C³ – Cube x Cursed x Curious

Volumen 14

Prólogo

La parte posterior de las cabezas de los estudiantes se separaba en distancias regulares en una fila, incluso algunos de ellos tomaban una siesta y asentían con frecuencia. Junto al pizarrón, el reloj dejaba ver el lento paso del tiempo. El libro de texto de alguien cayó sobre su escritorio con un ruido sordo. Algunos estudiantes jugaban con su teléfono celular. Algunas chicas pasaban notas a los escritorios vecinos. Algunos muchachos estaban leyendo manga debajo de sus escritorios.

Incontables letras en ingles fueron escritas en cursiva en la pizarra. Por alguna razón, en lugar de una nueva y pequeña profesora, que no llevaba mucho tiempo impartiendo clases, estas palabras en inglés fueron escritas por el profesor más anciano de la escuela, que actualmente enseña desde el atril. Sin embargo, el inglés que salía de su boca no era diferente de un encantamiento hipnótico. La tiza escribió a un ritmo lento. El sonido de estudiantes atentos que pasaban las páginas de sus cuadernos se hizo eco dentro del aula como el batir de las alas. No importaba cuánto quisiera alguien, las manecillas del reloj no avanzaban en absoluto.

Para la mayoría de las personas, esta fue probablemente una visión diaria que no podría ser más común.

Pero para Yachi Haruaki, eso no fue así. Simplemente esa era la forma en que se sentía.

Apoyando la barbilla en la mano, el codo contra el escritorio, tenía la cara vuelta hacia un lado, mirando por la ventana abierta.

Distraído, dirigió su mirada hacia el soleado cielo azul.

O más bien, esto podría ser lo que uno llamaría ver pero no observar. Quizás este era el acto de “no mirar nada en absoluto”.

En silencio, suspiró. Quizás incluso él no lo sabía. Desde que comenzó esta lección, nadie sabía cuántas veces ya había suspirado. Sus suspiros eran como dientes de león, flotando por la ventana, desapareciendo sin dejar rastro.

Mirada indiferente. Voluntad imperceptible. Era la mismísima representación de una planta. Hasta el final de la clase, de forma invariable…

Mirando hacia adelante sin objetivo y sin pensar, exhalando suspiros sin rumbo…

Durante la clase de educación física, los estudiantes estaban jugando a esquivar la pelota. Las chicas intercambiaban miradas, incluso salían disculpas por sus gargantas.

Después de que la pelota rebotara en la cabeza de la chica de cabello plateado, ella simplemente se quedó aturdida, mirando inexpresivamente sin siquiera percatarse de la pelota rodando después de rebotar en ella.

“Umm~. Fear-chan, ¿estás bien…?” “Hmm… ¿De qué estás hablando?” “Uh, básicamente… la pelota…”

“Oh, claro, la pelota. Sí, la pelota. Lo sé. Esta, ¿verdad?”

Hablando en un tono de voz distraído, Fear lentamente levantó la pelota y luego se la pasó a la chica que estaba hablando con ella.

“Toma, no la pierdas de nuevo.” “¿Eh? No, umm…”

Fear giro su mirada, distraída, de pie dentro del campo. Con una mirada preocupada en su rostro, la chica con la pelota le preguntó a una amiga que estaba a su lado:

“¿Qué debemos hacer? ¿Está diciendo que los golpes en la cabeza no cuentan?” “Quizás. ¿Por qué no la vuelves a tirar para ver?”

“Claro… Fear-chan, ¿estás lista~? La volveré a lanzar~.” “Oh…”

La respuesta aturdida no sonó diferente a un gemido. Aunque Fear tenía la espalda hacia ellas, todos sabían que poseía reflejos atléticos sobresalientes. En un espectáculo de reacción sobrehumana, Fear podría atrapar la pelota y dejar a todos asombrados.

Después de que la estudiante educadamente dijo: “La volveré a lanzar”, la pelota voló en una trayectoria parabólica.

“…”

¡Smack! Rodar. Rodar. Rodar…

 A pesar de que esta vez la pelota golpeo su hombro, el resto sucedió exactamente como antes.

“Oh, querida~. Fear-chan, ¿te sientes mal~? De todos modos, estás fuera, así que por favor toma un descanso~.”

“Oh… ¿Ya han salido tres personas…? Es momento de intercambiar posiciones…”

Fear murmuró, aun distraída. Empujándola por la espalda, Kana escoltó a Fear fuera del campo.

Al ver esta escena, las demás chicas se encogieron de hombros y murmuraron en silencio con exasperación:

“Esto es totalmente inútil.”

Vestida con ropa de gimnasia, sentada en el suelo, abrazando sus rodillas, Kirika estaba mirando la misma escena desde una ligera distancia.

Luego ella cambió su mirada. Los chicos corrían largas distancias en la pista. Podía ver a uno de los chicos simplemente mirando el suelo frente a sus pies, sin mostrar ningún cambio en su expresión, moviendo mecánicamente sus piernas de un lado a otro como si sufriera algún tipo de castigo.

En silencio, Kirika sostuvo una mano contra su pecho.

No había dudas sobre esto. Esto no podría tener nada que ver con ella. Entonces, básicamente, eso era lo que sucedía.

Ella era en parte culpable de la situación actual.

Su acción había servido como una especie de ímpetu.

Con mucho dolor. Con suma tristeza. Su corazón tenía ganas de romperse en fragmentos. Pero aun así…

No podía fingir que las cosas nunca sucedieron. Tampoco podía rehacer las cosas.

Ya  sea  que  esta  situación  simple  pero  surrealista  se  diese  por  si  misma  o  todos  los involucrados en ella fueron los causantes…

O quizás fue la confesión por la cual había apostado todo, la cual seguía sin recibir una respuesta…

Enterrando  su  rostro  contra  las  rodillas  que  estaban  presionadas,  Kirika  cerró  los  ojos ligeramente.

Luego, cuando volvió a abrirlos, ¿todo progresaría de forma repentina? ¿Alguien pudo tomar una máquina del tiempo para regresar y cambiar este mundo por ella?

Estaba totalmente perdida en cuanto a lo que debería hacer a continuación, hasta el punto de tener ese tipo de deseo sin sentido.

Por lo tanto, manteniendo esta postura, murmuró suavemente entre sus rodillas: “Absolutamente ridículo…”

Mientras tanto, Ningyouhara Kuroe estaba sentada en la terraza de su casa, mirando hacia el cielo o mirando hacia los grandes árboles que se erguían en un rincón del jardín. De vez en cuando, también volvía la mirada hacia el suelo expuesto en el jardín, las malas hierbas descuidadas o la ventana del anexo de la casa.

En otras palabras, en un raro momento, ella no estaba haciendo nada en absoluto. Esta era su tarea actual.

Justo en este momento, en toda la casa se escuchó el timbre de la puerta.

Kuroe levantó la vista, sorprendida. Desesperadamente, se impulsó a sí misma a través del pasillo con sus cortas piernas lo más rápido posible, luego abrió la puerta principal con toda su fuerza.

“¡Kono…!”

“Oh, hola~. Tengo una entrega para ti, ¿podrías firmar o poner un sello aquí?” Frente a ella había un repartidor vestido con un uniforme familiar.

Kuroe permaneció quieta durante bastante tiempo, mirando hacia arriba al tipo con ojos ligeramente resentidos.

“Umm~. ¿Hay algo que este mal…?”

Finalmente, haciendo una sonrisa triste, Kuroe sacudió la cabeza y respondió al repartidor contrariado con palabras que no podían ser más ciertas.

“Nada. Es solo que… lo que se entrega no es lo que más deseamos.” La pausa para el almuerzo estaba a punto de terminar.

A lo largo del corredor en la escuela, dos parejas se encontraron por casualidad. Cada pareja consistía en una alumna emparejada con una chica que, hablando objetivamente, estaba vestida con un atuendo muy antinatural. Pero dentro de esta escuela, todos ya habían llegado a un consenso de que esta anti naturalidad era una vista diaria, nada por lo que valiera la pena preocuparse.

“Oh, vaya.”

“¡Oh! Shiraho-san…” “Hola a todos~.”

“Ara, ara, permítanme decir con miedo y temor, saludos a ustedes dos~.”

Shiraho y Soberanía, que vestían ropa de mucama, estaban paradas una al lado de la otra junto a una ventana en el pasillo, mirando hacia afuera del edificio de la escuela. Pasando por casualidad, Chihaya fue acompañada por Isuzu, quien estaba vestida como doncella del santuario. También miraron hacia afuera, siguiendo las miradas de Shiraho y Soberanía.

Agarrando libros de texto y otras pertenencias contra sus pechos, un grupo de estudiantes se movía a través del pasillo que conectaba los edificios fuera de la ventana. Como el siguiente período consistía en asignaturas optativas, tendrían clases en aulas especializadas. Sin embargo, dado que la clase optativa de Shiraho era diferente de la de ellos, estaba parada aquí.

Al observar al grupo a través de la ventana, pudieron ver algunas caras conocidas. Al mismo tiempo, los rostros de esas personas estaban bastante distraídos. “Shiraho-san, ¿lo has escuchado?”

“Sí, más o menos.”

“Yo también. Es tan preocupante… ¿Cómo llegaron las cosas a esto?”

“Por favor, permíteme decir con miedo y temor, yo también siento lo mismo~.” En este momento, Shiraho se burló y se cruzó de brazos.

“Yo, por otro lado, no estoy preocupada en absoluto. No importa lo que les pase, no tiene nada que ver conmigo.”

“Vaya, Shiraho~. El ver a Haruaki-kun y los demás así, nos hace sentir un poco deprimidas. Realmente espero que pronto puedan levantar sus ánimos.”

“Aunque está perfectamente claro lo que les levantará el ánimo~.”

Justo en este momento, una figura aún más alta se unió al cuarteto que miraba por la ventana. Esta persona no era estudiante, pero a diferencia de Soberanía e Isuzu, no estaba vestida fuera de lugar. Bueno, ella solo tenía una pala en su hombro, eso era todo.

“El problema radica en esto. Aunque se sabe lo que se requiere, es imposible llevarlo a cabo.”

“¡Wah! Es Kaidou-sensei.”

De repente notando que Cucharon-sensei estaba de pie junto a ellas, Soberanía saltó sorprendida. Kaidou volvió la mirada y dijo:

“Me temo que la situación es muy difícil de manejar. Precisamente por eso, creo que uno no debe tratar de mostrarse fuerte. Si haces eso, no podrás ayudar a tus amigos incluso cuando realmente lo desees. Sakuramairi Shiraho, mujer, asiento número 6 del 2do año, Clase 1.”

“Y-Yo… no estoy tratando de hacer algo así…”

En este momento, el grupo de estudiantes en el pasillo de conexión había entrado en el edificio escolar. Casi al mismo tiempo, sonó el timbre para indicar el final de la pausa para el almuerzo. Shiraho exhaló como si se sintiera salvada.

“Debo ir a clase. Soberanía, haz tu mejor esfuerzo en el trabajo.” “¡Lo haré~! ¡Shiraho, no vayas a tomar una siesta en clase!”

“Sí. Date prisa para volver a clase, o llegarás tarde. Lo mismo vale para ti, Hayakawa Chihaya, chica, asiento número 15 del 1er año, Clase 4.”

“S-Sí…”

¿Por qué siquiera ella sabe mi número de asiento? Chihaya murmuró en voz baja. Despidiéndose de Shiraho y Soberanía, se preparó para alejarse de la ventana. Sin embargo, Chihaya miró hacia atrás por última vez y vio a esos estudiantes desaparecer en la entrada del edificio escolar.

Lo más sorprendente de todo fue, por supuesto, esa cabeza de cabello largo y plateado. Las imágenes posteriores del cabello plateado parecían quedarse en el pasillo de conexión.

Además, persiguiendo esas imágenes posteriores, brillando como piedras preciosas, corriendo a toda prisa había un cierto espejismo de alguien alto. Chihaya observó esa escena del pasillo de conexión desierto. Con la sensación de que alguien le estaba asfixiando, observó esa escena.

“Tal vez ella sigue sin llegar a un acuerdo… Qué gran idiota…”

Chihaya se mordió el labio ligeramente y volvió a mirar hacia delante. Justo cuando dio un paso, con la intención de regresar a su salón de clases, su cara chocó contra algún tipo de objeto blando. Inmediatamente, ella sintió una mano sobre su cabeza.

“Isuzu, ¿qué estás haciendo?”

“Permíteme decir con miedo y temor, actualmente estoy enterrando la carita de Chihaya- sama en mi pecho y acariciando su cabeza~. En cuanto a la razón, Chihaya-sama, es porque parece que quieres que lo haga…”

“Tú… idiota. Voy a… lastimarte…”

Sin embargo, ella no puso sus palabras en acción.

Chihaya no hizo nada. Como si tratara de borrar algo, como si tratara de suprimir ciertos recuerdos, sacudió la cabeza ligeramente en el seno de Isuzu.

Por lo tanto, después de confirmar discretamente que no había nadie más en el corredor luego de que sonara la campana, Isuzu sonrió suavemente y dijo:

“Sí. Bueno, entonces, antes de que me haga daño, quedémonos así un momento.”

Incluso un día como este llegaba a su fin.

Era el último período del día. Todavía mirando fijamente por la ventana, motivado por ninguna razón en particular, finalmente Haruaki dirigió su mirada hacia el interior del aula.

Su mirada se detuvo en cierto escritorio.

Un escritorio vacío. Un escritorio donde nadie estaba sentado.  Un escritorio que había perdido a su dueño.

Una visión igualmente ordinaria, que existe en medio del escenario de las clases diarias. Pero precisamente por eso, la aterradora sensación de realidad se implantó profundamente en el cerebro de Haruaki. Sin piedad, sin alegría, todo indicaba que esta era la realidad.

Sí, lo sintió concretamente.

Porque quién sabe cuántas veces, cuántas decenas de veces, cuántas centenas de veces, ese sentido de realidad que él no quería en absoluto se presentaba ante él.

No importo cuánto intento negarlo, esta sensación de realidad seguía surgiendo, o en otras palabras, era simplemente la realidad.

-Konoha había desaparecido.