Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 14

Capítulo 12: El Verdadero Laberinto, Hacer o Morir

Parte 3

 

 

Cuatro puentes conducían al Coliseo.

Comenzaban en las puertas norte, sur, este y oeste y se conectaban a la estructura central como una cruz perfecta. Cada puente estaba hecho de piedra blanca lechosa y medía unos seis metros de diámetro. No hacía falta decir que no había barandillas. Un paso en falso hundiría al desventurado Aventurero cincuenta metros en el suelo.





La muerte instantánea esperaba en las puntas de las innumerables lanzas de piedra.

–…

Con su cuerpo apretado contra el de Ryuu debajo de la <Túnica de Oveja Calavera> que los cubría de pies a cabeza, Bell avanzó por el puente con la respiración contenida.

La verdadera prueba comenzaría cuando llegaran al Coliseo donde los monstruos asechaban. Era imposible relajarse. En el instante en que esos monstruos sintieran a un invasor, Bell y Ryuu estarían acabados. Los infinitos recursos materiales del Calabozo los aplastarían. Por supuesto que estaban tensos. Mientras las lanzas de piedra que cubrían el piso de la habitación apuntaban hacia ellos, avanzaron lentamente.

Cuando miraron cuidadosamente el piso, pudieron distinguir innumerables formas retorciéndose entre las lanzas de piedra.

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Peludas. Como lagartijas, se aferraban a las rocas, moviéndose con un sonido deslizante. Eso descartaba la opción de bajar al piso y evitar el Coliseo por completo. Un infierno de veneno y llamas esperaba a cualquiera que intentara tal estrategia.

Bell se atraganto, habiendo visto desafortunadamente varios esqueletos y armaduras perforadas por las lanzas de piedra debajo del puente.

En contraste con el Coliseo central, el puente de piedra estaba en silencio. Pero esa quietud era una amenaza mortal para Bell y Ryuu.

Si eran descubiertos, su historia terminaría ahí. Cruzaron el retorcido puente de piedra con el mayor cuidado silenciando su respiración y sus pasos. Ryuu había perforado docenas de agujeros en la túnica con su aguja para que pudieran ver su camino a seguir, pero su visión estrecha tensó aún más sus nervios. Sentían como si sus propias vidas estuvieran en manos de este viaje sin fin a paso de tortuga.

Ryuu podía escuchar la respiración irregular de Bell.

Bell podía sentir el cálido aliento de Ryuu acariciando su cuello.

De repente, un puñado de pequeñas piedras cayeron del puente con un estrepito. Eran fragmentos que se habían erosionado de forma natural de la estructura.

Bell y Ryuu se congelaron, conteniendo la respiración.

El ruido no pareció molestar a los Peludas.

Estaban bien.

Si hubieran sido vistos, los monstruos habrían roto instantáneamente el silencio con feroces rugidos anunciando la muerte del par.

Entonces estaban bien.

Todavía estaban bien.

Sus vidas aún no habían terminado.

Bell envió ese mensaje desesperado a sus pies congelados y una vez más comenzó a avanzar.

–Eso es… el Coliseo.

Habiéndose acercado al final del puente aparentemente interminable, Bell tragó saliva al ver la estructura de piedra blanca que se alzaba ante él. La pura estructura era abrumadoramente majestuosa e impresionante. El círculo perfectamente uniforme tenía un diámetro similar al de Babel.

–… Vamos.

–… Okay.

A instancias de Ryuu, cruzaron el tramo restante del puente.

Entraron ahora en el borde exterior del Coliseo, que conectaba con los puentes. Solo entonces Bell pudo ver la estructura interna del Coliseo, que había estado oculto a su vista antes.

Al igual que el Anfiteatro, el interior tenía la forma de un cono invertido. Había seis enormes placas dispuestas como escalones, y en el fondo, un campo redondo. En términos del Anfiteatro, la primera equivalía a los asientos de espectadores y la segunda a la arena donde tenían lugar las batallas. El campo estaba al mismo nivel que las lanzas de piedra fuera del Coliseo.

–… ¡…!

Cuando Bell vio la estructura del Coliseo, notó algo más. Lo que vio debajo de él dejo en claro el verdadero significado del nombre de la estructura.

“ “ “ “ “¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!” “ “ “ “

— —————¡…!

El Coliseo estaba lleno de una cantidad nauseabunda de monstruos. Pero no fue este caldero de monstruos de pesadilla lo que sacudió a Bell hasta el núcleo.

Los monstruos se estaban matando entre ellos.

Sin un momento de descanso, rugían de indignación y se desgarraban sin piedad el uno al otro.

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–… He escuchado que, aparte de los momentos en que alguien invade su territorio, los monstruos en esta área están constantemente en guerra entre ellos.

El horrorizado susurro de Ryuu entró en uno de los oídos de Bell y salió por el otro.

Además de la arena en la parte inferior, las placas de arriba también estaban repletas de innumerables monstruos que se enfrentaban en una feroz batalla. Cerca de Bell y Ryuu en la quinta placa, una manada de Hombres Lagarto de Élite luchaba contra una horda de Spartois. Los guerreros esqueleto tenían la ventaja sobre los guerreros lagarto.

En una diagonal más allá de ellos, un Barbarian rugía mientras aplastaba la cabeza de un Loup Garou. Una fuente de sangre salpicó al agresor haciendo que sus pelos se pusieran de punta. Bell pudo ver de un vistazo que el enorme y poderoso monstruo era una especie mejorada. Pero incluso ese monstruo de gran tamaño no fue rival para el rebaño de Ovejas Calavera que lo atacó por detrás. Gritó en agonía mientras lo destrozaban.

En el segundo en que cayeron los monstruos, aparecieron grietas en varios lugares del Coliseo.

Un variado surtido de monstruos se generaba constantemente desde los pisos de las placas y paredes que rodean la arena. Quizás la mejor frase para el ciclo de muerte y nacimiento fue “una reposición interminable”.

Todo ante los ojos de Bell hablaba de la singularidad de esta área—del peligro y la herejía del Coliseo.

–…

Bell se cubrió la boca con la mano.

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Le tomó toda su fuerza luchar contra la inquietud.

Esta repetición interminable de la vida y la muerte.

Ahora más que nunca, Bell sintió el misterio del Calabozo.

O tal vez acababa de recordarlo—del horrible poder de lo sobrenatural que desafiaba la comprensión y la imaginación humanas.

–Vamos… no tenemos tiempo para quedarnos aturdidos.

–… Okay.

En el instante en que esa fiebre de sed de sangre arremolinándose se dirigiera hacia ellos, la muerte sería segura. La escena ante ellos era suficiente para dejarlo claro. Bell asintió débilmente en respuesta a las palabras susurradas de Ryuu.

Despegando de alguna manera sus ojos de la inquietante escena, ambos comenzaron a avanzar. Estaban en el extremo más septentrional del Coliseo, donde se conectaba con el puente norte. Esa era la sexta placa, la más alta y más externa de todas. Desde ahí tenían que llegar al borde sur del Coliseo en el lado opuesto. Cortar en línea recta sería más rápido, pero descender al campo de batalla de la arena sería suicida. En cambio, planearon bordear la sexta placa.

A su derecha, en el lado noroeste del Coliseo, estaban las columnas deformadas que Ryuu había mencionado. Parecían un bosque de enormes lanzas de piedra. La sexta placa, que formaba el borde exterior de la estructura en otros lugares, faltaba en ese lugar. Las tres placas inferiores estaban allí, pero si descendían tan lejos, los monstruos probablemente las detectarían sin importar cuán silenciosos fueran sus movimientos. Todo terminaría si el borde de la túnica se volara después de una batalla.

Eso significaba que tenían que ir al este alrededor de la sexta placa, o hacia la izquierda de donde se encontraba.

¡Los monstruos están tan cerca…! ¡Es como si estuvieran rugiendo en nuestros oídos!

La agravante tensión estaba viva y bien dentro de Bell. Cuanto más se acercaban a los monstruos, más fuerte sentía que estaba parado en la frontera entre la vida y la muerte. Cada vez que un monstruo pasaba por la quinta placa adyacente, Bell y Ryuu se congelaban.

Pero afortunadamente—si esa era la palabra correcta—el Coliseo emitía un olor horrible.

Los cadáveres generados por la interminable lucha interna quedaban donde caían. Incluso si sus Piedras Mágicas se hubieran ido, trozos de su carne—Botín—quedaban, impregnando todo el espacio con un olor abrumador. No había forma de que los monstruos vivos pudieran captar el aroma de Bell y Ryuu. Por otro lado, ellos mismos luchaban por no vomitar.

Parte de este olor debe provenir de los cadáveres de Aventureros olvidados.

Si los monstruos nos descubren, ¿Nos convertiremos en otra mancha de sangre en la pared?

Bell obligó a su mente a alejarse de las persistentes preguntas que seguían surgiendo. Tenía que concentrarse en mantenerse vivo a sí mismo y a Ryuu.

Los constantes rugidos de los monstruos reverberaron a través de la túnica rota.

… ¿Por qué… el Calabozo creó un lugar como este…?

Mientras avanzaban silenciosamente en secreto, la pregunta surgió en la mente de Bell.

Según los registros del Gremio, el Coliseo había aparecido repentinamente hace unos treinta años. Su existencia se hizo conocida cuando los Aventureros informaron que lo que originalmente no había sido más que una habitación muy grande con múltiples capas de lecho de roca había cambiado a su forma única actual.

El Cáliz sin Fondo. Guerra sin fin. El Samsara de los Monstruos, donde los comienzos y los finales compartían un único punto de origen.

¿Era uno de los trucos del Calabozo, destinado a atraer a los Aventureros invasores y matarlos?

¿O era un escenario creado para que los monstruos pudieran matarse unos a otros?

O tal vez era producto del azar sin un significado más profundo detrás de él.

La extensa oscuridad no le dio respuestas a Bell.

Un rugido resonó en sus oídos, como si dijera que las preguntas de un simple Aventurero no merecían respuesta.


–El puente del este…

Finalmente llegaron al primer puente a su izquierda.

Su estructura era la misma que el puente norte que habían cruzado, continuando hacia la pared de la habitación.

–Ryuu-san… si cruzáramos ese puente y dejáramos el Coliseo por el lado izquierdo, ¿Terminaríamos en la ruta principal? Si es así, tal vez no tengamos que ir hasta el lado sur…

–Desafortunadamente, no se puede llegar a la ruta principal desde la puerta este. Las puertas sur y oeste se conectan al laberinto mientras bordean el Coliseo… pero nuestra única opción en este momento es la ruta sur.

Bell había cedido ante la tensión y expresó sus ilusiones, solo para ser negado categóricamente por Ryuu. Estaba irritado por el hecho de que podrían haber usado la puerta oeste si las enormes columnas en el lado noroeste no estuvieran en su camino.

Aun así, habían llegado a la mitad.

Si pudieran atravesar el borde exterior en forma de abanico que se extendía desde el puente este hasta el puente sur, alcanzarían su objetivo.

Pero justo cuando ese pensamiento cruzó por la mente de Bell, retrocedió en estado de shock.

–… ¡¡…!!

Dos Loup Garou saltaron a la sexta placa cerca de Bell y Ryuu.

Estaban a menos de diez metros de distancia. Bell se agachó y contuvo el aliento. Su corazón latía tan fuerte como un tambor.

Uuu…

Los monstruos lobo escanearon sus alrededores.

Bajando sus caras al suelo, torcieron el cuello varias veces y resoplaron.

Parecían haber detectado un olor. Impulsado por el pánico, la temperatura corporal de Bell se disparó. Podía sentir a Ryuu haciendo una mueca a su lado.

¡Váyanse, váyanse, váyanse…!

Debajo de la túnica que se derritió en la profunda oscuridad, rogaron, suplicaron y oraron en silencio.

Y entonces.

Los ojos de un monstruo se encontraron con los ojos que se asomaban por la túnica.

——

Justo cuando el corazón de Bell parecía que estaba a punto de explotar—

… ¡GURUuu!

Los monstruos dieron media vuelta y se alejaron.

Pasaron cinco segundos, luego diez, y todavía no se habían dado la vuelta. No habían visto a través del avance secreto de Bell y Ryuu. Estaban a salvo.

Bell abruptamente liberó la tensión de su cuerpo.

La disminución repentina de los músculos tensos casi lo hizo suspirar en voz alta, pero afortunadamente Ryuu presionó su mano sobre su boca.

Superé eso…

Los latidos acelerados de su corazón volvieron a su ritmo normal. El alivio inundó su cuerpo.

¡¡GYAAAAAAAA…!!

En ese mismo instante, un monstruo chilló en una parte distante del Coliseo. Al momento siguiente se había convertido en un montón de cenizas, con su Piedra Mágica habiendo sido aplastada.

No hacía falta decir que esto llevó a una nueva vida a engendrar en su lugar.

El grito de nacimiento vino directamente debajo de ambos Aventureros.

— —

— —

Una densa red de grietas dividió el piso justo debajo de los pies de Bell.

El tiempo se detuvo.

Ryuu se congeló.

Ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar antes de que un brazo de hueso blanco se extendiera desde la placa rota.

¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOO!!

Cinco dedos huesudos agarraron la pierna de Bell.

El guerrero esqueleto que surgió del suelo era un Spartoi.

Con su mano todavía sujetando el tobillo de Bell, lo levantó en el aire. La túnica de camuflaje cayó al suelo.

Cada ojo en el Coliseo, cada gota de sed de sangre de los monstruos, se centró en los dos Aventureros expuestos.


— —¡UAAAAAAAAAAAAAA!

Dejando escapar un rugido que pudo haber sido más terror que grito de guerra, Bell cortó la mano de hueso envuelta alrededor de su tobillo con la <Daga Hestia>.

Cuando se estrelló contra el suelo, Ryuu se arrojó contra el Spartoi impactándolo con su hombro, empujándolo fuera del Coliseo. Su aullido fue seguido por el sonido de algo rompiéndose.

Pero fue demasiado tarde.

“ “ “ “ “ “¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!” ” ” ” ” ”

Con un coro de gritos de guerra tan violentos que sacudieron toda la habitación, los monstruos se lanzaron hacia Bell y Ryuu.

–¡¡CORRE!!

En el instante en que Bell escuchó el grito descuidado de Ryuu, sus piernas ya estaban en movimiento. Tirando de Ryuu de la mano, arrojó cada gota de energía que tenía en su escapada.

–*¡Huff, puff, huff!*

Su respiración era irregular, no por correr sino por el peor de los casos que les había sucedido.

Agarrando la mano de Ryuu como si nunca fuera a dejarla ir, se lanzó a través del abanico del sudeste del Coliseo, el único camino que quedaba abierto para ellos.

Los interminables rugidos de los monstruos, su enemistad infinita y su sed de sangre seguían de cerca los talones de ambos Aventureros.

Incapaz de resistir el impulso de mirar hacia atrás, Bell giro la cabeza solo para hacer una mueca convulsiva ante lo que vio.

Las siluetas de innumerables monstruos retorciéndose bajo la fosforescencia parecían un enorme cometa negro cayendo sobre ellos.

Literalmente, cada monstruo en el Coliseo tenía la vista puesta en Bell y Ryuu.

Un ejército de monstruos se abalanzaba sobre los Aventureros. Si ese fangoso torrente los envolviera, no quedaría ni un hueso para dar testimonio de su muerte.

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¡GAAAAAAAAA!

¡OOOOOOOOU!

Los monstruos que habían estado en la cuarta y quinta placas saltaron o escalaron las paredes, emergiendo en la sexta placa.

Un bosque de monstruos les bloqueó el camino.

En grupos de dos y tres, se reunieron ante los Aventureros.

–¡FUERA DE MI CAMINOOOOOOO!

El grito de Bell sonó tanto como una súplica como un grito.

<Hakugen> se hundió en el pecho de un Hombres Lagarto de Élite que había oscilado su espada de piedra hacia él. Antes de que la ceniza se asentara siquiera, la <Bufanda de Goliat> envuelta alrededor del brazo izquierdo de Bell estaba barriendo a los tres Loup Garou que saltaron hacia ellos. Su imprudente puño se estrelló contra ellos como un enorme martillo, aplastando sus colmillos y garras y enviándolos a volar hacia atrás.

Sin embargo, tan pronto como se fueron, un grupo de Spartoi se precipitó hacia Bell y Ryuu como para burlarse de sus esfuerzos

–… ¡…!

–¡¡No luches contra ellos completamente!! ¡Simplemente despeja el camino a seguir!

Cuando un trozo de carne de Bell fue arrancado y él tropezó hacia atrás, Ryuu le gritó desesperadamente. Inclinándose hacia adelante como una especie de bestia, desenvainó su espada. Protegiendo su pierna herida, se lanzó casi completamente al suelo mientras cortaba las espinillas de los Spartois.

Tres de los monstruos se derrumbaron uno encima del otro. Con los ojos muy abiertos, Bell agarró la mano que Ryuu había extendido en el momento justo y la atrajo hacia su pecho antes de lanzarse hacia adelante.

Sin volver a mirar el cráneo del Spartoi que había aplastado debajo de su bota, Bell empujó su mano izquierda hacia la pared de monstruos que bloqueaban su camino.

–<¡¡Firebolt!!>

Usando toda la Mente que había almacenado, disparó cuatro disparos consecutivos de su Magia de Lanzamiento Rápido a la línea de enemigos. A medida que el frente que avanzaba cedía terreno, él y Ryuu atacaron con poca preocupación por las secuelas de los rayos de llamas que había desatado.

Apretujándose entre la horda de monstruos, se abrieron paso. Las garras y el <Arsenal del Calabozo> de los monstruos que se retorcían los golpeaban imprudentemente, rasgando y arrancando su piel.

Pasando junto a innumerables aullidos enojados, emergieron al otro lado de ese bosque de monstruos. Se defendieron del constante aluvión de ataques de la horda dispersa con patadas o golpes de la espada del Aventurero muerto, enviando a sus atacantes a volar fuera del Coliseo.

En el instante en que Ryuu sintió que la horda de enemigos que perseguía estaba a punto de alcanzarlos, gritó.

–¡Cranel-san!

–¡¡…!!

Arrojó un objeto rojo brillante detrás de ella.

Era un de sus preciosos <Kaenseki>. Cuando la bomba trazo un arco a traves del aire, Bell miró hacia atrás, apuntó y disparó.

El rayo de fuego alcanzó su objetivo, desencadenando una explosión masiva.

“ “ “ “ “ “¿¡~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~AAA!?” ” ” ” ” ”

Pétalos de furiosas llamas envolvieron no solo a los monstruos, sino también el borde exterior del Coliseo, enviando multitudes de monstruos al suelo de abajo. Cuando la placa detrás de ellos se derrumbó con el rugido atronador de una avalancha, Bell y Ryuu volvieron a mirar a los monstruos prácticamente pisándole los talones. Pero…

¡AAAAAAAAAAAAAAAA!

Cada vez que mataban a un monstruo, un nuevo grito de nacimiento sonaba.

Ahí estaba el verdadero poder del Coliseo que incluso los Aventureros de Primera Clase temían. Un flujo interminable de monstruos. Grietas cubrieron el suelo ante Bell y Ryuu como telarañas, enviando nuevos enemigos en el instante en que los Aventureros pensaron que habían escapado por poco.

Destruir al enemigo no tenía sentido.

Las hordas perseguidoras no tenían fin.

—Es imposible.

Incluso mientras Bell paraba a los monstruos que saltaron desde la quinta placa y se lanzaron directamente a su lado, la razón fría y dura susurró la verdad en un rincón de su mente. Sangre fría fluyó hacia su cerebro sobrecalentado, llevando sus pensamientos cubiertos de cenizas a su conclusión jadeante.

Ryuu, con su mano todavía sujetando la de Bell, no podía correr a toda velocidad.

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Si Bell intentara cargarla, serían alcanzados.

Incluso si lograban escapar a través del puente y abandonar la habitación, los monstruos del Coliseo podrían seguirlos, y eso significaría la muerte. El desfile infinito los perseguiría hasta dar el golpe final.

Era imposible. Ese era el final. Ryuu lo había dicho ella misma—si los descubrían, todo había terminado.

No tenía sentido huir.

No había escapatoria—

— —¡Aún no!

Bell gritó como si hiciera a un lado la voz de su débil corazón.

Lo que tenía que hacer era poner todo lo que tenía en huir.

Una vez que cruzaran el puente sur, podría usar su Magia para destruirlo.

Había infinitas formas de evadir la persecución. Sin importar cuán imposibles parecieran, él las haría realidad. Sin importar lo absurdo que fuera, sin importar si fueran castillos en el aire, sin importar si fueran egotismo infantil. Porque si no lo hiciera, sus vidas terminarían.

–¡Aun no, aun no!

Gritando, soltó la mano de Ryuu y balanceó su espada salvajemente hacia el Barbarian que les impedía avanzar. La espada serpenteó entre el brazo y el cuerpo del monstruo y cortó una pierna. Alejando el cuerpo del gigante chillando con su mano izquierda, procedió a destrozar a los Soldados de Obsidiana detrás del Barbarian.

Ryuu hizo una mueca mientras veía a Bell luchar tan ferozmente.

A diferencia de los ojos rojo rubí que buscaban desesperadamente el futuro, sus propios ojos azul cielo se esforzaban por ver la realidad. Al negarse a alejarse de la crueldad del mundo, se preparó para tomar una decisión a sangre fría.

Inadvertido para los oídos del chico, la balanza comenzó a crujir.

–*¡Huff, puff…!* ¡¡El puente sur…!!

Bell y Ryuu finalmente llegaron al extremo sur del Coliseo, sufriendo muchas heridas y pagando tanto en fuerza física y mental.

Bell quería desesperadamente encontrar esperanza en el puente que se extendía directamente frente a él, pero—

“ “ “ “ “ “¡OOOOOOO—!” ” ” ” ” ”

–… ¿¡…!? ¿¡Vienen monstruos desde fuera del Coliseo!?

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Quizás habiendo escuchado la conmoción en el interior, apareció una horda en la puerta que conducía a la ruta principal.

–¡No puede ser…!

Estaban atrapados en un ataque de pinzas

Un grupo de enemigos ya comenzaba a precipitarse por el puente hacia ellos mientras interminables hordas los perseguían por detrás. Era obvio que si intentaban cruzar el puente serían aplastados entre las dos oleadas de enemigos. Incluso si Bell comenzaba a cargar ahora y lanzó un rayo de fuego en la horda frente a ellos, había demasiados para eliminarlos a todos.

Antes de que cruzaran el puente—antes de que Bell tuviera la oportunidad de destruirlo—serían tragados por ambos lados.

Por supuesto, quedar atrapado en un ataque de pinzas en un puente sin ruta de escape significaba una muerte segura.

El rostro de Bell ardía de pánico.

–…

Por eso no se dio cuenta.

Directamente detrás de él, la mirada de Ryuu se había vuelto repentinamente distante.

La balanza se inclinaba lentamente.

— —¡Cranel-san! ¡Hacia el puente!

–¿¡Qué!?

–¡Destruye al enemigo que tenemos delante! ¡Usaré mi Magia para encargarme de los que están a nuestras espaldas!

De repente, Ryuu gritó órdenes en rápida sucesión. Bell no podía creer lo que escuchaba.

Era cierto que, si quedaban atrapados entre dos hordas, su única opción era lidiar con ambos. Pero en este caso, Ryuu estaba en la parte trasera. Si uno de ellos iba a enfrentarse a infinitos enemigos, debería ser Bell, quien aún podía moverse con normalidad. Tendría una mejor oportunidad de sobrevivir. Estaba a punto de protestar cuando—

–<Cielo distante por encima del bosque. Estrellas sin límites fijadas en una noche eterna.>

El Canto de Ryuu lo interrumpió. Había dejado de moverse y estaba completamente concentrada en su <Canto Acelerado>. No podía detenerla ahora, pero la pérdida de tiempo podría ser letal.

En este punto, la única opción de Bell era enfrentarse al enemigo delante de él.

–¡Maldición…! ¡Volveré pronto!

Miró a Ryuu, quien estaba de espaldas a él, y la avalancha de monstruos que se acercaban a ellos antes de entrar en el puente sur. Dejando a Ryuu en el punto donde el puente conectaba con el Coliseo, se enfrentó contra la horda de monstruos que se precipitaban hacia él.

–¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Con todas sus fuerzas, comenzó a matarlos uno por uno.

Como Ryuu le había enseñado, lanzó golpes letales directamente a sus Piedras Mágicas y los pateó fuera del puente de piedra. No dudó en usar la Magia también, arrasando salvajemente contra sus enemigos.

–<Escucha mi débil voz, y otorga la protección de la luz estelar. Otorga la luz de la piedad sobre los que te han abandonado…>

Desde atrás, podía escuchar a Ryuu cantando rápidamente. Su canción era tan rápida como el viento, su melodía no prestaba atención a las amenazas a su alrededor.

–<Ven, viento de los vientos, errante viajero de las edades. A través de los cielos, a través de los campos, más rápido que cualquier, más lejos que todos.>

El puente se sacudió bajo los pies de Bell cuando un rugido atronador asaltó sus oídos.

Ryuu debió haber aprovechado el aliento ardiente de un Peluda para encender el último <Kaenseki> y repeler la avalancha de monstruos que avanzaba. Eso, o tal vez se estaba escondiendo dentro del humo de la explosión para escapar de la captura. De cualquier manera, el movimiento fue ingenioso.

Cuenta con Ryuu para hacer algo así. Cuenta con <Tempestad>.

Siempre se las arregló para escapar de las fauces de la muerte con estrategias probadas en batalla que Bell nunca pensaría. Mientras confiara en ella, sería capaz de superar cualquier cosa. Incluso podría escapar de los Pisos Profundos.

Si tan solo confiara en ella.

–<¡Luz de polvo de estrellas, desgarra a mi enemigo en pedazos!>

Esa era la última línea de su Canto, la que anunciaba que su Magia estaba completa.

Todavía había muchos monstruos en el puente. Bell aún no había despejado el camino, pero si no volviera ahora para cargar a Ryuu, no llegaría a tiempo.

Apretó los dientes y se preparó para retirarse del punto medio del puente.

Volvió a mirar hacia el Coliseo.

— —

Sus ojos se encontraron con un par de ojos azul cielo, y su mente se detuvo.

Vio a Ryuu mirando hacia él y el tiempo se congeló.

Ryuu no estaba luchando hábilmente.

Estaba usando solo el mínimo de ataques y defensa. Estaba cubierta de heridas.

Estaba de espaldas a un monstruo contra el que debería haber estado luchando.

Por alguna razón, estaba apuntando su Magia a la base del puente.

Como un ave despojada de sus alas, la maltratada Elfa le sonrió a Bell.

—¿¡Que está haciendo!?

Antes de que el grito pudiera brotar de la garganta de Bell, Ryuu completó su Magia con la voz más hermosa que había escuchado.

–<Viento Luminoso.>

Un orbe de luz envuelto en viento apareció en su espalda y alzó el vuelo.

El primer orbe de luz cayó sobre la armadura de Bell, donde permaneció clavado en el suelo, como para levantarlo desde abajo. Antes de gemir por la sorpresa, sintió el viento envolviendo su cuerpo. El viento que envolvía el orbe de luz levantó sus pies del puente y lo levantó en el aire. Cuando los monstruos estiraron sus cuellos hacia él, fue llevado hacia atrás en un arco más allá del final del puente.

Es decir, fue sacado del Coliseo.

— —

El siguiente lugar donde cayó la Magia de polvo de estrellas fue el puente.

Los orbes de luz restantes estallaron en una cadena de explosiones que destruyeron el puente en una nube de polvo. Los monstruos que habían estado sobre él cayeron en picado al suelo rocoso.

Mientras bailaba a través del aire, Bell lo vio todo.

Con los ojos muy abiertos, extendió su mano derecha a pesar de que no podía alcanzarla.

No podía alcanzar a la Elfa que, tras derribar el puente de la esperanza, permaneció sola en el acantilado de la desesperación.

— —¡Ryuu-san!

En el instante en que su espalda golpeó el suelo, el flujo congelado del tiempo se hizo añicos.

Mandado a volar hacia el pasillo fuera del Coliseo, Bell llamó el nombre de Ryuu. La llamó una y otra vez, incluso mientras presionaba sus manos contra su pecho para calmar su tos violenta.

A lo lejos, pudo ver a Ryuu sonriendo con la misma sonrisa.

¿¡Por qué!? ¿¡Por qué lo hiciste!?

Mientras emociones violentas y la tristeza latían sin palabras en su corazón, Ryuu separó los labios.

–Es como debería ser…

Su voz no lo alcanzó, pero sus labios deletreaban las palabras.

Aunque no quería, Bell lo entendió.

Ryuu había tomado una decisión.

A diferencia de él, que había tratado de escapar de las fauces de la muerte sin una estrategia viable, ella había evaluado la situación con frialdad.

Sabía que sin importar cuán ferozmente lucharan, morirían juntos, asi que tiró su vida.

Lo tiró para que Bell pudiera vivir.

–¡¡No, no!!

Bell gimió como un niño hacia Ryuu, quien lo había soltado.

Gritó hacia la Elfa que lo había protegido como una madre o una hermana.

Pero sin importar cuanto gimiera y llorara, no había puente que lo llevara a ella.

Sin importar cuán lejos corriera antes de saltar, nunca podría volar a través del abismo que los separaba.

El río de oscuridad entre ellos lo condenaba a la desesperación y a la separación eterna.

–Continua…

Al final, escuchó esas palabras.

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¿Continua? ¿Con vida? ¿Con su viaje?

Sus ojos azul cielo lo miraron hasta el final, suplicándole que viviera.

En ese momento, un monstruo cayó sobre ella por detrás, y desapareció más allá del humo elevándose.

— —¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Con un gemido que pareció atravesar su corazón, Bell se apartó del Coliseo y comenzó a correr.

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