Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 3

Capítulo 5: El Hechicero Y El Berserker

Parte 2

Water Mirror permite a su usuario robar el poder de otro, convirtiéndolo en la más peligrosa y aborrecible de las energías astrales.

Salinger podía transferir el 50 por ciento del poder astral de otra persona a sí mismo manteniendo sus crestas.

—Un malentendido. Estás delirando. ¿Crees que eso es robar? ¡Ja! Sólo alguien sin conocimiento del poder astral diría eso —En el segundo piso de la torre de la prisión de Orelgan, con la pared exterior hasta la planta baja debajo de él, el cautivador hombre de pelo blanco hizo una audaz declaración—. Este poder me permite dividir el poder astral por la mitad.

—…¡Tonterías! —Rin le gritó desde el suelo—. Estás cambiando la verdad. Reduces el poder de los magos a la mitad. ¿Qué te hace diferente de un ladrón común?

—Hay cosas que puedo hacer específicamente con media potencia. Eso es lo que estoy diciendo —Dos luces diferentes parpadeaban de las manos del hechicero: roja de su mano derecha y azul de la izquierda—. Sublimate. Arruina y levántate.

—…Ugh. ¡Imposible! —Rin no tenía palabras. Los dos colores indicaban que estaba controlando dos poderes al mismo tiempo.

Aparte de la Fundadora Nebulis, nadie podía usar dos poderes a la vez.

—Fuego y agua. Tierra y viento. Yin y yang- —Como si estuviera haciendo un hechizo, sus palabras se mezclaban con el viento—. Dos opuestos se elevan a una dimensión superior para unificarse: un refinamiento que ningún poder astral solo puede alcanzar. Compruébalo tú misma.

Usando dos poderes a la mitad de su fuerza al mismo tiempo, podía unificar los componentes incompletos en uno.

Esa era la esencia de Water Mirror.

—Y esta es la voluntad del planeta.

Era el santuario del fuego y el agua, un Gradual entre las estrellas:

—Un fuego marcó el comienzo de la humanidad. Se eleva más allá de las orillas del río congelado.

Salinger llamó a un témpano de hielo acompañado de un fuego infernal abrasador.

Iska había visto antes ambos ataques astrales, excepto… que las “llamas” que caían del cielo se habían congelado, volviéndolas de un azul brillante.

Era fuego congelado, un calor frío abrasador.

La mente de Iska se detuvo mientras trataba de procesar esta incomprensible situación que parecía desafiar las leyes de la física. ¿Podría este fenómeno que superaba la comprensión humana ser cortado por una espada?

…no sé qué clase de poder es éste, pero si llega al suelo, será un desastre. Eso lo sé con seguridad.

—¡Aléjate, Rin!

Pateó la torre de la prisión, girando en el aire. Con un triple salto, Iska ganó suficiente impulso para pasar el segundo piso, corriendo hacia el santuario de fuego y agua.

Iska bajó su espada contra el fuego congelado.

—¡Jaa!

La pared de hielo exterior que rodeaba las llamas se rompió en pedazos, revelando la brillante fuente del fuego que se encendió abruptamente, irradiando como un rayo de luz solar pura.

—¡Uf! Así que este hielo es como un ataúd que sella la llama…

—Parece que has destruido su equilibrio —Mientras manipulaba dos poderes a la vez, Salinger pronunció su victoria—. Ese fue tu error. Desaparece.

Literalmente, Iska había roto el equilibrio entre los dos poderes, interrumpiendo su armonía. El poder del fuego restante se expandió incontrolablemente, inevitablemente surgiendo en una explosión.

—¡¿Iskaaaaaa?! —Rin gritó. Ella observó todo mientras el espadachín desaparecía en la explosión, incapaz de hacer nada.

Como si fuera el mayor espectáculo de fuegos artificiales de todos los tiempos, la bola de fuego roja estalló, liberando mil, decenas de miles de brasas encendidas que se extendieron por el cielo nocturno.

—…..Salinger… ¡¿Dices que esta es la razón por la que reuniste todos esos poderes astrales?!

—Esta no fue mi razón. Esto fue sólo un pequeño y feliz accidente.

—¿Eh?

—Esto es lo que he logrado hasta ahora, pero no es el destino —Sólo se podía oír la voz del hombre dentro de la cortina de las brasas—. Esta es la verdadera naturaleza de Water Mirror. Puedo combinar dos grandes poderes y llevarlos a un plano todavía más alto. Pero esto sigue siendo sólo la segunda etapa.

—…¿estás diciendo que no has robado lo suficiente todavía? ¡¿Cuántos poderes vas a robar y saquear?!

—No lo entiendes, ¿verdad? —La expresión del hechicero mostraba su total desprecio por Rin—. Combinar y mezclar los poderes astrales es un trabajo adecuado para un mago. Mi objetivo es un nivel de existencia que va más allá de eso. En otras palabras, es… La tercera etapa. La unificación de los humanos y el poder astral.

—…¿Qué… estás diciendo? —Se necesitó todo lo que Rin tenía para decir eso. Su garganta estaba seca por el fuego, hasta el punto de que incluso hablar era agonizantemente doloroso—. ¿Unir a los humanos y el poder astral…?

—Como la Fundadora Nebulis.

—…¡¿Dices que eso le pasó a la Venerable Fundadora?!

—En este planeta, sólo ha habido dos personas que han podido alcanzar ese estado por su propio poder. Ambos son verdaderos monstruos. Sin embargo, inevitablemente seré igual algún día. Seguiré sus pasos.

Rin lo entendió.

Entendió por qué se llamaba a sí mismo el Trascendental.

No era orgullo o arrogancia. Quería superar completamente a los magos astrales. Y ciertamente tenía el poder y la mentalidad para hacer una declaración tan grandiosa.

—…Entonces realmente no puedo dejarte salir de este lugar, Salinger — Rin sacó dagas de detrás de ella.

Este hombre es peligroso. Ya había amenazado al palacio real una vez antes. No había duda de que trataría de derrocar la Soberanía, lo cual era un peligro que no podía pasar por alto como ciudadana que buscaba la paz.

—¿Aún no has perdido tu voluntad de luchar? Acabas de ver a ese espadachín encontrarse con su fin.

—¿Su fin? ¿Crees que eso fue un final? —Con su pelo castaño alborotado, la bruja resopló—. ¡Jaja! Por fin. Esta vez me toca a mí reírme de ti.

—¿…?

—No sabes nada sobre Iska —Con el dorso de su mano, se limpió la sangre que aún brotaba de su boca, apuntando con las puntas de sus dagas al hechicero, cuyo rostro se contorsionaba de forma dubitativa—. Ese espadachín imperial es el único rival que mi señora Aliceliese ha reconocido. Y lo más importante, es el hombre que repelió a la muy Venerada Fundadora a la que te atreviste a llamar monstruo.

—¿Qué? —Salinger frunció el ceño.

Para alguien que no sabía nada de la lucha mortal que había tenido lugar en la ciudad neutral de Ain, Rin debe haber sonado como si estuviera recordando un sueño febril.

—¿Repelió a la Fundadora? De todas las cosas que podrías proclamar.

¿Es una broma?

—No hay manera de que Iska esté acabado después de tu mísero ataque. Me alegro de haber ganado algo de tiempo siguiendo tu estúpido discurso.

—…Suficiente. Estoy harto de tu cara. Lárgate —Invocó el santuario de la llama y el agua, la culminación de la búsqueda de poder de Salinger…

—¿Dónde crees que estás mirando, hechicero?

De la columna ardiente que engulló la torre de la prisión salió un espadachín en una lluvia de resplandecientes brasas.

—¡¿Imposible?! —Salinger gritó con voz tensa.

Estaba seguro de que su carta de triunfo eliminaría a ese muchacho, lo que podría haber sucedido cuando el espadachín atravesó el hielo y desató un torrente explosivo de fuego ardiente. Tenía suficiente poder para herir incluso a los dragones que vivían en las fronteras inexploradas del planeta, por lo que el hechicero sintió un escalofrío a lo largo de su columna vertebral por primera vez en su vida.

—¡¿Qué… qué hiciste, espadachín?! —Salinger saltó del segundo piso al cuarto, usando el poder del viento astral para elevarse al cielo. En su persecución, Iska saltó desde el techo del segundo piso al tercero—. ¡Esa fue una de mis creaciones más fuertes! ¡No es algo que un mortal pueda soportar!

—…Estas dos espadas astrales forman una sola.

Mientras el hechicero saltaba al piso más alto de la torre, Iska saltó más allá del tercero.

—La espada astral de acero negro puede cortar cualquier ataque astral, y la blanca puede invocar el poder de la última cosa cortada.

—¿Eh…? No podrías haberlo hecho.

—Corté la pared exterior, el hielo que estaba sellando el fuego. Luego llamé a ese hielo de vuelta —Las heridas en el cuerpo de Iska no fueron por quemaduras sino por congelación, lo que podría significar sólo una cosa…

—¡¿Dices que pusiste el hielo que invocaste en tu propio cuerpo?!

Con algo de rapidez mental, Iska se fabricó una especie de armadura de hielo para protegerse de la explosión de fuego. Sin embargo, lo que realmente hizo que Salinger abriera los ojos con incredulidad fue la imprudente idea de que Iska tenía que ponerse el hielo astral.

—Ridículo. ¡Eso habría congelado todo su cuerpo! ¡Aunque te hubieras protegido del fuego, deberías haber terminado como una escultura de hielo y asfixiarte!

—Así es. Por eso llevó un tiempo fundirlo.

—……¿Eh?

Esta vez Salinger se quedó sin palabras. ¿Qué hizo Iska? Después de congelar su cuerpo para protegerse de la explosión de fuego, ¿cómo se reanimó? Fue entonces cuando Salinger el Trascendental se dio cuenta de algo: Tenía que ser el fuego que engullía la torre de la prisión, ardiendo lo suficiente para alcanzar el techo del segundo piso. Esos incendios fueron iniciados con dispositivos incendiarios que el ejército imperial había desplegado. No se apagarían simplemente porque hubiera pasado un tiempo.

—¡¿Así que saltaste al fuego?!

Para protegerse del fuego astral, se congeló usando el hielo astral. Para derretir ese hielo, se había lanzado al fuego salvaje que el Imperio creó.

Si no se hubiera reanimado lo suficientemente rápido, se habría congelado hasta la muerte. Pero incluso si hubiera logrado descongelarse, si se hubiera retrasado unos momentos en su escape del fuego, se habría quemado hasta morir.

—Estás loco. ¿Dices que pensaste esa tontería en el momento, sin dudarlo?

—No tenía motivos para dudar.

—¡¿-NGH?!

El hechicero se tambaleó ante la abrumadora presencia del espadachín. Salinger nunca había visto un enemigo tan extraño como este. Se estremeció con un miedo sin precedentes. Ni siquiera durante la batalla en el palacio real hace treinta años se sintió así, ni siquiera cuando se enfrentó a la Reina Nebulis

VII. Y aun así, encontró a este espadachín profundamente perturbador.

—¡¿Dices que… rompiste mi técnica secreta con esa idiotez?!

—Donde hay una promesa.

Estos fueron los términos de su intercambio con la princesa de Nebulis: Había aceptado la llave escondida en el pañuelo, que lo unía en una promesa con su rival, Alice.

…¿Cómo podría… darle la espalda a nuestra promesa?

Iska no podía permitirse llegar a su límite antes de arreglar las cosas con la Bruja de la Calamidad Helada.

—¿Una promesa? ¡Qué cosa tan estúpida dices! —Salinger aulló, un ovillo de rabia y miedo—. ¡Tú, repulsivo berserker! ¡No te atrevas a pensar que puedes usar ese truco por segunda vez!

El hechicero estaba decidido a no permitirle realizar la misma táctica dos veces y vivir para contarlo. Salinger luchó contra las rugientes llamas de su corazón, manteniendo su mente fría.

La fuerza de Salinger no residía en su poder astral. Su naturaleza audaz pero cautelosa eran las dos partes de su carácter que definían su verdadero valor.

—Esta es una técnica secreta derivada de la línea de sangre de la Fundadora. ¡Enorgullécete de haberla visto!

Esta vez, fue el santuario del viento y el relámpago. La luz astral disparada por la mano derecha levantada de Salinger fue atraída por una nube que se arremolinaba en la oscuridad de la noche.

—Aire y relámpagos. ¡Bailen! ¡Enloquezcan!

La atmósfera se deformó cuando una tormenta de arena se tragó la torre de la prisión y comenzó a volar todo en el área. La pared exterior de la torre se desprendió y se estrelló contra el suelo, extinguiendo las llamas en las inmediaciones. Envolvió a Iska y Rin antes de que pudieran pestañear.

—¡Una tormenta de arena!

No estaban amenazados por el viento en sí: La furiosa tormenta comenzó a golpear y arrojar piedras al aire, pequeñas piedras del tamaño de la punta del dedo meñique de una persona. Una vez levantados por un viento a esta velocidad, esos diminutos fragmentos golpean con la fuerza de una bala, transformando la tormenta en una ametralladora impulsada por el viento.

Sin embargo, no le dieron a Iska.

—…Tierra, ¡reúnete! —El suelo se elevó, agrupándose en un gólem humanoide que actuó como un escudo protector para Iska contra los guijarros.

—¿Rin?

—…no te preocupes por mí. ¡Sólo destrúyelo! —Rin sólo tenía un pequeño escudo de tierra en su propia mano. Ella había alcanzado los límites de su poder astral. La bruja no había podido recuperarse del ataque anterior, eligiendo formar un solo golem para Iska—. El golem no durará mucho tiempo… ¡Adelante!

—¡Sirvienta! Hace tiempo que el telón ha caído sobre tu acto. ¡Eres una molestia para la vista!

Los truenos retumbaron en el ojo de la tormenta y las nubes se separaron en forma de remolinos cuando los rayos cayeron, apuntando directamente al suelo, donde la chica de pelo castaño había caído de rodillas, mucho más allá de su límite físico.

El rayo se dirigió hacia Rin. En ese momento…

…el rayo se congeló por completo. El aire se quedó quieto.

La tormenta se detuvo.

Un escalofrío subártico congeló las heridas en el cuerpo de Rin, una helada que podría incluso detener el propio rayo.

—¿Qué le estás haciendo a mi Rin?

El hielo estaba por todas partes. Con un solo ataque, la maga astral cortó directamente al centro del asunto. Cubierta por el aire frío, la chica caminó tranquilamente hacia Rin, paseando con refinada elegancia.

—¡…Lady Alice!

—Gracias por tu duro trabajo, Rin. Buen trabajo aguantando en su contra

—Alice ni siquiera le dio al hechicero que estaba por encima de ella una mirada pasajera mientras sostenía a Rin en sus brazos.

Le presentó a su oponente muchas oportunidades para atacarla. La princesa de la Soberanía Nebulis estaba tan segura de que el combate estaba resuelto que no veía razón para estar en guardia.

—Iska… —Aferrándose a Rin, la chica de pelo dorado entonó su nombre en voz baja—. Así que realmente respondiste a mi llamada.

Con los ojos clavados en el hechicero en la cima de la torre, Iska pateó el suelo del cuarto piso hacia el corazón de la furiosa tormenta de arena.

Más alto… Más alto. Más alto. Tan alto como los edificios más altos del decimotercer estado.

—Yo gano, hechicero.

—¡No me gruñas, desgraciado! Sólo eres un espadachín común, pensar que puedes estar a mi nivel es un sueño más allá de un sueño. ¡No eres nada para mí!

Rayos de luz saltaron de las manos del hechicero, condensándose en sus palmas para tomar la forma de un par de espadas.

Este era el santuario de la luz y la oscuridad, Gradual entre las estrellas.

—Mi majestad, que su luz interminable someta este abismo.

Luz y sombra.

Una espada irradiaba una luminancia multicolor, mientras que la otra espada era tinta negra, absorbiendo toda la luz. Era imposible imaginar el poder que poseían. La especulación no tenía sentido.

Pero…

—¡Tú pierdes, Salinger!

…al final, no importaba si sus poderes debían ser temidos o no. El portador era un hechicero.

Aunque había dominado el uso de los poderes astrales, no era un espadachín. Y por eso…

…las espadas astrales de Iska atravesaron las del hechicero.

***

El hechicero se derrumbó después de ser golpeado.

En la cima de la torre de la prisión de Orelgan, el criminal que intentó superar a la realeza fue golpeado en su brazo.

—…Ja. Ja. ¡Ja, ja, ja, ja, ja! —rugió encantado.

—¿Salinger?

—¿No es divertido? Justo cuando alcanzo mi pico como mago astral, el planeta lanza un enemigo problemático en mi dirección. ¡Una prueba! ¡Mi prueba! —Salinger se desplomó desde el quinto piso de la torre. Aunque caía de espaldas a la tierra, su expresión era de exaltación—. Escúchame.

¡Nada puede contenerme!

Su declaración resonó como una maldición.

El hechicero trascendental cayó de cabeza por la torre de la prisión hasta los terrenos de abajo.

***

El día había comenzado en Alcatroz.

Cuando la noche retiró la oscura pantalla que colgaba sobre la ciudad, quedó claro que la torre de la prisión se había reducido a una cáscara quemada: El suelo estaba carbonizado, el piso quemado por las bombas incendiarias y el fuego astral, el hollín negro todavía se elevaba en la zona.

—Lady Alice, hemos terminado de revisar a los prisioneros. Nadie ha visto a ningún fugitivo.

—Ya veo. Eso es bueno —Alice rodeó lentamente el terreno. Echó un vistazo a la pared exterior de la torre que había sido ligeramente licuada y se giró hacia la asistente que estaba a su lado—. Rin, ¿qué hay de tus heridas?

—No me molestan.

—¿En serio? Entonces, ¿este raspón de aquí también está bien?

—¡Yow! Lady Alice, ¡¿por qué hace eso?!

—Porque te estás haciendo la dura —Alice estaba medio preocupada y medio bromeando. Se echó a reír—. Sólo somos tú y yo. Sé sincera.

—No duele.

—……

—¡Sólo bromeo! ¡Bromeaba! ¡Realmente duele! Por favor, ¡no me sonría mientras me pincha las heridas! —La chica envuelta en vendas se escabulló lejos—. M-más importante, Lady Alice, sobre ese hechicero…

—Pensaré en un lugar para retenerlo. Necesitamos mantenerlo en un lugar mejor construido.

—No, lo que me gustaría decirle es… Ejem —Rin tosió—. Acaba de llegar un mensaje de la Soberanía. La reina le ha alabado por detener la fuga de Salinger en un momento crítico.

—Bien. Creo que mi madre debe sentirse aliviada.

El hechicero trascendental.

Alice no luchó contra él directamente. Ahora que había escuchado la historia de Rin y visto sus heridas, no era extraño escuchar que la reina estuviera aliviada.

… Pero quien lo derribó no fue Rin o yo.

…Si le dijera a mi madre que fue un espadachín imperial, me pregunto qué tipo de expresión haría.

Él ya no estaba allí.

Justo en este momento, debe estar acercándose a la frontera.

—Cumplí mi promesa. Ahora estamos bien, ¿verdad?

Fue justo antes del amanecer. Él dijo eso en este punto exacto antes de que se separaran.

La promesa era que ayudaría a capturar a Salinger a cambio de quitarle las esposas. Sin embargo, Alice no había dicho nada sobre eso. Ella dudó en decir algo y, al final, nunca lo mencionó en absoluto.

Pero se había dado cuenta.

…Iska podría haber huido inmediatamente después de quitarse las esposas.

…pero vino aquí.

Él luchó en su lugar e incluso salvó la vida de Rin. Con sólo pensarlo, ella podía sentir que su expresión comenzaba a suavizarse. Sentía que quería saltar de alegría justo donde estaba parada.

Ahhh. Esto es malo.

Alice ni siquiera entendía lo que estaba mal, pero sin embargo se sentía así.

—…No, ¡pero tampoco es eso!

—¿Lady Alice?

—Casi iba a darle las gracias, pero eso no hubiera sido correcto. ¡Porque todo lo que pasó fue según nuestro acuerdo! Era apropiado que Iska acudiera. ¡Así es como debería verlo!

Su intuición no se había equivocado. Es su archienemigo.

Por eso no le dijo a nadie de la soberanía sobre él.

El espadachín imperial es mío y sólo mío.

…Sí, así es.

…Así es como es cuando se trata de Iska. No le daré las gracias.

Iska es un viejo enemigo al que la Princesa Aliceliese dedicaría su ser y su voluntad para luchar contra él.

Era natural que las cosas resultaran así.

—Esto es algo bueno, Rin. No hay ninguna razón para  que  le agradezcamos.

—¡Cierto!

—Lo que deberíamos hacer es volver a la Soberanía. Vámonos a casa. Hay un montón de cosas que tenemos que informar a mi madre.

El informe lo mantendría a él en secreto, por supuesto.

Con esta promesa en mente, Alice comenzó a caminar con su asistente.