Tate no Yuusha no Nariagari (NL)

Volumen 15

Capítulo 12: La Última Arma de las Siete Estrellas

 

 

“¿Qué están haciendo ahí formados tantos soldados?” pregunté. Mientras avanzábamos hacia el templo con el mural, noté una gran fila en frente de lo que parecía ser la puerta frontal. Era un edificio a poca distancia.

Incluso había comerciantes caminando a un lado de la línea y vendiendo sus bienes. Estaba impresionado de sus agallas. No perdían la oportunidad para una venta, incluso con la resurrección del Fénix a la vuelta de la esquina.





“También necesitaremos que le eche un vistazo a eso más tarde, Héroe,” dijo el erudito.

“Mmm.” Entonces no hacía faltar pedir los detalles ahora.

Lo importante en este momento era encontrar una forma de lidiar con el Fénix. Había buenas probabilidades de que algo que solo yo pudiera entender fuera a estar escrito en el mural. Después de todo, para las personas de este mundo, podría verse solo como un patrón llamativo, pero en nuestro mundo, podía ser un lenguaje.

Y así entramos al templo.

Como había esperado, había sido convertido en un destino turístico, debido a sus conexiones con el héroe legendario. Atravesamos el templo de piedra. Tenía una atmosfera bastante solemne. El sonido de nuestros pasos se escuchaba con fuerza.

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Entonces un sujeto con apariencia de sacerdote vino a recibirnos. Su ropa era muy parecida a la de un clérigo. ¿¡Por qué tenía esa mezcla de chino y occidente!?

Él iluminó el templo oscuro con una vela. Había estatuas del Fénix repartidas por el interior. Combinado con la oscuridad, honestamente me podía nervioso.

“¿Y bien? ¿Dónde está este mural dejado por el héroe?” pregunté.

Las paredes estaban cubiertas por lo que parecían ser dibujos estilo maya y otras cosas que se veían como texto, pero que no podía leer. Ninguno de los estilos era uniforme o incluso parecía tener sentido.

Realmente se estaba comenzando a sentir como que un guía turístico turbio nos había engañado para venir a algún lugar de segunda.

“Por aquí, por favor,” dijo el monje y nos llevó hacia un gran mural justo en el fondo del templo.

Aunque estaba tan oscuro que no podía verlo por completo.

“Está oscuro, ¿no creen? Resplandor Veloz.” La reina iluminó la oscura cámara con magia. Lo que apareció de las sombras fue en efecto un gran mural describiendo información acerca del Fénix. No estaba seguro de que el héroe realmente hubiera dejado esto, pero parecía comenzar con la imagen de una gran ave convirtiendo sus alrededores en un mar de llamas.

Así que sus ataques eran bombardeos causados por agitar sus alas y cortar con esas horribles garras.

El Fénix se veía como un ave basada en un pavo real, pero con escamas. Su cola y alas casi se veían acuáticas… Y tampoco era solo rojo… y entonces, cuando comencé a mirar su coloración, noté algo impactante—el mural en realidad mostraba a dos aves volando por los alrededores, una de cinco colores diferentes y después la otra mostrando los cinco colores opuestos.

Sin embargo, tal vez debido al paso del tiempo desde que fue creado, el mural también estaba en muy mal estado.

Aun así, mientras recopilaba la información, comencé a entender cómo podría atacar.

Para comenzar, uno de ellos usaba magia y aleteos para lanzar un bombardeo desde gran altitud, mientras el otro volaba a baja altitud mientras escupía fuego y atacaba con sus garras. Esa parecía ser la táctica básica.

Por supuesto, estaba sacando todo esto a partir de un dibujo que existía principalmente para contar una historia.

“Tal parece que será una batalla difícil,” dije. Las criaturas quemadas por sus llamas parecían estar arrastrándose por los alrededores como zombis en llamas. ¿En serio iba a ser así?

Sí, quizás sí. La Tortuga Espíritu había hecho algo similar.





Es más, las plumas que liberaban cuando agitaban sus alas parecían no solo atacar, sino que también convertirse en familiares. Se veía como una verdadera molestia lidiar con eso.

Sin embargo, cuando comparaba sus tamaños con las casas también descritas ahí, no se veían tan grandes como la Tortuga Espíritu. Aun así, era sorpresivamente grande. Cada uno quizás iba a ser un poco más grande de lo que el Gaelion padre había sido antes de su renacimiento.

Y había dos de ellos. Era más preciso decir “los Fénix”.

“Ren, ¿todo esto concuerda con los ataques del Fénix en ese juego?” pregunté.

“Sí, así es. Aunque no tenía ese aliento,” dijo él.

“También tiene ataques que yo no he visto antes. Tanto mandar a volar personas al agitar sus alas como invocar tornados son nuevos para mí,” agregó Itsuki.

“Padre, también hay uno que yo no he visto antes,” dijo Motoyasu. “Eso de invocar familiares.” Entonces había una gran diferencia entre el juego y esta realidad.

Aun así, y había pensado esto cada vez, era extraño cómo a Ren y los demás siempre parecían faltarles piezas claves de información casi intencionalmente. Con información incompleta, cualquiera podría malinterpretar esto. Si yo hubiera estado en la misma posición, bien podría haber cometido el mismo error con la Tortuga Espíritu.

El Fénix tenía un ataque especialmente sorprendente.

Había una imagen de un ave siendo derrotada y la otra hinchándose. Las imágenes continuaban para mostrar al ave hinchada explotando, carbonizando todo con una enorme explosión. Este ataque había causado que el héroe se retirara la primera vez que lo vio.

Toda la escena estaba ahí descrita en la pared.

Casi parecía que él lo derrotó con uno muriendo y el otro estallando. Pero cuando miré con más atención las imágenes, el que explotaba era mostrado dividiéndose en dos mientras lo hacía.

La imagen parecía sugerir que, si uno de ellos era derrotado, el otro se autodestruiría mientras regeneraba a dos nuevos.

Cuando luchamos contra la Tortuga Espíritu, Kyo había estado involucrado. Así que no habíamos sido capaz de derrotarle incluso cuando las condiciones correctas fueron cumplidas. Parecía ser que esta vez derrotar solo a una de ellas significaba que la otra ave lanzaría un poderoso contraataque y después también regeneraría a la derrotada.

Incluso había estrellas esparcidas alrededor del Fénix regenerado. Tal vez era un lenguaje visual de nuestro mundo para indicar que era nuevo.

Más allá de eso, la pared estaba agrietada, haciendo difícil verlo todo, pero era posible deducir que derrotar a ambos al mismo tiempo era la forma de terminar con la batalla.

“Tal parece que tenemos que derrotarlos a ambos al mismo tiempo. Si eso fracasa, el Fénix restante libera un poderoso ataque de autodestrucción y después regenera a las dos aves.” Lo describí para todos.

“Como pensé, es diferente al juego. En el juego ellos comparten VIT, y si uno es derrotado, el otro también cae,” recordó Ren.

“Un ataque de autodestrucción, y con una opción de regeneración. Eso suena desagradable.” Itsuki estaba carente de emociones como siempre, con su voz bastante monótona. Él sonaba como si careciera completamente de cualquier entusiasmo en su tono. Aunque lo que dijo sí sonaba como un serio análisis.

“Sin mencionar que,” continué su idea, “si uno siempre está en lo alto, los ataques probablemente golpearán más seguido al de abajo.” Eso sería realmente peligroso, tomando en cuenta todo el asunto de la regeneración.

“En ese caso, Itsuki y yo atacaremos al de gran altitud, mientras que Padre y Ren atacarán al de baja altitud. ¿Yo pregunto qué les parece?” sugirió Motoyasu. Itsuki y Motoyasu podían apuntar a objetivos distantes y yo me concentraba puramente en la defensa. Mientras tanto, Ren era un luchador de combate cercano, así que no era un mal plan.

“Creo que así terminará siendo. Tomando en cuenta sus armas, Itsuki y Rishia deberían atacar al de gran altitud, junto con Motoyasu,” dije.

“Bien,” respondió Itsuki.

“¿Qué hay del ejército de coalición?” preguntó la reina. Sería genial si pudiéramos derrotarlo solo usando a los héroes, pero eso no se veía muy probable.

Si el ejército de coalición iba a tomar parte, deberíamos usarlos. Eso básicamente solo significaba una cosa.

“Necesitamos a cualquiera que pueda atacar a larga distancia. Si es un arma, entonces supongo que tendrían que ser arcos. Y también cualquiera hábil con magia debería atacar al objetivo en altura. Todos los demás, que ataquen al de baja altitud. Reina, te dejaré a cargo de los planes y las formaciones para eso,” dije. Aun así, teníamos a los cuatro héroes tan optimizados como era posible. Realmente quería terminar esto tan fácil como fuera posible.

Si todavía había elementos desconocidos, por supuesto, podrían causar problemas. Aun así, ahora teníamos una buena idea de sus patrones de ataque y debería ser suficiente para formar un plan de acción apropiado.

Por supuesto, todos estos registros del pasado podrían no ser completamente precisos, así que también tendríamos que tener eso presente.

“Muy bien. ¿Qué deberíamos hacer con el entrenamiento?” preguntó la reina.

“Buena pregunta. Dejemos que nuestros activos que puedan volar hagan de las dos aves y armen la formación a partir de eso,” sugerí.

“Entendido. En ese caso, realizaremos inmediatamente una sesión de entrenamiento conjunta con el ejército de coalición para la batalla contra el Fénix. Espero que los héroes también participen,” dijo ella.

“Claro,” confirmó Ren.

“¡Yo digo que me lo dejen a mí!” dijo felizmente Motoyasu.

“Me esforzaré,” dijo Itsuki. Es decir, era por eso que estábamos aquí. El objetivo era mantener nuestras bajas tan cerca de cero como fuera posible.

Eso era lo más importante.


“Ahora bien, vamos a echar un vistazo al otro edificio que pasamos por el camino,” sugirió nuestro guía. Habiendo terminado de revisar el mural del Fénix, la reina y los líderes de esta nación dirigieron el camino hacia afuera.

“¿Qué es ese lugar?” pregunté.

“La última de las Armas de las Siete Estrellas descansa ahí. Actualmente no ha seleccionado a un dueño,” respondió alguien.

“Mmm.” Muy interesante. “¿Qué hay de esa gran fila?”

“Héroe, estoy seguro de que lo entenderá.” Eso puede haberse escuchado condescendiente, pero fue dicho con todo el debido respeto. Y él además tenía razón. Fácilmente podía adivinarlo.

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Había sido igual cuando Raphtalia fue escogida.

Las Armas de las Siete Estrellas eran equipos legendarios que las personas de este mundo también podían usar. Por supuesto, cualquiera invocado de otro mundo aparentemente también las podía usar. Las personas estaban haciendo fila para tratar de probar que ellos eran capaces de blandir el arma sellada y así convertirse en un Héroe de las Siete Estrellas.

Tenía que haber una forma de ganar dinero de una atracción tan popular.

Una pieza de plata por intento… Aunque en este mundo realmente adoraban el asunto de los héroes, así que eso podría hacer enojar a las personas.

Pasamos a un lado de la fila y entramos al edificio al que ellos estaban esperando ingresar.

El objeto que todos estaban esperando sostener estaba ahí en el centro del templo: una de las Armas de las Siete Estrellas incrustada en una placa de piedra en la pared.

El primer sujeto en la fila la tocó e intentó sacarla. Mucho forcejeo estuvo involucrado. Él era un soldado del ejército de coalición. Su rostro se puso rojo brillante debido al esfuerzo realizado.

“Eso es todo. El siguiente,” dijo un monje vigilando el procedimiento. Los hombros del retador extenuado se desplomaron, y se devolvió casi arrastrándose por donde vino.

¿Ser escogido realmente era algo para estar feliz?

Habiendo sido escogido como el Héroe del Escudo, yo conocía muy bien el dolor que tal destino podía causar. Quizás solo estaba siendo arrogante y egoísta, pensando que estos plebeyos eran los afortunados.

Mientras estos pensamientos cruzaban mi mente, observé el Arma de las Siete Estrellas.

Eran los guanteletes.

Basados solo en su apariencia, en realidad eran unos guanteletes bastante simples. Casi como guantes. Como el Escudo Pequeño, eran realmente simples. En el centro de cada uno, como era de esperarse, había unas gemas.

Las armas de los héroes generalmente tenían tales gemas. Parecían ser unos guanteletes bastante básicos.

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“¿Entonces esta es la última Arma de las Siete Estrellas?” pregunté.

“Eso es correcto,” confirmó nuestro guía. Por supuesto, el Héroe de las Siete Estrellas que selló al Fénix la última vez usó los guanteletes, así que tenía sentido que se encontraran aquí. Eso sugería que podría haber otra Arma de las Siete Estrellas en la ciudad donde la Tortuga Espíritu había sido sellada.

“Dime, reina. ¿Qué están haciendo aquí estos guanteletes? ¿Por qué Faubrey no hace algo con ellos?” le pregunté.

“Este país fue muy próspero en el pasado—de acuerdo a la leyenda del Héroe de los Guanteletes,” explicó ella.

“¿Qué hay de la Tortuga Espíritu?” pregunté.

“Esa fue sellada por un héroe de otro país,” respondió ella.

“Bien,” dije. Parecía ser que la leyenda del Fénix era relativamente nueva. En cualquier caso, ahondar en todo esto solo sería una molestia, así que decidí no darle importancia. “¿Y ahora están esperando aquí por un nuevo dueño?”

“Correcto. La mayoría de los visitantes de este país están aquí para ver los guanteletes y con algo de suerte quedarse con ellos,” me informó ella.

“Bueno, entonces…” Haría que mis esclavos también lo intentaran. Sería gracioso si Atla los obtenía. No podía negar que ella tenía el potencial para usarlos. Después pregunté, “¿por cuánto tiempo va a estar esta fila?”

“Durante el día, está aquí hasta que este lugar cierra sus puertas al público,” respondió alguien. Vaya. Bien, este lugar de seguro era popular.

“Es debido al tiempo en el que vivimos. Además, hay muchos aventureros que quieren probarse a sí mismos,” explicó la reina.


“Bien, sé que esto es pedir demasiado, pero ¿creen que esta noche podrían permitir que mis compañeros lo intenten?” me aventuré.

“Veré lo que puedo hacer. Por favor disfruten el poco tiempo libre hasta el ensayo de batalla.” Después ella se fue junto a sus asistentes de regreso hacia el castillo. Como resultado, esa noche mis esclavos tuvieron la oportunidad de obtener el arma. No hay dudas de que había valido la pena preguntar.

***

 

 

Traje a mis esclavos de la aldea conmigo al templo albergando a los Guanteletes de las Siete Estrellas.

“Vaya. ¿¡Estos son los Guanteletes de las Siete Estrellas?” Kiel miró hacia los guanteletes incrustados en la placa, sonando demasiado emocionada.

“Había una gran fila de personas durante el día,” comentó Raphtalia. Así que ella también la había visto. Por lo que parecía, el deseo de convertirse en un héroe era algo compartido en todos los mundos. Todos amaban las historias de una espada legendaria incrustada en una piedra y todo eso.

Por supuesto, yo también las amaba.

La misma Raphtalia de casualidad estuvo ahí en el momento justo y terminó convirtiéndose en la portadora de la katana de las armas vasallas. Así que nunca se sabe lo que puede pasar.

“Naofumi-sama, siento la misma clase de poder que proviene de su escudo.” Atla también estaba ahí, junto a Fohl, ambos mirando hacia el Arma de las Siete Estrellas.

Ellos eran los grandes candidatos. Estaba confiado en que tenían grandes posibilidades.

“Ya veo. Tal parece que son los reales,” comenté. Si esta solo era una escultura de piedra, muchas personas habían perdido su tiempo haciendo fila y luego desperdiciado su tiempo siendo rechazados al no ser elegidos.

Por supuesto, también podrían existir aquellos felices de que fuera falsa. ¡Por supuesto que lo era si no me había elegido! Simplemente dependía de la persona.

“En cualquier caso, ustedes lo intentarán ahora en la noche, cuando el lugar normalmente está cerrado. Todos tendrán su turno,” les dije. Mi declaración fue recibida con una aprobación general. Al menos estaban de ánimo.

Yo realmente no esperaba nada. Algunas de estas personas tenían probabilidades de ser escogidas.

“¿Qué hay de mí?” preguntó Filo.

“Si quieres luchar con guanteletes, puedes intentarlo,” le dije. Ella también luchaba en su forma humana y recientemente había comenzado a arrojar su morning star. Ella podía usar lo que tuviera a disposición.

Sin embargo, ella probablemente estaría mejor con las garras que con los guanteletes. Supuestamente las encontraríamos en Siltvelt, pero no había sido así.

“¡Lo intentaré!” dijo ella. Los demás esclavos comenzaron a formar una fila. Ren, Itsuki, y Rishia ya estaban descansando en sus alojamientos. Motoyasu estaba aquí, y por supuesto, debido a Filo.

“¡Vamos, formen una fila ordenada!” ordenó Sadina. Ella realmente era como una madre sustituta para los esclavos. Shildina también estaba ayudando. Al final, ellas terminaron como hermanas muy unidas.

Ambas luchaban con arpones. ¿Qué pasaría si los guanteletes las escogían? Podrían terminar como una especie de gladiador, pero no me convencía.

“¡Es mi turno!” avanzó Filo. Como había sospechado, los guanteletes no respondieron. Ella de todas formas se aferró a ellos con toda su fuerza.

“¡Gah! ¡No quieren salir!” se quejó ella. Tuve que detenerla después de que se transformó y comenzó a jalarlos con sus piernas. No queríamos que toda la pared se viniera abajo.

Por suerte, incluso eso no tuvo efecto.

“Considerando el peligro que enfrentamos ahora, ¿no han pensado en invocar a un héroe?” le pregunté a la reina, solo por curiosidad, pensando en por qué los guanteletes todavía no tenían un dueño. Ella antes me había dicho que los cuatro héroes habían sido invocados debido a la crisis que enfrentaba el mundo. Eso sugería que los Héroes de las Siete Estrellas también deberían ser escogidos.

En efecto, actualmente todas las armas tenían dueño, excepto los guanteletes. En ese caso, invocar a un héroe de otro mundo para usarlos podría ser una buena idea.

Por supuesto, no sería bueno si alguien como el sujeto del diario aparecía, pero también podría ser mucho peor que él. Alguien como Kyo del mundo de Kizuna podría aparecer. Por supuesto, él había nacido allá.

“Realizamos el ritual en numerosas ocasiones, pero no tuvimos resultados,” reveló la reina.

“Mmm.” Ya veo. Entonces era un Arma de las Siete Estrellas que aún no respondía a las invocaciones.

Pensándolo bien, estas armas tenían condiciones menos rigurosas que las cuatro armas sagradas. Las cuatro armas sagradas estaban restringidas a personas de otros mundos, mientras tanto las personas de este mundo como de otros mundos podían usar las Armas de las Siete Estrellas.

“Es una extensión de luchar a mano limpia, ¿cierto? Yo comencé derrotando monstruos solo con mis manos, así que lo entiendo un poco,” dije.

“Claro que lo hizo,” recordó Raphtalia. Eso había sido cuando apenas la había comprado como esclava, principalmente para aliviar el estrés.

“Los guanteletes son muy parecidos a su escudo, Iwatani-sama. Es un Arma de las Siete Estrellas que se enfoca principalmente en la defensa,” explicó la reina.

“Ya veo,” respondí. Dentro de mis propios escudos, había algunos pequeños como estos guanteletes. Quizás incluso había algo de superposición en las categorías. Eso podría ser útil. Una fortaleza de las armas superpuestas era compartirlas entre los aliados.

Por ejemplo, las katanas caían en la categoría de espada, así que era fácil para Ren y Raphtalia compartir armas.

“¿Qué hay de los Héroes de las Siete Estrellas? ¿Ya se contactaron?” pregunté.

“Estamos teniendo problemas para contactarnos con ellos. Faubrey los está buscando sin descanso, se lo aseguro,” me informó la reina.

“También podría haber algunos falsos, pretendiendo se héroes. Necesitamos ser cuidadosos con ellos,” advertí. Habíamos encontrado y lidiado con uno falso en Siltvelt. Yo creía que deberíamos reunirnos con ellos y hablar, pero también debía ser hecho con mucho cuidado.

Además, quería preguntarles acerca de qué clase de armas usaban y acerca de los métodos de incremento de poder.

Quizás si Basura finalmente confiesa tener el Bastón—muy improbable, considerando quién era él. Dependiendo de la situación, podría ser mejor buscar a un nuevo Héroe del Bastón.

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Meditaba estas cosas mientras observaba a los esclavos. Finalmente era el turno de Atla. Ella tocó los guanteletes e intentó sacarlos… pero no pasó nada en lo absoluto.


“No pude hacerlo,” dijo ella, dándose por vencida rápidamente y acercándose a mí. Ella pudo haberlo intentado un poco más. “Los revisé usando fuerza vital, y descubrí que no son compatibles conmigo,” reportó ella.

“¿Fuiste capaz de ver eso?” pregunté.

“Solo fue una sensación vaga,” confirmó ella.

“Vaya.” Estaba impresionado.

El siguiente era Fohl. Él tenía una mirada bastante determinada en su rostro.

“¿Oh? ¡Buena suerte, Onii-sama! ¡Estoy segura de que puedes hacerlo!” de pronto Atla lo animó.

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“¡Claro!” Con un grito, Fohl felizmente agarró el arma y la jaló con toda su fuerza.

“¿Por qué hiciste eso?” le pregunté a Atla. Es raro que ella le diga algo así a su hermano. Si hubiera una razón, yo quería escucharla.

“Sentí algo diferente en la fuerza vital a la vez que yo lo intenté. Por un momento estuve segura de que Onii-sama lo lograría… pero me ha decepcionado una vez más.”

“¿¡Atla!?” gritó Fohl con desesperación. Eso fue cruel. Animarlo solo para patearlo en el suelo una vez más. Oh, Fohl, tu hermana solo estaba jugando contigo.

Con estos pensamientos atravesando mi mente, observé silenciosamente al resto de ellos intentarlo, pero ninguno pudo lograrlo.

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