Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 12

Capítulo 3: ¿Signos De Los Perseguidores?

Parte 1

Habían pasado cuatro días desde que Rio y los demás dejaron a Cleia. Hoy era el tercer día del ciclo de tres días que habían decidido usar sus espadas encantadas para moverse (aunque en realidad fue gracias a las artes espirituales).

Salieron de la posada en la ciudad postal donde se quedaron temprano en la mañana, caminando por el camino hasta que no hubo señales de otras personas alrededor. Luego dejaron la carretera, encantaron sus cuerpos y recogieron a los demás, corriendo lo suficientemente rápido como para no despertar sospechas y poner la mayor distancia posible detrás de ellos.

Después de recorrer aproximadamente una distancia de dos días de viaje, regresaron a la carretera y continuaron caminando. Para cuando el sol casi se estaba poniendo, el grupo había llegado a una ciudad de correos a lo largo de una carretera que se extendía a través de un valle.

Llegaron a una parada natural cuando la ciudad apareció a la vista.

“¡Gah, finalmente estamos aquí!”

“Ha sido agotador”.

Rei y Kouta se relajaron exhaustos.

“…Phew.” Celia también se llevó su cantimplora a la boca para rehidratarse, suspirando cansada. Christina aprovechó la oportunidad para hacer lo mismo.

Con la excepción de Rio, las chicas espirituales y Vanessa la caballero, ninguno de los demás era del tipo que disfrutaba al aire libre. Despertarse todos los días antes del amanecer y caminar hasta el atardecer ejercitaba naturalmente sus piernas, pero la fatiga se acumulaba bastante.

“Buen trabajo a todos. Nos quedaremos aquí según lo planeado, así que busquemos una posada y descansemos”, dijo Rio. Pasaron la puerta de la ciudad postal con pasos pesados. La ciudad estaba ubicada en la parte superior de la carretera, por lo que la calle principal pasaba por el centro de la ciudad.

El beneficio de permanecer en pueblos como este mientras huía era la falta de soldados estacionados permanentemente, y los pocos pueblos que los tenían solo tenían una pequeña cantidad de personal que aflojaba en sus deberes.

Sin embargo, también tenían la desventaja de volverse inseguros fácilmente. Debido a esto, no había necesidad de preocuparse ansiosamente por la presencia de funcionarios, pero…

… ¿Hmm?

En el momento en que Rio pasó la puerta, miró hacia arriba.

Había estado en alerta máxima por la presencia de sus perseguidores, por lo que periódicamente activaba una barrera de viento gigante con un radio de varios cientos de metros para detectar en secreto a cualquier enemigo. Ahora que habían entrado en la ciudad, él estaba haciendo lo mismo por si acaso. Fue así como notó una criatura alada que volaba a varios cientos de metros de altura en el cielo. Probablemente era una especie de pájaro… Pero justo cuando pensaba eso, sintió una mirada sobre él desde un lado.

Se giró para ver a varios aventureros merodeando, uno de ellos mirando cuidadosamente entre el grupo de Rio y un pedazo de papel en su mano.

Aventureros, ¿eh? Rio adivinó el fondo de los hombres mirándolos con los ojos.

Los aventureros estaban prácticamente en todas partes, por lo que no era extraño que estuvieran reunidos en la entrada de una ciudad o pueblo postal al final de un día de trabajo. Los aventureros locales obviamente sentirían curiosidad si también aparecieran en la ciudad grupos de aventureros desconocidos completamente armados.

“… ¿Qué están haciendo? Mirándonos tan de cerca”. Sara había sentido la misma mirada que Rio y puso mala cara.

“Parecen aventureros. Involucrarse será una tarea ardua, así que no hagas contacto visual. Vayamos a la posada rápidamente”, dijo Rio claramente y comenzó a caminar rápidamente a la cabeza, queriendo avanzar rápidamente hacia el interior de la ciudad.

“Oye, espera un minuto”. Los aventureros se acercaron a ellos rápidamente, llamándolos.

“…”

Rio los ignoró y continuó caminando a la cabeza.

“Oye, dije espera. ¡Estoy hablando con ustedes, el grupo de nueve en las capuchas! ¡Sí, tú, con  el chico de pelo gris a  la cabeza!” Gritó sus características específicas para que se detuvieran.

“… ¿Qué?” Rio se detuvo a regañadientes y respondió en nombre del grupo.

“¿Sois todos aventureros?” preguntó el hombre grande.

“Somos solo viajeros. Lo siento, pero ahora estamos cansados”, dijo Rio molesto, terminando la conversación. Sin embargo, los hombres no retrocedieron, moviéndose rápidamente a su alrededor para bloquear su camino. Parecían subestimar a Rio por su juventud, con sonrisas burlonas en sus rostros.

“Dije que estábamos cansados”, repitió Rio, mirando a los aventureros con frialdad. Los hombres retrocedieron medio paso de la ligera presión que sintieron, pero…

“Tch… Desafortunadamente, nuestros medios de vida están en juego aquí. Estamos buscando a alguien”. Incapaces de soportar la idea de un mocoso de la mitad de su edad mirándolos con desprecio, respondieron en un tono intimidante.

“¿Buscando a alguien? Entonces tienes a las personas equivocadas. No reconozco ninguna de sus caras”.

“Hah. Sí, no estamos buscando a alguien que conocemos. Dije que nuestros medios de vida estaban en juego, ¿no? Los que estamos buscando son criminales buscados con una recompensa”.

“… No recuerdo que nos hayan otorgado una recompensa”.

Teniendo en cuenta que actualmente estaban huyendo, la sospecha pasó inmediatamente por la mente de Rio, pero trató de interpretarla como una dudosa ignorancia.

“Sí, dirías eso. Especialmente si fueran los criminales buscados”. El gran aventurero se rió con desprecio.

“¿Estás diciendo que somos criminales?”

“Te llamé para confirmar eso”.

“¿Y cómo lo confirmarás?”

“Está escrito en el aviso de búsqueda que uno de los delincuentes es un niño de pelo gris en su adolescencia. Exactamente las mismas características que tú, al parecer”. El gran aventurero miró a Rio.

“Esas características son extremadamente comunes”. Rio se encogió de hombros sin ningún cambio en su expresión.

“Pero hay otras características que también coinciden, ¿sabes? El número de delincuentes es de alrededor de diez, probablemente un grupo de nueve hombres y mujeres jóvenes. Sois nueve. Por lo que puedo ver debajo de sus capuchas, todos ustedes parecen bastante jóvenes. También hay mujeres entre ustedes”.

El hombre corpulento se agachó, agitando el aviso de búsqueda como para mostrarlo. Miró lascivamente a Celia y los demás para intentar mirar debajo de sus capuchas, y el grupo agachó la cara con disgusto.

“Ser acusado unilateralmente de un crimen del que no tengo recuerdo no es algo que pueda dejar pasar. Muéstrame ese aviso de búsqueda”, dijo Rio audazmente, extendiendo su mano derecha.

“Si seguro. No lo rompas”. El hombre le entregó el aviso a Rio obedientemente.

“…”

Rio leyó el aviso en silencio.

Interesada en el contenido del aviso, Christina también se acercó a él por detrás para mirarlo.

El aviso primero detallaba la aparición de los criminales buscados, y—

“¿El secuestro de una figura importante… y el asesinato?”

Eso fue lo que estaba escrito allí. También incluía otros detalles sobre los criminales, así como las cosas de las que Rio y los demás estaban bajo sospecha.

“… Qué broma”, murmuró Christina, con la ira a fuego lento.

Al mismo tiempo, Rio habló con voz tranquila.

“Ya veo. De hecho, hay muchos puntos similares entre nosotros y lo que está escrito en este aviso. Entiendo tus sospechas, pero tienes a las personas equivocadas. No sé nada de esto”. Devolvió el aviso de búsqueda.

“Ah…” el gran aventurero tarareó mientras retiraba el aviso. Rio había reconocido cómo sus características coincidían con el aviso con tanta audacia que no podía encontrar las palabras adecuadas para decir a continuación.

“Eres libre de seguir sospechando de nosotros, pero somos libres de decidir no asociarnos más contigo. Como dije al principio, estamos cansados. Si seguimos discutiendo contigo aquí, todas las posadas estarán ocupadas y tendremos que acampar al aire libre. Así que discúlpenos”, dijo Rio, comenzando a caminar junto a los hombres que habían bloqueado su camino. Detrás de él, Christina y los demás también movían lentamente los pies. Sin embargo—

“¡Espera!” el gran aventurero gritó de repente.

“¿Ahora qué?” Rio respondió molesto.

“El aviso de búsqueda dice que hay tres hombres y seis mujeres. Quítense las capuchas y muéstrenme sus rostros,” ordenó el hombre con prepotencia.

“… No creo que sea así como le pides un favor a alguien”, dijo Sara malhumorada.

“En efecto. Me pregunto qué derecho tiene a ordenarnos.” Christina asintió exasperada.

“¿Eh? ¿Que acabas de decir?” El hombre frunció el ceño con tristeza.

“Intenta preguntar de nuevo con la palabra ‘por favor’,” ordenó Rio al hombre.

“… ¿Eh?” El aventurero se quedó helado, una vena abultada en su sien.

“¿No es exasperante que le hablen así? Existe una mejor manera de expresar tus palabras cuando le pides a alguien que haga algo. Es natural sentir repulsión porque un extraño desconocido te hable así. Eso es lo que dicen las chicas”, dijo Rio, presentando audazmente su lógica.

“Oye, oye, ¿estás tratando de sermonearme? Tienes agallas, mocoso”. El rostro del hombretón se contrajo.

“No tenemos ninguna intención de discutir contigo. Como no nos está dando una opción, te mostraremos nuestras caras. Pero esto es el último. Si todavía crees que somos los criminales, proporcione una prueba concreta de ello”. Rio se dio la vuelta y se dirigió a los demás. “Todos, quítense las capuchas”.

Los que llevaban capuchas movieron silenciosamente las manos y revelaron sus rostros.

“Qu…” Todos los hombres se quedaron sin aliento, porque las chicas más hermosas que habían visto en sus vidas estaban frente a ellos.

Y así, después de que los hombres se hubieran quedado mudos durante varios segundos…

“Creo que es suficiente. Adiós.”

Rio comenzó a caminar una vez más. Christina y los demás también volvieron a cubrirse la cabeza y lo siguieron. Los aventureros los vieron irse sin pedirles que se detuvieran nuevamente.