Great Demon King

Libro 4: La Ciudad del Valen

Capítulo 150: Puedo Ayudarte

 

 

– Por favor no me ofendas diciendo que me debes algo, estimado Lawrence. Sabes que Lisa es una de mis compañeras de clase y además mi amiga. Jamás dudaré en ayudarla cuando esté en mis manos hacerlo. – Respondió Han Shuo mientras caminaba con Lawrence hacia el lugar del despacho para los esclavos.

Desde lejos Han Shuo pudo ver como Chester y Emily comenzaban a realizar los trámites necesarios. Muy pronto les entregaron a una Lisa aún encadenada, pero al menos la habían cubierto con un manto negro que camuflaba sus facciones.

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Great Demon King Libro 4 Capítulo 150 Novela Web

 

– Sígueme por favor. No es conveniente que los esbirros del Duque Ascher nos vean aquí. – Susurró Han Shuo y caminó hacia la salida.

Lawrence estaba muy atento a sus reacciones e inmediatamente supo en qué dirección se dirigía su mirada. Cuando reconoció a Emily tuvo que luchar para contener su asombro, pero tras distinguir la figura de su prima soltó un fuerte suspiro de alivio y comenzó a seguirlo sin decir nada más.

Han Shuo se dio cuenta de su reacción, así que intentó pensar en una buena excusa para justificar la presencia de la hermosa Archimaga. Lamentablemente ninguna buena idea vino a su mente, así que murmuró lo primero que se le ocurrió: – Cuando asistí al Banquete de tu casa, tuve la oportunidad de ser presentado a la dama Emily y ella contrató mis servicios como escolta. –

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Incluso a él le pareció que su historia sonaba demasiado falsa, pero para su sorpresa y alivio Lawrence simplemente sonrió antes de decir: – No necesitas explicarme nada, amigo. Tus asuntos privados no me conciernen ni tampoco pienso indagar en ellos, sobre todo cuando acabo de recibir tan grande merced de tu parte. Ahora solamente quiero ver cómo está mi prima. –

Para ingresar al mercado de esclavos existían muchos puntos de control que uno debía pasar antes de poder acceder al interior. En comparación, retirarse resultó ser extremadamente sencillo y ningún guardia hizo un ademán para detenerlos.

Apenas salieron a la calle Han Shuo notó que la hermosa Archimaga ya lo esperaba junto al carruaje y vio como sus delicadas cejas se alzaban con sorpresa al verlo venir acompañado por Lawrence. Pero la siempre prudente Emily se limitó a adoptar una postura de neutralidad cordial y permaneció en silencio. El joven patricio se inclinó solemnemente ante ella para demostrar su respeto, pero tampoco dijo nada. Entonces abrió la puertezuela del carruaje e ingresó seguido por Han Shuo.

En el interior estaba Lisa derramando lágrimas silenciosas y tan débil que parecía moribunda. Sin embargo, un leve destello de vida regresó a su mirada cuando reconoció a Han Shuo e inmediatamente se dejó caer en sus brazos con un triste gemido.

– Bryan, mataron a toda mi familia. Padre, Madre e incluso el Abuelo. ¡Todos están muertos! –

Entonces comenzó a llorar desgarradoramente mientras sus pequeños dedos se aferraban a Han Shuo con las escasas fuerzas que les quedaban. Él quiso abrazarla para intentar hacerle sentir que de algún modo las cosas se solucionarían, pero interiormente entendía demasiado bien que la vida de Lisa nunca volvería a ser igual. Tampoco se atrevió a apretarla porque tuvo miedo de lastimarla viéndola tan triste, frágil y desconsolada.

Tras un buen rato en silencio, finalmente encontró algo que decir: – Lisa, no temas. Te pondremos a salvo. Y esas personas enfrentarán la justicia por lo que te han hecho. –

En ese momento fue como si una corriente de poder hubiese vuelto de repente a la desgraciada muchacha, porque su agarre se volvió intenso, como si se estuviera aferrando a su propia vida. Tras varios minutos se apartó y luego se llevó una mano la boca para morderse con mucha fuerza el dedo meñique, hasta que sangró. Entonces gritó con dolor: – ¡No estoy soñando! ¡Todavía estoy viva! ¡Pero no quiero justicia, Bryan! ¡Quiero vengarme! ¡Quiero que todos esos malditos se mueran! ¡Voy a matarlos a todos! ¡A todos! ¡A todos! ¡A todos! ¡A todos!… –

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Lisa siempre había sido temida por su mal genio en la Academia Babilonia, pero su reciente tragedia parecía haberla trasformado drásticamente. Ya no quedaba rastros de la inocencia infantil que todavía tenía cuando se despidieron y en su lugar el odio se estaba apoderando de cada fibra de su ser. Sus deseos de venganza eran lo único que todavía la mantenían viva. Pero sus gritos eran demasiado fuertes y podrían haber llamado la atención de la guardia, así que Han Shuo rápidamente golpeó la puerta del carruaje para indicarle a Chester que se pusieran en movimiento, no importaba a donde fuesen, para que el ruido de los caballos mitigara el sonido.

– Lisa, cuéntamelo todo. Dímelo con detalles. – Dijo Lawrence con una expresión que apenas conseguía disimular la intensa rabia que pugnaba por desbordarse desde su interior.

Finalmente, la joven se dio cuenta de que había otra persona con ella a parte de Han Shuo. Rápidamente se secó las lágrimas de la cara y se sentó frente a ellos para comenzar a explicar, pero su voz estaba ronca por haber llorado tanto. De modo que Han Shuo extrajo una botella de su Anillo Espacial que contenía una mezcla de vino rebajado con agua y la ayudó a beber hasta que un poco de color regresó a sus pálidas mejillas.

– Querido primo, no sé muy bien lo que pasó. Recibí a un mensajero oficial con una carta donde me indicaban que mi madre estaba enferma y necesitaban mi ayuda para cuidarla. Así que viajé hasta nuestra casa señorial fuera de la ciudad. Pero cuando en cuanto llegué me di con la sorpresa de que nadie sabía quién había enviado ese mensaje y la salud de mi madre estaba perfecta.

Bryan mi padre era un hombre bueno e ilustre en todo el Imperio. De inmediato se dio cuenta de que algo estaba mal y comenzó a enviar correspondencias para que nuestros hombres y amigos vinieran o al menos le contasen lo que ocurría. ¡Pero todo pasó muy rápido!


Esa misma noche me despertó un estruendo y luego mi madre abrió rápidamente la puerta de mi habitación para tomarme de la mano violentamente sin decir una palabra. Noté que estaba llorando, así que quise preguntar, pero inmediatamente me dijo: – ¡Silencio, niña! –

Generalmente yo siempre replicaba de modo caprichoso cuando mis padres me resondraban, pero había un terror en la voz de mi madre que me hizo guardar silencio mientras caminábamos rápidamente hacia la escalera principal de nuestra casa, donde se escuchaba un auténtico bullicio.

Delante de nosotros estaban todas las siervas de mi madre llevando las joyas de la familia, la platería y las monedas de oro para ponerlas en cofres, cajas y bolsas de cuero muy duro. Toda la multitud descendía por la misma escalera o más bien, se precipitaban por ella. Distinguí el resplandor de las armas de veinte caballeros a la luz de las antorchas que proyectaban largas sombras temblorosas sobre los techos abovedados.

– ¡Rápido! ¡Rápido! ¡No podemos perder ni un instante! – Le escuché decir quien comandaba a esa comitiva. Esa voz hizo que todos se estremecieran e inmediatamente hiciesen reverencias. A mí también me hizo estremecer, pues era la voz de mi padre, que iba el ultimo.

Entonces me di cuenta de que su cuerpo estaba cubierto por su magnífica armadura de Tribuno Militar, también vestía su capa roja y portaba en el cinto un sable que le había regalado el mismísimo emperador por sus muchos méritos obtenidos en la defensa de las fronteras. Pero por primera vez en mi vida pude ver que su frente se arrugaba de preocupación, aunque su mirada permanecía firme a pesar del peligro que parecía inminente.

Junto a él se encontraba Rodrigo, el joven capitán de su guardia personal, que lo había acompañado desde los tiempos en que estuvo sirviendo en las legiones y que ahora guiaba a nuestros hombres con el aplomo de un auténtico general.

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Entonces llegamos a la bodega donde ya se encontraba el abuelo con varios hombres. Vi entonces que estaban abriendo un túnel secreto que yo no sabía que existía. Por ahí pasó toda nuestra gente muy rápidamente y serpenteamos por un largo túnel hasta que finalmente salimos junto a un lago. En ese momento volteé la mirada hacia nuestra casa a la distancia, solo para ver horrorizada que unos hombres desconocidos llegaban violentamente a caballo y luego comenzaban a rodearla mientras le disparaban una lluvia de flechas incendiarias. No escuche a ninguno de esos malvados gritar alguna advertencia ni exigir la rendición de alguien, simplemente dispararon como si quisieran matar a todos en el interior.

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Mi madre me estrechaba contra su pecho al ver quemarse el hogar en que había vivido durante tanto tiempo. Yo por mi parte no podía decir nada, no sabía que decir. Nuestro grupo comenzó a correr hacia el lago, donde nos esperaban tres galeras. Todos subimos a los barcos.

Todavía recuerdo que los remos no hacían ningún ruido al tocar el agua. Me incliné para mirarlos y vi que los habían envuelto en las telas de nuestras sábanas. Los guardias de mi padre subieron al primer barco, en la segunda iban los sirvientes y en la última nosotros. Durante todo el viaje nos deslizamos sobre las aguas tan rápidos como el viento del poniente.

– ¡Que ha ocurrido! – Pregunté finalmente a mi madre.

– ¡Calla hija mía!! – Dijo en respuesta: – Estamos huyendo. –

No comprendí porque huía mi padre. ¡Mi padre! Que siempre había sido poderoso, delante del cual siempre huían los demás, como antes huían de mi abuelo. Nuestra casa nunca tuvo muchos miembros ni hemos sido demasiado influyentes en la política, pero siempre dimos poderosos combatientes a las legiones e incluso nuestros enemigos aprendieron a nunca tomarnos a la ligera, hasta el punto en que nuestro lema familiar era: ¡Que nos odien mientras nos teman!

Llegamos al otro extremo del lago y rápidamente corrimos hasta una cueva natural a la que solo se podía entrar por un túnel y que fácilmente podían defender unos cuantos hombres. Ni siquiera un mago de tierra hubiera podido alterar demasiado unas rocas tan antiguas y duras. En el interior había una empalizada de madera con mucha comida, armas y agua pura almacenadas. Era nuestro refugio en caso de emergencias.

Ahí nos pusieron a nosotros, nuestros sirvientes y los ancianos. También había varias bolsas con toda la fortuna de nuestra familia en setecientas bolsas que contenían quince millones de monedas de oro. En la entrada se habían colocado toneles con explosivos, que con un solo encantamiento podían ser detonados para llenar con llamas todo el refugio. La idea era que, si éramos descubiertos y todo estaba perdido, nos destruiríamos junto con nuestro enemigo para salvarnos de la deshonra.

Recuerdo como mi padre y mi abuelo discutían, pero yo no podía entender gran cosa salvo que el Duque Ascher había hecho algo. Las mujeres lloraban o rezaban a los dioses, pero yo solo veía el rostro de Rodrigo, el joven caballero y capitán de nuestros guardias, que miraba tranquilamente hacia la entrada del túnel sin ningún temor a pesar del peligro. Cuando llegue el día en que el dios de la muerte venga a buscarme, estoy segura de que su rostro se parecerá al de Rodrigo.

Entonces mi abuelo tomó una decisión y partió él solo con dos guardias de su escolta personal para negociar con el Duque Ascher. Nuestra única esperanza era que nos dejasen partir a cambio de todo nuestro oro, sin el cual no supondríamos un gran peligro para ellos.

– Pero ¿y si no nos dejan huir? – Preguntó mi madre.

– ¡Oh, tranquilízate! – Respondió el abuelo sonriendo: – La lanza de Rodrigo tiene una mecha que detonaría todo este lugar. Quieren vernos muertos, pero no bajo la condición de morir junto con nosotros. Aunque por si acaso esta será la señal: si obtengo la misericordia del Duque, entonces el mensajero les traerá mi anillo, pero si trae mi daga… ¡Quémenlos a todos! –

Entonces partió a negociar, no sin antes besar mi frente con ternura y esa es la última vez que lo vi antes de que la oscuridad del exterior lo ocultara. Todavía me parece sentir ese beso sobre mi frente. Mi valiente abuelo, siempre tan tierno conmigo, tan leal.

Pasaron horas y horas, pero no volvía. Y yo sentía que el peligro sobre nuestras cabezas era muy grave. Entonces un grupo de personas llegó a la entrada del refugio y mi padre inmediatamente nos mandó a donde estaba Rodrigo, porque como él debía encender el fuego también era a su lado donde tendríamos alguna oportunidad de sobrevivir a la explosión. Mi madre no quiso ir al principio y dijo que si debíamos morir era mejor hacerlo juntos, pero padre fue tajante y entonces llegamos temblando al puesto de guardia.

– Se acercan. – Dijo Rodrigo encendiendo la mecha de su lanza y sin mirarnos, pues toda su atención estaba en el grupo de personas que se aproximaban. Desde esa distancia apenas podía distinguir unas oscuras siluetas.

– ¡Con tal de que traigan noticias de vida y no de muerte! – Exclamó mi madre aterrorizada.

– ¿Qué hay que temer, mi señora? – Respondió Rodrigo con su voz suave y fiera a la vez: – Si no traen vida, entonces les daremos la muerte. –

Pero ese valor, que recién ahora entiendo, en ese momento me pareció aterrador. ¡Ojalá hubiera sabido antes cuan terrible puede ser la vida en comparación a la muerte! ¡Quizá no me hubiera puesto a llorar como una niña y más bien habría usado hasta mis últimas fuerzas para matar a todos los malvados que pudiera!

Las personas se aproximaban, entonces comenzaron a gritar llenos de alegría y júbilo. Eran las voces de los dos guardias que escoltaron a mi abuelo donde el Duque Ascher y que ahora regresaban proclamando:

– ¡Gloria a la familia Addison! ¡Gloria a nuestro gran Imperio! –

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– ¡Alto! – Gritó Rodrigo siempre prudente: – ¡Ni un paso más! –

– Somos nosotros, comandante. – Respondieron los guardias de mi abuelo: – Traemos buenas noticias. ¡La familia Addison ha recibido un perdón Imperial y el Duque ha ordenado que su vida sea respetada y además deben restituirles toda su fortuna y sus bienes perdidos! –

Mamá gritó de alegría y quiso adelantarse, pero Rodrigo la detuvo inmediatamente diciendo: – ¡Alto, sabes que necesito ver el anillo del Anciano Señor! –

Para entonces nuestros ojos se habían acostumbrado a la oscuridad y ya podíamos distinguir claramente a los guardias de nuestra familia. Rodrigo también los reconoció, pero ese noble Caballero sólo sabía obedecer las órdenes de su señor.

– ¿El Anciano Señor te ha dado algo? –

– Si. – Dijeron los guardias. – Traemos su Anillo. –

Casi al mismo tiempo uno de los guardias del abuelo levantó la mano sobre su cabeza, pero estaban demasiado lejos para reconocer lo que traía.

– No veo lo que tienes ahí. – Dijo Rodrigo.

– Entonces acérquese, comandante. – Respondió el mensajero: – O me acercaré yo. –

– Ni uno ni lo otro. – Respondió el joven Caballero: – Deja ahí mismo el objeto que me muestras y retírate diez pasos para que lo examine. –

– De acuerdo. – Dijo el mensajero.

Y después de haber puesto en el suelo la señal se retiró varios pasos. Rodrigo, siempre con su lanza llameante en la mano, se dirigió a la entrada del túnel para recoger un pequeño objeto que resplandecía a la luz de su mecha. Cuando lo reconoció, gritó de alegría.

– ¡Es el anillo del Anciano Señor! ¡Los dioses no nos han abandonado! –

Entonces apagó el fuego de su lanza.

En ese momento los guardias de mi abuelo gritaron de alegría y se arrojaron al suelo. Inmediatamente después varios enemigos entraron liderados por Calvert, ese perro de la Legión Grifón, precedidos por unos ballesteros que dispararon contra el sorprendido Rodrigo.

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Los virotes lo dejaron herido de muerte. Aun así, trató de luchar hasta el final, pero los guardias traidores se levantaron rápidamente con sus dagas desenvainadas y lo apuñalaron cada uno cinco veces en la parte débil de su armadura. ¡Ambos habían escuchado en secreto las palabras de mi abuelo y se aprovecharon de eso para vendernos ante el Duque Ascher!

En seguida todos los enemigos, ebrios de codicia, aunque pálidos de miedo, se precipitaron al interior del refugio, buscando por todos los rincones y recogiendo sacos con oro. Yo me había quedado paralizada, pero mi madre me cogió rápidamente para arrastrarme al interior donde todavía resistía mi padre atrincherado en la empalizada.

– ¡Que quieren! – había gritado a los intrusos.

El desgraciado de Calvert se adelantó pavoneándose y sonriendo ante la desgracia de mi familia… ¡Mientras era escoltado por esos dos guardias, mejor dicho, por esos animales traicioneros que mi familia había salvado de la miseria cuando eran niños y que ahora pagaban nuestra gracia con la más vil de las deslealtades!

– Venimos a comunicarte una orden de su Excelencia el Duque Ascher. ¿Ves esta firma? – Gritó Calvert elevando un pergamino con unas letras doradas.

– La veo – Contestó mi padre.

– Pues léela. Pide tu cabeza. –

Mi padre soltó entonces una carcajada más espantosa que cualquier amenaza y para sorpresa de todos saltó como un león hacia la multitud de enemigos, mientras desenvainaba su sable para dar un poderoso tajo. Calvert rápidamente se escapó hacia atrás, pero los dos traidores fueron más lentos por un instante y sus cabezas rodaron por el suelo. Ninguno podrá disfrutar de cualquiera que fuese la recompensa por la que vendieron su honor. ¡Así se cumplió la voluntad de los dioses!

Los guardias de nuestra familia desenvainaron sus armas e inmediatamente siguieron a mi padre. Entonces dio inicio el combate más feroz que he visto en mi vida. Yo conjuré mis esqueletos y arrojé Flechas de Hueso, pero mis poderes poco pudieron hacer para ayudar en ese espacio tan cerrado.

Toda la gruta estaba llena de ruido, llamas y humo.

¡No saben cuan bello y majestuoso estaba mi padre en medio del combate, blandiendo su sable con la velocidad de un dios, con su rostro estaba ennegrecido por el humo! ¡Y cómo huían sus enemigos! Muchos cayeron a sus pies y por un instante creímos que podríamos repelerlos, pero más enemigos entraron sin cesar para reemplazar a los vencidos.

Mi padre supo entonces que todo estaba perdido y soltó un rugido que parecía venir de otro mundo.

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– ¡Rodrigo! ¡Rodrigo! ¡Cumple con tu deber! –

– ¡Rodrigo a muerto! – Respondió voz insidiosa de Calvert, que ya se había refugiado cobardemente detrás de todos sus soldados: – ¡Y tú, Addison, estás perdido! –

Al mismo tiempo se oyó una detonación sorda y un pedazo de roca impactó contra nuestros guardias, dejando a tres o cuatro mortalmente heridos. Pero mi padre rugía como un león y continuaba luchando, llenando el suelo con los cuerpos de nuestros enemigos. Hasta que un lancero tuvo la suerte de atinarle por detrás, en la articulación de la rodilla, haciéndolo tropezar. De inmediato se extendieron hacia él veinte brazos armados y lo vi desaparecer en un torbellino de llamas y espadas, atizadas por esos demonios rugientes.

En algún momento alguien me golpeó y caí inconsciente. Cuando despertamos mi madre estaba maniatada junto conmigo. Nos llevaban hacia la fortaleza de Kerlan encadenadas y yo no podía hacer magia.

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Cuando llegamos a las puertas… las vimos.

Sobre el pórtico de la fortaleza habían colgado dos cabezas cercenadas con un pequeño letrero que decía: “Estas son las cabezas de los últimos Addison”.

Eran mi abuelo y mi padre.

Yo me eché a llorar mientras de algún modo intentaba sostener a mi madre, pero el dolor fue tan grande para ella, que ahí mismo cayo muerta. Entonces mi mente se quedó en blanco y no recuerdo nada más, salvo que en algún momento me llevaron al mercado de esclavos para venderme. –

La joven bruja terminó su relato y volvió a entregarse a un llanto desconsolado, mientras Lawrence la abrazaba tiernamente, pero con firmeza, como si de algún modo quisiera que parte de su dolor fuese trasmitido hacia él para reducir, aunque fuese un poco, todo ese sufrimiento.

Han Shuo por su parte se sentía impactado. Ya se había imaginado cómo habrían sido los últimos momentos de la familia Addison, pero una cosa era la teoría y otra muy distinta era escuchar el relato por parte de la única superviviente y narrado con un tierno acento que la daban a la vez ternura y un terror indescriptible.

– No te preocupes, tu familia será vengada. Yo te lo juro. –  Prometió Lawrence de repente con una expresión ensombrecida.

Lisa había hecho una pausa en su llanto mientras su frente se apoyaba contra el hombro de su primo, como una flor que se dobla en un día tempestuoso. Su mirada perdida parecía contemplar algún tipo de espejo mágico en el que veía los rostros de sus familiares perdidos, felices en el hogar que la vio nacer. Pero al oír las palabras de Lawrence alzó rápidamente la mirada, como si un poder desconocido la sacase de su ensueño y miró a Han Shuo desesperada mientras la suplicaba.

– ¡Por favor, ayúdame a matar a Calvert! ¡Tienes que matarlo por mí! ¡Te lo ruego! ¡Mi familia no puede morir de ese modo sin que ocurra nada! ¡Yo te lo imploro Bryan! –

El terrible impacto de haber perdido a todos sus seres queridos en tan sólo una noche fue suficiente para destrozar completamente el temple de Lisa, pero esto también les permitió ver un lado de ella tan dulce e indefenso que conmovería hasta el corazón más duro. Y tan sagrada era la causa que motivaba a esta joven, la de vengar el amor filial, que Han Shuo no sabía cómo oponerse a sus deseos.

Finalmente le contestó tras guardar silencio por unos momentos.

– Escúchame bien Lisa. Puedo ayudarte, pero aquí estamos rodeados de enemigos y primero tenemos que ponerte a salvo de cualquier peligro. – Dijo Han Shuo solemnemente: – En cuanto lleguemos a un refugio donde podamos descasar, voy a ponerme a trabajar con Lawrence… ¡Y te juro que los mataremos a todos! –

Para entonces habían llegado al Foro de Valen. Durante todo el camino los guardaespaldas de Lawrence los habían estado siguiendo en su propio carruaje. Entonces Han Shuo les dijo que era conveniente que cambiaran de trasporte por si algún espía del Duque Ascher los estaba siguiendo y todos estuvieron de acuerdo.

Emily había estado escuchando la conversación en silencio desde el asiento del conductor junto a Chester, pero cuando Lawrence y Lisa se bajaron, volvió al interior junto con Han Shuo no sin antes ordenar: – ¡Síguelos! –

Han Shuo estaba sentado con los brazos cruzados y los ojos cerrados, meditando en la empresa que tenía por delante. Pero se tomó un instante para mirar apesadumbrado a Emily mientras susurraba: – Lamento mucho haber tomado esta decisión sin consultarte primero. Sé que puede entrar en conflicto con nuestros planes, pero necesito hacer esto. –

– Te entiendo. Pero no temas. Matar a Calvert era uno de los objetivos que ya había establecido. Solo que su muerte debía ocurrir más adelante. Pero con la ayuda adicional de este joven patricio tendremos una mejor oportunidad. – Respondió Emily con una suave sonrisa, aunque luego lo miró con seriedad y preguntó: – Tenía entendido que Lawrence era el hijo del Cuestor Alan de las Égadas, pero sus guardaespaldas parecen ser bastante poderosos y más bien propios de la Alta Aristocracia. También he notado que sus maneras son propias de alguien entrenado para comandar, en lugar de simplemente administrar. ¿Puedes decirme cómo lo conociste? –

Han Shuo suspiró mientras pensaba en cómo responder, pero luego de unos instantes sacudió la cabeza y decidió ser honesto: – Lo conozco hace poco, pero llegamos a hacer muchos tratos. Incluso podría decir que somos, si no amigos, por lo menos dos personas que se estiman. Sin embargo, en cierta ocasión el Maestro Cándido me previno sobre Lawrence, mejor dicho, puso un gran énfasis en advertirme que debía tener mucho cuidado cuando tratase con él, pues su verdadera identidad era más compleja de lo que aparentaba a simple vista. Luego de eso le presté más atención y descubrí que en efecto es alguien mucho más influyente de lo que parece, tiene una inteligencia profunda, posee muchos subordinados poderosos e incluso parece tener algún tipo de conexión con tu suegro, el Senador Aurelio. –

Al escucharlo, Emily frunció el ceño y juntó los dedos de sus manos mientras digería la información. Luego sonrió mientras declaraba: – ¡Más sabe el zorro por viejo que por zorro! Cándido es la encarnación viviente de esa máxima, así que, si él dice que Lawrence es alguien con una identidad complicada, es que se trata de algo extremadamente peligroso que involucra a muchas personas. Quizá incluso a la nación entera.

Por ahora sigue su consejo y no intentes averiguar nada más, de otro modo podrías terminar involucrándote en algo muy por encima de nuestra liga. Mientras tanto yo intentaré preguntarle a mi hermano, ya que seguramente está enterado de este asunto. –

Justo en ese momento el carruaje en el que se encontraba Lawrence comenzó a reducir su velocidad y se colocó en paralelo con el de Han Shuo, hasta que sus ventanas estuvieron frente a frente. Entonces el joven abrió sus cortinas y le dijo con un tono educado: – Bryan, me parece que ahora podemos estar seguros de que nadie nos está siguiendo. Pero si continuamos junto a la noble dama de los Asturias podríamos terminar involucrándola en un asunto turbio. –

Han Shuo guardó silencio por unos momentos, sin saber muy bien cómo proceder. Entonces sintió que la mano de Emily se aferraba a la suya muy sutilmente para trasmitir su cariño y la escuchó decir con un susurro casi imperceptible: – Está bien, ve con ellos y averigua bien cómo están pensando llevar a cabo este golpe. Mientras tanto yo aprovecharé para ver lo que puedo averiguar acerca de Lawrence por mi cuenta. Ya conversaremos más adelante en el escondite. –

Al escucharla, Han Shuo sonrió muy contento por lo rápido que Emily se adaptaba a cualquier circunstancia imprevista, así que apretó tiernamente su mano antes de salir

– Llevas razón, estimado Lawrence. – Dijo mientras se apeaba: – La Dama Emily ya ha concedido demasiado ayudándome hasta este punto y no es necesario comprometerla más que esto. –

Lawrence asintió cortésmente mientras miraba a la hermosa Archimaga: – Mis disculpas, mi señora Asturias. Le aseguro que solo tengo en mente su seguridad. Los Ascher no parecen tener miedo de nadie mientras estén en la ciudad de Valen e incluso podrían osar atacarla a pesar de su noble alcurnia, aún si eso termina desatando una cruenta guerra civil. – Luego miro hacia el conductor y le ordenó: – ¡Nos vamos! –

El resto del recorrido trascurrió en un silencio preñado con significados ominosos y tensos. Lisa parecía haber perdido la poca fuerza que le quedaba. Lawrence estaba reflexionaba profundamente sobre los siguientes pasos que debían seguirse. Han Shuo se limitaba a permanecer con los ojos cerrados mientras ajustaba su mentalidad para la amarga tarea que tenía por delante.

Finalmente, el carruaje se detuvo en frente de una residencia que se veía bastante lujosa para un hombre común, pero era austera en comparación con las mansiones urbanas de los aristócratas. Precisamente había sido escogida porque poseía todas las comodidades necesarias, pero pasaba fácilmente desapercibida.

Aquí fueron recibidos por cuatro esclavos que ya estaban listos y esperando para conducirlos al interior. Lisa fue acomodada en una habitación complétame aislada del resto de la casa, a la cual sólo podía accederse por una antecámara. Ahí esperaban tres sirvientas excelentes, bien prontas para correr al sonido de una campanilla en la recámara principal y obedecer las órdenes de la joven señorita Addison, a quien Lawrence dejó extremadamente claro que debían tratar como a una reina.

Todo el suelo de los aposentos estaba cubierto con finas alfombras. Sobre paredes se habían pintado hermosos frescos que representaban animales fantásticos danzando alegremente en la naturaleza. El aire estaba perfumado con el aroma de varios jarrones repletos con flores recién recolectadas. Evidentemente Lawrence había querido asegurarse de que Lisa estuviese en un ambiente lo menos depresivo posible para que se recuperase.

– Descansa querida prima. Bryan y yo nos ocuparemos de todo muy pronto. No te preocupes por nada, porque esta casa es un refugio de mi familia y está muy bien defendida. –

Después de la terrible tragedia que había sufrido, el carácter de Lisa era mucho más manejable de lo habitual y apenas asintió antes de caminar tímidamente hacia el interior.

En cuanto las puertas de la habitación de su prima se cerraron, el gesto cordial y tierno de Lawrence se trasformó en una expresión amenazadora. De inmediato se dirigió a una especie de despacho donde ya lo esperaban sus dos guardaespaldas junto con varios hombres. Han Shuo reconoció entre ellos al experto espía que Lawrence había enviado tras Clark en la Academia Babilonia, sentado en uno de los principales sillones, demostrando que su posición era bastante destacada.


– Les presento a mi amigo, Bryan. – Dijo Lawrence lacónicamente, pero con respeto: – Estos son mis hombres de confianza, entre los que destacan el maestro Divac, uno de los mejores Espadachines Veteranos; la maestra Adelaida, una Maga Adepta en el control de la Tierra; y finalmente el maestro Fortunato, antiguo Ejecutor Imperial y uno de los mejores asesinos. –

Han Shuo saludo a todos con una leve reverencia, pero permaneció en silencio. Tanto para él, como para todos los hombres en la habitación, realmente no era necesario decir nada una vez que las decisiones estaban tomadas. Lo único apropiado era ir directamente al asunto en cuestión.

– Hablemos del objetivo. –

– Su nombre es Calvert. Originalmente era un mero barón de poca monta en comparación con las grandes familias aristócratas. Pero consiguió entrar a la Legión Grifón y ascendió al puesto de Tribuno Militar lamiendo las botas de Odón Ascher y ayudándolo a administrar buena parte de sus actividades ilícitas, hasta que se retiró. Pero siempre siguió siendo uno de sus adulones, lo cual lo puso en malos términos con la familia Addison. Aunque lo que originalmente era un simple desagrado terminó convirtiéndose en un auténtico conflicto luego de un desagradable incidente. –

– ¿Qué ocurrió? – Preguntó Han Shuo.

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– Esa rata solo tenía un hijo, una sanguijuela de su misma calaña llamado Forza. En cierta ocasión ese malnacido intentó violar a Lisa. Seguramente pensó que sería igual a esas mocosas de las que siempre abusaba, pero ya conoces el carácter de mi prima. –

– Me acuerdo. – Contestó Han Shuo mientras rememoraba varios incidentes.

– Exacto. El maldito quedó medio muerto después de la paliza que recibió. Pero lo peor vino cuando el Señor Addison los encontró de repente. Y en cuanto supo lo que Forza había intentado con su hija, ahí mismo le cortó el miembro viril antes de que nadie pudiera decir nada. –

¡Auch!” Pensó Han Shuo con ironía, pero en su interior aprobaba al difunto aristócrata, pues él mismo habría hecho algo similar con cualquiera que tratase de violar a una hija suya.

– Desde entonces ambas familias han sido irreconciliables. Actualmente Calvert posee una mansión llena de guardaespaldas, que son soldados retirados de la Legión Grifón. Pero ninguno de ellos es un auténtico desafío para cualquiera de nosotros. – Dijo Lawrence terminando su explicación un tono muy resuelto.

– Entonces es alguien que se deja llevar por sus impulsos. Apenas lo bastante listo para ser segundón del Duque Ascher, pero no lo suficientemente importante como para que le destinen una protección decente. – Comentó Han Shuo después de meditar.

Lawrence asintió y luego dijo: – Pero ahora la situación política está cambiando. Odón Ascher se ha sentido lo bastante presionado como para deshacerse directamente de todos sus enemigos en la ciudad de Valen. Temo que pronto querrá asegurar a todos sus aliados, incluso a esa sabandija. –

– Así que tenemos que actuar ahora mismo. Antes de que el viejo Odón decida incrementar la seguridad del tal Calvert. – Concluyó Han Shuo.

– Cada hora que pase hará que el golpe sea más difícil. – Agregó Lawrence.

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– Sobre eso. – Dijo el ejecutor Fortunato interviniendo de pronto: – Quizá ya sea demasiado tarde. Hace poco mis amigos me han informado de que Clark estaba movilizando un destacamento hacia la mansión de Calvert. Probablemente ya se encuentra ahí. –

– ¡Por el Trueno! – Exclamó Lawrence furioso y dando un manotazo sobre la mesa: – ¡Ese maldito es una piedra en nuestro zapato desde hace demasiado tiempo! –

– Una piedra bastante molesta, en verdad. – Agregó Han Shuo reprimiendo lo mejor que podía el intenso deseo de matar que experimentó al escuchar ese nombre.

Se hizo el silencio por unos momentos mientras todos pensaban. Lawrence mantuvo el ceño fruncido, aunque de vez en cuando su expresión vacilaba. La presencia de Clark era un factor demasiado peligroso, sobre todo cuando estaban a punto de realizar un golpe tan arriesgado como lo era asesinar a un oficial del ejército.

Han Shuo por su parte también estaba preocupado. Con sus nuevos poderes, el apoyo de la Necromancia, más el Pequeño Esqueleto; estaba seguro de que podía por lo menos aguantar en una pelea directa con Clark. Pero poder enfrentarlo era una cosa y derrotarlo era otra. Sobre todo, cuando estaban en una ciudad llena de soldados que saldrían a defenderlo. Por eso también permaneció en silencio.

– Maestro Fortunato. ¿Qué posibilidades tienes de matar a Clark si tuvieras que hacer un movimiento? – Preguntó Lawrence finalmente mirando al asesino tras pensarlo bastante.

La pregunta sorprendió a todos los presentes, incluso al propio Han Shuo, pero no al aludido. El Ejecutor ni siquiera pareció inmutarse mientras respondía con un tono casi indiferente: – Cincuenta por ciento. Eso siempre y cuando pueda hacer el primer movimiento sin que me vea venir. La Mansión de Calvert tiene un tejado bastante accesible y puedo intentarlo ahora mismo, si quieres. También puedo retirarme con un cierto margen de seguridad. Te aseguro que no hay modo de que ese pelmazo de Calvert ni el caballerito me puedan atrapar si quiero escaparme. –

Lawrence asintió: – Entonces inténtalo. Nosotros estaremos esperando afuera, listos para actuar dependiendo de cómo salga el ataque contra Clark. Pero retírate inmediatamente si algo va mal. –

– Me podré a ello. – Contestó el asesino al mismo tiempo que se levantaba.

– Iré con usted. – Dijo Han Shuo de repente: – Creo que si el Maestro y yo coordinamos esfuerzos podríamos aumentar nuestras posibilidades en un treinta por ciento. –

Todos se lo miraron sorprendidos. Lawrence se inclinó sobre la mesa con un gesto dudoso, observándolo fijamente, mientras preguntaba: – ¿Estás seguro de que puedes hacerlo sin exponer tu identidad y que tampoco estorbarás al Maestro Fortunato? –

Han Shuo sonrió sin ofenderse porque sabía que Lawrence preguntaba de ese modo únicamente para tranquilizar a todos los presentes. Pero su respuesta fue muy segura: – Estoy completamente convencido de que puedo ser de utilidad. Y si el Maestro está de acuerdo, me encantará ayudarlo a finalmente deshacernos de esa cucaracha tan tenaz. –

Lawrence pensó en silencio por unos segundos, pero finalmente asintió mirando al asesino: – Muy bien entonces. Por favor llévelo con usted, Maestro Fortunato. Y recuerden retirarse de ser necesario. Siempre podemos encontrar otra oportunidad, pero solo si ambos están vivos. –

– Sea. – Respondió Fortunato lacónicamente y luego le dio un vistazo rápido a Han Shuo: – Partamos de inmediato. Si tenemos éxito voy a iniciar un incendio antes de retirarme y así sabrán que pueden entrar. Caso contrario aléjense usando rutas diferentes. –

– No te preocupes, sabemos que hacer. ¡Tengan mucho cuidado! – Dijo Lawrence asintiendo.

El asesino entonces dio un rápido salto y salió por la ventana en un santiamén. Acto seguido estaba saltando de techo en techo. Todo en menos de unos instantes.

Han Shuo ajustó un instante su respiración y reunió su Esencia Mágica para fortalecerse y salió por la ventana tan rápido como el asesino. Luego comenzó a moverse usando el Arte del Noveno Diagrama Celeste a intervalos muy cortos para moverse ágilmente sobre los tejados con cada paso. En poco tiempo llegó junto al asesino.

– ¡Que interesante! – Dijo Fortunato mirándolo sorprendido mientras una sonrisa apenas reconocible se asomaba en su rostro curtido por muchas batallas: – Parece que vas a ser útil después de todo. –

Después de eso el asesino no dijo más y comenzó a deslizarse por los tejados como una pantera, sin hacer el más mínimo sonido, como si fuese un espectro. La agilidad que demostraba era tan impresionante que el mismo Han Shuo no pudo evitar admirarse por sus movimientos, tan precisos que parecían sobrenaturales. Así que de inmediato concentró toda su atención para memorizar esos pasos, mientras seguía muy de cerca al alto y poderoso Ejecutor.

 

 

 

Great Demon King Libro 4 Capítulo 150 Novela Web

Hola amigos, soy Acabcor de Perú, donde los pedidos de vacancia presidencial van y vienen últimamente.

Hoy quiero hablarles de una de las historias más tergiversadas y malinterpretadas en la historia mundial, que es la del juicio a Galileo Galilei. Siempre se dice que él descubrió cómo es la tierra la que gira alrededor del sol y que por eso la Iglesia Católica ordenó que lo quemaran en la hoguera, porque eran unos intolerantes que no querían aceptar ninguna otra verdad que la contada en la Biblia.

La realidad es bastante diferente. Y es que uno no puede juzgar el pasado sin conocerlo, hoy en día todos podemos criticar el nazismo, pero ¿Quién de ustedes se atrevería en la Alemania de 1930? La situación era otra. Pero como la historia es demasiado compleja para explicarla de golpe, voy a dividir esta reseña histórica en 3 segmentos para hacerla más amena. Esta vez mencionaré un poco del contexto histórico.

Unos años antes del nacimiento de Galileo, ocurrió un terrible evento llamado El SACCO DI ROMA de 1527 en el que un ejército de tropas alemanas masacró a 40,000 ciudadanos romanos, profanó las tumbas de los santos, robó todos los tesoros de la ciudad, asesinaron a los enfermos en los hospitales y muchos otros crímenes como la masiva violación de mujeres y niñas. ¿Por qué lo hicieron? Pues porque los alemanes acababan de volverse luteranos, así que atacaron por sorpresa la ciudad que supuestamente venían a proteger y de hecho nombraron a Martín Lutero Papa de Roma por unos días, hasta que fueron expulsados. Finalmente, la ciudad fue incendiada.

La masacre de Roma fue tan espantosa que puso fin al Renacimiento Italiano. Toda la ciudad de Roma que hoy en día observamos fue una completa remodelación que Miguel Ángel hizo después y que ya pertenece al periodo Barroco. Y todos en Italia estaban bastantes sensibles en materia religiosa, porque comprenderán que podías ser tomado por un terrorista. Siempre se habla de la Inquisición, pero nunca suelen mencionar que había un muy buen motivo para su existencia: En esa época, una disputa religiosa podía terminar desencadenando la muerte de miles.

Bueno, ahora la parte que realmente les interesa. Los Cambios.

Creo que me he lucido esta vez. Para este capítulo prácticamente agregue todo el contenido. Me inspiré mucho en obras como El Conde de Montecristo, la Saga del Ángel de la Noche y por supuesto, la propia Historia de la Antigua Roma. El caso es que en el original no se cuenta nada de cómo fue que la familia de Lisa murió, así que todo eso es mío. Espero que les haya gustado, porque a mí me encantó escribirlo.

En el original es la propia Lisa quien patea al hijo de Calvert dejándolo impotente, pero me pareció que el escenario, aunque chistoso, dejaba demasiado en el aire. ¿Cómo es posible que una niña sea tan fuerte a esa edad? ¿Acaso ya era Necromante? Por eso me pareció mejor hacer que el Padre fuese quien castrara al criminal.

Otra cosa que me preocupaba eran los nombres, porque en el original me parecían un poco ridículos. Por ejemplo, el asesino se llamaba Lucky, que me sonaba demasiado como un perro o un gato, por eso lo modifiqué. Elegí Fortunato porque tiene un significado parecido.

El término Ejecutor lo tomé de las novelas de Bent Weeks y técnicamente designan a un súper asesino que trabaja para el bajo mundo, pero aquí quise que fuese una especie de funcionario oficial.

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Construir la personalidad de Emily ha costado bastante por las pocas interacciones que realmente tienen con el protagonista. Los capítulos originales son muy cortos en esta etapa y todo ocurre demasiado rápido. Espero que les guste cómo va quedando.

También aproveché bastante para construir la personalidad de Lawrence y volverlo alguien más decidido, o, mejor dicho, que sea más fácil entender lo decidido que es.

Las imágenes me costaron un montón, espero que sean de su agrado. Mi favorita es la del hijo de Calvert, el tal Forza ¿sí o no que le queda perfecta? Parece un patético violador en potencia.

Bueno hay más cambios, pero no creo necesario hablar de todos ellos. Por favor díganme en sus comentarios: ¿Cuál fue su parte favorita? ¿Les gustó la historia de cómo cayeron los Addison? ¿Se entendió bien? ¿Qué tal las imágenes? En fin, todo lo que se quieran. Y si pueden ¡No dejen de valorar la Novela!

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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