Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen 7

Capítulo 9: El Receso Ligeramente Ruidoso de los Guerreros

Parte 8

Sara Bloodlily.

La muchacha que se decía que vivía en la cama de un pequeño taller durante su infancia… en las montañas de las afueras de Italia.

Nació con una enfermedad que había debilitado sus huesos, haciéndola incapaz de caminar por su cuenta.

Por lo tanto, el paisaje que se veía desde la cama de aquel taller era su mundo.

Era su padre.

Su padre no era un artista famoso, y él seguía dibujando en un lienzo enorme.

Era una pintura religiosa de un Mesías que quemaba muchos demonios con su santa luz, salvando al mundo del Armagedón.

Había estado dibujando eso, a través de los años, sin importar el año que pasara

Sólo el perfil de su espalda había quedado en la memoria de Sara.

Ni siquiera tenía un solo recuerdo de él volteándose.

Incluso si lo llamaba, él no respondía. Así que no conocía el rostro de su padre.

Ni siquiera sabía si lo había visto antes.

Siempre, siempre había estado así, como si estuviera poseído por el demonio, complacido con la pintura ante sus ojos.

Por eso…

—… Lo odio. La existencia de la pintura que me arrebató a mi padre.

Quería su atención.

Dejó salir sus sentimientos de aquel tiempo cuando era joven.

Ikki le preguntó.

— Entonces, ¿Por qué Sara-san… empezó a pintar?

A pesar que odiaba tanto la pintura.

Sara respondió la pregunta de Ikki.

El desencadenante fue… la muerte de su padre.

En cierto día, su padre cayó sobre el lienzo y murió.

Según la ama de llaves que había llevado a su padre al hospital, la causa parecía haber sido el empeoramiento de su enfermedad crónica.

Lo que quedo en el taller era solo la solitaria Sara y una enorme pintura incompleta al óleo.

Después de llorar por tres días, cuando sus lágrimas se secaron, Sara… miró a la pintura la cual había asesinado a su padre con ojos llenos de odio.

Ese enorme lienzo el cual podía cubrir toda el área de un muro en la habitación.

Al final, el centro donde el Mesías debía estar dibujado fue dejado en blanco, incompleto después de la muerte de su padre.

Y entonces, decidió destruirla… era obvio.

Solo sentía odio hacia esa pintura.

Por eso, su padre nunca se había dado la vuelta.

Sara agotó todas sus fuerzas para acercarse a su cama y ponerse de pie en frente del lienzo después de un día entero, y se puso de pie en frente de él, al apoyarse en una silla.

Luego agarró un cuchillo de pintura que estaba cerca y lo levantó.

Para rasgar la pintura con el cuchillo.

Sin embargo……

— No fui capaz de bajar el cuchillo…

¿Cuál fue la razón de eso?

Fue porque en un lugar alejado de su cama, ella notó algo que no podía notar desde su cama.

Eso era… un número de tubos de pintura vacíos que ni siquiera podía empezar a contar, tirados en el suelo.

Los restos de decenas de pinceles con sus cerdas despeinadas.

La paleta con múltiples capas de pintura endurecida, y luego, la pieza en blanco sobre el lienzo que se dejó atrás después de ser pintado y raspado innumerables veces.

… Su existencia emitía un calor que parecía la obsesión de la pasión de su padre.

En el momento en que sintió eso, el odio en el corazón de Sara… fue abrumado por la tristeza.

Las lágrimas que creía que se habían secado volvieron a fluir incontrolablemente.

Había pasado mucho tiempo, incluso haciendo caso omiso de su propia hija, desgastando su propia salud, y la había dibujado con esmero, pero al final no pudo completarla.

Su padre no pudo completarla.

Incluso después de poner en ese pensamiento y pasión, su padre no recibió el favor de la Diosa de la Belleza, Musa.

¿Cuánta pena le causaría eso?

Pensando en el arrepentimiento de su padre, dejó de llorar.

Ella sabía el esfuerzo que había dedicado a ese dibujo por cuánto odio sentía.

… Por lo tanto, Sara decidió que ella misma mientras sus lágrimas fluía.

Ella terminaría la pintura que su padre no pudo terminar antes de morir.

— Porque creo que en vez de derramar lágrimas de tristeza, o de sostener una flor de luto, hacer esto, sólo esto, es un acto filial hacia mi difunto padre.

Era el único lazo que quedaba entre ella y su padre.

Después de eso, el conocido de su padre, Kouzou Kazamatsuri, llegó a Sara diciendo:

[Me dijo que si le pasaba algo, que por favor cuide a su hija]

Cuando su padre estaba vivo, la aceptó y le prestó una gran suma de dinero para que un médico en la Rebelión, el Gran Profesor, que era uno de los ejecutivos llamado Números, tratara su enfermedad.

Entonces, Sara había obtenido un cuerpo que podía moverse libremente hasta cierto punto a pesar de no estar completamente curada. Practicó su habilidad con la pintura para satisfacer el pesar de su padre, mientras buscaba un modelo para llenar ese espacio en blanco, el valiente Mesías que estaba ante toda la malicia que brotaba.

Una niña soltera, deambulando por el mundo, conociendo peligros que amenazaban su vida muchas veces, aun así, no se comprometió.

Había pasado diez años, más de la mitad de su vida.

Si su técnica o la maqueta estuvieran a medio hornear, la pasión, que podría llamarse rencor, contenida en esa pintura la habría consumido por completo.

— Mientras estaba haciendo eso… antes que me diera cuenta, me empezó a gustar la pintura… cuando me di cuenta de que su sangre fluía en mí, estaba un poco feliz.

—… Ya veo.

De la confesión de Sara, Ikki estaba convencido de una cosa.

La obstinación anormal que tenía hacia él. Era la razón de eso.

Por eso, aunque los sentidos de Ikki no entendían qué parte de él la hacía ir hasta tal punto, pero si él era el modelo que ella había encontrado después de pasar la mitad de su vida buscándolo, no sería fácil hacerla abandonar… sin embargo…

—… ¿Por qué?

— ¿Qué?

— ¿Por qué haces tanto? Ni siquiera conoces la cara de tu padre, ¿verdad?

Ikki estaba convencido de la razón de la obstinación de Sara, pero por otro lado, no podía entenderlo.

¿Por qué iba a llegar tan lejos por su padre, que nunca la había cuidado?

Eso fue… probablemente una pregunta que se superponía a su propia situación.

Sin embargo, ante la pregunta de Ikki, Sara respondió naturalmente sin dudar ni un poco.

— Porque lo amo.

— ¿Aunque no recuerdes su cara? ¿Aunque nunca hubieras recibido su amor?

— Es verdad que no puedo recordar la cara de mi padre. No tengo ningún recuerdo de él volteando la cabeza. Sé que no es un padre digno de elogio. Pero… nunca he odiado a mi padre. En ese caso, está bien. Con eso está bien.

‘Si ese sentimiento viene de mi corazón, no importa si mi amor es unilateral.

Dijo Sara.

Podría ser que su padre la estuviera descuidando seriamente.

No, aunque no fuera así, su padre probablemente no querría que su hija añadiera nada a su legado.

Sin embargo, a ella no le importaba eso.

Porque eran padre e hija.

— Mi egoísmo por amarlo por mi cuenta, permitiéndome que todo eso sea obvio, ¿no?

—………

En ese momento, Ikki encontró la respuesta a una de sus propias preguntas.

Esa respuesta también podría ser utilizada en la relación entre él y su padre

«… Ya veo…»

Ikki había estado pensando que no tenía otra opción que cortar sus lazos con su padre.

Sus caminos nunca se cruzarían sin importar lo lejos que caminen.

Esa fue… la única conclusión al final.

Pero eso no es verdad.

No importa si su padre quería cortar sus lazos.

No importa cuánto pensaba su padre en alejarlo.

Esos no eran problemas que debería estar considerando.

Por supuesto.

La otra parte nunca estuvo preocupada por él.

Entonces, ¿por qué debe ser considerado con la otra parte?

«Es verdad… estos no son los sentimientos de alguien más sino mis propios sentimientos.»

No tenía nada que ver con lo que Itsuki pensaba.

Si no odiaba a su padre en persona, no había necesidad de odiarlo irrazonablemente.

Eso sonó bien. Estar en sus caminos separados.

Ya sea él o su padre, eran sólo una persona con un corazón.

Desesperadamente viajando por su propia vida, aunque sus caminos no se encontraran como resultado…

… No cambiaría el hecho de que fueran padre e hijo de sangre.

«Seré voluntarioso. Este es mi privilegio especial.»

Esa fue la respuesta de Ikki Kurogane a todos los problemas que giraban alrededor de la casa Kurogane.

En el momento en que Ikki llegó a esa respuesta, su corazón, que siempre había… sentido como si tuviera un peso que le agobiaba desde su infancia, se sentía fresco mientras levantaba el peso.

Finalmente, el sentimiento honesto de querer ser padre e hijo con Itsuki, aunque fuera retorcido… lo había confirmado.

Estaba tan feliz que inconscientemente sonrió.

Mirando la expresión de Ikki, Sara murmuró aliviada.

— Esa es una buena cara. Si mi modelo tiene una cara deprimida, tendré problemas.

Ikki no se dio cuenta de esas palabras.

A primera hora de la mañana, Sara había querido decir algo de su aparición al ver a Itsuki en el encuentro.

En ese momento, Sara probablemente vio la relación entre Ikki e Itsuki reflejando su relación con la de su padre.

Como lo que Ikki había hecho en ese momento.

Y por eso le preguntó: “¿En serio?”

Fue porque ella lo sabía.

Ese tipo de asunto complicado.

Y entonces… ella acababa de transmitir eso.

No para otros, era por su propio bien.

—… He resuelto una de mis preocupaciones debido a Sara-san. Gracias.

— Si quieres mostrar tu gratitud, sé mi modelo.

Ikki sonrió amargamente a la respuesta de Sara.

Sin embargo, como se enteró de sus antecedentes, también pudo entender la razón de su obstinación.

Dicho sencillamente, toda su motivación se concentraba en un solo punto.

Y entonces… si ella tenía esa clase de razón…

— Lo tengo. Está bien.

— ¿Eh?

La respuesta de Ikki hizo que Sara abriera los ojos de par en par.

Probablemente no esperaba que respondiera positivamente.

Sin embargo, Ikki obviamente no lo aceptaría sin ninguna condición.

— Sin embargo, tengo una condición. Tienes que vencerme en el próximo encuentro.

—… Encuentro.

— Sí. El próximo tercer encuentro, si Sara puede ganar, entonces seré tu modelo como tú quieres. Pero si pierdes, entonces tienes que renunciar por completo a hacerme tu modelo… ¿Qué te parece?

Fue en el mismo momento en que Ikki terminó sus palabras.

Ikki sintió que todos los pelos de su cuerpo se paraban y todo su cuerpo temblaba.

Antes que sus ojos fueran… la figura de Sara, que era claramente diferente a como actuaba hasta entonces, con una mirada cambiada en sus ojos.

—… Lo entiendo.

En la profundidad de sus ojos se veía una fuerte voluntad que ardía en llamas.

La presión que ella le daba parecía estar quemándole el flequillo.

Ikki aguantó la respiración con ese sentimiento.

Ella estaba en un nivel diferente.

En primer lugar, el Festival de Artes de la Espada de las Siete Estrellas era una ceremonia de caballeros.

Era una batalla por la gloria para la gente que vivía en el camino de guerreros como Ikki y Stella, pero Sara era diferente.

Lo entendió después de escuchar su historia.

Tenía un talento raro, un gran poder de combate, pero no tenía nada que apostar durante ese evento.

Además, ella definitivamente no estaba muy interesada en las actividades de Rebelión.

Lo que ella deseaba era a lo sumo completar el legado de su padre.

Todo era sólo un proceso por el bien de ese objetivo.

Por lo tanto, su motivación era baja.

También lo vislumbró en su batalla contra Kuraudo.

Eso fue…

«¿No es un desperdicio?»

La pasión de Sara por las artes era la misma que tenían los caballeros por las batallas.

Su dirección era diferente, pero el calor y la fuerza de voluntad eran los mismos. No, ¿tal vez incluso más grande?

No podía entenderlo.

Por eso quiso afirmarlo.

Por lo tanto, Ikki añadió un asunto en la próxima pelea.

La dirección de su voluntad… él quería redirigir el máximo de eso a la próxima batalla.

Con esa promesa, Sara probablemente se pondría seria.

Probablemente vendría a Ikki con todas sus fuerzas.

Sin embargo, eso estaba bien.

Se enfrentaría a eso con su propia pasión, agudizándola.

Porque de eso se trataba el Festival de Artes de la Espada de las Siete Estrellas.

***

Después de eso, la madre del bebé corrió apresuradamente desde la tienda de departamentos contigua y le devolvieron el niño perdido a su tutor a salvo.

Luego los tres comieron una comida ligera, salieron de la tienda y regresaron al lugar del evento.

Ya eran las 16:30.

Dos horas ya habían transcurrido antes del momento decisivo de su batalla.