Youjo Senki (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Como Usar La Victoria

Parte 2

AL MISMO TIEMPO, BASE DEL EJÉRCITO IMPERIAL EN BREST

Al leer el mensaje que le dio su ayudante, se frotó las sienes y gimió. Luego, aferrándose a la esperanza demasiado optimista de que su conclusión cambiará en una segunda lectura, la Mayor Mágica Tanya von Degurechaff del Ejército Imperial, oficial del Estado Mayor, la mira de nuevo.

Pero no importaba qué tan lejos entre las líneas leyera. Después de todo, era claramente un aviso oficial del Estado Mayor.

“… Lo siento, Teniente Serebryakov, voy a salir por un momento.”

Entonces, con una palabra para su ayudante, Tanya se pone la gorra de plato molesta, se levanta lentamente y se dirige al edificio residencial adyacente al cuartel general del batallón.

Mirando hacia arriba, ve cielos despejados, en contraste con su estado de ánimo.

“Es casi verano, ¿eh…?”

Todavía no hacía demasiado calor, pero el verano probablemente estuviera cerca. Tanya fue quien autorizó al Teniente Primero Weiss y a los demás el irse de permiso y tomarse vacaciones. También fue ella quien aprobó los gastos de las arcas del batallón, como reconocimiento de los servicios de sus subordinados, para que pudieran pasar un día haciendo una barbacoa en la playa.

Eso es… bueno, está bien.

Sólo son oficiales sirviendo en el campo. Es natural que tengan derecho a probar el dulce néctar de la victoria. Y Tanya no es en absoluto reacia a respetar los derechos de los demás. Ella sabe que es imperdonable que un superior se aproveche de sus subordinados simplemente porque son subordinados e infringir sus derechos.

Entonces Tanya no culpa a las tropas por celebrar su victoria. Está bien. Dieron todo de las posiciones en las que estaban.

El problema, lamenta Tanya, apenas reprimiendo su ira infernal y mirando al cielo, es que el mismo optimismo ha contaminado al alto mando. Es inútil.

Su ira y desconfianza acumuladas explotaron por completo con este mensaje de felicitación del Estado Mayor. Una felicitación personal sería una cosa, pero esta fue una declaración oficial del Estado Mayor, de todas las personas, dirigida a todo el ejército y alabando ingenuamente nuestra “gran victoria” de todas las cosas.

En el momento en que lo entendió, le fue difícil controlar sus emociones. Con su escaso autocontrol restante, evitó una explosión total en el acto, pero literalmente estaba hirviendo de ira.

En el momento en que cierra la puerta, arroja su gorra al suelo y grita sus verdaderos sentimientos.

“¡Mierda! ¡¿El dulce néctar de la victoria?! ¡Perdimos completamente nuestra oportunidad de terminar esta guerra! ¡Puede que sepan cómo ganar, pero no entienden cómo usarlo!”

Con el rincón tranquilo de su mente, Tanya entiende que decirles a todos que se enojen no tiene sentido. Es por eso que tiene el sentido suficiente para drenarlo todo en su habitación, donde no tiene que preocuparse de que nadie la escuche.

Pero una vez que está en su habitación, no puede para: ¡¿Qué tan estúpido debe ser el Estado Mayor para marearse tanto ante esta “gran victoria” cuando la guerra todavía no ha terminado?! ¿En qué están pensando? Ella los maldice cuando el impulso la domina.

“¡Esto no puede ser posible! ¡¿Por qué el Estado Mayor no está aprovechando esta victoria?! ¡¿Por qué?! ¡El Alto Mando Supremo ni siquiera está haciendo negociaciones! ¡¿No les interesa terminar la guerra?!”

Una guerra se dividía en múltiples etapas. Sí, los oficiales y los hombres cumplieron con su deber muy bien hasta las líneas del frente; pudieron contribuir a esta gran victoria. Como tal, se les debía permitir celebrar. Ellos tenían ese derecho.

Pero si el Estado Mayor, destinado a dirigir la guerra, y la organización que estaba por encima, el Alto Mando Supremo, estaban entusiasmados por ganar y entrar en el vino de celebración… Eso era negligencia.

Eso era un error.

No, más que eso, era malvado. Era una falta criminal de acción.

“¡Mierda! ¿Por qué está pasando esto? ¿Cómo el Estado Mayor de repente se puso tan…?”

¡¿Cómo se volvieron tan tontos de repente?!

 En cualquier caso, prácticamente tirando de su cabello por este desastre, Tanya enciende el reverbero en su habitación para hervir un poco de agua y alcanza su molinillo.

Ella muele cuidadosamente los finos granos de café arábica que adquirió inmediatamente después de la captura de Paris y prepara un filtro de goteo. Luego, con el agua a la temperatura adecuada, deja que se forme la floración en la parte superior del suelo antes de verter y transferir meticulosamente los resultados en una taza. Finalmente, respira hondo, busca tranquilidad en la fragancia y se relaja.

“El Estado Mayor no entiende la situación. ¿Pero por qué pasa esto?”

Su pregunta es genuina. ¿Por qué pasó esto? El Ejército Imperial era un grupo de fanáticos de la eficiencia que se aseguraban de que incluso los oficiales de menor rango estuvieran bien versados en las operaciones de planificación y redacción. En el colegio de guerra, se esforzaban en cómo lidiar no sólo con encuentros en circunstancias desconocidas y tomar decisiones rápidas, sino también planificar en la medida de lo posible para minimizar la niebla de guerra, entre otras cosas.

“… Simplemente no puedo entenderlo. ¿Qué pasó?”

Es por eso que, habiendo recuperado la compostura, aunque temporalmente, Tanya no podía entender por qué el Estado Mayor está tan extasiado con la victoria.

Se suponía que el Estado Mayor estaba conformado de oficiales particularmente racionales, incluso considerando la composición del Ejército Imperial en general. La teoría de la probabilidad no parecía permitir que cada uno de ellos perdiera la cabeza al mismo tiempo.

¿Cómo es, entonces, que todos están borrachos en el vino de la victoria?

“Sí, realmente no entiendo este cambio en los superiores. Agh, bueno, una imagen vale más que mil palabras. Supongo que no tengo más remedio que ir allí en persona.”

Entonces se decide mientras termina su café. No tiene nada que hacer sino ir a preguntarles ella misma.

Afortunadamente, el batallón no estaba actualmente en espera de respuesta rápida. No era ideal que un comandante dejara su unidad, pero nadie debería objetar que visitara al Estado Mayor durante unos días.

En ese caso, piensa Tanya, el tiempo es un recurso finito, así que no puedo desperdiciarlo.

Una vez que ella decide un curso de acción, todo lo que quedaba era actuar rápidamente.

Ella toma el dispositivo de comunicaciones internas en la esquina de su habitación y llama a la sede del batallón.

“Oficial de Guardia Teniente segunda Serebryakov.”

“Teniente, soy yo.”

“Oh, Mayor. ¿Qué puedo hacer por usted?”

Con una leve sensación de satisfacción de que Serebryakov fue lo suficientemente rápida como para atender en dos repiques, Tanya expone brevemente su negocio. “Voy a presentarme en el Estado Mayor. Mientras obtengo el permiso del Cuartel General, prepare nuestras maletas… sí, las mías y las suyas. Y avise al Teniente Weiss.”

“Entendido. Creo que actualmente está de permiso, pero se lo haré saber. ¿Debo reservar boletos de tren de larga distancia?”

“Oh, si él no puede venir aquí, puede llamarlo por radio. Y no necesitamos boletos. Pediré autorización para volar directamente a la Oficina del Estado Mayor. Ahora bien, asegure alojamiento para nosotros en la capital.”

El tiempo era corto, por lo que no teníamos tiempo para tomarlo con calma en un tren.

Tanya ya había decidido atravesar las antiguas líneas del Rhine y volar directamente.

Afortunadamente, tal vez se pueda decir, los Tipo 97 les permitirán llegar a la capital con mucha energía restante. Independientemente de cómo sería si se tratara de un vuelo de combate, simplemente pasar por el espacio aéreo aliado debería ser bastante factible.

“¡Entendido, Mayor! ¿Cuántos días pasará en la capital?” “No muchos, pero tres con seguridad.”

Sabe que tiene que tomar en cuenta el horario del General von Zettour, por lo que ya había renunciado al hecho de que esto sería un esfuerzo que consumiría mucho tiempo y creía que era mejor sobrestimar la duración de su estadía.

Por supuesto, realmente, ella no quería estar lejos de su puesto por mucho tiempo… pero ya había decidido que librará una feroz batalla de palabras en la capital si es necesario.

“Entendido. De inmediato, señora.”

De acuerdo. Tanya junta sus cosas y empaca su uniforme de vestir tipo I. Luego entrega dos formularios de aprobación del plan de vuelo, uno para Serebryakov y otro para ella, así como un plan que suponía un vuelo directo, y recibe autorización casi de inmediato.

Mientras tanto, Visha había recibido las órdenes y estaba haciendo sus preparativos para su viaje a la capital con la misma rapidez, intentado no permitir que Tanya estuviera lista antes que ella.

Se puso en contacto con el club de oficiales de magia y reservó dos habitaciones. Luego, usando su condición de ayudante del comandante de un batallón que se reportaba directamente al Estado Mayor, aseguró el uso de un automóvil oficial de la sección de retaguardia del Estado Mayor.

Momentos como estos realmente la conmocionaban. La 203° realmente tenía mucho respeto por estar directamente bajo el Estado Mayor. Por lo general, los superiores odiaban hacer cualquier cosa por teléfono donde no pueden ver tu cara, pero incluso una joven oficial como yo llama y el personal de la retaguardia consiente generosamente.

“Entonces, ¿en lugar de la playa, estaré de permiso en la capital…? Bueno, no es tan malo.

Tal vez pueda ver algunas caras viejas.”

Era por eso que, por un momento, pensó que tal vez también debería poder disfrutar de sus vacaciones. Si puedo hacer tiempo, tal vez pueda hablar con amigos en persona en lugar de actualizarnos por cartas.

Por supuesto, ella sólo haría eso después de lograr rápidamente las cosas que necesitaba hacer. Entonces Visha procedió a ocuparse de esas tareas de manera ordenada. Se organizaron alojamientos; el transporte fue asegurado. El informe para el oficial de turno entrante lo puso con el libro de registro del batallón y el informe de sus actividades. El Teniente Weiss podría obtener todo lo que necesitaba de una sola lectura.

La Mayor von Degurechaff le dijo que ella entendía que el Teniente Weiss estaba de permiso, por lo que todo lo que Visha tenía que hacer era contactarlo y su parte habría terminado.

“Disculpe, esta es la Teniente Segunda Serebryakov. ¿Puedo hablar con el Teniente Primero Weiss?”

Ok. Llamó al número del centro vacacional que le dieron “por si acaso” por teléfono de larga distancia y preguntó por el Teniente Weiss.

“Este es el Teniente Primero Weiss.”

“Teniente, esta es la Teniente Segunda Serebryakov. Lamento llamarte mientras estás de permiso.”

Y debido a que estaba de vacaciones, Visha tenía la intención de decir sólo lo mínimo: comuníquese con la Mayor.

 “Oh, Visha. ¿Me estás llamando para llorar que también te gustaría estar en la playa? La estamos pasando muy bien.”

Sí, era inesperado.

Por lo general, el Teniente Weiss estaba más sereno y reflexivo, pero esta vez estaba borracho y sin estribos, y lo que dijo enfureció un poco a Visha.

Hasta ese momento, sus pensamientos sobre el asunto habían sido: Bueno, por supuesto, me gustaría ir con todos, pero si el segundo en mando está fuera y mi superior, la Mayor, se queda atrás, entonces como su ayudante tengo que servir como oficial de guardia.

Pero las cosas no fueron así.

“… No, tengo un mensaje para ti. La Mayor tiene algunos negocios en la Oficina del Estado Mayor, así que nos vamos por tres o cuatro días.”

Entonces Visha fue fiel a sus ofendidos sentimientos. Aprovechando su error, ella dijo la verdad con toda naturalidad.

“¿Entonces me estás notificando para que yo pueda hacerme cargo?” “Sí, tenía que informarte.”

Eso fue todo lo que la Mayor von Degurechaff le había dicho. Vamos a la capital, así que contacta al Teniente Weiss para avisarle. Como ese era su deber asignado, ella decía la verdad.

“… Supongo que ahora que me dijiste eso, debería volver y hablar con la Mayor, ¿eh?”

“Como quieras. He entregado el mensaje necesario, así que no pretendo tener nada más que decir al respecto.”

Lamentablemente, esa era la verdad sin adornos. Sacando la lengua en su mente, Visha se vengó un poco.

La Mayor le había dicho que no lo obligara a venir. Dicho de otra manera, ella no dijo claramente que él viniera o no, y adivinar a qué se refería no era parte del trabajo de Visha. Por supuesto, dada la mentalidad utilitaria de su superior, Visha personalmente sintió que por teléfono era lo suficientemente aceptable.

Pero ella no tenía la obligación de decirle tanto.

“Lo tengo, Teniente. Sí, debería hablar con la Mayor directamente sobre esto. ¡Bien, Teniente Grantz! ¡El resto depende de usted! En cuanto a mí, ¡he recibido una invitación de una bella dama!”

Entonces, cuando el Teniente Weiss, que parecía haber decidido por sí mismo lo que debía hacerse, dejó todo lo demás al Teniente Grantz con una voz más alegre que nunca, Visha no pudo evitar reírse.

“¡Sí, señor Teniente! ¡No se preocupe por nada! ¡Hasta el último de nosotros nos mantendremos firmes contra este enemigo formidable y lucharemos!”

Luego, imaginando la escena en el otro extremo de la línea, se le ocurrió algo a Visha. Probablemente el Teniente Weiss está realmente borracho y no está pensando en su velocidad habitual…

“¡Aww, mierda! ¡Tengo tanta suerte de no tener que reportarme como tú!”

“¡Teniente! ¡Si vas a encontrarte con una dama, yo que tu antes pasaría la borrachera!” “¡Oye! ¡Es mejor que todos tengan resaca mañana!”

Habiéndolos dejado con eso, tomó un aventón a la base y se le pasó la borrachera en el camino. Cuando llegó, se cambió su ropa de civil y rápidamente fue al cuartel general del batallón.

Si su superior iba a la Oficina del Estado Mayor ahora, tal vez algo estaba sucediendo. En todo caso, podría estar relacionado con su intento de actuar de forma independiente que casi violó el cese al fuego. La posibilidad podría haberle hecho pensarlo demasiado.

Esperando que su aliento no apestara a alcohol, entró en la habitación y se anunció. “El Teniente Primero Weiss reportándose.” Lo primero que vio fue a la Mayor von Degurechaff y a la Teniente Serebryakov con sus gafas de vuelo puestas y su equipaje listo.

“Oh, teniente. Justo a tiempo. La situación es un poco desordenada. Parece que los empleados están tan entusiasmados que ni siquiera piensan en cómo terminar la guerra. No puedo hacer nada más que ir personalmente allí. Sólo serán unos días, pero hágase cargo de las cosas aquí mientras estoy fuera.”

“Entendido.”

Él estaría a cargo mientras ella estuviera fuera.

Eso era exactamente lo mismo que ya había escuchado por teléfono. Entonces ahora ella debe tener algo importante que decirme. Se preparó y dedicó todo su ser a escuchar las palabras que ella diría a continuación.

“Lo llamé, pero sabía que estaba de vacaciones. No pensé que vendrías hasta aquí cuando una llamada telefónica hubiera sido suficiente. Probablemente estaba pensando en mí, pero lamento haber interrumpido su fiesta, Teniente.”

Por un momento, el tono indiferente de su superior hizo que Weiss se sintiera perdido. Estaba convencido de que habría algo importante que necesitaría escuchar en persona, pero resultó que ella simplemente se estaba poniendo en contacto para notificar que viajaría.

… Y fue entonces cuando finalmente se dio cuenta de que había estado esforzándose demasiado y corriendo sin ninguna razón.

“Oh, eh, no. No es la gran cosa.”