Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 18

Capítulo 4: Las Hermanas y los Celos

 

 

Después de confirmar la recuperación de Kizuna, anclamos el barco de vuelta en el puerto y luego regresamos al castillo de L’Arc.

L’Arc la recibió alegremente. ¡Oh, Kizuna-san! ¡Has regresado!” Él había vuelto de su gran reunión.


“Así es. Todavía no estoy al tanto de todas las cosas que pasaron… Naofumi de pronto está aquí, y el arma de Ethnobalt ha cambiado… Mucho ha pasado,” dijo ella.

“¡Kizuna!” gritó otra voz, una que vagamente creía haber escuchado antes en algún lugar. Miré hacia el origen, pero solo vi a un par de soldados que protegían a L’Arc. Me pregunto por qué ellas estaban mostrando tanto interés en la recuperación de Kizuna.

“¿Eh?” Kizuna también estaba ladeando su cabeza de la confusión. ¡Incluso ella no las conocía!

“¿No me reconoces?” preguntó una de los soldados.

“Es decir, eso creo…” dijo Kizuna defensivamente.

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“Yo no tengo idea,” dije tajantemente.

“¿Incluso el héroe de otro mundo no me reconoce? ¿De verdad?” dijo la soldado. No tenía ni idea. Ellas además parecían bastante descaradas actuando de esa forma, siendo solo meras soldados. Entonces la soldado, como también la persona de pie a su lado, procedieron a quitarse sus cascos… para revelar a Yomogi y Tsugumi.

Yomogi había sido la mujer de Kyo, pero él básicamente se había deshecho de ella a causa de su rectitud, y Tsugumi había sido la mujer de Basura II.

“¡Cómo quieren que las reconozcamos con sus rostros ocultos!” grité. “¡No somos lo suficientemente cercanos como para que yo las reconozca a partir de sus voces distorsionadas por los cascos!”

“Él tiene razón en eso,” dijo Raphtalia, por fin poniéndose de mi lado.

“Yomogi ha estado actuando como una embajadora de buena fe desde que te fuiste, Naofumi,” explicó Glass. Miré hacia Yomogi una vez más. Recuerdo haber escuchado que ella había abierto un salón de entrenamiento junto al taller de Romina y había estado luchando contra las olas en otras naciones.

“¿Esta mujer jabalí salvaje, una embajadora de buena fe? ¡Si vas a bromear, al menos di algo divertido!” dije.

“¿¡Quién es una jabalí salvaje!?” rugió de vuelta Yomogi. Pensé que iba a arremeter directamente hacia mí. Para ser honesto, ella tenía suerte de que no la hubiera llamado una traidora. “Con Kizuna capturada y L’Arc-sama y los demás luchando, hemos estado proporcionando apoyo como refuerzos,” explicó Yomogi.

“Ah, entiendo,” dije. Kizuna había sido muy buena con ellas, así que solo estaban pagando el favor.

“Gracias. Han sido de gran ayuda. Mi recuperación es gracias a todos ustedes,” dijo Kizuna.

“Todo es por el bien del mundo y sus ciudadanos. No fue nada,” respondió ella. Kizuna tenía a muchas personas así dentro de sus aliados—personas que comenzaron como enemigas pero que después se convirtieron en aliadas. Si yo luchaba contra alguien como enemigo, generalmente no había vuelta atrás—había excepciones, como Sadina y Shildina, así que probablemente lo mejor era no generalizar.

“Tsugumi, ¿tú también?” pregunté. Al principio ella no respondió, solo me miró en silencio. Ella probablemente no me había perdonado por todo lo que pasó con Basura II. Nunca pensé que la volvería a ver, pero aquí estábamos.

“Ella no está equivocada. Estoy haciendo todo lo que puedo para pagar la amabilidad de Kizuna,” dijo finalmente Tsugumi.

“¿Oh?” Esa era una respuesta inesperada. Kizuna era muy buena sacando la mejor versión de las personas, eso era seguro. Yo nunca había sido capaz de hacer las paces con estas dos.

“Tsugumi además pasa mucho tiempo junto a Kizuna,” dijo Glass.

“Así es,” intervino Kizuna. “Su nombre es muy parecido al de mi hermana mayor. También es mucho más linda que ella, por lo que sentí la necesidad de acercarme a ella.” Kizuna caminó alrededor de Tsugumi, la miró a los ojos, y luego miró hacia mí. Tsugumi se veía un poco avergonzada, insegura de qué hacer. Por lo que parecía, ella estaba haciendo sentir nostálgica a Kizuna. Entonces me dijeron que el nombre de la hermana mayor de Kizuna era Tsumugi. No estaba seguro de si sonaban parecidos o no. Después me dijeron que su hermana menor se llamaba Kanade, pero para ese punto ya estaba recibiendo más información de la que necesitaba. Probablemente las llamaría hermanas pescadoras.

Me pregunto… Si me encontraba con alguien con un nombre como el de mi propio hermano, ¿lo trataría de forma especial? Me tomé un momento para pensar lo que él estaba haciendo. Probablemente su cabeza todavía estaba llena de pensamientos acerca de comida, estudiando y con su novia.

“Vaya, ¿así que ahora estás con Kizuna? Siento lástima de quien te gustaba antes,” bromeé.

“¡No se trata de eso!” dijo rápidamente Tsugumi. Glass parecía haber tomado un poco mal esa respuesta. Tal vez sintiendo la fría mirada de Glass, Tsugumi se estremeció y luego se tranquilizó. Todo parecía muy sospechoso.

“En efecto, no se trata de eso,” declaró Glass tajantemente. Esa frase parecía estar cargada de celos. ¿Estaba bien asumir eso? ¿Estaría bien jugar un poco con ella?

“Naofumi-sama, por favor deje de poner esa cara justo antes de jugar con alguien,” dijo Raphtalia. Ella me había descubierto. Realmente necesitaba trabajar en mi cara de póker.

“Bueno, suficiente de esto. Ustedes dos tienen su base en ese salón de entrenamiento junto al taller de Romina, ¿cierto?” pregunté.

“Era demasiado incómodo quedarnos en la casa de Kizuna, y tampoco podíamos quedarnos en el castillo por siempre. Así que tomamos prestado ese lugar,” dijo Yomogi.

“Recientemente hemos estado viajando mucho, pero si Kizuna regresó, entonces probablemente también estaremos más por aquí,” agregó Tsugumi.

“Entiendo,” respondí, preguntándome exactamente por qué estaban siendo tan cooperativas. ¿Era gracias a Kizuna y su carisma? La verdad no podía entender por qué esa loca por la pesca era tan popular. Mientras meditaba el asunto, Raphtalia sintió mi confusión.

“Otra razón por la que Yomogi y Tsugumi están trabajando con nosotros es porque hay una traidora dentro de sus conocidas que siguieron a un hombre por el cual sentían algo,” explicó Raphtalia, con algo de exasperación en su voz. “Actualmente está dentro de aquellas que capturamos durante la batalla anterior.”

“Cierto, escuché algo al respecto. La que filtró la información de los métodos de incremento de poder de los héroes, ¿cierto?” dije. Después de todo, Yomogi no era la única que había sido salvada por Kizuna. Había habido muchas otras que Kyo había modificado, y ahora una de ellas se había convertido en una traidora.

“Así es,” confirmó Raphtalia. Ante su explicación, Yomogi y Tsugumi tosieron de forma incómoda y apartaron su vista.





“Una situación triste. Ya he luchado con más que suficientes de mis antiguas compañeras…” murmuró Yomogi.

“Kyo está muerto. No estoy en contra de que busquen alguien más a quien amar, pero desearía que escogieran a esa persona con más cuidado,” agregó Tsugumi.

“Los malos hábitos son difíciles de cambiar,” dije. Kizuna les mostró una pizca de compasión, reduciendo sus castigos incluso aunque no se veían arrepentidas, e inmediatamente la traicionaron. Ahora estas dos prácticamente estaban forzadas a cooperar para limpiar este desastre. Apenas podía imaginar lo difícil que estaba siendo para ellas.

“Queríamos ayudar a proteger el castillo, pero los aliados de quien robó la guadaña de L’Arc también atacaron nuestro hogar. Después los estuvimos ayudando a prepararse para una ola, así que nos tomó más tiempo del esperado regresar. Me disculpo,” explicó Yomogi.

“Debemos ofrecerte un simple gracias por todo lo que has hecho, Naofumi,” agregó Tsugumi.

“Esa es una forma bastante indirecta de agradecerme… pero supongo que nunca vamos a ser más cercanos que esto,” dije. Ambas chicas asintieron. La complejidad de la situación era evidente en sus rostros.

“Otra cosa, Naofumi. Escuché que encontraste a alguien como Kyo en tu mundo, ¿es verdad?” preguntó Yomogi, mirando de nuevo hacia mí.

“¿Hablas de Takt?” respondí.

“Así es. Kyo mantuvo cierta distancia con nosotras, pero aún había aquellas que hacían cualquier cosa que él les ordenara. Un error y nosotras también pudimos haber terminado ejecutadas. Cuando lo piensas de esa forma, es bastante aterrador,” dijo Yomogi.

“Ustedes escaparon del castigo porque comenzaron a trabajar junto a Kizuna desde el principio,” recordé. Haber tenido al menos a una persona así dentro de las fuerzas de Takt habría sido genial. En su caso, cualquiera que había mostrado señales de actuar como Yomogi fue rápidamente apartada o terminó muerta en un accidente. Parecía ser que Yomogi también había escuchado eso. Kyo le había entregado una bomba suicida en un intento de terminar con su insensatez.

“De seguro habría terminado igual si solo aquellas que creían verdaderamente en Kyo hubieran tratado de dominar el mundo y sido derrotadas. Considerando los problemas que habrían causado si hubieran sido dejadas con vida después de la muerte de Kyo, creo que el castigo fue adecuado. Nosotras también la pasamos mal,” dijo Yomogi. Podía notar que habían pasado por mucho. Aquellos eventos probablemente causaron algunos traumas—en cuyos casos solo podía decir que recibieron lo que merecían. Alguien como Eclair probablemente habría sido arrestada y asesinada por el grupo.

“¿Es verdad que Kyo era parte de la vanguardia de las olas?” me preguntó Tsugumi, con una ceja levantada.

“La única respuesta que puedo darte es un sí provisional, eso de acuerdo al Espíritu del Escudo o lo que sea con lo que hablé. Todavía no sabemos nada sobre aquel detrás de él,” respondí. El Espíritu del Escudo y Atla lo habían llamado Devorador de Mundos. Ya había explicado esto, así que ellas probablemente también lo habían escuchado.

“En cuyo caso… basados en lo similar de sus comportamientos…” murmuró Tsugumi. Ella parecía estar recordando a Basura II. No tenía dudas. Basura II había sido catalogado como un genio por su propia nación, y había evidencia de que había causado serios problemas. En el momento en que supo que la portadora de la katana de las armas vasallas estaba con nosotros, él había atacado y tratado de matarla. Sin siquiera entender la situación, habría tenido más sentido para él primero discutir las cosas. Pero su actitud decía que obtener el arma era su derecho. “Creo que escuchar acerca del poder de robar armas vasallas le da sentido. Él probablemente pensó que matar a Raphtalia le habría permitido obtener la katana de las armas vasallas. Esa es la única forma de explicar su actitud tan arrogante,” dijo Tsugumi. Ella también había estado prestando atención y tenía cierto entendimiento del significado de lo que vio—algo más que la diferenciaba de las mujeres alrededor de Takt.

“¿Crees que la katana de las armas vasallas eligió a la persona equivocada?” pregunté.

“No… mirando la situación actual, definitivamente no puedo decir eso,” dijo Tsugumi, sacudiendo su cabeza en respuesta. “Después de que te fuiste, nos unimos a Kizuna para luchar contra las olas. Comencé subestimándolas, pero ahora nunca podría solo aceptarlas, no después de ver toda la tragedia que han causado.”

Hablar con Yomogi y Tsugumi me hacía preguntarme si pudimos haberle explicado las cosas al harem de Takt. Nop, probablemente no. Tsugumi era una cosa, pero Yomogi era totalmente diferente. Cuando alguien a quien amaba y el sentido común eran puestos sobre la balanza, ella era del tipo de inclinarse hacia el sentido común. Ella no estaría del lado de aquellos que simplemente tomaban todo de aquel que amaban.

En efecto, su actitud era totalmente diferente de la que había mostrado la hermana de Takt en su ejecución. Esa sí que había sido una persona retorcida—hablando acerca de convertir a Melty en su esclava y que Takt no había hecho nada malo. Tsugumi había albergado sus dudas acerca de las acciones de Basura II, diferenciándola completamente en un nivel fundamental.

“Le debo mucho a Kizuna, tanto que todavía no he podido pagarle. No tengo ningún problema en seguir trabajando con ella, incluso si eso incluye a aquellos que lo… mataron,” dijo Tsugumi. No había ninguna señal de enojo o un deseo de venganza en su rostro. Entonces no había problema. Esto significaba que tanto Yomogi como Tsugumi iban a ayudar en nuestra batalla en curso. Ellas no parecían tener ningún deseo de traicionarnos—de hecho, probablemente ellas mismas lo reportarían si descubrían a un espía.

“Estoy comenzando a sentirme un poco avergonzada de todo esto… ¿Creen que podamos cambiar esta atmosfera sofocante y celebrar un poco?” preguntó Kizuna, viéndose bastante abatida.

“¡Buena idea! ¡El regreso de Kizuna-san definitivamente es algo para celebrar! ¡Es hora de enloque—!” comenzó a decir L’Arc, y entonces repentinamente su rostro se congeló cuando miró hacia mí, casi como si hubiera alguna razón por la que no me quería cerca.

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“¡Bien! ¡Esto podrá sonar pretensioso viniendo de mi parte, pero a mí también me gustaría celebrar la reunión con Naofumi y los demás!” dijo Kizuna.

“¡Kizuna! ¡Silencio!” la regañó Glass. Ella además estaba mirando con cautela en mi dirección. Me pregunto si esto solo era una nueva rutina que estaban practicando. Se sentía como un momento de ¡No presiones ese botón! ¡Hagas lo que hagas, no lo presiones! Muy bien, pensé. ¡Presionaré ese botón con toda mi fuerza!

“¡Si todos están tan ansiosos de celebrar, cocinaré la comida más sabrosa que hayan probado jamás!” grité.

“¡Urra!” dijo Filo, quien había estado en silencio mientras los adultos hablaban, y ahora comenzaba a correr por los alrededores felizmente.

“¡Brillante! ¡Las fiestas siempre son muy divertidas!” dijo Kizuna emocionadamente.

“Sí, lo son,” dijo Yomogi, un poco insegura.

“Son muy divertidas,” agregó Tsugumi. Ambas claramente no sabían lo que estaba pasando, sino que solo estaban imitando la actitud de Kizuna.


“Maldita sea… ¡aquí vamos de nuevo!” escupió L’Arc, con una mirada de asco en su rostro. Habían pasado siglos desde la última comida. De seguro él ahora podía comer un poco más.

“L’Arc… en ocasiones tienes que aceptar las cosas,” dijo Glass.

“Los deseos del Maestro Artesano son órdenes,” entonó Teresa. Eso probablemente era ir demasiado lejos.

“Glass, Raphtalia, ¿qué está pasando?” preguntó Kizuna.

“Bueno… el resultado de ello es que todos podemos volvernos más fuertes,” respondió Glass. “Lo verás por ti misma muy pronto. No creo que sea algo de lo que podamos escapar. También te volverá muy apasionada acerca de encontrar ingredientes más eficientes.”

“¿De qué hablas?” preguntó Kizuna. Me pregunto de qué lado terminaría ella. Con algo de suerte, sería del lado que comía como cerdo.

“Una celebración suena como el lugar perfecto para que puedan ayudarme con algo,” propuso Ethnobalt. “Un cierto ritual que necesito realizar.”

“¿Sucede algo?” preguntó Yomogi.

“¿Eh?” dijo Tsugumi. Ambas tuvieron reacciones similares.

“Si… Naofumi-sama. ¿Puede llevarme a la Antigua Biblioteca Laberinto antes del comienzo de la fiesta? Hay una reunión tomando lugar dentro de mi tribu acerca de ese frasco,” explicó Ethnobalt.

“¿Mm? Claro. Haré que el personal de la cocina comience a preparar lo básico y luego te llevaré ahí,” respondí. Nos separamos y comenzamos los preparativos para la fiesta de esta noche.

***

 

 

Junto con Kizuna, regresamos a la Antigua Biblioteca Laberinto. Se sentía que había estado yendo de un lugar a otro todo el día. S’yne había dicho que quería preparar la fiesta y por lo tanto se quedó en el castillo. Ella había sido una payasa en el pasado, así que supongo que disfrutaba las celebraciones. Mientras tanto, Sadina y Shildina habían decidido asaltar la bodega de licores del castillo.

“Naofumi, es un poco extraño escuchar que ahora estás usando el espejo de las armas vasallas. A mí me parece que solo estás usando un escudo que se ve como un espejo,” dijo Kizuna.

“Yo siento lo mismo,” admití. Honestamente hablando, básicamente era eso. Incluso tenía muchas habilidades que simplemente tenían un nombre diferente y que podían ser usadas casi de la misma forma que con el escudo. Los cambios en las habilidades de movimiento eran una molestia, pero todavía era solo una versión diferente de lo mismo.

“¿Entonces todavía no se sabe qué hacer con este frasco?” preguntó Kizuna.

“Tu arma lo absorbió como material,” le dije. “¿Hubo algún cambio?”

“¿Eh? Ahora que lo mencionas, aquí tengo algo llamado la Herramienta de Cacería 0,” se dio cuenta ella. Kizuna cambió su arma. Solo se veía como una caña de pescar bastante simple.

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“¿Algún efecto especial?” pregunté.

“Sus efectos de equipo son Juez de Razón y Protector del Mundo. Al desbloquearlo, consigues la habilidad Herramienta de Cacería 0—el mismo nombre,” reportó ella. Eso era bastante peculiar.

“¿Alguna habilidad útil?” pregunté de nuevo.

“Es solo un 0. Nada más,” respondió ella.

“¿Qué?” dije, sorprendido.

“Parece que no incrementa nada,” explicó ella.

“Bien… ¿y no está maldita ni nada así?” pregunté, solo para estar seguro.

“No estoy viendo ningún problema o penalización,” confirmó ella.

“Mmm… si es posible, me gustaría obtener algo más de ese líquido para que el resto de nosotros lo absorba como material,” dije. Le pedí el frasco a Ethnobalt y revisé cuánto quedaba. Para ser honesto, no era mucho, especialmente para que todos pudieran usarlo. Parecía que los conejos iban a usarlo en alguna clase de ritual, así que pediría lo que quedara—si es que quedaba.

“Me han dicho que es un líquido muy potente,” dijo Kizuna.

“Aparentemente es alguna clase de toxina. Pero parece que puede ser usada efectivamente bajo las condiciones correctas,” le dije. Después de todo, nos había hecho el favor de destruir el accesorio que había estado equipado al arma de Kizuna. Pero como alguien con experiencia fabricando medicinas, entendía lo potencialmente peligroso que podía ser. Mucho de cualquier cosa podía convertirse en veneno, y este definitivamente era uno de esos casos—usar el volumen preciso era vital.

“Creo que voy a tener que beberlo,” dijo Ethnobalt. Jadeé de la sorpresa. Beber veneno no era una buena idea.

“¿Quieres suicidarte?” pregunté.

“No… pero soy el maestro bibliotecario. Si esto es algo dejado por el primer maestro bibliotecario, entonces tengo el deber de probarlo,” respondió él.

“¿Así funcionan las cosas por aquí?” pregunté.

“Por supuesto, esto no es todo. Naofumi-sama, ¿se ha dado cuenta del tamaño que tengo en comparación con los otros conejos de biblioteca?” preguntó Ethnobalt.

“Es decir, no quería decir nada,” dije. Había visto muchos otros conejos cuando vinimos aquí la última vez. Ethnobalt no solo era más grande que los demás; también podía hablar con los humanos. No parecía ser por haber sido criado por un héroe, lo cual convertía esto en un misterio. Eso me recordaba el plan que habíamos discutido acerca de hacer que un héroe criara un conejo de biblioteca. Pregunté por ello y me dijeron que el tipo de crecimiento había resultado ser igual que el de Rishia, pero el conejo no había crecido tanto como Ethnobalt. Era más grande que los demás, pero Ethnobalt todavía era el más grande.

“Mi tamaño se debe a una poción que tiene que beber el conejo que se convertirá en el siguiente maestro bibliotecario,” reveló Ethnobalt.

“Vaya, bien… ¿y?” pregunté.

“Esa poción está preparada a partir de una gran cantidad de ingredientes… en un intento de recrear esta poción de aquí,” continuó Ethnobalt.

“Ya veo. Entonces lo que estás diciendo es que eso podría haber sido algo que un conejo de biblioteca solía beber para convertirse en un maestro bibliotecario,” resumí. La muerte del primer maestro bibliotecario había significado la pérdida del acceso a la cámara del maestro bibliotecario. Para recrear el método apropiado para convertirse en maestro bibliotecario, ellos habían combinado un montón de ingredientes para intentar copiar la toxina que habíamos descubierto. Eso sonaba plausible y también significaba que ellos no habían seguido el procedimiento correcto.

Sin embargo, todavía parecía impudente que la probara ahora.

No estaba seguro de por qué, pero tenía el presentimiento de que este primer maestro bibliotecario y Fitoria eran iguales. Tal vez Fitoria podría saber algo acerca de este veneno.

“Así es. Se dice que este veneno, pasado a través de los conejos de biblioteca, nunca debe ser consumido por un humano,” declaró Ethnobalt.

“He escuchado de ello. La poción secreta de los conejos de biblioteca,” dijo Kizuna.

“Es muy famosa, ¿verdad? La poción que determina al jefe de los conejos de biblioteca puede proporcionar vida eterna, pero si un humano la bebiera, moriría inmediatamente,” dijo Ethnobalt.

“No queremos que mueres, ¿bien?” dije.

“Si tiene que pasar, pasará,” respondió Ethnobalt.

“Ethnobalt, si eso va a ser peligroso, quizás no deberías hacerlo,” dijo Kizuna, tratando de ponerle fin al procedimiento. Es decir, él estaba a punto de beber veneno. Era un poco difícil estar de acuerdo con eso.

“Soy el jefe de los conejos de biblioteca y el maestro bibliotecario. La tradición dicta que una segunda dosis está prohibida, pero tengo el deber de beberlo,” declaró él decididamente.

“Ethnobalt, incluso si lo estás haciendo por tu tribu, no estaré feliz de que renuncies a tu vida de esa forma,” declaró Kizuna. Ethnobalt sonrió de felicidad al escucharlo.

“Gracias por decirlo. Estoy muy feliz de haberte conocido a ti y a todos tus amigos… pero también deseo cumplir el papel para el cual nací. Es para esto por lo que he pasado toda mi vida estudiando. Mi determinación es inquebrantable,” respondió él.

“Todavía no estoy segura—” Kizuna no parecía satisfecha con la respuesta de Ethnobalt.

“Si puedo convertirme en maestro bibliotecario, creo que seré capaz de reducir la carga que tienen sobre sus hombros tú y tus aliados. Ustedes me han protegido y salvado muchas veces en el pasado. Si no arriesgo mi vida aquí, seré incapaz de perdonarme,” explicó él. A Kizuna no parecían importarle esas cosas, pero al mismo tiempo no quería que la determinación de Ethnobalt fuera desperdiciada.

Con respecto a la poción misma, Ethnobalt se lo reportó a los otros conejos de biblioteca y una reunión fue efectuada. Los conejos de biblioteca eran estrictos con las tradiciones, por lo que todos accedieron rápidamente a que Ethnobalt debía beberla. La sincronización era perfecta. Fue decidido que el ritual sería efectuado durante la fiesta en el castillo. Eso significaba que debía teletransportar a un montón de conejos hacia el castillo, lo cual era una molestia. La buena noticia era que el espejo no parecía tener muchas restricciones, lo cual hacía posible enviar grupos numerosos. Las cosas parecían estar poniéndose bastante serias, pero decidí solo observarlas desarrollarse en silencio. El asunto original de la fiesta—celebrar la recuperación de Kizuna—parecía haber sido opacado por todo esto. La propia Kizuna estaba comenzando a verse un poco preocupada. Glass puso una mano gentilmente sobre su hombro.

“Kizuna, espero que puedas entenderlo. Todos enfrentan pruebas que no tienen más opción que aceptar. Tal como cuando yo acepté mi destino, el momento ha llegado para Ethnobalt. L’Arc, tú lo entiendes, ¿cierto?” preguntó Glass, buscando algo de apoyo.

“Eso es verdad. Entiendo que es un paso necesario. Como parte de la familia real, yo también he enfrentado mis propias pruebas,” intervino L’Arc. No era fácil ser parte de la realeza, eso era seguro. Raphtalia había pasado por su propio ritual cuando fue nombrada Emperatriz Celestial. Y eso le había permitido usar todo tipo de técnicas nuevas.

“Muy bien. Comencemos la ceremonia,” dijo uno de los conejos.

Quien hablaba era un venerable conejo de biblioteca anciano. Él hizo una reverencia hacia Ethnobalt y sacó el pequeño frasco que había sido entregado antes del comienzo de la ceremonia. Después Ethnobalt tomó un trago del contenido.

Tan pronto como lo hizo, él comenzó a quejarse, como si su garganta estuviera quemando. Tal vez solo era veneno. Sería muy decepcionante si él caía muerto aquí mismo. Solo por si acaso, decidí preparar un antídoto y tenerlo a mano. Mientras pensaba eso, un aura roja comenzó a brillar alrededor de Ethnobalt. Rápidamente se transformó en una especie de tornado… y entonces desapareció. Entonces me di cuenta que su flequillo estaba levantado. ¡No otra hebra de cabello! En el segundo siguiente, un bolso de hombro apareció, ya colgando desde su hombro en diagonal a través de su cuerpo. Tal vez era alguna clase de símbolo de que se había convertido en su líder.

“Puedo sentirlo recorrer mi cuerpo,” logró reportar Ethnobalt, respirando con dificultad, “pero creo que he logrado… mantenerlo bajo control.”

“Lo cual significa—” comencé a decir.

“Si. Me he convertido en el verdadero maestro bibliotecario,” declaró él.

“¡Genial!” dijo Kizuna. Los otros conejos de biblioteca también estaban celebrando.

“Es muy extraño,” se asombró Ethnobalt. “Ahora siento que sé absolutamente todo lo que está dentro de la Antigua Biblioteca Laberinto, excepto por las secciones selladas.”

“Vaya,” respondí. Noticias geniales, excepto por el hecho de que ya habíamos encontrado lo que buscábamos. Aunque esta habilidad podría ser útil para buscar otras cosas. “¿Puedes buscar las recetas para armas especiales que solo pueden ser obtenidas mediante el copiado de armas?” pregunté. Estábamos hablando de grandes cantidades de libros, así que él probablemente podría encontrar uno o dos.

“Una buena pregunta… sí, estoy sintiendo algo en el sexagésimo séptimo nivel subterráneo de la Antigua Biblioteca Laberinto. Parece que contiene información acerca del arma de Kizuna. ¡Vaya, la precisión de mi habilidad realmente se ha incrementado!” dijo emocionadamente Ethnobalt. En efecto, este parecía ser un poder bastante conveniente. Aun así, algo me molestaba.

“Naofumi-sama, ¿algo le molesta?” preguntó Raphtalia.

“No, solo me estaba preguntando si tal vez el conejo de biblioteca que fue el primer maestro bibliotecario era como la Fitoria de este mundo. Si es así, ellos de seguro también deben haber tenido problemas,” dije.

“En efecto… Fitoria es muy fuerte, ¿no?” estuvo de acuerdo Raphtalia, asintiendo. Filo, mientras tanto, estaba olfateando el frasco del que Ethnobalt había bebido.

“Filo, ¿también quieres probarlo?” pregunté.

“¿Qué? Esto es veneno, ¿cierto? ¡No!” se quejó Filo.

“Sí, es mejor no intentarlo,” respondí. No había razón para arriesgarse a beber veneno, incluso si yo fui quien lo sugirió.

“¿Por qué quiere que Filo lo beba?” preguntó Raphtalia.

“Solo estaba pensando que quizás Fitoria también posee algo parecido, y tiene la intención de que Filo lo beba,” respondí.

“Oh, eso tiene sentido,” respondió Raphtalia.

“¿Qué? ¡No quiero beberlo!” exclamó Filo.

“Puede que debas hacerlo. Eres la próxima reina, ¿cierto?” le recordé. Ella había recibido su tiara (hebra de cabello), y si era el mismo tipo de raza que los conejos de biblioteca, entonces esto estaba completamente dentro de los escenarios posibles. Todavía estaba un poco preocupado acerca de todo el asunto de “una gota significa dolor eterno”, pero, en cualquier caso, ahora todo dependía de Ethnobalt. Realmente esperaba que él hiciera un mejor trabajo que esa egoísta y amenazante reina de las aves.

“Kizuna, ¿deberíamos ir a buscar estos libros que Ethnobalt encontró?” le pregunté.

“Si tenemos algo de tiempo, supongo que deberíamos. Pero mi nivel ha caído mucho,” respondió Kizuna. Ella había estado usando el arma maldita para proteger a Glass y los demás. Tal como usar el Sacrificio de Sangre había reducido mis propias estadísticas, ella había sufrido la disminución de su nivel como efecto secundario.

“Las hermanas ballena asesina de mi grupo son expertas en subir de nivel,” le dije.

“¿Oh? ¿Tienes un trabajo para nosotras?” dijo Sadina, levantando sus orejas.

“Sí. Mientras sanamos a Kizuna, ¿podrían también ayudar a subir su nivel? Vamos a tener mucho que hacer de ahora en adelante,” les dije.

“¡Por supuesto! Déjanoslo a nosotras. Aunque, una cosa, pequeño Naofumi. Me gustaría mucho ser capaz de usar magia,” se quejó Sadina.

“… Parece que la Forma del Rasgo de Dragón puede producir los mismos efectos que la magia que usa Teresa,” reflexioné. “Quizás pueda fabricar un accesorio para ayudarte.”

“Es similar, pero no igual,” intervino Teresa, escogiendo ese momento para unirse a la conversación. “Las piedras preciosas están cooperando gracias a su poder, Maestro Artesano, pero no es fácil para ellas. Eso significa que tanto el poder como los efectos son reducidos. No recomendaría abusar de ese potencial.” No había estado al tanto de todo eso. Significaría que Sadina no podría lanzar magia a voluntad… pero aun así sería mejor que nada. Había creído que la magia de los ofudas podría ser una buena alternativa para ella, pero no había sido capaz de dominarla tan rápido como Shildina.

“De hecho, había querido preguntárselos. La mayoría de ustedes no usa magia, ¿o sí?” dije. Con excepción de Teresa y Ethnobalt, no había visto a ninguno de los otros aliados de Kizuna usar magia. Si había una razón para ello, quería saberla.

“Yo no puedo tocar ningún instrumento, y los ofudas interfieren con las restricciones de mi arma,” dijo Kizuna. “Aunque no es como si no tuviera ninguna magia.” Entonces ese era su caso—lo normal. Aunque había muchos tipos de magia en este mundo. Todo se sentía un poco… convulsionado. Nuestro mundo tenía un enfoque mucho más simple con respecto a la magia—solo hacer uso de los elementos—y eso a mí me parecía mucho más fácil. “Aunque admito que también está el hecho de que confío en mis aliados,” continuó Kizuna.

“Podría haber algo de magia exclusiva de héroe disponible para ti, así que deberías ser capaz de aprenderla,” le dije.

“Naofumi, parece que tú puedes usar magia de cristales,” dijo Kizuna.

“De acuerdo a Teresa, solo puedo usarla de una forma artificial, y pone mucha presión en las piedras preciosas,” dije. Además, eso estaba prohibido en este mundo, y si bien la interferencia con los conjuros era posible, la propia Forma del Rasgo de Dragón no se activaría. Supongo que imitar la magia de cristales era lo que permitía hacerlo.

“Eso todavía me parece muy impresionante,” respondió Kizuna. “¿Cómo lo haces?”

“En nuestro mundo hay un método llamado la Forma del Rasgo de Dragón. Es magia que puedes usar con la bendición de monstruos, tales como los dragones, y esto es una aplicación de aquello. También necesitas la protección especial de un monstruo del nivel de la Tortuga Espiritual,” expliqué. De hecho, la había aplicado a Ethnobalt como un experimento. Si lo intentaba, había una probabilidad de que él pudiera lograrlo.

“No podemos anhelar cosas que no podemos conseguir. Tenemos que estar tan preparados como sea posible para enfrentar al enemigo, eso es todo,” declaró Glass.

“Es verdad… pero considerando lo fortalecidos que están nuestros enemigos, tampoco podemos permitirnos hacer cualquier movimiento imprudente,” respondí. Los métodos de incremento de poder del espejo y del libro probablemente no habían sido filtrados al enemigo, pero ellos tenían toda la información de las cuatro armas sagradas y los métodos de incremento de poder restantes. Desde nuestra perspectiva, no conocíamos los métodos de incremento de poder de tres de las cuatro armas sagradas ni del arpón. Esa era una situación peligrosa.

Es decir, si aparecían y usaban versiones mejoradas de habilidades o magia fortalecida que ya conocíamos de nuestras armas sagradas o de las siete estrellas, quizás podríamos leer la situación en el instante que fueran liberadas, prepararnos, y responder. Pero de seguro eso no lo cubriría todo. Y lo más importante, no podíamos usar un método de incremento de poder si no sabíamos de qué arma era. Esa parte era una molestia.

“La hermana de S’yne se burló mucho de nosotros respecto a eso. Si somos imprudentes con nuestra magia de fortalecimiento o habilidades, ella solo las anulará. Eso me dice que ellos no necesitan ningún otro paso preventivo,” recordé. Incluso si pudiera usar el Aura Superior X, sería inútil si era anulada. ¿Tendríamos esperanzas de ganar si ellos la usaban contra nosotros?

Estos eran los problemas que yacían ante nosotros. Ahora que Kizuna había regresado, teníamos que comenzar a pensar seriamente en una solución.

“Una cosa que definitivamente podemos hacer es buscar una forma de contrarrestar su anulación de nuestros potenciadores,” dije.

“Esa suena como una muy buena idea. Ayudaré,” se ofreció Kizuna.

“¡Bien! Ya basta de hablar de trabajo. ¡Esta es una fiesta para celebrar el regreso de Kizuna-san, así que vamos a divertirnos!” declaró L’Arc, todavía más fuerte de lo normal. Eso puso fin a la conversación seria. A los aliados de Kizuna de verdad les gustaba hacer fiestas. Tenían mucha energía positiva.

“¡Vamos, Kizuna-san! ¡Come más! ¡Más!” se rio L’Arc.

“¡Wah! ¡L’Arc, eso probablemente es demasiado para mí!” respondió Kizuna. L’Arc claramente estaba tratando de ponerla de su lado, apilando su plato con tanta comida que creí que se caería.

“¿Qué es todo esto? ¡Naofumi, ya había pensado que eras un buen cocinero, pero esto es pasarse de la raya!” dijo Kizuna.

“Bueno, tengo algunos trucos bajo la manga, eso es todo,” respondí. Estaba haciendo uso de muchas cosas que había aprendido, incluyendo agregar fuerza vital a mi comida para incrementar su calidad. Por supuesto, ya había confirmado que, dependiendo de cuánto comía alguien, proporcionaba una gran cantidad de experiencia al nivel de comida.

“¿Qué está pasando aquí? ¡No puedo para de comer! Díganme, ¿qué está pasando?” exclamó Kizuna. Mientras seguía llenándose la boca con el desfile de comida, ella se estaba poniendo cada vez más pálida. L’Arc y Glass se miraron el uno al otro con sonrisas confiadas, pensando que tenían a otra persona de su lado.

“Esto ya me parece una tortura,” dijo Raphtalia, abriéndose paso a través de su propio plato con habilidad.

“Rafu,” dijo Raph-chan.

“Maestro, ¿puedo comer más?” preguntó Filo.

“Claro. No puedo decirle que no a tu estómago, Filo,” dije.

“¡Gracias!” respondió ella. Filo estaba comiendo tanto que ni siquiera estaba seguro dónde estaba yendo todo eso. Ella tenía el mayor nivel de comida por mucho. “¡Ser capaz de comer tanto me hace muy feliz!” dijo ella.

“Eso es genial. Me alegra escucharlo,” le dije.

“¿Mañana puedo volver a comer de esta forma?” preguntó ella.

“Claro. Come tanto como puedas para crecer grande y fuerte,” le dije.

“¡Sí!” celebró Filo.


“¡Filo, si comes demasiado, de seguro lo lamentarás!” le advirtió Raphtalia, pero a Filo no parecía importarle.

Aun así… No tenía idea de cuál era el límite de este nivel de comida, así que era difícil parar en un punto donde fuera considerado lo suficientemente alto. Era realmente beneficioso para muchos miembros del grupo y se sentía similar a los ajustes de crecimiento dentro de nuestras armas. Decidí seguir alimentándolos hasta que ya no pudiera subir más. Quería que los aliados de confianza tuvieran las mejores habilidades posibles antes de la batalla final.

L’Arc y Glass estaban alimentando a Kizuna, así que decidí ir a servirle un poco a Yomogi y su mesa. Ellas solo estaban sentadas, observando el desarrollo de la fiesta, y sin comer nada. Necesitaba que ellas también recibieran algo de mi comida, pero ver lo que le estaba pasando a Kizuna probablemente las había asustado un poco.

“¿Quieren algo en especial?” les pregunté.

“No, estamos bien… gracias,” dijo Yomogi.

“No voy a comer nada que puede convertir a Kizuna en… eso,” agregó Tsugumi. ¡Ellas parecían asustadas! Un estómago lleno no iba a matarlas. Dicho eso, incluso si les ordenaba comer, probablemente solo me ignorarían.

“Yomogi, la jabalí salvaje, finalmente ha encontrado algo que la detiene, ¿eh?” la provoqué.

“¡Di lo que quieras!” respondió ella. “¡Admito que ya comí algo ligero antes de venir aquí, así que dudo que pueda comer mucho más!” Entonces eso lo explicaba. Ella ya había comido.

“Estoy seguro de que todavía tienes algo de espacio para un postre,” le ofrecí, apuntando hacia la mesa de postres. El otro día había preparado comida occidental, así que ahora me había inclinado por la comida japonesa y china. Esa parecía ser la clase de comida que Yomogi y Tsugumi preferían.

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“¿Kusamochi? Podría comer algo de eso,” dijo Yomogi. Lo sabía—¡la convencí! Ella se acercó a la mesa, tomó algo del mochi que yo había preparado cuidadosamente, lo puso sobre su plato, y se volvió a sentar… y entonces sus ojos se abrieron completamente cuando lo probó.

“Esto es delicioso… ¿Qué está sucediendo? ¡No puedo dejar de comer! ¿Acaso esto tiene un ingrediente adictivo?” preguntó ella.

Tsugumi exclamó, “¡Naofumi, tu trampa incluso se extiende a los postres! ¡Que todos tengan cuidado!”

“¡Cómo te atreves a ponernos tal trampa en la fiesta por el regreso de Kizuna!” dijo Yomogi, todavía metiéndose comida a la boca.

“¡Tomaste ventaja del hecho de saber que vendríamos!” me acusó Tsugumi.

“¡Lo dicen como si yo fuera alguna clase de monstruo! ¡Si no les gusta, entonces no coman!” les dije. ¿Cuál era el problema de estas dos? El mochi que Yomogi estaba comiendo no tenía nada más que hierbas medicinales comunes. Ayudaban a la digestión y absorción sin causar dolor de estómago. La jalea de frijol en su interior solo estaba ligeramente endulzada, creando un platillo un poco suave y refinado que era como la menta de gato para las personas de un país como Japón. También había preparado algunos bollos de frijol al vapor.

En ese momento, Kizuna se acercó tambaleantemente hacia Tsugumi y puso un plato de sashimi sobre la mesa.

“Vamos… únete a mí en este viaje a través del mundo del placer, Tsugumi,” dijo Kizuna.

“Kizuna, los estás asustando a todos,” intervino Raphtalia.

“¿Por qué estás tan empañada en hacerlo parecer como si estuvieras a punto de comer algo aterrador?” pregunté. No estaba feliz de que todo mi esfuerzo preparando esta comida fuera despreciado de esta forma. “¿Debería dejar de cocinar para siempre?” sugerí.

“No… más…” logró decir Kizuna con una mirada en su rostro que decía que iba a vomitar en cualquier momento. Glass se apresuró a ayudarla.

“¡Vamos con el Héroe del Instrumento Musical para que aplique algo de magia de apoyo de inmediato!” dijo Glass. El área alrededor del escenario en el que Itsuki estaba tocando actualmente funcionaba como un espacio de descanso para aquellos que ya no podían comer más. Dicho eso, escuchar la música por demasiado tiempo solo les daba hambre de nuevo. Pensándolo bien, era como un bucle infinito—al menos hasta que se acabara la comida.

“¡No es lo que piensas, Niño!” dijo L’Arc.

“¡Maestro Artesano! ¡Necesito otra porción de jalea!” dijo Teresa.

“No es como si no nos gustara su comida, Naofumi-sama. Es más bien lo opuesto, es tan deliciosa que tenemos miedo de comer demasiado,” explicó Ethnobalt con una sonrisa incómoda, incluso mientras le ofrecía algo de comida a Tsugumi. “Es igual que comer dulces. Tienes que controlarte. En cualquier caso, definitivamente te hará más fuerte, así que piensa en ello como un experimento y come tu parte.”

“Bien… Es solo que… toda esta escena es un poco aterradora,” dijo Tsugumi. Ella acercó titubeantemente algo de sashimi hacia su boca, y entonces sus ojos también se abrieron completamente y empezó a comer con entusiasmo. “¡Esto es delicioso! ¡Tráiganme más!” gruñó ella, “Habiendo probado esto, no puedo… ¡Ah, soy una pecadora! ¡Que alguien por favor me castigue por lo bajo que he caído!”

Sacudí mi cabeza, decidiendo solo advertirles acerca de no comer demasiado.

“Es aterradoramente sabroso. ¡Todavía puedo seguir comiendo!” exclamó Yomogi.

“Estos sabores… me hacen querer comer más incluso cuando estoy llena… ¡Es como violencia física! ¡Hagan que se detenga!” exclamó Tsugumi.

“Vaya, ¿qué tal si se unen a nosotras con un trago mientras comen?” sugirió Sadina.

“¡No! ¡Gracias, pero no!” respondió Yomogi.


“¡Claro que no!” agregó Tsugumi. Incluso con las diferencias en el lenguaje, las dos chicas habían entendido claramente lo que la alcohólica les estaba proponiendo.

“Vaya,” se lamentó Sadina.

“Ah… mi estómago…” Kizuna estaba gimiendo y quejándose a un lado de Itsuki y su música.

“Toda esta plática de comida me recuerda este lugar del que escuché, uno que está en una cierta ciudad, y que sirve la comida más deliciosa posible,” murmuró Tsugumi, también viéndose que podría vomitar en cualquier momento. “¿Quizás si hacemos que este chef cocine para nosotros, no tendríamos que comer de esta forma?”

“En efecto… vale la pena considerarlo,” dijo Glass.

“Una vez que te acostumbras, creo que la comida de Naofumi-sama está más que a la altura,” dijo Raphtalia.


“Si tiene tan buen sabor, ¿los resultados no serían los mismos?” sugerí. Esta conversación me hizo considerar si yo era o no un buen cocinero. Las personas me alababan mucho por ello, pero tal vez las reacciones de Kizuna y los demás venían del dolor de tener que comer tanto de ella. Incluso si este lugar estaba a la altura de los rumores, no podía imaginar que fuera más efectiva que la comida que yo estaba sirviendo aquí. A menos que la comida de este famoso chef nos permitiera conseguir vastos volúmenes de experiencia de comida sin tener que comer tanta.

“Suena a que vale la pena intentarlo si es que puede reducir lo que necesitamos comer,” estuvo de acuerdo L’Arc. “Busquemos el lugar y salgamos.”

Y así, se decidió que volveríamos a considerar el asunto de la comida después de probar los platillos de este chef especial. Para ser honesto, yo todavía me sentía un poco ofendido por todo esto. ¡No era como si los estuviera torturando con comida! Ellos comían más que suficiente por voluntad propia.

De todas formas, me había quedado sin opciones. Parecía que iba a requerir mucho tiempo y esfuerzo, dos cosas que prefería gastar en las dosis más pequeñas posible. Pero tendríamos que ir a buscar comida que optimice la experiencia del nivel de comida.

El resto de la fiesta transcurrió sin problemas mientras todos se divertían.

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