Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NW)

Volumen 15

Capítulo 163: Mad Sword Vs Dios Dragón

 

 

Los motivos que llevaron a Eris a aparecer frente a Orsted en esa situación no fueron para nada especiales.

Hace unos días, un par de mujeres atravesaron la entrada de Sharia, la capital de la magia.

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Una de ellas era una mujer de la raza feral con tonos grises en su pelaje y que le sacaba una cabeza a su acompañante, una mujer de raza humana, con una majestuosa melena carmesí. Ambas iban vestidas con atuendos similares, y ambas llevaban espadas en el cinto.

Se trataba de Eris Greyrat y Ghyslaine de Dordia, que por fin habían llegado a su destino tras un largo viaje.

El viaje en absoluto se lo tomaron con tranquilidad, sino que para reencontrarse con Ludeus tan rápido como fuera posible, habían decidido tomar un atajo a través de un bosque.

Donde se perdieron.

Mientras intentaron buscar la salida, acabaron adentrándose más y más hasta acabar en un nido de Goblins.

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Donde tuvieron que pelear.

Tras lo que consiguieron por fin salir del bosque y llegar a una ciudad cercana donde tuvieron un encontronazo con unos vándalos.

Contra cuya banda entera acabaron teniendo que pelear.

Finalmente tuvieron que abandonar la ciudad sin información debido a los asaltos constantes de esos vándalos.

Por lo que no sabían bien cómo llegar a Sharia desde su posición.

No obstante, ambas son aventureras consumadas, y conforme se pusieron en marcha, consiguieron retomar la ruta y llegar al reino de Ranoa; y una vez allí, el resto del viaje fue mucho más tranquilo.

Una vez llegaron a Sharia, todo parecía estar yendo sobre ruedas, puesto que en cuanto llegaron al gremio de aventureros para obtener información sobre Ludeus, casi todos en la ciudad sabían dónde vivía y pudieron conocer el camino a su domicilio con facilidad.

Resultó que no solo en el gremio de aventureros, sino que toda la ciudad había escuchado y conocía a Ludeus Greyrat.

Para facilitarles encontrar el lugar, les comunicaron que en su jardín podía verse una extraña bestia proveniente de Begarito y una planta extraña que sospechaban se trataba de alguna clase de Treant, mezclada entre los cultivos. Gracias a esa información, no tuvieron problemas en encontrar el lugar.

Cuando llegaron a su destino, observaron que el edificio en el que se alojaba, aunque ni por asomo llegaba al nivel del palacete de Sauros en Roa, era de suficiente envergadura como para ser considerado una posada; y hasta el jardín era suficientemente extenso como para entrenar en él.

Hablaron entre ellas, pero ocurrió un evento poco común.

Eris no se atrevía a entrar, sino que se quedó frente al pórtico de la casa de pie inmóvil y con una postura imponente, con la barbilla alzada observando la casa.

Casi como si pretendiera que Ludeus la viera por una de las ventanas y saliera a recibirla.

El motivo de esta pausa fueron los rumores que habían ido escuchando sobre Ludeus mientras viajaba.

Ludeus Greyrat, el Quagmire.

Aventurero que había acabado en solitario a un Dragón Errante, vencido a un Rey Demonio, con el título de más poderoso en toda la Universidad de Magia de Ranoa. Temido por todos y hasta con una actitud arrogante, pero aún así, defensor de los débiles.

Eso, junto con varios rumores más humoristas que no tenían fin; pero básicamente, parecía que era un mago respetado y poseyente de una habilidad indescriptible. Información que conseguía que Eris se deleitara al escucharla como si estuvieran hablando de ella misma.

El problema es, que de todos los rumores que circulaban sobre él, los que más atrajeron la atención de la pelirroja no fueron los que hablaban de su habilidad y poder, sino los más humorísticos.

Rumores que por ejemplo detallaban cosas como:

“Ludeus es un esposo atento y dedicado que acompaña a su esposa a hacer la compra cuando sale de la universidad.”

“Mientras compran, aprovechará para acariciarle el trasero a su esposa, lo que la hace enfadar y le riñe por el descaro.”

“Está casado con una chica que casi parece una niña pequeña.”

“Se ha casado en 2 ocasiones, una ofensa imperdonable para los seguidores de Milis.”

Básicamente, los rumores sobre las esposas de Ludeus es lo que había captado en mayor medida la atención de Eris.

Y es que, cada vez que Eris recordaba el contenido de la carta, fruncía el ceño de tal forma que una enorme arruga se dibujaba en su frente. Y poco después de entrar en Ranoa, averiguó el nombre de las 2 mujeres.

Sylphiette Greyrat y Roxy M. Greyrat.

¿Qué debería hacer cuando las viera? ¿Qué ocurrirá?

Había escuchado por encima sobre ellas en la carta, y varios rumores llegaron a sus oídos mientras viajaba; y aunque había estado pensando durante el viaje sobre varios aspectos de su regreso, a la hora de la verdad, cuando tuviera que discutir el tema, no estaba segura de que todo saldría como lo había pensado.

Y por eso, Eris se quedó de pie frente al portón de la casa de Ludeus y su familia.

Pero para sorpresa de ella, una persona distinta a Ludeus se dirigió a ella.

Se trataba de una joven sirvienta a la que reconoció casi al instante como Aisha, la hermana pequeña de Ludeus que habían rescatado en Shirone.

La pequeña fue hasta ella, y parece que también la reconoció.

“Eres… ¿Eres Eris-san? Sí, ¿verdad?”

La pequeña vestida de sirvienta que se encargaba de las tareas del hogar, había visto a Eris hacía un rato, pero había esperado que esta fuera la que se decidiera a entrar, por cortesía, principalmente.

El problema es que una hora más tarde, la pelirroja no había dado el primer paso, y fue Aisha la que fue a recibirla.

Para Aisha, Eris era una persona a la que le debía en parte su vida. Porque aunque la persona gracias a la cuál consiguió ser rescatada de Shirone fue a su hermano Ludeus, no tenía duda de que Eris había sido una parte activa en su rescate.

Y como su madre le había enseñado, toda ayuda debe ser recompensada.

El día que su hermano mencionó que iba a aceptar a Eris, internamente, la pequeña decidió, que siempre y cuando Eris siguiera enamorada de su hermano, la ayudaría en lo que pudiera.

Aisha invitó a Eris a pasar, y Eris la siguió en silencio.

Una vez entró en el interior de la vivienda, tanto Lilia como Aisha le dieron una cálida bienvenida, y segundos más tarde, la pequeña fue a llamar a Sylphy y a Roxy, mientras Lilia le explicaba la situación actual de Ludeus.

En brazos de Lilia se encontraba Lucy, la hija de Ludeus; y Eris, al principio preocupada del rechazo que pudiera sentir, se dio cuenta de que no sentía repulsión por la pequeña.

Después de todo, yo también puedo darle un hijo, y hasta podría darle su primer varón.

El único motivo por el que Eris fue capaz de mantener semejante compostura, fue gracias al apoyo y calidez recibidos de Aisha y Lilia.

Poco después, Sylphy y Roxy llegaron a la vivienda, acompañadas por Norn; y el encuentro fue bastante tranquilo.

Lo único a mencionar fue una reacción extraña al ver el físico de la pelirroja, con la mirada extrañamente colocándose a la altura de su pecho, bastante pronunciado, por parte de las actuales parejas de Ludeus; pero a parte de eso, no hubo ningún tipo de actitud desafiante ni ofensiva contra Eris.

Seguramente casi nadie en la habitación fue capaz de intuir que si el encuentro fue así de tranquilo, fue únicamente gracias a la participación sutil tanto de Aisha como de Lilia, que consiguieron manejar la situación y calmar el ambiente, preparándolo inicialmente y asegurándose de ir limando asperezas. Y hasta Norn, que al principio se había mostrado distante, no tardó en unirse a la conversación sin mostrarse negativa ni insultante.

Y el grupo, aún sin Ludeus delante, tenía muchas cosas de las que hablar.

Todos comprendían que pasara lo que pasara, la intención de Ludeus era, como mínimo, resolver el malentendido con Eris; pero conforme Eris comenzó a relatar su historia, quedó constancia del respeto y amor que sentía por la persona que no se encontraba presente.

Y aun con cierto recelo y con un tema tan delicado, el ambiente no se tensó. Ya que a todo el mundo le agrada escuchar elogios y admiración hacia la persona que ama.

No obstante, la tranquilidad no duró demasiado, puesto que Eris realizó una pregunta que alteró por completo el ambiente.

“¿Y bien…? ¿Dónde está Ludeus?”

“Fue… Fue a luchar contra Orsted, Eris-san.”

“¡¿QUÉ!?¡¿Le habéis dejado ir solo?! ¡¿ACASO QUERÉIS QUE MUERA?! ¡Ambas estáis a su lado! ¡Deberíais haberle acompañado!

Los comentarios de Eris causaron mella en las 2 mujeres; aunque Sylphy fue quizás la más dolorida por las mismas, respondiendo entre lágrimas.

“Q-Queríamos…SNIF… Queríamos ayudarle… p-pero… si íbamos con él… solo seríamos un estorbo… SNIF…”

Las lágrimas de la joven de orejas puntiagudas conmocionó a Eris, y recordó entonces el motivo por el que había estado todos estos años entrenando en la Tierra Santa de la Espada.

Fueron necesarios para NO ser un estorbo…

Y como, viendo que no había nadie que pudiera ayudarle en esa situación, Ludeus decidió escribirle una carta a Eris específicamente, aun teniendo a su lado a sus 2 esposas.

Este hecho le causó celos entonces, pero ahora… ahora le ocasionó una ligera sensación de superioridad.

“Si queréis ayudar, no dudéis y hacedlo. Yo iré a ayudarle, porque así lo he decidido.”

Llegó hasta tal punto su determinación, que aunque tuviera que llevar a la fuerza a Sylphy y a Roxy, y acompañadas por Ghyslaine, fueron las 4 hacia donde se encontraba Ludeus.

Lo que llevó a la situación actual.

***

 

 

Sin conocer bien el destino y a un ritmo vertiginoso, llegaron incluso a pasar de largo la aldea desierta hasta que vieron una enorme explosión en el horizonte.

Se acercaron y oyeron sonidos inequívocos de un combate al que intentaron seguir el ritmo a toda velocidad buscando a Ludeus.

Para finalmente encontrárselo al borde de la muerte.

Eris no dudó en dar un rápido paso al frente para colocarse justo frente a Orsted.

Se preparó para combatir contra él, alzando su espada, Elegancia del Dragón-Fénix, una de las 7 espadas del Dios del Filo, sobre su cabeza, amenazante y preparada para el combate. (NT: 鳳雅龍剣/オウガリュウケン/Ohgaryuken, creada usando los kanjis para fénix, puro / elegante / perfecto, dragón y espada. En la mitología china, el dragón(macho) y el fénix(hembra) representan las partes del Yin y el Yan; y cuando se unen, representan el todo).

“¡Ghyslaine! ¡Encárgate de la retaguardia!”

Sin embargo, Orsted no se había posicionado para el combate, sino que tan solo observaba a Eris extrañado.

No, en realidad sus ojos enfocaban a espaldas de Eris, observando detenidamente a las 2 mujeres que se acercaron al cuerpo agotado de Ludeus.

Pero Eris no perdió de vista ni un instante a Orsted; observando que la parte superior de su cuerpo había quedado completamente expuesta, con sangre emanando de distintas heridas incluyendo de su cabeza, causando que se le notara algo magullado. Incluso su pelo parecía haberse quemado parcialmente y se podían observar moratones en distintas partes de su cuerpo.

Se trataba del daño acumulado durante el combate hasta ahora.

Pero herido como se encontraba y algo desganado, en su mano derecha mantenía la sujeción firme de su espada; arma que no había visto nunca hasta este momento. Y aunque Eris no era una persona capaz de saber sobre espadas a simple vista, llegó a la conclusión de que era una espada acorde a él.

El arma poseía un aura similar a las espadas que atesoraba el Dios del Filo, comprendiendo que la espada en manos del Dios Dragón ocultaba un increíble poder.

En nuestro último encuentro, ni siquiera usó una espada… mejor dicho, ni siquiera necesitó usarla… le bastaron sus manos desnudas para vencernos.

Que Ludeus haya conseguido herirle tanto solo… que hasta haya conseguido forzarle a usar esa espada……… Uhhh…. Me encantaría poder mostrarle ahora todo lo que he avanzado en estos años… pero no debo apresurarme. Necesito ganar algo de tiempo primero…

Eris se autoconvenció de esto, ya que su intención no era vencer a Orsted en solitario.

Principalmente, porque le era imposible.

Solo con ponerse delante de semejante monstruo, había comprendido instintivamente la diferencia entre ambos.

En ese paso de montaña me fue imposible siquiera comprender que estaba más allá de mi alcance… Para mí, era una montaña vertical que se extendía hasta el infinito, pero no por ello inalcanzable.

Ahora…

Ahora puedo comprender la brecha que nos separa… Y como lo supe ese día, Orsted es un obstáculo enorme, una dificultad pasmosa…

Algo fuera de mi alcance.

“¿Eris Boreas Greyrat…? ¿Tan importante es para ti un hombre que no es Luke?”

“….. ¿Luke?”

“El hombre destinado a casarse contigo.”

“Eso no tiene nada que ver conmigo.”

Ignoré sus palabras, ya que no conozco a ningún Luke.

Para mí, el único hombre que me importa es Ludeus… nadie más. No necesito más.

“Eso pensé.”

Orsted no se colocó en posición frente a mí, sino que solo observaba mientras curaban a Ludeus a mi espalda.

¿Puedo atacarle por donde quiera…….? Ya veo…

Lo comprendí en el acto.

Claro que puedo atacarle por donde quiera… es lo que pretende conseguir. Quiere que me lance por él.

“…”

Viéndole actuar de esa forma, recordé mi última reunión con Gull Farion, Dios del Filo.

***

 

 

En ese día, Gull Farion me invitó a su habitación, donde colocó en frente suya 3 espadas.

“¿Cuál quieres?”

Tuve en mis manos las 3 armas.

Hace años, habría dicho que la espada que me dio Ludeus en el continente demoníaco sería suficiente. Pero he crecido… esa espada ya no encaja con mi físico.

Quiero una espada de mayor envergadura, además de que con la otra, es posible que no pueda herir a Orsted.

Alguna vez había escuchado a supuestos maestros decir palabras grandilocuentes como:

Depender de una espada para combatir… como espadachín, el orgullo es suficiente.

Pero Eris tenía clara otra idea.

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El orgullo por sí mismo es basura.

“Esta.”

En mis manos se encontraba la espada más simple de todas; una espada de una única hoja fina con una leve curva en el extremo.

Era la única arma de las 3 ofrecidas de la que no emanaba una poderosa y siniestra aura, sino que hasta tenía un toque agradable.  (NT: En la literatura japonesa, un herrero podía forjar armas maldiciendo a una persona para convertirlas en espadas malditas, o bañarse en la sangre de sus enemigos durante tantos años, que conseguían el mismo efecto).

“Así que Dragón-Fénix… Contra Orsted es una buena elección.”

“…. ¿Por qué motivo?”

“Porque esa espada mágica, aunque a primera vista no parezca nada especial, fue forjada con la finalidad de dotarla de la habilidad especial de ignorar el Touki defensivo de tu oponente. Aunque en el caso del Dios Dragón, su Touki es tan poderoso que ni siquiera esa espada es capaz de ignorarlo por completo. No obstante, sí que es capaz de ignorarlo parcialmente.”

Se trataba de la espada que el maestro herrero Yori Sazukatta conocido como Emperador Dragón, había hecho con la finalidad de que un Dios del Filo pudiera llevar su habilidad hasta el máximo posible.

La Elegancia del Fénix-Dragón, una espada con la habilidad de ignorar el Touki defensivo, se trataba de una espada hecha específicamente para que la portase un verdadero Dios del Filo.

“Esa espada no encajaba conmigo, pero es probable que sí lo haga contigo.”

El Dios del Filo posee 7 espadas famosas; de las cuales, 1 está en su posesión directa, otras 2 se las entregó a los actuales Emperadores del Filo, una más para Ghyslaine, la Reina del Filo; otra para Eris; y las 2 restantes estaban reservadas para los Santos del Filo, Nina y Jino, una vez alcanzaran el siguiente nivel.

“Pero ahora quiero hablar del motivo por el que te he hecho llamar. El primer punto importante contra Orsted es…”

Escuché con atención la advertencia del Dios del Filo.

“Bajo ningún concepto tomes la iniciativa.”

No necesitaba preguntar el motivo; era algo que yo misma había sufrido con anterioridad.

“No cabe duda de que ha llegado al nivel de Dios del Cauce Celestial. Si le atacases primero, su contraataque te mataría, no lo pongas en duda.”

Recordé entonces el evento de mi primer y único encuentro con Orsted hasta la fecha, y cómo este me lanzó por los aires de un solo golpe de sus manos desnudas.

Tcht… ‘

Un recuerdo desagradable.

“Aunque esa es solo la primera fase.”

***

 

 

En definitiva, Gull Farion le había dicho, que aunque el Filo Celestial se basara en tomar la iniciativa, en este caso, hiciera lo contrario.

La estrategia del Dios del Filo contra Orsted era sencilla y razonable, por lo que decidí hacerle caso y no atacar.

El Cauce Celestial siempre espera y no es agresivo, sino defensivo; en cambio, el Filo Celestial es agresividad pura.

Por esto, para los practicantes del Filo Celestial, un oponente del Cauce Celestial era el peor posible; puesto que los contraataques de estos son certeros y mortales, y la única forma de sobreponerse a ellos es poseer una habilidad superior.

Con todos mis entrenamientos con Isolte, lo sé… lo entiendo… por eso no atacaré primero……….

La chica que había obtenido el título de Mad Sword por su agresividad, estaba sufriendo enormemente con esta situación.

“¿Hm…? ¿No vienes?”

Controlando su posición y preparada para cualquier cambio en el combate, mantuve controlada al máximo mi agresividad.

Esta escena pareció sorprender a Orsted, quizás porque el Filo Celestial se precia de siempre tomar la iniciativa, siendo esta la base misma del estilo.

“Debo esperar… Para así poder atacarte junto a Ludeus.”

Calmando mis emociones, respondí secamente.

“… Qué sorpresa… Eris Boreas Greyrat peleando junto a sus aliados… ¿Esta también es parte de tu locura? Ciertamente, posees un mayor juicio, Eris Boreas Greyrat, así que eso es lo que sucede cuando te enseña el maestro adecuado…”

“Ya no soy una Boreas. Tan solo soy Eris Greyrat.”

“En ese caso, la Eris que conozco… es otra persona, ¿no es así?”

Mientras pronunciaba estas palabras, Orsted lentamente se recolocó y sujetó la espada con decisión en su mano derecha, elevándola ligeramente para señalar a Eris con la punta de la misma, mientras mantenía su mano izquierda libre.

“Bueno, entonces tendré que comenzar yo.”

Sin que ninguno de los 2 hiciera absolutamente nada, el combate había llegado a la 2ª fase.

***

 

 

La 2ª fase que el Dios del Filo le había relatado a Eris de la siguiente forma.

“Orsted es capaz de utilizar sus manos como si fueran espadas para lanzar con cada una de ellas una Hoja de Luz. Hasta este día, has entrenado con Nina lo suficiente como para ser capaz de contrarrestar sus ataques, ¿no es así?”

“Debes comprender que Orsted no puede superar tu velocidad y alcance solo con sus manos desnudas, por eso, apunta a la muñeca de su ataque y rebánasela.”

“El mayor problema será comprender de qué mano viene su ataque, si la derecha o la izquierda; y en el caso de que ataque con ambas al mismo tiempo, ¿cuál crees que será su ataque principal? O, ¿será un ataque alto o bajo? Esa será tu principal tarea en la 2ª fase.”

Esas fueron las palabras exactas que Gull Farion le dedicó sobre la 2ª fase de su estrategia; a lo que Eris solo pudo tragar saliva en su garganta seca.

Orsted ya ha desenvainado su espada… No está usando sus manos como sustituto…

Su ataque será una Hoja de Luz perfecta… ¿Seré capaz de superarle así?

Pero me mantuve positiva.

No… no será perfecta… Orsted no está en su mejor condición, está cansado y herido, y hasta sangra por la mano que sujeta su espada… Además, está sujetando su espada solamente con su derecha… Así que debo hacer un ataque bajo…

¿Cómo puede usar solo una mano para el ataque estando en ese estado…? Me está menospreciando…

Por lo general, ese hecho me habría hecho enfurecer, pero por raro que sea, en su lugar, me pareció perfecto.

Jamás pensé que llegaría el día que le viera utilidad a ser menospreciada…

Y justo en este preciso instante, Orsted hizo un gesto pavorosamente rápido.

Técnica del Filo Celestial: HIKARI NO TACHI (Hoja de Luz)

Y siguiendo el ritmo y reaccionando al gesto de mi adversario, yo me lancé al ataque.

Técnica del Filo Celestial: HIKARI GAESHI (Contraataque de Luz)  (NT: GAESHI, es una expresión japonesa aplicada en Karate para referirse a técnicas que contrarrestan otras. La expresión surgió en honor al Samurai Sasaki Kojirō, cuya técnica especial era el Tsubame Gaeshi).

El ataque de Eris recorrió un tramo que la pelirroja había practicado durante decenas de miles de veces con la finalidad de contrarrestar la Hoja de Luz.

En esta situación, conseguí tomarle la delantera con mi velocidad máxima, al enemigo que no podía utilizar su velocidad máxima; y mi espada terminó su movimiento antes que el suyo.

La mano biseccionada de Orsted que todavía sujetaba su espada, saltó por los aires tras el corte, dando vueltas en el aire.

¡Lo conseguí!

Pero justo en el instante siguiente, Orsted realizó una acción sorprendente que no me permitió ni celebrar el evento.

Con su mano izquierda, Orsted cogió al vuelo la mano que acababa de perder y la colocó en su lugar original aunque habiendo perdido su espada. Al mismo tiempo, revolucionó su cuerpo para dar una patada giratoria.

“….¡Tsu-!”

Igualmente, conseguí esquivarlo, puesto que el Dios del Filo me advirtió que esta acción por parte del Dios Dragón era posible; lo que me llevó a dar medio paso hacia atrás para alejarme lo suficiente.

La respuesta de Orsted fue atacarme con su mano izquierda colocada imitando una hoja afilada lanzada contra mí, que tuve que apartar con un corte normal y corriente de mi espada.

CLANG

Pero mi ataque no consiguió atravesar la piel de Orsted.

Si no es una técnica al nivel de la Hoja de Luz no podré herirle…

Igualmente, la mano amenazante de Orsted fue rechazada, aunque sin ningún rasguño, y aterrizó en el suelo perfectamente colocado.

… SWOSSHH

Poco después, la espada de Orsted cayó al suelo clavándose a algunos metros de su cuerpo.

Observé mejor la escena, y pude ver como la mano que acababa de cortar había terminado de curarse y unirse correctamente al cuerpo, de la misma forma que el resto de heridas que se podían apreciar en su cuerpo habían desaparecido por completo.

Ha… ¿ha usado magia Curativa?

No solo había conseguido atacarme en 2 ocasiones tras nuestro intercambio sino que ADEMÁS había sido capaz de curarse.

El hasta ahora herido Orsted se había curado por completo.

Es inhumano…

Estas palabras rondaron por mi cabeza.

El ataque de ahora no era una Hoja de Luz, pero tampoco era un golpe sin fuerza…. y ni así fui capaz de herirle con él.

Solo la Hoja de Luz y el Hikari Gaeshi son capaces de atravesar el Touki del Dragón Sagrado de Orsted, aunque le ataque con la Elegancia del Dragón-Fénix.

“¿Esa estrategia de combate contra mí te la sugirió el Dios del Filo? Veo que ese hombre te aprecia enormemente, Eris Greyrat.”

Habiendo conseguido controlar mis dudas y mantenerme en calma, alcé la espada sobre mi cabeza para prepararme en caso de ataque.

Pero las siguientes palabras dichas con una fuerte voz me sorprendieron.

“¿También te contó sus batallas en las visitas nocturnas a su dormitorio?”

Porque las palabras claramente no iban dirigidas a mí, sino a las 3 personas a mi espalda. Aunque en realidad, el destinatario era únicamente una persona, Ludeus.

Orsted había escogido usar palabras malinterpretables contra mí, algo que por lo general JAMÁS se lo podría perdonar.

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Por mucho que me cueste reconocerlo, respeto enormemente al Dios del Filo. Ha sido el único que me ha ayudado a entrenar todos estos años para llegar a este momento, y hasta me ha confiado su sueño de derrotar al Dios Dragón.

Pero nuestra relación no es la de un hombre y una mujer, sino la de un Shishou con su discípulo. Una camaradería entre maestro y estudiante que comparten la misma meta.

Pero… ¡Pero…!

Por suerte, Gull Farion ya me había avisado…

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“Si el combate avanza favorablemente, llegará un punto en el que Orsted lo más seguro es que intente provocarte. ¿Piensas consentírselo?

Gracias a que el Dios del Filo supuso que las provocaciones llegarían y me avisó de ello, fui capaz de mantener la calma.

No pienso dejar que me provoque con nada que diga… Debo de asegurarme de que Orsted sigue bailando en la palma de la mano de Gull Farion.

“¡Jum!”

“… Oh. Veo que has mejorado mucho.”

Orsted murmuró estas palabras casi con cierta lástima en su voz.

Y segundos después, recolocó ambas manos a modo de cuchillas para combatir contra mí, que comprendiendo ahora lo difícil que se había vuelto el combate, rememoró el último consejo de Gull Farion para este combate.

“El tipo ese, por cualquier motivo, nunca pelea en serio.”

“Y aunque sea capaz de usar tanto una increíble variedad de técnicas y hechizos, siempre que pueda, se conformará con usar Touki y combatir con las manos desnudas; en especial cuando conoce la habilidad de un oponente.”

“Solo cuando el uso de Touki con sus manos desnudas no sea suficiente, decidirá usar magia; como si su finalidad fuera vencer de la forma más eficiente posible.”

“Esta regla solo cambia en situaciones… poco comunes. Porque siempre que Orsted vea una técnica por primera vez, se dedicará a estudiarla en profundidad. Así que para ti, esa será su debilidad.”

Esas palabras recordaron el primer encuentro que tuvo con Orsted, y como al ver a Ludeus hacer usos extraños de la magia, en lugar de acabar de inmediato con él, lo que hizo fue tomarse su tiempo y deleitarse, como si estuviera jugando con hormigas mientras curiosea.

En aquel entonces no lo comprendí… pero ahora…

KRR

Todavía controlando mis emociones, apreté con fuerza mis dientes, y alejé mi mano izquierda de Elegancia del Dragón-Fénix, llevándola a la espada con una empuñadura nada especial que llevaba colgando del cinto.

Sujetándola con un agarre inverso, puse mi mano en la espada que los Migurd le entregaron a Ludeus en el continente demoníaco y que este me entregó a mí; la espada que desde entonces me ha acompañado.

En mi mano derecha, Elegancia del Dragón-Fénix sobre mi cabeza, preparada para atacar; y en mi izquierda, sujeta de forma inversa, y con la hoja todavía en su vaina, la espada sin nombre; todo ello para posicionarme en un irregular estilo de 2 espadas.

El único de los 3 estilos principales que usaba 2 armas en algunas de sus técnicas era el Nórdico Celestial, ni el Filo ni el Cauce contemplaban una posición tan irregular.

Con esto no…

Seguramente, hasta Orsted comprendía que en mi estado actual me era imposible utilizar una Hoja de Luz a una sola mano, y que por mucho que la espada en mi posesión fuera poderosa, no sería suficiente tampoco para atravesar su Touki del Dragón Sagrado.

Y hasta yo sabía que no podía ejecutar un correcto ataque de desenvainado sujetando la espada de esta forma.

Era una postura inútil contra el Dios Dragón; era una pérdida de tiempo. Era una ofensa para el resto de practicantes del Filo Celestial.

“Mu…”

Y exactamente ese fue el motivo que detuvo en su sitio a Orsted.

Con ambas manos preparadas para el ataque, se había detenido para observarme; había incluso dejado de prestarle atención a Ludeus mientras lo curaban a mi espalda.

Por primera vez en todo nuestro encuentro, me convertí en el centro de su atención.

Aunque dudo mucho que se detenga a verme no hacer nada. Como no comience mi ofensiva pronto, él se lanzará contra mí…

Esta técnica la entrené específicamente para este momento concreto, en un intento para confundir y engañar al Dios Dragón.

Se trata de una técnica incluida en el estilo Nórdico Celestial que ejecutó Auber, Emperador Nórdico, en una única ocasión en mi presencia. Y tras verla e imaginar su posible utilidad, entrené durante el tiempo que me fue necesario hasta ser capaz desenvainar una espada de su vaina con la mayor rapidez posible para lanzarla.

Comprendo que es una técnica no excesivamente útil, pero sigue poseyendo la capacidad para quitarle la vida a una persona… Y es que… como dijo Auber…

Un practicante del estilo Nórdico, si lo creyera necesario, lanzará su arma contra el enemigo.

Orsted, cansado de esperar, se lanzó contra mí con ambas manos en pose amenazadora, pero sin dibujar con ellas ninguna técnica especial de ninguno de los estilos.

Y yo, al verle, con un gesto no excesivamente limpio, sujeté con los dedos de mi mano izquierda la guarda de la espada en mi cinto, y tiré de ella dándole un camino recto contra el enemigo enfrente mía, Orsted.

La técnica que había entrenado durante meses incluso, con tal de conseguir dirigir mi arma en un solo gesto de desenvainado, fue ejecutada correctamente, aunque de manera un tanto burda, lanzando la hoja contra Orsted a gran velocidad.

Pero eso no era todo.

Mi mano izquierda continuó su recorrido sin detenerse ni perder su ímpetu en dirección a la espada que seguía sujeta por mi mano derecha sobre mi cabeza, y tan rápido como me fue posible, coloqué ambas manos en la empuñadura de Elegancia del Fénix-Dragón.

En cuanto estuvo en mis manos, dibujé una instantánea Hoja de Luz que se extendió contra Orsted.

“¡!”

La Hoja de Luz empujada por el peso de todo mi cuerpo sobrepasó la hoja sin nombre lanzada con mi mano izquierda, dibujando una línea recta en el menor tiempo posible, para darle un golpe directo a Orsted.

No obstante, lo que se escuchó fue un sonido metálico.

TCHAN…. Tut

“… ¡Tcht!”

Habiendo lanzado una Hoja de Luz perfecta, fui incapaz de calmarme lo suficiente para evitar chasquear la lengua al ver el desenlace.

Por un lado, Orsted había atrapado mi espada con la palma de sus manos deteniendo así la Hoja de Luz; y por otro, aunque la hoja sin nombre fue a parar a su estómago, su Touki del Dragón Sagrado la repelió sin dejarle ni un solo rasguño, rebotando con suficiente fuerza como para salir lanzada para caer a mi espalda.

“Superaste mis expectativas, pero aún así… ¿ya has acabado?”

“No.”

Antes de que la espada sin nombre que durante tantos años me había acompañado tocara el suelo, sin necesidad siquiera de mirar a mi espalda. Supe que Ludeus se había puesto en pie.

¡Ya le han curado…!

“¡Solo es el comienzo!”

Necesitando verle, giré ligeramente mi cabeza para observarle y pude ver a Ludeus con claridad.

¡Ludeus!

Pero lo que vi fue un cuerpo demacrado.

Sus ojos tenían dibujadas unas profundas y oscuras ojeras y su pelo castaño claro había acabado casi completamente teñido de blanco; le temblaban las piernas, tenía el rostro pálido y los labios morados…

Casi parecía que se podría morir en cualquier momento.

Si había conseguido ponerse en pie, fue gracias a que tanto Sylphy como Roxy le estaban apoyando.

“……………”

“¿Qué dices que comienza ahora?”

Lo supe nada más verle, Ludeus no podía ni siquiera intentar pelear. Estaba claro que se había quedado sin poder mágico, y le fallaban las fuerzas… y en sus ojos hasta su determinación había desaparecido.

Casi parecía un cadáver andante.

“Lo que ahora comienza es el comienzo…”

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Sé lo que debo hacer.

Y con ese pensamiento me preparé.

***

 

 

“¡Coged a Ludeus y escapad de aquí!”

El grito de Eris resonó por la zona.

“¡Detendré a Orsted aunque me cueste la vida, así que HUID!”

Sylphy comprendió al instante la determinación de la recién llegada, principalmente porque no era la primera vez que veía esa clase de sacrificio.

Cuando huyeron de Asura, los acompañantes de Ariel estaban decididos a dar su vida para salvar a la princesa, la persona que les importaba. Y Eris estaba haciendo exactamente eso.

“T–¡Te cubriré!”

Con piernas temblorosas, Sylphy sujetó su báculo y gritó estas palabras.

En cuanto posó sus ojos sobre Orsted, lo que vio no fue un hombre, sino la representación de todos los terrores del mundo. Y aun en esa situación, había aceptado la muerte con tal de proteger a Ludeus.

Y es que ni siquiera tuvo que pensárselo, porque más terrorífico que Orsted, era imaginarse la vida sin la persona que ama.

Todavía resonaban en su cabeza las palabras que Eris les había dedicado en Sharia.

“¡¿ACASO QUERÉIS QUE MUERA?!”

Por supuesto que Sylphy no quería que su esposo muriera, sino que pensó que pasaría lo que de costumbre, que volvería sano y salvo a casa después del combate.

Para Sylphy, Ludeus poseía una fuerza superior a lo imaginable, y aún más a bordo de la Armadura Mágica que le había ayudado a construir.

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Para ella, no había rival posible para él.

Ni se le pasó por la cabeza lo equivocada que estaba.

“…….¡!”

Eris cruzó mirada con Sylphy, vio su determinación, finalmente asintió, tragándose las palabras que le iba a decir.

“… ¡De acuerdo! ¡Te encargo mi espalda! ¡GHYSLAINE! ¡Llévate a Ludeus y a Roxy tan lejos como seas capaz!”

“¡Eris! ¡Mi deber es protegerte a ti!”

La Reina del Filo de la raza feral rechazó la orden de Eris.

El motivo de este rechazo fue todo el esfuerzo que había visto hacer a la persona que le encomendaron; lo mucho que había entrenado para este día. Ese fue el único motivo por el que había aceptado no inmiscuirse en el combate.

Pero una cosa era dejarla morir en combate de forma honorable, y otra muy distinta que diera su vida solo para ganar algo de tiempo.

Si lo permitía, estaría escupiendo en la promesa que le hizo a Sauros.

“¡¿No me has oído?! ¡Te estoy encargando proteger a la persona que más me importa!”

“… ¡No lo haré! ¡Si te dejo morir así, no podré mirar a la cara a Sauros-sama y Philip-sama!”

Ghyslaine no quería que tirase la vida de esta forma.

…. No obstante, la mujer feral nunca había sido capaz de pensar con facilidad, por lo que no tenía una idea clara de cómo sobrevivir a la situación actual. Por lo que en un acto reflejo decidió el curso a tomar.

“… ¡Lo que debemos hacer es huir todos!”

Roxy comprendió que intentar pelear en su estado era pedir demasiado.

Y aunque comprendía que sería un estorbo en caso de combate, igualmente decidió venir hasta aquí; pero sabiendo que no tenía otra opción, lo que hizo fue coger a Ludeus y tirar de él para llevarlo hasta donde se encontraban los caballos en el borde del bosque.

Aunque pierda al niño, siempre que Ludeus consiga escapar…

No pensaba en otra cosa, ni siquiera en lo que pasaría después. Lo único que tenía en mente en este momento era huir de ese… ese ser.

No obstante, ese ser, viendo la discusión entre Eris y Ghyslaine, y luego la determinación en la mirada de Sylphy y Roxy…

“……………. Fuu…”

Dejó escapar un enorme suspiro.

Al escuchar ese suspiro, todos salvo Ludeus se tensaron, aunque Orsted les ignoró por completo; y alzó la voz en un potente grito.

“¡Ludeus Greyrat!”

Al escuchar su nombre, Ludeus se echó a temblar.

“¡Mientras seas un aliado de Hitogami, no pienso dejarte marchar! ¡Aunque tenga que matar a todos los presentes! ¡Aunque tenga que matar a todos los habitantes de la ciudad! ¡Te seguiré hasta acabar contigo!”

Los temblores de Ludeus apoyado sobre el cuerpo de Roxy empeoraron enormemente, y sus piernas se volvieron pesadas y temblorosas. Lo único que pudo hacer en su estado fue bajar la cabeza.

“Y aunque no crea nada de lo que Hitogami te haya podido decir… pero por si fuera cierto, tras matarte, ¡iré a tu casa y me llevaré a tus hijos!

Pero esas palabras hicieron que el cuerpo de Ludeus dejara de temblar y el fuego volviera a sus ojos.

Se dio un golpe en sus temblorosas y débiles piernas para despertarlas, alargó su mano y le quitó a Roxy su báculo; aunque antes de darse cuenta, sus fuerzas le fallaron y el báculo se le escapó de las manos y el propio Ludeus casi cayó al suelo, de no ser porque la asustada Roxy le ayudó a mantenerse en pie.

Pero Ludeus estaba mirando a Orsted con un inmenso odio. Con suficiente odio para querer acabar con su vida.

“No obstante, con esa copia de la armadura del Dios de la Lucha, y con el poder mágico que posees que compite con el mismísimo Laplace, junto con que posees inmunidad a mi maldición… ¡Puedes serme de utilidad!

“…¿?”

Las palabras de Orsted consiguieron que la sed de sangre de Ludeus decreciera visiblemente, y aun sin comprender lo que Orsted le intentaba decir, siguió escuchándole.

“¡Traiciona a Hitogami y alíate conmigo!”

Escuchándole decir esto, 2 personas reaccionaron de inmediato.

“¡¿Qué tonterías estás diciendo?!”

“¡Ludy, te está engañando!”

Para Eris y para Sylphy, no había duda de que lo que el Dios Dragón decía era una sarta de mentiras. Aunque no tenían pruebas para llegar a esa conclusión, simplemente estaban seguras de ello.

Por su parte, Roxy y Ghyslaine, aunque no mostraron su disconformidad, analizaban sus palabras en busca de intenciones ocultas en ellas.

“¡Si lo haces, perdonaré este ataque a traición por tu parte y te devolveré tus brazos!”

……..


No obstante, la actitud de Ludeus era distinta a la del resto de su grupo.

El motivo era que había comprendido que había algo en el tono de Orsted, había notado que aunque estaba tenso, había un sentimiento distinto al miedo o al odio en sus palabras. Lo había notado, pero no sabía de qué se trataba.

“Bajo mi… Bajo LA protección del Dios Dragón, Hitogami no podrá alcanzarte con sus garras con facilidad.”

Los ojos de Ludeus dejaban clara su confusión y duda…

“¡Incluso ahora! ¡No podrá contemplar esta conversación!”

” ………. “

“¡Si de verdad le ayudabas en contra de tu voluntad, este acuerdo debería ser favorable para ti!”

” ………. “

¡ELIGE, LUDEUS GREYRAT! ¡Alíate con Hitogami y yo mismo te arrebataré todo! ¡O alíate conmigo y peleemos juntos contra Hitogami! ¡Siendo tú…! ¡Siendo alguien inmune a maldición, deberías ser capaz de escoger por ti mismo!”

Ludeus y Orsted cruzaron miradas durante varios segundos, y todavía apoyándole para que se pudiera mantener en pie, Roxy pudo escuchar como su esposo vaciaba sus pulmones exhalando de forma prolongada.

Parecía que intentara confirmar si decía la verdad únicamente mirándole a los ojos, como si sus facciones escondieran la verdad.

Pero era imposible que Ludeus pudiera ver algo así solo en su rostro, y los segundos se hicieron eternos.


“¿Ludy?”

Ludeus se apartó de Roxy con pasos torpes, llegando entre tropiezos hasta Ghyslaine, sobre la que se apoyó para mantenerse en pie. Siguió avanzando, esta vez apoyándose en Sylphy, y continuó avanzando hasta ponerse a la altura de Eris, a su lado.

Llegado a este punto, cayó al suelo frente a Orsted, hincando ambas rodillas en el suelo pero con la cabeza alzada mirando a Orsted a los ojos.

“De verdad… ¿De verdad existe un método para proteger a mi familia de Hitogami…?”

¡Lo hay! Es cierto que su habilidad para ver el futuro es poderosa, pero eso no significa que pueda verlo absolutamente todo. No debería ser ni omnisciente ni omnipotente.”  (NT: OMNISCIENCIA, capacidad que permite saberlo TODO, presente, pasado y futuro).  (NT: OMNIPOTENCIA, capacidad que permite realizar CUALQUIER acción o cosa).

“¿Y ese método…? de verdad… ¿de verdad asegurará que no le pase nada a mi familia?”

“………. No es absoluto. Puesto que ni yo soy capaz de conocer plenamente el alcance del poder de esa persona.”

Orsted fue incapaz de garantizar la seguridad de la familia de Ludeus, y ni siquiera prometió que todos estarían a salvo o que no les pasaría nada.

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Los presentes miraban a Ludeus esperando su respuesta, y lo único que pudieron ver fue la desesperación en la mirada de Ludeus, que estaba observando a Orsted con lágrimas en los ojos suplicándole con la mirada la salvación de sus seres queridos.

Todos se preguntaban qué estaría pensando en una situación así.

Y pasados unos segundos, Ludeus tomó su decisión.

“… Yo… pongo mi vida en tus manos, Dios Dragón. Por favor… ayúdame.”

En ese día, Ludeus Greyrat se convirtió en el súbdito del Dios Dragón.

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