Otome Game no Hametsu Flag shika nai Akuyaku Reijou ni Tensei shite shimatta… (NL)

Volumen 3

Capítulo 4: Mi Vida Como Cautiva Continúa

Parte 2

“… Imposible. ¿Qué tan valiente puedes ser? ¿Esta chica es realmente una dama noble…?” Murmuró Rufus, en un tono algo diferente al que estaba acostumbrada, mientras me servía una taza de té.

Cuando Rufus llegó después de que toqué la campana, él dijo: “Oh, ¿qué tenemos aquí? Incluso la gran Lady Katarina está inquieta. Sin embargo, tu papel es permanecer aquí solo un poco más de tiempo…” Él habló con una sonrisa villanesca en su rostro.

Mi respuesta fue simple: “Oh, no, nada de eso. Es solo que tengo hambre. Por favor, dame algo de comer. Pronto será la hora del té, ¿verdad? Agradecería algunos dulces y té.”

Ante mis palabras Rufus se quedó paralizado. Durante un tiempo, permaneció inmóvil… antes de que un ruido fuerte y audible surgiera de las profundidades de mi estómago. El sonido fue suficiente para devolverlo a sus sentidos.

Salió de la habitación y luego regresó con un pequeño carrito cargado de té y bocadillos. Aunque hace unos momentos parecía un poco aterrador, escuchó mi pedido y me trajo la comida y la bebida que pedí. Tal vez, después de todo, no era una persona tan mala.

“Bueno, aquí está. Disfruta.” Dijo, entregándome una taza de té mientras lo hacía.

Agradeciéndole, tomé la taza en mis manos. “¿Puedo pedirte que te unas a mí para tomar el té? Realmente no me gusta tener que beberlo sin compañía.” Dije. Eso era cierto; mis amigos solían tomar té conmigo. Incluso el día anterior, Lana me había acompañado.

Pensé que esta vez era justo pedirle a Rufus que se uniera a mí. Después de todo él me trajo comida. ¿Seguramente esto no sería mucho pedir? Eso pensé, pero simplemente me enfrenté a otra expresión vacía de sorpresa. A Rufus realmente le gusta esta expresión, ¿eh?

“… Tú… realmente… Ah, lo que sea. Si sigo sorprendiéndome esta locura no tendrá fin.” Rufus se sentó frente a mí, con una taza en una mano.

Hmm… Supongo que después de todo no es una mala persona, tal como yo pensaba. Sin embargo, una cosa me estaba molestando.

“¿La forma en que hablas… cambió?” Aunque había hablado con Rufus con cierta libertad, siempre se había dirigido a mí formalmente, como antes por la mañana… bueno, al mediodía. Pero ahora, estaba hablando muy casualmente.

“Ah eso, sí. Tuve que interpretar el papel del mayordomo, mira, así que tuve que hablar de esa manera. Pero tratar con alguien como tú y mantener eso al mismo tiempo se vuelve un poco tonto, ¿sabes? Es por eso que he vuelto a hablar como lo hago normalmente. Si te causa angustia puedo hablar como antes, mi Lady.”

Esa declaración final sonó poco natural, y fue acompañada por una sonrisa artificial. Ahora, más que nunca, podía sentir la disonancia.

“No, esto está bien. Tener que volver a hablar formalmente se siente algo… asqueroso.”

“Ja, ¿eso piensas?”

“Pero entonces… ¿Dijiste que estabas haciendo el papel de mayordomo? ¿Entonces nunca fuiste uno?”

Ahora que estaba hablando con él de esta manera, Rufus no parecía ser más que un joven distinguido. Y, sin embargo, parecía más mayordomo que Sebastián, el mayordomo de la familia Claes…

“¿Ahora mismo te parezco un mayordomo?”

“No, para nada. No importa cómo lo vea, simplemente pareces un joven de algún distrito del centro de una ciudad cercana.” Sentí que debía ofrecer una respuesta simple y honesta.

“¡No está mal! Has dado en el clavo. Gran respuesta.” Respondió Rufus, aparentemente impresionado. “En realidad… eres una noble, ¿verdad? ¿Y vas al centro?”

“… A veces. Me visto y salgo a dar una vuelta.” De hecho, arrastré a Keith y fui con bastante frecuencia. La comida era barata, había diversión en cada esquina y, más que nada, me gustaba la sensación de ser una simple plebeya.

Eso fue, por supuesto, todo un secreto. Si Madre lo supiera, estaría muy molesta y comenzaría a regañarme por “alejarme y seguir perdiendo el tiempo”.

“Pero entonces… ¿Realmente eres solo un chico promedio de un distrito del centro? ¿Naciste ahí?”

“Bueno no. Lo entendiste bastante bien, pero yo no nací allí. Mi vida social la pasé allí, sí, pero nací en los barrios bajos.”

“¿Eh? ¡Los barrios bajos! ¿¡Hay barrios bajos en este reino!?”

Entendí lo que significaban las palabras. Pero el reino en el que viví funcionó bastante bien por sí mismo, principalmente debido a que mucha de su población estaba dotada de magia. Incluso los plebeyos de estas tierras vivían mejor que los de los reinos y países circundantes. Entonces me habían enseñado que los barrios bajos no existían… ¿Simplemente no los conocía?

Rufus, sin embargo, rápidamente disipó cualquier duda que tuviera. “Ah, lo entendiste todo mal, ¿ves? No nací en este reino.”

“Eh, ¿es así?” Entonces, ¿esto haría a Rufus un extranjero? Me preguntaba. No podía decirlo solo mirándolo. Para mí, no parecía extranjero en absoluto.

“Cuando era niño, jugaba con mis amigos de los barrios bajos cuando me atraparon traficantes de personas. Así que me vendieron y vagué de un lugar a otro hasta que mi maestro actual me compró… en este país.”

Aunque sus palabras eran abrumadoramente casuales, la realidad detrás de ellas no lo era, y por un tiempo me encontré sin palabras.

“¿Sorprendida? Una noble criada con amor y cuidado probablemente no creerá esto, pero es más común de lo que piensas, ¿sabes? Especialmente en los países más pobres. En todo caso, tengo suerte, ¿verdad? Todavía tengo todas mis extremidades, todavía estoy vivo, y ahora tengo estas ropas finas para usar. Estoy muy bendecido, ¿sabes?” Dijo Rufus, mientras sus ojos miraban a lo lejos… en algún lugar lejano más allá de los límites de esta habitación.

Mientras lo observaba algún tipo de sentimiento se alzó en mi pecho. Me preguntaba qué era…

“Ja, ¿el gato te comió la lengua? Incluso tú estás en silencio. ¿O me estás compadeciendo, pensando que todo esto es realmente triste? Lo siento, pero no necesito nada de eso. Para empezar, no me considero desafortunado.” Las esquinas de los labios de Rufus se volvieron curvar. Sus ojos azules me miraron fijamente. No parecía estar haciéndose el valiente.

Finalmente comencé a entender cuál era la sensación que brotaba en mi pecho. “… Genial.”

“¿Huh?” Parecía que Rufus no había escuchado lo que dije, al menos no lo suficientemente claro.

Me repetí a mí misma.

“Creo que eres genial, Rufus.”

“… ¿Qué es esto salido de la nada? Bueno, entiendo que no me veo muy mal, pero…”

“No, no estoy hablando de cómo te ves, sino de cómo eres por dentro. Cómo piensas.”

“… ¿Qué demonios se supone que significa eso? No te entiendo en absoluto.”

“La forma directa en que piensas… creo que es impresionante. Y genial.”

Hubo muchos en la sociedad común y noble que culparon de sus propias desgracias a los demás. Hablarían incesablemente sobre lo lamentables que fueron, cómo tuvieron una vida dura, que debían ser compadecidos… y así sucesivamente.

Aunque había pasado por tantas cosas en su vida, Rufus no parecía lamentar sus propias circunstancias, ni a echarle la culpa a otras personas. De hecho, afirmó que fue bendecido… y esto fue lo que me hizo pensar que era genial.

Mientras continuaba mirándolo con una mirada de admiración, una vez más Rufus se congeló. ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Dije algo grosero? Ahora que lo pensé con calma, supuse que debería haber dicho algo como “empatizo contigo”.

“… No puedo creerlo. Luego de recorrer tanto hasta este punto, ¿y es ahora que he conocido a alguien que dice exactamente lo mismo que ese tipo…?” Rufus permaneció congelado por un tiempo, antes de que un pequeño, pero visible escalofrío se apoderara de sus hombros.

¡Esto es malo! Debo haber dicho algo grosero, ¡y ahora Rufus tiembla de ira!

Sin embargo, la tensión pronto fue interrumpida por una fuerte carcajada, y antes de que me diera cuenta, Rufus estaba abrazando su estómago, riendo a carcajadas. Por decir lo menos su risa fue explosiva.

¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué fue gracioso de lo que dije? Mientras esperaba que Rufus se calmara solo podía seguir reflexionando.

Después de un tiempo, finalmente se recuperó de su ataque de risa y volvió a hablar. “Ja… Eres realmente interesante, ¿lo sabes? Ha pasado un tiempo desde que me reí así.”

“Huh…” No recordaba haber dicho nada particularmente divertido.

“Hey, hablemos un poco más. De repente siento que sería bueno seguir hablando, ¿ves?”

“… Huh.”

Después de eso, hablé bastante con Rufus…

… Sobre el delicioso bollo en esa comida ligera.

“¡Entonces, por favor dime! El bollo en esa comida ligera que me ofreciste hace un momento… ¿quién lo hizo?”

“Ah, ¿eso? Lo compré en una panadería del centro, ¿sabes? Aunque no encajaría con los gustos de una dama…”

“¿¡Eh!? ¿Una panadería en el centro? ¿Exactamente dónde está? ¡Estaba extremadamente delicioso! ¡La próxima vez realmente debo ir a comprar algo en ella!”

“Eres realmente rara, ¿lo sabes?”

… Y sobre mis pasatiempos y habilidades.

“¡Labrar los campos es uno de mis pasatiempos!”

“¿Campos? ¿Cómo… campos de flores? ¿Algo como eso?”

“Nop. Campos con cultivos.”

“… ¿Por qué?”

“¿Por qué? Bueno, porque es divertido, supongo.”

“…”

“¡Ah, y soy la mejor cuando se trata de escalar árboles y habilidades de pesca! ¡Estoy bastante segura de eso!”

“… ¿En verdad eres una dama noble?”

… Y sobre las historias de las tierras extranjeras que Rufus había visto antes de terminar en este reino.

“Dime, dijiste que has vagado de un lugar a otro, ¿verdad? ¿En cuántos reinos y tierras extranjeras has estado?”

“¿Cuántos…? ¿Un montón, aquí y allá, supongo?”

“¿En qué reinos has estado? ¡Quiero saber más sobre otros reinos además de este!”

“Claro, pero no creo que vaya a ser nada bonito, si esperas algo así. Después de todo, todo lo que he hecho es pasear por las sucias entrañas de un montón de sociedades… ¿Todavía quieres saber de eso?”

“¡Sucias entrañas de diferentes sociedades! ¡Entonces este es un mundo duro!”

“¿Ha? ¿Duro? Y… ¿por qué tus ojos brillan así? ¿Qué esperas…?”

Rufus tenía muchas historias sobre lugares y eventos que antes nunca había escuchado. Estuvo muy interesante. Quería escuchar más y más, pero antes de darme cuenta pasó la mayor parte del día.

“Entonces… ahora que lo pienso, ya que no eres realmente un mayordomo, ¿eso significa que ‘Rufus’ también es un nombre falso?” Pregunté, de repente la idea cruzó por mi mente.

“Sí, usé las Artes Oscuras para infiltrarme en la familia Berg y todo eso, ¿sabes? Entonces, ¿cuál sería el punto de usar mi nombre real?” Él tenía un punto.

“Entonces… ¿Cuál es tu nombre real?”

“Tengo más nombres de los que puedo contar. Uno para cada lugar, ¿sabes?”

¡Ooohh! Como era de esperar de alguien que vivía en los bajos fondos de la sociedad, ¡una verdadera vida dura!

“Entonces, ¿cuál era tu nombre original?” Pregunté, inclinándome mientras lo hacía.

Antes de darme cuenta, la cara de Rufus estaba justo frente a mí. Oh. Esta es la primera vez que veo su cara de cerca. Ahora que estaba a esta distancia… Hmm, sí. Rasgos muy sensuales…

“No tengo uno. A diferencia de ustedes, no tengo padres, ¿ves? Para cuando incluso pensé en quién era, ya estaba revisando la basura en los barrios bajos.”

Ooh, incluso tiene un lunar debajo de uno de sus ojos… una de las características previas para un personaje sensual y coqueto. Realmente era algo a tener en cuenta. Este hombre, cargado de atractivo sexual, superó con creces las capacidades de Keith. Y luego estaban sus ojos, detrás de las lentes de sus gafas…

“¡Oi! ¿Qué te pasa, callando de ese modo? ¿Fue una conversación demasiado traumática para una dama noble como tú?”

“… Eres bellísimo.”

“¿Ha?”

“¡Tus ojos! ¡Tus ojos son realmente hermosos, como el cielo azul puro!”

“…”

Ahora que estaba tan cerca, los ojos de Rufus eran de un claro tono azul, como los cielos en un buen día. La forma en que el sol poniente iluminaba sus ojos… era casi como si estuvieran brillando. Cualquiera se enamoraría de eso.

“… Lo digo en serio…”

“¿?”

Rufus extendió su mano, colocándola en mi mejilla. El toque de sus bonitos dedos era algo cosquilleante. ¿Hay algo atascado en mi mejilla? ¿Tal vez comida?

Además, ¿por qué su rostro se acerca lentamente al mío? ¿Estoy simplemente imaginando cosas?

En ese preciso momento un sonido familiar surgió de mi vientre; el estruendoso rugido del hambre.

Aunque antes me habían dado dulces y bocadillos, ya era de noche. Mi estómago me informaba sobre la hora actual del día. Era la hora de la cena.

Ante el fuerte sonido los movimientos de Rufus se detuvieron, y de repente sus hombros volvieron a temblar.

Después de un rato, los temblores cesaron y, con una simple risa, dijo: “Supongo que también te traeré la cena, ¿eh?”