norte principal y Noroeste principal. Los caminos eran mucho más estrechos aquí atrás, casas pequeñas y edificios aleatorios abarrotados tan firmemente como sea posible. No era exactamente el lugar más animado de la ciudad. Este sitio se adaptaba perfectamente a los propósitos de sus residentes, pero la mayoría de los ciudadanos de Orario compartían la opinión de Tiona.

La Familia Goibniu.

Una familia compuesta de artesanos y herreros especializados en armas y armaduras.

A pesar de estar lejos de ser tan conocidos como su rival, la Familia Hephaistos, ellos podían sostenerse a sí mismos en términos de calidad. Los herreros de la Familia Goibniu se enorgullecían de la simplicidad y la fortaleza. Centrándose casi exclusivamente en órdenes de encargo, ellos habían desarrollado una base fuerte de fanáticos entre todos los niveles de aventureros.

El emblema de la Familia Goibniu, tres martillos, estaba grabado en la puerta.

— ¿Hay alguien en casaaa?

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—Casa…

Tiona anunció su presencia mientras cerraba la puerta detrás de ella. Aiz repitió lo mismo que ella, insegura de cómo seguir esto. La entrada se abrió a un amplio taller.

El taller estaba tan oscuro como las calles de afuera, con la única luz proveniente de la fragua en la parte trasera de la habitación. Muchas herramientas diseñadas para la metalurgia estaban colgadas ordenadamente en las paredes de piedra. Varios herreros trabajaban duro en sus estaciones, con los sonidos de sus martillos acompañados por el rugir de las llamas detrás de ellos.

—Bienvenidas a… ¿¡HUH?! ¡¿LA AMAZONA SLASHER?!

— ¡¿Tiona Hyrute?!

—Um, ¿podrías no gritar mi título como si fuera la venida del Apocalipsis cada vez que vengo…?

Cada par de ojos en la habitación quedaron horrorizados, como si un monstruo del calabozo acabara de entrar en su taller. Tiona los miró, más molesta que asustada.

Los herreros de la Familia Goibniu dejaron caer sus herramientas y empezaron a correr en pánico.

-¡Jefe! ¡La trituradora de la tienda volvió!

—Maldita sea, ¿Cuál es el motivo para que estés aquí esta vez?

—Me gustaría hacer un pedido de una nueva arma.

-¡¿E-en serio?! ¿Qué le pasó a Urga? ¡Tuve que trabajar por días para acabarla y utilizar adamantita suficiente como para romper la espalda de un caballo para terminarlo para usted!

¡Una belleza personalizada!

—Se derritió.

-¡NOOOOoooooooooo!

Ignorando los gritos de terror de los otros herreros y los gritos de su jefe, Aiz caminó hacia otra dirección y entró en una habitación cerca al taller.

Un ser divino antiguo estaba dentro.

Con la nariz en alto en su delgada cara, el pequeño pero robusta deidad parecía un halcón. Su pelo blanco colgaba justo debajo de sus orejas, y su digna barba plateada era lo suficientemente gruesa como para ocultar su boca. Físicamente, él se parecía más a un enano que a un humano.

Él, Goibniu, estaba trabajando duro puliendo una daga en sus manos. Sintiendo la presencia de la chica, él la miró por el rabillo de su ojo y dijo: — ¿Qué sucede?

—Vine a pedir unas reparaciones.

Todas las órdenes de Aiz pasaban directamente por la misma deidad.

Si Goibniu se había interesado en ella, ella no lo sabía. En cualquier caso, él le dio una estricta instrucción de que viniera a él primero.

—… De nuevo, ya veo.

Aiz le entregó al dios Desperate. Lentamente arrastrando la hoja de su funda, él no quitó los ojos de la espada mientras hablaba.

Una Durandal, la espada que nunca se rompería. Este, sin embargo, necesitaba ser afilada para evitar que pierda su poder de corte.

Bajo circunstancias normales, este tipo de arma no necesitaría ningún mantenimiento serio. Desafortunadamente para la espada, Aiz Wallenstein no era una aventurera “normal”.

—La espada ha sufrido graves daños. ¿Qué cortó?

—Unos monstruos que arrojaban un ácido corrosivo púrpura— muchos de ellos…

El Dios herrero habló despacio y cuidadosamente mientras examinaba a Desperate, pero él no dijo nada más.

Aiz tampoco era del tipo conversador, así que ambos permanecieron allí en silencio. Goibniu terminó de diagnosticar la espada sin brillo y miró hacia Aiz.

—Restaurar el filo llevará tiempo. Te proporcionaré un reemplazo hasta entonces; Úsalo.

La declaración de Goibniu sorprendió a Aiz. Ella había esperado que le dijeran que preparara su propio sustituto.

Él sintió la confusión en sus ojos.

—La mayoría de las espadas no durarían una semana en tus manos. Acepta mi oferta.

—…

Incapaz de negarse, Aiz cedió a su contundente sugerencia.

Goibniu se levantó de su taburete y desapareció en otra habitación. Un largo estoque estaba en sus manos cuando él volvió. La espada era delgada y casi no tenía decoraciones aparte de un guarda nudillos unido a la empuñadura.

Aiz tomó el arma de las manos extendidas de la deidad y la sacó de su funda.

Maravillada por el detalle de su reflejo que salía de la espada, Aiz podía decir que había pasado muchas horas elaborando esta obra de arte.

Muy probablemente, podría infligir aún más daño que Desperate.


—Los pondré a trabajar de inmediato. Vuelve en cinco días.

—Entiendo… gracias.

Con su poder arcano sellado, Goibniu no era diferente de un hombre promedio, con la excepción de su habilidad como herrero. Él necesitaba a sus seguidores para completar esta tarea. Aiz hizo una pequeña reverencia antes de salir de la habitación. El dios volvió a trabajar en la daga incluso antes de que ella desapareciera a través de la puerta abierta.

Así era como siempre iban sus interacciones—siempre yendo al punto. Aiz regresó al taller con la espada en sus manos. Los herreros seguían hablando con Tiona, cada uno a punto de llorar. La Amazona se volteo para mirar a la chica humana, sonriendo, y ambas salieron del taller.

Atando la funda a su cintura, Aiz sintió que la nueva arma era un poco más pesada que su espada favorita.

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