Rakudai Kishi no Eiyuutan (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: Rebelión

Parte 6

Dos hombres usando trajes negros de combate y máscaras de gas entraron al baño donde Ikki y Arisuin estaban ocultándose.

«Bueno, todo lo que falta es el cuarto de hombres. Voy a buscar las casetas. Espera aquí.»

«Bah, ¿Porque tenemos que chequearlos uno por uno?»

«¡Hey!»

El hombre con el tono frívolo ignoró a su compañero, apuntó la boca de su rifle de asalto M4 hacia las casetas y arrasó el cuarto con disparos completamente automáticos. Para cuando los disparos se detuvieron, todas las puertas de las casetas habían sido destruidas. Nadie ahí podría salir ileso, pero la sangre no salió de ninguno de las casetas a medio destruir.

«¿Viste? Nadie está dentro.»

«¡No hagas las cosas de forma perezosa! ¡Se supone que debemos tomar a los clientes como rehenes, maldición!»

«Solo quiero dispara una arma. ¿Eso no está bien, ya que no hay sangre de todas formas? Así que están vacíos. Jajaja.»

«…Si Bischof-san te mata, no va a ser mi problema» (NT: Bischof es un apellido alemán)

El sonido de las risas perturbadoras seguidas de la salida de los dos hombres, dejando solo escombros y un olor a quemado en el baño, pero desde las sombras proyectadas por las luces del techo fluorescente, Arisuin e Ikki aparecieron sus cabezas como si salieran de una agua negra. Después de confirmar que sus enemigos se habían marchado, Arisuin se levantó desde las sombras.

– Hmm, parece que se fueron.

En su mano estaba daga que brillaba con un resplandor gris oscuro.

– Esa es mi Darkness Hermit. Muy práctico, ¿verdad? (NT: Darkness Hermit  significa Ermitaño negro)

– ¿Un poder para manipular las sombras? De seguro es útil.

– Bueno, en un campo iluminado sin ningún obstáculo para hacer esas sombras, no es bastante bueno.

Ikki había adivinado lo mismo. Este poder era más adecuado para asesinos que para caballeros.

– Pero si alguien se entera que usaste tu dispositivo fuera del campus, vas a meterte en problemas.

– Las situaciones piden lo que necesitan. No tenía elección aquí. Aunque voy a estar bien si no dices a nadie.

Arisuin ofreció su otra mano a Ikki, y cuando Ikki la cogió, Arisuin lo levantó.

– No voy a decir nada. Gracias por salvarnos. ¿Solo quiénes son esos chicos?

– La Rebelión.

Los ojos de Ikki se abrieron ante la respuesta determinada de Arisuin. La Rebelión era la mafia más infame del mundo. Ellos se llaman los blazers la nueva raza elegida de la humanidad mientras consideran a todos los demás inferiores y planean destruir la sociedad para crear su nuevo paraíso donde los pocos elegidos gobiernan a las personas comunes.

– ¿Cómo supiste que eran de la Rebelión?

– Fui arrastrado a algo como esto donde solía vivir y el equipamiento es exactamente el mismo. Lo más importante, estoy preocupado por Shizuku.

– Si, pero hay algo que debemos hacer primero.

Ikki saco su datapad estudiantil y marcó un número de emergencia que registro antes. La llamada inmediatamente conectó y el rostro familiar de la Directora de la Academia Hagun, Kurono Shinguuji, apareció en la pantalla.

«Estoy al tanto de eso»

Kurono inmediatamente proporcionó las explicaciones. Parecía que el problema ya se sabía afuera del centro comercial.

– Eso ayuda mucho. Entonces permite a Ikki Kurogane, Stella Vermillion, Shizuku Kurogane y Nagi Arisuin usar sus dispositivos afuera del campus.

«Muy bien, voy a permitirles a ustedes cuatro usar sus habilidades fuera de los terrenos de la escuela»

– Estupendo. Eso se hace cargo de las preparaciones críticas.

Después de que Ikki terminó, Arisuin también habló.

– Directora, ¿Podrías explicarnos la explicación de tu lado?

«Los culpables son la Rebelión, alrededor de veinte a treinta de ellos, todos están equipados con armas. Sus objetivos son el dinero de rescate y las mercancías y el dinero del centro comercial. Una larga historia corta, esta es su recaudación periódica de fondos.»

– ¿Ha habido perdidas?

«Unas pocas personas se cayeron mientras escapaban del alboroto donde primero ocurrió, así que fueron algunas heridas leves. Aun no hay muertos o heridos graves. De acuerdo con las imágenes que tomamos de las cámaras de seguridad, la Rebelión ha reunido alrededor de cincuenta rehenes en el patio de comidas.»

– El patio de comidas… ¿Dónde comimos nuestras crepes?

Ikki asintió.

– Si, esa plaza con corrientes de aire.

– Puedo llegar tan lejos con mi Shadow Walk. Podemos llegar ahí inmediatamente.

– Entonces primero vamos a movernos a un lugar con un escondite y observar la situación. Stella y Shizuku probablemente también están ahí.

Esas dos nunca abandonarían a los rehenes y huyeran. Deberían haberse mezclado con los rehenes mientras ocultan sus poderes mágicos.

«Creo que ya lo sabes, pero la seguridad de los rehenes viene primero. No se excedan.»

Agradeciendo el consejo de Kurono, Ikki apago el datapad para asegurarse que no haga ningún sonido.

– Okey, vamos a movernos.

– Déjamelo a mí.

Arisuin apretó la mano extendida de Ikki, e inmediatamente se sumergieron en sus sombras. Conectando las sombras una con otra como un canal, La caminata sombría solo podía ser manipulada por Arisuin, el usuario del Darkness Hermit, entonces Ikki contuvo el aire y nadó a través como lo hizo Arisuin.

– Llegamos.

Después de nadar en la obscuridad por un corto tiempo, llegaron a un lugar con vista al patio de comidas, la sombra de una columna en el patio interior del tercer piso que daba una vista del área entera. Dejando a la Caminata sombría y reconociendo, Ikki y Arisuin confirmaron la información de Kurono. Los rehenes fueron reunidos abajo, rodeados por diez personas usando uniformes negros de combate.

– Ikki, mira ahí.

En la dirección que Arisuin estaba apuntando, la figura de Shizuku fue visible entre los rehenes.

– Pero no veo a Stella-chan.

– …No, mira ahí está atrás de Shizuku, la de sombrero largo. Es famosa como caballero así que está ocultándose a sí misma.

– Ahora que lo mencionas, apareció en los periódicos, ¿verdad? Pero la situación no es demasiado buena.

– Si, la distancia entre los rehenes y los criminales es demasiada corta. Si la rompemos precipitadamente, los rehenes definitivamente van a salir heridos. Y además, el número de las tropas de la Rebelión no se suman.

– ¿Quizás están actuando en escuadrones? Ahora no tenemos otra elección que esperar.

Incluso si la Rebelión está actuando en escuadrones, la proporción de los rehenes para las tropas de la Rebelión era un poco demasiada alta, lo cual sería un problema para las tropas si los rehenes tratan de escapar. Podría haber oportunidades usando ese descuido, así que decidieron permanecer quietos y vigilando por el momento… pero la situación cambió a una forma que no podían haberse imaginado.

«¡No molestes a mi mamá…!»

De repente, un niño de más o menos de la edad de un alumno de un jardín de infantes se apresuró hacia el soldado armado de la Rebelión.

¡Oh no!

Esto era malo, pero ellos no estaban en posición de detener al niño, quien gritó y arrojó el helado que sostenía al hombre, salpicando al hombre. Eso posiblemente no podía hacer caer al hombre, pero era más que suficiente para provocar al enemigo.

«Tú, mocosooo»

El soldado se desato en ira y pateó al niño… quien no era lo suficientemente alto para alcanzar su cintura… en la cara sin dudar.

«¡Ahh, Shinji!»

Una mujer en sus veintitantos, probablemente era la madre del niño, salió del círculo de rehenes. Su abdomen era largo, pero se movía tan rápidamente que no creería que estuviera embarazada y desesperadamente se movió entre el niño y el soldado.

«¡Fuera de mi camino, mujer! ¡No te entrometas!»

«¡Lo siento, lo siento, es solo un niño! ¡Por favor discúlpenos!»

Otro soldado de la Rebelión miró hacia todo el alboroto.

«Oye, ¿Qué diablos estás haciendo?»

«¡Este maldito mocoso puso helado en mi ropa! ¡Voy a matarlo!»

«¿¡Que es lo que te pasa!? ¿Cuantas veces te he dicho que no toques a los rehenes, maldita sea? Puedes morirte, pero si haces enojar a Bischof-san no parara hasta que mate a una docena de personas. ¡No nos metas en tu problema!»

«¡Cállate! ¡Hay muchos de ellos así que no importara si disparamos a uno o dos!»

Después de eso, el soldado volteó y apuntó la boca de su rifle hacia el niño.

«¡No, por favor! ¡Perdónanos!»

«¿Ustedes que pueden ser los cerdos en nuestra utopía, que están ensuciando a un ciudadano honorario como yo? ¡Van a pagar eso con sus vidas!»

Él puso su dedo en el gatillo sin dudarlo, y una bala dirigida salió. Para bloquearla, la mujer embarazada cubrió a su hijo con su espalda. Que inútil. La bala penetraría el cuerpo de la mujer y también golpearía al niño detrás de ella.

Pero la bala nunca alcanzo a la madre… porque las llamas de Stella quemaron incluso las partículas de polvo que salieron de la boca del rifle.