Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen 7

Capítulo 10: La Tercera Ronda del Festival de Artes de la Espada de las Siete Estrellas… Comienza

Parte 10

La anormal confianza de Ikki confundió a Sara, pero no importaba lo mucho que en ello pensara, solo podía verlo como pura fanfarronería. Aunque al inicio se había mantenido a la par con la imagen de Sara, al final terminó arrollado y golpeado fuera del ring.

«¡No hay la menor duda de que mi retrato va a ganar!»

Como respondiendo a su pensamiento, la falsa Edelweiss se lanzó hacia adelante en silencio y lanzó ataques consecutivos con sus espadas gemelas.

— ¡Haaa!

El acero negro ascendente colisionó con dos destellos blancos que caían, pero era una espada contra dos y más importante aún, la diferencia entre ambos luchadores significó que a medida que el intercambio continuaba, Ikki fue más y más empujado hacia atrás. Finalmente con un chirrido, que produjo el metal al chocar, Intetsu quedó fuera de posición, dejando a Ikki indefenso frente a su oponente. Incluso si este oponente era una falsificación, no ignoraría esa apertura fatal, descendiendo su espada derecha hacia la cabeza de Ikki.

Está definido…

Sara estaba segura de su victoria, pero Ikki se meció tranquilamente hacia un lado y evadió un corte que lo habría dividido en dos. Y con su espada desviada, devolvió el corte horizontalmente. El impulso del golpe obligó a Edelweiss, que logró bloquearlo, a retirarse del alcance de la espada.

— ¿Huh…?

Sara quedó estupefacta ante la tranquilidad de Ikki al esquivar tal golpe decisivo.

— Hey, justo ahora…

— ¿Le devolvió el golpe? ¿Verdad?

— ¿Tal vez es a propósito, para hacer que la persiga de nuevo?

Al igual que Sara, la audiencia se mostró escéptica al hecho de que Ikki hubiera superado a Edelweiss, ya que no había tenido éxito antes. Pero mientras miraban, Ikki repitió la hazaña. La falsa Edelweiss se acercó de nuevo y embistió a la velocidad de la luz entre las cejas de Ikk, quien se inclinó hacia atrás, y en esa postura devolvió el golpe con la misma fuerza, obligando a Edelweiss a retroceder una vez más. Pese a que era aún innegable quién actualmente tenía la ventaja en este partido, las conversaciones confusas de los espectadores… ¡se convirtieron en una tormenta de vítores!

— L-¡Lo hizo! Pensamos que la falsa Edelweiss se estaba retirando a propósito, ¡pero no hubo ningún error en la segunda vez! ¡No hay duda de que el contendiente Kurogane la ha empujado hacia atrás de nuevo!

— ¡Increíble! ¿No estuvo eso a un milímetro de su nariz?

— ¡Realmente vio a través del retrato…! ¡No estaba fanfarroneando!

Los movimientos inesperados de Ikki alborotaron el lugar, pero Sara no escuchó esas ovaciones. Su confusión la dejó incapaz de reconocerlos.

¿Por qué, tan de repente…?!

La velocidad y el poder de su retrato ya lo habían superado antes. ¿¡Qué fue lo que cambió!? Sara recordó de repente lo que había oído sobre Ikki Kurogane, que él podía diseccionar la forma de pensar de un oponente hasta un grado aterradoramente preciso.

— ¡No me digas que esto es… Perfect Vision (Visión Perfecta)…!

— No hay necesidad de ello.

La persona que negó la suposición de Sara fue… el propio Ikki. No necesitaba leer tan profundamente. De hecho, no había necesidad de leer a su oponente en lo absoluto.

— Con un poco de razonamiento, es obvio. La habilidad de un Blazer es única para cada individuo, sin importar cuán versátil parezca ser el poder. En esencia, Sara-san, tu poder es solo para ‘materializar tu imaginación’.

Color of Magic creó un efecto en Sara asociado con el color. La Purple Caricature dio forma a la imagen que retrató. Su habilidad no recrea realmente a una persona, solo materializa su propia imaginación.

— Pero, ¿qué tan precisa puede ser tu imaginación? La apariencia exterior es exacta, y con los ojos de una artista tan superior como tú, su capacidad física también. Esos son fáciles de recrear. Pero… ¿después de eso?

Las espadas tanto de Ikki como de Edelweiss se balancearon con una velocidad que ninguna persona normal podía seguir, en cada choque, se producían fintas en sus miradas y posturas. En cada intercambio, una batalla de ingenio se producía mientras ambos bandos competían por el control. Estas sutilezas del combate: ¿Podría Sara capturar todo eso con precisión?

— Es imposible para ti.

Así Ikki lo declaró. Este era un instinto poseído por aquellos que habían derramado sangre y pisado la línea entre la vida y la muerte. Alguien que nunca había sostenido una espada no podría ni imaginarlo, lo que significaba que el falso Edelweiss tampoco lo tenía. Sara no podría reproducirlo para su campeón.

— Pero luego me pregunté, si no hay instinto, ¿por qué se está moviendo? ¿Por qué está luchando? Tenía una conjetura, y luego la confirmé durante la pelea, al bajar la guardia deliberadamente.

— ¿A propósito…?

— Es correcto. Y gracias a eso, lo comprendí.

El falso Edelweiss había elegido mandarlo a volar lejos del ring. Infligir daño y forzar un conteo regresivo no fue una mala táctica, pero contra un oponente como Ikki, era arriesgado. Si era expulsado del ring, ya no recibiría más golpes. ¿Qué pasaba si aprovechaba la oportunidad de recuperar el aliento durante la cuenta regresiva? Y de hecho, Ikki había hecho exactamente eso. Fue Edelweiss quien perdió su ventaja para obtener un mejor resultado. La verdadera no habría sido tan ingenua. En lugar de asumir una probable la victoria, habría derrotado a su oponente con más seguridad. La réplica había elegido una victoria aparente sobre una cierta, y de esa elección, Ikki confirmó su suposición.

— Lo que estuviste imaginando era ‘Edelweiss gana contra Ikki Kurogane’, por lo que ésta falsificación buscó la victoria imprudentemente. Atacará en la apertura más pequeña que vea. Y una vez que entendí esto… fue fácil. Solo tengo que fingir atajos. Solo tengo que crear aperturas que ella vea como victorias rápidas.

Y el falso Edelweiss se precipitaría, una y otra vez. Ella era una imagen que buscaba la victoria, no una criatura viviente que pudiera pensar, aprender y evitar seguir su definición básica.

— Tales ataques fáciles e ingenuos, sin importar cuán rápidos o fuertes o frecuentes sean, no importan, no dan miedo en absoluto.

— ¡Kuh!

Sara no pudo ocultar su consternación ante la sonrisa confiada de Ikki, porque su conclusión era acertada. No tenía la capacidad de imaginar las sutilezas del combate, solo podía imaginar lo que podía ver en el modelo físico que eligió y la idea de la victoria. Los Blazers que imaginó y materializó con Purple Caricature podían romper las defensas de su oponente por pura potencia, pero sus tácticas eran simples y directas. Si un oponente exponía una apertura como Ikki lo había hecho, la atacarían. Ellos deberían.

Sara miró a Ikki.

— Pero… ¡y qué! ¡Incluso si te diste cuenta, no puedes ganar contra ella! ¡Las técnicas que estás usando también son solo una imitación! ¡Twin-Wings es absolutamente superior al Crownless Sword King! ¿Por qué debería ser eso importante si hay un instinto de combate real? ¡Recrear las especificaciones físicas es más que suficiente para ganar…!

La declaración de Sara salió como un rugido poco característico, como si estuviera tratando de convencerse a sí misma. Al mismo tiempo, la falsa Edelweiss voló directamente hacia Ikki con pasos intensificados que reflejaban el espíritu de Sara. Ella planeó tomar la victoria acá, y en respuesta a aquella intención de matar acercándose, Ikki dijo…

— Bueno, eso no está mal.

No huyó, en cambio, tomó una postura decisiva y se enfrentó a Edelweiss directamente. ¿Fue imprudente? Después de todo, el reclamo de Sara fue razonable. Incluso sin los instintos adecuados, el cuerpo pertenecía a la más fuerte del mundo. Enfrentarla directamente fue muy peligroso. Aparte, era cierto que las técnicas de espada de Ikki eran una imitación. El dominio y el poder mágico obviamente diferían. El solo entender el defecto de Purple Caricature no anulaba estos hechos.

— Pero Sara-san, estás cometiendo un grave error.

Ella tenía un concepto erróneo fundamental acerca de la naturaleza del combate en sí mismo, pensó que el resultado dependía de quién era el más fuerte. No. Una batalla no se define solo por la fuerza. No fue una comparación de números y especificaciones.

En una batalla, la victoria se definía en un solo momento.

Y para ello… no había necesidad de ser superior en todo.

Un golpe era suficiente para ganar una ronda. Sin importar cuán grande sea la diferencia entre ellos… incluso si la brecha fuera tan ridículamente descomunal…

Si sé de dónde viene, ¡derrotarla al primer golpe no es imposible!

En el instante en que Edelweiss golpeó en la coronilla de la cabeza de Ikki para sellar su victoria, Ikki movió todos sus músculos al unísono, y con la técnica de espada copiada de Edelweiss y su propio Raikou, se balanceó horizontalmente frente a la forma blanca pura delante de él, apuntando a cortarla en dos, usando ambas manos. Esta era una posibilidad de victoria para Ikki.

Como dijo Sara, la diferencia entre él y Edelweiss era enorme. Pero… decir que usaban exactamente las mismas técnicas estaba mal, obviamente el Dispositivo de Edelweiss eran dos espadas, y el de Ikki era una sola, por lo que sus estilos eran diferentes y por lo tanto utilizarían dichas espadas de manera distinta. El estilo de dos espadas de Edelweiss era altamente ofensivo, cercando a sus oponentes con una tormenta de golpes, pero debido a que sostenía una espada en cada mano, cada golpe se reducía en velocidad y poder. El estilo de una espada de Ikki usaba menos golpes, pero cada uno era individualmente más grande. Si limitaba el intercambio solo al primer golpe, antes de que Edelweiss comenzara a atacar repetidamente…

¡¡Tengo la ventaja!!

— ¡HAAAAA!

Ambas espadas cortaron bajo el cielo nocturno, cruzándose por un instante. Una hoja blanca y pura partió el cuero cabelludo de Ikki, y en el momento en que estuvo a punto de penetrar su cráneo… Una hoja de un negro profundo formó una línea horizontal sobre el cuerpo del espadachín más fuerte del mundo, reduciendo ese cuerpo a fragmentos de papel.

[¡C-C-Corte! ¡El contendiente Kurogane, ha cortado a la falsa Twin-Wings- Edelweiss! ¡Pudo revertir esta batalla sin esperanzas con un golpe!]

[H-Hey, ¿es en serio?]

[Realmente ganó…]

[¡Su oponente se encuentra indefensa! ¡Acábela!]

«No es posible…»

De pie, observando los aplausos de la audiencia, Sara no podía entender por qué su Edelweiss acababa de perder. Como no estaba familiarizada con el manejo de la espada, solo sentía confusión. Pero el motivo era obvio para Ikki…

— Mi espada es diferente de ese par dibujado por una artista que nunca manejó una. Esta espada, Intetsu, es mi alma, y desde el momento en que entré en el mundo de la caballería, esta espada representa todo lo que soy.

Su espada podría no ser comparable a las Twin-Wings, pero contenía su sueño de convertirse en un hombre como Ryouma Kurogane, su compromiso con el camino de la caballería, su resistencia a las objeciones de su familia, su responsabilidad por los sueños de sus compañeros de clase que había derrotado en el camino… y su promesa con una chica preciosa. Su espada era real, y por eso no podía perder.

— Mente, técnica y cuerpo: tres cosas que no pueden existir sin las otras, pero a tu falsificación le faltaban dos… ¡cómo podría perder contra eso!

Diciendo eso, Ikki bajó su postura…

— ¡Este partido es mío!

… y corrió hacia Sara para concluir el encuentro.

[¡El contendiente Kurogane se precipiiiiiitaa! T-¡Tan rápido!]

Sara solo podía entrar en pánico ante el inminente ataque de Ikki, ya que había perdido su mayor ventaja y con ella, la mayor parte de su poder mágico. Solo le quedaban retazos de pintura para dibujar otra Purple Caricature, y ningún modelo que pudiera vencer a alguien que derrotó a Twin-Wings.

¡No puedo inventar nada, nada…!

Ella perdería. Pero si perdía…

En la próxima tercera ronda. Si ganas, entonces seré tu modelo. En cambio si pierdes, te rendirás completamente en volverme tu modelo… ¿qué tal?

Ikki nunca sería su modelo, y nunca podría completar el legado de su padre. Después de vagar por el mundo, Ikki era a quien finalmente había encontrado. No podía cambiar de opinión fácilmente y encontrar a otro. Él nunca se esfumaría de su mente, Sara lo sabía. La premonición de la derrota absoluta fue escalofriante.

No… No voy a… aceptar eso.

Su promesa de completar esa pintura era su única conexión con su padre. No podía perderla… entonces se sintió como al comienzo. A medida que Sara aprendió a pintar, ella llegó a disfrutarlo. Sus emociones se expandieron en ello fervientemente. Sara había pasado la mitad de su vida trabajando para llenar el espacio en blanco en la pintura de su padre, y en el camino, había tratado de hacerlo muchas veces. Y cada vez, ella falló. Al principio, la pintura del Mesías quemando demonios se hizo con la destreza de un amateur, más o menos autodidacta, y los colores hicieron que el espectador dudara de sus sentidos… pero de esa pintura sin éxito ella pudo compartir la pasión ardiente de un hombre que murió sin ser reconocido como artista. Sara ahora era conocida mundialmente, su fama y habilidad eran mucho más grandes que las de su padre, pero no podía completar ese trabajo. Ella estaba frustrada, pero lo admiraba. Algún día, algún día… ella quería pintar algo que no pareciera inferior cuando lo pusieran en ese espacio. Ya no era por dolor que quería completar la pintura de su padre. Ahora el orgullo de Sara Bloodlily, su orgullo de artista, estaba en juego. Ella no podía aceptar perder esta oportunidad. Como Ikki estaba apostando su vida por su título de caballero, Sara apostaría su vida por su arte.

¡No puedo perder… tampoco!

— Purple Caricature: ¡Crownless Sword King!

Con una velocidad superior a las espadas de Ikki y Edelweiss, dibujó un falso Ikki, de hecho cuatro de ellos. Ikki abrió los ojos sorprendido. Se había apresurado en el ataque porque pensó que a Sara no le quedaba nada, y ese contraataque fue más allá de lo esperado. Pero él dudó solo por un instante.

— ¡Toma esto!

Aunque las cuatro falsificaciones usaban Ittou Shura, Ikki decapitó una inmediatamente, y en su siguiente inhalación cortó otra. Era simple, ya que se enfrentaba a sí mismo y conocía sus fortalezas y debilidades, sus movimientos y los hábitos mejor que nadie. Estas copias poco entusiastas no se sincronizaban incluso con cuatro de ellas atacando al unísono, sin importar cuán exacta sea su reproducción.

Sara lo sabía. El hombre que derrotó a su modelo más fuerte, Twin-Wings, no podría ser disuadido con algo como esto. Pero ella creía que había una cosa que no iba a perder contra Ikki, su pasión por la pintura.

¡En esa única cosa, definitivamente no perderé contra ti…!

Entonces ella lo dibujaría, materializando su propia alma. Pondría su propia pasión y alma en el lienzo, y le daría vida. ¡Eso es lo que siempre era la pintura para ella!

Cuando Ikki mató a su tercera copia, Sara respiró hondo e infundió lo último de su poder mágico en el Brush of the Demiurge (Pincel del Demiurgo – El Demiurgo era considerado un semidiós, cuyo nombre significa lit. Maestro, supremo artesano, hacedor). Ella comenzó a darle forma a la pasión dentro de ella.

Primero, debería ser un hombre.

No algo femenino, Incluso con su oponente antes que ella, priorizaba lo que parecía correcto, y por esa clase de pasión salvaje, un hombre grande como una roca era el mejor. Brazos como troncos que barrieran todos los obstáculos. Piernas como pilares que pudieran aplastar toda moderación. Una enorme espada de diamantes que escindieran a todos los que se opusieran a su voluntad. Carne tan dura como el acero forjado. Sangre caliente como magma fluyendo por su cuerpo. Ropa empapada en sangre como si de un antiguo gladiador se tratara. Sara esbozó la encarnación de su pasión en el lienzo en blanco, donde la imagen se extendió sin pausa para pensamientos conscientes. En su trance, la inspiración y las pasiones se desbordaron, y después de bosquejar la mayor parte de la figura, justo cuando estaba a punto de agregar el color…

— Ah…

Estaba tan sorprendida que perdió la voz. Sin pensarlo, ella envió su pincel que cual danzante sobre el lienzo, creaba la cara de ese hombre. Sara contempló lo que inconscientemente dibujaba y sonrió con amargura.

—… Hey, sí recuerdo…

Y sabía que no había una mejor manera de darle forma a su pasión. Esta era la forma de su alma.

— ¡Purple Caricature, Mario Rosso…!

Las últimas gotas del poder mágico de Sara se infundieron la pintura, materializándola, provocando que un sangriento gladiador de tres metros en su punto máximo apareciera en el ring. A su lado, Sara gritó.

— ¡Ikki… este es el final…!

Su voz no contenía ni una pizca de ansiedad, y los labios de Ikki se curvaron hacia arriba mientras cortaba a la última falsificación. Entendió de una sola mirada que la creación de Sara no se parecía en nada a las imitaciones anteriores. Al igual que su Intetsu, era su alma hecha realidad, con un calor que picaba en su piel.

— ¡Eso es más como…!

Pero incluso antes de que Ikki pudiera cargar hacia adelante, Mario Rosso se acercó y lanzó su enorme espada hacia la cabeza de Ikki con una velocidad no menor a la de la falsa Edelweiss. Un tajo respaldado por su fuerza abrumadora podría dividir el ring en dos con un solo golpe. Pero no pudo alcanzar a Ikki, quien se impulsó hacia atrás con todas sus fuerzas, usando su extraordinaria vista para evadirlo por un pelo, y…

— ¡Saigeki…!

Usando la espada secreta que concentraba toda su fuerza en un solo punto, Ikki apuñaló entre las cejas al maldito gladiador. Fue un golpe limpio sin margen de error. Aun así… el cuerpo sólido como una roca de Mario Rosso no se movió lo más mínimo. La espada de Ikki no pudo perforar una sola capa de su piel. Mario Rosso giró la cabeza para sacudirse de Intetsu, y luego lanzó su enorme espada hacia el aero-suspendido Ikki. Incapaz de esquivarlo en el aire, se protegió a toda prisa con su espada, pero…

— ¿¡Gag!?

En el instante en que la espada de diamantes tocó a Intetsu, el cuerpo de Ikki fue golpeado por un impacto sin precedentes, haciéndolo volar como una pelota de béisbol. Deslizándose decenas de metros hasta el borde del ring. Habiendo mitigado parte del daño al rodar, al igual que cuando lo hizo contra Edelweiss, Ikki se levantó de inmediato, pero…

— ¡Guh…!

Habiendo recibido un golpe que había triturado sus dos brazos, rompiendo los huesos desde sus dedos hasta sus hombros. Intetsu aún estaba en el aire, y Mario Rosso ya se acercaba para dar el golpe final. Su enorme cuerpo se lanzó hacia adelante con una velocidad increíble, balanceando su espada con toda su fuerza para cortar su objetivo hacia abajo. En contra de eso, Ikki había ya perdido su arma e incluso sus brazos…

— ¡Yo gano-!

Pero cuando Sara dijo esas palabras, sangre se derramó en el ring, sangre… que hervía como el magma. Sus ojos se abrieron en shock. El único en ser cortado no fue Ikki. ¿Cómo podría haber sucedido, si Ikki ni siquiera tenía su espada? Cuando el pensamiento pasó por su mente, Sara se dio cuenta de la respuesta. El movimiento de Ikki mientras rodaba, las posiciones de ambos combatientes.

«N… ¡No…!»

Colgando en el aire estaban aún las distorsiones de vacío que la espadachín más fuerte del mundo había esculpido con sus tajos. Sí, después de saber que su propia espada no podría penetrarlo, Ikki había atraído intencionalmente a Mario Rosso allí. Y a medida que se derramaba sangre ardiendo, Ikki se movió, deslizándose bajo las distorsiones de vacío como cuando pasó rodando junto a ellas, cruzó debajo de Mario Rosso. Y como una flecha, se precipitó hacia Intetsu que aún caía, agarrando su empuñadura con sus dientes, acortando los últimos pasos, y… apuñalando con Intetsu a Sara, todavía de pie en estado de shock.