Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 7

Capítulo 2: En el Interior del Castillo

Parte 4

Después de terminar los pequeños asuntos oficiales que tenía que atender por la mañana, regresé a la oficina que estaba al lado de mi habitación para comenzar a trabajar en algunos documentos.

Los asuntos de esa mañana habían tomado menos tiempo del que esperaba, así que tan pronto como terminara con este papeleo, estaría libre. Como mi prometida Katarina no estaba trabajando ese día, podría visitar su casa para verla.

Justo cuando terminé y me preparaba para irme, escuché que Anne, la doncella de Katarina, la había perdido de vista dentro del castillo. Tenía la intención de visitarla, pero pensar que ella ya había venido aquí, y que estaba perdida, en eso…

Me reuní con la sirvienta y le pedí detalles. Resultó que Katarina había estado persiguiendo a su perro, que se había escapado. Perder de vista a su ama dentro del castillo normalmente sería digno de reproche, pero, considerando que su ama era Katarina, sentí lástima por la pobre doncella.

Mi adorable prometida no era como ninguna otra mujer noble. Cuando corría, no se contenía. Si estuviera usando un vestido, simplemente se lo levantaría y se marcharía a tal velocidad que ninguna mujer normal podría esperar alcanzarla.

Agradecí a la doncella por sus esfuerzos y la ayudé a buscar a su ama, deduciendo dónde podría estar Katarina en función de la dirección hacia la que había estado corriendo.

“¡Katarina!” Grité una y otra vez mientras caminaba por los pasillos.

Después de un rato, finalmente escuché su voz despreocupada, respondiendo casualmente desde las profundidades del castillo.

“¿Sí?”

Ella vino hacia nosotros, y me aseguré de decirle severamente que no hiciera cosas raras por su cuenta y que pensara antes de salir corriendo. Después de que la regañé y ella se dio cuenta de que su doncella había pedido mi ayuda para buscarla, se disculpó conmigo.

“Lo siento mucho. Escuché que hoy estabas muy ocupado con trabajo y te hice perder el tiempo buscándome.” Dijo.

Eso era muy curioso. Mi trabajo oficial del día fue un simple saludo y mi agenda no era ningún secreto. Le pregunté quién le había dicho eso y me dijo que había sido su hermano.

Mi rival en el amor le había mentido para que interactuara conmigo lo menos posible. Hice una nota mental para darle una parte de mi mente en la próxima oportunidad.

Finalmente llegamos a la habitación de invitados, donde los sirvientes habían preparado el té, y le pregunté a Katarina algo sobre lo que me había estado preguntando… es decir, qué tan lejos había ido al castillo.

Había corrido hacia mí y su doncella desde lo más profundo del pasillo. No era que hubiera nada peligroso en el edificio, pero no podía controlar todo el lugar a la vez. Necesitaba saber qué tan lejos había vagado para poder amonestarla adecuadamente.

Con su habitual expresión desenfadada y entrañable, me dio la respuesta más sorprendente: había llegado a ese lugar, al que normalmente no íbamos, y allí había conocido a la ex reina.

Esa habitación, escondida en un rincón al que la gente rara vez se acercaba, estaba rodeada por fuera de árboles, cubriéndola de oscuridad incluso durante el día. Recuerdo haber pensado en ese sitio como un lugar algo aterrador cuando era niño.

Mientras trataba de recordar a qué edad me enteré por primera vez de mi tío recluso, que no era mucho mayor que mis hermanos mayores, de repente Katarina frunció el ceño y se disculpó por no conocer a la ex reina. Le dije que no era un problema en absoluto… Katarina ciertamente estaba lejos de ser buena recordando a las personas, pero, en este caso, no era culpa suya.

“¡Ya veo! Entonces, ¿cuál es el problema?” Preguntó, luciendo aún más preocupada.

Resultó que ella había visto mi expresión de preocupado, aunque yo no lo había notado. Eso normalmente nunca me pasaría a mí, pero mi autocontrol no era tan constante cuando estaba con ella.

Debería decirle toda la verdad, pensé. Después de conocerla durante todos estos años, entendía que Katarina era completamente inmune a las sutilezas.

Honestamente le dije que me avergonzaba que se hubiera enterado de las lamentables circunstancias de uno de mis parientes. Inclinó la cabeza hacia un lado, luciendo genuinamente confundida. Le dije que el hombre que se negaba a salir de su habitación era mi tío, y ella comentó que había escuchado que había razones serias por las que lo estaba haciendo.

Por supuesto, pensé para mis adentros, sorprendido. ¿Cómo olvidar que mi prometida es una persona así? Ella nunca despreciaría a alguien por algo tan superficial. Ella siempre llega a conocer a las personas antes de juzgarlas.

Por eso decidí contarle lo que no había planeado revelar hasta después de nuestro matrimonio, la verdad sobre mi despreciable abuelo…

Le hablé de él, su promiscuidad, la forma en que usó su poder para reunir mujeres a su alrededor y la terrible batalla por el trono que siguió gracias a él. Escuchó mi explicación sin siquiera apartar la mirada.

Finalmente, reuní mi coraje y le dije mi opinión sobre él. “El libertinaje de mi abuelo me repugna y no tengo ninguna intención de volverme como él. Aun así, no puedo negar que soy su nieto.” Dije, sin poder contener un suspiro.

Luego le pregunté: “¿Me odias ahora que sabes qué tipo de sangre promiscua fluye por mis venas?”

Si se me permite decirlo, siempre había sido un príncipe extremadamente dotado, sin ningún defecto notable. Era bueno leyendo a la gente y me gustaba mucho la sociedad noble. Pero, incluso entonces, no había nada que pudiera hacer con respecto a esta herencia mía.

No importaba lo que pensara de él, no podía cambiar el hecho de que el ex rey, un hombre cuya mera mención bastaba para disgustar a mucha gente, era mi abuelo. Por eso había dudado en hablar de él con Katarina antes de nuestra boda.

Me preocupaba que ella lo despreciara a él y, por extensión, a su nieto… a mí. Sabía que Katarina no era como otras personas. Sabía que probablemente a ella no le importaría, pero, aun así, no podía deshacerme de este miedo.

Esperé la respuesta como un criminal esperando un juicio.

“El ex rey y tú son dos personas distintas. Algo como esto nunca cambiaría mi opinión sobre ti, príncipe Jeord. También sé con certeza que no eres el tipo de persona que es infiel o que juega con las mujeres.”

Eso fue incluso más de lo que podría haber esperado. No sólo no pensaba menos en mí, sino que también dijo que sabía que yo no era el tipo de persona que actuaba como mi abuelo.

Una vez más sentí que Katarina Claes era la persona más grande que había conocido y conocerla era, de hecho, lo más feliz que me había pasado.

No pude evitar que mi cara se pusiera roja mientras mi compostura se derrumbaba, pero no quería que Katarina me viera así. Escondí mi rostro y le di las gracias.

Cuando finalmente recuperé la suficiente compostura para mirarla, ella me estaba sonriendo. Charlamos un poco más sobre otros asuntos triviales y luego la acompañé hasta el carruaje que la llevó a casa.

Prometí visitarla tan pronto como tuviera tiempo. Perdiendo el punto, dijo que no me preocupara si no podía hacerlo. Le susurré: “No poder verte es lo que más me preocupa.” En su oído, y la forma en que se sonrojó fue tan hermosa que mi expresión corrió el riesgo de desmoronarse una vez más.