Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 125: Aprende del Maestro

Han Shuo abandonó la sede del Manto Oscuro, no sin antes darle a Chester algunas instrucciones para que esperase noticias suyas. Después partió sin demora hacia a la Academia Babilonia, pero se bajó del carruaje antes de ingresar y en su lugar caminó furtivamente hacia la tumba medio excavada dentro de la ladera montañosa donde escondía su Matriz de Trasporte Portátil. Sin embargo, su objetivo no era regresar al Cementerio de la Muerte, sino encontrar un lugar privado para asimilar el Fruto de Dragmar.

Aún guardaba las tres frutas con forma de cerebro humano en su Anillo Espacial y cuando extrajo una de ellas no pudo evitar sentirse un poco asqueado por su apariencia vívidamente carnosa. Pero de todos modos tenía que comérsela, así que se sentó con las piernas cruzadas y mordió rápidamente el fruto con la esperanza de exponerse lo menos posible a su sabor.

La fruta tenía el tamaño aproximado de un puño y cuando pasó por su garganta sintió un asqueroso gusto amargo demasiado intenso para ignorarlo. Resultó que su textura era dura y difícil de masticar, por lo que pasó un muy mal rato ingiriéndola.

Cuando terminó de comer, Han Shuo se apresuró a circular su Esencia Mágica por su cuerpo con toda la velocidad que pudo, pues sabía los riesgos que implicaba consumir la fruta y no quería exponerse más de lo necesario. Como su principal preocupación era perder la cordura se concentró especialmente en proteger la parte posterior de su cerebro.

Al principio no le sucedió nada anormal, pero después de unos momentos sintió claramente que una intensa erupción de energía emanaba de su estómago y se precipitaba salvajemente a través de sus venas en dirección a su cabeza. Esta energía vino acompañada por un dolor tan intenso que lo asaltó hasta el mismísimo centro de sus huesos.

A pesar de que se había preparado para soportar dolores indescriptibles, Han Shuo sintió que esta vez había alcanzado un nuevo umbral que incluso a él se le hacía imposible resistir. Cuando estas oleadas de energía finalmente se abrieron paso hacia su cerebro, le pareció que su mente se estremecía como si varias explosiones simultáneas ocurrieran dentro de su cabeza. De pronto empezó a salirle sangre por los oídos y comenzó a retorcerse salvajemente en el suelo.

Sin embargo, Han Shuo consiguió soportar el suplicio y en medio de este espantoso dolor que lo torturaba hasta el tuétano percibió claramente que su cerebro se estaba inflamando, retorciéndose y transformándose al mismo tiempo, de un modo similar a lo que ocurrió con sus Circuitos Mágicos cuando por primera vez hizo recorrer la Esencia Mágica por su cuerpo. Así sus hemisferios derecho e izquierdo comenzaron a cambiar en un proceso que era a la vez extraño y misterioso, desconocido incluso para el propio Han Shuo que había desencadenado todo esto.

Otro que no fuese él habría perdido la cordura tras soportar las primeras oleadas de dolor espantoso, convirtiéndose en un simple cascarón vacío de lo que alguna vez fue un ser consiente pues ningún cerebro normal podría resistir una tortura sistemática que afectaba a cada una de sus neuronas de un modo tan insidioso. Y es que la mente es una potencia muy compleja, llena de matices delicados que podían ser destruidos ante el menor daño, causando un desastre irreversible.

Han Shuo tenía de su lado la Esencia Mágica, así como una impresionante resistencia mental, pero ante este inconcebible sufrimiento se quebró por completo e inmediatamente se puso a golpear su cabeza contra las paredes de la tumba de un modo enloquecido mientras gritaba incoherencias. Siguió golpeándose a pesar de las heridas y siguió gritando hasta que finalmente su garganta quedó completamente agotada e incapaz de emitir más sonidos. Aun así, continuó lastimándose de un modo incontrolable, intentando inútilmente mitigar de algún modo el dolor que lo asaltaba. La sola visión del estado miserable en que se encontraba habría hecho que cualquiera se sintiese movido a ejecutarlo piadosamente para liberarlo de semejante tormento.

***

Pasaron horas, minutos y segundos. El tiempo había dejado de tener significado para Han Shuo quien yacía en el suelo convulsionando porque ya no tenía fuerzas apara levantase de nuevo. Su cuerpo estaba empapado en sudor, sus ropas desgarradas y medio ensangrentadas eran testimonios del espantoso sufrimiento que lo atormentó hasta que finalmente entró en algo parecido a un estado comatoso.

Entonces el cuerpo de Han Shuo comenzó a dejar de temblar mientras que la Esencia Mágica volvía a ponerse en funcionamiento, reparando los huesos rotos y los músculos desgarrados. Conforme las heridas internas más graves eran atendidas aumentaba también la velocidad de recuperación en el exterior, de modo que los cortes y contusiones comenzaron a desaparecer gradualmente hasta que todo el cuerpo lastimado quedó totalmente reparado.

Después de otra hora Han Shuo abrió los ojos con mucha lentitud, pero el dolor de su cabeza lo obligó a volver a cerrarlos de golpe. Al principio tuvo problemas para recordar lo ocurrido, así que se concentró en intentar mover los dedos de sus manos, luego los de sus pies. Cuando sintió que podía volver a moverse, abrió los ojos y luchó por levantarse.

Entonces su corazón se llenó de alegría, pues se dio cuenta de que podía ver hasta el más mínimo detalle de su entorno como si estuviera en pleno mediodía a pesar de que se encontraba en la más completa penumbra. Siguió mirando a su alrededor y examinó cada esquina de la tumba, emocionándose por la gran cantidad de texturas que recién ahora podía apreciar porque sus ojos humanos no tenían inicialmente la capacidad de percibirlas. Al enfocarse comprobó con asombro que las distancias entre lo que observaba parecían desaparecer, amplificando su visión e incluso mejorando superlativamente su percepción de los objetos distantes.

Finalmente, el dolor remitió y Han Shuo comenzó a celebrar maravillado por los resultados de su trasformación. El Fruto de Dragmar había funcionado a la perfección, ayudándole a desarrollar sus poderes mentales a un ritmo sin precedentes, hasta el punto en que estuvo tentado a comerse inmediatamente los otros dos a pesar de la tortura que había experimentado. Sin embargo, sabía que la fruta no podía ser consumida en intervalos regulares, pues al hacerlo aumentaban las posibilidades de que perdiera la cordura o destruyera su mente, de modo que desechó la idea y decidió concentrarse en conocer y controlar sus nuevas facultades.

Ahora su Fuerza Mental podía restaurarse a una velocidad impresionante, aumentando en gran medida las clases y número de magias que podía desatar sin tener que pasar por el tiempo de descanso al que usualmente estaban sujetos los magos ordinarios. Si bien todavía le faltaban muchos conocimientos y experiencias en el campo de la Necromancia, era cierto que su rendimiento mágico sería muy superior y también se recuperaría más rápido.

De más estaba decir que su tiempo de reacción también había mejorado, así como todo el alcance de sus cinco sentidos. Han Shuo salió de la tumba y contempló el cielo nocturno que en ese momento estaba cubierto por algunas nubes, pero su mirada era tan profunda que al enfocarla era capaz de ver a través de ellas y contemplar las estrellas. Los sonidos de los animales también le llegaban con más intensidad, siendo capaz de identificar su especie y localizarlos con una gran exactitud.

A su alrededor había caído una helada y la nieve blanca resplandecía para él a la luz de los astros. Han Shuo siguió caminando hasta llegar al arrollo que por suerte aún no estaba totalmente congelado. Con un solo golpe rompió fácilmente la capa de hielo que cubría su superficie y comenzó a lavar su cuerpo desnudo con las frías aguas hasta quedar bien limpio. Luego extrajo un conjunto de ropas gruesas de su Anillo Espacial que eran más apropiadas para el invierno y se vistió con cuidado mientras consideraba sus próximos movimientos.

Con su progreso actual en Magia Demoníaca era justo que detuviera su entrenamiento temporalmente para que su cuerpo se acostumbrara. En su lugar debía prestar atención a mejorar su Magia Necromántica, pues hasta el momento solo había dominado los aspectos más fundamentales que cualquier Mago Novato comprendía. Pero con sus nuevos poderes quizá podría lograr otro gran avance e incluso era posible que progresase rápidamente y obtuviese el grado de Mago Adepto en un tiempo relativamente corto. Graduarse de la Academia aumentaría su valor en la sociedad considerablemente, pues tendría un cierto respaldo del Colegio de Magos y el prestigio equivalente al de un Hidalgo.

Así que comenzó a caminar lentamente hacia la Escuela Necromántica, disfrutando por el camino al contemplar las distintas formas de la madera en los troncos de los árboles y el resplandor de la nieve. Continuó avanzando lentamente, siguiendo los puntos de referencia en su memoria para orientarse, cuando una nueva serie de dudas lo embargó.

Seguramente se encontraría en cualquier momento con la Maestra Fanny y aunque anteriormente esto lo hubiera alegrado bastante, ahora sentía un retorcijón nervioso cada vez que pensaba en ella y también en su relación actual con Emily.

Pero cuando finalmente llegó a los edificios de su escuela, se dio con la sorpresa de que estaban prácticamente desiertos a excepción de unos cuantos sirvientes. Entonces sus oídos captaron el sonido de muchas voces a distancia, pero los edificios bloqueaban incluso a su nueva visión, así que envió a sus Demonios Originales a explorar la situación y descubrió que había una multitud reunida en el Anfiteatro Máximo.

Ese lugar era el más grande de todos los estadios en la Academia Babilonia y su mayor orgullo. Poseía una capacidad para albergar a unas diez mil personas, casi un quinto de los que cabían en el Gran Anfiteatro Imperial en la mismísima capital. El Anfiteatro Máximo estaba hecho de una gran combinación de materiales mágicos bastante resistentes porque su principal función era la de ser escenario de combates oficiales entre magos o caballeros.

Los asientos estaban encantados para desprender una luz lo bastante fuerte como para iluminar todo el interior, pero que no molestaba en nada a los ojos de los espectadores. Cada Facultad, tanto mágica como militar, poseía un lugar predeterminado y además tenía suficiente espacio como para recibir a una gran cantidad de invitados si era necesario. Toda la estructura tenía una forma ovalada que favorecía la visión de la Arena y la Tribuna Principal donde se sentaban las autoridades de la Academia se destacaba de modo impresionante por excelsa decoración y la sensación de poder que despendía.

Todo el estadio contaba con más de ciento veinte columnas de mármol perfectamente proporcionado y tallado con una precisión milimétrica, sobre las que se alzaban los hermosos arcos que formaban la fachada. De más estaba mencionar que todos los pasadizos de ingreso y salida, así como los techos abovedados estaban cubiertos de hermosos relieves. También había grandes banderas y estandartes lujosamente bordados por los mejores artistas del Imperio que adornaban el entorno al crear un elegante contraste con la blancura resplandeciente del edificio.

Pero lo más extraordinario de todo era la propia Arena de Batalla. Esta poseía los más sofisticados artilugios mágicos que permitían crear el escenario bélico que los contendientes quisieran. Unas veces podían ser ambientes en el desierto, glaciares helados, campos de batalla perfectamente planos, laberintos intrincados, ciudades perfectas o medio destruidas si se prefería, montañas e incluso una función poco popular, aunque necesaria, que permitía convertir toda la arena en un segmento de mar embravecido para simular batallas navales.

Lo más increíble era que, dependiendo del escenario, la Arena generaba con exactitud el clima y las condiciones ambientales, como la humedad, para crear una sensación de realismo extraordinaria. Todos los espectadores podían ver el espectáculo sin dificultad, pero los contendientes no podían ver el exterior gracias a una compleja barrera que los aislaba casi por completo y no permitía que ningún sonido físico o mágico se filtrase al interior. De este modo se aseguraban de que ninguna distracción externa afectase el resultado del enfrentamiento.

Por supuesto que todas las facultades estarían más que dispuestas a renunciar a sus propios anfiteatros con tal de utilizar esta fantástica estructura. Pero el coste de magia que se necesitaba para poner en funcionamiento estos complejos mecanismos era muy grande, de modo que la Academia Babilonia solo la utilizaba para eventos oficiales que involucraban a todas las Facultades.

Han Shuo quiso investigar más a fondo la situación, pero cuando acercó a sus Demonios Originales sintió una asombrosa cantidad de magias defensivas en funcionamiento y no quiso arriesgarse a que descubriesen a sus espías o perderlos. De modo que los llamó de nuevo al interior de su cuerpo y dejó que sus pasos lo llevaran al Anfiteatro Máximo.

Cuando llegó casi no pudo creer lo que veía: Mieles de estudiantes de casi todas las facultades aclamado enardecidos, una gran cantidad de criados y sirvientes que se desplazaban entre las multitudes llevando comida o bebida a donde se solicitase, varios grupos de invitados en las gradas superiores entre los que se distinguían diversos tipos de aristócratas.

Como siempre, los que más se destacaban eran los alumnos de la Escuela de Caballeros, que habían asistido ataviados con su uniforme y armas de gala. Sus hermosas armaduras ceremoniales reflejaban levemente la luz del estadio como si estuviesen ataviados con joyas y también lo hacían los distintos blasones bordados con hilos de plata u oro en sus vestimentas. Detrás de ellos había varias filas de invitados que lógicamente eran veteranos de las familias aristócratas, quienes resaltaban todavía más gracias a las condecoraciones resplandecientes que lucían orgullosos.

A su lado había otros grupos de guerreros y espadachines, mucho más mesurados en cuanto a galardones, pero igualmente impecables. Tras ellos también se encontraba un nutrido grupo de burgueses adinerados u otras clases de plebeyos ricos.

Los magos en cambio no llevaban ningún tipo de armadura, pero sus túnicas uniformes los convertían en un gran bloque aparentemente compacto que llenaba casi la mitad de las gradas del Anfiteatro. Aun así, se destacaban por varios motivos, ya fuese porque de vez en cuando estallaban luces repentinas y fenómenos sobrenaturales cuando alguno de ellos se emocionaba lo suficiente como para conjurar algo o por los gestos de amor que de vez en cuando atraían desde otros asientos porque, aunque las mujeres no eran inexistentes en las otras facultades, la proporción de hermosas doncellas en las escuelas de magia era muy superior.

Han Shuo comenzó a recorrer el estadio en busca de sus compañeros, atrayendo de vez en cuando algún gesto malhumorado de otros estudiantes que tenían que apartarse para dejarlo pasar. Por supuesto que él ignoró a todo el mundo sin reparos y continuó avanzado hasta que finalmente detectó la hermosa cabellera dorada de Lisa entre la multitud.

Cuando estaba por llegar junto a la joven, notó a un ladino estudiante espadachín que estaba aprovechando la confusión para acercarse lentamente hacia Lisa sin dejar de mirar con avidez los hermosos y recientemente desarrollados pechos de la joven.

En ese momento Lisa estaba completamente absorta en el combate que se estaba desarrollando en la Arena, saltando emocionada de vez en cuando y gritando con algarabía junto a sus amigas Amy y Athena. Las tres chicas estaban tan concentradas en lo que ocurría que no prestaban atención a sus alrededores ni a la gente que las estaba mirando o a “cómo las estaban mirando”.

El descarado espadachín finalmente había llegado a sentarse disimuladamente detrás de Lisa y estaba extendiendo sus manos hacia la joven para palpar su trasero en cuanto ella se volviese a levantar, simulando que había sido un accidente… Cuando de pronto Han Shuo le propinó un fuerte puntapié que lo hizo caerse de las gradas y aterrizar de lleno sobre un grupo de Magos de Trueno que rápidamente lo cubrieron de maldiciones, golpes e improperios.

Han Shuo sonrió ufanamente al espadachín antes de sentarse rápidamente detrás de Lisa y se inclinó un poco hacia adelante para hablar con ella. Pero en ese momento el espadachín consiguió levantarse y mirándolo con furia se apresuró regresar rápidamente a su lado mientras le gritaba para hacerse oír por encima del estruendo de voces.

– ¡Quítate de mi sitio! –

Han Shuo lo miró con una sonrisa y se encogió de hombros mientras decía: – ¿O si no? –

El espadachín lo miró con una expresión asesina y se llevó una mano al cinturón donde traía una daga. Su objetivo era intimidarlo, pues seguramente pensaba que estaba frente a otro joven mago corriente que no tenía mucha experiencia en combate real. Pero lo único que consiguió fue que la mirada de Han Shuo pasase de ser “entretenida” a “peligrosamente entretenida” y los instintos del espadachín funcionaron lo bastante bien como para notar que se encontraba frente a alguien que no convenía provocar, así que suspiró resignado y se marchó por donde había venido.

Han Shuo se encogió de hombros un poco decepcionado de no haber podido lastimar más a ese advenedizo pervertido, pero al final decidió olvidarlo y volvió a inclinarse para hablar con las muchachas… cuando de pronto el codo de Lisa salió repentinamente disparado hacia atrás para impactarle directo en el pecho.

Como el movimiento había sido tan rápido, lo tomó completamente desprevenido. Pero un golpe como ese no bastaba para lastimarlo, aunque de todos modos Han Shuo sintió como los ojos de los presentes se fijaban en él con la alegría de quienes disfrutan por la desgracia ajena y en especial la expresión del joven espadachín era particularmente desagradable, pues estaba a punto de retirarse cuando notó la conmoción y se dio la vuelta a tiempo para reírse con los demás.

– ¡Umph! ¡¿acaso estos idiotas no se cansan de intentar molestarme?! ¡Qué irritante! – El gruñido de Lisa se escuchó aún en medio de la multitud, pero cuando la hermosa maga volvió la mirada enojada y notó que se trataba de Han Shuo su expresión cambió de inmediato a una de sorpresa y felicidad, luego preguntó apresuradamente: – ¡Bryan! ¡has vuelto! Um… no sabía que eras tú ¿Te lastimé mucho? –

Viendo que todos estaban riéndose, Han Shuo aprovechó la oportunidad y fingió una expresión de angustia mientras se frotaba el pecho con algo de dificultad. Lisa lo miró muy sorprendida y rápidamente comenzó a acariciarlo con su delicada mano para aliviar su dolor, aunque como había mucha gente tuvo que apoyarse parcialmente contra él y esto la hizo sonrojarse intensamente, pues parecían una pareja de amantes que se reencontraban tras una larga ausencia.

Al ver esta escena el espadachín se quedó estupefacto y su expresión sólo podía describirse con los adjetivos “perfecto imbécil”. Lo peor de todo fue cuando vio que Han Shuo aprovechaba un momento en que Lisa estaba distraída para mostrarle una sonrisa de condescendencia y triunfo que prácticamente gritaba el mensaje: “Aprende del Maestro”.

Entonces el derrotado espadachín hizo un gesto de rendición con una mano mientras le devolvía una leve sonrisa agotada como diciendo: “Me quito el sombrero ante usted, señor”. Luego se puso a buscar entre la multitud hasta que detectó a otra mujer de sus gustos y comenzó probar suerte una vez más, intentando emular a Han Shuo.

En ese momento se escuchó el estruendo de trompetas que anunciaban el final del combate en la Arena, seguido del estruendoso fervoroso de quienes animaban a los vencedores. Luego se escuchó la voz del pregonero que anunciaba un nuevo enfrentamiento oficial: La Facultad de Magia de la Luz iba a enfrentar a sus mejores estudiantes con los de la Facultad de Magia Oscura.

Han Shuo frunció el ceño al escuchar esto y comenzó a buscar a la Maestra Fanny con la mirada mientras trataba de entender lo que estaba sucediendo.