Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: Conejo Blanco

Parte 3

 

 

Aiz y las amazonas salieron de la ducha como si este tipo de cosas hubieran ocurrido muchas veces antes.

Ellas podían percibir el peligro desde el momento en que se dieron cuenta de que su diosa no se había tomado el tiempo de quitarse la ropa, y ellas ofrecieron a su aliada como un sacrificio para escapar de una manera limpia.


Ignorando las súplicas de ayuda que venia del otro lado de la puerta de las duchas, las tres chicas se pusieron la ropa y la dejaron atrás.

—Eso fue muy cruel…

—Lo siento, lo siento. Simplemente no estábamos de humor para soportar a Loki.

El grupo había llegado al comedor de su casa. Varias mesas largas estaban alineadas en el interior.

Visitando sus propias habitaciones después de su ducha, ellas vinieron a disfrutar de la cena con toda la familia.

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“Vivimos juntos, comemos juntos” Loki siempre les había animado a comer en grupo. Ahora que la expedición había terminado, sólo los vigilantes patrullando estaban ausentes de la fiesta que se desarrollaba dentro de Twilight Manor. Sin decir que el estrecho pasillo estaba muy lleno. Incluso Aiz tuvo dificultades apretándose entre la silla y la pared en su camino a un asiento abierto.

Mientras que los que regresaron no tenían energía suficiente para ser el alma de la fiesta, ellos estaban más que felices de contar los acontecimientos de su expedición sobre los platos florecientes de comida y vasos de vino deliciosos. Aquellos que se quedaron atrás estaban ansiosos por escuchar las historias sobre los actos valientes y el increíble valor de sus aliados.

Al final, los aventureros exhaustos sintieron que lo último que les quedaba de tensión abandonaba sus hombros.

—Tione, ¿Hay una reunión después de la cena?

—El general dijo que nos tranquilizáramos esta noche. Nos encargaremos de eso por la mañana.

— ¡Ese es nuestro Finn!

Los miembros de la familia que habían terminado de comer limpiaron sus platos y empezaron a desaparecer del comedor uno por uno.

Loki estaba a medio de otra copa de vino cuando de repente se puso en pie de un salto como si recordara algo importante.

—Casi lo olvido. Cualquier persona que quiera una actualización de estadística hoy debe venir a mi habitación. Hacerles a todos uno por uno mañana me tomaría mucho tiempo. ¿Qué tal a

las diez de esta noche?

Al igual que una divinidad caprichosa, Loki no tenía un plan hecho. Sin embargo, sus seguidores estaban acostumbrados a esto y no se quejaban.

— ¿Cuáles son las intenciones de todos?

—Estoy agotada. Mi cama me está llamando…

—Buena pregunta. No hay nada en particular para mí que hacerlo, pero no creo que tenga suficiente excelia para que mis estadísticas cambien tanto… Huh. Iré si me apetece. ¿Qué hay de ti, Lefiya?

—Hoy es un poco…

—Aiz… ¿Tengo que preguntar?

—Voy a ir.

Tione echó un vistazo a la chica de cabello rubio. Ella asintió con la cabeza.

Dejando a los demás sentados en la mesa, Aiz se puso de pie. Al ver que Loki había desaparecido, ella salió del comedor.

La casa de La Familia Loki estaba hecha de una hilera de torres. Todos estaban conectados en la base y por varios puentes de piedra más arriba. No había dificultad para viajar de torre en torre.

Aiz viajó a través de uno de estos puentes, mirando hacia los jardines mientras ella iba. Ella levantó su mirada. El sol se había ocultado completamente, haciendo del cielo nocturno una manta de color azul oscuro de miles de estrellas centelleantes y una luna dorada en lo alto. En cuanto a la ciudad, esta se llenó con tantas luces centelleantes procedentes de cada uno de los edificios. Al mismo tiempo, ella podía oír las melodías animadas de los instrumentos de cuerda acompañadas de las voces alegres que se elevaban desde las calles de abajo. Ella se detuvo por un momento para contemplar la vista antes de seguir su camino.

Las habitaciones de Loki estaban situadas en el piso más alto de la torre central. Aiz subió por la escalera de caracol hasta llegar a la cima y golpeó la puerta de madera.

—Adelante.

Ella lo abrió y entró.

Loki estaba en medio de una limpieza. —Lo siento por esto. Espera un segundo; dijo ella con un taburete en sus brazos y una sonrisa en su rostro.

Sus habitaciones eran más como un conjunto de objetos aleatorios en lugar de un espacio de vida. Botellas de muchos tipos de vino y licores estaban por todo el lugar. Las mismas botellas venían en muchos tamaños y formas, así como colores. Era imposible no ver a cinco o seis de ellas en cada esquina de la habitación, algunos de los cuales estaban abiertos.

Una pluma de aspecto caro y el cristal que reflejaba los siete colores de la luz se sentaron encima de su escritorio. Una bizarra variedad de viejos zapatos y sombreros adornaba sus paredes. Manchas y estantes no ocupados por las botellas de vino sostenían libros gruesos o pequeñas espadas como dagas y cuchillos. Loki debió estar en medio de una reorganización porque su cama estaba absolutamente cubierta de pedazos de literatura y armas. No sería sorprendente si uno o dos objetos extremadamente raros estuvieran al acecho en la pila.

—Está lo suficientemente bien. Hagamos esto; Tal como había prometido, Loki lo puso todo abajo y se volteo hacia Aiz.

La chica había encontrado un lugar para sentarse en la esquina de su cama. Loki palmeó el taburete unas cuantas veces para indicar que Aiz debía sentarse.

—Aiz, eres tan capaz. Nadie quiere atacar en frente de tu línea.

—Me pregunto si eso es cierto.

— “Pregunte” si tienes curiosidad. Ya sabes, la comunicación y todo eso. Ahora, quítate la camisa.

Aiz le dio la espalda a Loki e hizo lo que le dijeron.

Ella se quitó la camisa por encima de su cabeza y recogió su largo cabello rubio y lo guió por encima del hombro. Ella no tenía cicatrices; Sólo la suave piel blanca que cubría su delicada figura.

—Heh-heh-heh. Tome un buen trago de la última botella. Me siento un poco borracha. ¡Mis manos podrían resbalar una o dos veces…!

Los dedos de la diosa se adelantaron, moviéndose nerviosamente mientras sus ojos trazaban la línea del cuerpo de Aiz.

Al sentir la amenaza inminente, Aiz sacó una pequeña daga en su bota con su funda a medio salir, asegurándose de que Loki pudiera oír la cuchilla afilada deslizándose contra la caja de acero.

—Ah, estoy totalmente sobria. No hay problema.

—Por favor, adelante.

—Ah, enseguida.

Las pupilas de los ojos de Loki no eran más que puntos de aguja cuando ella estalló con un sudor frío.

La deidad se puso a trabajar.

Tomando una de las armas de su cama, Loki pinchó su dedo índice en la punta de la hoja.

Entonces la diosa colocó su dedo justo debajo del cuello de Aiz tan pronto como salieron las primeras gotas de sangre.

Entonces ella trazó una serie de movimientos en la espalda de la chica con una mano firme, casi como si estuviera escribiendo su firma. Su sangre fluyó antes, formando líneas rectas y patrones intrincados:

— ¡Hoi!

La llave se había girado.

No había habido nada en la espalda de Aiz hace un momento. Pero ahora una serie de letras y caracteres que parecían un epitafio aparecieron justo entre sus hombros.

—Soy bastante buena en mantenerlo bloqueado, pero parece que hay otras maneras de desbloquearlo en vez de usar la sangre de un dios. Así que no vayas a mostrárselo a nadie. Sé que ya lo he dicho muchas veces, pero es importante.

—Sí.

—Entonces, probablemente no tengo que preocuparme de nada contigo.

Los caracteres corrían en líneas horizontales a través de la espalda de la chica.

Las intrincadas líneas parecían algo que habría sido tallado en un monumento de piedra. Pero, de hecho, esto era lo que unía a esta “familia” — la Bendición de Loki, una estadística.

Los dioses y las diosas escribieron estos jeroglíficos con su propia sangre, permitiendo que el “Ichor” dentro de este desbloquee las posibilidades ilimitadas de sus seguidores mortales.

Cada persona que había recibido una bendición tenía su estado grabado en la espalda. Dado que este era el sustento de una familia, a las deidades les gustaba mantener las estadísticas de sus hijos en secreto.

—Algunos de nosotros que acudimos a Gekai no sabemos cómo bloquear. Niños pobres, sus secretos al aire libre de esa manera. ¡Aizuu, Agradece que te haya encontrado primero!

—No creo que mucha gente pueda leer jeroglíficos…

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—Ah, buen punto.

Loki inició una conversación para que Aiz no se aburriera mientras continuaba con la actualización de su estadística.

El ichor onduló a través del epitafio, creando una ola que se expandió desde la espalda de Aiz, su estadística estaba expuesta. Loki miró a través de la serie de jeroglíficos para encontrar cualquier carácter o número desvanecido y escribió otros nuevos sobre ellos.

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Aventureros como Aiz ganaban excelia a través de la experiencia. Entonces su dios o diosa los harían vivir con sus propias manos. Los jeroglíficos registraban sus hechos y logros, formando la base sobre la cual se basó su estadística.

Los aventureros fueron a su deidad para una actualización de su estadística, agregando nueva excelia a la fundación existente.

Sin embargo, esto podría hacerse sólo uno a la vez. Grupos grandes como La Familia Loki tuvieron que encontrar una manera de crear una orden de jerarquía, permitiéndoles a los aventureros de todos los niveles a recibir actualizaciones de estadística, mientras todavía les daban a los miembros más motivados la capacidad de crecer lo más rápido posible.

—Bien, toda esta listo. Siéntate mientras hago esto.

Loki revirtió el proceso, la luz roja se desvaneció antes de volver a bloquear la estadística, ocultándolo de la vista. Entonces ella agarró su pluma del escritorio y una hoja de papel sobrante. Esto tomó solamente un momento para anotar los detalles importantes de la estadística de Aiz.

Era casi imposible para una persona leer su estado mirando por encima del hombro en un espejo. Lo que es más, sólo un puñado de personas en el Gekai podían leer jeroglíficos, por lo que los dioses usaron un lenguaje universal llamado Koine para transmitir la información.

Aiz deslizó su camisa por encima de la cabeza y se volteo. Loki estaba allí, sosteniendo la hoja de papel y sonriendo.

—Ten.

Aiz tomó el papel de ella y le echó un vistazo

Cada nivel de Habilidad se expresaba usando diez letras: S, A, B, C, D, E, F, G, H y I.

Para Habilidades Básicas, 0-99 era para un rango I, 100-199 era H, y así sucesivamente. Cuanto mayor sea el número, más poderosa era la capacidad. La Excelia se expresaba directamente en estas cifras. Por ejemplo, un aventurero recibió Excelia de Defensa cada vez que sobrevivieron a un golpe. Para Magia, sus hechizos aumentarían en poder y rango cuanto más los usaran en batalla.

Sin embargo, cada pelea no resultó necesariamente en excelia. Si su oponente estuviera a su nivel o era más fuerte, la excelia llegaba en racimos y dicho aventurero crecería rápidamente. Sin embargo, derrotar a miles de monstruos más débiles no tendría ningún efecto en su estadística.

Además, los aventureros pueden aprender habilidades avanzadas—en el caso de Aiz, Cazador, Imunidad y Caballero— junto con Habilidades y magia cuando aumentan su nivel.

—…

Aiz rechazó la decepción mientras miraba su nueva estadística. Este era demasiado bajo.

Ella había matado a cientos de los monstruos fuertes que acechaban en los Niveles Profundos del calabozo en las últimas dos semanas. Y, sin embargo, su estadística subió sólo unos pocos puntos en cada área.

A este ritmo, ella podría matar miles de cosas y apenas ver una diferencia.

¿He golpeado contra una pared…?

El límite para cada capacidad Básica era 999. Se hizo más difícil ganar excelia cuanto más cerca de cada Capacidad llegaba a S, pero ella había encontrado otra barrera a juzgar por estos resultados.

Aiz no podía crecer más como ella estaba ahora.

Su estado había crecido tanto como pudo. No importaba lo fuerte o rápido que fuera, este era su límite.

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Habían pasado tres años desde que llegó al nivel 5.

Una barrera invisible se alzaba ante ella, impidiéndole avanzar.

—…

Aiz estaba atascada.

Subir de nivel. Mejorando el “contenedor” de excelia. Ese fue su camino a través de la barrera, superando este límite.

Más fuerte. Incluso más fuerte. Ella deseaba fuerza casi hasta el punto de la codicia. Más potencia, más velocidad. Alcanzar un nuevo nivel, viajar a nuevas alturas.

Hacer su deseo una realidad.

Su inexpresivo rostro de muñeca ocultaba el deseo ardiente dentro de ella.

—Aiz…

Loki la observó desde un lado, viendo su cara de perfil. Cautelosamente, ella abrió la boca para hablar.

La chica rubia se volteo para mirar a su diosa, y la deidad aconsejó silenciosamente a su seguidora.

—Aquellos que empujan mientras corren tanto como pueden siempre van a tropezar. Ya te lo dije, y lo diré tantas veces como sea necesario. Así que no lo olvides.

—…

—Te puedes ir. Ten dulces sueños.

Aiz interrumpió el contacto visual con la diosa sonriente y se volteo hacia la puerta.

Ella se detuvo un momento ante el gigantesco bloque de madera y dijo: —Buenas noches; dijo antes de salir de la habitación.

Loki la despidió con la misma sonrisa en su rostro.


—…

La chica humana descendió por la escalera de caracol.

La luz y los ruidos de la ciudad afuera pasaban cada vez que ella caminaba delante de una ventana. Aiz caminó sola por los oscuros pasillos. Pasando por todas las demás puertas, ella llegó a su habitación y entró.

Este era muy sencillo. Las únicas cosas dentro de su habitación eran un escritorio, una cama y una cortina sobre su ventana. Con sólo unas pocas posesiones personales, la habitación de Aiz era exactamente lo opuesto a las habitaciones personales de Loki. La luz de la luna que logró entrar entre las cortinas arrojaba a la habitación en un tono azul oscuro.

Ella caminó directamente a su cama y se derrumbó en las sábanas. Sintiendo su calidez a su alrededor, ella miró desde un costado a su espada, apoyada contra la pared debajo de su ventana.

El arma parecía tener un aura fresca que emanaba de su funda en un foco iluminado por la luna.

—…

Aiz cerró silenciosamente sus párpados.

***

 

 

Con su conciencia desvaneciéndose, su mente cayó en la oscuridad.

Una joven chica.

Una joven inteligente chica llena de emoción.

Riendo, tomada por sorpresa, capaz de sentir el aguijón de la tristeza y la edificante alegría.

Su rostro cambió sin esfuerzo para igualar cada emoción, con una sonrisa inocente entre sus mejillas rosadas.

Un libro se abrió frente a sus ojos, con la historia desarrollándose en su cabeza.  Cómodamente acurrucada en una manta blanca, la niña renegó hasta que la historia continuó. Una voz inestable llena de amor comenzó a leer de nuevo.

Si la niña levantara la vista de las páginas, ella vería la hermosa sonrisa de una mujer rubia por encima de ella. Al igual que la niña inocente en su regazo, todo estaba en calma, tranquilo. Las dos parecían encajar juntas, como hermanas. La niña sonrió otra vez.

La historia llegaba a su fin.

Había una princesa en el fondo de un bosque que estaba atrapada en el sueño eterno. Hasta que un día ella fue despertada por un joven.

Él fundió su corazón, tomó su mano, y los dos vivieron felices para siempre. La princesa fue salvada.

-¿Te gusto esta historia?; La niña asintió con la cabeza.

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-¿Y a ti mamá?; La mujer asintió de vuelta.

—Yo también, porque estoy viviendo muy feliz por siempre gracias a él; La mujer sonrió como si ella no se preocupara por nada en el mundo.

Los ojos de la niña se llenaron de envidia y admiración. Ella miró el libro por un momento antes de mirar hacia atrás en el rostro de la mujer.

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La mujer sonrió de nuevo.

— ¿No sería agradable que conocieras a alguien que hace lo mismo por ti? La niña sonrió como una flor que se abría con el sol de la mañana.

El color blanco había desaparecido; era un lugar diferente. Mirando alrededor, todo estaba envuelto en un negro ominoso. Los gruñidos de un horrible monstruo resonaron.

Los ecos no se alejaban, llegando desde todos los ángulos. No había escapatoria.

Sin cielo arriba, el aire se sentía húmedo y espeso. Una larga serie de túneles complejos. Al final de un túnel delgado, había paredes altas y frías alrededor.

La niña estaba rodeada de monstruos aterradores en un laberinto subterráneo.

Sus ojos temblaban de terror, las lágrimas no dejaban de fluir. Su suave piel estaba cubierta de rasguños y moretones, con su ropa rasgada y endurecida con barro. Ella estaba tendida en un rincón de la habitación como un títere sin cuerdas, incapaz de escapar.

Las oscuras sombras reflejadas en sus ojos se hicieron más grandes. Los gritos de sollozo escaparon de su boca mientras las criaturas se acercaban.

Garras y colmillos brillaban ante la indefensa chica. De repente, un destello de plata apareció.

Una línea apareció a través del pecho del monstruo que había encima de ella. Temblando, ella observó cómo caía la bestia y un joven emergía de detrás de este monstruo.

Un alto collarín negro ocultaba su boca. Él llevaba una armadura mínimamente ligera y llevaba una larga espada de plata.

Los ojos de la niña se abrieron antes de que saltara hacia él.

“…”

Su conciencia había regresado a la superficie.

Sus ojos aturdidos ya no veían el sueño, sólo las paredes muy familiares de su propia habitación.

Aiz logró que sus párpados se abrieran del todo antes de parpadear dos o tres veces. Unos momentos más tarde, ella tiró lentamente la sábana y se sentó en su cama.

Aun no estando completamente despierta, ella echó un vistazo a la habitación. La oscura cámara se había ido; Su habitación estaba iluminada.

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Las cortinas blancas no podían contener la luz del sol estallando a través de los pliegues. Era de día.

…Ha pasado tiempo.

Su mirada cayó sobre la espada bajo la ventana antes de que se secara los ojos. Ella no había tenido ese sueño en años.

Ella casi había olvidado los recuerdos de donde este venia.

Aiz se preguntó por qué resurgían ahora después de tanto tiempo, pero ella rápidamente encontró una respuesta. Lo más probable, fue por el chico que ella había salvado ayer.

Ella había visto un pedazo de sí misma en el chico de cabello blanco.

—…

Sus ojos del color de un rubí rojo habían causado una gran impresión.

El parecido a un conejo era extraño. Tal vez fue sólo porque fue el último evento de una expedición especialmente ruda, pero ella todavía podía recordar su rostro.

Tal vez este conejo le había traído ese sueño. Aiz no se dio cuenta, pero su habitual expresión estoica se suavizo.

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— ¿Aiz? ¿Estas despierta? El sol ya salió.

La voz de Tiona vino desde el otro lado de su puerta.

La rubia humana estaba adormecida. Era muy raro que ella experimentara un profundo sueño.

¿Fue por la expedición, o fue gracias a sus recuerdos?

Fuera cual fuese la causa, ella sintió una extraña calma que había estado ausente la última noche. Aiz respondió a Tiona y comenzó a prepararse para este día.

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