86 [Eighty Six]

Volumen 3

Capítulo 9: Ven, Ven, Emmanuel

Parte 5

Parecía que se había desmayado solo por un breve momento

Abrió los ojos y, sobre sus sensores ópticos agrietados y retorcidos, vio el cielo azul a medida que amanecía.

Cuanto más miraba hacia arriba, más dificultad tenía para respirar, y bajó la palanca para abrir la cubierta. Sabía que no había nadie afuera, e incluso si lo había, no le importaba.

La estructura podría haberse torcido, y la cubierta parecía atascada por un momento antes de abrirse. El cielo real permanecía indistinto del revelado por la computadora, mostrando un pesado azul listo para caer sobre todo a su alrededor. Era un azul deslumbrante, que aparentemente fuese a caer y aplastar todo.

Soltó un suspiro, apoyó la cabeza sobre el asiento y cerró los ojos.

Por alguna razón, se sentía tranquilo.

Todo este tiempo, había determinado que cualquier avance era una forma de orgullo, que los 86 debían luchar hasta el final, hasta que perecieran y murieran en la batalla

Eso era lo que él pretendía.

Pero en realidad, después de matar a su hermano, simplemente estaba deambulando por ahí para morir en el campo de batalla llamado primera área, donde había pensado que moriría.

Había esperado que el fantasma mecánico de su hermano, que se había ido antes que él… pudiera matarlo dado que ahora él no era diferente de un fantasma.

Si no hubieras existido.

Eso fue lo que su hermano había dicho en el pasado. Más tarde, algunos otros dijeron lo mismo

Pero aun así, como tenía el objetivo de hacer que el alma de su hermano descansara, pudo seguir viviendo. Tenía que enterrar a su hermano, y aún podía permitirse seguir viviendo.

Una vez que perdió ese objetivo, Shinn no tenía razón para seguir viviendo.

──Aún tienes una vida muy larga que vivir.

Esas fueron las últimas palabras que Shinn escuchó de su hermano. Esas fueron las amables palabras de despedida que deberían ser imposibles de escuchar, pero que se le concedieron más allá de la muerte.

Seguramente el hermano de Shinn le dio sus bendiciones, lamentando que tuvieran que ir por caminos separados.

Pero para Shinn, era una maldición

Tenía un futuro por el que vivir por mucho tiempo

Pero nunca esperó tal cosa

De hecho, esperaba ansiosamente morir en un asesinato mutuo con su hermano en la Primera Área.

Pero hermano

¿Por qué me dejaste de nuevo?

¿Por qué de nuevo no me llevaste contigo?

Si lo hubieras hecho,

No tendría estos sentimientos…

” ¡….! “

Emitió una voz que parecía al gruñido de bestia o un rugido. Los párpados cerrados comenzaron a calentarse y los cubrió con una mano, pero no fluyó nada de ellos.

El dios de la muerte

Shinn nunca odió este apodo suyo

Les había prometido a sus compañeros muertos, los que habían luchado a su lado, que atesoraría los recuerdos con ellos, los llevaría hasta el final, y nunca se arrepentiría.

Sin embargo,

¿Por qué cada persona lo dejaba solo?

¿Y egoístamente se iba delante de él?

¡Por favor no me dejes atrás!

Podía escuchar la voz llorosa de cierta persona

Si pudiera decirlo, ¿habría alguien dispuesto a quedarse a su lado?

Podía ver el cadáver del enorme dragón quemándose ligeramente delante de él, volviéndose completamente negro.

Era el lugar de descanso final del Caballero desconocido que era igual a él, pero también diferente.

Era el destino del fantasma sin linaje, sin ciudad natal y sin otro hogar diferente al campo de batalla. Era el destino de un fantasma que se había convertido en una unidad de la Legión, y que aún albergaba pensamientos por cierta persona.

Si se convirtiera en una unidad de la Legión, no tendría ningún nombre por el que lo pudieran llamar.

Ningún nombre en absoluto.

Esto lo dejaba extremadamente vacío por dentro.

Oyó pasos apresurados acercándose a él, y aunque estaba demasiado cansado para levantar los párpados, miró por encima.

Frederica entró por la brecha entre el cristal azul, y su mano llegó al borde de la cabina mientras lo miraba.

“En verdad estáis actuando como una persona muerta lista para ser enterrada”

Con esas palabras, Shinn simplemente suspiró fríamente.

La pequeña cabina era un ataúd para los muertos, y el cristal de lapislázuli eran las flores funerarias.

“…Supongo que sí”

“¿Qué queréis decir con eso…? ¿Tan insensible sois con tu propia vida?”

Ella tenía los ojos rojos y no podía ocultar las lágrimas que fluían bajando por su cara blanca. El gran ceño fruncido que trataba de mantener parecía disminuir.

Esa actitud optimista de ella permaneció solo por un corto momento, antes de que sus hombros cayeran con un suspiro.

“──Lo siento, el arma con la que me confiaste…”

Shinn miró las pequeñas manos que entregaban la pistola. La pistola podría haber sido golpeada por la metralla, y había una gran grieta desde el orificio del extractor hasta la parte delantera del marco. Parecía haber penetrado profundamente dentro de la pistola, y el daño que causó la había inutilizado.

“… Sí”

Era la pistola que mantenía con él para acabar con sus camaradas muertos, una que era reacio a abandonar incluso después de llegar a la Federación.

Pero sorprendentemente, no le importó.

Tomó el arma con una mano y la arrojó hacia afuera. La fusión de metal y resina mejorada salió volando, entre los espacios de las mariposas azules, y dejó escapar un ligero sonido al caer.

Frederica se sorprendió y miró hacia dónde cayó

“¡…! ¿Por qué la desecháis?”

“El interior y el cañón están rotos. No es un modelo de Federación, no se puede arreglar.”

Solía ser un modelo de la República, pero su fabricante era la Alianza. Era posible encontrar piezas de repuesto, pero a Shinn no le gustaba mucho hacerle mantenimiento.

Frederica miró a Shinn atónita y luego a la pistola caída.

“¿Por qué…? ¿No usasteis esa pistola todo el tiempo para acabar con vuestros compañeros? ¡Es la prueba de los lazos entre tú y tus camaradas! ¿¡Incluso si está rota, no deberíais de desecharla…!”

Las palabras huecas hicieron que Shinn soltara una risa

¿Lazos?

“Como sea… al final, solo estoy usando a esos tipos como una excusa para volver al campo de batalla.”

Dijo que los traería de vuelta… pero solo estaba deambulando, buscando un lugar donde morir.

Seguramente no querían ser arrastrados en este estúpido viaje.

“¡No!”

Frederica notó tersamente, su rostro retorcido

“Eso no es lo que deberías decir… diste todo por ellos, no por tales razones…”

“…”

“¿Qué esperas abandonar ahora? ¿Qué crees que son la promesa que hiciste con tus compañeros fallecidos y el dolor que sientes fluir en tu alma…?”

Ella estaba llorando

A la luz del amanecer, podía ver lágrimas claras fluir por sus mejillas.

“La frialdad se encuentra en vuestro corazón, y tu manera de pensar en tus compañeros te lastima. Si lo encuentras demasiado difícil de soportar, todos lo compartirán contigo, sin que tengas que sufrir por la carga… los que te rodeaban te dejaron atrás, sin dejar a nadie en quien confiaras, pero eso debería ser cuestión del pasado…”

Al escuchar a Frederica mencionar algo de lo que nunca habló, entrecerró los ojos.

Era el resultado de su capacidad de presenciar tales cosas involuntariamente. En cierto sentido, era inevitable, especialmente porque Shinn no podía controlar también su propia habilidad. Sin embargo, le molestaba porque ella estaba hablando como si lo supiera todo.

“… ¿Estás husmeando mis recuerdos de nuevo?”

“Tonto. Solo has estado pensando en los muertos… fingisteis haber renunciado a ellos, pero sigues siendo muy indulgente. Vi como nunca abandonasteis a ninguno de ellos, y nunca los olvidasteis… pero sigues diciendo que ya no te importan, gran tonto”

Grrr, Frederica apretó los puños y, con el dorso de la mano, se limpió bruscamente las lágrimas y dio la vuelta para mirar a Fido, que estaba un poco lejos, en espera.

“Fido, recuperad la pistola que este tonto acaba de desechar. También ayudaré a encontrarla, así que hagámoslo.”

“Fido, no te preocupes No tenemos tiempo para esto”

Frente a órdenes tan conflictivas al mismo tiempo, los sensores ópticos de Fido parecían poner los ojos en blanco

“… Pii”

Miró hacia Frederica por alguna razón, esperando nuevas instrucciones. Antes de que pudiera continuar, Shinn la agarró por el pelo como un gatito, y la arrojó a la cabina

“¿¡Pero que estáis…?!”

“Por supuesto que volveremos. La unidad está dañada, y no puedo luchar contra nuevos enemigos”.

Aunque el enemigo estaba muy lejos de aquí, Shinn sentía que la Legión había comenzado a moverse debido a la anomalía que detectó.

Los cuatro martinetes estaban completamente destrozados, una cuchilla de alta frecuencia estaba rota, y los sistemas de accionamiento se sobrecargaron por mucho tiempo, indicando alertas. Realmente no estaba en condiciones para luchar.

A él no le importaba morir aquí, así, pero tenía que llevar devuelta a Frederica. Tenía que confirmarlo, pero las principales fuerzas de la Federación deberían estar progresando. Podría tratar de evitar el combate y reagruparse con las fuerzas principales… pero luego…

¿Qué más iba a hacer? Un poco más tarde, se dio cuenta de que era una pregunta tonta.

No tenía sentido para él hacer esta tonta pregunta. La guerra contra la Legión no había terminado, y seguramente volverían a enfrentarse. Mientras la guerra no terminara, tendría que luchar… y un día, moriría al perder la batalla.

¿Por qué pelear?… ¿Cuál era la razón para que peleara?

Nunca pudo responder esta pregunta. La había estado evitando inconscientemente.

Si hubiera respondido que quería morir, ¿cuál sería la expresión de Eugene, quien planteó esa pregunta?

Si quería morir… él debería ser quien hubiera muerto en ese entonces, y no Eugene.

Los pensamientos incesantes se interrumpieron cuando Frederica lo abrazó de repente.

“¿…Ahora qué?”

“¿Preguntáis ‘qué’? Tonto… una vez que nos reagrupemos con los aliados, debes solicitar un descanso y relajarte por un tiempo. Para que luego tú no…”

El aire de la mañana en el norte al aire libre era frío, y el calor de la niña ante él hacía que Shinn se sintiera cálido y muy molesto.

Pero por alguna razón, no quería empujar a Frederica a un lado, mientras miraba al cielo a la vez que ella lo abrazaba.

Era un cielo azul amargo.

Sería genial que desapareciera el cielo, pensó Entonces salió el sol.

Las mariposas azules fueron espantadas por el sol de la mañana que llegaba, agitando sus alas metálicas.

El aire de color lapislázuli se convirtió instantáneamente en una tormenta. Su visión se llenó de destellos brillantes, que aparentemente fueron atraídos por los cielos mientras volaban.

Mariposas.

No importa la civilización, área, o época.

Se decía que simbolizaban las almas muertas que habían regresado. Inconscientemente extendió su mano y, como era de esperar, no agarró nada.

Levantó la vista hacia las luces azules que se fundían rápidamente en los cielos… un suspiro después, ingresó instrucciones en el sistema para cerrar la cabina.

La cubierta estaba sellada y las luces estaban encendidas. A diferencia de las unidades de la República, la cabina tenía una esclusa de aire para soportar armas biológicas y químicas.

El sistema que estaba en modo de suspenso se reinició. Las ventanas holográficas mostraban información variada, que finalmente funcionó con normalidad, y las pantallas ópticas atenuadas también se iluminaron.

Las pantallas parpadearon un par de veces y, de repente, hubo un destello rojo.

Largos pétalos rojos ondeaban en el viento. Eran el regaliz pisoteado por las mariposas azules, levantando sus pétalos largos y delgados mientras su larga resistencia exhibía las coronas carmesí de manera radial.

Era una colonia. Durante esta temporada de florecimiento, no había hojas, y el floreciente regaliz formó un mar de distintas flores carmesí.

Entonces el viento sopló, y las flores se balancearon como demonios silenciosos. Los pétalos rojos pisotearon las ramas de metal revolotearon en el aire, bailando fugazmente En medio de este resplandor infinito de carmesí.

Antes de que se diera cuenta, había una chica con cabello y ojos blancos plateados, vestida con un uniforme militar azul profundo, jadeando ligeramente.

Ella fue testigo de la luz blanca pura que separaba la noche anterior del amanecer en la pantalla, ubicada en la sala de control de los cañones interceptores del Gran Muro.

El extremo inferior de sus piernas estaba enterrado en la alfombra carmesí hecho de regaliz, y dejó de moverse hacia el Field-dress de afiliación desconocida.

Era probable que el concepto del diseño fuese diferente de los Field-dress de la República. Las ágiles cuatro patas se parecían a las de un artrópodo, y la armadura aerodinámica se parecía a huesos blancos brillantes. Sus armamentos incluían un cañón de 88 mm con un brazo de apoyo y una cuchilla de alta frecuencia que estaba rota. Poseía la belleza funcional de un arma de alto rendimiento, preparada para maximizar sus habilidades asesinas, y una belleza fría y viciosa o la de una pistola o espada preciada, lista para ejecutar en combate real.

Pero por alguna razón, Lena descubrió que se parecía al Juggernaut. Era similar a las vibraciones siniestras de un esqueleto blanco, vagando por el campo de batalla, buscando su cabeza perdida.

Ella no sabía si era amigo o enemigo, o si era un nuevo modelo de la Legión.

Sin embargo…

Como mínimo, era enemigo de la unidad tipo de cañón de larga distancia, que había aplastado el Gran Muro con su cañón de riel.

Por eso ella tomó la iniciativa de solicitar fuego de cobertura. A pesar de que la otra parte no respondía, ambos trabajaron en conjunto para derribar al mismo enemigo. Más tarde, observó que él estaba atrapado en la explosión de autodestrucción del cañón de larga distancia, y vino corriendo. El piloto, si había una persona adentro, podría ser escuchado. Incluso si no fuera así, al menos ella debería agradecerle por salvarlos

Se había despejado un camino a través del campo de minas terrestres tras el Gran Muro, pero uno se preguntaría si acabaron con el 80% de ellas, las cuales eran la regulación principal de la seguridad militar. El Juggernaut que la escoltaba, Cyclops, se apresuró y la llevó ella hasta este punto

El procesador de Cyclops, la capitana Shiden Iida observó la unidad desconocida con los sensores ópticos de su Juggernaut, diciendo:

“Si algo sucede, es mejor que corra, su alteza. El hecho de llegar al campo de batalla sin protección alguna solo nos obstaculizará.”

“No hay que preocuparse, parece que no pasará nada.”

Se acercaron y la unidad de afiliación desconocida se puso de pie. Parecía que ni el piloto ni la unidad estaban dañados hasta el punto de quedar inmóviles.

Sus ojos vieron la marca personal grabada en la armadura lateral, el esqueleto sin cabeza con su pala levantada

Ahh…, Shiden estaba en estado de shock. Era una respuesta rara de parte suya.

“¡No puede ser…! No, ¿cómo es posible…?

“¿Capitana Iida?”

“¿No se ha dado cuenta…? ah, ya veo. Nunca antes lo ha visto antes…”

“¿…?”

Shiden luego se mantuvo en silencio

Y la unidad de afiliación desconocida dirigió sus sensores ópticos hacia ellas.

La chica de cabello plateado estaba parada en el mar de flores rojas.

El dobladillo del uniforme azul marino del ejército estaba chamuscado y rasgado, acompañado de un gran rifle de asalto atado sobre su hombro. Sus ojos eran del mismo color que su cabello plateado cubierto de hollín.

Solía haber un reabastecimiento aéreo mensual, y una redistribución de tropas ocasionalmente en las bases. En cada ocasión, veía aquellos colores que no deseaba presenciar, pero finalmente se acostumbró a ello.

La República de San Magnolia,

La gente que condujo a los 86 al campo de batalla, los desplegaba en varias áreas con intensas batallas mientras que estos últimos se esforzaban por seguir viviendo más tiempo y luego les ordenaba finalmente morir.

Su cabello plateado ondeaba en el viento, y su cara blanca plateada le recordó a Shinn a una joven cuya cara le parecía ambigua. Esa cara le recordaba a un chico de la misma edad que él, vestido con un uniforme de color acero, y jadeó.

Si tan solo hubieras muerto.

Rápidamente apartó los ojos y vio el Juggernaut blindado de color negro parado allí mismo, el ataúd de aluminio que usó en el campo de batalla en el área 86, y suspiró de nuevo. El horizonte detrás de él seguía siendo tenue, pero allí estaba la silueta de una fría estructura de hormigón gris… ese probablemente era el Gran Muro.

Se dio cuenta.

Pensó que estaba avanzando hacia adelante, pero en última instancia, simplemente estaba deambulando por el mismo lugar.

Frederica a su lado levantó la cabeza, su pequeño cuerpo temblaba, como si soportara la agonía. Shinn fingió no darse cuenta al presionar el interruptor del altavoz.