Amagi Brilliant Park

Volumen 6

Capítulo 3: Fuera del Túnel

Parte 3

Llegaron a una esquina del jardín que daba al parque, antes de que Seiya volviera a ver a Latifah, Obiza e Isuzu entraron juntos a su habitación.

“¿Crees que funcionará?”, Preguntó.

“Honestamente no lo sé, fumo”, susurró Moffle sombríamente. “Pero creo que el viejo estaba en el camino correcto con lo que señaló. Incluso si no puede resolver nuestra situación actual, podríamos aprender algo nuevo”.

“Estás muy tranquilo acerca de esto”, observó Seiya.

“Por supuesto que sí”, acordó Moffle. “Veo que Latifah pasa por esto todos los años, fumo. Duele, pero estoy acostumbrado. No puedo deprimirme por eso cada vez, fumo”.

“……” Seiya no tenía respuesta a esa declaración.

“De todos modos, ¿qué está pasando con Mackey, fumo?”, Preguntó Moffle, buscando cambiar de tema. “Isuzu me dijo que envió su lista de demandas irrazonables”.

“Ah, eso…” Seiya vaciló. “Se trata de lo que supusiste que sería. Pero podríamos tener que considerarlo si queremos llegar a tres millones de personas”.

“Ya veo”. La calma de Moffle lo sorprendió.

“¿No estás enojado?”

“Moffu. He estado pensando desde la última vez, y… bueno, es un objetivo tan absurdo, que probablemente no haya forma de lograrlo sin algún grado de sacrificio”.

“Pensé que me molestarías”, admitió Seiya.

“Ofrecer una opinión disidente no te está molestando, fumo. Desearía que más gente entendiera eso, fumo.”

“Hmm”.

“Apuesto a que Latifah lo aceptaría si ella también lo supiera. Está más preocupada por… ah, no importa, fumo”.

“¿Qué?” Exigió Seiya. “¿De qué está preocupada?”

“Solo lo estoy pensando demasiado, fumo. … En cualquier caso, respetaré cualquier decisión que tomes, Seiya. Solo sé eso, fumo”. Moffle parecía haberse preparado para cualquier resultado. Después de todo, se suponía que este parque había cerrado la primavera pasada. No solo habían obtenido una nueva oportunidad de vida, sino que estaban atrayendo a más invitados que nunca. No importa lo que suceda de ahora en adelante, sería ingratitud pedir más.

“Las cosas van a ser difíciles”, suspiró Seiya.

“Lo sé, fumo. Estoy preparado para ser despedido también”.

“Por eso, antes de tomar mi decisión…” Seiya sacó su teléfono inteligente y comprobó la hora. “… hay una última cosa que tengo que hacer esta noche. Te dejaré Latifah a ti y a Sento”.

“¿Moffu?”

“Hay un hombre que necesito ver”, respondió evasivamente, aunque Seiya no estaba seguro de si podría llamarse hombre o no. Aun así, era hora de sacar esto.

El río Tama, en el lado norte de la ciudad de Amagi, fue atravesado por un puente. Fue llamado, apropiadamente, Puente Amagi. Tal vez debido a que estaba fuera de una carretera de peaje, no había mucho tráfico fuera de las horas pico: tenía una pasarela para peatones, pero eso también rara vez se usaba. Incluso a las 7:00 de la noche, estaba prácticamente desierto, algo inusual a finales de julio.

Seiya mismo rara vez venía aquí. La luz de las luces de la calle cercana era tan brillante que era casi cegadora. Bajó la marcha de su bicicleta cuando se acercó al centro del puente y comenzó a buscar a la persona que había venido a conocer.

No tuvo que buscar por mucho tiempo. Había un hombre apoyado contra la barandilla de la guardia, jugando con su teléfono inteligente, vestido con un traje completo a pesar del calor. Se volvió para mirar a Seiya cuando escuchó que la bicicleta frenaba. Como se esperaba, era Kurisu Takaya, anteriormente de Amagi Development.

Se veía exactamente igual, hasta su peinado; Era idéntico en todos los sentidos al hombre que había conocido antes. ¿Por qué, entonces, Hojo se refirió a este hombre como Kurayama? Seiya estaba segura de que había algún tipo de magia involucrada. Puede que ni siquiera tenga que cambiar su rostro; tal vez podría obligar a otros a percibirlo de manera diferente, utilizando un principio similar al del hechizo Lalapatch. Seiya no pudo decir. Pero estaba seguro de que este era el hombre que conocía en Kurisu.

“Hey”, dijo el hombre tranquilamente.

Seiya se bajó de su bicicleta, sin devolverle el saludo.

“Lamento mucho lo de ayer”, continuó el hombre. “La llamada fue tan repentina que tuve que recurrir a… ¿medidas de emergencia? Bueno, medidas que eran menos que hermosas, se podría decir”.

“¿Eres tú quien puso la cifra de asistencia imposible en la cabeza de Hojo?”, Preguntó Seiya. “¿Por qué lo hiciste?” Luego, usó su magia. Nunca lo había usado en Kurisu antes; Si Latifah y los demás decían la verdad, este hombre era un poderoso mago, el mago detrás de una maldición que había dejado a los miembros de la realeza de Maple Land rascándose la cabeza.

Había estado al tanto de la magia de Seiya la última vez que se habían conocido. Seiya ni siquiera estaba seguro de sí funcionaría en él. Y sin embargo, lo hizo. Pudo escuchar exactamente lo que estaba en la mente del hombre.

[Verlos a todos sufrir más, obviamente… ¿oh? ¿Ya usaste tu magia? ¡Qué sorpresa! Y un peligro…》 La voz se apagó allí. Era la primera vez que Seiya usaba la magia en este tema en particular, por lo que no perdió ningún recuerdo como resultado.

“Esto es muy inesperado”, comentó el hombre. “Pensé que eras más cauteloso que eso…”

Seiya resopló.

“Pero ahora te lo hiciste y usaste tu magia conmigo… ¿Fue realmente la mejor idea?”

“Ahórrame tu preocupación,” Seiya le dijo secamente. “Ahora, dime esto: ¿por qué estás atormentando a Latifah? Ella no te ha hecho nada ¿verdad?” Él usó su magia por segunda vez. No le interesaba en absoluto la postura y el juego de palabras con este hombre; la campana de la ronda había sonado, y él iba a salir balanceándose.

[¿Qué sacaría de atormentar a ese rey? Simplemente está cosechando lo que sembró. El tormento mucho más indignante es… espera, ¿lo estás usando de nuevo? ¡¿Usaste tu magia varias veces?!] Los ojos de Kurisu se abrieron en estado de shock.

Seiya no podía recordar el nombre de la compañía con la que el hombre estaba trabajando actualmente. Lo que sea, decidió, puedo buscarlo más tarde. Después de los eventos de ayer, había escrito todo lo que sabía sobre Kurisu Takaya, cada detalle.

“Las preguntas seguirán llegando”, Seiya le dijo con frialdad. “Veremos cuánto tiempo puede mantener esa confianza suya… ¿No debería huir como lo hizo antes?”

“… Escucha lo que dices”, se burló el hombre, “Pero, parece que me equivoqué; Tenía la intención de jugar contigo un poco, pero…”

Seiya usó su magia por tercera vez. [Esa es la magia real para ti. Siempre me pregunté por qué se limitaría a un solo uso. En realidad, esto es…
¡magnífico! Realmente quiero a esa chica por mi cuenta. Espera… ¿lo usaste de nuevo? Y no puedo… incluso resistirme…] Seiya se dio cuenta de que algo era diferente en los pensamientos que estaba escuchando esta vez. No… Había sido vagamente consciente de ello antes, y ahora estaba seguro de ello. Su magia le dio la capacidad de forzar una respuesta.

En aplicaciones anteriores de su magia, Seiya hacía una pregunta principal, luego veía qué respuesta podía sacar de esa manera. Había tenido que elegir y cronometrar las preguntas cuidadosamente; un error de cálculo y perdería la oportunidad.

Pero ahora, Seiya había tenido éxito varias veces en obtener información que, basándose únicamente en las preguntas que había formulado, no debería haber podido. Ayer, en particular, contra ese anciano llamado Hojo… Obtuvo mucho más que nunca de sus encuestas diarias de sus invitados. ¿Quizás la diferencia fue la malicia y el antagonismo que sentía hacia ellos? Vio a Hojo como su enemigo; Kurisu, por supuesto, era igual. No podía pensar en nadie más a quien hubiera sentido una antipatía tan profunda.

Kurisu dio un paso asombroso. “Esto es… hah. Increíble. Para llevarme a esto…”

“No voy a ceder, Kurisu”, dijo Seiya. “… O, es Idina, ¿no es así?” El tercer uso de su magia hizo que Seiya olvidara el día que conoció a Kurisu, y de lo que habían hablado en la parada del autobús. Sin gran pérdida; probablemente fue todo desagradable, de todos modos. “¿Cuánto sabes sobre mi magia?” Empujó de nuevo.

“YO-”

“¡Habla!” Seiya usó su magia por cuarta vez.

[No sé… mucho. Puedes leer una mente varias veces y forzar respuestas. Eso es todo lo que sé. Ahora veo… La magia de la línea real es poderosa. Todo tiene sentido ahora…] La voz se apagó. Kurisu cayó de rodillas, luchando por respirar.

Esta vez, Seiya olvidó la naturaleza del acuerdo que Kurisu había hecho con el rey de Maple Land. Eso parecía importante, pero ya no estaba.

Afortunadamente, el conocimiento de que había maldecido a Latifah se mantuvo.

Un agotamiento severo comenzaba a llegar sobre Seiya ahora. Le dolía la cabeza. “Esto es cuando huiste, ¿no?”, Comentó Seiya distraídamente. “¡Pero voy a hacer que me digas esto!”

“Esp…”

“¡La forma de eliminar la maldición de Latifah! ¡Dímelo, en este instante!” Él usó su magia por quinta vez. Podía sentir el terror de Kurisu, su deseo de escapar. Tenía ilusiones y teletransportaciones de las que solía escapar, pero Seiya pudo prohibir incluso su uso de esas.

Debes responder, exigió su poder, y su fuerza era intransigente. Esta comprensión de la extensión de su poder envió un escalofrío incluso a la columna vertebral de Seiya. El poder de leer mentes, una vez por persona, y solo por un corto tiempo… Eso es lo que él pensó que era. Pero fue mucho más.

Los pensamientos de Kurisu volvieron a aparecer. [No sé cómo eliminar la maldición.]

¿Qué? Seiya estaba en shock.

[Borré mi propia memoria, en caso de que el poder de Kanie Seiya fuera mayor de lo que pensaba. También eliminé cualquier forma de
restaurarlo… lo cual no fue una gran pérdida para mí, ya que nunca tuve la intención de eliminar la maldición de Latifah Fleuranza, de todos modos…] La voz se apagó.

Otra ola de agotamiento golpeó a Seiya, sin embargo, agarró a Kurisu por las solapas y gritó. “¡Maldito seas!”

“Ah-ha… Parece que mi seguro valió la pena”, dijo Kurisu, con una sonrisa en sus pálidos labios. Su frente estaba empapada de sudor; él debe estar llegando al final de su límite. Por otra parte, también lo estaba Seiya…

El precio por el quinto uso de su magia: Al fin, Seiya olvidó quién era el hombre que había maldecido. Aunque acababa de preguntar cómo se podía eliminar la maldición…

¿Para quién estaba haciendo esto? Seiya no podía recordarlo. Podía sentir su ira hacia el hombre que retrocedía. Había perdido el impulso que impulsaba este uso de su magia.

“Maldición…” Soltó a Kurisu para mirar su teléfono inteligente. Según las notas que había tomado antes, era Latifah a quien este hombre había maldecido. ¿Latifah? Seiya la conocía, por supuesto… Todavía podía recordar el primer día que se conocieron, lo que había sucedido desde entonces, su cita de ayer, todo. También recordó cómo había perdido la memoria ayer, cómo habían llamado a Obiza y la conversación que habían tenido antes de irse. Y, sin embargo, el hecho de que este hombre había sido el que la había maldecido se había vuelto completamente loco.

Sus ideas sobre la realidad se sintieron desordenadas. Era un sentimiento desorientador; Quería vomitar.

“… Parece que estás… sufriendo,” jadeó Kurisu. “Tal vez deberías tomar un descanso…”

“¡Cállate!”, Gritó Seiya con su última racha de rebelión que permaneció. Ahora estaba corriendo por los humos, por los recuerdos de malicia que todavía sentía hacia él. Una vez más. Ese probablemente sería su límite.

La magia que le habían dado realmente era poderosa, pero no era infinita. Se le ocurrió ahora, sí: el poder tenía un precio. Todos lo sabían.

No, está bien, se dijo. Renunciar a levantar la maldición por ahora. ¿Qué es lo siguiente que necesito aprender? Volvió a mirar la pantalla de su teléfono inteligente, hojeando el perfil de su enemigo. Había mucha información allí; demasiado. ¿Qué fue lo más importante? ¿Qué le daría un nuevo punto de apoyo para la investigación?

“… Tres millones de personas”, susurró Seiya. “Así es… ¿por qué estableciste el requisito en tres millones de personas?”

“¿Qué…?” Kurisu estaba confundido por este cambio de dirección.

Seiya pensó que Kurisu no había pedido algo absurdo como diez millones, ni una cifra alcanzable como 1.5 millones. Tres millones estaban en el umbral de “apenas imposible”. Es por eso que Seiya nunca lo había pensado más profundamente. Pero, ¿y si ese número sirvió para un propósito? Si resultara ser arbitrario, estaría desperdiciando su tiro. Solo podría usar su magia una vez más. Y si dejaba que Kurisu se fuera ahora, incluso si se encontraban de nuevo, probablemente volvería aún mejor preparado. Era ahora o nunca. Algo sobre ese número molestaba en la mente de Seiya.

“No”

“¡Contéstame!” Exigió Seiya. Usó su magia por sexta vez. Sintió que su cabeza se partía en dos.

[No lo sé, porque está relacionado con la maldición. Aun así, no quiero que alcances los 3 millones. Realmente no sé por qué no. Lo que significa que es un número significativo…] Eso terminó su respuesta. Kurisu cayó al suelo, con los hombros agitados por la agonía. Seiya también se había debilitado en las rodillas; se desplomó sobre su trasero, tosiendo violentamente.

El precio por el sexto uso de su magia fue olvidar parte de su conversación anterior. Rastreando lo que podía y no podía recordar de los eventos recientes, probablemente era la información que había extraído del segundo uso de su magia. ¿Qué le pregunté? ¡Pudo haber sido importante, y lo olvidé! Una poderosa sensación de inquietud comenzó a tocar el pecho de Seiya. “Maldición…” murmuró.

Pero al menos había logrado algo. Quería preguntar más, por supuesto, como sobre lo que le había sucedido a Latifah hoy, pero como el hombre había borrado su propia memoria sobre la maldición, parecía poco probable que obtuviera algo útil. Además, él realmente estaba en su límite. Cualquier otro uso de su magia y podría olvidar la información que acababa de aprender.

“Hahh… hahh…” Kurisu jadeó. Un camión de plataforma pasó junto a ellos por el puente de Amagi. Para el conductor, probablemente solo parecían dos borrachos extendidos en la carretera.

“Muy bien. Las preguntas han… terminado. ”Seiya reunió la fuerza que le quedaba y se puso de pie.

Kurisu no intentó ponerse de pie. “Estoy… contento de… escucharlo… jaja…”

“No puedes engañarme actuando como humano. Conozco muy bien la profundidad de tu depravación”. Seiya no fue engañado por un minuto. Podía parecer y hablar como un hombre, pero era un demonio. No podía permitirle ninguna simpatía. “Pero en este momento, necesito tu ayuda”.

“¿Qué?” Kurisu no había esperado esto.

Seiya sacó un documento de varias páginas de la bolsa que colgaba de su bicicleta y lo arrojó frente a Kurisu.

“¿Qué es esto?” Preguntó el hombre, sintiéndose desconcertado.

“Una alianza propuesta entre AmaBri y Digimaland”, explicó Seiya brevemente. Era el documento que describía el trato. Por supuesto, había omitido los detalles del contrato, pero una mirada a la oferta, y Kurisu debería darse cuenta de que pondría el requisito de los tres millones a su alcance.

“Eres” Kurayama “en este momento, ¿verdad?”, Preguntó Seiya. “Parece que te has adentrado bastante en Cosmic Studios… Así que creo que sabes lo que tienes que hacer”.

“¡……!” Kurisu miró a Seiya. Su rostro registró conmoción, humillación, ira, pero sobre todo, conmoción. “¡¿Te atreves a enfrentarme a esa rata bufonada?!” Debe estar olvidando mantener su forma de hablar humana; esto ya no era Kurisu, sino el malvada mago Idina.

“Si así es como quieres decirlo”, Seiya le dijo encogiéndose de hombros. “Creo que puedo sacar un buen negocio”. Cojeó hasta su bicicleta, subió y pedaleó.