Amagi Brilliant Park

Volumen 6

Capítulo 3: Fuera del Túnel

Parte 4

En el camino a casa, continuó preguntándose: ¿hice lo correcto? Hacer una propuesta a Kurisu Takaya, de todas las personas… El mismo hombre que comenzó todo esto. El hombre detrás de todo el sufrimiento de Latifah.

Pero dada su situación actual, parecía su única opción. Era la única forma de mantener el parque en funcionamiento, la única forma de mantener viva a Latifah. No… no podía decir eso con certeza. Siempre había asumido que el futuro de AmaBri estaba ligado al de Latifah, pero ¿era posible que no lo estuvieran?

Si no fuera así, ¿cuál debería elegir? Su sonrisa. Las sonrisas del elenco. Las sonrisas de los invitados. Seiya no pudo ver una solución limpia. Sintió que todavía andaba a tientas en la oscuridad, sin una respuesta fácil a la vista.

Pero si pudiera conseguir un trato un poco mejor para AmaBri haciendo que Digimaland y Cosmic Studios compitan… No. Eso fue solo una excusa, para diferir la responsabilidad.

“Maldita sea…” De repente se apoderó de una sensación de autodesprecio, Seiya se detuvo en medio del distrito residencial, se apoyó contra un poste de teléfono y tosió un par de veces. Si tan solo pudiera pensar en algo mejor… Se revolvió el cerebro una y otra vez, pero no se le ocurrió nada nuevo. Justo entonces, su teléfono inteligente emitió una breve vibración; Era un correo electrónico de Isuzu.

“……” Seiya lo abrió lentamente y revisó su mensaje. [Tenemos los resultados del examen de Obiza. Responda pronto.] Tenía la intención de irse a casa y descansar, pero parecía que no lo dejarían ir tan fácilmente.

Eran cerca de las 11:00 de la noche cuando finalmente llegó al parque. Isuzu lo recibió en el portabicicletas. Lo primero que dijo fue: “¿Estás bien? Te ves pálido.”

***

“No te preocupes por eso”, dijo Seiya mientras encadenaba su bicicleta. “¿Qué encontró?”

Isuzu todavía parecía preocupada, pero no estaba en condiciones de tranquilizarla; acababa de pasar por una batalla mágica de arrastre derribado. “…Es complicado.”

“¿Complicado?” Preguntó Seiya con cansancio.

“Deberías permitir que el Dr. Obiza te diga el resto”.

“…? Bien…”

Caminaron juntos hasta el Castillo de Maple. Obiza y Moffle esperaban en el jardín de la azotea; dijeron que Latifah ya estaba descansando en su habitación.

“¿Y?” Preguntó Seiya.

La respuesta de Moffle fue un eco de Isuzu: “Es complicado, fumo”.

“Así que explícalo ya”, dijo con abierta molestia.

Obiza dio un paso adelante, entonces. “Todavía no está todo claro para mí”, comenzó el viejo oni. “Pero no creo que sea la maldición la que causó la pérdida de memoria de la princesa”.

“¿Qué?” Seiya fue sorprendido con la guardia baja.

“Seré más preciso: la maldición es parte de eso. Pero la causa directa de la pérdida de memoria es una importante deficiencia de animus”.

“¿Una deficiencia de animus?” Cuestionó Seiya, sintiéndose desconcertado. “Pero…” Eso no podría ser cierto. AmaBri había pasado por un renacimiento. La asistencia de invitados se había disparado, y todos se estaban divirtiendo. Le habían dicho que la alegría de los invitados producía ánimos, que proporcionaban alimento a los residentes de los reinos mágicos… Entonces, ¿no debería Latifah tener más animus que nunca?

“Así es, ella debería tener suficiente animus. Hay algo que debes mirar”. Obiza sacó un objeto de la bolsa de su médico. Parecía un termómetro antiguo, excepto que el líquido en el tubo era azul. “Esto es un animómetro”, explicó. “Mide el animus en una ubicación determinada”.

El nombre estaba un poco en la nariz, pero esta no era la primera vez que Seiya veía uno; se habían instalado aquí y allá alrededor del Castillo de Maple.

“El animómetro lee aproximadamente 3800 mieverts donde estamos parados. Según el MHO, esto significa que ‘animus es abundante y puedes disfrutar de un día saludable’ “.

“¿MHO?” Cuestionó Seiya.

“Organización de salud mágica. Es un organismo internacional del reino mágico “, explicó Isuzu.

“¿Qué son los mieverts?” Preguntó Seiya nuevamente.

“Una unidad de medida”, le dijo. “No te preocupes por eso”.

“No puedo evitarlo”, murmuró Seiya. “Suenan como unidades de radiación…”

“El punto es que el castillo está bien abastecido de animus. Pero según este papel de nitmus…” Obiza sacó una tira de papel rojo del tamaño de una tirita. Debe haber sido usado ya, porque dos tercios del papel se habían vuelto azules. “¿Ves esta parte azul aquí? Eso indica una falta de animus en el paciente”.

“Ya veo…” Seiya dijo pensativamente. “Dime, ¿cuál es el problema con ese papel? ¿Cómo lo usas?”

“Se lo pone en la boca. Luego esperamos tres minutos y vemos si la parte roja cambia de color, fumo”. Esta vez, fue Moffle quien explicó.

“¿Estás diciendo que Latifah tenía eso en la boca?” Aclaró Seiya.

“Sí, fumo. … Espera un momento, fumo. ¡No estabas pensando en tomarlo, ¿verdad?! ”

“¡No seas estúpido!”, Respondió Seiya. “Es este viejo el que me preocupa”.

“Moffu. Ahora que lo mencionas…”

Obiza se sonrojó de repente. “¡C-cómo te atreves! Es cierto que el papel de prueba está empapado con la preciosa saliva de la princesa… Pero iba a desecharlo como desecho médico. ¡Seguro que no iba a sellarlo, llevarlo a casa, exhibirlo en el altar de mi casa y cortarlo un milímetro al día para agregarlo a mi té mientras lamía ocasionalmente!”

“Dame eso. Lo eliminaré yo misma”. Isuzu arrebató el papel de la mano de Obiza.

“Ah. … Maldito traficante de látigos”, se quejó Obiza. “¡¿Por qué tuviste que arruinarlo?!”

“¡Cállate!” Seiya explotó. “¿Por qué siempre eres un asqueroso en todo?”

“¡Lo ibas a aprovechar, fumo!”

“¡No es aprovechar!”, Protestó Obiza. “¡Es reciclaje!”

“¡Solo sigue con la explicación!”

“Ugh… Ah, cierto. … De todos modos, el área está llena de animus, pero la princesa sigue siendo deficiente. Todas las pruebas que he realizado llegan a la misma conclusión”.

“¿Pero por qué?” Seiya se preguntó. ¿No estaba recuperando su ánimo perdido por qué pusieron a Latifah en AmaBri en primer lugar? Si realmente no estaba ayudando, entonces nada de lo que Seiya pudiera hacer realmente importaba.

“No puedo decir lo que no sé”, Obiza se encogió de hombros. “Lo que sí sé es que la deficiencia de animus es lo que desencadena el restablecimiento de la memoria. La maldición está involucrada, pero mi impresión es que… es una reacción automática”.

“No entiendo.”

“El restablecimiento de la memoria es un efecto secundario de la maldición. Eso está claro. Pero se deduce, para mí, que el reinicio podría haberse programado en la maldición como una especie de mecanismo de seguridad. Bloquear su crecimiento con un reinicio evita un debilitamiento excesivo debido a la deficiencia de animus. Creo que la falta de un reinicio físico en este caso es evidencia de eso. Pero si sigue perdiendo animus a este ritmo, su cuerpo físico también puede restablecerse”.

“Entonces ella está en el purgatorio, fumo…” Las patas de Moffle comenzaron a temblar de ira.

“No puedo decir qué buscaba ese mago cuando hizo esto”, continuó Obiza, “pero parece que la princesa se estaba debilitando y muriendo”.

“……”

“Bueno, esto es lo que eso significa”, dijo Obiza, aclarándose la garganta. “Significa que nuestro problema en este momento no es la maldición. Lo que necesitamos aprender es, ¿por qué la princesa de repente carece de animus?”

“¿Tienes una manera de averiguarlo?” Preguntó Seiya.

“Creo que sí”. Obiza sacó una nueva herramienta de su bolso. Parecía un par de gafas viejas, del tipo de cuero con lentes de vidrio grueso que se ven con frecuencia en las viejas películas de moteros. “Estas son gafas Umbra. Como dice en la lata, te dejan ver la Umbra”.

“¿Umbra?” Seiya preguntó de nuevo.

“Significa el mundo de las sombras”, ayudó Isuzu.

Otro nuevo término. Todo esto se estaba volviendo cada vez más confuso. “El mundo de las sombras es, um… ¿eso es diferente de sus reinos mágicos?”

“Sí”, explicó Obiza. “Nuestros reinos mágicos existen en otro lugar por completo. Umbra es una especie de la parte inferior del reino mortal; ahora nos rodea, por lo general no se puede ver”.

“No entiendo”, insistió Seiya.

“Tu terco pequeño… Sabes, si ya eres así de joven, terminarás en problemas más adelante en la vida. Serás el anciano que no sabe cómo usar un teléfono inteligente y, en su lugar, tiene que molestar a sus nietos para que lo ayuden”.

“¡Nadie te ha preguntado!”

“Hmm. Lo sé, fumo. Para poner la umbra en términos que un mortal puede entender… es como el mundo que ves a través de las gafas infrarrojas, fumo”.

“¿Es así de simple?” Preguntó Seiya, sintiéndose sospechosa.

“Moffu. ¿Sabes cómo ciertas aves e insectos pueden percibir la luz ultravioleta? Es así.”

“Hmm…” Seiya sintió que estaba entendiendo la idea. “Entonces, ¿de qué servirán esas gafas?”

“Ver umbra nos permitirá buscar rastros dejados por el alma de la princesa”.

“¿Huh?” Seiya estaba confundido de nuevo.

Los otros pasaron los siguientes treinta minutos ofreciendo varias explicaciones tortuosas, a través de las cuales Seiya más o menos finalmente lo resolvió. Su mundo (en otras palabras, el reino mortal) estaba lleno de energía mágica invisible (¿animus?). Las gafas Umbra le permitirían ver esa energía como parte del espectro visual. El “mundo de las sombras” era un lugar donde se podía percibir la distribución de esa energía. En ese sentido, la metáfora de las gafas infrarrojas de Moffle fue probablemente la más útil.

En el mundo de las sombras, uno podía ver los movimientos y flujos del animus; lugares donde eran fuertes y otros donde eran débiles. En otras palabras, podría revelar objetos en un área a la que los humanos estaban especialmente apegados, y las acciones que tomaron a su alrededor. La suposición de Obiza era que al mirar alrededor de la sala de estar habitual de Latifah con gafas Umbra, podrían encontrar la fuente de su deficiencia animus.

Aparentemente, con suficiente entrenamiento, ciertos magos podían ver la umbra por su cuenta. Tristemente, Obiza no era una de ellas; Tampoco Izusu o Moffle. Las gafas Umbra podían compensar eso, pero tenían sus propios inconvenientes.

“Usar las gafas requiere una gran cantidad de poder mágico”, dijo Obiza. “Solo puedo usarlos durante unos cinco segundos, y eso me deja exhausto. No puedo volver a usarlos sin un día entero de descanso”.

Seiya preguntó qué pasaría si Moffle o Isuzu los usaran, pero desafortunadamente, su tiempo de uso sería similar. Su relativa juventud podría permitirles usarlos un poco más, pero no significativamente.

“Moffu. Me entrené en mis días en el ejército para usar algunas poderosas armas mágicas… ¿Todavía crees que está más allá de mí, fumo? ”

“Lo está”, confirmó Obiza. “El maná que emplean es diferente al de las armas… Nunca he servido en un ejército, pero me han dicho que el maná de un guerrero y el maná de un buscador son cosas diferentes”.

“Ahh. Sí… ya veo, fumo.” Parecía algo parecido a las clases de RPG aplicadas; Moffle e Isuzu eran soldados, por lo que no estaban especializados en esta herramienta en particular. Eso significaba que tenían una solución (de una especie) pero nadie para usarla. Estaban completamente perdidos.

Seiya hizo una pregunta. “¿Podría usarlos, entonces?”

Obiza inmediatamente sacudió la cabeza. “No no. Eres un mortal No tienes maná ni poder para percibirlo”.

“Espera”. Isuzu jadeó. “Seiya-kun no es un mortal ordinario. La princesa le dio magia”.

“¡Moffu! ¡¿Isuzu?! ”Moffle la regañó. La magia de Seiya era generalmente un secreto guardado. Aparentemente, fue políticamente controvertido para la familia real de Maple Land (después de todo, fue otorgado con un beso), y Moffle probablemente estaba preocupado por el peligro que podría causar si un extraño como Obiza se enterara.

“No tiene sentido esconderlo del Dr. Obiza ahora”, respondió ella. “Su acoso sexual es desagradable y quiero matarlo por eso, pero él tiene talento como médico”.

“Moffu… bueno, tienes razón en eso…”

“No me gusta la forma en que me acabas de referirte a mí… ¿Pero es eso cierto? ¡¿Tienes… er… la magia real?! ”La voz de Obiza se quebró de emoción.

Faltaba la comprensión mortal de Seiya de la situación, pero aparentemente la magia que le habían dado era lo suficientemente poderosa como para sorprender al viejo oni. “Sí”, respondió. “¿Es… realmente tan impresionante?”

“¡Por supuesto que sí!” Obiza jadeó. “¡¿Realmente besaste a esa bella princesa?!”

“¡¿Ese es el gran problema?!”, preguntó Seiya.

“¡Muere!”, Se lamentó Obiza. “¡Necesitas morir!”

“Moffu”, Moffle estuvo de acuerdo. “He estado esperando la oportunidad de matarlo yo mismo, fumo…”

“Hey”, Seiya objetó.

“Es broma, fumo”.

“No parece que me estés tomando el pelo…” Seiya murmuró.

Fue entonces cuando Isuzu sacó el mosquete. “Suficiente. Estamos hablando de la magia de Seiya-kun. ¿Bien?”

“Hmm. Bueno, debo decir que es la primera vez que encuentro a alguien con magia real… No sé mucho al respecto”. Obiza cruzó los brazos y pensó.

“¿Realmente es tan impresionante?” Preguntó Seiya nuevamente.

“Moffu”, afirmó Moffle. “Nunca pregunté qué tipo de magia tienes, pero probablemente sea poderosa, sea lo que sea”.

Eso estuvo bien. Moffle todavía no sabía nada sobre la magia de Seiya. Nunca había tratado de preguntarle tampoco. Probablemente había juzgado, según el comportamiento de Isuzu, que no era asunto suyo… en cuyo caso, no era correcto entrometerse. Las personas (bueno, las hadas) como Moffle eran capaces de hacer llamadas sensatas como esa. Por supuesto, tenía razón al hacerlo; Seiya no estaba planeando usar su magia para descubrir lo que estaba en la mente de Moffle. Por lo general, podía decir qué estaba pensando el viejo bastardo incluso sin eso, y si usaba su magia en Moffle… solo sería después de que la confianza entre ellos fuera completamente destruida. Eso probablemente no estaba sucediendo en el corto plazo. En cualquier momento pronto, de todos modos…

“Se ha dicho que aquellos con magia real tienen maná increíble”, reflexionó Obiza. “Pero como dije antes, hay diferentes tipos de maná, y sin ningún tipo de entrenamiento… hmm…”

“¿Por qué no lo probamos, entonces?”, Dijo Seiya. “Entrégamelos.”

“¿Ah?” Obiza estaba reacio.

La conversación no iba a ninguna parte, por lo que Seiya agarró las gafas Umbra y se las probó. “Oh…” La comparación de Moffle con las gafas infrarrojas fue precisa; En el momento en que se puso las gafas, los colores del mundo a su alrededor cambiaron. No era monocromo; Todo estaba en colores fríos. Los lugares ricos en magia eran los más cercanos al calor, pero los que no la tenían eran oscuros o negros. Sin embargo, aparte de eso, se parecía a su mundo. Los contornos blancos resaltaban las plantas y losas del jardín de la azotea. Isuzu, Moffle y Obiza se distinguieron por contornos amarillos.

“¿Puedes ver?”, Dijo la silueta de Isuzu, emitiendo una vaga luz amarilla.

“Sí. Tú, Moffle y el doctor son… amarillos. Y la bolsa del médico brilla intensamente. Debe ser de los objetos mágicos allí, ¿eh?”

La luz amarilla de los tres se hizo más brillante, fusionándose en la visión de Seiya. “La luz se hizo más fuerte… ¿Te sorprendiste?”

“Sí”, le dijo Isuzu, “muy sorprendida”.

“Hmm. Es interesante… algunos de los árboles aquí son más brillantes o más tenues… Ese es el árbol que Latifah poda mucho, ¿verdad? Y es… sí, es más brillante que los otros árboles…” Objetos a los que las personas tenían apegos para brillar más, tal como había dicho Obiza.

Como Seiya aún podía distinguir la forma de los objetos que lo rodeaban, podía caminar sin tropezar. Pasó por el jardín de la azotea para mirar hacia abajo desde la barandilla sobre Sorcerer’s Hill. “Wow… realmente puedo ver la diferencia en popularidad entre las atracciones. La Casa de los Dulces es… sí, imagínense, es la más brillante… Todo está bastante en línea con los datos, por lo que no es exactamente educativo… pero definitivamente es interesante”.

“Seiya-kun”.

“Aquario también es brillante, pero el color es un poco diferente”, continuó. “Me pregunto por qué es eso… En realidad, todas las atracciones son de diferentes colores… Me pregunto si representa los diferentes tipos de diversión que los invitados tienen allí…”

“Seiya-kun,” repitió Isuzu. Su voz era seria.

Seiya salió de su fascinación. “¿Qué pasa?”

“Bueno, has estado usando los lentes por más de treinta segundos. ¿Sigues bien?”

Seiya finalmente se dio cuenta, ahora que lo había mencionado. “Sí, lo estoy.”

“¿No estás cansado?”, Presionó.

“No especialmente”, le dijo. “… ¿Es extraño?”

Isuzu no respondió, pero se volvió hacia el Dr. Obiza. Bueno, al menos, le pareció que ella había… en realidad, lo que vio fue que su luz amarilla se hizo un poco más fuerte y se volvió hacia la luz de Obiza.

“Bueno, eso lo prueba”, observó Obiza. “El joven realmente tiene magia real”.

“Moffu. Es probable que sea un tipo buscador, fumo. Ahora, no me entrometeré más allá de eso… ”

“Sí,” estuvo de acuerdo Isuzu. “Parece que solo tendremos que dejarle esto a él”.

Seiya se quitó las gafas mágicas y el mundo volvió a la normalidad.