Overlord

Volumen 14: La Bruja del Reino Caído

Capítulo 2: El Principio del Fin

Parte 4

En una habitación en el noveno piso de Nazarick, aproximadamente un mes después de que se declarara la guerra.

En una de las habitaciones reservadas para posibles nuevos miembros del gremio estaban Ainz y los Guardianes de Piso. Se sentaron alrededor de un escritorio en forma de C, leyendo los documentos preparados para esta reunión.

Como nota al margen, no solo los Guardianes del Piso eran quienes estaban allí, sino que detrás de cada uno de ellos había un número igual de criadas normales y detrás de Ainz estaba Pestonia. Estaban allí para ocuparse de algún trabajo ocasional y por lo tanto se quedaron en silencio detrás de ellos.

Ainz no podía entender el razonamiento detrás de por qué estaban en silencio, aparentemente era para simbolizar que eran herramientas listas para ser utilizadas. Por esa razón, Ainz no les prestó atención alguna para satisfacer sus deseos.

“Umu…”

Ainz leía los documentos cuidadosamente, pero sentía como que su atención estaba siendo atraída por la presencia de Pestonia detrás de él. Aun así, trató de evitar cualquier distracción y se concentraba en la tarea lo mejor que podía.

Como tenían que intercambiar opiniones sobre el tema más adelante, era natural que Ainz tuviera pensamientos ansiosos como “Sería vergonzoso si dijera algo loco más tarde.”

En cualquier caso, esto era diferente de los documentos que Albedo solía enviar desde Nazarick con respecto a temas como política, economía y derecho. Esto era algo mucho más simple que incluso alguien como Ainz podía entender.

Incluso con la mayor cantidad de amabilidad posible, la inteligencia de Ainz solo podía juzgarse como promedio en el mejor de los casos. Pedirle a alguien que encuentre las cualidades dentro de él que lo califiquen para gobernar un país sería imponerle lo imposible. Eso no quería decir que era perezoso, de hecho era diligente y daba lo mejor de sí en todo lo que se le venía encima. Esto se exacerbó aún más por los malentendidos en poder de los NPC de Nazarick, cuya inteligencia era incomparablemente mayor que la suya. Para cumplir con sus expectativas, Ainz no podía permitirse el lujo de ser vago.

Al principio, lo hacía por su deseo de mantener leales a los NPC, pero ahora era más producto de su deseo de mejorar su imagen paterna y no decepcionar a sus hijos.

Había llegado a un punto en el que estaba leyendo libros sobre autodesarrollo y negocios. También había estado haciendo todo lo posible para mejorar en tácticas de combate, uno de los únicos temas en los que podía reclamar experiencia.

Aunque era seguro dejar todo en manos de Albedo y el resto, todavía había muchas cosas que consideraban necesarias consultar con Ainz. Si cuando fuera necesario consultarle algo y él dijera algo estúpido y en ese caso ellos respondieran con “Se hará como Ainz-sama desee” y ejecutaran esas medidas de forma inmediata podrían causar daños colaterales graves. Para evitar ese resultado era imperativo el crecimiento personal de Ainz.

Debido a esto, Ainz había tomado un interés particular en este documento y estaba aún más concentrado en él de lo que normalmente hubiera estado.

Ainz, al terminar la mayor parte y confirmar que había llegado el momento señalado, dijo.

“Ahora bien. ¿Han terminado todos de leer?”

“Sí, Ainz-sama.”

Como su representante, Albedo echaba un vistazo a todos y respondió.

“Excelente. Ahora, espera, antes de eso. Aunque ha pasado un mes desde que declaramos la guerra contra el Reino ellos no han notado nuestra invasión en absoluto. Todavía deben pensar que nuestras fuerzas aún están escondidas en E-Rantel. Demiurge, buen trabajo. Tu habilidad para manejar hábilmente todo para que no se filtre ni una sola pieza de información fue realmente impresionante.”

“Estoy agradecido de recibir los cumplidos de mi maestro.”

“En la misma línea, haber forzado a una parte de la nobleza del Reino para que se rebelara también fue un logro espléndido, Albedo.”

“Muchas gracias, Ainz-sama.”

Albedo, como Demiurge, bajaban la cabeza.

“Umu. Este asunto actual es de la mayor importancia, así que informen en detalle sobre lo que han realizado posteriormente.”

Ainz tocó una de las páginas del documento con el dorso de su dedo y confirmaba que ambos habían entendido lo que había querido decir. Él asintió de una manera que se adaptaba a su condición de ser supremo y escaneó a los guardianes ante él. Aunque las criadas que estaban dentro de su línea de visión lo miraban con ojos serios, resistió el impulso de prestarles atención.

“Muy bien, entonces intercambiemos nuestras opiniones sobre este asunto. En primer lugar, el hecho de que pudimos conquistar ciudades incluso cuando se utilizó esta táctica me agrada mucho. Cocytus, lo has hecho bien.”

“Estoy. Agradecido. Por. Los. Elogios. De. Mi. Maestro. Pero. Esto Solo. Fue. Posible. Gracias. Al. Ejército. De. No. Muertos. Que. Ainz. Sama. Me. Había. Prestado.”

“Es. Decir. Que. Este. Fue. El. Logro. De. Ainz. Sama.”

“No. Sería. Incorrecto. Decir. Que. No. Hice. Nada.”

“Es justo como Cocytus ha dicho…”

Ainz extendió su mano para detener a Albedo antes de que ella pudiera terminar su oración.

“No hay necesidad de halagarme. Cocytus, acepta sinceramente mi agradecimiento. Ya lo dije, esta vez has hecho un gran trabajo.”

“¡Si! ¡Muchas! ¡Gracias!”

“Excelente. Ahora bien, hemos podido destruir las ciudades del Reino sin ningún problema en absoluto.”

Al comienzo de la guerra entre el Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown y el Reino Re-Estize, habían adoptado la táctica para atacar primero la parte oriental y luego marchar hacia el norte. El lado occidental del Reino, donde estaba la capital, no fue atacado en absoluto.

El objetivo principal de esta táctica era evitar que los refuerzos de otras naciones interfirieran con la guerra y rodear el Reino al obtener el control de la frontera con el Estado del Consejo y los otros.

Esta fue la estrategia de Cocytus, un movimiento que el propio Ainz también consideró excepcional.

“Considero que este resultado es más que satisfactorio. Ahora, Demiurge y Albedo, con respecto al bloqueo de información, el informe indica que es muy probable que ese plan tenga éxito. Mi pregunta es ¿En qué condiciones fallaría? Demiurge, como representante respóndeme.”

“¡Si! Hemos establecido una vigilancia completa en cada calle, también hemos enviado demonios sombra para explorar las ciudades vecinas. Pero, si hay ermitaños o druidas, personas que viven fuera de la civilización, no podríamos estar atentos a ellos. Si la información se filtrara, sería de ellos.”

“Discute el asunto con Albedo más tarde, fortalece la red de vigilancia hasta que los que has mencionado también puedan ser encontrados.”

“¡Sí!”

“Ahora bien, lo siguiente es…”

Ainz cambiaba de documentos y continuaba volteando.

“Umu… Algunas ciudades ya han perecido.”

Dentro de estas páginas había documentaciones exhaustivas sobre quién utilizó qué estrategia para destruir completamente qué ciudad. La entrada más reciente era sobre una ciudad que fue destruida por Cocytus.

“…Atacar sin temor una ciudad con una fuerza pequeña, destruir sin problemas la ciudad y matar a todos sus habitantes. Veo que al igual que Cocytus, el resto de ustedes también habían pensado en varias formas de conquistar ciudad tras ciudad y pueblo tras pueblo. Estoy realmente impresionado.”

El Reino Hechicero había iniciado una guerra brutal en la que su política era destruir completamente cada ciudad y pueblo a su manera y masacrar a todos sus habitantes.

Todo lo que quedaba después del ataque inesperado del ejército del Reino Hechicero eran montones de cenizas y escombros y cadáveres sin vida.

Hablando de eso, Ainz se había vuelto repentinamente más consciente de la mirada de alguien, que debía haber estado fija en él.

No estaba haciendo estos actos horrendos y despiadados porque quería hacerlo, había un propósito detrás de ellos. “Espero que pueda llegar a entenderlo.” Pensaba Ainz para sí mismo.

“Muchas gracias, Ainz-sama.”

Albedo bajaba la cabeza, lo que provocó que los otros Guardianes de Piso hicieran lo mismo.

“Para cumplir con las expectativas de Ainz-sama a partir de hoy nos dedicaremos de todo corazón a hacer mejoras.”

“Ah, umu. Agradezco la determinación y lealtad de todos los Guardianes de Piso. Lo siguiente es…”

“Eso es todo ¿Verdad?”

Ainz fingió toser y continuó.

“Pero me preocupa que ninguno de ustedes haya fallado.”

Antes de que los guardianes pudieran reaccionar con sus expresiones desconcertadas, Ainz agregó.

“Cocytus, probaste la derrota durante la batalla con los hombres lagarto. Asumo que aprendiste mucho de esa experiencia.”

“Es. Tal. Como. Ainz. Sama. Ha. Supuesto. Aprendí. Mucho. De. Esa. Experiencia.”

“De eso estaba hablando, aprendes más de tus fracasos. No, diría que hay algunas lecciones que solo se pueden aprender de los fracasos.”

Esto era cierto. En Yggdrasil uno pensaba en cómo podía mejorar solo después que perdías.

Reinicio de clase, diferentes equipos y nuevas tácticas. Si uno siempre ganara, se volvería complaciente, insensible y descuidado. Habría perdido su motivación de superación personal.

“Aunque hubo excepciones a esta regla como Touch Me-san.”

No había experimentado la derrota tan a menudo, pero continuamente se esforzaba por ser más fuerte. Un hombre que buscaba las mejores sinergias de clases para maximizar su rendimiento hasta el punto de considerarse una obsesión. Debía considerarse un caso atípico cuando se piensa en el jugador promedio.

Dejando a un lado esas excepciones, Ainz creía que existían algunas cosas que solo se podían aprender a través de la derrota.

Por eso esperaba algunos fracasos en sus esfuerzos de conquista de la ciudad.

Esta era una parte del plan donde las fallas no habrían importado mucho, podrían volver a intentar tantas veces como quisieran. Tenían que estar preparados para una batalla futura que iba a suceder, una en la que si perdían equivaldría a una derrota completa. Tenían que fallar ahora para acumular suficiente experiencia y evitar fallar cuando menos debían hacerlo.

Como estaban incurriendo en una pérdida masiva de vidas, estaban evaluando como Nazarick podía obtener algún tipo de beneficio. Así es, las vidas perdidas debían usarse de la manera más beneficiosa posible.

Había otra cosa. Ainz decidió que debía hacer los preparativos para esto después de haber escuchado los deseos de esos dos.

“Vamos, lo siguiente determinará si he ganado o perdido.”

“Aquellos que son sabios…”

No podía pensar en qué decir después de eso, había olvidado el guion que había preparado.

“Olvidad eso. Los que son estúpidos, aprenden a través de sus experiencias. Ahora no estoy diciendo que todos ustedes sean estúpidos, pero estoy señalando el hecho de que incluso los idiotas podían entender la necesidad de recopilar experiencias.”

Ainz estaba decepcionado consigo mismo.

¿Por qué olvidó lo que quería decir durante este momento crucial? ¿Por qué era tan inútil?