Youjo Senki (NL)

Volumen 3

Capítulo 6: La Campaña Del Sur

Parte 7

También es agravante que no podamos sacudírnoslos a pesar de que estamos cerca de la aceleración máxima. Propondría una ley contra los acosadores, pero de todos modos esa regulación no se aplicaría en un campo de batalla, así que supongo que sólo tienes que salvarte a ti mismo.

“Muy bien, juguemos con ellos. Señores, un tsurinobuse. ¡Entretengan a nuestros invitados!”

Quiero emboscar a estos cretinos para que podamos escapar. Ya estamos en modo pseudo- Shimazu, por lo que no es una mala idea tomar su ejemplo aquí.

Ellos son los que nos persiguen. Preferiría mucho el método civilizado de tener una conversación pacífica, se queja Tanya en su cabeza. Una vez que el enemigo te ataca, no tienes otra opción que matarlos, ¿estoy en lo cierto?

“““¡Yaaargh! ¡Vamos a darles una avalancha de abrazos!”””

Y la respuesta de sus subordinados a su orden es tan viva como esperaba.

Las tropas tenían sed de batalla, lo cual es genial. Eso significaba que no tendría ningún problema para que los voluntarios jugaran el papel terriblemente difícil pero divertido del cebo: soldados imperiales entumecidos que huían en una derrota. Bueno, sólo significaba que eran del tipo desagradable que les gusta burlarse de los cachorros.

“Fairy 01 a 02 y 05. Ustedes son el cebo. Posiciónense en la retaguardia. Cuando esos payasos ataquen, finjan colapsar en desorden y huir.”

Primero, ella tenía dos compañías que fingían ser la retaguardia. El punto era llamar la atención del enemigo. Un enemigo que estaba ansioso por luchar es a menudo como un toro enfurecido cargando contra un capote rojo. Sus subordinados no eran rojos, pero he oído que un toro cargará contra cualquier cosa que se agite delante de ellos.

Entonces, para tomar prestado de ese ejemplo, pretenderán que no pueden resistir el ataque del enemigo y se dispersaran en una retirada desordenada. Tendrá dos compañías que serán el capote ondulante y serán perseguidas mientras las otras unidades fingen huir ante el enemigo y llegar a cierta distancia.

Fingiendo que han perdido la voluntad de pelear, se dispersarán a ambos lados. Entonces, todo lo que tienen que hacer es esperar en la ubicación óptima y atraer a esos entumecidos que sólo saben cómo cargar.

“El resto de ustedes sepárense. Después de atraer al enemigo al espacio aéreo D-3, vamos a atacar desde tres lados.”

En el momento en que las dos compañías de cebos conducen al enemigo a D-3, el resto de las unidades, que supuestamente huían en el caos, volverán y lanzarán un ataque. Luego, todos formarán una forma de cono y cruzarán sus líneas de fuego, teniendo cuidado de no golpearse entre sí.

En el momento en que se forma esa formación, el enemigo será como una rata en una trampa.

“Está bien, caballeros. ¡Es hora de darles a estos idiotas algo de aprendizaje!”

Tanya dice que les enseñarán que estar rodeado es tan terrible en el cielo como en el suelo.

Lamentablemente, si podrán o no usar lo que aprenden es un asunto para otra dimensión.

Y cuando los magos imperiales disparan una cantidad improbable de fórmulas en ese espacio aéreo estrecho, los Republicanos que los persiguieron con tanto entusiasmo expiran y caen uno tras otro. No tienes que ser Tanya para reconocer esto como una victoria extremadamente fluida y que levanta la moral.

Además, la Mayor Tanya von Degurechaff puede aumentar su puntaje, y ni siquiera requirió tanto esfuerzo. Es un trabajo maravilloso que resulta en ganancias fáciles y dramáticas.

“¡Ja, ja, ja, ja! ¡No puedo parar de reír!”

Es por eso que, en un caso raro, puede ser tan alegre que incluso se ríe.

Casi dices Sería genial si pudiera seguir siendo así de ahora en adelante, pero se congela cuando se da cuenta de la implicación de sus palabras.

Sí, las palabras de ahora en adelante.

… ¿De ahora en adelante?

 Esto es lo que significa ser tan feliz que te vuelves triste. Sus pensamientos se detienen por un momento, y luego una aterradora premonición del futuro le produce escalofríos. Después de recuperar la compostura, Tanya recuerda objetivamente la situación en la que se encuentra. Luego, después de pensar un momento, sacude la cabeza con una expresión abiertamente amarga en su rostro.

Ciertamente, ahora mismo estamos ganando fácilmente. Incluso ahora han derribado a magos Republicanos como si fuera un tiro al blanco. Pero la guerra no suele ser así.

Tenerlo así de fácil te arruinará. Acabar con la chusma enemiga ciertamente es una victoria directa, pero sería un error esperar que todas las batallas fuesen así.

Incluso antes de eso, si tenemos esa ventaja, ¿no deberíamos estar tomando medidas para poner fin a la guerra?

“… ¿Hmm?”

De repente Tanya se pregunta por qué siguen luchando y gime inconscientemente. Sin siquiera darse cuenta de la mirada inquisitiva del Teniente Primero Weiss, se sumerge profundamente en sus pensamientos mientras la unidad regresa a la base. Después de reflexionar sobre las cosas por un tiempo, se ve obligada a reconocer una realidad impactante.

Cuando aterrizan en su base desértica, ella deja su equipo y despide a las tropas. Tomando una taza de agua fría del tanque con una expresión distraída, mira el interminable tren de vehículos militares imperiales que van y vienen por el desierto.

Suministros del país de origen y camiones de transporte. Todas esas cosas luchan una batalla desesperada contra la arena para ayudarles en su victoria. No está segura de a quién se le ocurrió la idea, pero han usado sabiamente camellos en lugar de caballos para transportar parte de la carga, lo que probablemente aumenta la eficiencia.

Entonces su arduo trabajo estaba dando sus frutos. Por ahora, las cosas estaban bien.

Sus únicos enemigos eran los restos Republicanos, que apenas eran una amenaza formidable, y las fuerzas expedicionarias de la Mancomunidad. Independientemente de los números, el Ejército Imperial los ha vencido en términos de entrenamiento, por lo que cualquier enfrentamiento es un tiro al blanco garantizado.

Sin embargo, a la inversa, estamos desperdiciando nuestros vehículos en este patético enemigo y ejerciendo una gran presión sobre nuestras líneas de suministro.

… Ciertamente, en términos de la idea del General von Zettour de un despliegue puramente político para presionar a la República y expandir nuestra influencia en el Reino de Ildoa, una fuerza expedicionaria en el sur del continente es una respuesta.

Pero eso… Las palabras están en la punta de su lengua, pero no puede sacarlas y suspira.

Tanto el plan del Teniente General von Rudersdorf para acabar con los restos del Ejército Republicano como el plan político del Teniente General von Zettour son opciones que suponen que el número de jugadores importantes en la guerra no aumenta. Han hecho realidad una fuerza expedicionaria utilizando todos los medios posibles a pesar de la difícil situación en la retaguardia y las fuerzas limitadas que pudieron reunir.

Tanya se ve obligada a preocuparse. Teniendo en cuenta la situación financiera, tal vez este plan nos lleve demasiado lejos en el hielo quebradizo.

Debería haber muchos caminos por recorrer. La flota de Alta Mar podría haber tomado una actitud decisiva para tomar el mando del mar de la Mancomunidad, incluso si ambas armadas terminaran destruidas. Podrían haber establecido un gobierno títere en la República y haber hecho las paces.

Pero hasta donde Tanya puede decir, la Flota Imperial está recurriendo a la estrategia de flota en ser para evitar riesgos militares y conservar su fuerza. Si bien no puede negar que la estrategia tiene su lógica, definitivamente no es una que derrotará a sus enemigos.

Por lo que ha terminado desplegada en las no esenciales Colonias Republicanas del sur del continente para perseguir y destruir los restos del Ejército Republicano. Incluso descontando la consideración diplomática hacia el Reino de Ildoa, sigue poniendo el carro delante del caballo.

El Imperio bien podría estar irradiando ociosamente sus capacidades superiores de lucha. En estas batallas separadas a pequeña escala, los generales imperiales no perderán. Dominan en el nivel táctico. El Estado Mayor gestiona con éxito la movilidad y el despliegue a nivel operativo, ya sea maniobrando en la guerra o atravesando cercos, así como problemas de suministro.

De hecho, desde un punto de vista militar, ejercer presión militar y política sobre los remanentes de la República y la Mancomunidad a través de la situación en el sur del continente y planear cooperar con Ildoa no es un grave error.

Pero eso es sólo desde un punto de vista puramente militar. O… Tanya tiene dudas y revisa su conclusión. Quizás desde el principio el Estado Mayor está proponiendo políticas solo desde un punto de vista militar, y el resto lo dejan en manos del gobierno, no queriendo pisar los pies de la administración.

Pero si ese es el caso, Tanya tiene que enterrar la cabeza en sus manos.

“… ¿Qué bien hará expandir el frente más que esto?”

¿Qué gana el Imperio con la toma de las antiguas Colonias Republicanas en el desierto?

¿La voluntad de luchar contra cualquier enemigo que se encuentre en el campo de batalla se ha extendido a los políticos de la retaguardia, que se supone que deben mantener la calma y pensar en la estrategia?

Mientras sigue este tren de pensamiento, tiembla ante su horrible visión del futuro.

“Entonces… ¿Entonces cómo…? ¿Cómo van a terminar la guerra los políticos en casa?” Ella lo murmura para sí misma.

Pero ese sentimiento le da un escalofrío terrible, como una maldición.

¿Son los políticos imperiales capaces de terminar la guerra?

Nosotros, el Ejército Imperial, estamos ganando en el campo. También tenemos la iniciativa. Es por eso que estamos disfrutando de tan buenos momentos en este tiempo.

Sí, tanto política como militarmente, estos son los mejores momentos.

… Entonces, si estos son nuestros mejores momentos, ¿entonces…?

Qué desperdicio, se lamenta. Son nuestro mejores momentos, pero el Imperio sigue desangrando su poder nacional en una guerra que no tiene un final a la vista.

***

1 DE NOVIEMBRE, 1925 DEL AÑO UNIFICADO, CASA DE LOS COMUNES DE LA MANCOMUNIDAD

“Sujetos de la Mancomunidad, hoy les informo que se acerca el día en que el Imperio, esa terrible nación militar, ejerza su poder sobre nosotros.”

La voz del primer ministro hablando a toda la gente de la Mancomunidad por radio transmitía su dura realidad.

“Y desafortunadamente, también debo informarles que tienen la intención de atacar. Pero permítanme decir esto: espero que sea de algún pequeño consuelo que les prometo en nombre de la Mancomunidad, será imposible que lleguen por mar.”

Contrariamente al contenido de su discurso, en cambio, su tono contenía un toque de humor.

“Pero incluso nuestras paredes de madera, elogiadas desde hace mucho tiempo, encontrarían al enemigo malvado que actualmente enfrentamos en una prueba significativa. La guerra ya no es lo que solía ser.”

Entonces habló, tocando la forma en que la guerra había cambiado.

“En este punto, debemos reconocer francamente, sin desanimarnos, que estamos entrando en una era terrible.”

Todos los que escuchaban con atención entendían que quería decir con que sería una pelea difícil.

“Esta guerra será dura y exigirá una larga resistencia. Probablemente tendremos que luchar hasta que nosotros o nuestro enemigo colapse. Y será una pelea que tomará toda la fuerza que tenga nuestra patria.”

Junto con sus predicciones, hizo una declaración.

“Pero le prometo a mi amada patria.”

Todas y cada una de las palabras eran claras como el agua.

“Algún día, los destruiremos.”

Alguien en un pub gritó: “¡Apuesto a que lo haremos!” y varias personas asintieron de acuerdo.

“Pero por ahora, simplemente espero que, en la Mancomunidad dentro de mil años a partir de hoy, los nietos de nuestros hijos lean en un libro de historia escrito por uno de nosotros que ahora, este momento, fue el mejor de los momentos para el Imperio.”

Esa era la historia que era su deber crear.

“Para nosotros, es realmente el peor de los momentos; pésimo, debería decirse. Al mismo tiempo, para el Imperio, es el mejor momento.”

Incluso confiaba arrogantemente en que existirían a perpetuidad mil años después.

“Ahora bien, damas y caballeros, un brindis por nuestros peores momentos. ¿Y no queremos que lo digan nuestros nietos? ¿No queremos que digan que estos momentos fueron los mejores del Imperio? Hasta ahora, al peor de los momentos de nuestra patria eterna…¡salud!”

-FIN DEL VOLUMEN 3-