Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 14

Capítulo 8: La Voz del Martillo

Parte 1

 

 

Danmachi Volumen 14 Capítulo 8 Parte 1 Novela Ligera

 

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Llegaron muy tarde.

Incluso Anya, quien era universalmente reconocida como tonta, entendió eso mientras confirmaba la escena con sus ojos.

–¿¡Que es esto!?

–… ¿La <Capital del Agua> es siempre una escena tan infernal, nya?

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Runoa estaba agitada, y la voz de Chloe era pesada.

Estaban paradas al borde del acantilado fuera del pasillo que conducía al 25° Piso.

Una escena terrible se extendía debajo de ellas.

Levantándose de un mar embravecido de llamas azules se encontraban los restos de lo que parecían ser las raíces quemadas de un árbol enorme. El profundo estanque de inmersión estaba lleno con una montaña de escombros de cristal lo suficientemente grande como para enterrar fácilmente a cualquier ser vivo que pudiera haber estado en la enorme caverna. Las olas de ardientes llamas azules no mostraban señales de disminuir, enviando olas de calor y oleadas de vapor hirviendo hacia el grupo de Aventureras. Chloe no había exagerado cuando describió la escena como infernal.

Las paredes y el techo de la caverna también parecían haber sido aplastados por las fauces de un dragón.

El una vez hermoso paraíso acuático no se veía por ninguna parte.

–Parece que un Jefe de Piso se volvió loco en esta caverna… Apuesto a que nunca han visto algo así antes, ¿Verdad?

Incluso la Lv. 5 Tsubaki no pudo evitar estrechar su ojo bueno mientras miraba hacia abajo la destrucción. Sus alrededores mostraban signos seguros de una feroz batalla en lugar de un desastre natural. ¿Pero cuánto tiempo había pasado desde que estallaron los combates? ¿Horas? ¿Medio día? ¿Había sido derrotado el Amphisbaena?

Solo una cosa estaba clara:

Tsubaki y sus compañeras habían llegado demasiado tarde para ayudar a los Aventureros que habían luchado aquí.

–Bueno… ¡Ryuu debería estar en el 27° Piso, nya! ¡Bajemos rápido, nya!

Anya gritó, sacudiendo su cabeza para aclarar las preguntas arremolinadas. Dada su propia estupidez, se dio cuenta de que no sería bueno quedarse allí tratando de pensar en las cosas.

Claramente, no quedaba nadie en el fuego infernal debajo de ellas. Ya sea en tierra o en el agua, cualquier cosa dentro de ese infierno no habría sido capaz de respirar. Eso, o habían sido enterrados vivos. Era cierto que buscar sobrevivientes sería una pérdida de tiempo.

Habían escuchado en Rivira que el grupo de caza que perseguía a <Tempestad> se había dirigido al 27° Piso. Encontrar este <Irregular> había puesto ansiosa a Anya. El rostro de su compañera Elfa apareció en su mente mientras animaba a las demás.

–Eso está muy bien, pero… ¡Todo este lugar está en ruinas! ¡No hay ningún lugar para que caminemos! ¿¡Qué hacemos!?

Preguntó Runoa, frunciendo el ceño. Tsubaki golpeó la parte posterior de su espada contra su hombro mientras respondía.

–Parece que nuestra única opción es descender este acantilado.

–¿Qué? ¡No hablas en serio, nya…!

Chloe le sacó la lengua consternada.

–¡No hay ningún monstruo en la caverna ahora, nya! ¡Mientras no nos molesten, podemos hacerlo, nya! Además… ¡Mi hermano mayor logró bajar solo! ¡Si él puede, nosotros podemos, nya! ¡Al menos, eso creo!

El argumento poco convincente de Anya resonó vacíamente a través de la caverna.

–¡Oh, maldición, supongo que lo vamos a hacerlo!

Dijo finalmente Runoa.

Las cuatro mujeres asintieron entre sí y se inclinaron audazmente hacia adelante.

Abriéndose paso a través del vapor caliente, salieron del borde del acantilado. Sin usar sus manos, corrieron hacia abajo directamente por la pendiente casi vertical. Cada vez que las rocas comenzaban a resbalar ruidosamente debajo de sus pies, clavaban sus armas profundamente en la cara del acantilado para sostenerse.

Aunque casi se cayeron innumerables veces, la línea de Aventureras que avanzaba se sostuvieron unas a otras, en dirección al 26° Piso.

***

 

 

–¡¡Mierda!!

La Espada Larga de repuesto de Welf cortó a un Tritón por la mitad.

Pero incluso cuando el monstruo mitad pez cortado a la mitad murió, un nuevo Tritón aplastó su cadáver bajo sus pies en busca del Herrero, quien respondió con más maldiciones.

–¿¡Esto es una broma!? ¡Son interminables!

Gritó Welf.

–¡Estos números no son normales!

–¡V-Vienen de los lados y también detrás de nosotros!

Ouka y Chigusa le devolvieron el grito.

El equipo actualmente estaba en el 26° Piso. Habiendo escapado por poco de la caverna derrumbándose, ahora se enfrentaban a una batalla tras otra. Se encontraron con un interminable flujo de monstruos. Era posible que, debido a la destrucción sin precedentes en el 25° Piso, que había arrojado al laberinto interior al caos, los monstruos parecían haberse vuelto más sensibles a la presencia de invasores.

La respiración de los Aventureros era irregular mientras se enfrentaban con la manada de monstruos acuáticos que los atacaban ferozmente.

–¡No deberíamos molestarnos con ellos! ¡Es un desperdicio de preciosa energía!

Incluso mientras gritaba, la flecha de Lili se abrió camino entre la multitud de Tritones antes de atravesar el ojo de su líder. Tales disparos de Ayudantes o comandantes, que normalmente no participaban directamente en la lucha, eran raros. El líder Tritón en el centro de la manada gritó y por un momento descuidó dirigir a sus tropas.

Los Aventureros aprovecharon el momento para huir de la escena.

–¡Esto no es broma! ¡A este ritmo, nunca tendremos tiempo para buscar a <Pies de Conejo>…!

Mirando a Aisha, quien se encargaba de los monstruos que se acercaban por los lados, Daphne confirmó la ruta de escape. En ese momento, un Mosquito Malvado se precipito desde lo alto y ella lo corto con su Daga en forma de bastón. Sin prestar atención al chorro de fluido producido por la horrible herida del monstruo mientras rodaba por el suelo, Daphne se lanzó hacia adelante.

Una gota de algo—el sudor de los nervios o el calor, ella no lo sabía—rodó por su estrecha barbilla.

–¿¡Cuántas veces vas a decir eso!? ¡Cuando llegamos al 26° Piso, decidimos encontrarnos con Bell-sama!

–¡Lo sé, lo sé! ¡No podemos volver al 25° Piso ahora que está destruido! ¡Y créeme, entiendo que no quieras abandonar a tu amigo! ¡Renuncie a convencerlos a todos de lo contrario! ¡Pero aun así, esto es…!

Daphne devolvió el grito de Lili con igual irritación. Incluso sus ojos parecían listos para gemir de angustia mientras inspeccionaba sus alrededores.

El 26° Piso claramente había sufrido daños como resultado del cataclismo en el 25° Piso. Las paredes y el suelo estaban agrietados, lo que sugería que no habían podido soportar con seguridad la presión desde arriba. El agua que corría por el centro del pasaje se había desbordado y estaba empapando completamente sus pies. Los pedazos de cristal que caían conjuraban horribles visiones de todo el techo derrumbándose en el futuro cercano. El laberinto podría caer fácilmente sobre ellos en cualquier momento.

Los viciosos aullidos de monstruos ya sea confundidos o emocionados avivaban aún más la ansiedad del equipo.

–¡En nuestro estado actual, y sin la menor idea de su ubicación, nuestras posibilidades de encontrarlo son básicamente cero!

–¡Sheesh!

Cada vez que Lili quería priorizar la búsqueda de Bell, Daphne siempre intervenía con la realidad de su situación.

La miserable condición del equipo después de la batalla contra el Jefe de Piso era una preocupación seria. ¿Cómo se suponía que debían buscar un Aventurero solitario en un Piso tan inmenso?

–¡De todos modos, ya que esta es nuestra primera vez en este Piso, debemos poner la seguridad primero…!

Aunque el 26° Piso se consideraba parte de la <Capital del Agua>, era irrefutablemente un mundo completamente nuevo para la mayoría del equipo. A pesar de eso, habían ignorado por completo los estándares habituales para despejar un nuevo Piso y estaban irrumpiendo en línea recta. Era suficiente para que Daphne— quien manejaba exploración del Calabozo con las palabras clave “constante, prudente y tímido”—quisiera desmayarse. Pensó que era una locura absoluta saltar sin mirar las fauces del demoníaco Calabozo.

Pero incluso mientras intercambiaba gritos con Lili, Daphne no podía darse el lujo de dejar de correr. Era obvio que en el momento en que lo hiciera, sería aplastada por la avalancha de monstruos.

–¡Avanzar es nuestra única opción! ¡No podemos volver al 24° Piso hasta que el Calabozo se haya reparado, y ni siquiera sabemos si se reparará solo! ¡Solo reza para que nos encontremos con él!

Actualmente, el equipo avanzaba por la ruta principal del Piso.

Aisha, quien constantemente hacía un seguimiento de la moral del equipo, hizo todo lo posible para aliviar la ansiedad de Daphne.

¡Además, aunque odio depender de otras personas, <Tempestad> debería estar en el mismo 27° Piso, donde encontraremos a Bell Cranel…!

También tenía otras cosas en mente—es decir, la Elfa acusada de asesinato en Rivira. Para Aisha, la cuestión de si realmente era culpable ya no importaba demasiado. Si pudieran reunirse con ella y Bell y obtener su cooperación, incluso por la fuerza, se abriría un camino a seguir, aunque fuera uno imprudente y potencialmente mortal. Era precisamente la presencia de esa idea en el fondo de su mente lo que había convencido a Aisha de cambiar de rumbo y apostar su vida a su actual avance imprudente.

Era una lástima que una irregularidad tan extrema que destrozaría los esquemas de Aisha los esperaba en su destino, el 27° Piso.

–¡Más monstruos…!

–¡Incluso para un <Irregular> estos parecen demasiados!

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Mientras Chigusa cargaba a la inconsciente Mikoto sobre su espalda y Casandra cargaba a Haruhime con el hombro, Ouka y Welf fruncían el ceño ante la nueva manada de monstruos que acababa de aparecer. Estaban al frente del equipo, y ahora los Aventureros se vieron obligados a cambiar de rumbo.

–¡Es como si cada monstruo en este lugar estuviera tras nosotros…!

La especulación jadeante de Chigusa no era en absoluto una exageración.

Por el contrario, ella había dado en el blanco.

Todos los monstruos en el Piso—o más bien, toda la zona—se precipitaron en la dirección del equipo en busca de presas. Como para confirmar su suposición temerosa, una forma enorme estalló en la superficie del agua.

¡¡ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

–¿¡Qué!? ¿¡Un Kelpie!?

–¡Pero ese es un monstruo del 27° Piso!

El asombro de Lili fue aún mayor que la de Aisha quien abrió muchos los ojos por la sorpresa.

Kelpie. Estos monstruos caballo con pieles y crines azules, así como cuerpos con aletas, podían galopar a través del agua como si estuvieran en tierra. Como dijo Lili, normalmente aparecían en el 27° Piso. Su hermosa apariencia exterior desmentía un potencial que estaba entre los más grandes de la <Capital del Agua>.

–¿¡Llegó a este Piso!? ¿¡Y en estas condiciones…!?

Abrumada por la magnificencia y el poder de su enemigo, Lili seguía gritando confundida cuando fue interrumpida por un coro de rugidos provenientes del fondo del laberinto.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

¡OOOO, OOO!

¡GUAAAAAAAAAAAA!

Una Lamia, un Afanc y una Dodora anunciaban en voz alta su presencia. Todos eran monstruos que normalmente aparecían por primera vez en el 27° Piso.

–¿¡Un enorme equipo de monstruos!? No, ¿¡Una migración masiva…!? ¡No puede ser!

Daphne gritó.

Todos los monstruos estaban rojos de sangre, con trozos de carne escarlata colgando de ellos.

Todo pertenecía a Aventureros. Los Aventureros de Clase Alta que se habían unido a la caza de <Tempestad> solo para ser aplastados por los colmillos y las garras de la calamidad.

Esta tragedia se había desarrollado sin el conocimiento de Aisha y sus compañeros. Ahora, después de devorar los cadáveres de varios Aventureros e intoxicarse con enormes cantidades de sangre, los monstruos se habían vuelto más feroces y brutales que nunca.

Más sangre. Más carne. Otro festín.

En busca de nuevas ofrendas, la enorme manada de monstruos había dejado el 27° Piso derrumbado detrás de ellos y se había vertido en el 26° Piso.

–¿¡Qué demonios está sucediendo!?

–¡Pregúntale al Calabozo! ¡Eso quien juega con nosotros los Aventureros de esta forma…!

Por supuesto, Lili y los demás no tenían idea de nada de eso.

Aisha, que esperaba encontrar refugio en una Zona Segura, maldijo con frustración cuando se dio cuenta de que sus planes habían sido frustrados.

Afortunadamente, debido a que el Calabozo estaba priorizando la reparación del 25° Piso, actualmente no se generaban nuevos monstruos en ninguno de los tres pisos de la <Capital del Agua>. Sin embargo, todavía había demasiados para que el equipo enfrentara.

Sintiendo la inminente fatalidad acercándose por todos lados, incluso mientras luchaban contra el Kelpie directamente frente a ellos, la sangre se frenó de sus rostros.

—¡¡…!!

–¡Whoa!

Las rodillas de Welf temblaron al ver al Kelpie sacudiéndose violentamente y arrojando su melena azul. Este era un espécimen increíblemente fuerte. Su potencial incluso podría haber excedido los <Estados> de Welf y Ouka. Los <Impulsos de Nivel> que les habían proporcionado protección divina conduciéndolos a la victoria tantas veces antes no estaban disponibles.

Ante este oponente del 27° Piso, el equipo finalmente estaba comenzando a golpear una pared que no podían escalar con las habilidades de Aventureros Lv. 2 como Welf y Ouka.

–¡Argh!

Atrapado en el ataque del monstruo, Welf fue arrojado hacia atrás. Había podido evitar de alguna manera un golpe directo con su Espada Larga, pero ahora su espalda había chocado contra la pared. Se había agrietado antes, pero se distorsionó bajo el último impacto, enviando fragmentos volando mientras el cristal gemía.

–¡Mierda…!

Welf, todavía exhausto por la pelea contra el Jefe de Piso, apretó los dientes y estaba tratando de levantarse cuando—

— —¿…?

*¡Clank, clank!*

Un trozo de pared rodando por el suelo con un estruendo llamó su atención.

El brillante azul acerado no era del color de los cristales aburridamente abundantes de la <Capital del Agua>.

Este era un lingote natural del Calabozo, que brillaba con el brillo del metal raro.

El lingote se parecía a un granate del tamaño y la forma de un puño deformado, con fragmentos de cristal pegados a él. Parecía haber caído del interior de la pared, tal vez debido al extenso dañó que había sufrido el Piso.

Justo como un verdadero Herrero, Welf miró con incredulidad el mineral que había rodado a sus pies.

–De ninguna manera… ¡Esto es Adamantita!

Jadeó al darse cuenta de que variedad de metal raro era.

–¿¡Qué estás haciendo, <Ignis>!? ¡Ponte de pie!

–¡Oh, cierto!

Aisha, quien acababa de cortar el Kelpie, le gritó con impaciencia.

Cuando Welf se levantó aliviado, recogió el lingote por reflejo antes de correr para alcanzar a sus compañeros.

–¡Uoooooooooooooooooo!

–” “ “ “ “ “¡¡…!!” “ “ “ “ “

Justo entonces, alguien gritó. Alguien que no pertenecía a su equipo.

El sonido provenía de una forma humana rodeada de monstruos más abajo en la ruta principal.

–¿¡Ese es… alguien que fue al 27° Piso!?

La predicción anterior de Aisha había demostrado ser cierta. Welf y varios otros miembros del grupo corrieron hacia el extraño, rápidamente eliminaron a los monstruos y rescataron a la víctima deseada.

–Eres el de Rivira…

–¡Boris-sama!

Welf y Lili tenían razón. De hecho, era el descomunal Aventurero Boris Elder, con todo su cuerpo agitado mientras respiraba.

Era un espectáculo miserable.

Su figura musculosa estaba cubierta de heridas de pies a cabeza. Su ropa de batalla estaba manchada de rojo con sangre, aunque nadie podía decir cuánta le pertenecía y cuánta provenía de los monstruos que había matado. Faltaba el parche que solía usar sobre su ojo izquierdo. También su arma, que supusieron que debía haber perdido en algún lugar del camino. Era increíble que hubiera llegado tan lejos sin una. Sus manos y guantes estaban rasgados y de color negro rojizo, evidencia de que había rechazado a los monstruos agitándose salvajemente y golpeando sus puños contra sus duras conchas y escamas.

–U-Ustedes, ustedes son… ¿La <Familia Hestia>…? ¿Sobrevivieron…?


Boris se giró aturdido de un miembro del grupo al siguiente.

No había rastro de la arrogancia habitual del líder de Rivira o de su prepotencia autoritaria. En cambio, habló como si todavía estuviera delirando después de acabar de despertarse de una pesadilla.

–¿Estás solo? ¿Dónde está el resto del grupo de caza?

Llena de un terrible temor, Aisha cuestionó a este retornado del 27° Piso. Boris respondió en un susurro apenas audible, con su rostro nublado por una expresión inusualmente oscura.

–… Soy el único que queda. Todos los demás… están todos muertos.

–¿Qué?

–¿¡Qué estás diciendo…!? ¿¡Sabes cuántos Aventureros de Clase Alta te acompañaron!?

–¡No todos pueden haber sido eliminados!

–¿¡Fueron asesinados por <Tempestad> cuando intentaron atacarla!?

Chigusa fue la primera en romper el silencio con su susurro, seguida de Daphne, Ouka y Aisha disparando preguntas en rápida sucesión. No negaron rotundamente la afirmación de Boris, pero sus rostros estaban tensos por la duda y la incredulidad.

Varias horas antes, habían presenciado cómo el estanque de inmersión del 27° Piso se volvía carmesí. Las “profundidades del abismo lavaron los cadáveres desbordados” tiñendo ese enorme cuerpo de agua del color de la sangre.

–Fue un <Irregular>… un monstruo que nunca había visto antes acabo con mis seguidores y…

–… La gran calamidad.

Casandra se puso blanca cuando Boris, con los ojos desenfocados, recordó su encuentro con una criatura que no era de este mundo.

Solo Casandra entendió que esta era la “calamidad” de la cual su profecía le advirtió.

— —¡¡Boris-sama!!

Justo entonces, Lili interrumpió con un grito estremecedor.

–¿¡Qué le pasó a Bell-sama!?

–<Pies de Conejo> también fue eliminado… uno de sus brazos fue cortado limpiamente, y los huesos de su cuello fueron… estoy seguro de que él…

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–¡Y también <Tempestad>…! ¡Esa Elfa que fue tan tonta como para protegerme …! ¡Todos, y quiero decir todos, fueron asesinados! ¡Ese monstruo los mató a todos!

Mientras escuchaba esa trágica historia, el pecho de Lili se agitó como si hubiera sido atravesado por una espada. Mientras tanto, cuanto más hablaba Boris, más emocional se volvía.

Como si hubiera perdido el corazón. Como si hubiera perdido la esperanza.

–Es una mentira… ¡Una mentira, una mentira, una mentira! ¡Bell-sama no puede morir! ¡¡No puede dejar sola a Lili!!

–¡Cálmate, Lili-enana!

Welf sostuvo el puño de Lili, quien parecía estar a punto de golpear a Boris mientras su otra mano agarraba su camisa.

El corazón del Herrero tampoco estaba tranquilo. Desde la aniquilación de los Aventureros de Clase Alta hasta la muerte de Bell, la información que repentinamente enfrentó el equipo fue como grilletes que les ataban los pies. Todos se congelaron, pero solo los gritos de Lili resonaron por los pasajes.

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–” “ “ “ “ “—¿¡…!?” “ “ “ “ “

Por supuesto, a los monstruos no les importaron en lo más mínimo sus sentimientos. Sus salvajes gritos de guerra llegaron una vez más a los Aventureros, que habían olvidado momentáneamente su situación actual. Un segundo después, apareció una manada alrededor de una curva en el pasillo y se precipito hacia ellos.

–¡¡Corran!!

Aisha lanzó una orden. Sus compañeros se sacudieron el miedo y obedecieron. Obedeciendo a sus propios instintos que gritaban por la supervivencia, desafiaron la muerte una vez más.

“ “ “ “ “¡¡UOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!” “ “ “ “

Para los Aventureros, los rugidos de los monstruos sonaban como una burla malvada.

La retirada estaba fuera de discusión, pero seguir adelante no tenía ninguna esperanza para ellos.

Delante de ellos yacían los cadáveres de innumerables Aventureros.

El equipo había salido del “ataúd” y superado la “desesperación”, pero lo que les esperaba ahora era el “banquete de la calamidad”.

Las reverberaciones de los monstruos que corrían en busca de su presa se transformaron en fantasmas que gritaban “¡Ríndanse!”. Debajo de la tenue fosforescencia, las sombras deformadas pasaban como si estuvieran bailando salvajemente en éxtasis. Los monstruos parecían empeñados en aplastar los débiles corazones de los Aventureros.

–¡¡Maldición!!

Con una maldición, Welf oscilo su <Espada Mágica> restante hacia la manada de monstruos que se precipitaba directamente hacia ellos. Las llamas se dispararon hacia delante sin prestar atención a los alrededores acuosos, carbonizando a los monstruos mientras aullaban en su agonía.

Y entonces oyó el crujido de la Daga.

–… ¡…!

La última <Espada Mágica Crosso> comenzaba a desmoronarse.

Welf entró en pánico mientras lo veía fracturarse. Ouka también hizo una mueca. En el momento en que perdieran esa última <Espada Mágica> seria el momento en que el equipo colapsaría.

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No mucho después, llegaron a una encrucijada donde se cruzaban varias rutas. Al mismo tiempo, monstruos aulladores aparecieron de pasajes en todas las direcciones.

Los Aventureros no tenían idea de qué hacer mientras se acercaba una muerte segura. De repente, Aisha gritó:

–¡¡Camarón, saca las bolsas fétidas!!

–¿¡Qué…!? ¿¡Los <Morbul>!? ¡Pero no funcionaran en monstruos de agua…!

–¡No para sus narices, para sus ojos!

–¡…!

Al darse cuenta de la intención de Aisha, Lili metió la mano en el bolsillo lateral de su mochila y sacó cinco bolsas fetidas—todo su suministro de <Morbul>. Los arrojó por los cuatro pasajes hacia los monstruos que se acercaban.

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Mientras la minoría de monstruos que tenían sentido del olfato se retorcían de incomodidad, la mayoría restante gruñó confundida. Una cortina de neblina formada por las partículas verdes liberadas por las bolsas fetidas los envolvió. Como una especie de polen extraño, el polvo apestoso llenó toda la intersección, causando una cadena de colisiones. Los monstruos se olvidaron por completo de los Aventureros—que se habían escabullido en medio del caos—y comenzaron a desgarrarse unos a otros indignados.

El plan de Aisha no había sido utilizar los <Morbul> para mantener alejados a los monstruos, sino crear una cortina de humo cegadora al abrir las bolsas.

–¡¡Ahora es nuestra oportunidad!!

Justo antes de que las bombas malolientes se abrieran, el equipo se había dado la vuelta y se había zambullido en uno de los pocos pasajes que no estaba completamente lleno de monstruos. Continuaron corriendo lo más rápido que pudieron, alejándose cada vez más de la ruta principal. Después de poner bastante distancia entre ellos y los monstruos, surgieron en una gran habitación.

–… ¡¡…!! Es un callejón sin salida…

La habitación era un callejón sin salida.

Medía alrededor de treinta metros en cada lado y no tenía vías fluviales. Lo que una vez había sido un campo de cristal yacía en ruinas, tal vez debido a los impactos de la destrucción en el Piso de arriba. Solo había una abertura para la entrada y la salida, lo que significa que no tenían una ruta de escape.

–Oh, no…

Tenían que salir rápidamente.

Las mismas palabras estaban en boca de todos, pero jadeaban demasiado para hablarlas.

La combinación de la batalla contra el Jefe de Piso y el acoso continuo con el que habían estado lidiando desde entonces significaba que todo el equipo necesitaba descansar desesperadamente. Tenían que tener al menos un momento para recuperar el aliento. Más que nada, la posibilidad muy real de que Bell pudiera estar muerto los hacia perder la sincronización de sus mentes y cuerpos.

Todavía estamos en una situación desesperada…. no hemos escapado de la ruina. ¿Sigue la profecía? ¿O nos hemos separado de ella? ¿Tomé la decisión equivocada?

Mientras tanto, Casandra deambulaba por su propio laberinto de preguntas sin respuesta.

No sabía si aún seguían la trayectoria de su sueño profético, o si se habían desviado de su camino. Pensamientos sombríos burbujeaban sin cesar en su mente, robándole la fuerza de voluntad para incluso levantar la cara.

Nadie podría levantar ni un dedo, ni hablar de tomar medidas decisivas.

— —Boris. Cuéntanos exactamente lo que viste.

Cuando el equipo se hundió en un estado de parálisis casi mental, Aisha rompió el silencio.

–Danos todos los detalles que sabes sobre el monstruo que atacó a Bell Cranel… no tus conjeturas pesimistas, sino exactamente lo que sucedió.

–… El brazo de <Pies de Conejo> fue cortado y sufrió un golpe en el cuello. Sin duda esas fueron heridas fatales. Pero también vi a <Tempestad> usar Magia de recuperación. Aun podría… estar vivo.

–… “ “ “ “ “ “¡…!” “ “ “ “ “

Bajo la aguda mirada de Aisha, Boris transmitió lo que había visto sin embellecer los hechos.

Mientras escuchaban sus palabras, Lili y los demás se estremecieron. La luz volvió a sus ojos. La transformación sorprendió a Casandra.

–Escúchenme. Nuestros planes no han cambiado. Todavía nos dirigimos a la Zona Segura. Llegar allí podría dejarnos a un pelo de morir, pero vamos a encontrar a Bell Cranel. Incluso si te cuesta la vida, nos vas a ayudar, Boris.

–¿¡H-Huh!? ¿¡No me escuchaste!? ¡Dije que hay un horrible monstruo en el 27° Piso!

–¿A quién le importa? De todos modos, no hay vuelta atrás.

–¡N-No iré! ¡Estaré condenado si me dirijo a ese infierno de nuevo!

Mientras Boris gritaba en protesta, Aisha agarró su ropa de batalla amenazadoramente.

–Si entiendes lo endeudado que estás con Bell Cranel y <Tempestad>… entonces muestra tu hombría.

Las palabras de la Amazona fueron tranquilas pero pesadas. Boris se quedó estupefacto por un momento, luego miró furioso a sus pies. Él no asintió con la cabeza, pero tampoco discutió más.

Esta mujer es realmente fuerte. No es solo la fuerza otorgada por su <Estado>, sino esa fortaleza emocional… Incluso en un apuro como este, ella no se ha rendido.

Casandra contempló a la Amazona de cabello negro. A pesar de estar cubierta de sudor y sangre, Aisha era hermosa. Sus palabras no solo habían refrenado todos los argumentos de Boris, sino que también habían unificado la voluntad del equipo. La prueba estaba en sus rostros, que ya no estaban nublados por la desesperanza. Aisha había revivido con éxito la voluntad de lucha que casi se había doblegado ante la noticia de la posible muerte de Bell.

Ni Lili ni Daphne, sus comandantes, habían podido hacer eso. Solo Aisha, quien era más fuerte y más dura que cualquiera de ellas, tenía lo que se necesitaba. Mientras Casandra miraba a esa poderosa figura, deseó poder ser igual de fuerte.

–Si vamos a alguna parte, será mejor que salgamos rápidamente de esta habitación.

Daphne habló despacio. Sus palabras sonaban pesadas, como si dejaran clara la realidad.

–Es posible que nos hayamos quitado de encima a los monstruos, pero el camino a esta habitación fue prácticamente una ruta directa. Si no salimos de aquí, seremos aplastados por una avalancha de monstruos…

¿Pero qué harían a continuación? ¿Qué pasaría si lograban escapar de la multitud de monstruos? ¿Cuántas batallas más los esperaban en el largo viaje al 27° Piso?

Las preguntas no formuladas aparecieron de un lado a otro en las miradas de los Aventureros. Ni siquiera Daphne tenía una respuesta.

Sus corazones y mentes estaban unidos, pero su situación no había mejorado ni un poco. Todavía no tenían un plan sólido para hacer retroceder a las hordas de monstruos arrasadores o quitárselos de encima para siempre. Una vez más, un velo de silencio descendió sobre la habitación. Podían escuchar a los monstruos rugiendo. A medida que la muerte se acercaba cada vez más, la ansiedad atormentaba al equipo.

Lili y Daphne se retorcian el cerebro tratando de encontrar una salida. Ouka y Chigusa dejaron a Mikoto y Haruhime en el suelo, frunciendo el ceño mientras sostenían sus manos flácidas. Aisha y Boris mantuvieron sus agudas miradas fijas en el pasaje más allá de la entrada, buscando enemigos. Casandra trataba frenéticamente de interpretar la última parte de la profecía.

—¿Qué debemos hacer?

Por último, Welf estaba clavado en el suelo por la angustia mental.

¿Cómo podemos llegar a Bell? ¿Cómo se supone que debemos superar esto?

Al igual que Lili, atormentaba su cerebro para salir de este callejón sin salida.

Le dio la vuelta al problema aparentemente imposible en su cabeza una y otra vez, buscando una solución.

¡Ojalá tuviéramos algunas <Espadas Mágicas>…!

En lugar de una solución a su crisis, todo lo que pudo reunir fue una ilusión.

Ya había tomado la decisión de dejar de sopesar mi orgullo contra mis amigos … ¡Así es, lo hice, me detuve! ¡Pero todavía no tengo las <Espadas Mágicas> que necesito!

Solo podía maldecir su estupidez por usarlas todas. Era eso o su propia incompetencia era la culpable de hacer <Espadas Magicas> débiles que se desmoronaban tan rápido. Todo lo que sentía cuando miró hacia atrás en sus acciones pasadas era arrepentimiento.

¿Hay algo que pueda hacer para ayudar a estos chicos? ¿¡Qué puedo ofrecer como Herrero para pagarle a estos Aventureros!?

Welf cerró los ojos con fuerza y buscó una respuesta.

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Apretó los puños y se preguntó qué utilidad tenía para el mundo.

Hefesto-sama… ¿Qué debo hacer?

Estaba siendo un debilucho. Un debilucho total.

Pero no pudo evitar preguntar.

Cuando estaba realmente, realmente en problemas, esa Diosa, ese pilar de fuerza siempre tenía las palabras que necesitaba.

Si ella estuviera mirando su yo sin agallas ahora, a este Welf Crosso que no podía hacer nada, ¿Qué diría?

Le daba náuseas imponer su responsabilidad a una mujer de esa forma.

Pero por el bien de sus amigos, desechó su vergüenza y su preocupación por las apariencias externas y buscó la ayuda de esa presencia exaltada en su corazón.

Aquí en el Calabozo, ¿¡Qué puedo hacer…!?

Y entonces—

“Mientras tengas un martillo, un metal y una buena llama, puedes forjar armas en cualquier lugar—”

Escuchó la voz de la Diosa que veneraba.

Vio la luz suprema a la que debía apuntar.

La revelación divina atravesó su mente.

— —

Sus ojos se abrieron de golpe.

Sus brazos temblaban.

Las palabras que Hefesto, la Diosa de la Herrería, había hablado en el pasado, surgieron vívidamente en su mente.

Welf levantó la cabeza como si alguien lo hubiera golpeado y luego miró a su alrededor.

Estaba en una habitación con una sola entrada y salida.

La mochila de Lili estaba llena de herramientas.

Por último, tenía la <Espada Mágica> de llamas que ya comenzaba a desintegrarse, más el lingote que sostenia en su mano.

El resplandor del calor todavía parpadeaba profundamente dentro de la cuchilla agrietada, y el lingote de metal brillaba como el acero.

Welf se miró las manos y tragó saliva.

Un instante después—se decidió.

Apretó los dientes con tanta fuerza que casi se rompieron, abrió los ojos con feroz intención y agarró la <Espada Mágica> y el lingote de Adamantita con todas sus fuerzas.

Dio un paso hacia sus compañeros.

–Hey, chicos.

Su voz resuelta resonó en la habitación silenciosa.

Todos los ojos estaban puestos en Welf.

–¿Pondrian sus vidas en mis manos?

Todos dejaron de moverse y lo miraron en estado de shock.

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Todos se atragantaron con sus palabras, confundidos e incapaces de discernir lo que pretendía hacer.

–… Herrero, debes estar bromeando.

Ouka, con voz temblorosa, fue el único que adivinó el plan de Welf.

Welf miró fijamente a sus compañeros y habló.

–Hare un <Espada Mágica> aquí mismo.

El tiempo se detuvo.

–… ¿Qué?

–Estoy diciendo que forjare una nueva <Espada Mágica> aquí en esta habitación.

Welf contuvo sus emociones mientras respondía a la desconcertada Casandra.

Una <Espada Mágica> nacería allí en el Calabozo.

Allí, en ese crisol de monstruos que podrían atacar en cualquier momento, establecería una fragua y trabajaría el metal. Aunque su rostro goteaba sudor, sus ojos estaban despejados cuando anunció su intención.

–¡Eso es imposible!

Fue Lili quien destruyó explosivamente su idea.

–¡¡Deja de decir estupideces!! ¿¡Qué estás pensando!? ¡La idea misma—de forjar armas en un área tan peligrosa del Calabozo que ni siquiera es una Zona Segura es estúpida!

Mientras Aisha y los demás permanecían congelados en su lugar, Lili, quien conocía a Welf desde hacía mucho tiempo, analizó su idea.

–¿¡Dónde están tus herramientas!? ¿¡Tú horno!? ¿¡De dónde reunirás las materias primas que necesitas!?

Aunque Lili había decidido que su idea no era razonable, Welf le respondió en voz baja y tranquila.

–Hay un martillo entre las herramientas que traje para mantenimiento. También un horno. Y esta <Espada Mágica> proporcionará las llamas.


Lili se quedó sin palabras para responder. Busco en su mochila. Como Welf había dicho, todo estaba allí. Él mismo había reunido un conjunto completo de herramientas para su expedición. Era un taller de herrería móvil, y ya lo había usado para reparar sus herramientas y hacer la <Bufanda de Goliat>.

–Además, recogí algunos materiales hace un minuto.

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Daphne y los demás quedaron boquiabiertos mientras sostenía el trozo deforme de Adamantita, que brillaba en su mano.

–Escuchen, la única forma en que podemos salir de nuestra solución actual es con una <Espada Mágica>. ¡Si vamos a volar esos malditos monstruos y llegar al 27° Piso, nuestra única opción es confiar en el poder de la sangre Crosso…!

La angustia mental de Welf era clara cuando expuso sus pensamientos.

–Una vez que comience a trabajar, no podré luchar. Tendrán que protegerme hasta que la <Espada Mágica> esté lista… Les pido que pongan sus vidas en mis manos.

Una quietud antinatural descendió sobre la habitación, como si hubiera sido liberada del resto del mundo. Los fragmentos de cristal esparcidos por el suelo brillaban de azul. Lili, Chigusa, Daphne y Casandra estaban atónitas, con sus ojos inestables. Aisha y Ouka simplemente se quedaron allí con los labios apretados.

–Tú, <Ignis>… ¿Estás en tu sano juicio?

El primero en exprimir algunas palabras, con los ojos crispados, fue Boris. Nunca he conocido a un herrero tan loco como tú, parecía decir el lider de Rivira. Welf respondió su pregunta con un grito furioso.

–¿¡Qué importa si estoy loco!? ¡No tenemos otra opción! ¿¡Van a creer en mí o no!? ¡Respóndanme!

Welf miró a los Aventureros antes de finalmente descansar sus ojos en Aisha.

La Aventurera de Segunda Clase tenía el verdadero poder de tomar decisiones en el equipo.

Pasó un momento antes de que respondiera al Herrero parado frente a ella.

–… ¿Puedes hacerlo?

Eso fue todo lo que preguntó.

Antes de responder, Welf cerró los ojos y una vez más se volvió hacia su propio corazón.

Tienes un martillo

Tienes metal

La única pregunta es, ¿Se ha encendido tu fuego?

–¡Por supuesto que puedo!

Estaba ardiendo.

La llama del corazón de Welf ardía más que nunca.

Abrió los ojos y gritó a todo pulmón.

–Mientras tengas un martillo, un metal y una buena llama, puedes forjar armas en cualquier lugar. ¡¡Eso es lo que significa ser un Herrero!!

La determinación y el compromiso en su voz hicieron temblar a su audiencia. Aisha ignoró a sus compañeros sin aliento y se echó a reír.

–¡Bien, entonces adelante!

Ouka, quien había estado callado hasta entonces, también se rió.

–¡Sí, forja algunas espadas!

Con eso, Lili miró hacia el techo, Daphne evitó un desmayo y Chigusa apretó las manos en señal de fe.

–Hijo de puta.

Dijo Boris, golpeando su puño sobre su rodilla mientras sonreía rencorosamente.

Para mostrar su respeto por la decisión de Welf, Casandra juntó su coraje y asintió con la cabeza.

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–Nuestras vidas—

Aceptación, renuncia, resolución.

Ouka habló por todos ellos, aunque las emociones que cada uno tenía eran diferentes.

— —están en tus manos.

Mientras sus compañeros Aventureros lo miraban con confianza, Welf les sonrió sin miedo.

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