Overlord

Volumen 14: La Bruja del Reino Caído

Capítulo 1: Un Movimiento Inesperado

Parte 8

 

 

Aunque había abogado por la búsqueda de talentos en el sector educativo, el Reino Hechicero aún no había implementado la política poco realista de educación universal para todos.

Si el nivel de educación aumentaba, también lo harían los avances tecnológicos y culturales, pero también podía fortalecer a los débiles. Aunque sus políticas actuales podían llevar a algunas personas con talentos desconocidos a permanecer como agricultores por el resto de sus vidas, la paz de Nazarick era la principal prioridad.

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“No creo que sea una mala idea.”

Después de que el Actor de Pandora estaba de acuerdo, los tres comenzaron a caminar en otra dirección, con Narberal en frente.

No habían pasado ni dos minutos antes de que Ainz recibiera un [Mensaje].

“Ainz-sama.”

“¿Entoma? ¿Qué está pasando?”

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Ainz caminaba mientras hablaba y sintió un mal presentimiento.

No podía recordar la última vez que recibió un [Mensaje] así este año, por lo que debía haber ocurrido algún tipo de emergencia.

Pero… La intrépida sonrisa de Ainz nunca flaqueó.

Toda la terrible experiencia en el Reino Santo fue tan dolorosa que nada podía ser peor en comparación.

“Comparado con el infierno por el que tuve que pasar, nada de lo que este mundo pueda arrojarme es imposible.”

La solicitud, como había esperado, era que volviera a Nazarick de inmediato. Después de responder que lo haría, Ainz le ordenaba a Narberal que también trajera al resto de las sirvientas a Nazarick. Abrió una [Puerta] después de despedirse de los dos para permitir que regresaran los Hanzos que habían estado asegurando su perímetro.

Solo entonces regresó Ainz a Nazarick.

Después de despedir a los Hanzos, tomó el Anillo de Ainz Ooal Gown de Solution, que lo había recibido nuevamente. Usando el anillo, se teletransportó al décimo piso y comenzó a caminar hacia la habitación que era su destino.

Las habitaciones que eran importantes o especiales en Nazarick habían sido marcadas para poder teletransportarse directamente a sus puertas con el anillo. Este no era el caso con las habitaciones que se consideraban “normales” desde el principio y por lo tanto, no se podía teletransportar directamente a ellas.

Esto podía verse como el único defecto del anillo que permitía a su usuario teletransportarse libremente dentro de Nazarick, pero ya no les era posible modificar sus funciones. Si todavía tuvieran los kits de creadores de Yggdrasil, podría ser posible, pero ni el inventario de Ainz ni el de Nazarick tenían ninguno.

Albedo se paró frente a la puerta del destino de Ainz, esperando su llegada. Ainz no investigó cuánto tiempo había estado esperando allí, sino solo sobre el progreso que había logrado en sus tareas asignadas.

“Has estado trabajando duro, gracias.”

“¡No soy digna de su alabanza!”

Ainz suspiraba por dentro cuando veía a Albedo bajando la cabeza profundamente.

Aunque había dicho que regresaría de inmediato, no les había dado un plazo específico. La idea de que podía haber desperdiciado el tiempo de Albedo haciéndola esperar molestaba a Ainz. No podía dejar que esos pensamientos se mostraran en su rostro. Aunque como era un esqueleto no podía mostrar nada, ni aún queriendo.

Esto había sucedido varias veces antes. A pesar de decirle a Albedo que no era necesario que ella lo esperara cada vez que el regresara, ella siempre había insistido, diciendo que era natural que un sirviente le diera la bienvenida al regreso de su amo.

De hecho, había hablado sobre esto no solo con los Guardianes de Piso, sino también con los Guardianes de Área y las sirvientas. Cada vez que lo mencionaba, sus respuestas eran las mismas que la respuesta de Albedo. Las criadas estaban especialmente entusiasmadas con sus respuestas, demostrando un nivel de determinación que incluso podía hacer que alguien como Ainz se acobardara y se disculpara.

Si este era el consenso general entonces Ainz, como su gobernante supremo, tenía que renunciar a sus opiniones personales sobre el asunto.

Albedo abría la puerta de la habitación y le daba la bienvenida a Ainz.

Ainz creía que no era un hombre lo suficientemente sobresaliente como para ser digno de tal trato y con un gran sentimiento de culpa, hacía un gesto de que todo esto era de esperar y entró en la habitación delante de ella.

Shalltear.

Cocytus.

Aura.

Mare.

Y Demiurge.

Los Guardianes del Piso ya se habían reunido en esta sala y todos se inclinaban hacia el trono que de alguna manera irradiaba oscuridad.

Detrás del trono colgaba la bandera del Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown.

Parecía que todos los que debían estar presentes ya estaban aquí. En casos como este, cuando se reunían todos, Ainz tenía que ser el último en llegar de acuerdo con los procedimientos. A menos que fuera para una ocasión especial, nadie llegaría más tarde que él.

Ainz examinó a los Guardianes arrodillados frente a él.

Cada Guardián de Piso había tenido sus propios deberes en el pasado, pero recientemente el alcance de su trabajo había aumentado por un amplio margen.

El sistema de transporte aéreo que dependía principalmente de monstruos voladores (en su mayoría dragones) había establecido una red de transporte entre el Reino Hechicero, el Imperio, el Reino Enano y la desolada región habitada por semihumanos al este del Reino Sagrado. Shalltear había sido puesta a cargo de esta red y ahora tenía la responsabilidad de utilizar sus habilidades para establecer gradualmente una red de transporte terrestre.

El encargado de controlar el clima en los territorios y construir una tumba subterránea en las afueras de E-Rantel, Mare, también estaba trabajando junto al recién creado Gremio de Aventureros.

El encargado de comandar, administrar y entrenar al ejército del Reino Hechicero, constituido principalmente por no-muertos, varios tipos de semihumanos y un pequeño número de humanos, era Cocytus.

Aura, que solía tener que comandar sus propias bestias mágicas, ahora tenía que operar un departamento que desplegaba una red de vigilancia que brindaba una cobertura adecuada sobre los límites cada vez mayores de los territorios del Reino Hechicero.

El que estaba estableciendo una agencia de inteligencia en el séptimo piso de Nazarick, era Demiurge.

De esta manera, las responsabilidades de cada Guardián de Piso habían crecido con el tiempo.

Por eso había planes para trasladar algunas de esas responsabilidades a aquellos que hasta ese momento solo se habían preocupado por la defensa interna de Nazarick, los Guardianes de Área.

Huelga decir que el encargado de controlar el progreso de todos, recibir solicitudes o sugerencias y aprobar los diversos asuntos del Reino Hechicero, la Supervisora Guardiana Albedo, había sido la más ocupada de todos.

La verdad era que nadie estaba tan ocioso como Ainz. Sus deberes diarios equivalían a simplemente practicar para actuar más como un gobernante supremo.

Era un hecho profundamente vergonzoso de admitir.

Básicamente, lo habían convocado para algo que aquellos que estaban ocupados en las tareas más importantes habían considerado que requerían su presencia.

Ainz caminaba de manera digna por el centro de la habitación. Albedo cerró las puertas detrás de ellos y lo seguía de cerca.

Se sentó en el único asiento de la sala. Albedo se arrodillaba frente a él y dijo.

“Ainz-sama. Los Guardianes de Piso de cada piso han llegado.”

Ante esto Ainz pensaba… ¿Qué quieres decir con que han llegado? ¡Ya estaban aquí! Por supuesto, Ainz no lo manifestaba y menos podía decirlo en voz alta.

“Bien. Los Guardianes de Piso han estado trabajando duro. Levantad vuestras cabezas.”

“¡Si!”

Los guardianes levantaban la cabeza al dar sus respuestas en perfecta sincronización.

Originalmente, Albedo había sido quien les había pedido que levantaran la cabeza, pero Ainz había decidido poner fin a eso. Aunque se había dicho que un superior no debería hablar tan fácilmente con sus subordinados, Ainz no quería distanciarse tanto de ellos.

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La mirada de los guardianes, que evidenciaba su absoluta lealtad, se dirigía al cuerpo de Ainz. En el pasado, Ainz no podía manejar este tipo de atención, pero su piel se había vuelto gruesa con el paso del tiempo, hasta el punto de que no lo afectaba en lo más mínimo en estos días.

Ainz estaba cada vez más susceptible y pensaba. ¿Pero por qué? ¿Estoy teniendo una impresión equivocada o se sienten aún más leales de lo que eran antes…? No… Probablemente me esté equivocando.

Ainz, que no recordaba haber hecho nada que pudiera haber elevado su lealtad, evitaba las miradas de bienvenida de los guardianes para explorar al azar la habitación en la que se encontraba. Esta no era una reacción porque no pudiera manejar sus miradas, sino que lo hizo de forma inconsciente.

A ambos lados de la habitación había puertas que no eran similares a la que acababan de atravesar, puertas sin guardias, dado el tamaño relativamente pequeño de la habitación. La habitación estaba decorada de una manera tan exquisita que emanaba un aire de grandeza.

Había sido creada para ser la sala de audiencia dentro de Nazarick. Otra fue creada en E-Rantel.

La sala del trono de Nazarick era gloriosa, pero era demasiado espaciosa y se sentía vacía si no se reunían suficientes personas dentro. Podía reunir suficientes personas si quisiera, pero considerando problemas como la presencia de un Objeto Mundial, algo que estaba entre los activos más fuertes de Nazarick y que por lo tanto no podían ser vistos casualmente por otros, se construyó una sala de audiencia.

Todo en Nazarick había sido hecho por los miembros de su gremio en el pasado, excepto esta sala de audiencia. Bajo las órdenes de Ainz, los Guardianes de Piso habían puesto gran consideración (aunque no era como si de todas formas se necesitara mucha consideración) para reacondicionar una habitación vacía para este propósito exacto.

Ainz se sintió muy feliz.

Los NPCs, creados por los miembros del gremio, habían crecido más allá de ser simples NPCs. Era como si se hubieran convertido en jugadores.

Mentalmente Ainz sonreía y pensaba. Siempre llegará un día en que los polluelos dejarán su nido para volar solos.

Cada uno de ellos lo había enorgullecido.

Suzuki Satoru no tuvo hijos y muchos de los otros miembros del gremio tampoco tuvieron hijos. No estaba seguro, pero tal vez así era como habría sido ser padre.

Se sumergió en sus propios pensamientos por un momento. Sin embargo, nadie hablaría hasta que él hablara, por lo que se veía obligado a hacerlo a pesar de no ser un maestro de ceremonias o un conductor de reuniones.

“Entonces, Albedo. Dime la razón por la que todos se reunieron aquí. ¿Es algo importante para Nazarick? O más bien, para el Reino Hechicero.”

“Si. En pocas palabras, nuestro grano que se transportaba a través del Reino Re-Estize hacia el Reino Santo fue saqueado hace cuatro días.”

“Oh… ¿Y quién hizo eso?”

“Un noble del Reino.”

La luz en los ojos de Ainz brillaba por un momento. Albedo estaba dando pocos detalles. Normalmente, ella diría el nombre, el poder militar y el objetivo de los nobles de buenas a primeras. ¿Por qué? Ainz lo pensaba mientras preguntaba más.

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“¿El comerciante de los Ocho Dedos a cargo del transporte no tenía soldados que vigilaran las caravanas? Además, la regla era que nuestra bandera debía haber sido usada. ¿Significa esto que el Reino ha elegido comenzar una guerra con nosotros?”

Basado en las acciones que había venido desarrollando el Reino había pensado que estaban tratando de evitar una guerra, pero ahora parecía ser un juicio incorrecto. ¿O fue el incidente en sí mismo algún tipo de estrategia? Ainz se daba cuenta de otra posibilidad a medida que sus pensamientos se desarrollaban.

“¿Podría ser que los Ocho Dedos nos hayan traicionado?”

“No, bueno…”

Albedo bajaba la cabeza mientras murmuraba, luego miró a Ainz como si estuviera tratando de echar un vistazo.

Ainz pensó que su actitud actual era bastante rara. Más bien, esta podía haber sido la primera vez que ella mostraba este tipo de comportamiento. Se estaba comportando como una niña pequeña que tenía miedo de ser regañada, definitivamente era diferente de la manera en la que una Supervisora debería comportarse.

“¿Pasa algo Albedo?”

Ainz mantenía cuidadosamente su digna fachada y sentía como si su espalda estuviera empapada de sudor. Ainz, por supuesto, no podía sudar.

¿Fue por un error que Ainz había cometido? Si ese era el caso, entonces el comportamiento de Albedo tendría sentido. Se estaba comportando como una empleada que había tenido que señalar los errores de su jefe quien lo había estropeado todo.

¿Un noble del reino? No tengo idea… ¿Hice algo? No hice nada inadecuado en los últimos meses. No. ¿Podría ser? Mientras lo pensaba, estaba cada vez más seguro que había hecho algo malo. Su ansiedad crecía junto con sus pensamientos pues ni siquiera podía recordar los documentos que había sellado hace unas semanas.

Y su ansiedad seguía creciendo… ¡No, espera! ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! ¿No les dije eso a Albedo y Demiurge durante el Reino Santo? Y le dije a mucha gente lo mismo después de regresar. ¡Sí, cometí un error deliberadamente! ¡Yo del pasado, eres genial! Espera, ahora es el momento… ¡de usar esa excusa!

Ainz siempre había pensado que el título de un gobernante absoluto era demasiado para él. Ya era hora de que se deshiciera de él.

Tenía una sonrisa cordial en su rostro.

“No te preocupes por eso, Albedo. Cuéntame qué pasó.”

“Sí… Ainz-sama. Seguramente recuerda nuestro plan de hacer uso de un noble idiota con el fin de obtener el control del Reino…”

¿Hmm? Ainz hacía ese sonido en su mente. Lo que ella dijo no era lo que él había esperado, pero en ese momento Ainz sabía qué decir.

“¿Ese tonto tuvo algo que ver con eso?”

Albedo asintió.

“Sí. Ese imbécil ha causado este incidente. Ainz-sama probablemente ya se ha dado cuenta de la posibilidad de que esto podría ser un esquema de los nobles del Reino.”

Más malentendidos.

“Hmph…”

Ainz comenzó a pensar. No podía ver los aspectos más profundos de tal complot, pero probablemente era beneficioso para el Reino condenar a un noble asociado con Nazarick. De esa manera, podían purgar una plaga de sus filas.

“Entiendo… ¿Pero la culpa realmente recae en ese imbécil? No es una estratagema del Reino. ¿Verdad?…”

Espera… Albedo ya debe haber investigado la información.

“Perdón por las preguntas innecesarias.”

“No, esas preguntas eran naturales para usted, Ainz-sama. Hemos preparado un testigo para este propósito. Shalltear.”

“Entendido.”

Shalltear hizo una reverencia, se levantó y luego salió por la puerta izquierda.

Justo después de eso, una mujer con un Caballero de la Muerte a cada lado regresaba con Shalltear.

Estaba tan delgada que sus huesos eran visibles como si estuviera enferma. También tenía bolsas pesadas debajo de los ojos, no usaba maquillaje y tenía el cabello desordenado.

Se podían ver manchas de lágrimas alrededor de sus ojos inyectados en sangre, que se movían sin control como una pequeña criatura aterrorizada.

Ainz recordaba haber visto a esa persona en alguna parte, pero no pudo recordar detalles importantes como su nombre y posición.

Mientras hacía todo lo posible por buscar entre sus recuerdos, los Caballeros de la Muerte la soltaron.

La mujer se arrodillaba en un movimiento suave. Era perfecto, incluso se podía decir que era hermoso.

Era algo que solo era posible a través de una cantidad adecuada de entrenamiento. Ainz incluso sintió un poco de respeto por ella por eso.

“Su-Su ma-maje…”

Su voz temblaba mucho. Se detuvo por un momento y luego volvió a hablar.

“Su majestad.”

La sala quedó en silencio. Al darse cuenta de que era su turno de hablar, Ainz dijo con voz profunda.

“Mujer, te permito decir tu nombre.”

“¡Ah! ¡Hilma Cygnaeus, su majestad!”

Sus recuerdos empezaban a volver uno tras otro, como una reacción en cadena. Era una de las líderes de los Ocho Dedos, el sindicato del crimen del Reino Re-Estize.

“Ah ah.”

No se sabía cómo había interpretado ella el ruido que Ainz había hecho inconscientemente. Hilma, quien no había levantado la cabeza ni una sola vez, gritó cuando su frente se frotaba contra el suelo.

“¡No tengo idea! ¡Ni idea! ¡No tengo absolutamente ninguna intención de desobedecer! ¡El robo de granos no tiene nada que ver conmigo!”

Ainz echó un vistazo a Albedo, quien estaba detrás de Hilma.

Sería increíblemente fácil determinar si la mujer había mentido, por lo que Albedo debía haberlo hecho. Entonces ¿Por qué no había informado los resultados directamente a Ainz?

Ainz no sabía qué estaba pensando Albedo, pero ciertamente no trataba de apuñalarlo por la espalda. En realidad, probablemente era todo lo contrario. Hubieron algunos malentendidos desconocidos que se debieron a que ella respetaba demasiado a Ainz. No sería apropiado preguntarle al respecto directamente.

Me metí en esta situación porque actué repetidamente como mi personaje. Albedo no entenderá si esto continúa. ¿Debo preguntar y ver qué pasa? Hubiera estado bien si Albedo fuera la única que estuviera aquí, pero los otros también están aquí… Ainz miraba a Aura y Mare. Hmm, la próxima vez, supongo.

“Um. En primer lugar, permítanme confirmar si Cygnaeus está diciendo la verdad. [Dominar].”

Después de lanzar el hechizo, Ainz le preguntaba a Hilma.

“¿Jugaste algún papel en el robo?”

“¡Ninguno en absoluto!”

Una persona dominada no podía mentirle a su dominador, lo que significaba que Hilma no tenía conexiones directas con el incidente. Aunque todavía era posible una conexión indirecta, no habría sido su responsabilidad. La hipótesis de que había estado mintiendo por medio de la manipulación de la memoria era poco probable.

“¿Tienes múltiples personalidades?”

“¡No!”

“Um… ¿Entonces deseas oponerte a nosotros?”

“¡De ningún modo! ¡No tengo la menor intención de hacerlo! ¡Absolutamente no!”

Ella lo negaba con aún más fuerza. Dando testimonio de esto, Ainz la liberó de su [Dominar].

“Si tuviéramos que castigarla por un delito del que no era responsable a propósito, sería demasiado duro. Cygnaeus no es culpable. Esa es mi decisión.”

Hilma levantó la cabeza y miraba a Ainz con una brillante pasión dentro de sus ojos, hasta el punto de que Ainz lo encontró aterrador.

“Pero, Ainz-sama. ¿No deberían ser las fallas de un subordinado la responsabilidad de sus superiores? Ese cretino era su responsabilidad.”

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Albedo tenía razón.

“¡Usted… Tiene toda la razón! ¡Pero tomó esas acciones al azar y por su propia voluntad! ¡Le he dicho muchas veces que me contacte antes de hacer nada! ¡Incluso había designado a un subordinado para que lo vigilara por esta razón exacta!”

Albedo no se oponía a su explicación. Entonces esa era la verdad. Había cumplido con sus deberes al máximo, por lo que sería demasiado cruel dejar que asumiera toda la responsabilidad por este incidente.

[Albedo], Recursos Humanos, había contratado a un [tonto] quien causó problemas importantes en el departamento de [Cygnaeus]. Aunque es obvio que había problemas dentro de ese departamento, Ainz también entendió la tendencia a querer culpar a Recursos Humanos. [Ainz], el asalariado, pensó en este tema desde la perspectiva de Cygnaeus.

Si él dejara este asunto a Albedo y a los demás, seguramente le impondrían castigos severos. Así que…

“Las faltas de un subordinado es responsabilidad de su superior. Estoy de acuerdo con esa afirmación.”

Ainz veía como los colores se drenaban de la cara de Hilma y continuó.

“Pero, ese proverbio fue dicho por un líder que deseaba cargar con la carga de su subordinado, no fue pensado como una forma de que los subordinados echaran la culpa a sus superiores. En cuanto hasta dónde llega esta declaración… Albedo, déjame hacerte una pregunta. Cygnaeus estaba a cargo de ese tonto, pero ¿Quién estaba a cargo de Cygnaeus?”

“Esa es… Esa es mi responsabilidad.”

“Um. Soy tu maestro, así que la responsabilidad de este incidente recae en mí al final, ¿correcto?”

“¡No-No-Nosotros no nos atreveríamos! ¡Esto no es para nada culpa de Ainz-sama!”

Albedo rechazaba su declaración con una expresión de pánico inusual.

Cygnaeus, cuya expresión un momento antes había sido una predicción de su propio destino, ahora miraba a Ainz con la misma chispa en sus ojos que antes. Su rostro estaba casi siempre cambiante.

“Aunque el modus operandi de Cygnaeus puede ser defectuoso, ella actuó de acuerdo con las expectativas de su oficina. Por eso, ella ha sido perdonada. La primera vez que ocurre un error, es porque todos cometen errores. La segunda vez sería el resultado del descuido. La tercera vez debería haber sido evitable. La cuarta vez es la que indica la incompetencia de uno. Cygnaeus.”

“¡¡Sí!!”

Cygnaeus bajó la cabeza tanto que hizo un impacto audible con el suelo. Parecía doloroso incluso desde una perspectiva externa.

“Para evitar que vuelva a ocurrir un incidente similar, trabaja más duro en medidas preventivas. Prepara un conjunto de todos los planes que puedas imaginar, envíalos a Albedo y espera su aprobación. Ese será tu castigo.”

“¡¡Sí!!”

Cygnaeus frotaba su cabeza contra el suelo, como si estuviera tratando de bajar la cabeza aún más. Eso parece innecesario, pensaba Ainz mientras se giraba para mirar hacia los guardianes.

“Esa es mi decisión, ¿Alguien tiene algún comentario? No me enojaré, son libres de decir lo que piensen.”

Nadie parecía tener objeciones. Aun así, cada uno de ellos habría dicho algo como “Las decisiones de Ainz-sama siempre son correctas.” Incluso si tuvieran opiniones discrepantes, no era probable que dieran voz a esas opiniones. En cualquier caso, era mejor confirmar que no.

“Albedo.”

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“Sin objeciones.”

“Demiurge.”

“Pienso lo mismo que Albedo.”

“Aura.”

“Ninguna.”

“Mare.”

“¡Ah! S-Sí. No tengo ninguna objeción.”

“Cocytus.”

“Sin. Objeciones.”

“Shalltear.”

“Ninguna.”

¿Estaban realmente bien con eso o tenían demasiado miedo de hablar? Ainz no estaba seguro, pero al menos había recibido su aprobación.

Ainz asentía con fuerza con la cabeza y hacía su juicio final.

“…Bueno. Ahora bien, Cygnaeus. Prepara esos planes dentro de… Tenlos listos dentro de dos días.”

Cygnaeus audiblemente giró la cabeza hacia arriba.

“¡Obedeceré! ¡Estoy agradecida por el juicio misericordioso de mi señor! ¡Se lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón! ¡Oh su majestad, el Rey Hechicero! ¡¡Yo, Hilma Cygnaeus, juro que le seguiré sirviendo fielmente de ahora en adelante!!”

“¿Es eso así…?”

La casi repugnante pasión de Cygnaeus le recordaba a una chica que había conocido en el pasado con ojos de aspecto aterrador.

“Espero tu leal servicio. Ahora bien, Shalltear, por favor envía a Cygnaeus de vuelta.”

“Entendido.”

Shalltear llevó a Hilma consigo mientras activaba la función de su anillo, el destino de su teletransportación era la superficie. Ella debía usar [Gate] después, por lo que no debía tomar mucho tiempo. Con eso en mente, la esperaron en su lugar. No mucho después, Shalltear regresaba sola como se esperaba.

“Ahora bien, esa no podría ser la única razón por la que me llamaron aquí, ¿verdad?”

Si esa fua la única razón, estaría agradeciendo a su estrella de la suerte, pero ese deseo fue destrozado por Albedo.

“Sí, es exactamente como lo has supuesto.”

Ainz miraba a Albedo como si le hubiera guardado rencor. Le hubiera encantado si ella solo le hubiera dejado aferrarse a esa esperanza por un tiempo más.

“Umm. ¿Pasa algo? Quizás…”

“No, no pasa nada.”

“Ahora bien. ¿Qué tal si me dices el verdadero propósito por el cual nos has llamado a todos?”

Albedo y Demiurge intercambiaron miradas cuando se les preguntó.

“Primero en el expediente. ¿Con qué propósito emprendió ese tonto sus acciones? ¿Alguien lo estaba manipulando como parte un complot? Eso es ciertamente posible. Dependiendo de la respuesta a esas preguntas, es posible que tengamos que revisar nuestros planes contra el Reino. Para eso solo tendríamos que saber cuáles son los pensamientos de Ainz-sama sobre el asunto. Sería una pérdida de tiempo para mi señor si tuviéramos que molestarlo para que lidie con esto usted mismo.”

“Umm… Hasta ahora nuestra estrategia contra el Reino había sido “El palo y la zanahoria” ¿Les has explicado el concepto a Mare, Aura, Cocytus y Shalltear antes?”

“Demiurge y yo estábamos en el proceso de hacerlo, pero todavía tenemos que explicar los detalles específicos del plan.”

“¿Es eso así? Entonces Albedo, comparte la información con todos. Cualquier sugerencia u opinión que tengan podría ser útil.”

“Entendido.”

Albedo comenzó su explicación a los cuatro.

La estrategia “El palo y la zanahoria” (este término se popularizó después de que Ainz lo acuñara) se usó para preparar el Reino para una toma de control y era en esencia un plan para desestabilizar el Reino desde el interior hasta el punto en que una parte de los ciudadanos del Reino esperaría activamente intervención extranjera pacífica por parte del Reino Hechicero.

El plan comenzó a sonar más y más como lo que habían hecho en el Reino Santo. Quizás esto pasó porque Demiurge también estuvo involucrado en el proceso de planificación. Era una estrategia que dependía de conflictos internos y por lo tanto causaría una pérdida masiva de vidas al principio. Su preferencia por los conflictos internos sobre la invasión física de un país probablemente se debió a que él era un demonio. Si Cocytus o Shalltear estuvieran a cargo de la planificación, probablemente preferirían métodos más directos, como una invasión en toda regla.

Pero aparentemente este plan había sido formulado por alguien dentro del Reino y Albedo y Demiurge solo habían hecho ligeras modificaciones al plan original.

Ese noble idiota era un elemento crucial de esta estrategia.

Estaba destinado a comenzar una revolución. En conjunción con los conflictos internos iniciados por su escasez de granos, el Reino se vería obligado a solicitar ayuda del Reino Hechicero. Esos no eran los únicos métodos a través de los cuales se podía lograr el efecto deseado ya que solo tenían que crear una razón para que el Reino Hechicero interviniera en los asuntos del Reino.

Esto significaba que para Ainz, todo seguía yendo según lo planeado. El incidente causado por ese imbécil era justificación más que suficiente para que el Reino Hechicero se involucrara.

Sin embargo, parecía que Albedo y Demiurge estaban un poco preocupados por su situación actual. Tenía que haber algo que Ainz no estaba teniendo en cuenta.

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“Ahora bien, Albedo. Quiero hacer algunas preguntas básicas… ¿Realmente tenemos evidencias contra ese noble por el incidente? ¿Tenemos pruebas de que esta fue una estratagema del Reino? Recuerdo algo… Sobre la correspondencia programada de Albedo con ese noble que estaba en deuda con nosotros.

Albedo se había quejado ante Ainz una y otra vez por tener que enviar cartas a ese noble desagradable, un simple humano… O algo similar. También le había pedido a Ainz que revisara dichas cartas, por lo que tuvo que leerlas en numerosas ocasiones.

Si se tratara de papeleo simple, Ainz aún sabría un poco al respecto, pero no tenía confianza en su capacidad para corregir o editar. Trató de evitar tener que hacerlo, pero Albedo le había rogado en serio, así que tuvo que hacerlo.

Por cierto, aunque había pasado mucho tiempo desde que llegó a este mundo, Ainz todavía no había aprendido a leer el idioma.

Lo mejor que podía hacer era escribir sus nombres y los de Momon y reconocer los números. En comparación con Albedo, Demiurge y el actor de Pandora, que entendían el idioma de varios países, era fácil ver que sus cerebros funcionaban en un nivel completamente diferente al suyo. Era por esta razón que Ainz tenía que confiar en objetos mágicos para entender cualquier texto.

Si Ainz quisiera ser honesto, debería precisar que no corrigió esas cartas en absoluto y simplemente se las devolvió tal como estaban a Albedo.

“También he visto las cartas que dicho noble envió en respuesta y francamente, parece como si estuviera completamente encantado por ti. No pensé que él sería del tipo que se opondría al Reino Hechicero.”

Había oído hablar de un dicho que decía que la obsesión provocada por el enamoramiento podía llevar a uno a volverse irracional. Como por ejemplo descubrir que la linda actriz de voz tiene novio. Cuando se le ocurrió este pensamiento, Ainz pudo ver un reflejo de su amigo de antaño llorando lágrimas de sangre en el lugar de Shalltear.

También podía ver en el lugar de Aura y Mare, a la hermana de ese amigo riéndose de él.

“Sí, hemos llevado a cabo investigaciones detalladas sobre este asunto, asumiendo que ese hombre fue quien planificó el robo de granos. Pero… La posibilidad de que pudiera haber sido hechizado, que le hubieran lavado el cerebro o lo hubieran controlado de cualquier otra manera ciertamente no es descartable… De lo único de lo que podríamos estar seguros es de que cometió el crimen.”

“Quizás esta era una estratagema de alguien de un intelecto aún más alto que nosotros. Si ese fuera el caso, entonces existe la posibilidad de que de alguna manera se estén aprovechando de sus acciones…”

Albedo y Demiurge tenían una expresión preocupada. Lo que Ainz encontraba increíble era la posibilidad de que alguien que pudiera rivalizar con el intelecto de estos dos simplemente apareciera de la nada. O quizás…

“¿Es posible que ese noble hizo lo que hizo sin pensarlo?”


Si ese fuera el caso, entonces tendría mucho más sentido para Ainz.

“Ainz-sama, no creo que sea posible…”

Albedo lo decía en un tono como si se estuviera disculpando. Esta era la primera vez que adoptaba esa actitud y Ainz no pudo evitar sentirse renovado por este nuevo tipo de comportamiento.

“No, espera un segundo, Albedo. Solo estábamos considerando los hechos bajo el supuesto de que nuestro oponente era un genio. Pero, además de nuestras propias consideraciones, Ainz-sama había considerado la posibilidad de que también fuera un idiota imprudente. Siempre existe la posibilidad de que ese sea el caso. ¿No es esa explicación la más plausible?”

“P-Pero… Ser tan estúpido… ¿Es realmente posible…? Pero Ainz-sama…”

“Si es lo que dijo Ainz-sama. ¿No es esa la verdad, Albedo?”

“Eh, supongo que sí, yo también lo pensé…”

Por alguna razón, Aura y Mare habían respaldado el argumento de Demiurge, asombrando a Ainz quien simplemente había murmurado un comentario descartable.





“Si ese es el caso…”

Albedo y Demiurge fruncían el ceño y comenzaban a debatir.

“Espera un segundo. Escuchemos las opiniones de los otros Guardianes de Piso con respecto a la operación. Deben tener bastantes preguntas, así que reservemos un tiempo para eso. Aquellos que tengan preguntas podrían simplemente levantar la mano y Albedo o Demiurge las responderán.”

Por favor, no me hagan ninguna pregunta. Ainz ya había puesto una bandera blanca en su cabeza.

“Umm, tengo una pregunta.”

Dijo Aura mientras levantaba la mano.

“¿Por qué no atrajimos a la mayor cantidad de nobles que pudimos al comienzo de la operación? Si hiciéramos eso, podríamos matar a ese noble problemático y continuar la operación como lo habíamos planeado.”

El que respondía a esta pregunta era Demiurge.

“Lo consideramos durante la fase de planificación, pero finalmente decidimos abandonar esa idea. Hubiera estado bien si hubiéramos atraído a nobles destacados, pero no son exactamente conocidos por su intelecto. Con eso en mente, cuantas más personas atraemos, más probable es que ocurra una fuga inesperada de información. Por eso habíamos decidido centrarnos en un individuo y hacer que formara y administrara una nueva facción.”

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Las cosas estaban como estaban porque no esperaban que esa persona fuera un comodín.

El siguiente en levantar la mano fue Cocytus.

“¿No. Podríamos. Utilizar. A. Los. Nobles. Excepcionales?”

“No era como si no pudiéramos. De hecho, ya habíamos reclutado a alguien así… Es muy fácil chantajear a un padre cariñoso. Habíamos considerado evitar a los nobles que eran al menos algo capaces, por eso elegimos la porción prescindible de la nobleza. ¿No crees que es necesario que eliminemos a los pocos imbéciles para que el país pueda convertirse en uno digno de ser gobernado por Ainz-sama? Por eso formamos una facción que estaba llena de personas que eran incompetentes en varias formas. Como una metáfora, piensa en ello como la preparación de un contenedor de basura antes de tirar la basura. Por supuesto, habíamos recibido información sobre las personas con talento del Reino, pero también queríamos recopilar información propia directamente de la fuente.”

“Debido a que el Reino Hechicero no tiene necesidad de nobles que no sean ascetas talentosos o trabajadores.” (NT: El ascetismo es la doctrina filosófica o religiosa que busca, por lo general, purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia.)

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