Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Confusión de Calabozo

Parte 2

 

 

Los monstruos nacían de las paredes del calabozo.

Estos salieron como pájaros que salían de los huevos, rompiendo las paredes como una cascara.

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Cada monstruo nació totalmente maduro y capaz de luchar en el instante en que saliera de la pared del calabozo. Cuanto más bajo era el piso, más fuerte era el monstruo al nacer. Las bestias nacidas en los Niveles Profundos del Calabozo eran cosas que había en una pesadilla.

El calabozo era la madre de todos los monstruos.

Eso era todo lo que los humanos y semi-humanos sabían con seguridad sobre este laberinto subterráneo. También se consideraba generalmente que el calabozo estaba tan vivo como una persona o un monstruo. Por ejemplo, las paredes dentro del calabozo se curaban de cualquier cantidad de daño si se daba tiempo suficiente. Un pasillo entero podría ser quemado por las llamas y aun así luciría completamente normal unos días después.

¿Por qué había luz subterránea?

¿Por qué nacieron los monstruos?

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¿Cómo se recuperaba el laberinto?

La humanidad había tratado de desentrañar los misterios del calabozo desde tiempos antiguos, pero cada intento había conducido a sólo más preguntas.

Incluso los dioses omniscientes que descendieron desde lo alto no habían contado a nadie lo que realmente estaba sucediendo. Si estaban escondiendo algo o realmente no sabían, no había ninguna posibilidad de obtener cualquier información útil de ellos.

Ellos siempre esquivarían la pregunta. “El calabozo es el calabozo. ¿Qué más necesitas saber?” Por lo tanto, la humanidad tendría que ser la que encontraría las respuestas.

Este “desconocido” podría muy bien ser lo que los aventureros estaban tratando de encontrar.

***

 

 

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—Sabes, no parece haber tantos monstruos por aquí hoy.

—Es mucho mejor que huir. No tener que luchar es lo que queríamos.

—No es exactamente lo que quería decir, pero… eh.

El grupo de batalla de Aiz continuó progresando a través del piso cincuenta y uno, encontrándose sólo unos pocos monstruos en el camino. Gracias a eso, ellos habían ahorrado bastante tiempo.

Tiona estaba en la parte delantera de la formación, Aiz justo detrás de ella, seguido de cerca por Lefiya y la siempre vigilante Tione en la retaguardia. Las mujeres permanecieron en una solo fila mientras luchaban contra una ansiedad que sólo el calabozo podía producir.

El calabozo sin monstruos estaba lleno de un poderoso silencio, como una vieja represa que apenas contenía agua. Había algo antinatural en ello. Cualquier cosa podría suceder en cualquier momento dentro de estas paredes, haciendo la tranquilidad aún más inquietante.

Los patrones cuidadosamente estirados de las primeras etapas del piso habían desaparecido, reemplazadas por escaleras de gran tamaño que se conectaban a los puntos más altos del mismo nivel, incontables intersecciones de cuatro vías y pasillos que se dividían en tres o cuatro caminos en seguida. La colmena cuadrada se había convertido en un nudo.

Las cuatro aventureras se mantuvieron en alerta, con los ojos y los oídos bien abiertos para no perderse ninguna señal de peligro. Ellas tenían, sin embargo, un mapa para mostrarles el camino a través del laberinto. Ellas se separaron del camino principal— lo cual las condujo al piso cincuenta y dos— y en su lugar se dirigieron hacia una esquina posterior del piso.

—justo allí… Vamos a repasar algunas cosas antes de llegar al manantial.

El ancho vestíbulo empezó a estrecharse frente a ellas, señalando a Tione que su destino estaba justo por delante.

Las otras siguieron caminando mientras revisaban los puntos más finos de su mision.

—Lo único que tenemos que hacer es conseguir el agua… pero una batalla con Cadmus, el Gran Dragón, es probablemente inevitable.

—Cadmus, um, ¿no es…?

—Síp, realmente, es muy fuerte…

—En términos de solo fuerza, él es más fuerte que el jefe del piso Udaeus, creo.

Había pisos especiales en todo el calabozo en la que aparecía un monstruo extremadamente fuerte. Estos monstruos, conocidos como jefes de piso, golpearon el miedo en los corazones de los aventureros. El Gremio tenía una clasificación para ellos: Monster Rex.

Por lo general, los jefes de piso eran un nivel completamente por encima de todos los monstruos ubicados en su piso. Ellos representaron el desafío más grande para los aventureros en el calabozo y requería mucho trabajo de equipo para derrotarlos.

Lefiya tragó el aire en su garganta cuando se dio cuenta de que el dragón al que estaban a punto de enfrentar tenía más poder físico que un jefe de nivel 6.

— ¿Puedo distraerlo el tiempo suficiente para terminar la mision?

—Imposible. No mientras ese dragón esté en guardia. Si piensas que puedes reunir el agua del manantial durante la pelea, morirás.

—La última vez, me golpeó lo suficiente como para convertir mis entrañas en sopa; Tiona se rió mientras recordaba haber sido golpeada como una mosca. Lefiya la miró, de manera pálida, mientras toda la sangre salía de su rostro.

—Acabemos con Cadmus antes de conseguir el agua.

—Lo… lo entiendo…

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—Tione… ¿Cuál es el plan?

—Lo de siempre. Aiz, Tiona, y yo iremos a la cabeza. Lefiya, golpéalo con tu mejor magia. Entonces nosotros iremos a matarlo.

—Lefiya, muéstranos lo que puedes hacer esta vez, ¿De acuerdo?

—Bi-bien.

El grupo se detuvo. El final del estrecho pasillo estaba a la vista. La luz se filtraba desde la cámara abierta, a menudo llamada “habitación” por los aventureros.

El manantial de Cadmus estaba en esa habitación.

—…

Tione hizo contacto visual con Aiz, y ambas silenciosamente asintieron. La Amazona tomó la posición de su hermana menor, con las otras ajustando la formación detrás de ella.

Las cuatro avanzaron lo más silenciosamente que pudieron, caminando paso a paso para camuflar los pasos del otro. Tione extendió su brazo, lanzando la señal de espera a sus aliados, y lentamente se arrastró hacia adelante por si misma.

Las otras tres se lanzarían hacia adelante a su señal. Todos los ojos estaban clavados en la Amazona, con sus músculos tensos y cabellos parados. Los labios de Lefiya temblaron cuando ella apretó su cuerpo. Incluso el aire despreocupado de Tiona había desaparecido. Aiz estaba completamente concentrada en el brazo de su aliada, sin parpadear.

Agachadas en el suelo, las tres chicas esperaron la señal de Tione.

—¿…?

La primera en notar que algo no estaba bien —no, que algo estaba completamente fuera de lugar-

— fue Aiz.

Sus cejas se curvaron con un ceño fruncido mientras se levantaba de repente.

—Que—espera, Aiz.

—…Que extraño.

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— ¿Huh?

—Está demasiado tranquilo.

Respondiendo brevemente a las objeciones de Lefiya, Aiz avanzó.

Tione escondió su cuerpo contra la pared mientras ella pegaba su cabeza en la habitación, buscando a los monstruos. La chica rubia pasó junto a ella.

Lo que saludó sus ojos fue abrumador.

-¿Que pasó…?

-¿Todo está ..?

Tiona había seguido a Aiz a la habitación y estaba muy sorprendida.

La habitación estaba llena de árboles exuberantes, lo suficiente como para ser considerado un bosque pequeño. Sin embargo, cada uno de ellos estaba roto, tumbado en pedazos o completamente desarraigados. El suelo y las paredes de la habitación mostraban signos de que hubo una lucha; Frescas grietas y escombros cubrían el área.

Pero la vista más perturbadora dentro de la cámara eran las marcas extrañas en las paredes y los árboles que parecían haber sido fundidos.

Incluso ahora, el humo negro pútrido estaba emergiendo de los puntos púrpura por toda la habitación.

—Puagggg…

Tiona se cubrió la nariz y la boca con su brazo.

Las chicas entraron en la habitación con una confusión en sus rostros. Más atentas al sonido y al movimiento en el pasillo, las cuatro se mantuvieron unidas mientras se abrían paso a través de los troncos de los árboles.

A pesar de la carnicería que las rodeaba, había un lugar que permanecía intacto.

Unas ondas viajaban a través de la superficie de la cristalina y limpia esquina de la habitación. El manantial había sido protegido.

El agua brotaba de una grieta natural en la pared— una pequeña corriente que provenía de la caverna situada más allá de la pared del calabozo. El líquido azul claro centelló mientras se acumulaba en un estanque rodeado de flores silvestres.


Y justo en frente de esta maravilla natural del calabozo había una gran pila de cenizas.

—Esto no es…

—… ¿Lo que queda de Cadmus?

Sus susurros llenaron el aire, sonando mucho más fuerte que las ansiosas chicas debieron hacer.

La forma de la gran pila de cenizas en la hierba coincidía con el dragón en su memoria. La cámara sin el jefe estaba aun así; No había nada más vivo allí. Incluso si había otros monstruos, no había duda en su mente. Esta pila de cenizas solía ser el Dragón Cadmus.

El monstruo había perdido su piedra mágica. Aiz y los demás pronto se unieron a Tione, con la ceniza a sus pies.

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—… ¿Una familia diferente lo mató…?

Lefiya dijo lo primero que le vino a su cabeza. Tione sacudió lentamente la cabeza.

—Muy pocos grupos de aventureros pueden llegar tan profundo. Habríamos sabido si alguna de sus familias lanzó una expedición al mismo tiempo que la nuestra.

—…Echare un vistazo.

El susurro de Aiz atrajo la atención. La chica rubia se arrodilló junto a un bulto particularmente grande en la ceniza.

Ella cuidadosamente lo limpió para revelar lo que estaba enterrado debajo.

—Los objetos caídos todavía están aquí…

Un pedazo de oro del ala del dragón emergió de la ceniza.

—La piel de Cadmus.

Un objeto caído extremadamente raro, no había ninguna garantía que podría ser recogida incluso después de derrotar a Cadmus. Era tan valioso que esta pieza solo habría pagado por la armadura

y las armas para cada miembro de su expedición combinada.

Teniendo en cuenta todo el dinero que los aventureros gastaban cada vez que ponían los pies en el calabozo, era difícil creer que alguien lo dejara atrás.

—Bueno, entonces, ¿Qué pasó?

Algo estaba aquí. Algo lo suficientemente fuerte como para matar a Cadmus. No fueron aventureros.

El silencio cayó en la habitación.

Las gemelas amazónicas cerraron su boca. Aiz miró fijamente su reflejo en la brillante piel de oro en el suelo junto a su rodilla.

Lefiya apretó sus dientes y se frotó sus brazos. Ella era la única que expresaba físicamente lo que todos sentían.

—… Tengo un mal presentimiento. Avancemos. Nadie se opuso a la orden de Tione.

Ellos recogieron la piel de Cadmus, así como un pedazo de árbol fundido para ayudar a explicar a Finn lo que habían visto. Lefiya sacó unos cuantos contenedores de su mochila, hundió uno en el manantial y consiguió el agua.

Normalmente, el dragón habría luchado con uñas y dientes para proteger su preciada agua del manantial. Tratar de quitarle esa agua debería haber sido un trabajo extremadamente peligroso. Excepto que esta vez, el dragón no estaba aquí.

La mision terminó en un instante. Lefiya había recolectado más que suficiente del líquido para satisfacer a su cliente. No sabía qué pensar mientras cerraba el último de los contenedores y los regresaba a su mochila.

—Parece que no tuvimos que dividir el grupo después de todo.

—Cierto…

Los aventureros salieron de la habitación. Volviendo al camino por el que habían venido, Lefiya forzó una sonrisa mientras intentaba aliviar el estado de ánimo. Aiz parecía estar sumida en sus pensamientos; Su mirada se centró en el camino hacia delante mientras hablaba.

Las gemelas amazónicas estaban liderando el camino e intentaban lo mejor posible para averiguar lo que acababan de ver.

—Entonces… ¿Cuál es tu opinión?

—Lo único que tendría sentido es otro monstruo, pero…

Tione dejó caer sus palabras.

Cadmus era un monstruo extremadamente raro que había sido lo suficientemente fuerte como para lidiar con un jefe de piso, así como actuar como el guardián de los manantiales.

Por lo tanto, era el monstruo más fuerte en el piso cincuenta y uno. En realidad, si todos los Monsters Rex fueran sacados de la ecuación, él era uno de los monstruos más fuertes conocidos por el hombre.

Incluso una multitud de rinocerontes negros y arañas deformes no tendrían ninguna posibilidad.

Un Irregular.

Aiz escuchó la conversación de las dos hermanas y de repente ella recordó una palabra que había escuchado usar a su dios.

Ellas avanzaron un poco más hasta que…

—¡¡—GAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!

***


 

 

Un grito vino de la nada.

Un grito ensangrentado que podría haber salido de los hoyos más profundos del infierno alcanzo al grupo de batalla de Aiz.

Este produjo imágenes espantosas de alguien con un dolor inmenso. Los ecos resonaban en las paredes en todas direcciones, atacando sus tímpanos desde todos los ángulos posibles. Las cuatro mujeres despegaron instantáneamente hacia este ruido porque ese grito les sonaba familiar.

-¡Esa voz!

— ¡Raúl…!

Ellas siguieron el sonido lo mejor que pudieron; Todo lo demás era suerte.

Cada monstruo que se encontraba en su camino fue cortado o lanzado fuera del camino mientras las aventureras corrían a través de las intersecciones cuadradas. En otras palabras, hasta que algo importante apareciera al otro lado de un largo pasillo.

-¡¿Qué es eso?!

-¡¿U-una ..?!

Los ojos dorados de Aiz se entrecerraron mientras las voces de Tiona y Lefiya sonaban detrás de ella.

Era una enorme bestia.

Su cuerpo largo era un verde amarillo descolorido. Sin embargo, había varios puntos y patrones brillantemente coloreados que simbolizaban el veneno natural en los animales. La suposición de Lefiya se basaba en las innumerables “piernas” que sobresalían de su serpenteante cuerpo inferior. Realmente se parecía a una oruga de gran tamaño. Las muchas alas delgadas –brazos, la mayoría de las veces— sobresalían de cada lado del bulto montañoso de una parte superior del cuerpo que parecía estar en la parte delantera de una serpiente gorda. Cada una de las alas tenía cuatro rendijas en el extremo, parecidas a los dedos.

Aiz y sus compañeras se habían aventurado en el Calabozo muchas veces, y sin embargo ninguna de ellas había visto nunca este monstruo antes.

-¿Una nueva especie?

El monstruo onduló su cuerpo. En su cresta, los brazos agitados llegaron a medir cuatro metros de alto — lo suficientemente alto como para golpear el techo y enviar trozos de estos para que se estrellaran en el suelo. Al mismo tiempo, era lo suficientemente ancho como para bloquear el estrecho pasillo. Aiz vio cómo se movía por un momento y no podía dejar de pensar que se parecía a un carruaje blindado.

-¡¿General?!

Justo delante de la bestia embistiendo, corriendo por sus vidas, estaban Finn y el resto del equipo dos.

Los aventureros de clase superior, incluso más fuertes que Aiz o las amazonas, habían dado la espalda a un enemigo y huían a toda velocidad.

Tione preguntó, asustada. —¡!

Pero la primera en moverse fue Tiona.

Sus ojos brillaban mientras se lanzaba hacia el monstruo que se aproximaba. Ella corrió por delante del equipo dos, decidida a detener su avance.

— ¡Tiona, no!

Ella no escuchó a Finn y aceleró.

La bestia la vio venir y levantó la parte de su cuerpo que debía haber servido de cabeza y abrió la boca con un sonido asqueroso y mugroso. Los músculos de la parte superior del cuerpo se apretaron por un momento antes de que un gran flujo de líquido saliera de sus mandíbulas abiertas.

El líquido moteado de negro y púrpura se veía como mármol líquido mientras se lanzaba por el aire. Tiona lo esquivó fácilmente antes de girar y hundir a Urga directamente en el “pecho” de la bestia.

—¡—!

—¿?

El grito agudo del monstruo era tan agudo que podria haber destrozado un vidrio. Al mismo tiempo, Tiona abrió sus ojos con sorpresa.

El mismo líquido que el monstruo escupió hace un momento salió de su herida abierta. La Amazona fue capaz de batir su cabeza fuera del líquido a tiempo.

Por desgracia, una mecha de su cabello no fue tan afortunada— y con un siseo, este empezó a derretirse.

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Tiona aterrizó en el suelo e inmediatamente despegó a otra dirección.

— ¡¿Huh…?!

Tiona miró su arma tan pronto como llegó a los dos equipos y no podía creer lo que veía. La mitad de Urga había desaparecido. No– La mitad de Urga se había derretido.

El líquido que llenaba el cuerpo del monstruo enemigo comía el metal mientras corría.

Lo que es más, la mecha de su cabello justo al lado de su oído, junto con su amada espada, estaba saliendo humo. Tiona estaba sin palabras mientras los veía gotear lejos de sus propios ojos.

Lo impensable había sucedido: su arma había sido destruida.

—¡¡—Aaaiii!!

El monstruo soltó otro chillido y lanzó aún más líquido hacia los aventureros.

Tiona tuvo que lanzarse rápidamente a un lado para evitarlo. Aiz y los demás se alejaron del camino donde iba a caer las gotas lo tan lejos posible.

Hisssss*siseo*. La línea donde cayó el líquido entró en erupción en un humo negro mientras el suelo comenzaba a disolverse y fundirse.

-¡Nadie me habló de esto! ¡¿Por qué nadie me lo hizo saber?!

-¡Finn lo intentó, idiota!

Tiona gritó cuando ella cayó en la formación del equipo dos. Pasando junto a Bete, él se apresuró en chasquearle la lengua.

Aventureros y el monstruo. Aiz, Tione y Lefiya intercambiaron miradas en silencio antes de voltearse y despegar lo más rápido que pudieron.

Un grupo de aventureros de primera clase se esforzó en hacer una rápida retirada. Era impensable, y sin embargo esto había llegado a pasar.

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— ¿Qué es eso, Finn? ¡Esto no es gracioso! ¡Mi hermosa Urga!

—No lo sé. Acaban de aparecernos.

El espumoso mango de Urga se había disuelto casi hasta el final y el humo negro que olía a carne podrida era todo lo que quedaba del arma. Tiona arrancó los mechones de cabello que habían sido golpeados por el vil líquido mientras ella y Finn intercambiaban palabras y huían.

Su equipo había llegado a un lugar diferente dentro del manantial de Cadmus, derrotaron al dragón, y estaban de camino cuando fueron emboscados por un grupo de estas extrañas bestias. Sin embargo, todas sus armas se perdieron en los primeros momentos de combate y se vieron obligados a retirarse.

Ese fue el resumen de Finn.

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