Youjo Senki (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: El Cielo Sobre Norden

Parte 4

Calendario Unificado Año 1923, Capital Imperial Berun, Sede del Ejército Imperial, Subdivisión del Departamento de Mano de Obra, Sede Central.

Masajando su dolorida cabeza, mientras fumaba por estar demasiado concentrado, el comandante Lergen, encargado de los asuntos de la mano de obra del ejército imperial, tensó su inteligente rostro. Tenía los aires de un noble, pero ahora mismo, no podía dejar de gemir rígidamente.

La Subdivisión de Investigación del Mérito de la Mano de Obra de la Sede: los logros de primera línea de los soldados fueron examinados aquí antes de enviar solicitudes adecuadas para recompensas o medallas. En resumen, esta era la unidad responsable de la evaluación del personal, el corazón del departamento de mano de obra imperial. Los oficiales que fueron asignados aquí como parte de su rotación de trabajo en la jefatura de personal, serían candidatos a generales en el futuro, y afinar sus habilidades en la identificación de talento era una tradición.

Y así, el Mayor Lergen de repente dejó de escribir, se quedó mirando la solicitud de condecoración y suspiró. Esto hizo que sus subordinados lo miraran con preocupación, ya que era natural que se preguntaran, «¿qué pasó?»

Y al igual que el, mayor Lergen se paró de repente la escritura, se quedó mirando la solicitud del premio y suspiró. Esto hizo que sus subordinados lo miran con preocupación, ya que era sólo natural que se preguntan, «¿qué pasó?»

«… Así que esa chica está en Norden.»

El mayor Lergen murmuró con el humo de tabaco que salía de su boca, mostrando su disgusto por este documento.

El sujeto que se recomendaba era la Teniente Mago, Tanya Degurechaff. Ella había ocupado el segundo lugar en su clase de graduación, y fue arrastrada al incidente de Norden cuando fue al norte para su ejercicio de entrenamiento. Ella luchó duro en el ejército del norte y ganó recomendaciones, hizo grandes contribuciones a sus unidades compañeras, y recibió una aplicación combinada de la recomendación del comando local. Para la Subdivisión de Investigación del Mérito de la Mano de Obra, esos documentos eran la norma. A lo más, era apenas un poco raro ver que su apodo que era incluido.

Por supuesto, en los ojos justos y objetivos de los miembros de la Subdivisión de Mano de Obra, ellos mantuvieron un gran respeto por la Subteniente Degurechaff por su maniobra de auto-sacrificio en aras del cuadro táctico más grande. Realizando tácticas dilatorias al extremo, ella obstaculizó enormemente el movimiento del enemigo. A pesar de que no logró retenerlos hasta que llegaron los refuerzos, ella todavía logró derribar a uno y dañar fuertemente a dos. Fue un gran resultado, y evitó que el enemigo rompiera su línea de defensa al final. Aunque literalmente estaba cubierta de heridas, no dejó de prestar apoyo a sus compañeros. Tales acciones benéficas y altruistas fueron un hallazgo raro, incluso en el vasto ejército del Imperio.

Normalmente, el Mayor Lergen no tendría que vacilar después de recibir tal informe. A lo sumo, agregaría algunas notas para acelerar el proceso. Desafortunadamente, el Mayor Lergen conocía a la subteniente Degurechaff cuando ella era apenas un cadete de la Fase Uno en EOC. Incluso dejó una buena impresión en él. (NOVA: cadete de la Fase Uno, es una recién graduada.)

Esta fue una de las pocas veces que visitó la EOC para sus deberes de la rama de Mano de Obra.

Lo que vio entonces era una niña pequeña, o mejor dicho, una niña linda, que tenía una edad en la que debía estar jugando con juguetes. La escena surrealista de ella empuñando un Orbe de Computación en lugar de un juguete mientras pateaba y gritaba a los cadetes que estaban sentados. Este fue el único incidente que hizo a Lergen dudar de sus propios ojos.

Lógicamente hablando, sólo necesitaba asumir que la niña pequeña era una excelente Maga que saltaba las calificaciones. De hecho, su primera impresión de ella era que ella era la Wunderkind madura que era famosa por aquí. (NOVA: Wunderkind, niño prodigio en alemán.)

A pesar de que la conciencia en su corazón le decía que enviar a un niño de menos de diez años a la línea de frente era inhumana, su experiencia en el ejército refutó este punto fuertemente y sabía que los magos maduran temprano. Esta era una época en la que niños y niñas en la escuela primaria con talento de brujería serían enviados a las líneas de frente si se ofrecieran como voluntarios para el alistamiento. Para los voluntarios que estudian en la EOC, no había necesidad de preocuparse por su asignación. Ese debería ser el caso normalmente. Es decir, si la normalidad realmente se aplicaba.

Pensando cuidadosamente, fue un incidente horrible.

Una niña de menos de diez años de edad, un niño pequeño que volaba en el campo de batalla con la expresión de un veterano… sólo esto era suficiente para darle piel de gallina. No tenía ninguna intención de culpar a la EOC, pero todavía quería preguntarles si estaban preparando magos o creando muñecos asesinos.

En la mayoría de los casos, lo que un cadete diría y lo que haría eran dos asuntos diferentes. No importaba cuánto pudieran presumir, los oficiales nuevamente comisionados eran tan inútiles como se esperaba. Ellos estaban llenos de unidad, pero la mayoría consideraría una bendición si no se mantenían detrás de los veteranos. Sin embargo, Tanya fue un caso especial de decir lo que ella quería hacer. Desde sus días como cadete, ella había mostrado un pragmatismo sorprendente.

Cuando Lergen preguntó a los instructores cómo lo hacía en la escuela, le dijeron que ella explicaba las directrices como cadete de la Fase Uno a los cadetes de la Fase Dos, declaró que ella purgaría a los incompetentes de los militares. Para los entusiastas cadetes de la Fase Uno, tales gritos no eran nada sorprendentes; Incluso los instructores se echaron a reír cuando oyeron eso, pensando que ella estaba realmente impulsada. Sin embargo, sus acciones coincidían con sus palabras tan de cerca que hizo que los instructores se volvieran verdes.

Durante un ejercicio de maniobra de campo, un cadete de la Fase Dos que causó algunos minutos de disturbio, no sólo ignoró las órdenes de la Cadete Fase Unos Tanya Degurechaff, hasta se burló de su edad y apariencia. Sus acciones no eran más que tonterías. En este momento, el mayor Lergen presenció su voluntad de cumplir su deber como comandante, mientras se preparaba para ejecutar al infractor de acuerdo con la ley militar.

Para el mayor Lergen, este fue el incidente que le hizo recordar la peligrosa existencia de Tanya Degurechaff, de entre todos los oficiales Mages del Imperio.

Era cierto que el cadete que desobedeció las órdenes debía ser disciplinado con dureza. La disciplina y el entrenamiento fueron la base del Imperio; estos principios sobre los que se construyó el ejército se derrumbarían si hubiera algún lapsus. Dado que éste era un problema fundamental, la actitud resuelta de la comandante era correcta.

A decir verdad y teniendo en cuenta los hechos históricos, la pistola de un oficial era una herramienta para ejecutar desertores y soldados yendo fuera de la línea. La obligación de los oficiales en el mando de sus subordinados era tan importante; No había necesidad de explicar más.

Sin embargo, gritando dijo: «¡Desde que este pícaro se olvida de mis órdenes, tendré que abrirle el cráneo y metérselo directamente en su cerebro!» y luego procedió a atar al cadete mientras desplegaba su cuchillo mágico – eso era demasiado. Cuando los instructores intervinieron, ella estaba seriamente a punto de cortarlo, Lergen vio esto con sus propios ojos. Si nadie la hubiera detenido, ella definitivamente lo habría cortado.

Sería un excelente oficial en el frente. Sin embargo, le faltaba el sentido de una persona normal. Como humana, le faltaba algo importante… Esto podría ser una cualidad ideal para los soldados que luchan en el campo de batalla. Había pocos cuyas personalidades le sirvieran tan bien a la guerra. Incluyendo el Imperio, todos los ejércitos sólo podían moldear a su personal de combate a través de la disciplina y la formación para asegurarse de que tienen la mentalidad correcta.

Mirándola de esta manera, ella era un gran talento. Como su trabajo era de recursos humanos, el Mayor Lergen podría haberla odiado, pero podía entenderla muy bien. Para iniciar las tácticas de suicidio y llevar a cabo misiones fielmente, fue el soldado ideal para el ejército. Y, por supuesto, había algunas partes que eran obviamente perjudiciales.

Especialmente su búsqueda de una pronta preparación para el combate; ella estaba completamente fuera de la pista del espíritu de la ideología. Si se le diera la libertad de actuar de manera autónoma, su proceso de pensamiento demasiado peligroso podría ser un problema oculto. Era una verdadera fanática de la batalla.

«…Esto no es una broma.»

Por este incidente, porque Lergen sabía que él estaba en la minoría, esperaba sinceramente que su superior reconsideraría este elogio.

Insistió en luchar hasta que llegaran los refuerzos, luchó sin temor, y al final, apenas sobrevivió después de ser recogida por la infantería aliada que estaba buscando en los alrededores. Por supuesto que merecía elogios, pero teniendo en cuenta la naturaleza de esa persona, esto era de esperar. Incluso la forma en que luchó fue brillante, y al comparar sus técnicas con las de los libros de texto no fueron un estiramiento. Sus cuatro miembros tenían heridas de arma de fuego en una amplia zona, ¿incluso su Orbe de Computación tenía marcas de haber sido mordida por los dientes? En pocas palabras, había vigilado cuidadosamente sus signos vitales y había resistido tanto como pudo, mientras hacía juicios tácticos tranquilos para ganar más tiempo.

Y esa era la razón por la que el Mayor Lergen sólo podía abrazar su cabeza en angustia después de leer el informe.

Era cierto que era peligrosa. Sin embargo, desde el punto de vista del castigo justo y la recompensa, este logro no podía ser menospreciado. Probablemente no se permitiría que se minimizara.

No estaba claro qué desarrollo tendría el futuro, pero por los méritos de sus recomendaciones, probablemente sería honrada con la medalla de Alas de Plata de Asalto. El ejército del norte probablemente concluiría que sus acciones eran las más encomiables en esta primera batalla. Relativamente hablando, fue la mayor crisis durante toda la operación. Además, el mérito fue ganado por un Mago de la OEC, la exposición perfecta para las fuerzas armadas que quieren motivar el espíritu de lucha de las tropas. Fue un logro en una verdadera batalla después de todo, una historia perfecta para la propaganda. Su otorgamiento con el hermoso nombre de «mithril», un apodo honorable para un mago tan joven, era debido a la animada atmósfera dentro de los militares. Lergen lo notó enseguida.

Para elevar la moral de las tropas, tienen que darles las recompensas por sus esfuerzos, incluso si ella no era una heroína. Sin embargo, como oficial de personal, el soldado Lergen que se enorgullecía de la lealtad y la imparcialidad, por primera vez sus obligaciones y emociones se oponían entre sí.

Esta niña, completamente armada sólo induciría el miedo en otros. Tenía que hacer algo para asegurarse de que sólo centrara su atención en el enemigo. Te haré una heroína y respetarás tus méritos de batalla. Haré mi mejor esfuerzo para otorgarle la autonomía. Voy a tratar de darle todo el apoyo disponible, y los preparativos para que tú puedas luchar. Haré todo eso, así que, por favor, lucha obedientemente en las líneas del frente. ¿Está bien darle a un soldado, que sólo puedo controlar con súplicas, tal fama e influencia?

«… Al menos, si puedo empujarlo un grado más bajo …»

Un soldado con la medalla de Alas de Plata de Asalto tendría mucha influencia y parecer en el ejército. Era suficiente para que el mayor Lergen se quejase inconscientemente.

Entre las muchas medallas del Imperio, la medalla de Alas de Plata de Asalto fue la más valiosa de todas. Hubo muchas medallas en el Imperio que honran méritos personales ejemplares, pero por conveniencia de reputación y ceremonia, hubo también medallas otorgadas por un cierto número de años de servicio y esfuerzos. Pero hablando de forma realista, los que contribuyeron significativamente a la nación y se les dieron medallas de valor y deber se consideraron más valiosos.

En el pasado, la gente formó laureles en una corona para honrar el valor personal de los individuos. Sin embargo, con la modernización del ejército, todos los elogios han sido sustituidos por la presentación de medallas. Las medallas de Infantería de Asalto fueron otorgadas a soldados que se engancharon al enemigo con valentía y sin temor, honrando su exhibición de valor en el campo de batalla. Las unidades de la vanguardia en una ofensiva a gran escala recibirían normalmente medallas de Infantería de Asalto, los soldados que ganaron méritos en batalla, recibían medallas de Infantería de Asalto con las Hojas del Roble

Los galardonados con Hojas de Roble se convertirían en un miembro central de su unidad y se confiaría en ellos incondicionalmente. Sin embargo, ni siquiera el portador de medallas de Infantería de Asalto con Hojas de Roble podía igualar las medallas de Alas de Plata de Asalto. Solo para aquellos que salvan a las fuerzas aliadas de una crisis, un honor reservado para estos arcaicos salvadores. Incluso el requisito para el premio era diferente de las medallas de Asalto normales

La medalla de Alas de Plata de Asalto no era recomendada por los oficiales al mando. Normalmente, era el oficial al mando de la unidad que se salvó quien presentaba la recomendación, debido al desbordante respeto por su camarada de armas.

Más allá de estos requisitos, el aspecto que la mayoría de los portadores de medallas tenían en común era que estaban muertos. Esa era la altura a la que la barra se estableció, sólo aquellos que corrieron esos peligros y lucharon heroicamente fueron galardonados con esta medalla.

¿Puede un hombre salvar una unidad contra esas probabilidades imposibles? ¿Cuán extremos eran sus medios? ¿Fue posible hacerlo por métodos normales? Sin necesidad de responder, uno entendería simplemente por navegar por las fotos conmemorativas de los ganadores de la medalla de Alas de Plata de Asalto. En ellos, la mayoría de las medallas fueron colocadas en la tapa, colgando del fusil de los premiados. Se declaró oficialmente que sólo se puede utilizar el rifle y tapas del ganador de la medalla de Alas de Plata de Asalto para recibir la medalla en su nombre, la cual era la condición de la mayoría de los destinatarios.

Por lo tanto, sin importar el rango del receptor, eran dignos del saludo de todos los oficiales y hombres en el imperio; Así de honorable era la medalla.

Admitelo. Francamente hablando, cuando pensaba en lo que haría esa persona si le dieran la autoridad y el poder, Lergen no podía evitar sentir miedo.

Así de anormal era ella. Al principio pensó que el excesivo Departamento de Reclutamiento de la Patria había encontrado bastante sospechosamente una joya sumamente capaz como soldado. Incluso sospechaba que se había sometido a una extrema educación patriótica, así que Lergen le pidió a una amiga del Departamento de Inteligencia que investigara sus antecedentes en el orfanato. Sin embargo, resultó estar limpia. Su origen era un orfanato promedio dirigido por empleados que todavía se podían considerar de buen corazón, uno que podría encontrarse en cualquier lugar. Lo único que notaba era que recibían donaciones adecuadas, por lo que la nutrición de los huérfanos estaba en el nivel normal.

Esto significaba que el fanatismo de la subteniente Tanya Degurechaff para los militares y la sed de batalla no tenían nada que ver con el hambre o el abuso violento. Por curiosidad, Lergen desenterró sus registros de evaluación para la entrada de la escuela, y ella… ese monstruo que llevaba la piel de un niño… respondió así:

«No tengo ninguna otra opción».

Llena de patriotismo y voluntad de contribuir a la nación, un soldado tan ideal y talentoso, con la determinación de entrenarse sin descanso. Éstos eran todos los atributos encomiables. Sólo uno de estos atributos sería suficiente para hacer feliz a Lergen, el soldado a cargo de los Recursos Humanos del Imperio.

Si alguien muestra estas cualidades, estaríamos encantados. Pensamos que estos son los talentos que el ejército necesita. Y ahora mismo, la persona que era una manifestación de todas estas cualidades estaba justo delante de él. Lo irónico era que el comandante Lergen se daba cuenta de que el talento ideal que el Imperio buscaba sería un monstruo puro, lo que le hizo temer.

No estaba seguro de lo que quería decir con «ninguna otra opción». Si necesitaba una hipótesis lógica, tal vez pensó que unirse al ejército era la única manera en que su deseo de matar podía ser justificado por la sociedad. ¿Quién podía decir con certeza que su naturaleza no era la de un psicópata, y que la única carrera que se ajustaba a su pasatiempo era alistarse en el ejército?

¿Quién podía garantizar que ella no era una persona peligrosa que iría a una matanza cuando vea sangre fresca goteando? Cada uno de sus movimientos podía ser el de un soldado ideal, pero al mirar el cuadro completo, estaba loca o psicótica.

Por supuesto, Lergen entendió que era alguien que comenzaría una guerra sin llamar la atención. Los que podían instigar una guerra eran un verdadero lunático o alguien cuya mente legítimamente se había roto. Siguiendo su experiencia, Lergen podía entender los incidentes de tal grado. Sin embargo, si esta chica estaba disfrutando de la guerra, ¿qué debería hacer con ella?

Una vez oyó que, para los asesinos, la imaginación y la realidad eran sólo un tipo de estética para ellos. Esto significaba que los asesinos en masa no podían diferenciar de entre su imaginación y sus acciones. En aquel entonces, se echó a reír, pensando que era una visión extraña, pero finalmente lo entendió. No importa lo poco dispuesto que estuviera, todavía entendía. Por muy bien que lo pusiera, todavía era una anormalidad, una existencia que era diferente de «nosotros».

Probablemente era lo que se conocía como un héroe. En otras palabras, ella era diferente de la gente normal de alguna manera. No era un error honrar a los héroes, pero no les pedía a los estudiantes que siguieran los pasos de los héroes. No podía enseñarles eso. La EOC era un lugar para cultivar talentos, no un lugar para crear locos.

***

El Mismo Sía, Sala de Guerra de la Sede del Imperio

La Sede había decidido otorgar una medalla a un oficial Mago. Fue una rara ocasión, otorgar la medalla de Alas de Plata de Asalto a alguien que no era un cadáver, y un apodo también se otorgaría con una velocidad excepcional en esta gran ceremonia. Sin embargo, en un rincón de la sede central, sin ser molestado por las ruidosas ceremonias de premiación, un lugar vigilado por la seguridad y la entrada sólo se concedía a personal autorizado, la primera sala de guerra estratégica de la Sede.

Para ser exactos, fueron las fuertes objeciones de dos generales de brigada.

«¡Me opongo absolutamente a esto! ¡El mérito de comprometer a nuestras fuerzas de esta manera no vale la pena el riesgo de perder nuestra capacidad de reaccionar a las nuevas amenazas rápidamente!»

El soldado en sus primeros años se levantó y expresó su vehemente objeción con un grito. Sus pálidos ojos azules estaban llenos de confianza, una mirada que nunca retrocedería. Aquellos que los veían entenderían aquellos ojos que siempre se enfocaban en la realidad. Un hombre capaz, forjado en la confianza y el talento, el general de brigada Rudersdorf fue llevado en alto respeto por la sede, puso su talento y honor atrás mientras se inclinaba sobre la mesa de la conferencia y gritó.

«¡Solo necesitamos enviar a las unidades que ya están en el sitio para perseguirlos! Conservando nuestra flexibilidad estratégica y presionándolos paso a paso, ¡eso es todo!»

Lo que quiso decir es que su flexibilidad estratégica no debería verse comprometida.

«Tengo que expresar mi disentimiento también. Ya hemos destruido las fuerzas invasoras y no tenemos necesidad de hacer nada más a través de la guerra. Nuestros objetivos de defensa nacional ya han sido cumplidos.»

Junto con el mantenimiento de la flexibilidad estratégica, el general de brigada Zettour, con una actitud madura y una apariencia académica, se unió calmadamente a las filas disidentes, hablando como un matemático que informa sus hallazgos.

«Los puntos de los brigadistas son válidos … Teniente General Ludwig, ¿puedo opinar?»

El ayudante del emperador, Marchese, que presidía la reunión, sentía que las opiniones de los dos generales de brigada eran lógicas e irrefutables. Sin embargo, el astuto Jefe de Estado Mayor ya tenía una manera de ignorar a aquellos con opiniones opuestas.

Eso no significa que Marchese no estuviera preocupado en absoluto. Teniendo en cuenta el hecho de que la recomendación de la Sede influiría en la decisión del Comandante en Jefe, era necesario profundizar. Por lo tanto, dejando a la otra parte expresara sus puntos de vista, quiso empujar al Jefe de Estado Mayor Ludwig, que era el principal campeón de visión para lanzar una campaña ofensiva, expresara su postura.

«Ser prudente es bueno, pero los países vecinos no muestran señales de movilizar sus fuerzas. Bajo tales circunstancias, seremos capaces de lanzar una gran ofensiva sin ser restringidos por otros factores. ¿No sería una gran oportunidad?»

El Jefe de Estado Mayor se levantó y respondió con una cara preocupada. Tenía grandes expectativas para estos dos subordinados, y su traición le hizo hacer una expresión confusa. También había ira en su rostro, permitiendo que otros vieran sus emociones turbulentas.

«¡General, señor! ¡Por lo menos, limite las unidades movilizadas! ¡Si desplegamos toda nuestra fuerza, el Plan 315 se desintegrará!»

El General de Brigada Rudersdorf planteó una objeción simple basada en la situación geopolítica del Imperio. El Imperio era una de las grandes potencias, y también, la única nación rodeada por muchas otras grandes potencias. Debido a ello, su estrategia de defensa nacional tuvo que considerar las terribles posibilidades de combatir guerras en múltiples frentes. El miedo inherente de que solo podían confiar en la calidad para defenderse de sus enemigos en dos frentes, y su ubicación geográfica requiere un ejército fuerte. Tal fue el trasfondo histórico detrás de su ascenso como potencia militar.

«No pienso tomar prestadas las palabras del general de brigada Rudersdorf; Yo personalmente creo que no debemos comprometer nuestra política de defensa nacional al Plan 315.»

Estando rodeada de enemigos potenciales por todos lados, la única estrategia que el Imperio podía adoptar era una estrategia defensiva centrada en el despliegue eficiente de sus fuerzas armadas. Fue una delicada política de defensa la que enganchaba a tropas superiores en calidad y cantidad para neutralizar a uno de los ejércitos invasores antes de enganchar a los otros invasores. La política de defensa nacional del Imperio era el «Plan 315». Su objetivo era mantener una guerra en dos frentes, incluso los horarios de las estaciones de ferrocarril se planearon cuidadosamente, eran una obra de arte que era el premio del Imperio. En pocas palabras, se necesitaría mucho tiempo para reconstruir el sistema si se desmoronara.

«Zettour, acometer con fuerzas en oleadas es un tabú militar. No creo que necesites que te lo recuerde.

«Señor, también entiendo la tontería de enviar tropas pieza por pieza. Sin embargo, con el ejército invasor destruido, cuestiono la necesidad de empujar a nuestra fuerza principal hacia el exterior.»

Por otra parte, lo que el Jefe de Estado Mayor Ludwig había dicho tenía sentido. Con el Reino de Ildoa, la República de François y la Federación de Russy, que no mostraban signos de acumular sus ejércitos, se había establecido el escenario para la completa aniquilación de la Alianza Entente. Si iban a hacerlo, tendrían que ir con todo.

Sin embargo, sobre el tema de la invasión de la nación enemiga, el general de brigada Zettour raciocinio que el ejército ya había anotado una gran victoria y no necesitaba hacer más, se enfrentó con la opinión del Jefe de Estado Mayor Ludwig.

«Estoy de acuerdo con el general de brigada Zettour. ¡Nuestro ejército es victorioso, el enfoque ahora debe ser el cómo debemos sacar provecho de esto! Movilizar a nuestras fuerzas sin instrucciones claras haría que nuestros objetivos estratégicos fueran demasiado ambiguos. No puedo imaginar cómo podría beneficiar a nuestra nación.»

No tocó en la necesidad de lograr más; Su duda se basaba simplemente en cómo maximizar esta victoria después de comprender la visión general de la guerra. Las palabras del brigadier Rudersdorf podrían haber tenido un enfoque diferente, pero se hizo eco de las preocupaciones de hacer movimientos que sacudirían los cimientos de la política de defensa nacional sin planes de contingencia.

«Rudersdorf, ya que el Comandante en Jefe aún no ha establecido sus políticas, lo único que puede hacer la Sede es conseguir una victoria más grande».

«General, señor, las acciones sin objetivos estratégicos claros son impensables. Las campañas a gran escala que no se planifican cuidadosamente podrían dañar nuestra estrategia de defensa nacional. Permítame expresar mi fuerte objeción.»

Zettour expresó su acuerdo con una cara amarga.

«¿Cómo pudimos dejar que esa gran oportunidad se escapara?» ¡Nuestro ejército ha resuelto la disputa del territorio nórdico en esta batalla! ¡Incluso podemos resolver los problemas geopolíticos del Imperio! »

Había buenas razones para gritar a algunos de los asistentes. Todos tenían esperanzas de un futuro maravilloso, pensando que era una buena oportunidad para que el Imperio solucionara el verdadero problema, que el Imperio pudiera ser atacado por su enemigo de todas partes en cualquier momento. Si pudieran vencer a la Alianza Entente, sería una amenaza potencial menos para el Imperio. Una oportunidad para el Imperio para resolver sus problemas geopolíticos que lo plagaron durante estos largos años.

«¡Objeción! ¡Esto no es algo que se debe hacer a costa de interrumpir nuestros planes de defensa! »

El núcleo del problema era como el punto que el General de Brigada Rudersdorf dijo: si el ejército debe asegurar un futuro seguro a costa de desestabilizar su actual estrategia defensiva.

«El objetivo del Imperio es la seguridad nacional. Dado que las fronteras ya habían sido decididas a través del Protocolo de Londinium, esto es prácticamente un problema».

Pero incluso el general de brigada Zettour hizo un comentario valiente, que era tan bueno para decir, «las amenazas a nivel de la Alianza Entente podrían ser ignoradas». En otras palabras, él no quería perder tiempo en el tema del Protocolo de Londinium.

«¡No necesitamos entrar en el escenario del enemigo! ¡Sólo tenemos que luchar en el nuestro! ¡¿Vamos a arriesgar todos los preparativos que hemos hecho por esto?!»

El punto más importante era lo que el General de Brigada Rudersdorf había estado expresando apasionadamente al grupo. Esta era una cuestión que se refería al fundamento mismo de la defensa nacional del Imperio.

El «Plan 315», refinado por la Sede durante todos estos años, la única estrategia de defensa nacional que el Imperio podía adoptar por su posición geopolítica. A pesar de que el Imperio era constantemente atacado por otras naciones, podían contraatacar suavemente con su estrategia defensiva, obligados porque estaban rodeados de enemigos potenciales. El hecho era que el Imperio no podía pensar en otro plan más confiable.

«¿Y quieres que dejemos ir esta gran oportunidad para romper la situación de estar rodeado de enemigos?»

«Si pudiéramos debilitar a las fuerzas de la Alianza Entente, podríamos centrarnos más en el este. Incluso al oeste, tendríamos un tiempo más fácil construyendo una línea de defensa contra Albion-Francois.»

Sin embargo, todavía había gente expresando su oposición. Para su patria pegada en una difícil situación, ésta era una buena ocasión de ser liberada de las cadenas que la atan. La mayoría del personal mostró una determinación que no podía ser detenida -si actuaban ahora, podrían resolver el problema militar que había estado preocupando al Imperio desde su fundación.

«Es una suerte que las grandes naciones no muestren señales de movilizar sus fuerzas. Creo que, si actuamos ahora, podemos cortar las raíces del problema de una vez por todas.»

No se dieron cuenta de que este juicio era un error. Por ahora.