Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 9

Capítulo 4: Reunión Secreta

Parte 4

Mientras tanto, Rio terminó de hablar con Celia y regresó a la sala de estar. Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma también se reunieron allí.

“¡Bienvenido de nuevo, Onii-chan! ¿Terminaste de hablar? ¡Ven, siéntate, siéntate!” Latifa inmediatamente llamó a Rio al lugar en el sofá entre ella y Aishia. Aishia se movió hacia un lado, como si leyera la mente de Latifa, creando un espacio para que Rio encajara entre ellas.

“Oh gracias.” Rio se sentó en el espacio entre ellos como si esto fuera algo natural. Por otro lado, Celia se sentó a regañadientes en el sofá vacío de un asiento.

“Energía Onii-chan ¡recarga!” Anunció Latifa, inmediatamente aferrándose al lado derecho de Río.

“Hmph”. Las otras chicas se veían amargadas, como si quisieran decir algo, pero era un derecho de una hermana pequeña que su hermano la adorara, después de todo.

“¡Ehehe!” Latifa estaba radiante de satisfacción, disfrutando de la atención de Rio.

Mientras tanto, Aishia no se apegó a Río tan cerca como Latifa, pero se inclinó lo suficiente como para seguir la línea de Celia dando una advertencia. En momentos como este, Aishia y Latifa fueron los únicos que pudieron acercarse tanto a Río, haciéndolos extremadamente formidables.

“Umm, ¿por qué están todas tan calladas?” Rio preguntó, notando que Celia, Sara, Orphia y Alma lo estaban mirando.

Celia suspiró exasperada. “¿Huh? ¿No es porque acabamos de llegar? ¿De qué estaban hablando antes?” le preguntó a Sara.

“Estábamos hablando de la amiga de Miharu, Satsuki. Solo me pregunto qué tipo de persona es”, respondió Sara con una leve sonrisa. En ese mismo momento, la puerta de la habitación de Miharu se abrió para revelar a Miharu y Satsuki.

Los ojos de Satsuki se abrieron cuando vio a Rio entre Aishia y Latifa, pero lo llamó con una sonrisa. “… Hey, Haruto. Tengo un favor que me gustaría pedir”. A su lado, Miharu también se reía de la diversión.

“¿Si, que es eso?” Rio se puso rígido, sintiendo una extraña presencia proveniente de Satsuki.

“Umm, me gustaría usar la bañera. ¿Eso está bien?” Satsuki dijo con una expresión completamente seria, juntando sus manos mientras suplicaba.

“S-Seguro. Siéntete libre de usarlo”. La respuesta anticlimática agotó la fuerza en los hombros de Río, haciéndolo aceptar con alivio.

“¿De verdad? ¿Estás seguro? ¡Gracias!” Satsuki se rio alegremente.

“Es solo una bañera, no me importa si la usas”, dijo Rio divertido, con los labios girando hacia arriba en una sonrisa.

“¡Qué estás diciendo! Cuando quieres usar la bañera de otra persona, es de buena educación pedirle aprobación al dueño de la casa”, dijo Satsuki, como si señalara lo obvio.

“Cuando le hablamos de la bañera en esta casa, Satsuki saltó por la puerta diciendo que ella misma te lo preguntaría”, se rio Miharu.

“Eso solo muestra cuán importante era esa información para mí, Dios mío”. Las mejillas de Satsuki se enrojecieron de vergüenza.

“En ese caso, pregúntele a Miharu sobre cómo usar el baño”, dijo Rio.

“Sip. Además, ¿a alguien más le gustaría unirse a nosotros? Me encantaría tener la oportunidad de hablar con todas”. Satsuki asintió ansiosamente, volviéndose para dirigirse al grupo de mujeres.

“¿Nosotras también?” Sara murmuró, intercambiando una mirada con Celia y los demás.

“Por favor, vayan a disfrutar”, les instó Rio. “Masato y yo esperaremos aquí afuera”.

“Ajaja, debería haberlo sabido… Cierto…” Masato parecía un poco decepcionado, riendo amargamente.

“¿Qué, quieres unirte a nosotras también?” Aki le lanzó a Masato una mirada aburrida, suspirando con cansancio.

La cara de Masato se sonrojó. “¡N-No! ¡Solo vete ya!”