Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 16

Capítulo 5: Los Espíritus

 

 

Mi cuerpo se sentía muy ligero y flotando. Fluyendo a través de mí había toda clase de imágenes de varias personas en varios lugares, en los cuales pensé que yo claramente no podía estar al mismo tiempo.

La reina y yo, con nuestras graves heridas, habíamos sido llevados a través de portales creados por Ren y los demás hacia la instalación médica más grande de Melromarc.


Ambos estábamos gravemente heridos. Tan mal que incluso pensé que no nos quedaba mucho tiempo.

“Esto es grave. Ellos han sufrido una poderosa maldición. ¡Debemos preparar la magia ceremonial de inmediato!” declaró el doctor en jefe, reuniendo a los usuarios de magia ceremonial de la Iglesia de los Cuatro Héroes. Claramente íbamos a recibir un tratamiento completo.

“Resiste,” gritó alguien.

“¡Así es! ¡Nii-san!” dijo Fohl.

“¡Maestro!” dijo Filo.

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“Rafu,” agregó Raph-chan. Ren, los otros héroes, y Sadina fueron llevados a otras habitaciones para tratar sus heridas. Por suerte sus heridas no eran tan graves como las mías o las de la reina. No les tomaría mucho tiempo recuperarse.

“Es hora de comenzar el tratamiento. Para todos los demás en la habitación, también pueden ser sanados si lo necesitan,” declaró el doctor. Filo y Fohl continuaron repitiendo mi nombre. Después me desmayé.

Lo siguiente que vi fue a la reina y a Basura.

La reina había sido gravemente herida. Lo suficiente para que cualquiera comenzara a pensar lo peor. Ella tosió sangre. Basura estaba a su lado, sosteniendo sus dedos con su propia mano temblorosa, rezando.

“Junto con la aplicación del Elixir de Yggdrasil, la aplicación de la Sanación Drifa y el uso de una alta concentración de agua bendita, también necesitamos activar la magia ceremonial—” El doctor en jefe aplicó magia de sanación a las heridas mientras daba instrucciones a los otros doctores. Siendo la reina de la nación, ella estaba recibiendo el mayor de los cuidados—pero aun así nada de la sanación estaba funcionando.

“La maldición es demasiado poderosa. Casi tan mala como la que está sufriendo el Héroe del Escudo,” dijo un doctor.

“El Héroe del Escudo tiene una gran vitalidad,” dijo otro. “Sin embargo, la reina…”

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“Mirellia,” dijo Basura. Como respondiendo a sus palabras, la reina abrió sus ojos y miró hacia él.

“Escuché… lo que dijiste…” logró decir ella.

“¡Su majestad, por favor! ¡No debe hablar!” dijo el doctor en jefe mientras continuaba aplicando la magia de sanación. Pero la reina sacudió lentamente su cabeza.

“Entiendo lo que está pasando. No hay nada que hacer,” declaró ella.

“L-Lo siento mucho, su majestad…” dijo el doctor. Basura inmediatamente miró hacia el doctor tartamudeando y se puso de pie.

“¿De qué estás hablando? ¡Ahora mismo estás sanando a la reina de esta nación! ¡Si de verdad eres el doctor en jefe aquí, entonces deberías dedicar por completo tu vida a salvarla!” rugió Basura.

“No puedes… dar tales órdenes,” lo regañó la reina, con una voz frágil. Se sentía extraño entender cómo se estaba sintiendo Basura, pero en ese momento, lo entendí. Me sentí igual cuando perdí a Atla. La tristeza de perder a alguien importante. La desesperación provocada por tu propia impotencia. La ira hacia la causa de todo. Todas esas cosas se mezclaban, dejando completamente de lado cualquier pensamiento racional.

“P-Pero…” tartamudeó Basura.

“Creo… que este puede ser un castigo divino. Castigo… por tratar de salvar nuestro país, salvar el mundo, sin importar el costo…” continuó la reina.

“¡No es eso! ¡No puede ser a causa de eso!” dijo Basura, negando vehementemente las palabras de la reina.

“¿Por qué estás tan seguro? No puedo evitar sentir que todo esto es mi culpa. Que mis propios fallos guiaron a nuestra hija—a Malty—a crecer para convertirse en ese monstruo. Fallé a la hora de tomar las decisiones difíciles… y eso provocó todo esto,” dijo ella.

“No… fue mi culpa. Yo soy el responsable de eso…” dijo Basura, con su voz temblando. Quizás él pensaba que perder a la reina era su culpa. Después la reina continuó.

“Temo que el Héroe del Látigo—no, invasores—vayan a atacar nuestra nación.” Basura no respondió. “Melromarc actualmente está en una situación muy precaria. El único rayo de luz es Iwatani-sama, los otros héroes, y sus compañeros.”

“¡Pero el Héroe del Escudo—!” dijo Basura.


“Entiendes la situación, ¿no? Debes dejar de lado tus rencillas del pasado y caminar hacia el futuro,” dijo la reina. Lágrimas se formaron en los ojos de Basura. Esto era igual a cuando yo dejé salir mis más ardientes deseos, y Fohl hizo sus plegarias. Sabía sin preguntar lo que Basura estaba pensando.

“Mirellia… Lucia…” dijo Basura, y entonces continuó y también dijo suavemente el nombre de Atla.

“Tú fuiste conocido como el Gran Rey de la Sabiduría… De seguro podrás encontrar una luz de esperanza en esta situación,” dijo la reina.

“¡Pero el bastón ni siquiera me responde!” respondió Basura.

“Eso no es verdad. El bastón te concedió su poder porque tenías tan maravillosa sabiduría, mucho más grande que la de cualquier otro.” Basura permaneció en silencio. “Yo creo en ti. Creo que tu estrategia, será capaz de levantarnos de tal desventaja… para salvar a Melromarc del precipicio en el que yace.”

“Yo… no estoy seguro…” tartamudeó Basura. La reina dejó salir una sonrisa gentil.

“Con todas las piezas importantes ahora bajo tu control, ¿cómo sorprenderá esta vez al mundo el Gran Rey de la Sabiduría?” dijo la reina.

“Mirellia,” jadeó Basura.

“Te encomiendo el futuro de nuestra nación. Por favor, junto a Iwatani-sama… salva al mundo. Héroe del Bastón…” La reina sonrió hacia Basura, incluso mientras tosía sangre. “Mi amado… muéstrale al mundo una vez más… ese imponente intelecto contra el cual todos los enemigos… temían luchar…” En ese mismo instante, las fuerzas de la reina finalmente cedieron.

“¡Su majestad!” Con un sonido seco, otro de los líderes de la nación entró en la sala de tratamiento. “¡Faubrey le ha declarado la guerra al mundo entero! ¡Declaran que deberíamos ser unificados bajo el control de Faubrey!” La situación parecía demandar una decisión mucho más rápida que la que incluso la reina había considerado.

***

 

 

Pasaron dos días antes de poder experimentar algo más.

“¿Faubrey declarándole la guerra al mundo entero? ¡Eso es ridículo!” Ren y los otros, habiendo completado su sanación, estaban conversando con el ejército de la coalición que había estado en espera en el castillo, y yo pude escuchar fragmentos de lo que ellos estaban diciendo.

Todos los reunidos tenían miradas deprimidas en sus rostros. Así de enorme era el poder de Faubrey. Ren y los demás conocían su poder de primera mano—poder cercano a tres veces sus propios niveles. Por supuesto, ellos querían detener a Faubrey, pero también entendían lo difícil que iba a ser.

“Sí que tienen agallas. Ese héroe cobarde… Todavía tenemos que enfrentar las olas, ¿y él cree que tiene el tiempo para conquistar el mundo?” dijo furioso Ren.

“Creo que probablemente piensa que sí,” entonó Itsuki.

“¡Herir a Padre, a Filo, y a todos los demás de esa forma! ¡Él no obtendrá misericordia de mí!” rugió Motoyasu. Había sonidos de consenso general desde el ejército de la coalición. Se les había informado de todo lo que había sucedido en Faubrey. Los miembros de Siltvelt también estaban presentes. Incluso el viejo genmu y Werner.

“Naofumi todavía está en tratamiento, ¿y vamos a luchar una guerra contra Faubrey?”

“Así es. Faubrey está movilizando a todo su ejército en esta dirección, avanzando directamente para atacar primero a Melromarc. Aquellas naciones por el camino que no obedezcan la gloria de Faubrey y se resistan… enfrentarán el descenso de tropas y bombardeos de sus nuevas aeronaves. Cualquiera atacado de tal forma rápidamente levantará la bandera blanca.”

“¿Hay alguna razón por la que están siendo derrotados tan fácilmente?”

“Si. Las batallas aéreas usando monstruos voladores han sido intentadas, pero no tienen forma de lidiar con los ataques de estas aeronaves.”

“Sus pilotos deben tener niveles altos.”

“Fuehhh…” Rishia dejó salir su exclamación usual, e Itsuki acarició su cabeza para calmarla. Ren golpeó la mesa con su puño.

“¡Ya es demasiado malo solo con que Naofumi haya sido herido! ¿Cómo está?” preguntó él.

“No es bueno. Él ha estado cerca de la muerte varias veces.”

“Oh, Naofumi…”

“De todas formas, ¿quién es este Takt? ¿Cómo es que tiene el poder para robar las armas de los héroes?” Mientras Ren se quejaba, un soldado entró corriendo en la sala de conferencias.

“¡Un nuevo reporte! ¡Shieldfreeden ha anunciado que formó una alianza con Faubrey!” dijo el hombre.

“¿¡Qué!?”

“¡Es más, el Héroe de las Siete Estrellas Takt Alsaholn Faubrey ha declarado en frente de las personas que él es un hijo de los dioses, haciendo pública su posesión de múltiples armas de las siete estrellas!” continuó el soldado. Todos los presentes se pusieron de pie, haciendo sonar sus sillas, con la sorpresa evidente en sus rostros.

Una movida audaz. Ser capaz de usar múltiples armas de héroe significaba que él ya sea era temido por los dioses, amados por los dioses, o ambos. Con la fe en las armas legendarias tan profundamente arraigada en este mundo, él en efecto sería visto como alguien especial. Incluso si había matado héroes.

“Él también ha estado extendiendo mentiras en cada nación acerca de ser el verdadero salvador de este mundo, que aquellos invocados como los cuatro héroes sagrados son el mal, y que los cuatro héroes deben ser erradicados. ¡Él además declaró que ya ha purificado a cuatro de los siete héroes de las siete estrellas malvados!” continuó el reporte.

“¿¡Él cree que está bien decir ese tipo de cosas!?”

“La Iglesia de los Siete Héroes Sagrados de Faubrey parece haberlo aceptado. Pero las otras iglesias tanto dentro como fuera de Faubrey están discutiendo sus declaraciones, con revueltas produciéndose. Y aquellos bendecidos por el héroe están usando gradualmente esa fuerza para reprimir las revueltas,” explicó el soldado. En ese mismo momento, una sombra le susurró al viejo genmu. Eso tampoco podían ser buenas noticias.

“No hay dudas… acerca de en qué lado estamos,” dijo el hombre. La situación todavía se estaba dirigiendo en una terrible dirección. “Héroe de los Guanteletes, ¿qué piensa al respecto?”

“¿Me estás preguntando solo como un hakuko? ¿O como el Héroe de los Guanteletes?” preguntó Fohl.

“Como el Héroe de los Guanteletes, subordinado del Dios del Escudo mismo. ¿O desea hacer su declaración a nuestra nación como el sucesor del linaje de Tyran Ga Fayon?” El tono del viejo genmu era desafiante, como si estuviera provocando a Fohl. “La ira de nuestros ciudadanos ya está al límite debido a la muerte de Atla. ¿Una representante de Siltvelt, asesinada por las acciones cobardes de este héroe de Faubrey? Eso es imperdonable.”

Ante estas palabras, Fohl sacudió su cabeza. Después él hizo una declaración clara y confiada: “Yo soy el Héroe de los Guanteletes, defensor de la aldea restaurada por el Héroe del Escudo. Mi linaje queda en un distante segundo plano ante eso.” El viejo genmu miró hacia Fohl con fuego en sus ojos.

“Usted parece entender, Héroe de los Guanteletes, que es solo debido a su propia resolución que todos estamos aquí,” dijo el viejo genmu.

Werner continuó esas palabras con las suyas: “¡En efecto! El Héroe del Escudo derramó lágrimas ante la pérdida de nuestros ciudadanos y rugió de la ira en contra de los perpetradores. ¡Inclinarse de rodillas ante aquellos que crearon esta terrible situación mancillará no solo nuestro honor, sino que también nuestra mismísima fe!” Todos los semihumanos participando en la coalición asintieron ante las palabras de estos dos. No habría perdón por lo que había pasado. No habría misericordia para el mal que había asesinado a sus camaradas.

Vengarse de ellos—de él—no era algo que solo yo quería.

Por el bien de todos los que habían muerto durante la batalla contra el Fénix, aquellos responsables debían pagar. La habitación estaba llena de una sola intención.

Fohl solo observó en silencio los procedimientos. El viejo genmu había presumido después que la apariencia compuesta y en calma de Fohl se parecía mucho a la de su abuelo.

“¿Qué enfoque deberíamos tomar, Gran Rey de la Sabiduría? Ya sabemos la ruta que ellos van a tomar para llegar a nosotros. ¿Cómo responderá a las palabras finales de su sabia esposa?” dijo Ren, manteniendo la reunión en movimiento.

“Eso nos lleva a otra pregunta. Acerca de la historia personal de ese sujeto… algo parece fuera de lugar. ¿Soy solo yo? ¿De qué nivel de genio estamos hablando? ¿Aeronaves y bombas? Esas son más como armas de nuestro mundo.”

“Existe tecnología que los héroes han dejado atrás en este mundo, así que tal vez un genio podría comprenderla… pero aun así…” se detuvo Itsuki por un momento. “Una posibilidad es que él está usando su habilidad de ‘robo’ para tomar otras habilidades, como en mi mundo. Existen muchas novelas en mi mundo acerca de personas despertando tales poderes. Además, hay historias fantaseando acerca de volverse más fuerte robándose el poder de las demás personas. ¿Quizás él nació con esa misma clase de poder?”

“Ya veo. Eso suena plausible viniendo de ti, Itsuki,” dijo Ren.

“La razón por la que él no se dio a conocer antes es porque, tal como las historias que conozco, por alguna razón recientemente fue forzado a usar sus poderes en frente de otras personas, incluso aunque él realmente no quería destacar. Tal como me pasó a mí.” Itsuki tuvo problemas para explicárselo a Ren.

Eso para mí sonaba posible. Yo conocía historias en las cuales el personaje principal que obtenía demasiado poder decidía vivir en secreto. Generalmente alguna clase de incidente lo forzaba a revelarse, y eso era de lo que Itsuki estaba hablando.

“Él probablemente evitó ir tras las armas de los héroes porque eso de seguro lo expondría. Sin embargo, ahora todo está hecho. Él tiene que ir con todo para unificar el mundo. Pero eso solo lo estoy suponiendo,” continuó Itsuki.

“Sabiendo que todas sus compañeras son mujeres, también creo que tiene algo del viejo Motoyasu en él. Muy bien. Eso parece tener sentido. Ahora lo entiendo.” Ren asintió, con al menos algunas de sus preguntas aparentemente resueltas.

“Entonces suena a que su historia es un poco similar a la de Kyo, ese hombre de otro mundo que controló a la Tortuga Espiritual. Definitivamente suena peligroso. Pero, aun así, ¿cómo deberíamos manejar la batalla contra Faubrey?”

“La técnica de Q’ten Lo…. Sin Raphtalia aquí, ¿qué tal si hacemos que Ruft ponga las bendiciones y use el Encantamiento Astral?” apareció la sugerencia. Existía una técnica de Q’ten Lo que permitía que todos los niveles fueran transferidos a una sola persona. También tenía el efecto de debilitar las armas sagradas y las armas de las siete estrellas. Ese parecía ser un plan sólido.

“Eso no sería fácil. Mi maestro dijo que puede ser activado al usar la piedra de sakura del destino, pero que también tiene un límite de nivel. Podríamos ser capaces de dar una buena pelea, pero eventualmente nos quedaríamos atrás debido a la diferencia pura de niveles. Yo los ataqué con la Espada de Piedra de Sakura del Destino y apenas tuvo efecto,” respondió Ren.

“No tengo idea a qué puede deberse eso. Quizás ya tienen algunas contramedidas en marcha,” dijo alguien más. La reunión entre Ren, los héroes, y el ejército de la coalición continuó.

***

 

 

Mi sensación de ingravidez me llevó hacia la siguiente ubicación. Esta vez yo estaba en un espacio vacío y parpadeante que no se veía como ningún lugar conocido.

“¿Dónde estoy ahora?” me pregunté.

Incluso mientras me preguntaba por qué era capaz de experimentar estos eventos lejos de mi cuerpo, sentí la llegada de dos personas que podrían ser capaces de decírmelo. Aunque, cuando las vi, estuve sin palabras.

“Atla… ¿y Ost?” logré decir finalmente.

“Así es.” Atla y Ost estaban en frente de mí, flotando en el aire, a pesar de que ambas deberían estar muertas. Primero lo primero, le di un abrazo a Atla para confirmar que ella fuera la real.

“¡Ah! ¡Esto es exactamente lo que quiero, Naofumi-sama!” Su reacción fue tal como había esperado—exactamente la misma, incluso en la muerte, a pesar de que esta podría ser una alucinación producida por mis recuerdos. Ost mostró una sonrisa.

“Ella es Ost. Ella entiende completamente lo maravilloso que es usted, Naofumi-sama. ¿Ahora por favor podría abrazarme de nuevo?” pidió ella.

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“¡Atla, ya cálmate! ¿Dónde estoy? ¿El más allá?” pregunté. ¿Esta era alguna clase de experiencia extracorporal? Por lo que había visto y oído, parecía ser que yo seguía con vida, pero pensaba que tal vez tenía muerte cerebral.

Había recibido una buena paliza, pero no quería morir de esta forma. También había pensado que me iría al infierno cuando muriera, pero no podía creer que este fuera el más allá. De seguro no podía ser el cielo.

“Si estás preguntando si este es el mundo de los muertos, entonces la respuesta es no. Si tuviera que explicarlo, entonces este es el mundo del escudo… o más bien, el mundo de las armas legendarias,” dijo Ost con una sonrisa.

“Ya veo. Atla, ¿sientes dolor?” pregunté.

“No. Nada de dolor,” respondió ella. Escuchar eso me tranquilizó. Recordando lo que había visto, cada escena había incluido a los otros héroes: Ren, Motoyasu, Itsuki, Fohl, Rishia, y Basura—todas personas elegidas como héroes.

“¿Puedo ver también al Héroe del Látigo de las Siete Estrellas?” me pregunté. “Él robó mi escudo, pero lo tiene.”

“Si, puedes. Pero tu escudo no ha sido robado,” explicó Ost.

“¿Qué? Él lo tomó, eso es seguro,” respondí. No había dudas al respecto.

“Él no tiene el poder para poseer por completo las cuatro armas sagradas. Todo es solo en apariencia, es algo superficial. Él no será capaz de usar todos sus poderes,” dijo Atla.

“En efecto,” intervino Ost. “Su poder no puede robar una de las cuatro armas sagradas oficialmente recibidas.” Los eventos del pasado se desarrollaron en frente de mí, a través del arma de Takt.

Durante su camino, Takt había capturado a las familias reales y a los representantes de las naciones que se oponían a él y estaba realizando una ejecución pública.

“¡Raaagh!” Un anciano, que se veía como alguna clase de general, estaba rodando por una placa de acero caliente. Todo su cuerpo se estaba quemando. “¡Escoria arrogante! ¡Los cuatro héroes sagrados te darán el castigo que mereces!” proclamó él, poniéndose de pie por pura fuerza de voluntad y apuntando un dedo acusatorio hacia su audiencia alegre—Takt y su séquito de mujeres. Parecía ser que ese hombre, un general, tenía una hija… pero había algo extraño en ella. Ella estaba mirando hacia Takt con una mirada perdida en sus ojos.

“Papá… gracias por aprobar mi matrimonio. Finalmente has accedido a mi matrimonio con Ollie,” dijo ella como si estuviera soñando.

“¡Te haré olvidar a este ‘Ollie’ muy pronto, a pesar de que te haya mantenido virgen es algo que debería agradecerle!” se burló Takt. Estaba claro que él estaba usando alguna clase de ilusión para hacerle pensar que él era su amado. “¡Aquellos que no piensan en la verdadera felicidad de sus hijas no merecen seguir con vida!”

“¡Pedazo de mierda!” El grito del general se convirtió en otro rugido de dolor.

“¡Takt-sama tiene razón! ¡Tu hija estará feliz, así que regocíjate en ese hecho y paga por tus crímenes!” gritó una de las mujeres del séquito de Takt.

“Paga con tu vida,” declaró Bruja. Todas las mujeres de Takt parecían estar disfrutando verdaderamente la escena. Ejecutar a un padre en frente de su hija… mientras le decían al padre que la hija iba a traicionar todo en lo que creían… ¡Estos animales eran repugnantes, así de simple!

“¡El crimen de oponerse contra un hijo de dios es severo! ¡Merece castigo!” gritó otra de las mujeres, estallando en risa junto con las otras.

“¡No tiene caso que estos idiotas testarudos se aferren a esos héroes de pacotilla! ¡Los tiempos desean algo nuevo, no estas viejas y polvorientas leyendas!” escupió otra mujer. ¡En serio! ¿De qué estaban hablando?

“¿Qué hay de Raphtalia?” pregunté.

“Esto es un poco más atrás en el pasado,” dijo Atla. La escena de la ejecución se desvaneció, para mostrar a Raphtalia siendo mantenida prisionera dentro de una celda. Takt y sus mujeres se acercaron. Él pareció estar susurrándole toda clase de cosas dulces por un tiempo, pero no había signos de que Raphtalia fuera a caer por sus encantos. Takt se fue, viéndose bastante molesto. Por un breve periodo de tiempo, Raphtalia fue dejada sola en la habitación. Justo cuando estaba comenzando a preocuparme, el cuerpo de Raphtalia—no, su katana—comenzó a brillar, y después ella desapareció.

Ella se teletransportó. Pero no sabía hacia dónde.

Vi a Raph-chan II mirando en esta dirección y saludando con su mano. Después Raph-chan II se ocultó en la esquina de la celda, justo cuando Bruja y las otras regresaban. ¿Mm? La cola de Raph-chan II se hinchó. Ella había recitado alguna clase de hechizo.

Entonces… por alguna razón Bruja y las otras ataron a una de sus aliados, una de las otras mujeres, y comenzaron a torturarla. Parecía que Raph-chan II había usado magia de ilusión para hacerles creer que su víctima era Raphtalia.

“No creo que sea necesario ver esto,” dijo Ost.

“Espera. Estoy preocupado por Raphtalia,” dije.

“Por supuesto que Raphtalia está a salvo,” dijo Atla. “Si esto fuera suficiente para derrotarla, usted habría sido mío hace mucho tiempo, Naofumi-sama.” Es decir… ese era un buen punto. Todavía me hacía preguntarme acerca de la naturaleza de la confianza entre ellas.

“¿Entonces hacia dónde fue Raphtalia?” pregunté.

“Probablemente al mundo del que proviene su arma,” dijo Atla. Entonces ella había sido invocada de vuelta al mundo de Kizuna. Quería saber si ella estaba bien. Realmente quería ir y encontrarla de una vez.

“¿Y bien? ¿Qué estoy haciendo aquí?” pregunté.

“Fuiste invocado aquí por el Espíritu del Escudo, el espíritu que te concede tus poderes,” explicó Ost.

“Ya veo… ¿Ese maldito escudo?” pregunté ásperamente.

“Así es. Ese maldito escudo,” confirmó Atla.

“Siento un poco de lástima por el Espíritu del Escudo, debo admitirlo,” dijo Ost. Una esfera de luz se estaba moviendo de arriba abajo entre Ost y Atla. Este era el Espíritu del Escudo. La esfera no se veía muy confiable. Tal vez mis sentimientos se estaban transmitiendo a él, ya que el espíritu comenzó a hacer movimientos más extensos.

“Él dice que todo esto fue muy inesperado,” dijo Atla.

“Ya veo. ¿Qué tal si comenzamos con un puñetazo en su brillante cara?” resoplé. Era la hora de vengarme por haber sido invocado aquí.

“Entiendo cómo se siente. Pero sin contar al primer héroe, usted es el único que ha llegado a este lugar,” reveló Atla.

“Bien. Como sea. ¿Y qué es lo que quiere de mí el Espíritu del Escudo?” pregunté, manteniendo en marcha el asunto.





“Él desea que tú tomes una decisión, Naofumi,” reveló Ost. Otras esferas de luz comenzaron a reunirse alrededor del Espíritu del Escudo. Estas probablemente eran Espíritus de Armas. Las conté… ¿Por qué había catorce? Había cuatro de un color diferente, incluyendo al Espíritu del Escudo. Después había ocho que eran del mismo color, solo que brillando a diferentes intensidades. Si aquellas eran armas de las siete estrellas, había una de más. Cinco de ellas también están brillando débilmente. Después había otras dos esferas de luz, ambas de un color diferente al resto. Me pregunto qué eran esas.

“¿Quieren que tome una decisión?” pregunté.

“Si. Para decirlo sin rodeos, con respecto al destino de este mundo, el Espíritu del Escudo está proponiendo que abandonar tu deber también es una elección posible,” dijo Ost.

“¿Abandonar mi deber?” pregunté.

“Correcto. Así que has sido invitado aquí para preguntarte si deseas recibir tu recompensa por adelantado,” continuó Ost.

“¿Recompensa?” Esa fue la primera vez que había escuchado de eso.

“Una recompensa de las armas legendarias por salvar satisfactoriamente el mundo o derrotar a las olas,” me reportó Atla después de escuchar la voz de la luz flotante.

Una recompensa por salvar el mundo, ¿eh? Tal vez pudieron haber comenzado con todo esto.

“La primera opción es regresar a su propio mundo. En este caso, su recompensa incluye tres deseos, con casi cualquier cosa que pueda desear,” continuó Atla.

“¿Cualquier cosa?” pregunté.

“Aparentemente los espíritus pueden influir sobre la ‘causalidad’ bajo la que opera su mundo, Naofumi-sama. Ellos pueden volverlo millonario o darle un buen trabajo para asegurar que nunca necesite de nada más en su vida,” explicó Atla. “Aunque no pueden otorgar la vida eterna.”

“Interesante,” murmuré.

“Sin embargo, como esto constituiría retirarse antes de tiempo, ellos no serían capaces de hacer tanto por usted. Quizás podría llevarse a algunas personas de vuelta con usted, o algo así,” dijo ella.

“Atla. ¿Cómo te sentirías acerca de eso?” le pregunté.

“Yo siempre estoy a su lado, Naofumi-sama. Yo iría con usted a su mundo,” respondió ella sin dudarlo. Es decir… esa no era una mala recompensa.

Miré hacia Ost y ella me dio una sonrisa irónica.

“No te preocupes por mí. Sé que nosotros nunca tuvimos esa clase de relación.” Ella se rio.

“Debería estar feliz con que nos hayamos reencontrado, ¿no?” dije.

“Yo vivo dentro de tu escudo. Después de todo, soy la Tortuga Espiritual,” me recordó ella. Muy humilde de su parte… Ella realmente parecía una buena persona.

“¿Hay alguna forma de poder sacarte del escudo? ¿Como un familiar o algo así?” me pregunté. Por alguna razón, Ost miró hacia la imagen de Raph-chan II. Definitivamente estaba pasándole algo a esa lindura.

“Eso podría ser posible… pero estoy feliz donde estoy,” dijo ella.

“Bien…” Retomé mi línea de pensamiento. Yo quería regresar a mi propio mundo y realmente estaría feliz solo con eso.

“El Espíritu del Escudo propone que usted regrese a su propio mundo, se olvide de todos los conflictos, y que viva en paz. Por supuesto, él promete facilitar las cosas incluso si Raphtalia va con usted. Sin embargo, él también está diciendo que las negociaciones con el espíritu de Raphtalia podrían ser un poco problemáticas,” me informó Atla.

“¿Raphtalia?” pregunté.

“El Espíritu del Escudo está preguntando si tuvo la impresión equivocada acerca de ustedes dos,” dijo Atla.

“Es decir…” No sería una mala elección hacer que Raphtalia viniera a mi mundo y que permaneciéramos juntos por siempre. Por supuesto, los sentimientos de Raphtalia también importaban. Ella había dicho que me amaba. Había una cierta brecha de edad, pero ella se veía como una adulta y el Espíritu del Escudo estaba diciendo que podía hacerlo funcionar.

Sí. Esa parecía ser una muy buena recompensa para todo el esfuerzo que había hecho.

“Permíteme decirte las otras opciones,” continuó Ost. “La segunda es permanecer en este mundo y disfrutar tus días aquí, adorado como un héroe. Esta es la que muchos héroes del pasado han elegido.” Es decir, podía entenderlo, pero podía verlo funcionar para aquellos lo suficientemente afortunados de haber sido solo héroes normales. Si nunca descubrías la verdad de mierda acerca de este mundo retorcido, probablemente sería bastante genial.

“A mí no me parece una muy buena recompensa,” critiqué.

“¿No luchar por otros, forjar un lugar para ti mismo, y salvar el mundo entero es la recompensa más maravillosa posible?” Ost vociferó las palabras del espíritu.

“¡Siento que estoy siendo estafado por un vendedor de puerta en puerta!” Para ser una esfera de luz, este escudo tenía mucha labia. En serio. Yo no era lo suficientemente ingenuo para caer por esa clase de ‘recompensa’.

“La tercera opción es regresar una vez a tu propio mundo, pero conservar el derecho a regresar aquí una vez más,” continuó Ost.

“¿Qué caso tiene eso?” pregunté.

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“No me preguntes…” dijo ella. Lo pensé un poco más. Supongo que ser capaz de ir y después regresar tenía algo de sentido—terminar asuntos inconclusos en el otro mundo antes de regresar aquí para vivir el resto de tus días. Podía entenderlo. Aunque este mundo estaba podrido hasta el núcleo, así que yo no escogería esa.

Entonces los rostros, y las sonrisas de todos en la aldea aparecieron en mi mente. Quería regresar, pero…

“Tengo varias preguntas,” dije.

“Adelante,” dijo Ost.

“¿Tengo que decidirlo ahora mismo?” pregunté.

“Si. Eso parece. Hacer esto en cualquier otro momento sería difícil, y tu próxima oportunidad probablemente sería cuando el mundo finalmente estuviera en paz,” explicó Ost. Eso significaba que podía irme a casa ahora mismo. Incluso podría ser capaz de llevarme a Raphtalia conmigo, quien actualmente estaba en el mundo de Kizuna.

“¿Por qué se me está ofreciendo esto ahora? ¿Después de todo este tiempo?” Yo ya había sido engañado, había sufrido, casi había muerto, y pasado por tanto, y esta opción nunca había aparecido. Así que quería saber por qué se me estaba ofreciendo esta opción ahora.

“Para decirlo de forma simple… el Espíritu del Escudo está diciendo que usted ha sufrido el destino más cruel en comparación a cualquiera de los Héroes del Escudo del pasado, Naofumi-sama,” dijo Atla. Los espíritus del mismo color que el escudo estaba rotando cerca de mí.

Ese era un halago que no necesitaba.

“Los espíritus están diciendo que, ahora que el fin se acerca, las armas legendarias han sido debilitadas demasiado por las manos del enemigo. La batalla venidera bien podría estar más allá de sus poderes. En ese caso, al menos salvar a los héroes que fueron invocados en contra de su voluntad a este mundo es un movimiento posible,” explicó Atla.

“¿Aunque ahora? ¿Después de todo lo que he pasado?” Todavía no podía aceptar eso.

“Que usted esté cerca de la muerte también es parte de la razón. Ellos tienen la intención de darles a los Héroes de la Espada, del Arco, y de la Lanza la misma oportunidad, si es que ellos también terminan cerca de la muerte,” continuó Atla.

“Si elijo regresar… ¿qué le pasará a este mundo? ¿A todos en la aldea? ¿A esta nación?” pregunté, con algo de temor.

“Muy probablemente… todos ellos serán asesinados,” respondió Atla. No podía llevármelos a todos. Solo podía llevar a Raphtalia y a Atla conmigo a mi mundo. Me pregunto qué clase de rostro pondría Raphtalia si le pidiera que dejara este mundo de lado y les dijera adiós a todos.

Además, recordé lo que Atla me dijo antes de morir.

“Todavía no puedo irme. Regresaré una vez que haya salvado este mundo… una vez que sea capaz de aceptar el resultado,” decidí. Realmente quería regresar. Pero también había personas que necesitaba proteger. Personas que nunca podría perdonar, y personas que debía derrotar. Así que tenía que quedarme aquí hasta que estuviera satisfecho con todo.

Sin mencionar que todo este trato era bastante sospechoso. Si escogía regresar ahora mismo, sentía que ellos iban a decirme que después de todo yo no era un héroe—el final malo.

Bien, había jugado demasiados videojuegos.

Mientras reflexionaba sobre tales cosas inútiles, el lugar en mi brazo donde el escudo había estado comenzó a brillar tenuemente. Pensé que esto debía ser el Espíritu del Escudo actuando feliz por alguna razón.

“¿Estás seguro acerca de esto?” confirmó Ost. “La imprudencia solo hará que te maten. ¿Estás seguro de que no tienes arrepentimientos?”

“Puede que tenga algunos. Pero en vez de ir a casa y lamentar las cosas ahí, preferiría quedarme y lamentarlas aquí. Tengo demasiado equipaje que llevar de vuelta… Necesitaría un carro para ese viaje,” dije. Si tenías un carro, podías hacer el viaje incluso con el más pesado de los equipajes. Más que caminar a casa ahora, solo abandonar, quería irme con el mejor final posible.

Si iba a llevarme a Raphtalia, quería que ella escogiera eso por sí mima. Solo quería regresar después de ver a todos felices en la aldea. Tendría que asumir bastantes responsabilidades, eso era verdad… pero se sentía bien.

“Los otros espíritus están diciendo que el Espíritu del Escudo hizo una buena elección,” reportó Atla.

“Como sea. Solo denme más información,” respondí. Yo aún tenía un montón de preguntas que quería que este Espíritu del Escudo me respondiera. Todavía quedaban demasiados misterios aquí que en ocasiones era como si este mundo estuviera tratando de ocultarme cosas a propósito.

“Primero… de vuelta al comienzo. ¿Por qué me invocaste?” pregunté.

“Porque, aparentemente, usted estaba calificado para convertirse en un héroe, Naofumisama,” retransmitió Atla. “Él también parece feliz con su decisión, destacando su determinación de continuar incluso mientras escupe sangre.” Todos los espíritus de las armas sagradas se estaban moviendo alrededor rápidamente, tratando de decirme algo. En medio de ellos, parecía que el Espíritu del Escudo casi estaba sacando pecho orgullosamente.

“¡Escupiendo sangre! ¿¡De quién crees que es la culpa de eso!?” dije furioso. ¡Aun así, calificado para convertirme en un héroe! Se sentía bien escucharlo, pero aquí estaba yo, dudando de lo legítima que era esta oferta; solo eso ponía en duda cualquier ‘calificación’.

“Los Espíritus de la Espada, de la Lanza, y del Arco ahora mismo están molestos con el Espíritu del Escudo. Ellos están enojados con él por siempre lograr invocar a su primera opción para héroe,” reportó Atla.

“¿Y eso en qué convierte a los demás?” pregunté. ¿Primera opción? Sonaba a alguna clase de examen de admisión.

“Espere… si… parece que ellos generalmente terminan con sus terceras opciones,” transmitió finalmente Atla. Ren, Motoyasu, e Itsuki eran… reservas. No podía compartir esta información con ellos.

Aún peor, yo era la primera opción de sus espíritus—el que probablemente tenía más problemas de nosotros cuatro. Me pregunto si este espíritu estaba bien de su brillante cabeza esférica. Quizás él no había aspirado demasiado alto, y solo se conformó conmigo desde el comienzo. Yo tampoco estaría feliz con eso.

“Tal parece que incluso si ellos logran invocar a sus primeras opciones, ellos frecuentemente son asesinados realmente rápido. Así que algunas veces la primera opción no termina de la mejor manera,” explicó Atla. Un viaje a Siltvelt muy probablemente terminaría contigo asesinado en una u otra conspiración. Podía dar fe de eso.

También podría haber héroes de los que no esperaban mucho que realmente terminaban desempeñando satisfactoriamente su papel. En otras palabras, el orden de los candidatos probablemente no importaba mucho. Desde esa perspectiva, Ren y los demás habían sobrevivido por todo este tiempo, así que después de todo pueden no haber sido malas elecciones.

“Los terceros candidatos generalmente tienen gran potencial como héroes, pero también tienen serios problemas que necesitan superar,” dijo Atla, proporcionando más detalles.

“Bien. ¿Y?” dije.

“Cuando reciben sus recompensas, sus muertes por supuesto son corregidas,” continuó Atla. Después de todo, esos tres habían muerto antes de ser invocados, así que esa parecía ser una condición absoluta para sus recompensas. Sufrir por tanto tiempo para salvar este mundo solo para ir a casa y morir instantáneamente no parecía muy justo.

“A partir de esa lógica, suena a que yo también tengo un serio problema,” dije. Ante mi respuesta, el Espíritu del Escudo comenzó a sacudirse de arriba a abajo. ¿Qué estaba haciendo? Casi parecía que se estaba burlando.

“Él dijo que, debido a que es su deber proteger a otros, el Espíritu del Escudo nunca cometería un error escogiendo a su héroe. En efecto, no hay forma de que usted se doblegue ante la dificultad que enfrentamos,” transmitió Atla. Dificultad, ¿eh? Eso sonaba a que el espíritu sabía algo acerca de la causa de todo esto. Eso definitivamente era algo debía preguntar. “Usted no parece entenderlo. El Espíritu del Escudo lo escogió a usted, Naofumi-sama, lo invocó específicamente para esta tarea. Debería estar orgulloso de ese hecho.”

“Lo entiendo. Es solo que hay otras cosas que quiero preguntar,” dije. “Así que habla.”

“Ellos no parecen saber mucho más que el rol de las armas legendarias. ¿Le gustaría escuchar acerca de eso?” preguntó Atla.

“Si, eso suena bien. ¿De qué se trata esta ‘dificultad’ de la que acaba de hablar?” respondí.

“Ese sería el enemigo original en contra del cual las armas legendarias deben luchar,” reveló Atla.

“¿Qué es? ¿O quién?” Cualquier información más sería fantástica en este punto.

“Eso… no lo saben.” Esta no es una entidad contra la cual esperan ganar una batalla directa, una entidad que devora mundos. El rol de los héroes es impedir que ese enemigo llegue a este mundo,” dijo Atla.

“¿Entonces ellos están atrincherándose y repeliendo a este enemigo?” pregunté.

“Al menos, ellos me dicen que es una entidad con más poder que los cuatro espíritus sagrados que controlan este mundo,” reveló Atla. ¡Ja! Misterios sobre misterios.

“En cualquier caso, suena a que este enemigo es el que está tirando de las cuerdas, buscando destruir los mundos al fusionarlos usando las olas,” reflexioné. Parecía que “Devorador de Mundos” era un buen nombre por ahora. En terminología de juegos, esto sonaba a una de esas historias de batalla horriblemente imposibles, lo cual significaba que debíamos proteger este mundo e impedir que el Devorador de Mundos se salga con la suya.

“Si. Muy probablemente… ese es el caso,” confirmó Ost.

“Los enemigos esta vez además son la vanguardia de este enemigo. Hubo cierta interferencia con los guanteletes, y también interfirieron con la parte que debía proporcionarle los métodos de incremento de poder del escudo… Lo mismo va para el usuario del libro de las armas vasallas,” continuó la explicación Atla. Entonces esto era lo que entendí: no tuvimos ayuda con los métodos de incremento de poder porque este enemigo estaba interfiriendo. Y eso significaba que Kyo también fue la vanguardia de este enemigo. Eso realmente tenía sentido. ¡Sus personalidades eran demasiado similares!

El Espíritu del Escudo comenzó a flotar alrededor una vez más, haciendo notar su presencia.

“Si usted lo desea, Naofumi-sama, el Espíritu del Escudo responderá a su valiente resolución. Usted no caerá de nuevo ante ese patético ataque. Escorias como él no son enemigos para usted,” dijo Atla.

“Esas son grandes palabras, pero…” No estaba tan seguro. Entonces los otros espíritus giraron en frente del Espíritu del Escudo y también comenzaron a llamar mi atención. Como tratando de destacar por sobre los de dos colores diferentes, uno de los ocho también estaba tratando de llamar mi atención.

“Naofumi-sama, ¿le gustaría luchar contra ese impostor directamente? ¿Con sus propias manos?” preguntó Atla.

“Si. Si fuera posible,” respondí.

“Estos espíritus están diciendo que desean concederle sus poderes temporalmente. Si acepta, entonces hasta que usted invoque una vez más al Espíritu del Escudo, las restricciones de tener que utilizar un escudo pueden ser ignoradas,” reveló Atla.

“En otras palabras… ¿Seré capaz de luchar con un arma diferente de un escudo?” confirmé.

“Si. Usted puede invocar al escudo cuando quiera. Hasta ese entonces, y con el permiso de los otros héroes de las siete estrellas, usted será capaz de luchar usando sus armas,” dijo Atla. “Sin embargo, para revivirlo completamente, usted necesitará recuperar su arma robada de esa escoria.” Mientras el espíritu volaba a mi alrededor, concediéndome su poder, entendí de qué arma se trataba. La forma de derrotar al Héroe del Látigo—no, a ese espía de otro mundo—me fue revelada.

Interesante. Entonces esa era la forma apropiada de derrotarlo. Con eso, sí, debería ser capaz de ganar.

Antes había perdido porque perder a Atla había nublado mi visión. La próxima vez podría derrotarlo.

“Los espíritus solicitan que usted rectifique al portador de su arma,” reportó Atla.

“Solo puedo prometer que haré mi mejor esfuerzo. Ustedes han visto cómo está eso. No esperen demasiado de mí,” les advertí.

“Él no es uno de los cuatro héroes sagrados, ni tampoco uno de los héroes de las siete estrellas. Por favor, libere de él a las cinco armas vasallas capturadas,” respondió Atla.


“Lo haré. Ahora además sé cómo hacerlo. Una última cosa… Justo antes de ser invocado, yo estaba leyendo Los Registros de las Cuatro Armas Sagradas. ¿Qué fue eso?” pregunté.

“Un libro que predice un fragmento del futuro y la puerta a otro mundo. Tal parece que su predicción se quedó corta,” respondió Atla. Después tanto Atla como Ost, acompañadas de los espíritus, flotaron a través del aire.

“Yo siempre estoy junto a usted, Naofumi-sama,” dijo Atla.

“Atla… No pude protegerte,” logré decir finalmente.

“Naofumi-sama,” respondió ella.

“¿Qué?” Casi no podía mirar hacia ella—pero entonces ella sonrió hacia mí.

“No deseo que las cosas que dije en mi lecho de muerte condicionen sus decisiones. Quiero que usted siga siendo quien es, Naofumi-sama,” explicó ella.

“¿Quieres decir que me has estado observando desde tu muerte?” pregunté.

“Si. Es difícil para mí verlo esforzándose tanto,” respondió ella.

“Esa es otra petición difícil…” Que siga siendo quien soy. Yo era un ser humano bastante arrogante y desconfiado, incluso si tenía que decirlo yo mismo. Aceptar los sentimientos de aquellos que se preocupaban por mí sin cambiar mi forma de ser sería casi imposible. Aunque la misma Atla me estaba pidiendo eso, así que parecía estar bien hacer caso omiso a sus comentarios previos.

Ella estaba muerta, y todavía me estaba regañando.

“Muy bien. Tú diste tu vida para protegerme, Atla, así que me esforzaré para cumplir tu petición,” respondí.

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“¡Ese es el Naofumi-sama que recuerdo! Si conoce a alguien que muestre la misma clase de amor por usted que Raphtalia y yo, simplemente debería aceptarla,” dijo ella.

“No puedo imaginar a nadie más que cumpla con esas condiciones en un futuro cercano,” comenté. No podía imaginar a nadie venciendo a Atla o Raphtalia en cuanto a amarme. Atla solo se rio.

“Hay más rivales de las que cree,” dijo ella.

“No pareces muy preocupada por ellas,” respondí.

“Así es. Yo ya me he convertido en su escudo, Naofumi-sama.” No había esperado menos de Atla. Trajo una sonrisa a mi rostro.

“En efecto,” respondí. Me estiré hacia ella… y nos tomamos de las manos. Mientras la tocaba de nuevo, ni siquiera estaba triste, pero aun así las lágrimas se formaron en mis ojos.

“¿Las volveré a ver?” pregunté.

“Yo siempre estoy junto a usted,” vino una respuesta. Entonces también sostuve la mano de Ost.

Tate no Yuusha no Nariagari Volumen 16 Capítulo 5 Novela Ligera

 

“Mientras luchas para salvar el mundo, nosotras siempre estaremos a tu lado. Si nos llamas, nosotras responderemos. Que la misericordia y el corazón de la Tortuga Espiritual esté contigo, Héroe del Escudo,” dijo Ost.

“Está bien,” logré decir con un nudo en mi garganta.

“Un mensaje final del Espíritu del Escudo,” dijo Ost.


“¿Y ahora qué?” No me gustaban las despedidas largas. El Espíritu del Escudo se estaba acercando a Ost, tratando de llamar mi atención de vuelta hacia él.

“El Espíritu del Escudo dice que le va a conceder algo de su poder a la mujer llamada S’yne que actualmente está a su lado. Ella debería ser un poco más fuerte de ahora en adelante,” transmitió Ost. Así que los espíritus veían a S’yne como una aliada.

“Entiendo… suena bien,” respondí.

“Rezaré para que la felicidad te esté esperando al final de tu camino, Héroe del Escudo,” terminó Ost, sonriendo hacia mí.

“Yo siempre estaré a su lado observándolo,” agregó Atla. Entonces ambas se convirtieron en luz pura y se desvanecieron. Después de observarlas desaparecer, mi consciencia comenzó a regresar a la realidad.

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