Overlord

Volumen 14: La Bruja del Reino Caído

Capítulo 4: Una Trampa que lo Atrapa Todo

Parte 13

“Hola, no te metas en mi camino.”

Aura llamaba la atención a los soldados agazapados sobre las murallas de la ciudad. Hacía uso de las imperfecciones a lo largo de la pared para subir en un solo suspiro.

Mientras que los soldados en la cima querían usar sus lanzas para atacar, lo que presenciaban a continuación eran movimientos inhumanos. Ella saltó sobre los soldados y giró en el aire.

“Hyup.”

Y aterrizó perfectamente al otro lado de las almenas.

Hacía una V con sus dedos para que los soldados alineados la vieran.

Los ojos apuntaban hacia Aura, cuya apariencia era la de un niño, todos estaban llenos de miedo. Habiendo visto su cuerpo inusualmente ligero en acción, seguramente ninguno de ellos todavía creía que era un niño normal. Además, también estaba el asunto de la bestia mágica abajo, esperándola.

Aura ignoraba a los humanos y sacaba un trozo de papel del bolsillo por la cintura casualmente.

Los soldados avanzaron hacia Aura paso a paso para rodearla, sus lanzas apuntaban hacia ella, pero ella continuaba ignorándolos.

“Está bien, todos. Voy a decir esto de nuevo. No se metan en mi camino.”

Aura desenrollaba el papel para comparar la capital frente a ella con lo que estaba dibujado en el mapa.

Si todos los puntos de referencia coincidieran, sería mucho más fácil de leer.

Ella encontraba fácilmente el Gremio de magos, su primer destino.

Aura, ahora satisfecha, se daba la vuelta para ver a los soldados que la rodeaban. Las puntas de algunas lanzas se colocaron justo en frente de sus ojos a una distancia donde un ligero movimiento la haría tocarlas.

“Incluso si yo fuera la única en haber subido aquí. ¿Fue realmente una buena idea enfocar su atención en mí? Saben que también vendrán aquí. ¿Verdad?”

Los soldados se miraron y saltaron como muelles al borde exterior de las paredes, pero ya era demasiado tarde. Las bestias mágicas de Aura treparon por la pared una tras otra.

Su entorno resonaba con los lamentables gemidos de otros soldados.

Aura tenía una mayor habilidad de combate que ellos y si bien era cierto que las apariencias podían ser engañosas, todavía era demasiado para soportar.

Los soldados que habían perdido por completo su voluntad de luchar, comenzaban a pisotearse el uno al otro para huir primero.

Todavía había soldados que sostenían la idea de que esta posición tenía que ser defendida, pero con tantos compatriotas huyendo, les era difícil mantener la moral.

Las murallas de la ciudad eran gruesas, por lo que las almenas eran bastante amplias, pero los soldados impulsados por el miedo todavía se empujaban y se empujaban mutuamente en sus intentos de huir. Si hubiera alguna apariencia de orden en su derrota, probablemente lo hubieran logrado más rápido. Aquellos empujándose unos a otros en el frente huyeron de una forma absolutamente caótica.

Aunque sería trivial para las bestias mágicas perseguirlos y exterminarlos a todos, no estaban interesados en hacer eso en absoluto. Todavía no habían recibido órdenes de su maestra, por eso los dejaban ir. Eso era cierto para todas las bestias mágicas, excepto una.

Una bestia mágica de nivel 71, la más grande que había traído para la ocasión, un Iris Tyrannus Basileus. Su postura coincide con la del Tyrannosaurus Rex, pero también tenía aletas dorsales en la parte posterior. Como su nombre lo indicaba, brillaba con una luz vibrante. Aura no estaba muy segura de los detalles, pero sí recordaba que su maestro había dicho. “Su diseño original tenía que basarse en el Rey de los Monstruos™”. (Nota de Hitori: Sí, Godzilla)

El Iris Tyrannus Basileus rugía.

Un rugido lo suficientemente fuerte como para hacer vibrar el suelo.

Eso no era para afirmar el dominio o una expresión de sus propias emociones.

Era un tipo de habilidad especial. [Bramido Ptrificante].

Si uno tuviera un nivel similar o tuviera resistencias contra los efectos mentales, sería un rugido molesto. Los soldados de Re-Estize estaban a punto de demostrar lo que sucedería si no se satisfacía ninguna de esas condiciones.

El miedo torcía sus expresiones al extremo cuando los soldados comenzaron a caer.

Muerte instantánea inducida por el miedo.

No hacía esto porque la muerte de los humanos le trajera alegría, sino simplemente porque había encontrado molesto el tener que cambiar constantemente su línea de visión. Los soldados morían por ese tipo de razón.

Pero no era como si el Iris Tyrannus Basileus saliera ileso de esto, el costo de tal poder era grande.

Rodeando al Iris Tyrannus Basileus había cinco de las seis bestias restantes. El Fenrir de nivel 78, el Sabueso de la Caza Salvaje de nivel 77, el Kirin de nivel 76, el Amphisbaena de nivel 76 y el Basilisco de nivel 74.

El Kirin comenzó golpeándolo, seguido por el Sabueso de la Cacería Salvaje pisoteándolo. Las otras bestias mágicas se unieron una tras otra para patear al Iris Tyrannus Basileus.

“Estás haciendo demasiado ruido”. Probablemente era lo que intentaban transmitir.

Si bien la destreza de combate no tenía nada que ver con esto, todavía estaba siendo intimidado por bestias mágicas con niveles más altos que él. El Iris Tyrannus Basileus trataba de buscar la simpatía de Aura gimiendo, lo que solo hacía que las otras bestias mágicas intensificaran sus ataques.

Si sus ataques anteriores eran comparables a los de los adultos mayores de un club que disciplinaban a sus jóvenes, lo que estaba sucediendo ahora era más como una paliza provocada por sus propias fallas.

Como nota al margen, el único monstruo que no participaba en las palizas era la Rana Avariciosa de nivel 58 llamada Gagarpur.

Era una bestia mágica que parecía sacada de la pesadilla de alguien, como una rana gigante, pero… Mal hecha. En su boca había múltiples hileras de dientes amarillos sucios y sus ojos parecían los de un hombre lujurioso de mediana edad.

“¡Ya basta! Chicos, no estoy enfadada, dejen de intimidar a Iris-chan ahora mismo.”

Aura se cruzaba de brazos y miraba a las bestias mágicas con medio ojo abierto. Las bestias mágicas comenzaron a llorar.

“Está bien, está bien, tampoco estoy enfadada con vosotros.”

Después de que ella dijo eso, las bestias mágicas, menos el Iris Tyrannus Basileus, se reunían alrededor de Aura y usaban sus cuerpos gigantes para acurrucarse contra los de ella.

“Myuu.”

Aura dejaba escapar un adorable llanto. Si bien su fuerza física no era menor que la de ellos, ser empujada por sus cuerpos gigantes todavía la hacía soltar ese sonido.

“¡Hey, hey! ¡Dadme algo de espacio!”

Delante de Aura, que aplaudía, las bestias mágicas comenzaban a alinearse. Sus cuerpos eran enormes, por lo que alinear una sola fila era bastante difícil. Cada uno de ellos encontraba un lugar para pararse y se ponían serios. Las actitudes juguetonas que habían tenido cuando se frotaban contra Aura no se veía ahora por ningún lado.

“Ahora, comenzaremos a invadir la capital para tomar algunos de esos edificios. Es triste que algunos de vosotros, mis niños, no puedan brillar, eso es todo.”

El más grande del grupo, Iris Tyrannus Basileus, comenzaba a parecer indiferente.

“¡Entonces te daré una misión especial! Camina por las murallas de la ciudad y aplasta a los humanos que veas.”

“Bwooooo…”

El rugido de Iris Tyrannus Basileus sacudía el aire a su alrededor, su voz bajando gradualmente. Bajó la cabeza y miraba con cautela hacia las otras bestias mágicas y Aura.

“…Mmm, genial. Ahora bien. ¡La operación ha comenzado! ¡Rápido!”

Aura saltó de los muros de la ciudad y entraba con éxito en el perímetro de la capital. Aterrizaba sobre un techo al azar y corría por los tejados.

Las bestias mágicas la siguieron y saltaron. Cada uno de ellos se movía de forma ágil mientras se arrastraban detrás de Aura.

Mientras se daba la vuelta para ver a las bestias mágicas, Aura notaba que el Iris Tyrannus Basileus estaba balanceando su gruesa y corpulenta cola. Aura lo saludaba con la mano, haciendo que agitara la cola con aún más fervor, destruyendo incidentalmente una parte de las almenas.

“¡Tienes que empezar a moverte también!”

El Iris Tyrannus Basileus se levantó por un segundo después de que ella le daba sus órdenes telepáticamente y comenzó a caminar pesadamente a lo largo de las paredes.

El primer destino de Aura fue el Gremio de Magos. Debido a que albergaba numerosos objetos mágicos, debía estar en alerta máxima. Era ampliamente considerado como el lugar que presentaría la mayor cantidad de resistencia en la capital.

Aunque la fuerza de combate del enemigo no era un problema, reunir cada pieza de objeto mágico en ese lugar probablemente llevaría una cantidad considerable de tiempo. Tal vez tendría que pedir refuerzos.

Aura atravesaba la capital a través de sus tejados mientras reflexionaba sobre estas cosas.

La capital abarcaba una gran cantidad de tierra, pero a la velocidad de Aura cuando se ponía seria, no era un problema en absoluto.

No mucho después de haber saltado de las murallas de la ciudad, llegaba a su destino.

Ninguna de las bestias mágicas la había frenado. Bueno, no, Gagarpur la habría frenado, por lo que era llevada por el Basilisco.

A lo largo de los largos muros perimetrales había tres torres de cinco pisos. El Gremio de Magos, que era esencialmente múltiples estructuras altas de dos pisos que eran más altas que anchas, había cerrado sus puertas en forma de rejilla. A los lados de la puerta había dos casas altas de dos pisos.

Ella no había detectado la presencia de personas afuera, pero la actividad humana se podía ver adentro. Los humanos estaban de guardia.

Aura saltó a la tierra del gremio y miraba el mapa en sus manos, comparando las apariencias de los edificios.

“Mmm … Hmm. Eso está allí, así que esto está aquí.”

Utilizando la información que habían recibido de sus colaboradores dentro de la capital, tenían un boceto de la apariencia del gremio. Los objetos mágicos podían estar en algún lugar aquí.

Sin embargo, debido a que había múltiples puntos probables para ellos, no estaban exactamente seguros de dónde se guardaban los objetos mágicos. No podían capturar ningún lanzador de magia de alto nivel para interrogar, por lo que Aura tenía que tomar su propia decisión.

Si bien era agotador, el área de tierra en poder del Gremio de Magos significaba que esto era mucho más eficiente que un ataque de olas con humanos.

“Bien. Allá vamos.”

Al mismo tiempo que Aura comenzaba a marchar hacia las puertas, la gente salía de ella. Había cinco hombres y una mujer. Una figura anciana se paró frente a ellos.

“Oh.”

Si tuvieran rangos significativos dentro del Gremio de Magos, le ahorraría mucho tiempo, pero Aura no podía evitar sentirse decepcionada después de mirar al anciano.

El anciano tenía que ser un guerrero dada su apariencia.

Llevaba un atuendo típico de dojo, negro de cintura para abajo y azul claro de cintura para arriba. Dos espadas colgaban de su cintura y una coraza cubría su torso.

Tenía la cabeza llena de blanco, ni un solo mechón era negro. Sus brazos eran delgados, como se esperaba de su edad, pero no se hundieron. Eran delgados pero duros como el acero.

Los ojos perceptivos como los de una bestia observaban a Aura de arriba abajo varias veces.

“Probablemente, confirmemos primero. Chico. ¿Eres un subordinado del Rey Hechicero?”

Aura inspeccionaba a los humanos detrás del anciano. Si bien usaban ropa similar a la suya, ninguno de ellos llevaba espadas. Este anciano era probablemente el maestro de un dojo entonces y los demás eran sus discípulos.

Si bien no podía descubrir qué conexiones tenía el gremio de magos con un dojo, tenía que haber una conexión para que protegieran este lugar.

Aunque sentía que podían ser capaces de proporcionarle más información que el lanzador de magia promedio, probablemente de todos modos sería información no esencial.

“¿Porque no respondes? Te haré saber que no voy a ser amable contigo, incluso si solo eres un mocoso.”

Mantener la compostura tan bien a pesar de la bestia mágica de Aura era probablemente porque no habían mostrado ninguna intención maliciosa o sed de sangre. O tal vez sus oponentes eran valientes, habían tomado su decisión y confiaban en sí mismos.

“Mmm… Hmm. Umm, si estás dispuesto a convertirte en mi guía, no te mataré. Ah, estos niños tampoco te atacarán.”

Aura planeaba cumplir esa promesa, ya que Mare los mataría a todos más tarde de todos modos.

“Te atreves a balbucear tu boca, mocoso. No puedes pasar más allá de este punto. No puedo permitir que ese objeto de invocación de demonios caiga en manos de personas como tú.”

Aura perdía la compostura y se echaba a reír.

Descubrir que la cosa todavía estaba aquí era suficiente para ella. Tenía que asegurarlo y devolvérselo a Demiurge.

“Ah, es así. Entonces. ¿Cuál es tu respuesta a mi pregunta?”

“Me niego. En cualquier caso, yo, Ves…”

El anciano cayó de golpe.

Aura le había disparado una flecha.

La cabeza del anciano, atravesada por la veloz flecha de Aura, se abrió como una granada. Su contenido se derramaba por todo el lugar.

“No tengo tiempo para charlar. Bueno, a continuación, parece que todos piensan igual, ¿eh? Si ese es el caso. ¿Qué tal si corren y traen a un poderoso lanzador de magia para ayudarme?”

Los humanos alineados detrás del anciano quedaron atónitos e inexpresivos. Aura sentía que sería demasiado problemático esperar hasta que sus cerebros se reiniciaran, por lo que dio una orden a sus bestias.

“Matadlos a todos.”

Aura hablaba mientras caminaba hacia la puerta. Las bestias mágicas pasaban de largo como un torbellino y se abalanzaban sobre los humanos restantes. Después de esto, solo sangre y tripas quedaban en el suelo como mudos testigos de lo ejecutado.