Amagi Brilliant Park

Volumen 8

Capítulo 4: Hotel California

Parte 1

La oscuridad terminó cayendo más rápido de lo que esperaban. El camino estaba completamente negro delante de ellos. Ni una sola luz funcionaba en el viejo lugar, y el cielo estaba demasiado nublado para que la luz de la luna fuera de alguna ayuda. Ya no sabían qué camino tomar para llegar a la entrada. Apenas podían verse en la oscuridad.

“¿Qué debemos hacer?” Se preguntó Isuzu.

“E-Espera”, Seiya le dijo. “Creo que había un letrero por aquí…” Usó la aplicación de linterna de su teléfono inteligente, que produjo un potente haz de luz. Lo barrió, iluminando un letrero y comprobando su posición. “Por allá”, dijo. “Esta es la forma.”

“Muy bien,” estuvo de acuerdo Isuzu. “Vamos”. Pero, debido al estado de su entorno, el camino era inestable. La hierba alta que crecía a través del asfalto agrietado y las estructuras caídas dificultaban simplemente seguir las señales. Habían tocado callejón sin salida tras callejón sin salida. Los baches, las inmersiones y los escombros en el camino hacían que caminar fuera traicionero. La luz del teléfono inteligente era indispensable.

“Esto no es bueno…” Seiya murmuró.

“¿Qué pasa?”

“La batería…” Acababa de darse cuenta de que la batería de su teléfono inteligente había bajado al 10%. En realidad, ahora era del 9%. “Sento”, dijo. “¿Cómo están las cosas de tu lado?”

“¿Mi teléfono inteligente? Se ha reducido al 6%”.

“¡¿Qué?!” Seiya estaba estupefacto. ¡Idiota! ¿Y te llamas mi secretaria? “Mis expectativas son bajas, pero también podría preguntar… ¿tiene una batería de repuesto?”

“No”, le dijo en breve.

“Impresionante,” gruñó Seiya. “¡Es genial tenerte aquí!”

Isuzu lo fulminó con la mirada. “… Traté de contactarlo repetidamente después de su desaparición”, le dijo con frialdad. “Así es como usé mi batería de repuesto”.

“¡Aún podrías haber hecho algo!”

“¿Qué, exactamente?”, Preguntó ella. “De todos modos, creo que deberías contactar a Handa-san”.

Miró y vio que apenas tenían servicio telefónico aquí. Sería prudente tratar de ponerse en contacto con ella mientras aún les quedara batería. Seiya intentó llamar al teléfono celular de Handa-san, pero no fue así. Tal vez ella estaba fuera, o no lo había escuchado sonar. Sus repetidas llamadas hicieron que su batería restante disminuya del 8% al 7%. “Vamos, contesta…” Pero ella no contestaba.

“¿Qué debemos hacer?”

“Supongo que seguiremos llamando hasta que se agote la batería… no, eso sería imprudente”, decidió Seiya. “Intentemos encontrar la salida primero”.

“Es cierto…” Isuzu estuvo de acuerdo. “Si podemos salir de estas ruinas, podríamos encontrar una tienda local…”

Cuando volvieron a encender la luz del teléfono inteligente y comenzaron a caminar, Isuzu agarró su manga.

“¿Qué?”, Preguntó.

“Nada… simplemente no quiero separarme”, murmuró ella.

“…Correcto.”

“Es totalmente negro. Eso es todo lo que es”.

“Bueno está bien. Simplemente no te sueltes”. Se sintió un poco inquieto por alguna razón. Colgando juntos, Seiya e Isuzu deambularon por las ruinas, uno al lado del otro, usando el teléfono inteligente para iluminar el suelo. Por fin, la batería de Seiya se agotó. “Sento”, dijo. “Déjame ver tu teléfono inteligente”.

“Está bien…” En la oscuridad, Isuzu entregó vacilante su teléfono inteligente. Por alguna razón, el fondo de pantalla era una foto de un baño al aire libre. Un baño caliente revestido de rocas sin nadie y vapor que se eleva desde la parte superior. Una escena de belleza rústica. ¿Lo había descargado del sitio promocional de un hotel de aguas termales?

“¿Por qué un baño al aire libre?”, Preguntó.

“¿Qué tiene de malo?” Isuzu respondió a la defensiva. “No critiques mis preferencias”.

“No estoy criticando. Pero, ¿es esto lo que te gusta? ¿Estas viejas aguas termales estilo hombre viejo?”

“¿Ves? Estás criticando.”

“Solo pensé que era raro. No tienes que ponerte irritable. Yo solo-”

“¿Podría darte prisa? La batería se agotará pronto”.

“Ah, es cierto…” estuvo de acuerdo. Ella tenía razón. Este no era momento para disputas. Los dos se apresuraron a avanzar.

Encontraron la salida alrededor del tiempo en que la batería del teléfono inteligente de Isuzu se había reducido al 2%. Las luces que bordeaban la carretera habían aparecido a la vista.

“Al menos no nos quedaremos varados allí…” Estaba realmente aliviado.

Isuzu también dejó escapar un suspiro de alivio. “Dios mío…”

“De todos modos, será mejor que llame a Handa-san…” Miró el teléfono inteligente, pero esta vez dijo ‘Sin servicio’. “¡Ah, maldición!” Tal vez se acercarían más a la carretera. Sosteniendo el teléfono inteligente, corrió hacia la salida. Isuzu se apresuró a seguirlo, pero sus zapatos de tacón alto la retrasaron.

“¡Vamos, señal! ¡Vamos, señal! Llegó la señal.” ¡Dos barras y 3G! “¡Sí!” Estaba a punto de llamar a Handa-san, pero fue bloqueado de nuevo. Era el teléfono inteligente de Isuzu, y un Blackberry en lugar del iPhone Seiya estaba acostumbrado a usar.

¿Por qué un Blackberry? ¡Maldito contrario! Pero maldecir al respecto no lo llevaría a ninguna parte. Muy bien, ¿dónde está la dirección? Llamó mientras yo no estaba, así que debe tener la información de contacto de Handa-san… Historial de llamadas, historial de llamadas…

“¡Dámelo!” Isuzu finalmente lo alcanzó y le entregó el teléfono. Lo usó rápidamente y llamó al número de Handa-san, luego se llevó el teléfono inteligente a la oreja y esperó diez segundos.

Mientras él miraba con la respiración contenida, ella se quitó el teléfono inteligente de la oreja, miró en silencio a la pantalla y susurró: “Se quedó sin batería”.

No había posibilidad de conseguir un aventón ahora, así que decidieron caminar hasta la estación. Habían pasado veinte minutos en coche, así que si caminaban rápidamente, podían llegar en una hora y media. Probablemente eran alrededor de las ocho en punto, lo que significaba que podrían llegar a tiempo para el último tren.

Con suerte, pensó Seiya, se encontraron con un taxi en el camino, pero no solo no había taxis, sino que casi no pasaban autos. Una vez, un camión kei conducido por un aparente local pasó, y Seiya levantó la mano para intentar hacer autostop, pero el viejo conductor simplemente levantó una mano con una sonrisa y pasó; debe haber pensado que Seiya solo lo saludaba.

Tampoco había tiendas. Pero entonces, estaban en una remota carretera de montaña, por supuesto, no había tiendas. Tenía hambre y sed. También le preocupaba la forma en que Isuzu estaba rezagado detrás de él. Ella dijo poco, y su cara estaba retorcida de dolor. Estaba sorprendido por su aparente falta de resistencia: ¿no era ella miembro de la guardia real de Maple Land?

“Espera”. Isuzu se detuvo.

“¿Qué pasa?”, Preguntó Seiya.
“Mis zapatos…” Isuzu se detuvo y se quitó los zapatos. Era difícil ver a la luz dispersa de las farolas, pero parecía que le dolían los pies. “Si hubiera sabido que íbamos a un lugar como este, habría usado zapatillas de deporte…” Isuzu se había vestido por un día en la ciudad, probablemente porque Seiya no le había dicho a dónde iban con anticipación.

“Oh, ¿en serio?”, Preguntó. “¿Estás diciendo que es mi culpa?”

Isuzu lo fulminó con la mirada. “Esa no era mi intención, pero acabas de cambiar de opinión. Sí, estoy diciendo que es tu culpa, Seiya-kun”.

“Hmph. ¿Todavía puedes caminar?”

“Sí”, respondió ella en breve. Isuzu se quitó los zapatos y comenzó a tambalearse con solo sus pies de media; Parecía que había ampollas serias en los dedos de sus dedos meñiques, que le causaban un dolor agudo con cada paso que daba.

“Está bien, suficiente… aquí.” Trató de prestarle un hombro para apoyarse, pero ella le quitó la mano.

“Para.”

“No me des el acto de chica dura. Tienes dolor, ¿verdad? ”

“Si me consideras una carga, puedes seguir adelante”, le dijo con voz ronca. “Todavía podrías tomar el último tren”.

“Sabes que no puedo hacer eso”, dijo.

“¿Por qué no? No es como si mi vida estuviera en peligro. Además, tienes trabajo mañana; deberías irte a casa y dormir un poco, ¿no es así?” La voz de Isuzu fue enfática en un grado que hizo obvio que lo estaba forzando un poco.

“Solo estás…” Seiya estaba inseguro, exhausto y molesto, pero al mismo tiempo, sintió una especie de deseo indescriptible. No es un impulso de gritarle o reprenderla, sino todo lo contrario. Quería luchar un poco con ella, para que dejara que la cargara. No estaba seguro de por qué se sentía así. “Bien, sigue caminando; sácalo de tu sistema”, suspiró. “Me quedaré contigo hasta entonces”.

“No. Deberías seguir adelante.”

“No puedo”.

“¿Por qué no?”

“Er… bueno, porque tienes razón”, admitió. “Es mi culpa por no decirte a dónde íbamos. Y me siento… un poco mal por eso”.

Isuzu pareció un poco sorprendida por esa respuesta, luego simplemente dijo “Ah…” antes de quedarse en silencio y continuar su lento y cojeante paseo. Apretando los dientes, Seiya redujo la velocidad para caminar a su lado. Lo mantuvieron así durante unos diez minutos, pero el ritmo de Isuzu siguió disminuyendo. Claramente estaba reteniendo un dolor considerable para mantener un comportamiento aparentemente plácido, y Seiya se había puesto nervioso. Continuaron hasta que, por fin, aparecieron las tenues luces de la ciudad.

Pasaron frente a un edificio del banco Shinkin con un reloj en exhibición; eran actualmente las 10:28.

Si querían regresar a Tokio, no tenían mucho tiempo antes de que el último tren saliera de la estación. Deseó que Isuzu lo dejara apoyarla para que pudieran darse prisa y conseguirlo… pero ella no lo hizo. Y luego, incluso si se apresuraron, no había forma de saber si lo alcanzarían en este punto. Además de eso, Isuzu disminuía la velocidad cada vez más.

La lluvia comenzó a caer. Comenzó como una llovizna, pero en poco tiempo, se convirtió en gotas duras. El clima todavía era cálido, pero fue suficiente para que los músculos de Seiya se apretaran y para que su piel se pusiera la piel de gallina.

Maldita sea… pensó, y resistió el impulso de chasquear la lengua hacia ella; Era obvio, incluso para él, que tal acto heriría los sentimientos de Isuzu, ya que ella era quien los estaba frenando. Eso sería malo en este momento, muy, muy mal.

La lluvia estaba enfriando a Seiya hasta los huesos, y si él se sentía así, Isuzu probablemente se sentiría aún peor.

Cuando llegaron al gran puente colgante construido sobre las orillas del lago Sanami, Seiya llegó a una conclusión: era demasiado tarde para tomar el último tren. Había vislumbrado el horario de la estación de Sanami Lake cuando llegaron por primera vez, y aunque su memoria era borrosa, recordó haber visto un tren a Tokio a las 11:00. Ese tendría que ser el último. Ese tren partiría en diez minutos. No importa lo rápido que fueran ahora, tomaría al menos treinta minutos llegar a la estación. Tampoco había señales de taxis.

“Sento”, dijo.

“… ¿Sí?”

“No vamos a lograrlo. Deberíamos rendirnos con la estación.”

Isuzu se detuvo, mirando fijamente. “¿Renunciar a la estación?”

“Sí”, le dijo. “No vamos a llegar al último tren”.

“… Entonces, ¿qué propones?”, Preguntó ella.

“Pasar la noche.”

“¿Pasar la noche? ¿Dónde?”

“Hmm… buena pregunta”. Racionalmente hablando, no había muchas casas de hospedaje que los acogieran en un momento como este, y dado que las instalaciones turísticas de Sanami Lake estaban diseñadas principalmente para viajes de un día, no había muchas de esas para elegir para empezar. Seiya pensó que recordaba haber visto un restaurante familiar cerca de la estación, pero probablemente era del tipo que cerraba a las dos de la mañana.

Además de eso, la lluvia empeoraba. Era solo septiembre, pero estaba helado. Probablemente podría lidiar con acampar en algún lugar, pero eso sería difícil para Isuzu. Recordaba su extraña constitución; cómo comenzaría a sentirse enferma si no se bañaba tres veces al día. Probablemente habían pasado más de diez horas desde que se habían encontrado esa mañana; Ahora podría haber más en su malestar que solo agotamiento.

Seiya estaba bajo la lluvia, pensando en varias opciones, y finalmente fijó sus ojos en un edificio resplandeciente a unos 100 metros de la carretera. Parecía un castillo, con paredes blancas y azules e iluminación extravagante. Lo siguiente que vio fueron letreros de neón que decían “Para” y “Pernocta”. El Hotel Álamo. Era exactamente el mismo nombre y logotipo que el hotel de amor al lado de AmaBri.

¿Es una maldita cadena? Sorprendido al principio al darse cuenta, Seiya consideró los hechos una vez más y luego dijo: “Pasemos la noche allí”.

“¿Qué?” Isuzu probablemente también había notado el hotel del amor, pero de todos modos, se congeló ante la propuesta, con los ojos muy abiertos.

“Pasemos la noche y descansemos”, dijo Seiya con paciencia. “No tenemos otra opción, ¿verdad?”

“P-Pero…” tartamudeó.

“Ah… n-no te preocupes. Es una cosa provisional. Solo necesitamos un lugar con techo, eso es todo. Nada más.” Espera, ¿qué más habría? Ni siquiera estaba seguro de lo que estaba hablando. “¡P-Por supuesto, no tenemos que hacerlo si no quieres! Si caminamos un poco más, podríamos encontrar un porche cubierto o…”

“Bueno…” comenzó Isuzu, luego desvió la mirada y murmuró algo. No podía entender qué era. “……sí.”

“¿Qué fue eso?”, Preguntó.

“Está bien”, Isuzu logró ahogarse. “Vamos a quedarnos.”