Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 3

Capítulo 4: Salinger, El Hechicero Trascendental

Parte 5

Un poco antes…

En el corazón del decimotercer estado, Alcatroz.

—…Rin, trata de ser lo más rápida posible.

Un pequeño coche circulaba por las calles. Mientras veía pasar los edificios, Alice murmuró:

—Será un asunto serio si ese hechicero causa estragos en este lugar.

—Sí. Pero los residentes que están fuera deben refugiarse dentro de los edificios. Sería increíblemente peligroso encontrarse con un preso que ha escapado.

Aunque el Imperio temía indiscriminadamente a los magos astrales como monstruos, la realidad es que solo un puñado poseía poderes astrales notablemente fuertes. La mayoría eran capaces de crear una pequeña brisa en el mejor de los casos. Aunque a esto se le llamaba el Paraíso de las Brujas, la mayoría de sus residentes estaban lejos de ser peligrosos o aterradores. Por otro lado, los internos de las torres de la prisión se mantenían allí porque cometieron crímenes con su gran poder astral.

—Esta es la peor de las situaciones en las que un preso se escapa. Este momento quedará como una marca negra en la historia de la Soberanía — dijo Rin.

—No, no pasará —respondió Alice en tono duro—. Saldré y me enfrentaré a él. Sólo necesito encerrar al recluso de nuevo en una celda. Eso será el final de todo esto.

—Y yo estaré allí para ayudar. Si el hechicero se esconde, imagino que será difícil perseguirlo. Estoy segura de que aparecerá de nuevo en el palacio real.

—Sí. Es por eso que tenemos que darnos prisa, Rin.

El coche se aceleró, superando con creces el límite de velocidad.

…me enfrento al hechicero Salinger.

…el hombre que atacó el palacio real y llegó a la reina.

Un terrible criminal que se había vuelto contra la anterior gobernante.

Por lo que Alice sabía, no tenía precedentes en toda la historia de la Soberanía que alguien fuera del palacio real alcanzara a la reina. Uno de los  pocos elegidos que constituía una excepción a eso era Salinger.

Naturalmente, Rin y Alice habían sido informadas sobre sus habilidades.

—Mi madre me habló de ello. Hace treinta años, asaltó el palacio real, buscando el poder astral de Nebulis VII.

—Sí, y la que lo detuvo no fue otra que nuestra actual reina.

La entonces reina, Nebulis VII, y la actual reina, Nebulis IIX, hicieron su jugada. Por supuesto, fueron extremadamente cautelosas con el hombre que representaba una amenaza tan grave para su poder.

—Lady Alice, por favor tenga cuidado.

—No hay necesidad de preocuparse —respondió Alice con una sonrisa tranquila—. Si es una batalla frontal, no perderé. Mi madre y su predecesora ya lo vencieron una vez en el pasado. Me pregunto cómo será.

Si eso fuera suficiente para detenerlo… entonces definitivamente no perdería.

Después de todo, el poder máximo de la Bruja de la Calamidad Helada, Aliceliese Lou Nebulis IX, ya había superado al de la actual reina. Sabía que decir eso sería percibido por los demás como un desaire a su madre, la reina. Por lo que Alice nunca haría esa afirmación ella misma, aunque sería una historia diferente si la actual Nebulis IIX lo declarara como verdad.

…Sí, es cierto. No temeré a Salinger el Trascendental.

…no tengo miedo de luchar contra él. Tengo miedo de que escape al final de la batalla.

Estaba segura de sí misma. Dada la oportunidad, ese hombre inevitablemente atacaría de nuevo el palacio real de la Soberanía. Eso significaba que había peligro de que atacara a su madre posteriormente.

—Puedo verlo, Lady Alice.

—Sí, ya casi es el momento —Alice levantó la cara, escuchando la voz desde el asiento del conductor.

Crack. En ese momento, el cristal reforzado del coche se estrelló delante de sus ojos, creando una depresión de media pulgada.

—¿Una bala? ¡¿Es un disparo imperial?!

—¿Qué dijiste…?

—¡Lady Alice, bájese!

De repente, estaban girando por todas partes. Rin agarró el volante, cambiando su curso.

—Están apuntando a este coche. ¡Tenemos que salir!

—¡Ya lo sé!

Rin escapó por la puerta derecha del asiento del conductor, mientras que Alice saltó por la puerta izquierda del asiento trasero.

La valla de hierro fue volada por la fuerza.

La puerta retorcida no conservaba ningún aspecto de su forma original. Y luego hubo una furiosa tormenta de fuego.

Las llamas golpearon la hierba, sin señales de apagarse mientras Alice las miraba.

…Esta no es una llama astral. Pero si no es un fuego normal, ¿podría deberse a un explosivo incendiario?

…¡¿Es este el trabajo de los militares imperiales?!

El momento fue demasiado oportuno.

No podía imaginar que el escape del hechicero Salinger no estuviera relacionado.

—Pero, ¿por qué el Imperio está haciendo esto? Salinger es un traidor a nuestro país. El Imperio no debería saber nada de él…

Su visión estaba nublada por las llamas y el humo negro.

Debido al denso humo y la neblina, la visibilidad era escasa. Rin estaba a su lado, pero seguramente desaparecería de la vista si se alejaran unos pasos.

¿Qué hay de la torre de la prisión?

La estructura principal estaba totalmente obstruida por una pared de llamas y humo y no sabía qué había sido de ella.

Pero el asunto más preocupante fue el caos que se produjo a continuación. La gente que corría, pasando ante los ojos de Alice, gritaba sobre algo…

—Llamando a la sala de administración de la prisión… ¡La celda del undécimo piso subterráneo fue destruida! El hechicero Salinger fue visto escapando.

—¿A quién le importa? ¡¿Dónde están los bomberos?!

—¡No te quedes aquí! ¡Aléjate, rápido! ¡Hay fuerzas imperiales aquí!

—Es posible que los otros prisioneros hayan escapado también. Hubo informes de una batalla a pequeña escala que estalló en el segundo y tercer piso subterráneo y…

La cadena de mando está desordenada.

Es probable que ninguna de las personas corriendo por ahí entendiera la situación en su totalidad. Cada grupo disperso ni siquiera era capaz de coordinarse entre sí, y todos estaban descoordinados.

No, están divididos.

—…Nos han engañado —Rin cerró su mano en un puño—. Parece que esto no fue sólo por la fuga de Salinger. Para que ocurra tanto desorden al mismo tiempo…

Uno, Salinger desapareció repentinamente de su celda de aislamiento subterránea.

Dos, las unidades imperiales se infiltraron repentinamente en el estado.

Tres, existía la posibilidad de que otros prisioneros aparte de Salinger hubieran escapado de la prisión subterránea.

Cuatro, los comandantes locales perdieron completamente el control de la situación.

Debido a que todo esto ocurrió al mismo tiempo, la Soberanía no había sido capaz de mantener el orden.

…Si las cosas siguen así, perderemos a Salinger.

…No es sólo eso. No podremos detener el gran número de fugitivos o detener el ataque del Imperio.

¿Están invadiendo Alcatroz?

No, el Imperio está tras el estado central de la Soberanía Nebulis. Probablemente hicieron que la soberanía dirigiera su atención a este lugar, con la intención de infiltrarse en el palacio mientras el caos desviaba la atención de todos.

Si Alice estuviera en bando contrario, habría urdido el mismo plan.

No se trataba sólo de extinguir el fuego de la prisión. Si no conseguía controlar la situación, existía la posibilidad de que este caos se extendiera a toda la Soberanía.

…Si eso sucede, el pueblo perderá la confianza en mi madre.

…Eso es exactamente lo que el Imperio busca.

Esto no terminaría con ella capturando a Salinger. Como princesa de esta nación, necesitaba enfrentarse al desorden que se estaba desarrollando ante sus ojos.

—Bien. Me encargaré de todo. Eso es lo que hace una princesa, ¿verdad?

—se preguntó a sí misma. Levantó su mano derecha antes de hacer una sola declaración—: ¡SILENCIO!

El espacio alrededor de la torre de la prisión de Orelgan se paralizó. Eso no era una metáfora.

Los terrenos de la prisión se enfriaron instantáneamente como si hubieran sido transportados al centro de un glaciar.

Una brisa sopló una ráfaga de nieve, azotándola y haciendo que la hierba bajo los pies se volviera ligeramente blanca. Incluso el furioso fuego perdió algo de su vigor, rechazando el aire frío.

—¡Conozcan su lugar! ¡Todos ustedes aquí saben quién es! —gritó Rin. Todos se detuvieron y se dieron la vuelta.

La fuente del terrible frío… era la princesa de pelo rubio, parada frente al pilar de hielo que se elevaba hacia los cielos. Una mirada, y dudaron de sus ojos.

—¡¿La princesa Aliceliese?!

—¿Por qué está aquí…? N-no, quiero decir… ¡qué honor es ser agraciados con su presencia!

Los escuadrones de supresión se arrodillaron e inclinaron sus cabezas tan rápido como pudieron. Ella respondió con una sonrisa.

—Tomaré el mando en este lugar. Me pregunto si serían tan amables de seguir mi ejemplo.

No había forma de que alguien se opusiera.

Como descendiente de la Fundadora, Aliceliese Lou Nebulis IX, la famosa princesa conocida como la carta del triunfo de la Soberanía contra el ejército Imperial, acababa de decir que tomaría el mando.

Es fuerte, majestuosa y completamente cautivadora. La princesa rebosante de carisma bajó su mano.

—Como la segunda princesa Aliceliese, usaré el derecho de mando absoluto de la reina como su representante. Todas las unidades deben reportarse a mí. ¡Yo encabezaré el camino!

Dio cuatro órdenes.

Que los escuadrones de supresión de la prisión persigan al hechicero Salinger. Que los guardias de la prisión capturaran a los otros fugitivos.

Que el ejército de magos astrales organizara un contraataque contra los infiltrados imperiales.

Que la policía de la ciudad calmara a los aterrorizados ciudadanos. Alice les ordenó a todos.

…Ahora hemos evitado que la confusión se extienda por todo Alcatroz.

…Al mismo tiempo, esta es una espada de doble filo.

Con esto, Alice ya no podía dejar este lugar.

Estaba segura de que Salinger no sería derrotado, incluso con toda la fuerza de los escuadrones de supresión juntos.

—Rin.

—Entiendo —dijo la asistente que la acompañaba.

—No hay tiempo. Sé que será un papel peligroso, pero eres la única que puede hacerlo. Creo que los escuadrones de supresión no podrán detenerlo.

—Como desee. Desde luego —Después de que se inclinó, Rin corrió en dirección a la torre de la prisión.

Alice la vio irse como si estuviese rezando.

—-Gh —Alice apretó silenciosamente los dientes.

Salinger es el que fue expulsado gracias a la cooperación de las anteriores reinas. Es increíblemente peligroso. Es exactamente por eso que ella era la que debería pelear originalmente con él.

…No es que no crea en Rin. Ella es fuerte. 

…Pero aunque confíe en ella para hacer esto, no puedo hacer que estos nervios desaparezcan.

Anteriormente, tuvo un mal presentimiento sobre cómo se desarrollaban los acontecimientos. Este es el escenario exacto que más temía, terminando en una situación en la que no podría moverse libremente, dejando a Rin lidiar con Salinger ella sola.

Eso era exactamente por lo que ella le había pedido ayuda a él.

Si… te pido que me prestes tu fuerza… ¿Responderías a mi petición?

Si tan sólo la ayudara. ¿Cuánta paz mental le habría concedido?

Cuando lo pensó, los labios de Alice continuaron diciendo inconscientemente las palabras incompatibles con su posición de princesa.

…me pregunto si lo entendió mal.

…no  le  pedí  que  me  ayudara  porque  creyera  que  yo  no  podría  ganarle  a Salinger.

No, lo que estaba hecho, estaba hecho.

Ahora todo lo que podía hacer era poner todo su cuerpo y alma en su tarea actual. Le ordenaría a todos tan hábilmente como pudiera y continuaría rezando para que Rin estuviera a salvo.

—¡Rápido! ¡Preparen una línea de emergencia para comunicar la situación al palacio real!

Entre las llamas ardientes, Alice gritó detrás de ellas.

—Hablaré con la reina. ¡Por favor, apúrense!