Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 3

Capítulo 2: Imitación Del Planeta

Parte 2

 

 

En la capital, Yunmelngen, el sector tres caía lentamente bajo un velo oscuro cuando el atardecer llegó al distrito militar.

El sol del atardecer brillaba al acercarse al horizonte.

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No pasaría mucho tiempo antes de que el azul del cielo se cubriera con rayas negras. El brillo de las estrellas ocasionalmente atraía los ojos de la gente hacia arriba.

Esta era la escena más allá de la ventana.

Volviendo al increíblemente grueso  y reforzado  vidrio, Jhin  respiró discretamente.

—Tenían ventaja sobre nosotros. Nadie habría podido hacerlo mejor si fueran atacados en una ciudad neutral.

Un par de espadas estaban colocadas en la mesa de la sala de reuniones.

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Se volteó hacia las espadas astrales blanca y negra. El dueño estaba ausente, probablemente era llevado lejos del Imperio, a lo profundo de la Soberanía en ese mismo momento.

—La ciudad neutral prohíbe las armas de cualquier tipo, así que Iska les permitió tomar sus espadas. Incluso si yo lo hubiera encontrado y hubiera sido atacada por la Bruja de la Calamidad Helada, habría izado la bandera blanca.

—……

—Además, lo envenenaron… ¿Fue mediante una inyección o con una aguja muy pequeña? Lo que me molesta es tratar de averiguar cómo lo hicieron. ¿Cómo pudieron envenenar a Iska en una plaza donde había docenas de personas?

No hubo ni un solo testigo externo.

Si una sola persona lo hubiera visto, todo el ataque habría sido un terrible error. En cualquier caso, si una bruja hubiera enloquecido en la ciudad neutral, le habría dado al Imperio una excusa para difundir esa noticia por todo el mundo.

Las brujas fueron realmente astutas. Si hubieran dado alguna razón para que la liga de ciudades neutrales las viera como una amenaza, la soberanía Nebulis quedaría aislada instantáneamente.

—Debieron estar supremamente confiados. Quiero decir, estaban tratando con Iska. No puedo creer que pensaran que podían salirse con la suya envenenándolo sin enfrentarse a ninguna represalia.

Ni siquiera Jhin podía imaginar que fuera tan simple.

Envenenar a Iska sin que los turistas se dieran cuenta en la plaza. ¿Había una manera de hacer eso?

—Hey, ¿Nene?

—Hmm, yo tampoco puedo pensar en nada —La chica con la cola de caballo se sentó frente a él, se desplomó y se puso boca abajo contra la mesa que estaba entre ellos.

Parecía como si su cerebro hubiera dejado de funcionar por el puro shock de que les  arrebataran a Iska.

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—¿Y si había veneno en su bebida? Nadie se habría dado cuenta si sólo estaba bebiendo algo.

—Como si hiciera eso. Aunque alguien de la Soberanía le entregara una bebida, obviamente la devolvería… Bueno, como sea. No nos servirá de nada seguir especulando sobre ello  —Miró  a su capitana, que estaba sentada con su cara parcialmente alejada de ellos—. El decimotercer estado de la soberanía Nebulis, Alcatroz. ¿Está segura de eso?

—…S-sí.

—Entonces ahí es donde Iska fue llevado. No sabemos por qué la Bruja de la Calamidad Helada dejó escapar eso, pero apuesto a que estaba alardeando su victoria y diciendo que no tiene sentido involucrarse —dijo Jhin.

Pero existía la posibilidad de que ese pequeño desliz se convirtiera en la apertura que necesitaban para asestar un golpe decisivo a la Soberanía.

—… Lo salvaremos —Mismis se apretó el hombro izquierdo con la mano derecha, rechinando los dientes—. Vamos a salvar a Iska. Nene y Jhin, por favor. Ayúdenme.

—¿Qué más podríamos hacer?

No le sorprendió a Jhin que se las arreglara, por pura voluntad, para contener sus lágrimas. Ella tenía un corazón fuerte. Sin él, nunca hubiera sido capaz de servir como capitana militar. Jhin, Nene e Iska nunca la habrían seguido a la batalla y demás.

—Es difícil de decir si tenemos suerte, pero hay un método para atravesar la frontera de la Soberanía que podemos usar. Trabajar para los Ocho Grandes Apóstoles es lo último que quiero hacer, pero de esta manera, todavía tenemos una oportunidad de ganar.

—Te refieres a la misión especial, ¿verdad, Jhin?

—Así es. Risya dijo que es posible.

—Hay una manera de colarse en la Soberanía incluso si eres un ciudadano Imperial.

—Sólo espera tres días más, y ya verás.

Sus órdenes eran capturar a la reina de Nebulis infiltrándose en la Soberanía. El nivel de dificultad no cambiaría mucho a pesar de que se embarcaran en un plan para rescatar a Iska.

—Capturar a la reina ya es una tarea imposible y suicida. Eso no cambiará aunque salvemos a Iska en el camino. No es como si nuestra tasa de éxito pudiera ser menor que cero.

—Hey, Jhin, ¡no estás siendo nada optimista!

—¿A quién le importan las posibilidades de éxito? Tenemos una verdadera razón para ir ahora. Eso debería ser suficiente.


Pasaron de no estar dispuestos a participar en la misión especial a querer participar por cualquier medio posible.

—O,  Discípula Santa, ¿toda esta situación es sólo otra parte de su malvada estratagema?

—De ninguna manera —fue la respuesta desde más allá de la puerta de la sala de reuniones.

Era una voz indiferente, radiante y femenina que llamaba desde el otro lado del portal de metal, que tenía una cerradura automática que ella desarmó y abrió por la fuerza.

—Tampoco esperaba esto. Es realmente impresionante, ¿no? Creo que deberíamos alabar los ingeniosos métodos de la Soberanía.

—Sí, estaba hablando de eso.

La mirada de Jhin se posó en Risya, quien caminó despreocupadamente hacia el centro de la habitación sosteniendo una caja de metal blanco entre sus manos. Colocó la pesada caja sobre la mesa.

—Uff. Siento haberlos hecho esperar. Tiempos difíciles, ¿tengo razón?

—No actúe como si fuera una vieja historia.

—Oh, lo siento. Bien. Debes acabar de regresar, Mismis. Apuesto a que viniste volando en el coche a toda velocidad y finalmente llegaste a la capital en medio de la noche, ¿verdad?

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—…

Los ojos de Risya se dirigieron a la capitana.

Mismis permaneció inmóvil en su posición en la mesa y levantó su cara como si se estuviera despertando cuando Risya dijo su nombre.

—Risya.

—Ya lo sé. Isk es un compañero Discípulo Santo… bueno, un ex. Aunque no lo fuera, todavía hay muchísimas misiones que quiero que haga —La Discípula Santa del quinto asiento golpeó la pizarra en la pared—. Voy a resumir todo lo que ha pasado hasta ahora, ¿de acuerdo? Durante el día, Isk se encontró con la Bruja de la Calamidad Helada en Ain. Víctima de un método que todavía se desconoce, fue envenenado y quedó incapacitado, después de lo cual fue llevado fuera de la ciudad. Por supuesto, presumiblemente fue transportado a la Soberanía. ¿No es así, Mismis?

—Sí… sí. Ella dijo que a Alcatroz.

—Lejos del estado central y comúnmente conocido como ‘el bloque de la prisión’. Es el lugar ideal para mantener cautivo a Isk. Parece coherente con sus motivos. Así que sobre eso…

Risya sonrió después de observar las expresiones en los rostros de Jhin, Nene y Mismis. Con esa sonrisa, no podían saber lo que estaba pensando.

—Para bien o para mal, hay una manera de que todos ustedes crucen con seguridad las fronteras de la Soberanía. Aquí mismo.

Estaba hablando de la caja metálica blanca sobre la mesa.

La caja era lo suficientemente grande como para que Risya apenas pudiera sostenerla, del tamaño de una jaula para un perro pequeño. Risya quitó los cuatro candados metálicos que estaban pegados en la parte superior de la caja como si lo hubiera hecho muchas veces antes.

—Será mejor que me lo agradezcan. Me apresuré a preparar esto para Isk. No planeaba tenerlo listo hasta pasado mañana. Bien, presten atención.

Risya quitó la tapa.

Niebla blanca subió desde el interior, como vapor pero terriblemente frío.

—¡¿Ah?! ¡Está helada…!

—Oh, lo siento, Nens. Si no lo mantenemos por debajo de los menos 14 grados, no podremos contenerlo.

Había cilindros negros rodeados por el vapor blanco, demasiado gruesos y largos para que la mano de un adulto los agarre completamente. Tenían casi la misma forma que una linterna delgada -Risya sacó una de la caja y la tiró.

—Aquí tienes, Jhin-Jhin.

—…¿Qué es este contenedor? ¿Es una aleación?

La carcasa cilíndrica estaba fría.

Cuando Jhin la sostuvo, por el peso daba la impresión de que se había utilizado un metal increíblemente fuerte en su construcción.

—Como saben, es difícil para alguien que no sea un mago astral poner un pie en la Soberanía Nebulis. Eso se debe a que necesita mostrar una identificación y someterse a la prueba astral.

Cualquier identificación que planearan utilizar tenía que provenir de otro lugar que no fuera el Imperio.

Si los sometían a la prueba astral, se comprobaría si tenían el signo universal de un mago, la cresta astral.

En el pasado, el ejército imperial intentó lo primero. En otras palabras, falsificaron documentos, tratando de entrar furtivamente con documentos de identificación que coincidían con los emitidos por ciudades neutrales.

—Bueno, no tenemos que hablar del pasado, ¿verdad? El ejército imperial ha estado tratando de infiltrarse en la Soberanía durante el último siglo, y cada vez, básicamente fueron descubiertos de inmediato, pero… —Risya agarró un contenedor cilíndrico negro ella misma.

—Esta vez, creo que funcionará.

Abrió la tapa del cilindro.

Bsht.

El conector pareció romperse…

…y partículas brillantes de luz salieron a borbotones del contenedor.

Parecía un géiser. Partículas de luz salieron despedidas, llegando hasta el techo de la sala de reuniones.

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—¿Esto es energía astral?

—Estás en lo cierto, Jhin-Jhin. Estos son los frutos del trabajo de los investigadores de Omen.

Omen es un exclusivo conjunto de genios. En los territorios imperiales, donde la investigación de la energía astral está estrictamente prohibida, son la única organización con autorización para hacerlo.

—…¿Fue esto a sugerencia de la cúpula del Imperio? —Agarrando con fuerza el cilindro negro, Jhin dejó escapar un suspiro—. Esto es impensable. ¿Quién hubiera imaginado que los soldados imperiales llegarían tan lejos en la investigación de la energía astral?

Cuartel general.

Los Discípulos Santos.

Los Ocho Grandes Apóstoles.

Las autoridades más poderosas de la nación más grande del mundo continuaron inconfundiblemente esto en secreto durante décadas.

—Nene, parece que vamos a ser sus conejillos de indias.

—¿Eh? Jhin, ¿qué quieres decir?

—Esto —Sin pedir consentimiento, Risya le agarró la muñeca izquierda a Nene, empujando el extremo del cilindro dentro de ella como una jeringa de múltiples agujas, inyectándole energía astral.

—¡¿Oye?! ¡¿Cómo pudiste, Risya?!

—Estará bien. No dolió, ¿verdad? Se acabará antes de que te des cuenta. Sólo ten paciencia. Si puedes superar esto sin derramar una sola lágrima, te daré un poco de jugo más tarde —bromeó la Discípula Santa, aunque sus ojos no reflejaban nada de la alegría que implicaban sus palabras.

Risya ignoró los gritos de Nene, que ahora estaba en alerta máxima. La Discípula Santa mantuvo un firme agarre en la muñeca de la joven mientras apuñalaba la palma de la mano de Nene con otra inyección.

—¿Nene? ¡Por favor, Risya! ¡¿Qué le estás haciendo a mis subordinados?!

—Hmm, míralo tú misma.

Habían pasado unos veinte segundos.

Cuando finalmente liberó la muñeca de Nene, la luz de la energía astral había desaparecido del cilindro negro.

Era como si la batería de una linterna se hubiera agotado.

—¿Cómo te sientes, Nens?

—…… —No hubo respuesta de la chica con la cola de caballo.

Se quedó sin palabras, mirando la cresta astral roja que había aparecido en la palma de su mano.

—…¿Soy una bruja ahora?

—Sólo afecta a la piel de tu mano —Risya arrojó el contenedor vacío de nuevo en la caja—. Oh, y también, sólo durará una semana.

—¿Qué?

—Bueno, piénsalo de esta manera. Cuando te bronceas en la playa, tu piel vuelve naturalmente a su color natural con el tiempo, así de fácil. Esta cosa básicamente te da una dosis concentrada de energía astral para formar una cresta astral en la piel.

La marca astral apareció en el dorso de la mano de Nene, aunque al examinarla más de cerca, su color era más tenue que el real.

—¿Así que todo es fingido para pasar por su prueba astral? —Aclaró Jhin.

—Justo en el blanco. Muy bien, Nens, a continuación dale una cresta.

—Um… Sí.

—Espera, Nene. Los superiores primero. Le daré una a la jefa —La detuvo y agarró la jeringa negra que sostenía la luz, moviéndose hacia el lado de la Capitana Mismis—. Oiga, Lord Discípula Santa, ¿importa dónde la tenga?

—No, hasta las manos y los pies están bien. Pero asegúrate de ponerlo en un lugar que no sea súper notorio.

Esta es una instalación militar imperial. Si alguien ve a una persona con una cresta, eso provocaría un caos en el lugar.

—Ya la escuchó, jefa. Si puede ir en cualquier lugar, su brazo izquierdo servirá. Levántese la manga y muéstreme su hombro.

—…¿Qué? Uh, um, Jhin.

—Lo diré otra vez. Deme su hombro izquierdo —Para evitar que la Discípula Santa viera, usó su espalda como escudo.

Mismis  dudó  en  arremangarse  para  revelar  la  parte  superior  de  su  brazo, quitando a escondidas la cinta médica que lo cubría.

Ahí estaba su cresta astral esmeralda. Jhin empujó la jeringa encima de ella.

—¿Qué tal esto, Lord Discípula Santa?

—Déjame ver. Hmm, se ve bien. Más interesante que la de Nens. Casi como la auténtica.


—¿Jajajaja? N-no puede ser, Risya… Uh, mira, es porque mi piel es muy sensible. Como si me quemara el sol de inmediato —Mismis se apresuró a cubrir su hombro izquierdo de la mirada entrometida de Risya, ocultando su genuina cresta.

Ya veo. ¡Buen trabajo, Jhin! Nene pareció decir con ojos brillantes. Obviamente, Jhin respondió sin decir nada.

Tomaría una semana para que la cresta astral artificial desapareciera. Al menos durante el período de la misión especial, la Capitana Mismis no tendría que preocuparse por despertar sospechas.

Eso era tiempo más que suficiente para que rescataran a Iska.

—Oye, Nene.

—Uh, ¿sí, Jhin? ¿Dónde quieres la tuya? ¿En tu frente? ¿En tu mejilla?

¿O en tu mano?

—En algún otro lugar que no sean mis manos. Lo peor que podría pasar es que alguna complicación inesperada me impida usarlas. Si no puedo usarlas, no puedo disparar mi arma. Hazlo en mi pierna.

Ofreció su tobillo derecho.

Se decía que las brujas y hechiceros reales podían tener su cresta astral en cualquier lugar. Hubo informes de que un poder astral más fuerte causaba crestas más grandes. La del hombro de Mismis era más grande que las marcas artificiales de Jhin y Nene.

—Con esto, está todo listo para cruzar la frontera de la Soberanía —Risya recogió las cajas ahora vacías.

Necesitaban ser recargadas para su reutilización. Las colocó de nuevo en la caja refrigerada y cerró firmemente la tapa.

—Doce unidades. Cincuenta y un soldados que han recibido el mismo procedimiento.

—¿Incluyendo las otras unidades de élite?

—Claro, claro. Y esta vez, los altos mandos del Imperio quieren información sobre las fronteras de la Soberanía. Hay doce unidades, y todos ustedes pasarán por puntos de control diferentes.

—…Así que esto no es más que un experimento —Jhin lo entendió ahora.

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Era una misión especial sólo de nombre. Para los peces gordos, esto era puramente para recolectar datos.

—La Soberanía Nebulis es una mancomunidad de naciones formada por trece estados. Doce estados dependientes se unieron a la Soberanía Nebulis para convertirla en lo que es ahora.

—Correcto. E Isk fue llevado al decimotercer estado, Alcatroz —añadió Risya.

—Vamos a tratar de infiltrarnos en la Soberanía desde ese puesto de control en Alcatroz. ¿Eso es correcto?

Y las otras once unidades también lo harían.

Los doce estados rodeaban el estado central. Intentarían pasar todas esas fronteras.

¿Pero cuántos guardias estarían protegiendo esas fronteras?

¿Y con cuántos dispositivos de vigilancia?

Ellos serían los que confirmarían cada uno de esos detalles.

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—El objetivo final debe ser averiguar el mejor punto de control para el objetivo. De eso se trata la misión especial, los datos. Si sabemos cuál es el punto de control más fácil de invadir, podemos enviar unidades de élite la próxima vez. Apuesto a que será diez veces más grande que esta operación.

—Bien. Jhin-Jhin, eres rápido para entender.

Son sacrificios en el experimento principal. Ese es el mensaje. La Discípula Santa del quinto asiento también lo admitió claramente.

Llevada al extremo, la misión sería considerada un éxito si una sola de las doce unidades pudiera infiltrarse en la Soberanía. ¿Y si las otras once unidades eran capturadas en la frontera? Eso no sería un problema. Después de todo, significaría que sabrían que el puesto de control es peligroso.

—Seguro que es muy franca.

—Eres tan perspicaz, Jhin-Jhin. Además, sé que la Unidad 907 dará lo mejor de sí, sin importar mi respuesta —Risya guiñó un ojo, moviendo hábilmente sus ojos—. Básicamente, el Imperio está tratando de reunir datos sobre si estas crestas artificiales funcionan y si realmente se puede entrar en la soberanía con este disfraz. Ese es su objetivo. Si son capaces de cruzar la frontera con seguridad, entonces consideren la misión como un noventa por ciento exitosa.

—¿Qué hay del plan para capturar a la reina de Nebulis?

—Por supuesto, haremos que lo pongan en práctica. Si se han tomado la molestia de entrar en la soberanía, también podríamos hacer que ataquen el palacio. Pero…

Una pausa.

La Discípula Santa con gafas miró a los tres que la rodeaban.

—Si doce unidades intentaran infiltrarse en el palacio real, no conseguirían más que destacar. ¿Qué pasaría si más de cincuenta personas desconocidas visitaran el mismo castillo de forma inesperada? Sería sospechoso, con o sin cresta astral.

—Por supuesto.

—Es por eso que los Ocho Grandes Apóstoles han simpatizado con nosotros. ¿Verdad, Mismis?

—¡¿S-sí?! —Aferrándose a su hombro izquierdo, la capitana se puso nerviosa.

—Después de atravesar la frontera de la Soberanía Nebulis, ve por tierra a Alcatroz y encuentra Isk. Y si lo encuentras…

—¿Si?

—Hagan un gran espectáculo —Risya sonrió, su diversión era palpable—. Causarán una gran conmoción en Alcatroz. La mitad de las otras once unidades armarán un infierno por separado en los otros estados… eso debería ser suficiente para poner al palacio en una situación difícil.

—¡Ya veo! Mientras hacemos una escena y el estado central se agita…

—Lo adivinaste. El resto de las unidades asaltarán el palacio real. Mira lo inteligente que te has vuelto, Mismis —Risya volvió a guiñar el ojo.

Tendrían su oportunidad de infiltrarse en la Soberanía y montar un rescate para salvar a Iska. Eso se había unido inesperadamente a la ejecución de su misión especial.

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Tras esa revelación, Mismis adoptó una expresión tensa.

—Te ves complacida, Mismis. Estoy ocupada con los preparativos, así que me voy a ir ahora. Todos ustedes sólo necesitan hacer lo mejor posible. Espero cosas buenas de su avance en la frontera de la Soberanía.

Risya recogió la caja de metal que había traído con ella.

—Nos vemos. La próxima vez, nos encontraremos en el campo de batalla.

Antes de que alguien pudiera preguntarle qué quería decir con eso, la Discípula Santa se escabulló de la habitación.

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