Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 6

Prólogo

¡Hola a todos! Soy yo, su amigo del vecindario Dungeon Master, Keima. Esto es un poco repentino, pero ahora soy el papa de una secta religiosa en rápido crecimiento.

“Saludos a todos. Hoy es un día perfecto para la siesta de la tarde. Oyasuminasai (buenas noches)”. Escuché gritos de ‘oyasuminasai’ de la multitud frente a mí. Era una palabra que pensé que era el equivalente ‘amén’ de mi religión. De hecho, mi religión. El que yo mismo inventé.

… Y, sin embargo, todos lo cantaban con una expresión seria y mortal en la cara. No lo entiendo Soy un maestro de mazmorras, ¿de acuerdo? Se supone que los Dungeon Masters manejan su mazmorra desde las sombras, manteniéndose fuera de la vista y fuera de la mente. ¿Por qué soy papa ahora? Pensando en ello, había pasado un año completo desde que fui convocado por primera vez a este mundo. Había llegado con un ser divino que rechazaba mi búsqueda de pasar el tiempo durmiendo y decliné darme una habilidad de trampa. Rokuko, en ese momento conocido como Dungeon Core Número 695, me había convocado a través de una especie de gacha para luchar contra los bandidos que se habían establecido en su mazmorra. Me deshice de ellos, vencí a la hermana mayor de Rokuko, Haku, en una batalla de mazmorras, tuve una pelea amistosa con una mazmorra vecina, peleé contra un héroe y alejé a la Suma Sacerdotisa. No hace mucho gané en un equipo de Dungeon Battle y recibí una recompensa de ‘padre’ de Dungeon Cores.

… me estoy cansando de contar los días que han pasado desde que llegué aquí. Realmente no extraño mucho mi viejo mundo, y ya me he resignado a vivir aquí hasta que muera, así que… Oh. Bien, solo estoy evitando la realidad aquí.

Miré alrededor de la iglesia que estaba adentro. La cálida luz del sol se filtraba a través de las vidrieras y había escritorios con tabiques para privacidad en lugar de donde normalmente estarían los bancos (los tabiques se podían subir y bajar a voluntad). Una de las paredes laterales tenía una estantería con libros gruesos que casi me dejaban dormir con solo mirarlos. Estaban cubiertos de vinilo para evitar daños por babeo. Había un ventilador en el techo para evitar la acumulación de calor, lo que mantenía la habitación fresca. En el fondo de la sala, es decir, donde estaba parado, había un podio. De él colgaba un símbolo religioso con un diseño inspirado en una moneda con un agujero en el medio. Debajo había un tabernáculo innecesariamente elegante; dentro estaba el Futón Divino, que prestaría temporalmente de Rokuko solo por esto.

Esta fue la capilla principal de la iglesia que construí. Los sesenta escritorios que había preparado fueron tomados por seguidores. Había tanta gente aquí que algunos estaban sentados en el suelo y de pie junto a las paredes para participar. Como hoy era un día libre, el equivalente a un domingo, estábamos celebrando misa tres veces: siesta matutina, siesta al mediodía y sueño nocturno. Pero eso fue solo en los días libres. Normalmente, celebramos misa una vez cada dos días. Aparentemente, en un mundo sin juegos y computadoras que llenaban el tiempo de todos, la vida era tan aburrida que la misa en la iglesia se consideraba una forma de primer nivel para pasar el tiempo. Tch, estúpidos seguidores piadosos con demasiado tiempo libre.

“Uhhh… Está bien, la siesta de la mañana comenzará ahora. Esta semana contaré el cuento antes de dormir de… La Carrera de los Conejos”. Abrí nuestra Biblia y elegí al azar una parábola que abordó la importancia y la nobleza de dormir. Naturalmente, yo mismo había escrito esta Biblia. Se veía grueso desde el exterior, pero la mayor parte de las páginas estaban en blanco, y aquellas en las que no había garabateado cosas al azar. Podría reutilizar la misma parábola durante toda una semana, pero necesitaba pensar en una nueva cada semana. La iglesia estaba tan llena hoy porque este fue uno de esos días que conté una nueva parábola.

Fue difícil describir cuánto me arrepentí de hacer esto semanal en lugar de mensual. No tenía dudas de que me vería obligado a continuar esto hasta que la Biblia del Beddismo, una religión fundada para “encontrar el grosor de una almohada”, llenara cada página. Cristo, odio esto. Por cierto, la parábola de la semana pasada fue la de una tortuga acosada por niños que se retiraban a su caparazón a dormir para aburrir a sus atacantes para que se fueran. Era algo que básicamente pensé en el acto, pero mis creyentes optimistas lo interpretaron como una historia espléndida que enseñaba el valor de dormir para dejar pasar el sufrimiento.

“… Y así, el conejo energizado por su sueño pasó rápidamente a su rival, que era tan lento como una tortuga debido a su agotamiento. Ganó la carrera y ganó su premio de zanahoria. El fin.” La multitud comenzó a aplaudir cuando terminé. Simplemente no entiendo. Se supone que estos son cuentos para dormir, ¿por qué todos están tan entusiasmados con ellos? Acabo de irme a dormir.

“Ahora bien, comencemos nuestra oración”. La misa terminó con una oración una vez que terminó el cuento. Cerré la Biblia y enfrenté a mis seguidores antes de comenzar el canto sagrado.

“Una oveja sobre la cerca”.

“Una oveja sobre la cerca”, cantaba la multitud.

“… Dos ovejas sobre la cerca”.

“Dos ovejas sobre la cerca”, cantaba la multitud. Mis creyentes contaban conmigo. Cerraron los ojos con fuerza y parecía que más de unos pocos estaban muy emocionados por el canto. Para ellos era un canto con un profundo simbolismo religioso, pero en realidad, solo contaba ovejas. No fue un canto real ni nada, y definitivamente no tuvo ningún efecto mágico. Aunque el simple trabajo de contar te daba sueño, así que…

Tomé a Siesta como siempre y le puse maná mientras cantaba. Siesta, la Espada de las siestas de la tarde, ya era famosa entre los seguidores del Beddismo como una herramienta divina del ritual. Un sueño miasma envolvió la capilla. Naturalmente, también tenía sueño, pero me mantuve fuerte. Al activar mi resistencia al sueño, no me quedaría dormido sin importar cuán intensa sea mi somnolencia… Fwaaah, tan cansado.

Reprimí mis bostezos mientras contaba hasta siete ovejas, escuchando a mis creyentes cantar a su vez mientras sofocaba sus propios bostezos. Pero la mayoría de ellos se estaban quedando dormidos y con el tiempo el canto se hizo más tranquilo. Veamos… Parece que más de la mitad de ellos están dormidos ahora. Pararé el canto a las diez ovejas. La forma en que funcionan las cosas aquí es que la gente simplemente duerme entre masas. Si se despiertan, pueden irse a casa si así lo desean.

“… Diez ovejas sobre la cerca”. Esperé un poco, pero todo lo que escuché fue un ronquido fuerte. Antes había dicho “Pararé el canto a las diez ovejas”, pero en realidad, eso fue solo por efecto. Sabía que nadie estaba despierto después de contar hasta diez. Siesta es así de poderosa. Estoy bastante cansado yo mismo. Normalmente me quedaría dormido primero, ya que soy yo quien lo sostiene, pero sí. Envainé a Siesta. Eso detuvo el flujo de miasma del sueño, pero eso no significaba que mi somnolencia existente desapareciera.

“Que todos sean bendecidos con el descanso divino. Oyasuminasai.” Miré a mis pacíficos seguidores durmiendo por el rabillo del ojo mientras salía del salón principal y me dirigía a mi habitación personal, que no tenía más que un futón dentro. Luego me quité el traje de papa y me desplomé en la cama. Otro día, otra misa exitosa.

… Creo que voy a dormir hasta la misa del mediodía. Apagué mi resistencia al sueño y dejé que mi somnolencia intensa consumiera mi mente despierta.

Todos los días estaban ocupados como papa. Mi carga de trabajo era dramáticamente más grande de lo que solía ser cuando solo era jefe de la ciudad (aunque todavía dormía más o menos la misma cantidad cada día). Lo cual no era bueno, ya que todavía tenía que ocuparme de las tareas principales de mi ciudad. ¿Por qué hay tantos creyentes…? ¿Qué los obliga a adorar estas tonterías? Puedo decir que también hay algunas personas que no son de nuestra ciudad mezcladas entre la multitud. Una de las personas sentadas en la primera fila era definitivamente un noble incógnito viajero. Estaban tan limpios y bien cuidados que su disfraz no importaba en absoluto. Suspiré. ¿Cómo llegaron las cosas a esto? Solo quería legalizar mi siesta constante…