Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen 9

Capítulo 14: Espíritu de Lucha Elevado

Parte 10

Ikki ciertamente había estado en desventaja.

Sin embargo, el que se había retirado había sido Ouma.

Los espectadores fuera del ring estaban desconcertados por este giro de los acontecimientos.

—¿Qué… qué fue eso?

—Yo… no sé…

Moroboshi y Touka sabían que no habían confundido los estados de los combatientes.

Eso solo los dejó más confundidos.

El ataque justo ahora claramente excedió la fuerza de Ikki.

¿Qué acababa de pasar ante ellos?

Incapaces de comprender, incluso después de reflexionar, solo podían mirar fijamente a Ouma, que había sido forzado al borde del ring.

Sin embargo, hubo una persona que entendió lo que acababa de suceder.

No era otro que el que había sido rechazado, el propio Ouma.

Entendió el engaño por el entumecimiento en sus brazos, y miró irritado a Ikki.

—Tal engaño es como tú…

—Pero retrocediste, hermano.

—…
—Mi esgrima no busca ser poderosa. Busca ganar. Por lo tanto, haré todo lo posible para derrotar a mi oponente. Incluso si mi oponente es más poderoso que yo, ganaré. Incluso si eso te parece una trampa, hermano, es la respuesta que a mí, el más débil, se le ocurrió. Esa es la esgrima de Ikki Kurogane. No pretendo disculparme por ello.

Ikki no apartó sus ojos de la mirada despectiva de Ouma.

Audazmente infló su pecho, sin tener nada de lo que sentirse avergonzado.

La pose de Ikki hizo pensar a Ouma.

A pesar de que no podía entender, no quería entender, esa era una de las fortalezas de Ikki, ¿no? Entonces…

—¿Estás satisfecho con tu habilidad con la espada, habiéndome empujado al borde de la arena con técnicas robadas?

Había entrado una vez más en el ring, blandiendo Ryuuzume.

La espada estaba revestida de viento.

Era una garra de dragón, vestida con un tornado salvaje.

Mientras su espada rasgaba partes del techo y las paredes, Ouma llamó a Ikki.

—Toma tu postura, Ikki. Te daré todo lo que tengo. Usa todo lo que tienes y muéstrame que puedes anular el destino.

—…

Al escuchar esas palabras, Ikki mostró sorpresa por un momento.

Nunca pensó que este hermano suyo lo acompañaría hasta ahora.

Sin embargo, hacia ese espíritu de lucha que trajo escalofríos a su piel…

—¡Sí!

Ikki le agradeció sinceramente y volvió a tomar una postura con Intetsu.

En algún momento, su sudor frío se había detenido.

***

—…

Cuando Stella abrió los ojos, encontró la habitación llena de luz roja que entraba del sol de la tarde.

Ella se sentó en la cama.

Sus párpados eran claros, y ni un bostezo escapó de su boca.

Tenía la mente despejada e incluso parecía que su visión era más amplia.

Se quitó la bata de baño y se paró frente a un espejo de cuerpo entero.

Reflejaba un cuerpo blanco con bellas curvas y proporciones.

Sin dudarlo, entendió que su sangre, células, todo estaba lleno de energía.

Parecía que la cantidad excesiva de comida que había comido antes de dormir había sido almacenada sin desperdicio por su cuerpo draconiano.

No hubo error. Estaba en óptimas condiciones como nunca antes.

Stella se sintió segura del calor que emitía su cuerpo.

Esta noche, ella aprendería cosas sobre sí misma que no sabía.

Bueno, ahora todo estaba listo.

Hora de irse.

A la etapa final, donde el oponente más fuerte estaría esperando.