Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 15

Capítulo 7: Los Aterradores Filoriales

Di un vistazo alrededor de la aldea. Bien. Motoyasu aún no había llegado. No sabía cuándo iba a ser eso, pero pensé que sería mejor apartar una instalación separada para su uso.

Motoyasu había hablado acerca de algunos preparativos de algún tipo. Todavía me estaba preguntando qué podría significar.

“Haaaaaah… Estoy agotada,” bostezó Raphtalia.

“Tú lo has dicho,” estuve de acuerdo. “Después de todo eso, casi es la hora de que amanezca.” Luego de llegar a la aldea, la hebra de cabello de Filo comenzó a retorcerse.

“¿Si? Bien. Entiendo. ¡Maestro!” dijo Filo.

“¿Ahora qué?” Estaba demasiado cansado.

“Como una recompensa por esto, Fitoria me enseñó una magia llamada ‘Santuario’. Me permite crear una zona que es incómoda para los dragones,” reportó Filo.

“¿Y eso de qué nos serviría?” pregunté.

“Mmm… No estoy muy segura, pero ella dice que puede convertir su aldea en territorio filorial para que los monstruos no puedan atacarla,” explicó Filo.

“¿Rafu?” Tanto Raph-chan como Filo ladearon sus cabezas. Estábamos hablando de Fitoria, así que debía haber algo oculto.

“No gracias. Si estamos hablando de monstruos, esta aldea es territorio de Raph-chan,” respondí.

“Naofumi-sama, ¿me puede explicar eso?” Raphtalia, con la inconsciente Atla sobre su espalda, alzó esta pregunta con sus ojos entrecerrados y con una expresión preocupada.

“Suena a que los filoriales y los dragones están a punto de comenzar una lucha para decidir dentro de qué territorio está la aldea, así que lo estoy cortando de raíz. Si ellos van a ser un problema, Raph-chan puede tener el dominio para zanjarlo de una vez,” declaré.

“¡Rafu!” Raph-chan sonaba más que lista para asumir la responsabilidad. Raphtalia pareció estar completamente sin palabras por un momento, pero luego suspiró pesadamente.

“Supongo que usted y Raph-chan ya han creado la especie Raph, ¿no?” aceptó ella.

“Sí, supongo que sí,” estuve de acuerdo, algo complacido.

“Eso no es nada para presumir,” me cortó Raphtalia. “En fin, voy a dejar a Atla en su cama.”

“Está bien,” dije. Raphtalia, con Atla todavía en su espalda, se dirigió hacia la casa de Fohl y Atla.

“Primero lo primero, vamos a meter esta monstruosidad en el almacén de la aldea. Después haré que el viejo le dé un vistazo para intentar restaurarlo,” decidí. Todos nos subimos al carro.

“Estoy completamente agotada,” comentó Melty. De seguro se veía así. Yo mismo no aguantaría mucho más sin dormir.

“Rafu,” dijo Raph-chan.

“¿Esta es la clase de trabajo que hacen los filoriales y los héroes?” preguntó Ruft. Puse una mano a un costado de mi cabeza por un momento, pensando. Él no estaba equivocado, pero no estaba seguro de cómo responderle.

“E-en fin, Motoyasu pronto estará aquí, así que vamos a estar bastante ocupados. Necesitaremos preparar una casa para él, tal como Ren e Itsuki.” Cambié el tema de conversación. De seguro podía solucionar eso usando el escudo.

“¿¡Eh!?” Filo notó algo.

“¿Eh? ¿Filo!?” Melty apenas tuvo el tiempo de hablar, cuando Filo—quien había estado tirando del carro con Melty sobre su espalda—se alejó de él como un conejo aterrado y huyó.

“¿¡Hacia dónde vas, Filo!?” logró preguntar Melty.

“¡Maestro! ¡Lo dejo en sus manos!” gritó hacia atrás Filo y luego salió corriendo formando una nube de polvo. ¿Qué estaba pasando?

“Rafu.” Raph-chan tomó las riendas de inmediato, creció, y comenzó a jalar del carro en lugar de Filo. Pronto llegamos al almacén.

Ruft y yo nos bajamos del carro y observamos mientras Raph-chan lo entraba. Era temprano en la mañana y todos los demás de la aldea todavía estaban durmiendo.

Quizás Ren estaba despierto, balanceando su espada como parte de su entrenamiento matutino. Eso sería todo. En cualquier caso, era temprano en la mañana, solo con un par de personas despiertas… la hora en la que yo normalmente alimento a los monstruos y limpio el establo de monstruos.

“¡Hola, Naofumi!” Ren, en vez de realizar sus balanceos de entrenamiento matutinos, se acercó a mí.

“¿Qué pasa?” pregunté.

“No estoy seguro. Escuché a alguien hablando en el nuevo establo de monstruos que montaste. Iba a ir a revisar. Entonces te vi a ti, así que me preguntaba si tú sabías quién era,” explicó él.

“¿Hablando?” dije.

“Sí. No estoy muy seguro, pero sonaba como… ¿Motoyasu? ¿Lograste persuadirlo para que se nos una?” supuso Ren. No respondí de inmediato. Solo habían pasado un par de horas. ¿Realmente había terminado sus preparativos tan rápido y venido enseguida? ¿Acaso era posible?

Entonces Filo había huido con Melty debido a que sintió la presencia de Motoyasu. Eso parecía acertado. Bueno, si él estaba aquí, iba a tener que reprenderlo por dejar su horrible y mugriento carro botado.

“¿Qué deberíamos hacer?” Ren apuntó preocupado hacia el establo de monstruos, desde el cual podían ser escuchados sonidos diferentes a los de la especie Raph y los otros monstruos.

“Iré a revisar,” declaré.

“¿Va a estar usted bien?” preguntó Ruft, también preocupado. Él incluso agarró mi ropa que estaba entre la brecha de mi armadura.

“Debería estar bien,” dije. Ahora Motoyasu debería obedecerme. Necesitaba averiguar qué estaba haciendo en el establo de monstruos.

“Tengo miedo. Es como si hubiera algo aterrador ahí dentro,” dijo Ruft mientras nos acercábamos.

“Qué coincidencia. Pienso lo mismo,” respondí. Acercándome tímidamente, puse mis manos sobre las enormes puertas.

Definitivamente había una conmoción adentro.

Si recuerdo correctamente, solo había puesto a uno aquí—al subordinado de Filo. Había estado planeando incrementar ese número eventualmente. Aun así, ahora había demasiadas voces para solo las tres filoriales que habíamos visto junto a Motoyasu.

Intenté observar el interior a través de una de las ventanas, pero todavía estaba demasiado oscuro adentro.

¿Qué estaba pasando? Todo mi cuerpo había comenzado a sudar frío. Una parte primitiva de mí estaba diciendo que esta puerta no debería ser abierta.

Aunque patear este problema para más adelante no iba a resolverlo.

Reuní todo mi coraje y abrí la puerta.

“¿¡Qué demonios!?” El interior estaba completamente oscuro. No, no lo estaba. Era solo que había tantos filoriales que se veía de esa forma.

“¡Ah, la fragancia de los filoriales! ¡Déjame disfrutarla!” Justo en frente de mis ojos, Motoyasu estaba abrazando a un filorial y oliendo su plumaje. En frente de él había una auténtica horda de filoriales. Todos ellos se dieron la vuelta hacia el sonido provocado por nuestra entrada. De pronto sentí demasiados ojos sobre mí.

“¿Quién es ese?” preguntaron varias voces.

“Ah, debe ser ese ‘maestro’ del que Moto estaba hablando,” respondió alguien.

“Sí, apuesto a que lo es. Él nos está mirando raro, pero se ve amistoso,” comentó otro.

“Oh, apuesto a que si es él. El niño junto a él… también huele bien,” dijo una tercera voz.

“Lo sé, ¿verdad? Como, si solo mirarlo me llenara de energía. ¿Me pregunto si él querrá jugar con nosotros?” se preguntó una cuarta voz.

“¡Preferiría estar con él que con Motopy! Él me hace querer dar lo mejor de mí,” expresó un quinto. Esperen. ¿Motoyasu tenía más de tres? ¿¡Él había criado a todos estos filoriales!?

Comencé a sentir escalofríos por todo mi cuerpo.

¡Pero no había tiempo para eso!

“¡Waaaaaaaaah!”

“¡Maestro! ¡Juegue con nosotros!” Ellos hablaron casi al unísono. ¡Portazo! Cerré las puertas de golpe una vez más.

“¡Corre por tu vida!” le dije a Ruft.

“¡No hace falta decirlo!” asintió el niño rápidamente. Después, juntos, ambos gritamos como si nuestras gargantas estuvieran siendo desgarradas.

“¡Alguien! ¡Que alguien nos ayude!”

Algunos segundos después, las puertas se abrieron y la horda de filoriales arremetió directamente hacia nosotros. Había habido una facción de filoriales de la que incluso Fitoria había estado preocupada. Ella nos había advertido de antemano acerca de ellos. Quizás era mi culpa por no comprender que esto podría pasar. Aunque en serio, ¡ello pudo haberlo explicado mejor!

“¡Gaaaaaaah!” Algunos de los filoriales agarraron a Ruft, por lo que dejó salir un grito. Él probablemente estaba recordando la vez que yo lo había engañado para que pensara que Filo estaba a punto de comérselo. Ah, qué buenos tiempos.

“¿¡Q-qué está pasando!?” Ren claramente se había dado cuenta de la situación y dado un grito. ¡Slowpoke! Apresúrate y sálvanos, es lo que yo estaba pensando.

“¡Motoyasu! ¡Aaaah! ¿¡Qué demonios estás haciendo!? ¡Gaaah!” Mis propios gritos se escucharon. Los filoriales arremetiendo me aplastaron, y en ese momento fue cuando perdí la consciencia.

Después de eso, aparentemente, S’yne, Raph-chan, y toda la especie Raph escucharon la conmoción, comenzaron a luchar contra los filoriales, y tuvieron éxito en rescatarnos tanto a mí como al inconsciente Ruft.

***

Cuando desperté eventualmente, parecía ser que yo estaba aferrado a la grande Raph-chan, totalmente fuera de mí debido al trauma causado por el ataque filorial.

“Rafu.” Ese fue el sonido que me despertó, y miré hacia arriba para ver el esponjoso pelo de Raph-chan. Ella me estaba acariciando con una mirada gentil en sus ojos.

“Eh… ¿dónde estoy?” pregunté.

“En su habitación, Naofumi-sama,” respondió Raphtalia, mirando hacia mí con la preocupación evidente en sus ojos. Comprobé mis alrededores. Tal como yo, Ruft también estaba temblando mientras Raph-chan lo acariciaba.

Finalmente, había un regalo de parte de S’yne en la habitación—un gran peluche de Raph- chan.

“Mi memoria está un poco borrosa,” dije. Se sentía como si hubiera tenido una experiencia demasiado horrible como para recordarla.

“Me lo imagino. Después de lo que acabo de ver, no estoy sorprendida de que perdiera la consciencia. El resto de nosotros tuvo que observar a los filoriales y a la especie Raph luchar por ustedes dos. Claramente es mi culpa por apartarme de usted por un momento para ir a dejar a Atla a su cama,” se lamentó Raphtalia.

“Ah…. Fue aterrador. ¡Los filoriales son muy aterradores!” Ruft sonaba como si nunca fuera a ser capaz de recuperarse del trauma. Miré hacia él y sentí lo mismo.

“¿Por qué las cosas llegaron a esto? Naofumi-sama, ¿por qué el Héroe de la Lanza siempre le causa tantos problemas?” se preguntó Raphtalia.

“Me gustaría tener la respuesta a eso,” respondí.

“Él puede no tener ninguna mala intención en este momento, pero todo parece estar de cabeza,” continuó ella.

“Fue igual que antes. Motoyasu no pretende hacer daño. Entiendo eso, pero aun así…” Cuando Bruja lo engañó, su único error había sido confiar en ella. Él no tenía malas intenciones propias. Esta vez era exactamente igual.

“Aun así, en vista a lo que se viene en el futuro, necesitamos discutir algunas cosas con el Héroe de la Lanza,” concluyó Raphtalia.

“No es como si quisiera volver a acercarme a él,” terminé mi oración con un suspiro. Y con ese pensamiento, me di la vuelta y miré de nuevo a Raph-chan. ¡Ah, mi oasis sanador!

“¿Rafu?” ella me abrazó. Raphtalia incluso dejó de lado sus reprimendas normales luego de todo lo que yo había pasado. En cualquier caso, fue tallado nuevamente en mi alma lo aterradores que podían ser los filoriales.