Bluesteel Blasphemer (NL)

Volumen 1

Capitulo 1: Un Animal Sagrado

Parte 1

La lluvia era incesante. El cielo nublado llegaba tan lejos como el ojo podía ver, casi como si el cielo de todo el mundo estuviera cubierto de nubes de lluvia. Las incesantes gotas de lluvia enlodaban el suelo y lentamente robaban, a los que viajaban sobre él, su calor corporal. Ni siquiera un impermeable era de ayuda. Se sentía como si el aire frío empapara lentamente su cuerpo.

Yukinari no podía imaginar nada más irritante.

“Tal vez esto fue una mala idea.” Miró a su alrededor. Rodeándolo estaba un bosque de montaña.

No había parecido una mala idea pasar por aquí al principio: la pendiente no era particularmente pronunciada y había filas e hileras de árboles que parecían ser de alguna utilidad para refugiarse de la lluvia. Sin embargo, en este casi diluvio, esto era como tratar de tapar las fugas en un colador; no sólo eso, sino que era fácil tropezar con el moho húmedo y fangoso de las hojas, haciendo que caminar fuera inmensamente difícil.

“Esto es… deprimente…” murmuró la joven que caminaba junto a Yukinari. Tenía un rostro encantador, pero en general parecía un poco flojo, casi como si acabara de salir de la cama y todavía estuviera medio dormida. Si uno fuera generoso, lo llamarían un rostro que irradiaba una belleza natural. Menos generosamente, dirían que cuando se comparan con los rostros de otros, el suyo parecía como si le faltara algo. O más bien, que era imposible evitar la impresión de que se parecía a una muñeca, una impresión que sólo se veía reforzada por su pelo corto y plateado y sus grandes gafas.

Mientras caminaba, la chica se quitó las gafas y procedió a limpiarlas con un paño que había sacado de su bolsillo. Sin embargo, quizás porque había repetido esto un poco demasiado a menudo, el paño también estaba mojado e incluso después de un lavado a fondo, todavía quedaban pequeñas gotas de agua en las lentes. Esta lluvia interminable debe haber sido aún más miserable para ella que para una persona sin gafas.

Yukinari se giró para mirarla y llamó su atención. “¡Oye! No hagas eso mientras caminas…”

*Splat*. La chica tropezó y su pequeño cuerpo cayó al suelo con fuerza, salpicando barro por todas partes.

“Ugh. ¿Qué te dije?” Yukinari dijo. Suspirando, se detuvo junto a ella y le ofreció su mano. “¿Estás bien, Dasa?”

“Ewww… Estoy toda… mojada” murmuró Dasa, despegándose del suelo. Puso sus gafas en su bolsillo interior, se aferró al brazo de Yukinari, y se levantó. Ni siquiera podía ver claramente sus pies sin las gafas y su visión sería peor aún con una lluvia como ésta. Habían llegado tan lejos porque ella misma había insistido en que podía manejarlo, pero probablemente había sido demasiado para ella después de todo.

“Ugh…” Yukinari ayudó a la Dasa cubierta de barro a ponerse de pie y luego se agachó delante de ella. Aunque llevaba un abrigo, tropezar y caer había resultado inevitablemente en que las capas debajo de él también se mojaran. Ella se pondría cada vez más fría si se quedaba así. “Probablemente te resfriarás. Será mejor que encontremos un lugar para refugiarnos de la lluvia y secar tu ropa.”

“¿Por…esta zona?”

Como se mencionó anteriormente, para bien o para mal, esta era una montaña de suave pendiente. Aunque había muchos árboles, no había señales de cuevas o plataformas de roca que pudieran servir de techo.

“Tiene que haber algún lugar, la base de un gran árbol o algo así… ¿pido demasiado?” Yukinari miró a su alrededor, pero no pudo ver nada de eso.

Quizás deberían haberse quedado un poco más en el pueblo anterior. Había la posibilidad de que ‘dejaran un rastro’ si se quedaban en el mismo lugar durante mucho tiempo, así que habían decidido deliberadamente partir después de haber hecho unos modestos preparativos. Puede que fuera la decisión correcta para Yukinari, pero quizás no para Dasa: ahora que esto había sucedido, su bienestar físico estaba en riesgo. Por supuesto, lamentarlo ahora no cambiaría nada.

“Dasa. ¿Puedes caminar?” preguntó Yukinari ofreciéndole su mano.

“Creo que estoy… bien.” dijo ella agarrándose al brazo de Yukinari una vez más.

“Lo siento… Yuki.”

“Está bien. No te preocupes.” Yukinari dejó escapar un solo suspiro y comenzó a caminar con Dasa de nuevo.

La lluvia no mostró signos de detenerse.

***

Friedland era un pequeño pueblo en las montañas. Estaba situada en una especie de valle entre regiones montañosas al este y al oeste, y se veía directamente afectada por el inconstante clima de las montañas. Por supuesto, eso la convertía en un lugar que recibía las bendiciones de la naturaleza en abundancia, pero, por otra parte, sólo había una cantidad limitada de tierra allí que era adecuada para el cultivo. Y debido a que el área no ofrecía nada único, el pueblo no era financieramente estable, ni podía llamarse próspero.

Sin embargo, incluso en tales lugares, los seres humanos tienen que hacer lo necesario para sobrevivir. Muy pocas personas fueron capaces de dejar la tierra donde nacieron, y esto no era cierto sólo para los residentes de Friedland. La influencia del estado, destinada a mantener el orden en todo el país, tuvo dificultades para extenderse a regiones periféricas como esta. La gente siempre se tomaba la vida en sus manos cuando viajaba y una vez que se encontraba a una cierta distancia de cualquier ciudad o pueblo, no había escasez de amenazas: no sólo estaban los anarquistas, por supuesto, como bandidos y ladrones nocturnos, sino también animales feroces, semidioses y xenobestias.

“Oye. Mira eso.”

Bajando por el camino principal que pasaba por el centro de Friedland y que llevaba a las calles de las afueras de la ciudad, había una multitud de docenas de personas y una única carroza del santuario. La gente de la procesión llevaba largas túnicas teñidas de añil y todos sostenían palos con campanas en sus manos. Cada vez que daban un paso, sonaba el claro y monótono sonido de las muchas campanas y eran arrastrados por el barro que salpicaba las grandes ruedas de la carroza que arrancaban el suelo.

Era una procesión ritual. Este evento, que se celebraba una vez cada tres años, era ya conocido por muchos habitantes de esta ciudad. La vista de una chica sentada en la carroza con la cabeza hacia abajo también era algo que la gente conocía bien. La fina ropa que llevaba era más bien una prenda interior y los pocos trozos de tela que la construían eran tan finos que su piel era visible a través de ellos. Esta ropa era algo creado especialmente para este ritual cada vez que se presentaba, y dependiendo de su perspectiva, se podría haber llamado increíblemente erótica.

La multitud de gente que estaba de pie y observando la procesión ritual intercambiaban murmullos. “La doncella del santuario de este año es muy joven.” Susurró alguien. No había emoción en sus palabras; en lugar de la exaltación de los asistentes al festival, sus voces llevaban un tono triste que evocaba un sentimiento de resignación.

“Ella no tiene mala apariencia. Es un desperdicio criminal, lo es.”

“Era una huérfana criada específicamente para este día. ¿Qué puedes hacer?”

“Mira todo el bien que ha hecho. Toda esta lluvia y no ha habido inundaciones de ríos ni deslizamientos de tierra…”

Los susurros continuaron mientras veían a la procesión alejarse a la distancia. Sus miradas, dirigidas a la chica sentada en la carroza, se parecían mucho a las de la gente que veía un cortejo fúnebre.

Revisado por MaxWell