Date A Live (NL)

Volumen 22

Capítulo 7: Kiyouno Natsumi

Parte 4

—Nn… uh…

Con su ceño fruncido debido al dolor, Natsumi abrió lentamente sus ojos.

Parece que fue golpeada en la cabeza. Por unos segundos, su conciencia se nubló.

Sin embargo, tras parpadear varias veces, recordó gradualmente lo que pasó antes de perder la conciencia.

Así es. Estaban luchando contra Beast ahora mismo. Justo cuando todas estaban por lanzar un ataque simultaneo, escombros cayeron repentinamente sobre Natsum…

—… Qué bueno… me di cuenta… Natsumi… san…

—¡…! ¿¡Yoshino!?

Los  ojos  de  Natsumi  se  abrieron  alarmada  ante  la  voz  que  escuchó repentinamente.

Y luego, finalmente notándolo. Yoshino, con sangre cayendo por su frente, había cubierto a Natsumi.

—P-Por qué…

Natsumi tragó saliva, diciendo esas palabras mientras miraba alrededor.

Pero este no era el momento para hacer preguntas inútiles. Tenía que ir por ayuda para tratar a Yoshino.

Aunque Natsumi y Yoshino no podían participar, aún tenían la ventaja en números. Ahora debería de ser el momento para tomar los Ángeles de Beast y para que Shido dialogue con ella. Luego, debe de haber algunas manos libres alrededor…

—…

Mientras Natsumi miraba alrededor pensando en ello, exhaló horrorizada.

Una montaña de escombros estaba esparcida hasta el punto en el que sería imposible creer que esto era una ciudad hace unos momentos.

Aquí y allá, las chicas estaban colapsadas.

Y luego, en ese terrible campo de batalla, una sola chica estaba caminando lentamente.

… Beast. El Espíritu que no debería de existir en este mundo, estaba portando las diez espadas en su espalda.

—… No, no puede… ser…

La garganta de Natsumi tembló aturdida.

Kotori, Kurumi, Mukuro, Kaguya, Yuzuru, Miku, Nia e incluso Origami, todas fueron acabadas sin poder hacer nada.

Los actores principales con los que Natsumi no se podía comparar. Las personas elegidas por Dios.

No, esto no era todo. Tal vez habiendo sido atrapado en las secuelas de la batalla, Shido también estaba colapsado sobre los escombros. Los ocasionales quejidos le dijeron que seguía respirando… pero era claro que quien quiera que viese esto, que Beast se apresuraría para tomar medidas y acabar con sus vidas.

—Natsumi-san…

—…

Incapaz de verla directamente a los ojos, el aliento de Natsumi se atoró.

Los ojos de Yoshino tenían una fuerte determinación que era incomparable a su herido cuerpo.

—Ahora, Natsumi-san es la única que puede detener a esa persona. Por favor. Ve… ayuda a Shido-san…

Y así, infundió todas sus emociones en cada una de sus palabras. La cara de Natsumi se tornó pálida.

—¡I-Imposible, no puedo hacerlo! ¡Un oponente para el que nadie fue rival!

¡No puedo hacer nada!

Todas eran mejores que Natsumi, más audaces que Natsumi y más fuertes que Natsumi.

Lo que no pudo ser hecho por ellas, ella nunca podrá hacerlo. Natsumi no podía hacerlo. Sacudió su cabeza con lágrimas en sus ojos.

Sin  embargo,  incluso  tras  escuchar  esas  palabras  venir  de  Natsumi, Yoshino solo sonrió gentilmente.

—Está bien… si es Natsumi-san, puedes hacerlo. Natsumi-san, creo que siempre ha sido una gran persona.

—E-Esa clase de cosa…

—Por favor, Natsumi-san… Shido-san está…

Mientras Yoshino hablaba, sus ojos se cerraron repentinamente y colapsó débilmente. El Yggdraramus que estaba sosteniendo rodó por el suelo.

—¡Y-Yoshino!

Natsumi se apresuró para llamar su nombre, pero Yoshino no respondió. Probablemente, había llegado a su límite. Había mantenido su conciencia por medio de pura fuerza de voluntad.

Solo para confirmar que Natsumi estaba a salvo. Y… para dejarle el resto a Natsumi.

—… P-Por qué, de todos tenía que ser yo…

Natsumi murmuró angustiada mientras miraba al campo de batalla.

La Reina de estos escombros, Beast estaba pasando por esta tierra de muerte. A pesar del ataque de las ocho chicas, las profundidades de ese poder eran insondables. Rodeando su cuerpo con las diez espadas como si fuera una jaula, lento, pero segur, estaba dirigiéndose hacia Shido.

Sin las chicas, Shido estaba completamente indefenso. Eventualmente, cuando Beast llegue, él, como un humano, será fácilmente masacrado.

Los protagonistas que podían ayudar estaban todos sobre el suelo. La única a salvo… era Natsumi.

Al darse cuenta de esto otra vez, las espantosas palpitaciones golpearon a Natsumi, junto a la necesidad de vomitar como si su estómago se hubiera volteado.

Su cerebro estaba por arder debido a la tensión y la frustración. Sudor brotó desde su cuerpo entero mientras sus extremidades temblaban.

… ¿Por qué? ¿Por qué pasó todo esto?

¿Por a qué Natsumi, quien no debería de tener nada, se le dio un rol tan importante?

Un escenario que no era apropiado en lo absoluto. Un reflector fue dirigido repentinamente sobre un personaje secundario en un rol secundario.

El deseo de escapar de este lugar si es que era una opción. O agacharse y evitar soltar un solo respiro. Las acciones permitidas para Natsumi deberían de ser esas pocas. Era natural. Era natural para Natsumi.

—¡…!

En el momento que esos pensamientos empezaron a dominar sus pensamientos, Natsumi se mordió los labios. Un agudo dolor perforó su cerebro. El sabor a sangre se esparció gradualmente por su boca.

¿Huir de este lugar?

¿Agacharse y aguantar la respiración?

¿Solo eso se le permite a Natsumi?

—… No, me fastidies…

Tale pensamiento surgió inconscientemente en su cabeza. Tales pensamientos fueron naturalmente aplastados por la suela de Natsumi.

¿Naturalmente? ¿Desde cuándo tales pensamientos basuras se volvieron comunes para Natsumi?

Ah, ah, llegó a la luz. Todo vino de esos recuerdos. Natsumi tomó el Yggdraramus con una mano temblorosa.