Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NW)

Volumen 15

Capítulo 159: La Llegada de la Carta

 

 

La Tierra Santa de la Espada, en el extremo noroeste del continente central, es un lugar donde a todas horas se puede escuchar el sonido de espadas de madera chocando entre ellas y gritos llenos de vigor.

A su vez, más de la mitad de la población que pasea por las calles del lugar van vestidos con atuendos propios para la práctica de artes marciales o ropa igual de cómoda para pelear. Y esas mismas personas, casi en su totalidad, llevan una espada al cinto y una toalla para secarse el sudor.


A menudo, viene a este sitio gente con la intención de aprender a usar la espada, y casi todos ellos, acaban imitando a la población regional en el uso de las prendas cómodas para combatir y ejercitarse.

Cerca de la única ciudad de este lugar, y rodeado de nieve en todas direcciones, se encuentra un enorme dojo; y en la entrada del mismo se encuentra una mujer vestida con un atuendo propio de una espadachina.

La mujer va vestida con prendas completamente negras y flexibles de la cabeza a los pies, salvo por el abrigo tradicional que reciben todos aquellos que alcanzan el título de Santos del Filo Celestial.

En su cintura, 2 espadas de distinto tamaño cuelgan del cinto que porta.

Una de ellas se ve a simple vista que posee una calidad impactante y que debe ser obra de un forjador de renombre. Sin duda, la persona con una espada de semejante calidad debe ser una de las mejores aprendices del estilo del Filo Celestial, con un enorme potencial.

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Viendo su porte y apariencia combinada con su ondulada y densa melena carmesí, la impresión que causa en quienes la ven es la de un león; y a su paso, 9 de cada 10 personas se apartarían de su camino.

Esta mujer es una Reina del Filo, conocida como Eris Greyrat, Mad Sword.

Sin embargo, y contrario a su apariencia y ropajes majestuosos, su expresión era la de una persona llena de inquietud.

“Eh, Nina, ¿seguro que voy bien así?”

“Que sí, que sí, estás perfecta. Te ves muy respetable y elegante.”

Junto a la pelirroja leona se encontraba otra mujer con un pelo de un tono azul oscuro vestida con una vestimenta propia de espadachines de estas tierras.

Se trataba de Nina, y empezaba a estar cansada de calmar las preocupaciones de la leona.

“Todo el que te observe lo que verá será a una imponente y portentosa Reina del Filo.”

“Pero… Ludeus siempre dijo que me sentaba mejor la ropa más femenina.”

“Quieres escucharme…”

Nina suspiró al escucharla y respondió con un tono algo cansada de estos intercambios.

“¿Cómo voy a saber si le gustará tu ropa si no tengo la menor concepción sobre los gustos de los hombres en general?”

“Tienes razón…”

“¿Por qué me miras con esa mirada que parece decir Pobrecita… Hasta yo y Jino ya… Nada, olvídalo.”

Nina agitó su cabeza deteniendo sus palabras, tras lo que señaló la ciudad.

“Para empezar, es imposible que vendan ropas más femeninas en un lugar como este, ¿o dónde te crees que estás? Si quieres ponerte ropa más femenina, cómprala en la ciudad.”

“Eso es cierto.”

Eris se quedó satisfecha con la propuesta de Nina y asintió; aunque lo cierto es que esta era la 5ª vez que ambas habían tenido esta conversación.

“Y a parte, no tiene sentido que te preocupes por la ropa que llevas puesta aquí. Por mucho que corras, ¡tardarás al menos 1 mes en llegar a Sharia!”

“…”

“Y más que de la ropa, deberías preocuparte de asearte bien antes de vuestro reencuentro. Date un baño, peínate bien, ya sabes… ese tipo de cosas, porque… esto… Esta claro que no le gustará verte llena de sudor.”

“Ludeus jamás en la vida pareció disgustarse al tratar conmigo después de que sudase.”

“Ya, bueno… Si te rechazara por algo así, supongo que no podríais acabar juntos…”

“De hecho, hasta parecía feliz cuando olisqueaba mi ropa interior sudada…”

“¡Es un Hentai!”  (NT: Hentai se entiende literalmente como porno animado).

Eris se mostró algo molesta al escuchar a nina.

“Ludeus no es un Hentai… tan solo es un poco Ecchi…”  (NT: Ecchi, que viene de la letra H de Hentai, intentando indicar que es como una versión algo más suave del Hentai).

“Lo mire como lo mire, disfrutar oliendo tu sudor es… ¡Es un Hentai!”

“…”

Al escuchar las palabras de su amiga, Eris alzó su brazo y olisqueó su axila; aunque el único olor que pudo sentir fue el de ropa limpia y jabón.

Después de todo, se había dado un buen baño esa mañana antes de ponerse en marcha.

“Él… no es un Hentai.”

“Bueno, es posible que me haya excedido en mi reacción.”

“…”

Tras eso, las 2 chicas se quedaron en silencio mientras sus melenas se agitaban con el viento helado del norte.

“Ghyslaine está tardando…”

“Es posible que esté teniendo problemas decidiendo qué caballos llevar.”

“Es posible.”

Eris asintió al escuchar a Nina.

“Ahora que lo pienso, me han llegado algunos rumores sobre tu novio.”

“¿Qué rumores?”

“Que los ojos de Ludeus Greyrat vuelan” (NT: La fusión de 2 de los rumores de la Universidad puede lanzarte sus manos, y le brillan los ojos)

“¡Siendo Ludeus, es bastante posible!”

“…… Y también, que le encantan las niñas pequeñas con poco pecho.”  (NT: Esto se debe a otro de los rumores, en el que hablan de que le encantan los niños pequeños).

Nina bajó ligeramente la mirada dirigida hacia Eris mientras decía estas palabras; y la propia Eris la imitó.

Lo que ambas encontraron fueron unos pechos claramente grandes; aunque firmes y bien definidos.

“…………… No pasa nada.”

Aun habiendo dicho esto, la expresión de Eris empezaba a estar algo preocupada, y su rostro tomó un ligero tono algo azulado.

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“También hay otros rumores que se han extendido por todas partes, como que conquistó alguna clase de Laberinto legendario, y que acabó con un Rey Demonio inmortal que por lo visto estaba al nivel de los 7 Campeones Mundiales.”

“Justo lo que esperaba de Ludeus… debe ser cierto.”

Eris recuperó el color en su rostro y hasta se ruborizó ligeramente, debido a la alegría que sintió de escuchar lo mucho que, al igual que ella, Ludeus se había esforzado durante estos años.

“Los rumores casi lo describen como un monstruo… Lo normal es que nadie se creyera que fueran ciertos.”

“¿Verdad?”

Eris sacó pecho y plasmó una enorme sonrisa con sus labios mientras resoplaba llena de orgullo por Ludeus.

“Aunque… también he escuchado otro rumor extraño.”

“¿De qué tipo?”

“Uno que dice que Ludeus Greyrat es un mujeriego insufrible y que cada día pasea con una mujer distinta…”

La sonrisa de Eris se volvió algo más forzada.

“… y que como es poderoso, va haciendo lo que le viene en gana.”

“…”

“Dime, Eris, es posible que…”

Nina continuó hablando pero esta vez con un hilillo de voz.

“… ¿se haya olvidado de ti?”

Al instante siguiente Nina hizo un movimiento de su mano a una velocidad casi imperceptible, y…

¡PAH!

…justo inmediatamente se pudo escuchar el sonido del puño de Eris impactando contra la mano de Nina.

“…”

Tras detener el puño de Eris y notar como esta le clavaba una intensa mirada enfadada, Nina apartó la vista.

“Perdona, culpa mía… Olvidaba que solo son rumores.”

Eris retiró el puño con el que todavía había estado haciendo presión en la mano de Nina y se cruzó de brazos, separando sus pies, frunciendo el ceño y dibujando el símbolo  con sus labios antes de darse media vuelta.

“…”

“…”

“Ya ha vuelto Ghyslaine.”

Por el rabillo del ojo, Eris comenzó a ver a 4 caballos yendo en su dirección, y a la cabeza del grupo y tirando de 2 de ellos, una mujer de raza feral que no era otra que Ghyslaine de Dordia, Reina del Filo.

Ghyslaine había cumplido hace algún tiempo los 40 años, aunque físicamente su cuerpo se mantenía igual de lo que Eris siempre ha recordado.

A la espalda de Ghyslaine, a pocos metros, se encontraba una joven de gran belleza que sujetaba las riendas de los otros 2 caballos.

Esta mujer vestía con ropas apropiadas para el viaje, con una melena que se agitaba con el viento de forma que sumado a su belleza podría seducir a cualquiera que la viera en el camino. Se trataba de Isolte Cluél.

Y a lomos de uno de los caballos que llevaba Isolte, se encontraba sentada Reida Liia, la Diosa del Cauce Celestial.

“Os he hecho esperar.”

Diciendo esto, Ghyslaine le pasó a Eris las riendas del caballo que ya llevaba en su lomo todo su escaso equipaje.

“¿Otra pelea?”

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“Ha sido culpa de Nina.”

Eris se mostró algo molesta y Nina tan solo se encogió de hombros. Al verlas, Ghyslaine mostró una leve sonrisa.

“Ya veo.”

“Hay que ver… Parece que el pequeño Gull ni siquiera va a venir a despediros.”

Reida, la más anciana del grupo, pronunció estas palabras desde su caballo mientras observaba el dojo algo contrariada por la falta del Dios del Filo en este lugar.

“Gran Shishou-sama. Debe ser debido a que Dios del Filo-sama se encuentra indispuesto.”

“¿Te refieres a que todavía le está afectando el alcohol de anoche? Debería aceptar de una vez su edad y aprender a controlarse….. Piénsalo, Nina, si le atacaras ahora es probable que consiguieras vencerle, ¿por qué no lo intentas?”

La anciana dijo estas palabras con la intención de sacarle una reacción a Nina, pero esta simplemente mostró una sonrisa algo forzada.

“No, un espadachín que aspira a convertirse en Dios del Filo debe pelear honorablemente.”

“Qué chica tan honesta eres… Bueno, en un futuro no muy lejano deberías ser capaz de vencerle. Así que esfuérzate.”

“Así lo haré. Me esforzaré al máximo para asegurar que todo el aprendizaje recibido no sea desaprovechado.”

Tras hacerle una inclinación de cabeza a Reida, Nina se giró hacia Isolte.

“Pero decidme, ¿qué tenéis pensado hacer de ahora en adelante? Dijisteis que acompañaríais a Eris hasta la mitad del camino, ¿no es cierto?”

“Sí. Iremos de regreso al reino de Asura. He recibido invitación de palacio para convertirme en la instructora de los caballeros.”

“Oh, ya veo…. Os echaré de menos…”

Tras las palabras de Nina, Isolte le devolvió una sonrisa gentil.

“Nina, si alguna vez vienes por el reino de Asura, asegúrate de venir a hacernos una visita. Yo misma te enseñaré la ciudad.”

“No, en serio… si una pueblerina como yo fuera al reino de Asura, acabaría convirtiéndome en el hazmerreír por cualquier tontería que hiciera.”

Dicho a modo de broma, aunque sabiendo la diferencia de culturas entre la Tierra Santa de la Espada y Asura, Nina pareció un poco avergonzada de decir esas palabras.

Eris por su parte, resopló.

“Jum… Si alguien se atreve a reírse de alguna de nosotras sería lo último que hiciera.”

Nina se echó a reír ligeramente al escuchar las palabras de Eris y recordar a las participantes de esta conversación; una Reina del Filo, una Reina del Cauce y una Santa del Filo.

Si alguien se atreviera a reírse de ellas, solo podría ser alguien por encima de su nivel, o un simple estúpido.

“Eris, debemos ponernos en marcha.”

“Lo sé.”

Isolte le dedicó una sonrisa algo forzada al escuchar a Eris antes de brincar ágilmente a lomos de su caballo; y la pelirroja imitó el gesto. El caballo de Eris se revolvió ante el trato tan brusco, pero no tardó en volver a relajarse en cuanto Eris tomó las riendas.

“Chicas, os deseo lo mejor.”

De improviso, los ojos de Nina se pusieron llorosos, tras ponerse a recordar todos los eventos ocurridos en estos últimos años, como su horrible primera impresión de Eris tras su llegada.

Esa humillación inicial, y cómo tuvo que forzarse a aceptar la derrota en innumerables ocasiones; y gracias a lo cuál, Nina aprendió a utilizar esas experiencias mortificantes para saber avanzar en el camino de la espada.

Y tras eso, la llegada de Isolte, y cómo con su tono pacificador y su gentil personalidad consiguió calmar la furia y falta de paciencia que la asediaba.

De no ser por ellas, seguramente sería una simple Santa del Filo como tantas otras… incapaz de llegar nunca al nivel de una Reina del Filo.

En otras palabras, es solo gracias a ellas que…….

“¡Chiwa~su! Traigo correo, ¿alguna podría firmármelo, por favor?”  (NT: ちわーす/CHIWASU/¡Ey, buenas!, forma MUY informal y amistosa de saludar).

Sorprendidas y de forma muy inesperada, todas reaccionaran a las palabras de un recién llegado.

Nina, enfadada por la forma en la que se había cargado el momento, giró con algo de rabia, para encontrarse a un hombre completamente envuelto con varias capas de ropa para el invierno.

El hombre las miraba sin preocuparse o comprender la situación ni las personas que se encontraban en ese sitio, sino que tan solo sacó una carta de su bolsa de viaje.

“Tcht… ¿Para quién es?”

“Esto… Eris Boreas Greyrat-sama.”

Eris se extrañó al escucharle alzando las cejas por la inesperada sorpresa.

“De Ludeus Greyrat-sama.”

Pero fue con estas palabras con las que sorprendió aun más, abriendo los ojos como platos.

“¡Ludeus!”

Eris dio un casi instantáneo salto para bajarse del caballo y en un parpadeo le había quitado la carta al hombre.

Aunque cuando se disponía a desgarrar el sobre, el hombre reaccionó y sujetó a Eris.

“Un momento… firma antes, por favor. Si no, no podré cobrar la recompensa.”


“¿Dónde?”

“Ah, cierto, dame un segundo…”

El hombre sacó de su bolsa algo similar a un pequeño tablón con una papel con cosas escritas y se lo pasó a Eris indicándole que firmara en una sección.

Eris se quedó pensativa varios segundos con el tablón en las manos mientras intentaba recordar cómo se escribía. Aunque finalmente, aunque con una letra bastante forzada consiguió escribir Eris Greyrat en el papel.

Observó las letras que había escrito, y finalmente asintió.

“Vale.”

“Ah, muchísimas gracias. Bueno, ahora por la recompensa… adios.”

El hombre confirmó que todo estaba correcto, antes de dar media vuelta y regresar por donde había venido.

Eris no le prestó la menor importancia al hombre y se puso con la carta, a la que le quitó el sello y vio que por detrás estaba escrito Eris Boreas Greyrat, claramente con la letra de Ludeus que recordaba.

Aiss… Ludeus debía ir con prisa cuando escribió esto, ya no soy una Boreas. Ah, puede que no lo sepa.

Y en la parte delantera pudo leer Ludeus Greyrat escrito con una letra muy estilizada y correcta.

Es tan metódico y perfeccionista como de costumbre… eso es algo tan propio de él…

Eris sonrió al rememorar las clases de lectura y escritura.

Intentó abrir la carta con sus uñas pero le fue imposible, al final, lanzó la carta por los aires y en un parpadeo con su espada la abrió sin rasgar en absoluto la carta, cayendo además en las manos de Eris.

Cogió el contenido del sobre e increíblemente animada se puso a leer la carta.

.

..

Durante varios segundos leyó y leyó, aunque su cara de felicidad se fue volviendo cada vez más y más molesta.

“Eh, Eris, ¿qué es lo que pone?”

“¿ ?”

La pregunta de Nina no obtuvo respuesta de Eris, sino que la pelirroja continuaba clavando su mirada en la carta dando algo de miedo.

“Eh, ¿me oyes~?”

“¡Cállate! ¡La carta tiene demasiadas palabras que no conozco, y no puedo leerla!”

“Ah, Ya… ¿veo?”

“¡Nina! ¡Léemela!”

“¿Eh? Yo tampoco sé leer.”

“¡¿Cómo?! ¡¿Con los problemas que podrías tener en varias situaciones de no saber leer?!”

“¡Por mucho que digas eso de manera tan arrogante, pierde el sentido cuando tú tampoco sabes leer!”

Viendo la discusión entre las 2 estudiantes del Filo Celestial, Isolte se bajó de su caballo.

“Bueno, calmaos las 2, yo la leeré.”

“Ah, vale. Por favor, hazlo.”

Obedientemente, Eris le entregó la carta a Isolte.

La discípula del Cauce Celestial ojeó la carta, leyéndola tranquilamente primero para sí antes de leerla en alto.

Aunque conforme sus ojos fueron escaneando el documento su expresión comenzó a endurecerse.

“¡¿Q-Qué diantres le pasa a esta persona?!”

“¿Q-Qué pasa? ¿Qué pone?”

“Eris-san, ¿de verdad te has esforzado todos estos años…. por alguien así? Ah… pobre pequeña… Milis-sama, protege….”

Tras estas palabras, Isolte se puso a rezar unos instantes observando al cielo. Cuando terminó, miró a Eris con lástima.

“No hablaré mal de él, Eris-san, pero no te molestes en ir a Sharia y ven con nostras a Asura. Una chica tan buena como tú no debería dejarse engañar por un hombre así.”

“¡Date prisa y dime lo que está escrito o te daré una paliza!”

Eris se llevó la mano al cinto en pose amenazante.

“Si así lo quieres, lo haré.”

Isolte comenzó a leer la carta en alto con voz enfadada.

“Estimada Eris-sama, de Ludeus Greyrat.

“Ha pasado mucho durante estos 5 años desde que nos separamos, ¿todavía te acuerdas de mí? Yo seguramente jamás podré olvidar el tiempo que pasamos juntos, así como esa primera noche que compartí a tu lado.

“En ella, juré que pasaría el resto de mi vida junto a ti; pero cuando desperté a la mañana siguiente, me encontré con que te habías marchado. Eso me causó un enorme pesar y sentimiento de pérdida que enturbiaron mi corazón, y los siguientes 3 años fueron de hecho, dolorosos, miserables y vacíos para mí.

“Quiero que sepas que no guardo ningún tipo de rencor por los acontecimientos, pero me honrarías si al menos pudieras comprender la increíble tristeza que sentí en aquel entonces.

“Te mando esta carta, porque una persona me ofreció información que desconocía hasta entonces sobre tus sentimientos.

“Hasta ese momento, no me cabía duda que tu intención al separarte de mí era romper toda relación conmigo y viajar por tu cuenta; pero esa persona me informó de que había malentendido tus acciones, y que tus sentimientos por mí siempre se mantuvieron intactos.

“En estos momentos me encuentro casado con 2 mujeres.

“Ambas fueron personas que me salvaron de oscuros y terribles sufrimientos que padecí en estos años; porque como comenté antes, aunque fuera un malentendido, tu separación de mí me causó un terrible pesar que me impidió continuar mi vida con normalidad. Solo gracias a ellas, conseguí ponerme en pie.

“Si aun conociendo este detalle, tus sentimientos por mí no han cambiado y sigues queriendo casarte conmigo y pasar tu vida a mi lado, he hecho los preparativos necesarios para aceptarte.

“No obstante, aunque pueda ganarme tu odio por ello, quiero hacerte saber que no tengo la menor intención de separarme de mi familia actual, por lo que de casarte conmigo, serías mi 3ª esposa.

“Si este hecho causara tu malestar, tengo toda la intención de recibir tu ira y tus puños.

“Aunque sobre este tema, te pediría que por favor te contuvieras con un máximo de 2 o 3 golpes.

“Pero quiero que sepas, que de ser posible, preferiría no tener que pelear contra ti, y que si no quisieras convertirte en un miembro más de mi familia, podríamos crear una bonita amistad.

“Ludeus Greyrat.”

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Al escuchar el contenido de la carta, Eris se quedó petrificada e Isolte al verla, se puso a escupir palabras de disgusto contra él.

“¡Es un hombre horrible, ¿no es verdad?! ¡No solo tiene ya 2 esposas, ¡sino que encima se atreve a decirte algo como que no le importaría que te convirtieras en la TERCERA!! ¡Se está burlando de todas las mujeres!”

“¿Segura? Porque por lo que leíste, me pareció que Eris le importaba….. ¿o no?”

La opinión de Nina e Isolte chocó fuertemente tras leer ambas la misma carta.

“¡¿Qué le importaba?! ¡Es la primera carta en todos estos años y ni siquiera le dedicó una sola palabra de amor! ¡Y no solo eso! ¡Sino que la forma en la que dijo que la aceptaría en su vida es como si la estuviera menospreciando! ¡No puedo ver a este tal Ludeus Greyrat con buenos ojos!”

“Pero la carta dice que se pensó que Eris le había abandonado y que pasó 3 años sufriendo, ¿no es verdad? ¡Pienso que Eris también tiene parte de culpa por su descuido!”

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“¡Eso es claramente solo una excusa! ¡Es obvio que lo único que quiere es aprovecharse de Eris, tanto físicamente como por su habilidad con la espada!”

“No, si solo buscara convertirla en su mercenaria, ¿no te parece demasiado arriesgado tenerla cerca después de hacerla enfadar?”

Isolte y Nina parecían a punto de ponerse a pelear.

Eris por su parte, se quedó de brazos cruzados observando el cielo, mientras que en sus ojos no había ni una sola mota de brillo.

Frente al cielo azul, su corazón se tornó de un vacío blanco.

“¿Oh? Parece que hay algo más en el sobre.”

En el interior del sobre, Isolte encontró una segunda hoja de papel, y tras sacarla, leyó el contenido en alto directamente.

“Hmmm… A ver qué pone en esta…”

 


P.S.:

Pronto retaré al Dios Dragón Orsted a un combate.

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No sé si seré capaz de vencerle, por lo que es posible que para cuando te llegue esta carta, yo ya haya fallecido.

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Pero si regresara vivo del encuentro, espero podamos continuar esta conversación.


 

Antes siquiera de terminar de leer lo que había en el trozo de papel, Isolte se había quedado petrificada, al igual que Nina.

Ambas estaban impactadas y casi atemorizadas tras escuchar las palabras retaré al Dios Dragón Orsted a un combate.

La única persona con una reacción distinta en el grupo, fue Eris, en cuyo rostro se dibujó una sonrisa.

Sus ojos habían recuperado su brillo, y podía verse en su interior las llamas de la determinación y la demencia que le habían otorgado su apodo, Mad King.

“No llegaré a tiempo si no me doy prisa.”

Con estas palabras, Eris de un saltó se montó a lomos de su caballo, aterrorizada con la idea de llegar tarde a semejante evento.





“¡Ghyslaine! ¡Apresurémonos!”

Eris indicándole a su caballo que se pusiera en marcha, le lanzó un grito a Ghyslaine. Su montura reaccionó a las instrucciones y partió al galope, con Ghyslaine a escasos metros tras ella.

Mushoku Tensei Volumen 15 Capítulo 159 Novela Web

 

La pareja de Reinas del Filo partió en la dirección del hombre que momentos antes había entregado la carta y pocos segundos más tarde habían desaparecido en el horizonte, dejando atrás a Nina e Isolte, todavía anonadadas con lo ocurrido.

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