Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NW)

Volumen 21

Capítulo 228.1: El Perro Loco y la Hija de Dios

 

 

Al mismo tiempo que Ludeus se despedía de Cliff, otras dos personas se reunían. La localización era los cuarteles generales de la iglesia, el jardín Primavera. Los bellos jardines estaban coloreados por los pétalos en floración de primavera. Hay varios árboles inclinándose diagonalmente por causa del ‘Quagmire’ que usó Ludeus el otro día, pero su fuerza vital no ha flaqueado. Como prueba, para reemplazar a los árboles Sarak, los Balta están soltando sus flores.

Frente a estos árboles, dos mujeres se miran una a otra, la primera con cabello rubio, la segunda, rojo. Therese y Eris. Y entonces, detrás de Therese, como si se escondiera a sus espaldas, la Miko permanece en pié. Mientras frotaba sus rodillas juntas tímidamente, permanecía acurrucada tras Therese. Adicionalmente, algunos hombres usando una especie de armadura azul permanecen a la espera.

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“Vamos, Miko-sama. Esta es Eris-sama. Ludeus hizo tiempo para que nos conociéramos.”

Therese llamó a la miko detrás ella con una voz gentil, sin embargo, la miko sólo se encogió contra ella.

“Pe…pero… esa es Eris-sama.”

Para ella, Eris es un objeto de admiración. Desde que fue consciente de sus alrededores, cada vez que algo pasaba y se le permitía salir al exterior, ella tenía que buscar entre las memorias sucias de los adultos. En un mundo sin libertad, ella vivía una vida sin esperanzas.

Cuando calló en una trampa mientras viajaba y fue rodeada, no pensó en nada excepto que era aterrador, que no quería morir. La persona que apareció entonces fue Eris. Con un aire de superioridad, sus movimientos fueron directos, y sin embargo, nadie pudo atraparla. Lo que perduró en su memoria fue la imagen residual de su ardiente cabello rojo.

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Fue sorprendente y al mismo tiempo, la miko no tenía idea de qué acababa de pasar. ‘Es bueno que la niña esté bien’, dijo Eris. No se dió cuenta de que al decir niña se refería a sí misma hasta después de regresar a los cuarteles generales. Ahí fue cuando comprendió que había sido salvada.

Entonces la miko recordó. Cuando miró en los ojos de esa mujer de ardiente cabellera, aprendió el nombre de su salvadora.

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Eris. Su nombre era Eris.

Mientras pensaba en voz alta, una fuerte admiración por Eris nació de sus propias memorias. A partir de entonces, la miko la imitaría. Donde fuera que viera algo, declararía en voz alta sus impresiones. Donde fuera que decidiera algo, lo declararía plenamente en voz alta. Donde fuera que estuviera, usaría una brillante y alegre voz.

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Se preguntó cuánto había pasado desde que empezó con esa clase de conducta. Ella no pensó que volvería a ver a Eris de nuevo. Quería verla de nuevo, pero nunca lo dijo en voz alta. Entendía que no tenía esa autoridad.

Sin embargo, Eris vino a Milishion. Cuando la miko escuchó eso, no pudo soportarlo más. Al cardenal, al papa, ella rogó desesperadamente a cualquiera que pudo. Rogó por encontrarse con Eris la Reina del Filo.

Mad Dog Sword King es una persona peligrosa, pero aun así quería conocerla. Quiero agradecerle.

Ese pequeño deseo fue fácilmente cumplido. El esfuerzo para dejar a la extremadamente peligrosa Mad Dog Sword King y a la miko encontrarse fue posible gracias a que Ludeus garantizó que “si algo pasa, tomaré responsabilidad por ello.”

Sin embargo, ahora que Eris estaba frente a ella, no tenía idea de que decir. Pensándolo bien, sería de mala educación leer sus memorias, así que no miró a sus ojos.

“…..”

Eris estaba de pie frente a la miko con los brazos cruzados. Ella acabó presentándose a sí misma. Se presentó como la esposa de Ludeus y una de las Reinas del Filo. Luego de la presentación de Therese, y agradecerle por su primer encuentro, habían pasado cerca de cinco minutos.

“Venga, no hay mucho tiempo.”

Eris destacó con buenos modales. Es raro para esta chica con temperamento explosivo, pero esta vez fue una orden estricta de Ludeus.

‘La persona con la que te encontrarás es mi salvadora. Por favor, no seas ruda… bueno, probablemente acabarás siendo arrogante, pero sólo no la golpees.’

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Ella seguiría sus instrucciones. Pero como esperaba, esto la estaba poniendo de nervios. Odia esperar.

“¿No puedes apurarte?”

“¡S…Sí!”

Con estas palabras, la miko se levantó de un salto. La preocupación de ofender a Eris venció sobre su timidez.

“¡Um, yo soy la miko! ¡Muchas gracias por haberme salvado la vida!”

“¿Por qué…? No recuerdo haberlo hecho.”

“¿Eh?”

En cuanto Eris declarara eso en voz alta, la miko irreflexivamente miró en sus ojos.

“…ah.”

Y entonces, tras ver que no había ni un ligero rastro de sí misma en las memorias de Eris, una expresión entristecida se apoderó de su rostro.

No se podía evitar, ella sabía que sería así. No había manera de que la recordara. Sin embargo, algo de sí pensaba que era posible, que tal vez la recordaría aunque fuera ligeramente. Que quizá diría algo como, “¡oh! ¿Tú eres la de esa vez? Te has puesto grande.” Esos pensamientos persistieron en lo profundo de su corazón, puesto que había esperado por Eris mucho tiempo.

Sin embargo, al mirar su cara, al escuchar sobre aquellos tiempos, Eris no recordó nada. Posiblemente, si pasara más tiempo leyendo las memorias de Eris, podría encontrar algo en la esquina de su mente. Pero luego de escuchar sobre su pasado, lo que encontró en ella fue la memoria de Therese abrazando a Ludeus mientras lo sentaba en su regazo y acariciaba su cabeza.

La miko es la ‘Miko de las memorias’

Estaba advertida de que las memorias son esa clase de cosas. Sin embargo, eso no impidió que entrara en shock.

“¡Sin embargo, salvaste a Ludeus! ¡Te estoy agradecida!”

Con sus brazos cruzados, la alta Eris gritó con voz encantadora. Luego de escuchar esa voz que parecía arrancar de un soplido su desconcierto, la miko sacudió la cabeza como si se librara de esos pensamientos.

“No… es natural para mí salvar al esposo de Eris-sama.”

Incluso si aquella frente a mí no me recuerda, eso no cambia mi admiración o gratitud. A la miko que pensó eso, Eris le arrojó las palabras como si estuviera en persecución.

“¡Así que entonces, dime tu nombre! Ludeus dijo que él estará a tu cuidado de ahora en adelante así que lo recordaré.”

“¿Eh?”

Un nombre. Ella no tiene nombre. Hasta ahora, la miko no tenía inconveniente por eso. Sin embargo, ahora que Eris decía que recordaría su nombre, no tenía uno para darle. Ella había perdido algo importante, pero finalmente había recibido una prueba de cuán grande era esa pérdida.

“Ummm… es…”

“Miko es esa cosa, ¿no? Lo mismo que Zanoba… eso no es un nombre, ¿o sí?”

Ante la palabra ‘Zanoba’ la miko miró una vez más a los ojos de Eris. Al parecer los mikos de otros países tienen nombres. Ella no podía ver nada sobre ese miko además de su nombre, pues Eris no tenía mucho interés en él.

Aun así, eso la dejó en shock.

“¡Como te atreves!”

“¡Miko-sama es Miko-sama!”


“¿¡Te estás burlando de ella!?”

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“¡Un nombre es innecesario!”

“¿¡Dónde está tu fe en Dios!'”

Sin embargo, con los clamores a sus espaldas, ella se calmó un poco. No la había molestado hasta ahora, y no había nada que pudiera hacer si no tenía uno. Se podía pensar así.

“Mis más sinceras disculpas. Yo no tengo un nombre.”

“Hmmm… ¿Es así?”

Eso no molestó a Eris. La miko estaba aliviada por eso. Esa era la primera vez en su vida que había dudado tanto en mirar en los ojos de alguien.

“Sin embargo, estoy sorprendida. Escuché que no vendría a Milis.”

“Dado que Ludeus está asustado otra vez, vine rápido en… um, ¡me apuré!”

Los círculos mágicos de teletransporte deberían mantenerse en secreto. Eris entendió eso bien. Por supuesto, la miko sabía ya sobre los círculos mágicos, y rió para sí misma.

“Es así, ¡como esperaba de Eris-sama!”

“Fufun, ¡por supuesto!”

El humor de Eris mejoró y la atmósfera del área se volvió más gentil. Al ver eso, la miko empezó a pensar. Alagaré más a Eris y la atmósfera mejorará aún más. Era algo que la miko normalmente nunca hubiera pensado.

“Umm, verá, ¡siempre la admiré Eris-sama!”

“¿E-Es en serio?”

“Sí, ¿cómo puedo volverme como usted?”

En ese momento, Eris miró hacia la miko. Mejillas redondas, brazos y piernas gruesas, una falta de firmeza general, un cuerpo poco saludable.

“¿Quieres ser más como yo?”

“¡Sí! Quiero ser tan cool como usted, Eris-sama, no sólo en como hablo… ¿eh?”

Antes de que nadie lo notara. Antes de que nadie lo notara, Eris había desenfundado su espada. De todas las personas presentes, sólo dos de ellas fueron capaces de reaccionar. Las dos eran especialmente dotadas como espadachines entre los caballeros de la Orden del Temple.

Al mismo tiempo en que lo notaron, los dos cayeron en la desesperación. La espada de Eris estaba desenfundada. No pudieron verlo en absoluto pero pudieron sentir que algo, o alguien había sido cortado.

Cortado.

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¿Quién fue?

No había ni siquiera necesidad de decirlo.

“¡Tú!”

“¡Cómo te atreves…!”

Lo que había cortado era la muñeca de la miko… o más bien, una rama alrededor de la mitad de su muñeca del árbol Balta cercano.

“…..”

“…..”

Al verlo, los Caballeros del Temple regresaron a su lugar como si nada pasara. Eris recogió la rama y rápidamente le cortó las salientes. La miko miró la espada de Eris que fue tomando forma y en algún punto, pensó, ‘esa es una bonita espada, huh, ninguno de los Caballeros del Temple tienen espadas tan buenas,’ e inmediatamente quedó hipnotizada por los movimientos de Eris.

Luego de un rato, las salientes fueron completamente removidas y la rama se convirtió en una barra de madera de alrededor de 100 centímetros de largo.

“Toma.”

Y entonces, Eris se la entregó.

” ¿…..? “

La miko tenía una expresión de desconcierto ante esto mientras Eris se colocaba a su lado. Y entonces, cambiando el agarre de su espada de una mano a dos, sostuvo su espada en alto… y golpeó. Un sonido como si como si aplastara el mal destruyó el silencio.

“Inténtalo.”

“¿..Eh? Ah, sí.”

La miko imitó a Eris y levantó la vara de madera. Y entonces, con un pequeño grito, bajó la vara. Sin embargo, era una vara de 100 cm. No era algo que se usara con ropas tan pesadas, era ligeramente pesada, con un extraño centro de gravedad y la miko retrocedió un paso o dos sin darse cuenta.

“Um… por ‘como Eris-sama’ me refería a…”

“Baja más tus caderas, pon más fuerza en los codos y ten más cuidado de cómo mueves la espalda. Una vez más.”

“…¡S-Sí!”

Mushoku Tensei Volumen 21 Capítulo 228.1 Novela Web

 

Sin realmente saber qué estaba pasando, la miko continuó agitando la vara. Cada vez que la miko daba un golpe, Eris le daba un consejo.

“…..”

“¡Marca tu ritmo cada que des un golpe! ¡Uno, dos, uno, dos!”

“¡Uno, dos, uno, dos!”

Los Caballeros del Temple no detuvieron la escena. No estaban realmente seguros de qué estaba pasando, pero podían decir que Eris no intentaba lastimar a la miko, y así no vieron necesidad de detenerla. También estaba el hecho de poder ver a la miko agitando adorablemente la vara de aquí para allá.

Sólo el capitán intentó detenerlo y tuvo que ser retenido por los demás seguidores, pero al final sólo fue una escena de fondo.

“Haah… Haah… Eris-sama…”

Una vez que hubo repetido alrededor de 30 veces, la miko dijo en trémula voz.

“No puedo… sentir mis brazos…”

“Ya veo. Entonces está bien, puedes detenerte por ahora.”

En cuanto se lo dijo, la miko bajó la vara. Desde su espalda hasta su cintura, su cuerpo estaba aquejado de cansancio. Era como si bastara con acercar la oreja a sus músculos para escucharlos resquebrajarse.

“U, Ummm…”

La miko levantó la mirada hacia Eris con una expresión intranquila. No sabía por qué la había hecho agitar la vara. Eris pudo simplemente tratar de probarla. Seguro estaba decepcionada. Ella probablemente va a regañarme, diciendo “¿Crees que serás como yo así?” Tales eran los tristes pensamientos que atormentaban a la miko.

“A partir de mañana, has eso todos los días. También empieza a correr, en este jardín está bien.”

“¿Eh?”

“Si no sabes que hacer, pregúntales a ellos.”

Eris miró recto hacia la miko. Como si se ahogara en esos ojos, la miko leyó las memorias de Eris. Lo que pudo ver ahí fue su severo entrenamiento diario en la Tierra Sagrada de la Espada. Afilándose a través de duras carreras y gritos sin comida o agua.

“Puedes ser como yo.”

Eris dijo definitivamente. Si Ludeus estuviera ahí podría haber dicho “No, eso es definitivamente imposible…” con una sonrisa sarcástica. Sin embargo, Ludeus no estaba ahí.

La miko dió la vuelta y miró a los ojos de Therese. Su propio entrenamiento aparecía en sus memorias. En el resto de los caballeros también, aunque no al mismo nivel que Eris, había memorias del esfuerzo que pusieron en ello.

Tú puedes ser como ella. Probablemente será duro, no es fácil para nadie, sin embargo, puedes ser como ella.

“Yo… me pregunto si puedo hacerlo.”

“Creo que estará bien. No podemos dejarte usar una espada o magia, pero en tanto sólo sea para entrenar tu cuerpo… todos te enseñaremos juntos.”

Quien respondió fue Therese. Ella miró alrededor en el fondo mientras hablaba, pero rápidamente regresó su mirada a la miko. Mientras miraba en los ojos de la miko, le dió una respuesta honesta.

“Sin embargo, por favor prometa que no levantará ni una mano si un asesino ataca, incluso si fuéramos completamente acabados.”

En las memorias de Therese había nobles que habían retado a oponentes con tácticas crudas y habían perecido. Era la gentileza de Therese que le pedía no volverse como ellos.

“Sí. Lo juro por Milis-sama.”

La miko asintió encantadoramente. Una atmósfera Gentil invadió el lugar. Posiblemente atraído por la atmósfera, el búho plateado que estaba vagando por los jardines retornó. Torció su cabeza y miro a la miko, y entonces chilló “Hoo.”

“Oh… ¿Qué pasa?”

Cuando la miko se sentó y extendió las manos, el búho presentó su cabeza como si enseñara el lugar en que tenía comezón. La miko lo acarició con su dedo, y las plumas esponjosas del búho se abrieron, y entornó los ojos complacido.

Al verlo, Eris se sintió tentada. Ella ama las razas ferales. Sin embargo, eso no se limita a las razas ferales, ella ama a todas las criaturas esponjosas. Ella tiene un montón de oportunidades de tocar perros y gatos, pero no pájaros.

Puede cortar por la mitad a un pájaro en vuelo, pero es raro estar tan cerca de un pájaro tan grande sin ponerlo en alerta.

“… ¿Hey, puedo tocarlo también?”

“¡Sí! ¡Por supuesto!”

Ganado el permiso, Eris se agachó mientras respiraba salvajemente. Ante tal excitación, el búho plateado hizo una mueca y vaciló. Eris detuvo sus movimientos.

“…..”

No puedo moverme demasiado rápido aquí. Los animales instintivamente temen criaturas más rápidas y fuertes que ellos mismos. Serán obedientes si los dominas completamente, pero si quieres llevarte bien con ellos, tienes que asegurarte de no asustarlos. Eso fue lo que oyó de Rinia a quien dominó completamente en la cama.

Eris lenta y cuidadosamente extendió su mano y tocó al búho plateado. Su plumaje, que parecía duro desde lejos era muy suave, e incrementó la excitación de Eris.

Quería darle un fuerte abrazo de inmediato y enterrar su cara en sus plumas, pero no podía ir tan lejos, si lo hiciera huiría igual que Leo, Rinia y Pursena. Sin embargo, estará bien si no va tan lejos. Con eso en mente, Eris acarició al búho plateado tanto como pudo. Él estaba tan asustado como un impala atormentado por un tigre, pero ninguna persona ahí prestó atención a eso.

“¿Le gusta?”

“Los pájaros son buenos también.”

Luego de disfrutar esa suavidad por un rato, Eris se levantó con las mejillas sonrojadas. El pelo es bueno, pero las plumas son extraordinarias, pensó Eris. Repentinamente, se dió cuenta de algo.

“¿Cuál es su nombre?”

“¿Eh? ¿Nombre?”

La miko sacudió la cabeza ante la pregunta. Bueno, un nombre…

“Cuando cuidas a un animal, es sentido común darle un nombre.”

“¿Es así?”

“Sí, después de todo, eso fue lo que dijo Ludeus.”

La miko estaba preocupada de improviso.

No sólo nunca había nombrado nada antes, ella misma ni siquiera tenía uno. No tenía permitido tener un nombre, pero ciertamente era conveniente.

“Un nombre…”

Viendo los profundos problemas de la miko, al fondo comenzaron a agitarse. ‘Yo escogeré, no, lo haría, pero Miko-sama debería hacerlo ella misma’ algo así.

“Eris, es hora.”

En ese momento, Ludeus regresaba al parque. Había acabado de despedirse de Cliff y se sentía ligeramente sentimental. Sin embargo, no era hora de sumergirse en sentimentalismos, una batalla se acercaba. Soy un robot. Él petrificó su cara mientras pensaba que debía moverse con un centinela.

Al ver a la miko en el parque, él sacudió la cabeza.

“Ummm… ¿hay algún problema?”

“Estamos intentando decidir un nombre.”

“Un nombre…”

Ludeus miró alrededor del parque. La miko acomplejada, las flores agitadas, el nuevo capitán que no parecía capaz de digerir la situación, Therese simplemente con su sonrisa sarcástica…

El inmediatamente comprendió la situación. Eso es ciertamente un problema, pensó. Estoy seguro de que Eris no tiene intenciones de lastimarla, pensó.

“Ah, ¿qué tal si Ludeus-sama decide el nombre?”

Y entonces, la miko propuso la idea. No puedo decidir yo misma, pero no hay problema si lo hace Ludeus, pensó.

“¿Eh? ¿Está bien que lo haga yo?”

“Sí, por supuesto.”

Dicho eso, Ludeus puso una cara complicada. Miró entre Eris y la miko. No quería escoger un mal nombre, pero dado que todo pasó de repente nada se le venía a la mente.

“Entonces, ¿qué tal… Nurse?”

“Nurse, ¿huh? ¡Es un buen nombre! ¡De ahora en adelante, tu nombre es Nurse!”

La miko se inclinó y acarició al Búho plateado a sus pies. Al verlo, Ludeus gritó ¡Ah! en voz baja.


“¿Pasa algo?”

“No, no es nada.”

Ludeus desvió su mirada de la miko, como alguien con la conciencia intranquila. Él sacudió la cabeza, pero la miko estaba satisfecha.

Se las arregló para encontrarse con Eris como tanto deseaba, y decidió un nombre para el Búho. Incluso decidió qué debería hacer de mañana en adelante. Ella pensó que ese había sido un día verdaderamente bueno.

“Eris-sama, ¡muchas gracias!”

“Volveré algún día, cuando lo haga, veámonos otra vez.”

“¡Sí, por favor!”

Eris estaba satisfecha también. Lo estaba sólo por haber sido capaz de tocar al búho.

Al fondo también estaban satisfechos. Entraron en pánico por un momento cuando Eris desenfundó su espada, pero estaban satisfechos pues la miko lucía satisfecha. Y de ahora en más le enseñarían en detalle cómo entrenar su cuerpo, todos ellos.

Sólo Ludeus apartaba la mirada con una expresión que decía “Oh, shit!” y sólo Therese se dio cuenta de la expresión facial de su sobrino. Entendía de dónde había sacado el nombre, sin embargo, no dijo nada en alto. Simplemente sonrió con sorna.

Nurse, el búho plateado miró a la miko con su cabeza inclinada.

Así, Eris fue capaz de ganar otra discípula.

A partir del siguiente día, la miko se volvió más y más esbelta, y los Caballeros del Temple la trataron más y más como a una idol, pero… esa es una historia para otro día.


 

 

 

– FIN DEL VOLUMEN 21-

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