Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 3

Capítulo 1: Una Decisión Arbitraria, Conexiones Perdidas, Corazones Desgarrados

Parte 1

—Voy a hacer que los cuatro entren en la Soberanía Nebulis sin ser detectados. Su misión especial es infiltrarse en la Soberanía. Luego capturar a la actual reina de Nebulis.

La capital Yunmelngen, más específicamente, el Sector Tres. Esta es la zona militar, que está aislada de los distritos residenciales y comerciales.

Dentro de una sala de conferencias de la base militar…

—Está llevando esta broma demasiado lejos, Discípula Santa —La voz cortó el silencio—. Siempre dice cosas locas, pero esta vez no es gracioso en absoluto.

El que habló fue Jhin Syulargun, un joven con cabello plateado y rostro masculino. El rifle de francotirador que nunca se apartaba de su lado estaba apoyado en la pared detrás de él.

—Eso es lo que pienso, al menos.

—…Estoy de acuerdo —Iska asintió con la cabeza cuando Jhin lo miró fijamente.

Iska es un chico de diecisiete años con el pelo marrón-negruzco. Nacido y criado en el Imperio, es un joven soldado y miembro del ejército imperial, que sirve junto a Jhin. Para entrar en más detalles, es parte de la Tercera División de Defensa Especial para la Humanidad.

Como su nombre lo indica, su deber es defender a la humanidad de las brujas. Es un soldado imperial al que se le ha confiado esa misión crítica.

—Hasta donde sé, incluso la unidad de espionaje tiene dificultades para cruzar la frontera hacia tierra de la Soberanía. ¿Ha cambiado la situación?

—No, en absoluto. Tienes la impresión correcta, Isk —respondió con una sonrisa la oficial con gafas—. Su palacio real está lleno de guardias despiadados. Nadie ha sido capaz de infiltrarse en el palacio mientras la reina esté presente. Pero eso es exactamente lo que hará que llevar a cabo esta misión sea impresionante, ¿no crees?

Risya In Empire. Su astuto rostro está emparejado con las gafas de montura negra que completan su aspecto característico. Aunque se presentara como la secretaria de un presidente corporativo muy importante o una mujer de negocios inteligente, es en realidad una oficial que posee suficiente fuerza física y habilidad en el combate como para avergonzar a la mayoría de los soldados varones.

En otras palabras, era un genio, una maestra del oficio.

Mientras sus compañeros oficiales se disputaban el puesto, ella se dedicó a subir de rango, y finalmente fue seleccionada para convertirse en una Discípula Santa, y continuó subiendo de estatus hasta que fue asignada al quinto puesto. En la actualidad, trabaja como la mano derecha del trono.

Esa es la mujer que se dirige a ellos.

—Es por eso que voy muy en serio con este tema… bueno, orden, supongo.

—¿Y de quién es esta orden?

—De los Ocho Grandes Apóstoles, duh. ¿Qué pasa, Isk? No es propio de ti preguntar sobre lo que ya deberías saber —Detrás de los cristales de sus gafas, entrecerró los ojos, acercando sus largas pestañas.

Su mirada era tanto sospechosa como encantadora.

—Bueno, me alegro de haber guardado la sorpresa. No tenía ni idea de que fueras tan entusiasta.

—No lo estamos…

—¿Oh? Qué sorpresa. No tenía ni idea de que pudieras parecer tan reacio, Isk —Risya se puso una mano en la cadera, mirando su cara como si fuera una curiosidad—. ¿Hay algo que un antiguo Discípulo Santo no pueda hacer?

—Este es un desafío imposible. He recibido órdenes  poco razonables antes, pero siento que ésta no está ni siquiera en la misma liga que las otras —respondió Iska, con la voz tensa.

Por el contrario, Risya no permitió que su hechizante mirada vacilara.

—¿Hmm? Pero, Isk, ¿quién te puso en libertad condicional?

—Los Ocho Grandes Apóstoles.

—Bien. El mismo grupo que propuso esta misión. Debes entender lo que digo.

—…Creo que sí.

Iska es un soldado que ha cometido traición.

Un año antes, fue sentenciado a cadena perpetua después de liberar a una bruja que le había llamado la atención en la cárcel. Él es el sucesor de Black Steel, el que estudió con el espadachín más fuerte del Imperio. Es demasiado útil para dejarlo preso.

La máxima autoridad del Imperio pertenecía a los Ocho Grandes Apóstoles.

Y ellos son la única razón por la que Iska fue liberado de su celda. Su encarcelamiento fue levantado por sugerencia de ellos.

—Te digo esto por tu propio bien, Isk. No puedes rechazar esta misión. Si los haces enojar, es directo a las mazmorras. Oye… No me mires así — Risya le dio una palmada en la espalda—. Estarás bien. Además, los miembros de la Unidad 907 son extraordinarios.

—Pero no es como si fueran a entrar a ciegas —escupió Jhin—. Los Ocho Grandes Apóstoles están involucrados en esta misión. Nos van a meter en este plan mientras trabajan entre bastidores en algún estúpido plan.

—Más o menos. Me alegra ver que sigues el ritmo, Jhin-Jhin —lo alabó con despreocupación.

—Díganos cuál es el plan. Ahora mismo —le exigió, negándose a retroceder incluso frente a una Discípula Santa—. La reina de Nebulis comparte la sangre con esa Fundadora. Ella no es la única. Hay toda una multitud de pura sangres en el palacio real. ¿Cómo van a hacer que nos colemos allí?

La fundadora de Nebulis fue la primera bruja que existió hace un siglo. Se convirtió en una leyenda por proteger a los magos astrales que fueron oprimidos a manos del Imperio y por luchar sola contra los militares imperiales, sumergiendo la capital en un mar de llamas.

La familia real de la Soberanía Nebulis desciende directamente de la Fundadora, un grupo exclusivo también conocido como pura sangre.

Desde la perspectiva del Imperio, el linaje de la Fundadora está compuesto por monstruos completamente desprovistos de humanidad. Son brujas con suficiente poder para aniquilar solas bases militares imperiales enteras.

Para empeorar las cosas, ni siquiera sabían cuántos pura sangres existían en la soberanía Nebulis.

—No son solo los pura sangres. Para poder cruzar la frontera, tendríamos que preocuparnos por la prueba astral. No es como si no supiera eso como una Discípula Santa.

—Te refieres a necesitar crestas astrales, ¿verdad? —Risya guiñó el ojo, implicando claramente algo—. Tienes toda la razón, Jhin-Jhin. La prueba astral será indudablemente problemática.

Las huestes de poder astral siempre tienen una marca en algún lugar de su cuerpo llamada cresta astral. En el Imperio, esto era una señal de que  la persona afectada ya no era humana, pero la prueba astral se utilizaba para otro propósito en conjunto.

En la frontera, los que no tenían cresta astral tenían limitada la entrada a la Soberanía Nebulis.

—Aunque el Imperio utilizó la cresta como prueba en los juicios de brujas, la Soberanía Nebulis ha hecho un ingenioso trabajo para torcerla. ¿Quién podría haber adivinado que usarían la existencia de una cresta astral en lugar de un pasaporte? Los humanos sin cresta astral tienen el potencial de ser espías imperiales, por lo que no pueden entrar fácilmente en el país.

La comprobación de la cresta astral se hacía simplemente mirando la piel de una persona.

Debido a eso,  era un trabajo  laborioso para la gente del Imperio cruzar la frontera.

—La unidad de espionaje tiene problemas para moverse. Después de todo, si eres del Imperio, eres un humano normal sin cresta astral. Normalmente son descubiertos de inmediato —Risya se encogió de hombros como si estuviera derrotada—. Incluso cuando la gente de las ciudades neutrales entra o sale de la soberanía, son puestos bajo estricta vigilancia. No importa si nuestra unidad de espionaje es la mejor del mundo; pasar la frontera es virtualmente imposible.

—Exactamente. Entonces, ¿qué va a hacer con respecto a…?

—Pero hay una manera.

—…¿Qué?

—Una forma de colarse en la Soberanía aunque seas un ciudadano Imperial.

Los ojos de Jhin se entrecerraron por la sorpresa y la sospecha. La Discípula Santa del quinto asiento se dio cuenta de esto y saboreó su reacción.

—Sólo espera tres días más, y verás.

—¿Todavía no nos lo va a decir? He escuchado que las otras unidades ya han empezado a entrenar maniobras.

—¿Oh? Bueno, bueno, Isk. Veo que tienes ganas de irte.

—No hay manera de que alguien no esté interesado después de que lo haya expresado de esa manera.

Risya estaba haciendo sus típicos trucos. Iska lo entendió y asintió con la cabeza.

—Necesitamos tiempo para prepararnos. Nuestra unidad entera estaría normalmente entrenando para la misión especial ahora mismo, si no nos hubieran ordenado asegurar el vórtice.

—¿Mm-hmm?

—Si no nos preparamos, hay una posibilidad de que seamos los únicos que no podamos seguir el ritmo.

Iska y los otros no eran los únicos encargados de infiltrarse en la Soberanía. Los Ocho Grandes Apóstoles tenían la intención de que esta fuera una operación a gran escala. Había hasta veinte unidades sólo para los equipos de operación, y habían escogido cien soldados de lo mejor de lo mejor del ejército imperial.

Si nuestra unidad es la única que comete un error…

…nos atraparían en la frontera de la soberanía y nos torturarían.

Iska deseaba una paz permanente entre el Imperio y la Soberanía. No podía dejar que esto fuera el final para él.

—Desearía poder resolver tus preocupaciones, Isk, pero por desgracia, nos llevará dos días más preparar el tratamiento. Por eso estamos en espera durante tres días.

—¿Qué tratamiento?

—Oops, no debería haber dicho eso. De todas formas, me voy a ir antes de que se me escape algo más. ¡Adiós! Nos vemos, Isk, Jhin-Jhin, y…

Justo cuando se dio la vuelta para irse, la Discípula Santa giró la cabeza para mirarlos. Detrás de sus gafas, sus ojos se arrugaron con la alegría de una niña traviesa.

—¿Fueron los detalles de la operación demasiado para ti, Mismis?

—………

—Oh, sabía que se desmayaría. Oh bueno.

No hubo respuesta.

Miró con cariño a la pálida capitana derrumbada en el suelo de la sala de conferencias y a la chica con cola de caballo que la sostenía.

—Bueno, nos vemos, Nens. Asegúrate de transmitirle los detalles de esta reunión.

—…Sí, señora.

—Excelente respuesta. Eres una buena chica, Nens. Tú también, Isk y Jhin-Jhin. Todos ustedes de la Unidad 907 son muy lindos. E igualmente capaces.

Sus botas de combate resonaron, como el quinto asiento de los Discípulos Santos, Risya In Empire, salió alegremente de la sala de conferencias.