Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 16

Monologo I: Confesión

Ese día en que tuve una audiencia sola ante la Diosa sin que nadie lo supiera, hice un “trato”.

Fue tanto un “acuerdo secreto”, como un “pacto”, y al mismo tiempo un “enfrentamiento”.

Le confesé mis verdaderos sentimientos a la Diosa.

—También me gusta “él”.

—A causa de tu corazón, me gusta “ese chico”.

Ante mi confesión, la Diosa mostro una expresión de sorpresa que no se veía normalmente.

“Eso fue inesperado.”

“¿Es así?”

Murmurando eso, consintió.

Al obtener su comprensión, le propuse el contenido del “trato”.

Después de todo, yo soy “falsa”.

Estoy consciente que soy una “herramienta” suya.

Pero, de alguna manera, quiero que me des un día dentro del “Festival de la Cosecha”, le dije.

—Quiero tener un duelo justo, y comparar quien puede ganar su corazón.

—De alguna manera, dame una oportunidad.

Sin vergüenza. Arrogante.

Comprendía todo eso, pero no podía ceder.

El tiempo no podía retroceder. Si dejaba escapar esta oportunidad, lo lamentaría toda mi vida.

Mientras una gota de sudor se deslizaba por mi mejilla, no desvié mi mirada de los ojos de la Diosa.

Ante mi suplica, guardo silencio y pensó profundamente sobre su trono.

Ella no sabía.

No sabía sobre mi “plan”.

Esas acciones que equivalían a traición.

Sin embargo, aun así.

Incluso si era un deseo excesivo para este tonto cuerpo.

Yo, quería realizar este loco “deseo”—

Al final, mi petición la alcanzo.

Dijo que aceptaría mi “trato” con unas “condiciones”.

—En el momento que tú “mentira” se descubra, reconocerás tu derrota.

—En ese momento, ya no podrás hacerle nada a ese chico.

—Ya no volverás a aparecer frente a ese chico.

Era inevitable. En primer lugar, no tenía el derecho a elegir.

Ante sus tres dedos levantados, mostré mi comprensión.

“Esfuérzate.”

La Diosa sonrió.

Y entonces entrecerró sus ojos provocadoramente.

“También disfrutare del festival por mi cuenta.”

Solo asentí profundamente.

Este será un juego justo.

Incluso si la Diosa a la que no podía oponerme me imponía condiciones, el “trato” fue propuesto por mí, era imposible que pudiera equivocarme.

Las agujas del reloj ya habían comenzado a girar.

Solo había un pensamiento en mi mente.

Por favor, que mi “deseo” se cumpla—