Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 2

Capítulo 4: El Premio Mayor Entre La Vida Y La Muerte

Parte 2

 

 

Habían terminado de buscar el vórtice en la primera área, preparándose para moverse a su siguiente ubicación. Mientras Iska subía al auto, el dispositivo de comunicaciones en la parte superior de los muslos de Mismis comenzó a sonar.

—Huh. ¿Desde el cuartel general? Iska, ¿podrías sostener mi medidor? Y desde el canal de los capitanes… deben ser noticias importantes.

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Iska estaba en el borde de su asiento para saber más sobre ello, pero decidió dejárselo a la capitana, escudriñando el vórtice con sus prismáticos, o eso es lo que había planeado hacer.

—Esta es Mismis de la Unidad 907. Mm… hmm… ¡¿Qué?! ¿Por qué eso…? ¡¿QUÉ?! ¡E-entendido!

No había forma de que pudiera mirar hacia otro lado cuando una conversación tan cargada de importancia tenía lugar ante sus propios ojos.

—Ah, cielos. Primero tenemos una notificación de emergencia y luego una orden de emergencia. No podemos tomarnos un descanso.

La llamada terminó. La capitana Mismis se desplomó en su asiento.

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—Esa fue una llamada rápida. ¿Qué es esta vez?

—…Más para continuar con los eventos de esta mañana —Armó su frase con un suspiro—. ¿Recuerdas el mensaje que Nene recibió? ¿Que detectaron actividad astral en la base? Parece que es un poder astral del ejército, y la ubicación de nuestra base no era un secreto para ellos, al parecer.

—¿Y nuestras contramedidas?

—Vamos a reubicar la base. Los oficiales están trasladando el cuartel general estratégico y las máquinas importantes a los tanques, directamente a la segunda base. Pero dejaremos las carpas atrás. Queremos que piensen que nuestro ejército sigue ahí, así que el plan es no quitarlo todo.

—Realmente se equivocaron en esto.

Podía entender por qué la Capitana se había sorprendido en medio de la conversación. El cuartel general no publicó ningún plan concreto antes de esto, y sólo cambiaron de rumbo.

—¿Cree que esa fue la propuesta de Sin Nombre?

—Sabes qué, Iska… —Bajó la voz—. Entre tú y yo, Sin Nombre no está en el cuartel general ahora mismo. Es información clasificada para los capitanes, en cambio, él se fue para actuar de forma independiente.

—¿Qué?

—Esa propuesta fue una decisión conjunta de todos los capitanes supervisores que quedan en el cuartel general. Aunque, por supuesto, creo que las unidades de comunicaciones se lo han transmitido a Sin Nombre.

—…No es de extrañar —Iska trató de mantener su sonrisa irónica a raya.

Con el Discípulo Santo ausente de la base, el cuartel general pudo finalmente desempeñar sus capacidades al máximo.

—¿Así que vamos a seguir buscando el vórtice?

—Sí. El cuartel general está en proceso de traslado a la segunda base, pero dijeron que terminarían antes de que tengamos que volver. ¿Me escucharon, Jhin? ¿Nene?

—¡Yup, yup!

—Con usted ladrando tan fuerte, puedo oírle quiera o no.

El francotirador y la mecánica estaban fuera del camión blindado. Jhin estaba observando sus alrededores a través de un par de binoculares, y Nene tenía el medidor colgando de su cuello mientras verificaba la energía astral.

—Jhin, ¿cómo van las cosas? Si ves algo extraño, házmelo saber.

—Como si fuera tan fácil. Como, oh no, la energía astral está saliendo del suelo delante de nosotros. Todo lo que he encontrado son nidos y madrigueras en el fondo del cañón. Y en la cima de los acantilados, he encontrado vegetación —Y el aburrimiento no tiene fin, casi parecía decir. Jhin se encogió de hombros—. Parece que la aguja del medidor de Nene ha empezado a enloquecer. Estoy seguro de que el vórtice está cerca de aquí en alguna parte.

—Hey, Jhin. ¿Cómo se llama esa flor blanca? —preguntó Nene.

—Es un lirio del valle. Una flor perenne que desprende un fuerte olor. Puede que se vea todo lindo, pero sus raíces son venenosas y si te comes una, tu estómago se…

—¿Podrían dejar de hacer tonterías? —Mismis se puso una mano en la cadera y frunció el ceño.

—Entonces, señálenos la dirección correcta, jefa.

—¿Eh?

—Terminamos de buscar en toda esta área. ¿Dónde debemos buscar ahora?

—Bien. Ummm… —En el asiento del pasajero, la Capitana Mismis señaló el fondo de un cañón situado a la distancia—. ¡Allí! Vayamos al fondo por un rato. Según parece, también podríamos bajar esa pendiente con el coche.

—¿Las profundidades del cañón? Ahí lo tienes, eligiendo la opción peligrosa de nuevo.

—No da miedo si estamos todos juntos. Bien, Jhin, asegúrate de proteger a tu Capitana mientras encontramos el vórtice y…

En el fondo del cañón donde apuntaba la capitana Mismis…

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…Una luz verde se encendió por un momento.

—……….¿Eh?

Se disparó como si fueran fuegos artificiales. Mismis lo vio con ojos de insecto mientras débiles partículas de luz se derretían suavemente en el aire y desaparecían.

Al mismo tiempo, el medidor que colgaba del cuello de Nene saltó con una fuerza terrible.

—¡La luz astral está emitiendo más de dos mil lunas! Capitana, usted es increíble. ¡Esto tiene que ser energía astral!

—¿Qué? ¿De verdad? —La capitana miró incrédula a su propio dedo—. Mi mano. Tal vez estoy ridículamente bendecida. Hey, Iska, ¿quieres que te toque? ¿Quieres que lo haga? Mira, por aquí.

—Estoy bien, capitana. Si estuviera bendecida, creo que no nos habríamos quedado en números rojos en el casino… Whoops, nos desviamos del tema. Tenemos que apurarnos y decirle al cuartel general.

¿Se acercarían al vórtice para observarlo?

¿Esperarían allí por refuerzos?

De cualquier manera, cambiarían de táctica para protegerlo con todo lo que tienen. Esperarían órdenes del cuartel general.

—Oye, Jhin, somos los primeros en encontrarlo, ¿verdad? Me pregunto si el cuartel general nos reconocerá por eso. Tal vez nos den la cosa favorita de la Capitana Mismis: una recompensa monetaria.

—Después de que todo esté hecho. Protegeremos el vórtice o lo destruiremos. El cuartel general necesitará ponerse en contacto con la capital imperial para tomar esa decisión… o algo así. No estoy seguro de que las cosas vayan tan bien —Jhin miró hacia el fondo del cañón mientras tiraba su rifle de francotirador en el asiento—. Lástima, jefa. Parece que no fuimos los primeros en encontrarlo.

—…¿Qué? ¡¿Ese coche no es del grupo de Noro?!

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Estaban en la ladera que conectaba con el fondo del cañón, donde un coche militar imperial levantaba una nube de polvo mientras avanzaba. El asiento del conductor estaba ocupado por la amiga de Mismis, la capitana Shanorotte. Estaba acompañada por tres de sus subordinados, dos mujeres y un hombre.

—Probablemente ya lo reportaron hace un tiempo, terminando su minuciosa observación del vórtice. Llegamos a él después de ellos.

—Ah. Ugh, Noro. ¡Pensamos que éramos los primeros!

El coche militar se detuvo ante sus ojos. La puerta se abrió de golpe. Cuando la alta capitana salió del coche, la capitana Mismis se aferró a ella.

—¡Eres una estúpida, Noro!

—Oh cielos. ¿Qué pasa, Mismis?

—El vórtice…

—Oh, eso. Te vimos desde abajo; por eso vinimos aquí a toda prisa. ¿Descubrieron que era el vórtice?

—¡Claro que sí! —La capitana Mismis señaló hacia abajo—. Porque se iluminó de repente. El medidor de Nene comenzó a reaccionar. Viste la eso, ¿verdad, Noro?

—Sí. Fue bonito. Pero no tan grande como esperaba —La capitana Shanorotte ladeó su cabeza extrañamente—. Mismis. ¿Viste algo más ahí abajo?

—¿Eh?

—…Lo que significa que estabas haciendo una gran conmoción sobre el vórtice, ¿eh? Vinimos aquí a toda prisa —Le dio una palmadita en la cabeza a la capitana Mismis—. Aw, eres tan despistada.

—…¿Qué?

La capitana Shanorotte apuntó hacia el acantilado, siguiendo el ejemplo de Mismis.

La luz de la energía astral se había apagado. Con sus camaradas, Iska entrecerró los ojos en la oscuridad, incapaz de ver nada más allá de su oscura sombra.

—A diferencia del Imperio, que teme a la energía astral, la Soberanía Nebulis la ha acogido. Por eso han llegado mucho más lejos con sus investigaciones, incluyendo cómo localizar un vórtice.

—¿Noro?

—Antes de que lo encontraras, Mismis, la Soberanía ya había establecido un campamento en el valle para capturar las unidades que se acercaban demasiado. Exactamente como ahora —La capitana Shanorotte apretó a Mismis, con fuerza.

—E-eso duele, Noro…

—Oh, ¿duele? Lo siento. Eres tan pequeña, Mismis.

Considerando la diferencia entre su constitución y su fuerza física, para el cuerpo infantil de Mismis, el abrazo se sintió más como una sujeción con un tornillo de banco que un abrazo.

Y la otra capitana no parecía tener la intención de aflojar sus brazos.

—¿Noro?

—Oh, bueno —Shanorotte eventualmente aflojó su agarre, bajando sus ojos para encontrarse con la mirada de su amiga. No estaban sonriendo esos ojos.

Cuando Iska sintió esa inquietud, intentó decir algo, pero sucedió antes de que pudiera.

—De todos los del Imperio, Mismis, tú eras una de mis favoritas. Planeaba dejarte hasta el final para poder pasar más tiempo contigo. Esperaba poder divertirme, torturándote, torturándote y torturándote —Tocó la base de su propio cuello.

Riiiiip. Shanorotte se arrancó algo con tono color carne pegado a su cuello.

—…¿Eh?

—¿Te sorprende esto?

Una calcomanía estaba pegada en la punta de sus dedos, usada para ocultar una cresta astral verde como un guisante en la base del cuello de la capitana rubia.

—¿Eres una bruja? ¡O-ow!

—Así es. Soy lo que se llama una bruja. Al igual que todos mis subordinados —La capitana agarró el cuello de Mismis, estrangulándola.

No, ella no era una capitana sino una maga bajo la apariencia de un oficial. La mujer mostró sus verdaderas intenciones con la inconfundible expresión de una bruja despiadada, odiada y temida por el Imperio.

—¡¿Capitana?!

—¡No te atrevas a moverte, soldado imperial! —En ese momento, la cresta astral de Shanorotte parpadeó.

Zwing. El sonido del aire ardiendo. Un rayo de luz pasó por las miradas de Iska, Jhin y Nene.

—¡¿El poder astral del rayo?

…es capaz de invocar sus ataques rápidamente… Oh, cielos. Una forma rebelde de poder astral… ¡De entre todas las cosas!

No tenía mucho alcance, a diferencia de los tipos llama, pero podía ser invocada con un aterrador ataque de velocidad tan rápido como un rayo. Incluso Iska estaba ansioso por saber si podía cortar estos ataques. Había más que suficiente poder en el rayo para derribar a una persona. En el combate cuerpo a cuerpo, era uno de los tipos de energía más amenazadores.

—Noro… ¿Dónde está la… verdadera Noro?

—¿La verdadera Noro? Ja, ja, ja. No puedo creerlo. ¿Todavía no te has dado cuenta? Eres una verdadera idiota. Pero eso es lo que me gusta de ti. Eres tan impotente que no te das cuenta —Continuó estrangulando a Mismis con una mano.

Con la otra, la bruja señaló triunfalmente su cresta astral.

—Shanorotte Gregory nació y se crió en la Soberanía Nebulis. Oh, pero he estado en el Imperio desde que tenía quince años. He sido la única Shanorotte desde que tú y yo nos conocimos.

—¡…ah!

—No me mires así. No te mostraré compasión. Eres un enemiga, una enemiga. ¡Todas esas veces que ustedes, escoria imperial, nos han llamado “brujas”! ¡Todo este tiempo tuve que esconder mi cresta astral! ¡Nunca pudieron entender cómo me sentía!

Se había entrenado como soldado imperial y llegó al rango de capitana. ¿Cuántos secretos de estado pudo haber filtrado a la Soberanía Nebulis en la última década?

—Entonces, Mismis…

Casi parecía una persona diferente… no, probablemente había estado fingiendo adoptar esa otra persona todo este tiempo.

Mientras la bruja miraba a la capitana, su mirada se volvió repentinamente en una de asco, muy distinta de la que había tenido con Mismis en la base.

—N-no… Deten…

—¡He decidido mi presa para hoy!

Un rayo salió de su cresta astral, como si fuera un hilo vivo, y unos rayos sauce se envolvieron en el brazo de la bruja, serpenteando por todo el cuerpo de Mismis mientras la sostenían por el cuello.

—-ggh……….. Zzzt. —su delgado cuerpo se sacudió una vez.

Dejó de moverse como una marioneta cuyas cuerdas habían sido cortadas.

— ¿Por qué, tú?

—Te dije que no te movieras —Shanorotte presionó el cañón de una pistola en la mejilla de Mismis—. No lo olvides. Estos tres subordinados y yo hemos sido soldados imperiales por más de diez años. Lo que significa que estamos familiarizados con la forma en que el Imperio trata a los prisioneros de guerra.

Los tres subordinados tenían armas apuntando a Jhin, Nene e Iska.

—Arrojen sus armas y ríndanse. Esta pequeña idiota es una capitana, así que la haremos prisionera. Ustedes son soldados menores, lo que significa que los ejecutaremos o los esclavizaremos. Pero si no hacen ningún movimiento divertido, podríamos perdonarles la vida. Oh, pero por supuesto, tendremos que interrogarlos primero.

—……

—No lo hagas, Iska. No son sólo fuerzas astrales. Son soldados imperiales con más experiencia que nosotros.

Escucharon un ruido sordo.

Jhin había tirado su rifle de francotirador al suelo. Suspiró.

—Bien, yo también lo haré. Ya está —Nene tiró su arma y su funda al suelo.

—…Bien. Yo también lo haré —Iska dejó caer ambas espadas astrales al suelo.

—Oh, wow. Son completamente diferentes a Mismis. Ustedes tres lo entienden. En ese caso… Claro, son soldados imperiales, lo que significa que llevan esposas para los prisioneros, ¿verdad? Bien, tú, la de allí. Nene, ¿verdad? Ve y ponle las esposas a tus amigos.

—… Bonito fetiche.

—Esta es la forma imperial de hacer las cosas. No querrás que te ataquen mientras te acercas lo suficiente para ponerle las esposas a alguien,
¿verdad? —La bruja entrecerró los ojos, como si encontrara agradable el sarcasmo de Jhin.

—Nene, ¿lo has entendido, verdad? —Ninguno de los cuatro asesinos de Nebulis notó al francotirador de pelo plateado susurrando.

Iska apenas logró descubrirlo porque lo estaba esperando.

Junto a Jhin, Nene parpadeó dos veces en lugar de asentir con la cabeza. Esa era su forma de comunicar “entendido” cuando no podían decir nada.

La mecánica tenía un arma oculta, un mecanismo con forma de anillo que llevaba en el dedo.

Satélite, la Estrella de Tetrabiblos, lanza granadas de poder antiastral.

Era un satélite que se sincronizaba con la ubicación de Nene.

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A una mecánica extraordinaria, Nene Alkastone se le había confiado un arma experimental de poder antiastral del Departamento de Desarrollo de Armas de Supresión. Disparaba granadas desde el cielo y despojaba a los oponentes de su visión con luces intensas.

Además, emitía longitudes de onda que eliminaban la energía astral.

…no podrán usar sus ataques durante unos segundos.

…Sólo necesito apuntar a dos de las cuatro personas. Los desarmaré, y si puedo noquearlos, podremos cambiar las cosas.

Tenían cuatro oponentes y sólo tres personas de su lado. Si pudiera derrotar a dos, podría revertir la situación. Después de eso, todo era cuestión de tiempo. Nene trató de esperar su momento, buscando la oportunidad de enviar órdenes para el bombardeo a través de su anillo.

—Vamos. Date prisa. Después de ponerles las esposas a esos dos, póntelas tú misma. Simple, ¿verdad?

—…Sí —Nene sacó las esposas, dándole la espalda a Shanorotte y a los tres subordinados.

¡Es ahora! Nené puso su mano en el anillo. Jhin e Iska patearon el suelo.

En ese mismo momento…

— -Estás en el camino.

Escucharon la voz, sintieron su presencia y el viento, pero no pudieron verlo en ninguna parte.

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—Unidad 104 de la Quinta División. Los castigaré aquí.

Los gritos de los magos resonaron.

Sus brazos fueron rebanados con los cañones de sus armas aún en sus fundas. Se retiraron sin tener una comprensión real de lo que pasó, y la sangre brotó de los hombros y el abdomen de dos soldados.

Era una hoja invisible, capaz de cortar las armas de acero tan fácilmente como el papel, con un grado aterrador.

Irónicamente, los cuatro estaban vestidos con sus uniformes de batalla imperiales, lo que significaba que los textiles protectores los habían salvado de ser cortados.

—…¡¿No puede ser?! —Una maga gritó mientras la sangre brotaba de su brazo izquierdo, apuntando al aire mientras la cresta astral brillaba—. Sin Nombre…….

Antes de que pudiera terminar, ese brazo se retorció con un sonido sordo, y el último de ellos perdió el conocimiento y se quedó boca abajo en el suelo.

—Ustedes, brujas asquerosas, mezclándose con el Imperio. ¿No les dije que no se interpusieran en mi camino?

—…Sin nombre.

—¿Secuestrar tres unidades imperiales? Sólo hay un puñado de formas de lograrlo. ¿Acaso creyeron que no me daría cuenta de que hay traidores entre nosotros?

El aire temblaba, brillando como si una ola de calor estuviera justo frente a los ojos de Iska. La forma de un hombre apareció de ella.

Era el Discípulo Santo Sin Nombre, su cuerpo envuelto en un camuflaje activo.

—…Ah, ya veo. Ahora que lo pienso, dijeron que estabas actuando solo esta mañana. Así que estabas poniendo una trampa desde el principio. Después de todo, el Pequeño Señor Discípulo Santo proviene de la unidad de asesinos —Shanorotte retrocedió—. Pero sería inconveniente si yo también fuera capturada aquí.

—Dije que te castigaría —El Discípulo Santo se acercó a ella.

Parecía deslizarse por el suelo mientras se dirigía hacia el pecho de Shanorotte. No dudó en extender su brazo como si fuera a aplastar su tráquea.

Pero Sin Nombre fue el que se detuvo inmediatamente en su camino.

Había una columna de llamas.

Un hechicero boca abajo en el suelo usó un ataque astral que invocó un fuego furioso que se interpuso en el camino de Sin Nombre.





—…Hemos puesto nuestras manos en… el vórtice… Esta es… nuestra victoria… el Imperio-

—Cállate.

El Discípulo Santo lo castigó con el pie, y el hombre se quedó en silencio.

Con su invocador inconsciente, la columna de fuego desapareció, pero para entonces, Shanorotte ya se había encontrado con el coche imperial, llevándose a Mismis.

Él giró hacia esa espalda indefensa.

—…

Tenía un cuchillo de cristal.

Sin nombre no dudó en arrojarlo.

—¡Tienes que estar bromeando!

Escucharon una fuerte explosión cuando la punta de la espada astral de Iska destrozó en el aire el cuchillo transparente y lo hizo pedazos.

—…¿Qué crees que estás haciendo?

No pudo responder al Santo Discípulo.

Iska le gritó al francotirador, que había preparado su rifle.

—¡Jhin!

—¡Lo estoy haciendo ahora! —Apuntó la mira al carro imperial blindado.

El disparo fue silencioso, lanzándose y clavándose en el neumático del coche blindado en el que iba Shanorotte.

—Listo. Podemos averiguar su ubicación específica con esto.

El coche imperial se fue. Se dirigió a toda velocidad hacia el vórtice en el fondo del cañón, probablemente porque el escondite del ejército astral estaba allí.

Por el lado de Shanorotte estaban Mismis y las tres unidades capturadas el día anterior. Y a los pies de Iska estaban los tres magos que se habían disfrazado de soldados imperiales. Parecía que cada lado había conseguido su grupo de prisioneros.

—Mocoso —El Discípulo Santo quitó los ojos del carro blindado que desapareció bajo el acantilado—. ¿Estás demente? Interferiste con mi cuchillo.

—…Creo que debes saberlo, pero… —Iska se enfrentó a Sin Nombre sobre los fragmentos de vidrio esparcidos en el suelo.

Si no lo hubiera detenido, ese cuchillo habría atravesado despiadadamente a la bruja y a Mismis. Iska se dio cuenta de eso y apenas lo detuvo a tiempo.

…Todo lo que te importa es capturar a la bruja.

…Ni siquiera te molestaste en considerar la vida de la capitana Mismis.

—Esos tipo relámpago son estadísticamente raros. Si la hubiéramos capturado, habría sido una gran muestra.

—Si eso es todo lo que tienes que decir, mi opinión sigue en pie… Tienes que estar bromeando.

—Eso es una clara insubordinación hacia tu oficial al mando. Si quieres volver a la cárcel…

—Sr. Discípulo Santo —el francotirador los interrumpió—. Hay algo más importante que tenemos que discutir. Conocemos el paradero de las tres unidades imperiales y de nuestra capitana. ¿Cómo deberíamos recuperarlos?

—… —El Discípulo Santo se dio la vuelta—. ¿Quieres una reunión estratégica? ¿Qué estás diciendo?

—…¿Qué?

—No hay cambio de estrategia. Hagan lo que les ordené.

Uno. Asegurar el vórtice antes que la Soberanía.

Dos. Si eso falla, destruir el vórtice antes de que puedan usarlo.

No quiere decir que…

La mente de Iska destellaba con imágenes de los misiles balísticos de corto alcance que habían llevado al borde de la base. Entonces su siguiente pensamiento fue que el vórtice ya estaba en manos de la Soberanía Nebulis.

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—Bombardearemos el vórtice. Y ese será el final de todo.

Si no podían tenerlo, lo destruirían.

Eso incluía el escondite del ejército astral. Eso incluía las unidades imperiales tomadas como prisioneras. Eso incluía a la capitana Mismis.

Todo sería pulverizado por los misiles hasta que no quedara ningún rastro. Eso era lo que este Santo Discípulo estaba sugiriendo.

—¿Y su respuesta?

—…Tienes que estar bromeando. No tengo ganas de responder —Iska prácticamente escupió.

Jhin y Nene sólo miraban en silencio.

—Tenemos que destruir el vórtice antes de que puedan usarlo —El Discípulo Santo les dio la espalda. Su cuerpo, cubierto por el traje fotoquímico, se volvió tenue, como si se fundiera con la luz—. Regresaré rápidamente a la base y haré el anuncio oficial al cuartel general estratégico de que comenzaremos el bombardeo… No tiene sentido. Y eso incluye todo.

Desapareció: presencia, cuerpo y voz. El Discípulo Santo seguramente nunca más se dirigiría a ellos.

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Fueron abandonados en ese lugar.

—Me pregunto si lo lograremos —Nene miró el anillo en su dedo meñique—. Ese Discípulo Santo tiene que reportarse primero a la capital imperial. Tomará treinta minutos para escribirlo y comunicarlo. Tomará una hora antes de que el cuartel general Imperial dé una confirmación para disparar las armas. Necesitarán llamar a los ingenieros de misiles y calcular la trayectoria. Pero estoy segura de que lanzarán los misiles en algún momento del día.

—…Sin prórrogas, ¿eh?

Nene dobló los dedos mientras contaba. Iska asintió.

Una vez que el sol se pusiera, no serían capaces de hacer nada. No podían hacer nada más que atacar en el lapso de tiempo de las pocas horas que quedaban.

—Entonces, ¿qué haremos? Definitivamente esperarán que vayamos a buscar a nuestra capitana. Si nos precipitamos allí, contraatacarán — murmuró Jhin en voz baja—. En todo caso, hay una alta probabilidad de que los pura sangre hayan venido con el ejército astral. Incluso si fuéramos a desafiarlos, lo más probable es que nos ataquen en grupo.

Sacó un pequeño dispositivo con una pantalla de cristal líquido. La luz que se movía mientras parpadeaba era la señal del vehículo enemigo en el que iba la capitana Mismis.

—¿Qué deberíamos hacer, Iska? Aunque sepamos la ubicación de la capitana, será casi imposible rescatarla.

—…Volvamos a la base primero. Tenemos que comprobar lo que está pasando allí —Iska tomó la iniciativa y se subió al asiento del vehículo blindado—. Tenemos que prepararnos. Y antes que nada, tenemos que averiguar cuándo se van a lanzar los misiles.

—Si nos equivocamos por un minuto o incluso un segundo, terminaremos en la explosión —Jhin se deslizó en el coche—. Basado en nuestra racha perdedora en el casino, puedo decir que todos tenemos una suerte de mierda. Todo se reduce a si podemos voltear las tornas o no.

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—Iska, ¿estás seguro de que podemos hacer esto? —Nene se subió al asiento del conductor.

Él giró hacia la chica de la cola de caballo mientras ella pisaba el acelerador.

—Estoy seguro —Iska no dudó en responder—. Estoy seguro de que nos tocará el premio mayor.

Esto no era un juego de ruleta, cartas o monedas, era un juego de vida o muerte.

Conseguirían el premio mayor, incluso si significaba sacarlo por la fuerza.

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