Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen Cero

Capítulo 0: Episodio Cero

Parte 4

Viendo esa llama azul, Oreki contuvo el aliento.

¡Qué desesperada forma de usar poder mágico!

Era muchas veces más la cantidad que ella había sentido de él antes, así que debe estar extrayéndola desde las profundidades de su espíritu, apostando su cuerpo entero y su alma. Describir la idea era fácil, pero hacerlo era casi imposible. Ikki Kurogane estaba usando hasta el último rastro de magia para mantener viva la magia del ataque. ¿Cuánta determinación necesita para esto? Oreki ni siquiera podía imaginarlo.

Pero Oreki sabía una cosa.

¡Tengo que derrotar a este chico, no importa qué!

Ella no podía permitir que este joven muchacho usara su fuerza tan absurdamente. Ikki era fuerte y tan anormal que los otros candidatos no tenían comparación, pero eso no era suficiente. En este mundo había monstruos que no recibirían una sola herida, incluso si alguien como Ikki agotara todo su cuerpo y alma para hacerlo. Si Ikki continúa por el camino de caballero, no tendría oportunidad contra esos monstruos… pero probablemente no se rendiría. Ella podía decirlo. Después de cruzar espadas con él hoy, Oreki podía ver qué clase de persona era Ikki. No importa cómo pierda, no dejaría de creer en su valor. Sin darse por vencido, él lo intentaría una y otra vez, quemando su propia vida tal como lo estaba haciendo ahora, y… su cuerpo y su mente se destrozarían.

Por un instante, Oreki vio a Ikki desesperado, chocando con una pared que no podría superar sin importar lo que hiciera. Ella… no podía permitirlo. Los valores de Yuuri Oreki como profesora no le permitían ignorar esa posibilidad. Los adultos debían guiar a los niños. Tenían el deber de sacarlos del borde del abismo, para evitar que persiguieran un futuro de ruina.

¡No puedo perder este duelo!

Yuuri Oreki estaba resuelta. Con la convicción no de examinadora de ingreso, sino como maestra y caballera, ella interceptó al joven león cubierto por una luz azul. La velocidad de Ikki era incomparablemente más alta, de la que caballeros similares podrían seguir, pero era una que aún podía alcanzar. Ella era, como dijo Ikki, la más fuerte de aquí. Cuando Ikki se acercó, ella azotó el machete con su mano izquierda con calma a través de su torso con una sincronización. Ikki no podía detenerse a esa velocidad y recibió la hoja profundamente.

Pero en ese momento él desapareció de la vista de Oreki como si fuera niebla.

Ikki estaba un poco más lejos de lo que esperaba y Oreki no lo entendió. ¿Su elección del momento no fue buena? No, fue perfecta, pero su ataque fue… contra la imagen de Ikki. Él había usado una técnica que, usando un juego de pies y la presión espiritual, crea una ilusión de él precipitándose para hacer que su oponente golpeara en vano. Era una de las técnicas de espada originales de Ikki, la cuarta espada secreta: Shinkirou.

Oreki se había balanceado ante esa imagen. Como resultado, no pudo defenderse contra la verdadera espada de Ikki, que cruzaba la distancia entre ellos. Ikki no dejaría escapar esta oportunidad. Balanceó a Intetsu en su mano derecha y golpeó con todas sus fuerzas. Ella no podía evadir o bloquear, pero… ¡esto era lo mismo que antes!

¡Aún no!

Oreki estaba luchando con convicción. Como maestra, no permitiría que un niño se destruyera a sí mismo. ¡Ella no dejaría que el duelo terminara así!

En el momento del contacto, el aliento de Ikki se atascó en su garganta al ver a Oreki hacer algo que él no había previsto. Con el machete levantado, arrastró su mano por su cabeza y, sin dudarlo, se cortó el brazo derecho.

La angustia estalló. Como estaba en forma ilusoria, su brazo no salió volando, pero una sensación equivalente pasó por su mente. ¡Y ese dolor y pérdida también fueron infligidos a Ikki gracias a Violet Pain! El brazo derecho de Ikki perdió toda fuerza, e Intetsu salió volando de su agarre. Esta fue la consecuencia de apostar todo a su fuerza, y haber sido leído exitosamente por Oreki. Ella no tuvo la intención de usar su machete normalmente. Considerando la diferencia de habilidad entre ellos, era poco probable que los ataques de Oreki lo golpearan. Ella sabía que sería esquivada, así que pensó en una defensa para cuando eso sucediera.

Era una táctica inimaginable. Si no fuera por la forma ilusoria, el dolor sería real. Incluso a Oreki le costaría soportar la agonía de perder un brazo. ¿Quién sería capaz de seguir peleando después de eso? Pero esto era por el bien de un joven que acababa de conocer, un completo desconocido. Oreki no dudó en mutilar su propio cuerpo para proteger a otro. Sus alumnos eran como sus hijos. ¿Qué clase de madre no protegería a su hijo? Así que, sin dudarlo, se cortó el brazo derecho… y privó a Ikki de su espada, para proteger su futuro.

¡Lo siento…! ¡Pero… esta pelea… es mía!

Ikki no tenía defensa sin su dispositivo y no podía parar un ataque con toda su fuerza, para recuperar lo que se le había caído. Oreki giró la hoja que había usado para cortar su brazo y cortó a Ikki…

Luz color rojo sangre brotó.

***

La persona que cayó fue… Oreki.

—¿Qué…?

¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué Ikki seguía en pie, cuando su espada había sido arrojada de su mano? Y… ¿por qué cuando miró su mano izquierda, vio su propio machete?

Su confusión duró un rato antes de que pudiera recordar el momento en que Ikki, con la fuerza de sus dedos y el chasquido de su muñeca apoyada por Ittou Shura, había torcido el machete de Oreki de su mano izquierda y la había cortado con el mismo movimiento. Esto le tomó menos de medio segundo. Ella sabía de una técnica que podía hacer esto, arrebatar con la mano la espada del oponente para derribarlo con esta.

—El… El desarme a mano alzada del estilo Yagyuu… Para que conozcas incluso esa técnica… (NT: Estilo Yagyuu: Uno de los estilos de esgrima más viejos de Japón, establecido a finales del siglo XVI.)

—Tuve la oportunidad de ver imágenes de él una vez, y lo mejoré en mi memoria. Nunca pensé que tendría la oportunidad de usarlo.

Con gotas de sudor en su frente, Ikki se mantuvo firme, después de haber sufrido una herida fatal causada por el ataque mutuo con Oreki. Por otro lado, Oreki estaba en el piso. El inesperado golpe había cortado el hilo que unía su cuerpo y su mente y ella no podía mantener la conciencia más tiempo. Ella había perdido.

—No puedo refutar este resultado. Felicitaciones, Kurogane-kun.

—Gracias.

—Pero hay una última cosa que quiero decir.

—¿Qué es?

—A pesar de todo esto, ¿no renunciarás a convertirte en un caballero?

Ante esas palabras, la expresión de Ikki se endureció.

—¿Estás diciendo… que no me dejarás pasar?

—No. Esto es solo una petición personal. Como profesora… pienso que que está bien que los niños persigan sus sueños con todo lo que tengan. Como maestra quiero ayudarlos, incluso si su sueño no se vuelve realidad, esforzándose por algo que es una buena experiencia… pero tú eres diferente, Kurogane-kun. Enfrentarás alturas más allá de lo que tu fuerza puede alcanzar. Es muy peligroso no retroceder cuando deberías, y superar lo que todos los demás llaman límites razonables. Ese arte noble. No es… algo que puedes usar como un poder regular, ¿cierto?

Ikki sonrió dolorosamente ante esa simple verdad.

—Me descubriste, ¿huh?

La habilidad especial de Ikki como Blazer era duplicar su capacidad física gastando su poder mágico, nada más. Tomar el poder interno que las criaturas vivas no deberían usar y concentrarlo a tal grado absurdo, podía aumentar el efecto docenas de veces.

—Es un acto que acortará tu vida… no podrás recuperarte. Como maestra, yo… quiero mantenerte alejada de la escuela. Kurogane-kun… estoy segura de que puedes tener éxito de muchas otras maneras. No es necesario que sacrifiques tanto en un campo que no se adapta a tus puntos fuertes. Así que, por favor reconsidéralo.

Para un caballero, hacer tal pedido después de perder un duelo debe ser vergonzoso, pero Oreki tenía que preguntar. Ella no quería ver a este galante e intenso muchacho arruinado.

—Gracias por pensar en mí, cuando te desafié tan egoístamente.

Ikki comprendió la amabilidad de Oreki. Él sabía que ella estaba dejando su propio orgullo a un lado para protegerlo.

—Pero, aun así, pretendo ser un caballero.

Ante esa respuesta, Oreki suspiró. Ella… sabía que esta sería su respuesta. Sabía que él entendía sus sentimientos y lo lamentaba, pero su determinación nunca se torcería.

—Es un camino peligroso, ¿sabes?

—Sí, pero tengo mis razones. Además… no creo querer vivir soñando por cosas que puedo conseguir simplemente extendiendo mi mano por ellas. El sueño que más se adapta a mí es uno más alto del que puedo alcanzar.

Los ojos de Ikki no vacilaron, y ante esa visión, Oreki entendió su malentendido. Él… no era un niño. Era un caballero adulto, quien abriría su camino en la vida con su espada.

***

—Bueno, ya es hora de que regrese al aula.

Oreki dejó de pensar en sus recuerdos ante la voz de Ikki

—Ah, claro. Por favor, despide a todos por mí.

Al ver que Ikki se enderezaba cuando se fue, Oreki recordó su preocupación de aquel entonces, así como la injusticia de su familia al intervenir para que no pase de año incluso con su fuerza. Pero a pesar de esto… Ikki no se dejó someter. De pie con orgullo, la luz en sus ojos no estaba nublada en lo más mínimo.

—Oye, Kurogane-kun.

—¿Sí?

—Incluso ahora, sigo pensando que seguir el camino hacia el título de caballero no es lo correcto para ti.

—Sensei…

—Así que, por favor, demuéstrame que estoy equivocada, ¿okey? Demuéstrame que no vas a parar. Que no eres un niño. Muéstrale, para que ella y el mundo sepan que él era un caballero valiente que podía caminar por este camino con convicción. Oreki empujó a Ikki hacia adelante, no como maestra, sino como amiga. Con esta muestra de apoyo, los ojos de Ikki se abrieron por un instante.

—Por supuesto. Eso es lo que voy a hacer.

Él asintió y dejó la enfermería. El sonido de sus pasos al partir hacía un energético ritmo que Oreki escuchó hasta que cayó dormida.