Amagi Brilliant Park

Volumen 5

Capítulo 3: Realidad Amarga

Parte 1

Era principios del verano, y Moffle se enfrentaba a una rutina diaria difícil: Él se levantaba a las 5:00 A.M. Luchando contra la necesidad de volver a dormir, se tomaba su café instantáneo, comía un poco de cereal, ordenaba su apariencia y luego se dirigía al parque. A partir de las 6:00 A.M, él repasaría sus preparativos para la Moffle’s House of Sweets: Blood & Bullets. A las 7:00 A.M, comenzaría a practicar sus ensayos para su nuevo show en vivo, los Piratas de Barba de Hierro.

Luego, a partir de las 9:00 A.M, fue a unas reuniones: reuniones de planificación, reuniones de contabilidad, reuniones de relaciones públicas. Reuniones, reuniones, reuniones … La naturaleza de las reuniones cambió día a día, y por lo general terminaba con él discutiendo con Kanie Seiya y molestándose. Para cuando terminaron las reuniones de la mañana, serían más de las 10:00 A.M y el parque ya estaría abriendo. Moffle se apresuraba en ir a la Entrada de la Plaza para saludar a los invitados, actuar y tomarse fotos de recuerdo. Cada 30 minutos más o menos, alternaba entre La Dulce Casa y La Entrada de la Plaza, interactuando con entusiasmo con los invitados en ambos lugares.

Comería un almuerzo temprano de bolas de arroz en su camino a través del pasaje subterráneo, pasando a Tiramii y Macaron unas cuantas veces en el camino. Como nadie tenía tiempo para charlar, por lo general solo se daban un saludo y un gesto de asentimiento cuando pasaban. Luego justo antes del mediodía, comenzarían los preparativos para el show en vivo. Moffle repasaría los detalles con el supervisor del programa, Kenjuro; ya que se realizó en la piscina, las precauciones de seguridad fueron más estrictas de lo habitual. La actuación comenzaría a la 1:00 P.M. Haría un poco de esgrima con los piratas, cantaría, dispararía algunos cañones y bailaría. Él terminaría a las 2:00 PM, momento en el cual regresaría a sus rondas entre la Entrada de la Plaza y la Dulce Casa, trayendo alegría a los invitados sin mostrar su agotamiento. Esto fue alrededor de la hora del día en que las familias y los niños comenzaron a ponerse de mal humor ¡Pero él soportó todos los abusos con una sonrisa y un “moffu”!

A las 4:00 PM, Moffle tendría su segundo show en vivo. Fue en este punto que se sentiría somnoliento, pero también lucharía contra eso. Él puso su corazón en su canto, su baile, su esgrima … No podía equivocarse.

Después de la segunda actuación—un poco después de las 5:00 P.M—se pasearía por el parque con Tiramii y Macaron, para deleitar a los invitados con bailes sorpresa y fotografías. Una vez hecho esto, él regresó a la Dulce Casa, donde le daría un regalo a los invitados preparados para luchar contra el gran jefe de la atracción, Naughty Mouse Overlord, a su lado.

Para la cena, su asistente, Chujo Shiina, le llevaría croquetas como comida. Estas serían las croquetas hechas por Latifah que él tanto amaba, y él querría saborearlas … pero inevitablemente, el se los comería en unos solos minutos.

Alrededor de las 7:00 PM, cuando el sol se ponía, ellos tenían un show en vivo en la plaza frente al Castillo de Maple. La premisa fue que todas las mascotas de Amaburi se juntaron para golpear a un tipo malo. Fue un espectáculo extravagante que incorporó fuegos artificiales, láseres y fuentes, pero el director del sitio, Dornell, y su personal manejaron la mayor parte de eso, por lo que todo lo que Moffle tuvo que hacer fue presentarse diez minutos antes del show.

Aun así, Moffle tenía el papel principal; no podía darse el lujo de faltar. Con los invitados aplaudiendo y animándolo, él saltaba, ataba y les daba el mejor espectáculo que podía. Para cuando terminara el show, serían las 8:00 P.M. Él ya estaría a punto de colapsar, pero todavía tendría que quedarse hasta el cierre para despedirse de los invitados marchandose. Repartía globos de recuerdo y repetía “¡Moffu! ¡Moffu! ”Como si dijera:“ ¡Vuelve pronto! ”

A las 9:00 P.M era hora de cerrar. Eso significaba que sería el tiempo para más reuniones; Reunión de proyectos, reuniones de cuentas. Reuniones, reuniones, reuniones … También habría prácticas y ensayos para el espectáculo a partir de agosto. Y una vez más se molestó con Kanie Seiya.

Una vez terminadas las reuniones, él volvería a visitar la ahora cerrada Dulce Casa. Su asistente a medio tiempo, Chujo Shiina, tomaría valientemente las horas extra para ayudarlo, pero inevitablemente terminaría quedándose hasta las 11:00 pm de todos modos, comprobando a fondo para asegurarse de que no surgirían problemas al día siguiente.

Al final, agotado, Moffle se iría a casa. Regresaría alrededor de la medianoche, se ducharía, tomaría una cerveza, vería las últimas noticias y se quedaría dormido. No había estado en el Savage, su bar de yakitori favorito últimamente.

Dormiría cuatro o cinco horas. A las 5:00 A.M, sonaría la alarma, y él lucharía contra las ganas de romper el reloj. Gruñendo, gimiendo, pero aunando toda su fuerza de voluntad, él se levantaría y comenzaría sus preparativos. ¡Hagámoslo otra vez hoy, se decía a sí mismo, para los invitados de Amaburi!

Una ardiente tarde de domingo, después de que terminara el show en vivo de la tarde, Moffle corrió hacia su atracción, la Moffle’s House of Sweets: Blood & Bullets. Incidentalmente, Blood & Bullets era un nombre que le había dado después de la renovación—había querido comunicar su nueva y más intensa naturaleza. Kanie Seiya se había opuesto fervientemente, pero sus temores habían resultado innecesarios. La contradicción entre la caprichosa “Dulce Casa” y el nombre violento “Blood & Bullets” había creado un gran revuelo. La gente se había reído al respecto en Internet y las estaciones de noticias lo habían cubierto … Y con una y otra cosa, esto había atraído más visitantes. Gracias a eso, la Moffle’s House of Sweets: Blood and Bullets estaba haciendo un gran negocio. Había constantemente largas colas hacia la atracción, y el personal estaba trabajando de forma ajetreada.

—¡Buen bajo, Joffle-san!; Chujo Shiina, la trabajadora a medio tiempo, lo saludó cuando entró en el invernadero detrás del escenario. (Tiende a decir mal sus palabras de esta manera de vez en cuando.)

—Moffu, chujo. ¿Cómo va todo, fumo?

—Bueno…; Shiina vaciló.

—¿…? ¿Qué pasa, fumo?

—No hay problemas con la atracción en sí…; dijo de forma vacilante.

—Pero uno de los invitados se desmayó en la fila por el calor…

—¡…! ¿Luego que, fumo?

—Fue llevado al centro médico. Afortunadamente, no fue tan malo como para llamar a una ambulancia, pero …

Moffle canceló su aparición en la atracción y corrió al centro médico.

El centro médico del parque se encontraba al oeste de la puerta principal, en una esquina de la Entrada de la Plaza. Parecía una farmacia caprichosa desde el escenario, pero dentro de ella había un centro médico estándar.

Los suministros que llenaban los estantes de vidrio estaban a la par con lo que se vería en la oficina de una enfermera escolar: medicina digestiva, medicina para el dolor de cabeza, vendas y yesos, y un desfibrilador. Cualquier cosa que requiera atención médica más severa se requeriría en llamar a una ambulancia.

Tenía diez camas. Eso siempre había parecido excesivo para un parque de diversiones de su tamaño, pero cuando Moffle lo visitó, todas las camas estaban llenas.

—Moffu.

Todos estaban allí debido a la ola de calor: niños, adultos mayores y mujeres, todos en diferentes estados de mala salud, envueltos en mantas y con aspecto apático. Moffle había estado trabajando en este parque durante mucho tiempo, pero esta era la primera vez que veía algo así.

Peggy, un miembro del elenco de enfermeras, se movía ocupadamente de cama en cama. Era una mascota tipo tanuki de Maple Land, como Moffle. “Oye, Moffle”, dijo ella.

—Hola, Peggy; Él respondió.

—¿Escuché que un invitado se desmayó en mi atracción?

—Tercera cama de abajo; Dijo Peggy, luego se retiró hacia atrás.

—Moffu …

En la tercera cama abajo yacía un niño de la edad de un chico de secundaria. En realidad, puede haber sido un poco más joven … En cualquier caso, parecía tener unos doce o trece años. También parecía vagamente familiar.

—¿Ugh … unh … mm?” El niño se agitó, luego miró a Moffle y parpadeó.

—¡¿M-Moffle?!; Gritó, y se levantó. Parecía sorprendentemente enérgico para alguien que acababa de desmayarse por el calor.

—Hola, chico. ¿Estás bien, fumo?

—¿Eh? ¡¿Puedes hablar?!

—Moffu; (Por lo general, él no estaba obligado a decir nada más que “Moffu” y “Fumo” en el escenario, pero en ciertas situaciones—orientación en desastres naturales, atención a enfermos y heridos—estaba permitido. Como esta era una extensión de este último escenario, Moffle había decidido que calificaba.)

—Escuché que te desmayaste en la fila de mi Dulce Casa. Me siento mal por eso, fumo.

—Yo…; El niño se quedó en silencio por un momento. Luego pareció reconsiderar algo y dijo:

—¡N-No es posible! Es solo, la línea de hoy era muy larga y empecé a enfermarme mientras esperaba …

—Ya veo, fumo … He estado preocupado por los tiempos de espera a los que estamos sometiendo a nuestros clientes, fumo. Me alegra ver que te sientes mejor, pero tómatelo con calma ¿Esta bien?

—¡Estoy bien!; Insistió el chico.

—¡Además, la Moffle’s House of Sweets es mi propósito en la vida!

—¿Tu propósito en la vida?

—¡Sí!; Los ojos del chico brillaron.

—Recibí un pase anual y vengo varias veces a la semana. ¡Lo he estado haciendo desde el año pasado! ¡Y todo por la Dulce Casa!

Moffle recordaba ahora por qué el chico le parecía tan familiar: él era un cliente habitual. Y no solo desde la renovación de este año—había sido un visitante constante durante todo el desplome del año pasado.

—Moffu…; Él era ciertamente extraño; los niños de su edad eran más propensos a burlarse de las atracciones del parque de diversiones que a obsesionarse con ellas. Sin embargo, Moffle se sintió profundamente agradecido con este muchacho, que había sido un fiel cliente durante un tiempo en que nadie les daba la hora del día.

—Gracias, fumo. Er…; Él hizo una pausa, esperando su nombre.

—¡Seno! ¡Seno Koji!

—Cierto, Koji-kun. No sé cómo agradecerte por seguir visitando mi Dulce Casa durante tanto tiempo, fumo.

Seno Koji parecía estar en el paraíso. Si el chico era un cliente habitual, ellos probablemente habían tomado numerosas fotos de recuerdo al final de la atracción—Moffle empezaba a recordarlas ahora—pero nunca habían tenido la oportunidad de hablar íntimamente de esta forma, por lo que probablemente era una verdadera emoción para él.

—¡La dulce casa es increíble!; Gritó Seno-kun.

Esta es la enfermería, pensó Moffle. Hay personas a nuestro alrededor que están tratando de dormir.

—Moffu. ¿Podrías mantener la conversación un poco bajo?; Insistió en tonos suaves.

—Ah,lo siento…Pero es increíble; insistió Seno-kun.

—¡Al principio, solo parece una tontería del parque temático, pero en realidad es muy hardcore! ¡Me encanta cómo no haces el juego para niños y casuales!

—Er, cierto…; Moffle estuvo de acuerdo torpemente.

—Es como súper difícil, pero si memorizas los patrones, puedes aumentar tu puntuación cada vez; Continuó Seno-kun.

—No está complaciendo, pero aún es posible mejorar ¿Sabes? ¡Es como un paraíso para los gamers!

—Moffu. Bien… bien ¿Te has dado cuenta de eso, fumo?

—¡Por supuesto! Y hay todos esos pequeños pedacitos de realismo ¿Verdad? ¡Especialmente después de la renovación de Blood & Bullets! ¡Por ejemplo, si disparas demasiado tu pistola de agua mágica, el cañón se sobrecalienta, lo que te quita la puntería! ¡O cómo si no le das a los ratones traviesos en la cabeza y las matas de forma directa, esto ralentizará un poco al resto de la fuerza enemiga! ¡Se supone que eso representa la regla de que si un enemigo resulta gravemente herido, los otros dos tienen que detenerse para cuidarlo, ¿verdad?!; Seno-kun
se ruborizó. No parecía importarle respetar el ambiente del lugar en el que estaba.

—Ahh … ¿Te diste cuenta de todo eso, fumo?

—¡Ciertamente que sí! ¡La Dulce Casa refleja la verdad del campo de batalla!

«La verdad del campo de batalla», él había dicho. A Moffle le pareció un poco embarazoso, pero no en el peor sentimiento del mundo. Fue bueno saber que hubo invitados que apreciaron el cuidado que puso.

—¡Voy a seguir viniendo!; Prometió Seno-kun.

—Eso sí, no dejes que se convierta en un campo de tiro aburrido, ¿De acuerdo?

—M-Moffu. No lo haré, fumo; Moffle levantó la pata como si estuviera haciendo un juramento.